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Número 10 - Noviembre 2008
Fobias
Anibal Leserre

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I ) Introducción

A este trabajo sobre las fobias se lo puede calificar de una introducción al estudio del problema que las fobias presentaron y presentan tanto en su estatuto teórico como en su estatuto clínico. No intentamos presentar en estas paginas un estudio sistemático de las fobias, tal empresa excede las posibilidades y los parámetros de esta contribución. Por lo tanto, el estudio que aquí encaramos se centra en y desde el psicoanálisis, fundamentalmente en los desarrollos de Sigmud Freud y Jacques Lacan que, a nuestro juicio, presentan el tronco nodal de la concepción psicoanalítica de las fobias. Los desarrollos teóricos de estos dos autores no sólo darán al lector una visión sobre los puntos principales sobre las fobias desde el psicoanálisis, sino que justamente desde ellos se puede deducir la operatividad y actualidad para el tratamiento de las mismas. Además, también consideramos de gran utilidad incluir en el desarrollo algunas reflexiones que sirvan al estudiante para la búsqueda y profundización de las problemáticas que el tema presenta; en esta línea, se diferenciará que la utilización del término mismo de fobia no remite a criterios de concordancia entre el psicoanalisis, la psiquiatría y los desarrollos del DSM-IV, en tanto remiten en cada ámbito a diferentes conceptualizaciones teóricas, a diferentes enfoques clínicos y, por supuesto, presentan diferentes clasificaciones nosológicas.

 

II) Objetivos

Hemos preferido presentar el trabajo a manera de recorrido donde el lector encontrará en cada apartado un núcleo central y un desarrollo que posibilite a cada uno ampliar la temática recurriendo a la bibliografía específica y también, en algunos de ellos, a anexos de referencias. Algunos de los apartados están subdivididos, a su vez, con fines didácticos, para facilitar la lectura, pues entre los desarrollos de cada apartado se intercalan elementos que hacen a una mejor comprensión de la problemática. También nos ha parecido de extrema importancia presentar como un tronco articulador uno de los grandes historiales freudianos, nos referimos a "Análisis de la fobia de un niño de cinco años", conocido como el caso del pequeño Hans. (1)

 

III) Generalidades sobre las fobias.

El término que deriva del griego phobos ha sido tomado en general para denominar el miedo por parte de una persona frente a un objeto, sea este un ser vivo o una situación, que en general puede no presentar por sí mismo ningún peligro real. Sin embargo, sin relativizar las cuestiones relacionadas al miedo queremos señalar de entrada que los límites, los cotos, que los miedos ponen, tanto a las situaciones como a los objetos fobígenos, en tanto implican y presentan el establecimiento de una relación al mundo, desde la fobia misma, es decir, si bien dicha organización es limitada no deja de tener un carácter de estructurar su estar en el mundo para la persona que sufre la fobia. Además, las diversas conductas de evitación indican que el objeto o situación, disparadores para la huida, son tomados, tal como ha sido señalado por Freud, como señales de angustia.

En el desarrollo freudiano, la fobia tomó tempranamente su entidad psicoanalítica, enlazada rápidamente como síntoma a diferentes entidades como la histeria, la neurosis obsesiva y, también, a las psicosis, además de ser considerada un período o fase transitoria en la infancia. Con respecto a estas cuestiones, el presente trabajo, tiene entre sus características generales, reflejar los problemas teóricos que la fobia presentó y presenta al psicoanálisis. Freud, desde sus primeros desarrollos conceptuales, señaló este carácter problemático de la fobia, en tanto la misma remite a una naturaleza sumamente difusa. Ahora bien, cabe destacar que este carácter difuso también se encuentra en cada caso, pues la persona que sufre de fobia no deja de señalar de diversas maneras el desconocimiento sobre las relaciones y las causas de su padecimiento. Y esta cuestión, que si bien no es ajena a otras formas de neurosis, adquiere en la fobia un carácter altamente singular, un obstáculo que siempre ha molestado no sólo a quien la sufre, sino también a quién la trata. Una problemática que no deja de estar relacionada al estatuto de la fobia como entidad clínica.

