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Número 1 - Abril 2000
La función de los rituales en la infancia
Mirtha Benitez

 

Este trabajo se basa en una serie de consultas que he recibido, únicamente y que no son consultas de las más comunes, y cuando digo comunes no pierdo de vista la diferencia de cada una de ellas comporta. Bueno, pero la serie de la que hablo está en relación a padres que consultan por sus hijos, estos padecen de síntomas obsesivos, rituales mas específicamente, de los mas variados y coloridos, aunque la estructura lógica de ideas obsesivas se conserva en cada uno de los Ejemplos:

Tengo que hacer tal cosa porque sino... pasará otra cosa peor...

Martín

La cabeza me dice que tengo que hacer... sino, no me deja dormir.
Mariana Si no hago... cruzo la calle 10 veces en la misma cuadra, mi mamá se puede morir.
Mariela Si no me toco ahí... me va mal en la prueba y no voy a salir a pasear.
Martín Tengo 3 o 4 deberes a la noche, a veces 5 o 6 antes de dormir, si es que me equivoqué alguna vez pueden ser 10 las tareas, porque debo respetarlas hasta que me salga correctamente.

Acomodar los libros.

Decir palabras feas.

Cepillarme los dientes.

Arrodillarme y pararme saludando a no sé quién

Etc.

 

Todos ellos, cuando llegan a la consulta, están ofrecidos a estos sacrificios gran parte del día.

Mis preguntas empezaron a surgir: ¿Qué función tienen estas ideas, acciones obsesivas?, algunos de ellos, síntomas, alrededor de los cuales se organiza la vida de cada uno de estos sujetos y por lo tanto, que función tiene el síntoma obsesivo, el ritual de estructura subjetiva.

Para intentar alguna respuesta y ser fiel a la singularidad de cada caso, voy a ofrecer fragmentos de sesión de una de estas consultas, la de Martín. Y realizar cierto desarrollo del material para compartir con ustedes, y pensar algunas cuestiones.

 

Ana y Juan Consultan por su hijo Martín de 10 años.

Martín le pide hablar con una psicóloga porque no puede más. Ese mismo día Ana llama para una consulta.

En esta primer entrevista se la pregunta al padre, quien no había pronunciado palabra, ¿qué piensa de lo que le pasa a Martín?

Ana refiere que Juan no puede hablar con su hijo, no se acerca, no lo registra. Ella es siempre la que está cerca de él, tan cerca que cuando Martín tiene miedo se pasa a la cama de los padres y el padre se va a la cama de Martín. Aveces le roza el cuerpo a la madre y él mismo se retira rápidamente, reprochándose por esto.

Martín los lama Ana y Juan, no mamá y papá. Les pareció bien porque así tenía mas confianza, solo la abuela paterna una vez cuestionó esto. Siempre le habló la mamá, nunca necesitaron pegarle.

 

Primera Entrevista con Martín.

"Vengo por el problema que tengo yo, la cabeza me dice que tengo que tocar algo así(muestra la punta de una esquina del diván), que tengo que tocar diez veces el borde de la mesa o la puerta, si no, no me deja tranquilo, si no lo hago me sigue molestando". También comenta que para poder dormirse a veces tiene que leer determinada página de un libro tres veces, cuatro o cinco, si se equivoca en algo debe volver a hacerlo hasta que lo lea bien. Esto puede llevarle varias horas obtener el permiso para dormirse. Así pasa sus noches hasta las tres o cuatro de la madrugada en que su cabeza le permite dormir.

"Se sabe yo me estoy hablando a mí mismo. Me dan ganas de llorar si me sigue molestando. Aveces lo puedo dejar para la mañana, está en todos lados, no me deja tranquilo".

"Me jode esta hija de puta". A veces soy un poco sonámbulo, me despierto a cada momento. Como si me sintiera encerrado. Tengo miedo a quedarme dormido para siempre". "¿Que hago si me quedo dormido para siempre?".