Freud no fue ajeno a los desarrollos de la psiquiatría contemporánea a sus descubrimientos, la misma (como se verá en el apartado específico) no presentaba con respecto a la fobia una articulación sistemática, sino más bien todo lo contrario, y como tema fue perdiendo peso y dejado de lado por los desarrollos psiquiátricos en general. En esta línea, podemos sostener que el desarrollo freudiano pone a la fobia nuevamente en escena incoporando la problemática que presenta a sus desarrollos teóricos y clínicos. Un recorrido y un proceso lleno de dificultades, como intentaremos mostrar en este trabajo, las cuales no sólo están ligadas al cuadro fóbico sino que también se encuentran en íntima relación a sus teorías generales sobre la angustia. Gran parte de esta dificultad radica en situar cuál es su manifestación primera, problema que mantiene toda su actualidad para el tratamiento de las mismas. Dificultad no sólo para ubicar su estatuto teórico, sino también la relación de este estatuto con la práctica misma del psicoanálisis; así fue ubicada la fobia bajo la consideración de las neurosis actuales. Ubicación que pone en un primer plano la posibilidad o no, de los enlaces y manifestaciones trasferenciales, motor de toda cura analítica.

Sin embargo, el situar una problemática de este tipo no nos lleva directamente a la conclusión de que al tratamiento de las fobias no es posible abordarlo desde una concepción psicoanalítica, por el contrario intentaremos mostrar que este tramamiento es posible justamente en relación a las dificultades que nos presenta. Como se verá en el presente trabajo las consideraciones sobre la fobia no escasean en el desarrollo freudiano y tienen un punto paradigmático en uno de sus casos más renombrados, nos referimos al ya señalado historial del pequeño Hans.

Freud se encontrará una y otra vez con el tema de la fobia cada vez que reordene sus conceptualizaciones. Pensemos que el desarrollo de los conceptos freudianos se encuentra en un permanenete movimiento y no se nos presenta bajo un carácter de elaboración definitiva y concluyente, sino como un movimiento de busqueda y de precisión, tan característico en Freud. Así, en este movimiento conceptual, por ejemplo, en sus teorizaciones sobre la etiopatogenia de las neurosis tanto en el orden traumático como en el orden sexual, Freud se encontrará una y otra vez con el tema de la fobia y su ubicación estructural. Enfatizando nuestro punto diremos que Freud encontrará el tema como una especie de "roca de la fobia" , valga l a expresión para que resuene en el lector la alusión a la roca de la castración, y de esta manera señalar la dificultad que el tema presenta.

Por lo tanto, así como decíamos que todo texto dedicado al tema de las fobias no puede dejar de lado el historial de Hans como tributo obligado, tampoco puede dejar de insistir en el carácter de enigma que el tema nos presenta, como a Freud, quien no dejó de marcar su molestia. Enigma de indeterminación tanto en su aparición en la historia del psicoanálisis, como en la diversidad que se nos presenta en la clínica ante cada caso. Un enigma que encuentra en la enseñanza de Jacques Lacan, también con diferentes momentos de elaboración, una ubicación estructural, más allá de la problemática de la delimitación de cuadros clínicos.

 

IV) Consideraciones desde la Psquiatría contemporánea a Freud.

Se puede constatar en el campo de la psiquiatría contemporánea a Freud el carácter polémico de la fobia. Será a finales del siglo XIX que la psiquiatría descubre y aísla el síndrome fóbico, sin embargo, rápidamente, esta conceptualización será abandonada o recubierta de un manto de generalidad. Situemos someramente algunas de las coordenadas de este proceso. La cuestión hace su aparición bajo el tema o género de la agorafobia (terror a los espacios abiertos) y, en 1878, Westphal la describe como una enfermedad de angustia y de terror, estableciendo en el síndrome obsesivo su patrón de medida (comparación y diferencia que será tomada por Freud).

Nos parece ilustrativo contar brevemente parte de una observación de Legran du Saulle, traductor y seguidor de las consideraciones de Westphal. Se trata de una señora de cuarenta y tres años , madre de tres hijos, dama de sociedad y muy alabada por su agudeza e inteligencia, aunque un poco superticiosa. El desencadenante se produjo en un viaje, más precisamente, cuando ascendía una montaña y, desde ese momento, ella no puede atravesar espacios abiertos sin que le aparezca una angustia que la hace presa de un terror que se acompaña con un temblor generalizado en el cuerpo. En el momento de la consulta lleva ya quince años de padecimientos y tormentos, llora, se lamenta en voz alta, siente que sus piernas no le responden o cree caminar sobre un suelo peligroso donde se hunde, diciendo al respecto: "Nada gira y no tengo mareos. Tengo miedo eso es todo". Cabe destacar que si la señora se encuentra del brazo de un acompañante, en especial su marido o su hijo pequeño no experimenta estos malestares. Estos ataques de angustia también aparecen en iglesias, hoteles, estaciones etc. Reconoce lo absurdo de sus angustias, se amonesta, se da órdenes, pero tiene miedo(2), gime y, en algunos instantes, cae en un estado de semidesfallecimiento, de alarma o de excitación ridícula. Es el vacío lo que la asusta(3). Observación de finales del siglo XIX que no difiere mucho de las que podemos encontrar en las descripciones del DSM-IV (4), pero claro, estas descripciones son ya de finales del siglo XX, es decir que con casi cien años de diferencia las descripciones ligadas a la fobia no dejan de presentarnos una monotonía temática. Sin embargo, más allá de la reiteraciones, es de interés subrayar que en el decir de esta señora que padece está el reconocimiento de lo absurdo de sus conductas pero que aún así no puede dejar de sentir que el vacio la asusta y que obtiene una ligera calma cuando es acompañada.

En síntesis, nuestro interés es subrayar que la psiquiatría en general primero fijará a la fobia pero sin hipótesis etiológicas fuertes, para luego disoverla en una amplia semiología descriptiva de cuadros y manifestaciones que quedarán inscriptas, para los hombres, en una agorafobia primitiva y, para las mujeres, ésta tendrá un carácter secundario. Así, con posterioridad a los autores citados encontraremos caracterizaciones que destacan la xenofobia (Galineau), topofobias (Beard), claustrofobia (Ball), fotofobia, tánatofobia, así como temores al vacío, a la carne, a las mujeres, a los niños, a animales, a los cuchillos, a los perros, arañas, alimentos, oscuridad, etc. Una larga lista que por más exhaustiva que la realicemos siempre se le podrá agregar algún elemento más, cuestión que plantea un límite: el de buscar la razón de las fobias por el lado del objeto o situación y de sus descripciones. Además, en cuanto a los tratamientos recomendados por la psiquiatría, no nos parece de más señalar que, por ejemplo, ante un cuadro de agorafobia, se aconsejaba al paciente que debía vencer sus temores y, para tal fin, se le proponía una serie de pautas que tendían al aconstumbramiento a la situación provocadora de angustia, con el fin de ir ampliando la capacidad de resistencia del paciente a la situación. Dejamos al lector realizar la comparación con las actuales técnicas y tratamientos conductuales recomendados. Tratamientos que chocan una y otra vez con la matriz fenoménica de la fobia perfectamente ubicada en la definición dada hace ya más de un siglo por Westphal al situar la fobia como el miedo a tener miedo. Por nuestra parte, ante la tendencia de dejar de lado el psicoanálisis para la conceptualización y tratamiento de las fobias, proponemos todo lo contrario, es decir un retorno al mismo. Un retorno a Freud propuesto por Jacques Lacan, y con él, en lugar de considerar la fobia como una conducta irracional, considerarla como la manifestación de una angustia estructurtal.

 

V) El recorrido freudiano (Primera parte)

En este apartado, el primero que presenta el recorrido freudiano, el lector encontrará los primeros desarrollos y conceptualizaciones sobre el tema de las fobias hasta la irrupción del historial del pequeño Hans que, a nuestro entender, marca un hito fundamental en tanto será a través del mismo que Freud reubicará y formulará sus consideraciones en la relación entre fobia, complejo de Edipo y castración.

Primeras consideraciones.