"Le tengo miedo a la oscuridad, le tenía mucho mas antes". " Tengo miedo a que nunca se termine el sueño. En los sueños pienso que no se van a terminar nunca".

 

Otra entrevista.

"Mi mamá me dijo que te lo diga porque sino no me voy a curar. La cabeza me dice que la vea desnuda a mi mamá, que me la coja". (en la imaginación lo tiene que pensar , aclara). El trata de no pensarla desnuda y de no pensarla cogiéndosela, pero a veces no puede. Después de pensar se impone algún castigo hasta poder dormirse o ir a jugar. – Se mueve continuamente cuando comenta esto, se traba al hablar y se pone muy colorado – Tengo que decir palabras a veces, puta, mierda, culo, si no lo hago... no, no puedo no hacerlo".

Esto también le sucede en relación con otras mujeres que tiene que imaginárselas desnudas y que tiene que cogérselas.

Martín en el momento de la consulta, no tiene amigos, está todo el día absorbido por su síntoma, duerme poco, habla, solo, vive apresado en sus pensamientos.

Se agrava la situación cuando se queda solo con la madre y el padre al irse los amigos de los padres.

Que es un mimado de la madre.

Hasta aquí el material.

Consideraciones sobre el material.

Respecto de los rituales:

Martín tiene una mamá que dice: "siempre traté de hablarle, de explicarle todo, cuando lo veía preocupado le decía: estás preocupado, estás ansioso, estás nervioso, tratando de calmarlo le hablé siempre".

Una mamá que se anticipa a todo pedido de su hijo, se anticipa a toda demanda, ...ella por las dudas le habla...

Por otro lado dice: "lo tenía oculto, me lo dijo a escondidas, me llevó atrás de la puerta... Pareciera ser una escena erótica en donde se juegan, él "lo tenía oculto", él "atrás de la puerta", él "a escondidas".

Ella le habló todo el tiempo dándole sentido al malestar de su hijo, parece saber mas allá de lo que él mismo sabe de sí mismo, estás ansioso, estás nervioso, una madre que dice, una cabeza que dice...

Por eso a Martín no le queda otro recurso que decir... prefiero morirme si me sigue acosando, bueno, sí, le queda otro recurso: ofrecerla sacrificios, rituales para anteponerle un límite y que no lo siga acosando, respondiendo con síntomas obsesivos y ceremoniales. Esa es una salida alternativa: El síntoma. Freud dice que los ceremoniales son una acción de defensa o de aseguramiento como una medida protectora que implica la doble vertiente de castigo y cumplimiento de deseo.

Respecto del padre de Martín sabemos:

Freud dice en "ceremoniales obsesivos y prácticas religiosas":

El ceremonial neurótico consiste en pequeñas prácticas, agregados, restricciones, ordenamientos, para ciertas acciones de la vida cotidiana, se cumplen de manera idéntica o con variaciones que responden a leyes.

Cualquier desvío del ceremonial se castiga con una insoportable angustia que enseguida fuerza a reparar lo omitido. Puede describirse el ceremonial como serie de leyes no escritas.

Martín intenta arreglárselas solo en el punto donde estos mandatos a cumplir en sus rituales (como por ej.: tres veces acomoda el velador para poder dormirse o lee la página 405 del décimo libro del tercer estante de la pared izquierda), ensayando una legalidad, un orden que el padre, su padre rehusa a darle y al mismo tiempo someterse.

Es por esto, que Martín se crea un padre despótico y sin falta en su síntoma. Si hace tal o cual acción, podrá tener tal cosa; ley que prohibe y permite puesta por él mismo, al modo despótico del protopadre de la horda primitiva. Al decir de Lacan en Encore del padre del Súperyo del ancestro.

El peligro sería dormirse en brazos de la madre, entregarse a la "hija de puta" que lo sigue molestando en el decir de Martín.