Tempranamente Freud consideró a las fobias como desempeñando un papel fundamental en la sintomatología de las neurosis (5) y esta apreciación se basaba fundamentalmente en la conexión entre las manifestaciones fóbicas y la vida sexual (6). Conexión que Freud transmitirá a su amigo Fliess, quien en esos años compartía todos los descubrimientos, pero en estas comunicaciones vía epistolar, la relación entre fobia y vida sexual ya se encuentra enlazada a las manifestaciones de angustia y, por lo tanto, la hipótesis explicativa que acompaña a esta relación es que la fobia es lo que procesa la angustia (7). Estas consideraciones son el antecente a los desarrollos que encontramos en el artículo de 1894 "Las neuropsicosis de defensa" (8) donde Freud ubica las fobias y las obsesiones bajo el signo de una imposibilidad del sujeto de trasformar, de convertir las grandes sumas de excitación, procedimiento que sí es posible en los cuadros de histeria. De esta manera se ubica una de las primeras clasificaciones, pero más allá de ella lo que Freud destaca es el carácter de defensa contra una representación inconciliable y, como consecuencia, la separación de la representación y del afecto concomitante. Ya aquí podemos subrayar una característica fundamental, se trata del "falso enlace" (9) ya que el afecto se adhiere a otra representación. Así la posición freudiana que encontramos ante esta primera característica teórica es la de retraducir en la cura esta representación "dislocada", "transportada" , en tanto la misma implica que la angustia liberada se vuelca sobre las fobias primarias comunes a los seres humanos. Y por lo tanto se trata de orientar la atención de los enfermos hacia las representaciones sexuales reprimidas. Sin embargo, Freud no es taxativo y no asegura que todas las fobias aparezcan por este camino, cuestión que nos permite volver a señalar e indicar el cuidado de Freud, no sólo ante el problema etiológico de las fobias, sino también su difícil ubicación. Así, ubicará lo que él llama las fobias típicas (cuyo prototipo es la agorafobia) ya que en éstas no es posible encontrar ninguna representación reprimida, ellas son el ejemplo paradigmático de esta dificultad de ubicación, dificultad que radica en que se hubiera divorciado el afecto de angustia (10). Las cuestiones hasta aquí señaladas serán ampliadas y precisadas por Freud en 1895 en su artículo "Obsesiones y fobias" (11) pero ya la dificultad de encuadrar el tema de la fobia lo lleva a diferenciar el afecto de angustia, que en la fobia aparece como tal, mientras que en la obsesión aparece bajo formas mas elaboradas, como por ejemplo la duda o el remordimiento. Y esta diferencia señala el mecanismo subyacente: en la obsesión, la representación está sustituida y puede reencontrarse, restablecerse, mientras que en la fobia no se trata de sustitución sino de "elección" de la representación objeto o situación que conecta con la angustia. La teoría del "falso enlace" (elección, conexión, soldadura , idea que mantendrá con Hans en cuanto a la elección del caballo como objeto de la fobia) será tomada tanto para las fobias comunes como para las ocasionales y, en un sentido, para todas las neurosis así como también para lo que luego será tomado como neurosis de transferencia en la cura. Pero si bien mantiene la cuestión del enlace, separa la fobia de la neurosis obsesiva a través de explicitar su mecanismo. Opondrá la siguiente diferencia: en la fobia, si bien está ligada a lo sexual, no está necesariamente ligada a ideas extraídas de la vida sexual como en la obsesión. Además, el estado emocional de las obsesiones remite en general a ansiedad, dudas y remordimientos mientras que lo característico en las fobias será siempre la angustia. Sin embargo los puntos oscuros sobre las fobias continúan y continuarán en el desarrollo freudiano. Por ejemplo, al examinar las neurosis de angustia (12), Freud no sólo mantendrá la diferencia señalada con respecto al mecanismo de sustitución, sino que además sostendrá como teoría explicativa de las neurosis de angustia que el mecanismo en tanto tal consiste en "...que la excitación sexual somática se desvía de lo psíquico y , por esa causa, recibe un empleo anormal. La angustia neurótica es libido sexual transpuesta." (13). (En estos años Freud hace una primer gran división nosológica entre Neurosis Actuales y Neuropsicosis y la ordenación estará determinada, justamente, por el paso – neuropsicosis- o no –neurosis actuales- de la exitación sexual por lo psíquico).

A su vez, en este recorrido que intenta mostrar en el trayecto freudiano, sus respuestas a los problemas que la fobia presenta, no pueden estar ausentes las formulaciones que Freud explicita en su texto capital de 1900, nos referimos a la "Interpretación de los sueños" (14). Ya en la advertencia a la primera edición ubica al sueño como un eslabón de la producción psíquica. Así queda constituída una cadena de elementos donde las fobias se ubican junto a la histeria, a las representaciones obsesivas y también a las delirantes. Pero en particular, ya que esta cadena está signada por el término de producciones psíquicas anormales, implica al práctico, pero resalta su valor teórico como paradigma (15) ya que si no nos podemos explicar el origen del sueño difícilmente se comprenderá a las fobias. Y en esta línea, al examinar los sueños paradigmáticos (16), ubica a los mismos como síntoma, cuestión que resaltamos en tanto la producción del sueño será situada bajo la óptica del malentendido del contenido onírico y se trata de que justamente ese malentendido desempeña un papel principal en las formaciones de la fobia (17).

Nos resulta adecuado, a esta altura del recorrido, señalar al lector, aunque sea de manera general, que la óptica del malentendido del contenido onírico y de toda formación del inconsciente es un claro ejemplo de los puntos que serán tomados y desarrollados por Lacan en su Retorno a Freud, que obviamente no se limita al estudio de las fobias, pero que lo incluye. Así, el malentendido al que hacemos referencia en la construcción del sueño y la fobia se nutre de los mecanismos de condensación y desplazamiento, mecanismos principales de lo inconsciente. Citemos a Freud que lo dirá claramente : "La palabra, como punto nodal de múltiples representaciones, está por así decir predestinada a la multivocidad, y las neurosis (representaciones obsesivas, fobias) aprovechan tan desprejuiciadamente como el sueño las ventajas que la palabra ofrece así a la condensación y al disfraz." (18). Por lo tanto en esta línea, la cuestión de la fobia en su equivalencia al síntoma y al sueño como formaciones del inconsciente responde a las operaciones de las fantasías inconscientes bajo el predominio de las mociones sexuales (19). Y ante esto Freud, en su búsqueda de la verdad -son sus términos-, al incluir a la fobia en la serie sueños, lapsus, síntoma (formación privilegiada), etc., tratará a éstos bajo su método de indagación, es decir, el psicoanálisis y ante el malentendido que presentan -tal como es ubicado por Freud-, el camino para intentar su esclarecimiento será la vía de la asociación libre con el objetivo de obtener un nuevo saber que desanude la falsa conexión o el falso enlace al que ya nos hemos referido mas arriba.

Sin embargo, los intentos de aclarar el mecanismo de la fobia y aquello a lo que ésta responde en la estructuración subjetiva no dejaron de presentarle una serie de obstáculos y los mismos tienen su puerta de entrada a través de la clínica. Así, Freud dirá que si bien partió de la terapia de las histerias de conversión, las fobias no sólo le impusieron modificar su posición sino que además le demostraron que los enfermos mismos no pueden aportar el material necesario para la resolución de las fobias, ya que se protegen en ella, y buscan conservarla. Quedan así enmarcadas bajo la idea de un dispositivo protector.

Pero Freud no renunciará a su optimismo y no abandonará sus intentos de inducir justamente a que el fóbico renuncie a ese paraguas protector de la angustia, por la vía de la interpretación al inconsciente y a que el sujeto pueda tolerar la angustia. Recordemos que en esta etapa del desarrollo freudiano la máxima que lo guía – si así podemos expresarnos - es la de hacer consciente lo inconsciente(20). Claro está que estas últimas consideraciones freudianas están tomadas del desarrollo posterior a la irrupción de Hans en la escena psicoanalítica, mostrándole a Freud que, en su búsqueda de la verdad, se debía topar con que el fóbico no tenga noticia formal sobre las condiciones de su fobia (21).

Verdadero tabú es el que nos presenta el fóbico entretejido en un sistema artificioso de situaciones y objetos. Y en este sentido podemos decir que la fobia pone de manifiesto el miedo, pero que el mismo, pese a remitir a un objeto, es miedo a la angustia misma.

 

VI) El caso del pequeño Hans irrumpe en la escena psicoanalítica.