Dormirse en brazos de la madre, que hable solo la madre es morirse, por esto el síntoma le arma el límite con el goce materno, con el cuerpo materno y lo protege de la certeza de la angustia de lo que habla Laccan en el seminario de "La angustia", certeza de la angustia que se desata ante la posibilidad de quedar encerrado, haciendo uno con el otro, que falte la falta.

Qué peor para el sujeto que, quedar a expensas del Goce del Otro, de una madre sin falta. En ese momento detona angustia, esa angustia insoportable, es atemperada por el síntoma obsesivo, poniéndole distancia al Otro materno, imponiéndose restricciones y sacrificios para el obtener acceso a lo permitido.

Si realiza tales y tales sacrificios, entonces podría ir a la escuela, podría salir a jugar, podría dormirse, intento de búsqueda de un padre que ordene, apareciendo la operación del nombre del padre en el síntoma, prohibiendo y permitiendo al mismo tiempo.

Por lo cual el ritual por un lado instaura una ley, pero por otro instala a otro sin barrar, no atravesado por la castración que lo goza pidiéndole mas y más sacrificios que a la vez lo defiende de los deseos incestuosos controlando la emergencia de angustia.

Por lo cual lo mismo que es el síntoma como llamado a la castración por un lado en la otra cara lo va dejando sin recursos, lo va encerrando en aquello mismo de lo que quiere escapar.

 

Respecto de la fobia en la estructura.

Lacan nos habla de un momento fóbico estructural por el que todo sujeto transita en el devenir de su constitución.

Este momento fóbico estaría en relación a la posibilidad de hacer uno con la madre, de hacer posible el reintegro del producto, la cercanía incestuosa. Allí se detonaría como alarma frente a la ubicación del sujeto como objeto.

En ese momento estructural la madre debe dejar caer al niño del lugar de objeto, dejarlo caer decía, sólo esto es posible en tanto un padre en la estructura permita la caída, ponga distancia entre el cuerpo de la madre y el niño.

Si esto se viera perturbado, la fobia, que es como señalaba un momento estructural, se convertiría en un síntoma, como en Juanito si denotara la cercanía peligrosa del posible encierro. Aquí antepone Juanito la fobia como protección frente al Goce del Otro.

Muchas veces la fobia vira hacia la histeria o neurosis obsesiva. En éste último plano el ritual que conlleva al síntoma podría funcionar como la entrada del nombre del padre, como operadora en la estructura.

A través del síntoma se articula la función paterna. Muchas veces la fobia deriva en síntomas obsesivos en la infancia.

Lacan nos habla de la fobia como placa giratoria en relación a que la fobia trocaría a la neurosis obsesiva o a la histeria a la altura del seminario XVII "De un Otro al Otro" y Freud, en varios artículos, habla del tránsito de la fobia a los síntomas obsesivos, con los cuales se mantiene en un umbral tolerable la angustia.

Uno de esos artículos es: "Obsesiones y fobias 1895".

En éste Freud nos dice: "Señalaré, que una fobia y una obsesión propiamente dicha pueden combinarse, y aún es esto de muy frecuente ocurrencia. Es posible encontrarse con que al comienzo de la enfermedad hubo una fobia desarrollada como síntoma de la neurosis ansiosa.

La idea que constituye la fobia, y que en esta se asocia al miedo, puede ser reemplazada por otra idea, mas bien, por el procedimiento protector que parecía aliviar el miedo... fobia reforzada por una verdadera obsesión por sustitución".

En el artículo "De la historia de una neurosis infantil" tan conocida como "El Hombre de los Lobos", allí se aprecia claramente el pasaje de un momento fóbico, fobia a los lobos, a una etapa de beatería obsesiva, serie de rituales con relación a Cristo como modos de atemperar el deseo incestuoso.

Por lo tanto sería:

Hasta aquí el territorio de la neurosis, ya que se trata de síntoma metáfora de sustitución posible. También quería hacer una consideración sobre aquellos fenómenos obsesivos que exceden este campo, portando una función de control frente a la emergencia, ya no de angustia, sino de descompensación psicótica.