Como ya hemos señalado es infaltable que al estudiar el tema de las fobias, no nos remitamos al caso estudiado por Freud, el de Herbert Graf, más conocido como el pequeño Hans. El tratamiento duró tan sólo cinco meses, desde enero a mayo de 1908 y el niño tenía en esos momentos un poco más de cuatro años y medio (22), finalizando a la edad de cinco años. El tratamiento tuvo la peculiar característica de estar conducido por el padre del pequeño (asistente a las reuniones de los miércoles y por lo tanto imbuido de ese espíritu de investigación inicial del movimiento psicoanalítico) y controlado por Freud, quien mantendrá con el pequeño un par de encuentros durante el tratamiento. También es de destacar que ambos padres tenían la intención de dar a su hijo de dar a su hijo una educación liberal y se guiaron para este fin por un modelo educativo psicoanalítico. Cabe destacar que se puede constatar en el presente caso y en una multiplicidad de intentos posteriores, tanto individuales como colectivos, por parte de psicoanalistas que los intentos de querer ejercer una educación sobre lo pulsional chocaron una y otra vez con ella. Así, el historial de Hans es la historia de una fobia -y en general los casos de fobias constituyen un relato de infancia-, quizás de las mas interesantes y complejas que nos presenta la literatura analítica.

Resalta en el historial presentado por Freud sobre Hans que éste manifiesta una cierta posición de rechazo, con respecto al sentido que se le quiere atribuir a sus problemas, sin embargo,no podemos atribuirle a Hans ingenuidad. Así como luego se verá, este rechazo al sentido impuesto chocara con las propias construcciones del pequeño sobre los aconteceres y acontecimientos que rodean a la trama de la fobia. Por lo tanto, tenemos un pequeño gran observador de las complejas relaciones entre sus padres, entre ellos y el Profesor Freud, quien había analizado a ambos. Quizás en esta línea podemos ubicar las interrogaciones hechas por Hans a su padre, sobre el saber del profesor Freud (además de ubicar cuestiones de la transferencia), pero son cuestionamientos que se podrían ubicar en un tipo de pregunta como la siguiente ¿Tu crees, papá, en lo que el profesor puede saber?, es decir un cuestionamiento de Hans sobre la creencia. Con respecto al regalo del caballo por parte de Freud, éste es mas o menos a los tres años y medio del niño, es decir poco antes del nacimiento de la hermana. No es este un dato menor. Todas estas particulartidades hacen del historial un caso especial. Pero esta particularidad y especialidad no sólo se debe a ser el primer historial referido a un niño, por lo tanto inaugural, sino que el mismo presenta a la investigación psicoanalítica el intento por parte de Freud de poder comprobar y legitimar la teoría de la castración y del complejo de Edipo, además de instaurar en un medio hostil a las concepciones sobre la sexualidad infantil que el analisis era una posibilidad de cura para las fobias.

Volvamos a nuestro pequeño investigador de las teorías sexuales infantiles que rechaza las explicaciones ambientalistas y los mitos que no son sus propias construcciones. Sin embargo, este rechazo no es sin costo para él, puesto que el pequeño no puede lograr una armonía de sentido sobre la realidad que lo circunda una mirada tranquilizadora, entre comillas, como es la mirada neurótica desde el fantasma. Y tiene que pagar con su fobia -si así podemos expresarnos- el precio de la sexualidad, el precio de ubicarse en la diferencia sexual. Será el niño mismo quien en las sucesivas trasformaciones y meditaciones sobre su "cosita-de-hacer-pipi " construye su saber sobre la sexualidad, al decir de Freud su curiosidad sexual lo convierte en investigador, y sus observaciones recaerán sobre una gran diversidad de elementos que rodeaban la vida cotidiana del niño. Por ejemplo, las locomotoras, las sillas, los perros, etc., pero estableciendo en el mundo una primera gran diferenciación entre los que tienen su "cosita-de-hacer-pipi" : las cosas vivas, y los que no, las cosas inanimadas. Diferenciación que se apoya en la creecia universal del falo: todos tienen, y será en ese momento que precisamente el nacimiento de su pequeña hermana Hanna, mostrará que no todo lo vivo lo tiene; sin embargo, el niño opondrá a esta prueba de la realidad el argumento de que ya le crecerá. Será en esta dialéctica donde se presenta, como un punto de detención con respecto a las identificaciones sexuales como continuas, la fobia. Sin embargo, será justamente a través de ella que el pequeño investigador atraviese el Edipo y advenga a la lógica de la castración, es decir, a la disimetría radical de los sexos centrada sobre un punto común: el falo. Claro que este proceso no es sin costo y con diversas permutaciones a los mitos que el pequeño construye como base de sus teorías sexuales infantiles.(Cuestión que será desarrollada en el apartado IX siguiendo los comentarios y apreciaciones de J. Lacan).

Las deducciones de Freud extraídas del analisis de Hans ubican a las fobias como un síndrome que se podía hallar y situar en distintas neurosis y por lo tanto no poseía el carácter de estructura específica. Sin embargo, el carácter problemático de las fobias no dejó de insistir y luego del tratamiento dirá que, si bien la situación de las fobias en el sistema de las neurosis estaba indeterminada y su aparición se constataba en diferentes neurosis, "Para las fobias como ésta de nuestro Hans, que son las más frecuentes, no me parece impropia la denominación de <<histeria de angustia>>" (23). Es decir que Freud, a través del análisis que efectúa sobre el material que el pequeño Hans le brinda vía su padre, dejará de ubicar la fobia como una entidad la neurosis de angustia y pasa a considerarla como un síntoma dentro del cuadro de la histeria de angustia. Si bien ambas neurosis tienen mecanismos similares, en un punto se diferencian y es justamente el punto donde la fobia insiste, se trata de que la libido desligada no es convertida sino que queda libre en calidad de angustia. Angustia libre que para Freud será inhibida como precaución o bajo una prohibición y éstas formas son las que se muestran como fobias. Por lo tanto, Freud toma del proceso de construcción de la fobia en Hans la idea de que ésta se presenta como una defensa. Cuestión que podemos situar esquemáticamente en el historial; primero Hans recibe una amenaza de castración, luego sueña, el contenido angustioso del sueño lo despierta y llora y luego dirá que ya no tenía a la madre para hacerle caricias. Después, estando de paseo con la niñera es presa de angustia y posteriormente será en compañía de su madre que sufre en la calle una crisis de angustia. Queda así situada la agorafobia inicial que rápidamente encuentra un objeto, el caballo, puesto que Hans dirá que su miedo era producido por el temor de que un caballo lo mordiera. Sin embargo, la fobia de Hans implica una construcción del mundo a partir del caballo, pero como veremos no se trata del caballo propiamente dicho ya que éste, como objeto, es casi arbitrario. Y además, el caballo como objeto se desplaza a ser mordido por un caballo, luego a la caída de éste y luego se desplaza luego al coche o carruaje tirado por caballos.

La amenaza de castración, desplazada a la mordedura del caballo, remite a la formulación materna, quien dirá al niño que se tocaba su "cosita-de-hacer-pipi", que de continuar haciéndolo, ella haría venir al " Dr.A". Así la angustia, producto de la cercanía a la madre y de que el niño gozaba de ello, caerá bajo el efecto de la represión. Trama de sentimientos amorosos y temores, ambivalencia característica del acontecimiento edípico. No dejamos de insistir en que el desarrollo del caso aportó, para Freud, una demostración de la importancia del complejo de Edipo para todas las neurosis, además de que, por supuesto, Freud subraya en el historial la importancia de la sexualidad infantil, cuestionada por los contemporáneos de Freud. Por lo tanto, uno de los ejes que atraviesan esta observación es que Freud refrenda las tesis formuladas en "Tres ensayos de una teoría sexual" (24) ya que el pequeño investigador testimonia de sus inquietud sexuales a traves de su curiosidad. Además de su masturbación, su inquietudes sobre las relaciones sexuales, sus preguntas y conductas ante el nacimiento de Hanna, sus dudas ante las explicaciones que le daban sobre el papel de las cigueñas como explicación del nacimiento de los niños, y también con sus cuestionamientos y formulaciones sobre la diferencia entre los sexos. Sin embargo, él no se quedará simplemente con las explicaciones que recibe, pues éstas tendrán que pasar por el filtro de sus propias construcciones. Valga como ejemplo la poca sensibilidad de Hans ante la insistencia del padre sobre la ausencia de pene en las mujeres (por ejemplo las jirafas, una representa al padre, la otra, a la madre pero ambas son jirafas, fálicas tanto una como la otra), cuestión que nos indica, en ese momento del desarrollo, una posición de negación ante la castración. En tanto la madre es portadora del falo y la función de la fobia es sostener esto, en tanto que la pérdida implicaría una angustia insoportable porque lo ubicaría en la impotencia de poder darle él el falo a la madre. Así, la fobia es, en este sentido, un compromiso entre los deseos de estar con su madre, de gozar de ella y la prohibición, bajo amenaza de castración, cuestión que no sólo implicaría la pérdida de la "cosita-de-hacer-pipi", sino también la perdida del amor parental.