 

Respecto de la fachada obsesiva

En relación al tema hay una carta de Freud a Jung que hace referencia a la demencia precoz, dice: "pero sin embargo hay que manifestar lo que sospecha uno, así por ejemplo acerca de los casos que comienzan de un modo histeriforme u obsesivo".

No pocas veces uno se encuentra en esos casos en que el delirio obsesivo parece demasiado... tanto que uno sospecha, ¿será "la deliria" de la que nos habla Freud en la neurosis obsesivas, o será la antesala de un brote?

Alguien podría decir si no hago tal o cual mandato enloquezco... la voz me lo ordena, una voz que ya no se reconoce como propia, mas bien aparece siendo desconocida, a separarse de el, a tornarse paranoide...

Un paciente mío, allá lejos y hace tiempo, que después comprobé, era paranoico... se le imponía una idea de que tenía que matar a su mujer porque lo engañaba con su amigo, si no lo hacía no podía dormir, se levantaba a la madrugada e iba a pedirle explicaciones a su amigo. Esta voz que le imponía tal acción, cada vez era mas desconocida para él, no había duda que era otro el que le hablaba. Antes de este episodio, su vida estaba llena de acciones aparentemente obsesivas.

En otros casos podría el síntoma obsesivo funcionar como suplencia frente a la forclusión del nombre del padre. Que el nombre del padre no haya ingresado en la estructura y que el control aparentemente obsesivo le haga un padre, controlando la locura pero ya no en terreno de la neurosis trabajando anteriormente.

La fachada obsesiva a veces entonces es la antesala de un brote, aunque no haya habido manifestaciones claras de psicosis, sin embargo pueden notarse fallas en el conflicto propio de la neurosis, lo cual pone en interrogación tal neurosis.

Ya solo en el terreno de la infancia mide la neurosis, voy a tomar un ejemplo del libro "Diagnosticar la Psicosis", de Elida Fernández:

Recuerdo un señor, dice Elida, que vino a consultarme en privado. Tenía alrededor de cuarenta años, vivía con su madre discapacitada y decía sentirse muy sobreexigido. El trabajo, las ocupaciones de la casa, atender a su madre... Todo esto lo ponía muy nervioso y no dormía.

El quería que todo saliera bien y no toleraba atrasarse en sus tareas. La primera entrevista transcurrió en una minuciosa descripción de sus nervios. Me miraba con mucha desconfianza, miraba el consultorio, fijaba su mirada alternativamente en la puerta y en la ventana.

Cuando concluye la entrevista le doy un nuevo horario, toma su agenda, la abre, la lee detenidamente y dice:

La entrevista se prolongó. Cuando pregunté que le decían, se paró, se aceró sigilosamente hacia la puerta, la abrió de improviso, la cerró, volvió a su asiento y me preguntó si había alguien detrás de la ventana.

Le dije que si quería podía fijarse, pero si hablábamos bajito no nos iban a escuchar (¿las voces?).

Allí empezó a contarme. Estaba asustado. Otra vez le había ocurrido eso de no dormir, luego el cansancio le impedía cumplir con las "tareas", allí se colaban las voces luego... no sabía cómo, aparecía internado: eran los nervios.

 

Entonces concluyo:

 

Bibliografia

SIGMUND FREUD: "De la historia de una neurosis infantil", Amorrortu Editores.

ELIDA FERNANDEZ: "Diagnosticar la Psicosis".

J. LACAN: El Seminario, libro X "La angustia".

J. LACAN: El Seminario, libro XVI "De un Otro al Otro"

SIGMUND FREUD: "Acciones obsesivas y prácticas, 1907. Amorrortu Editores.

SIGMUND FREUD: "Obsesiones y fobias", 1895. Amorrortu Editores.

SIGMUND FREUD: Manuscrito D, 1895.

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