Hans encontrará en las formaciones míticas una manera de simbolizar y, en este sentido, son su recurso ante las relaciones que le presentan tanto sus padres como el propio Freud. Relaciones donde el niño debe ubicarse y también situar su saber sobre la sexualidad. Un saber que le permitirá tramitar la función paterna que implica una confrontación por el deseo a la madre, es decir que este deseo esté por fuera de él mismo. Por lo tanto, los mitos señalan la respuesta que implica el camino mismo de la fobia y las permutaciones (permutaciones y variaciones que realizará sobre sus construcciones míticas) son las vías que le permiten tramitar el Edipo y la castración. Es lo que Freud mismo ubica en la analogía con el sueño, con el análisis del sueño, anteriormente señalado. Pero, además, la descripción que nos hace Freud permite ubicar que la fobia pone límites al espacio donde debe transitar el niño y lo limita a la casa, por lo tanto, de esta manera "asegura" una ligazón a la madre y así el pequeño investigador se las ingenia para intalarse en la cama de los padres. Así, en diálogo con su padre sobre el miedo a perderse, el pequeño dirá que siempre puede encontrar el camino para volver con su madre. Y ante la insistencia del padre, el pequeño le contestará cuando no tiene apararentemente respuestas ante la inquisitoria, que él no sabe y que le pregunte al Profesor que él seguramente sabrá.

Destaquemos, de lo expuesto hasta aquí, que el desarrollo de Freud en este historial está marcado por el intento de dar una prueba de la sexualidad polimorfa del niño. Y la prueba que encuentra es la fobia misma que muestra a cielo abierto las relaciones entre el complejo de Edipo y la angustia de castración. Freud sostendrá que Hans ejemplifica cómo la angustia es producto de una trasformación de libido reprimida. Por lo tanto, a esta altura del desarrollo freudiano, es la represión lo que produce angustia y esta es trasformada, alojada en la fobia misma como respuesta, como defensa. Señalemos que Freud encontrará luego en el analisis del hombre de los lobos, la manera de enfatizar el tema de la castración. Dejamos por ahora los comentarios sobre el historial señalando que Freud afirma con todas las letras que la angustia que se encuentra en la formación de la fobia es el miedo a la castración.

 

VII) El recorrido freudiano. Desarrollos metapsicológicos y giros epistémicos

Recapitulemos que el desarrollo freudiano sobre las fobias hasta aquí presentado, nos ha permitido situar, por un lado, las diferentes ubicaciones de la misma en relación a las neurosis, también, el carácter problemático que ella implica tanto en su estatuto teórico como en su tratamiento. Sin embargo, Freud en esta dialéctica a través de su conceptualizaciones y con la confirmación obtenida con el historial de Hans, situó el carácter determinante para el sujeto humano de la castración y del complejo de Edipo.

Freud, en los textos de "metapsicología" reubica nuevamente las fobias en relación a las psiconeurosis, principalmente, en relación a la histeria, destaquemos, por ejemplo, los desarrollos en textos fundamentales de la exposición metapsicológica como son "La represión" y "Lo inconsciente" (25). Con respecto al primero, el desarrollo con respecto a las fobias muestra que éstas se produce como una formación sustitutiva, así como el síntoma, por lo tanto no provienen directamente de la represión sino que son índices de ella, es decir del del retorno de lo reprimido. Así, el objeto fóbico sirve de objeto a la angustia y observamos un desplazamiento y una transformación de la libido en angustia. Esta descripción se corresponde a un primer tiempo, al que seguirá un segundo que es ubicado en las tentativas de fuga o evitación por parte del fóbico, es decir lo que es la conducta fóbica propiamente dicha. Estos dos tiempos son la base para Freud en su distinción de las fobias y su diferenciación de la histeria de conversión, ya que esta no presenta ese cuadro. Mientras que en su texto "Lo inconsciente" Freud, basándose en el trípode dinámico, tópico y económico, ubicará que las investiduras de una moción que gira al preconsciente se retira -tentativa de fuga- y la angustia es la descarga. Generando la fobia como una protección, una barrera protectora que inviste la representación sustitutiva y la misma genera un proceso de acotamiento y de selección de las relaciones con el mundo. Verdadera fortaleza bajo la influencia del inconsciente, mientras que este proceso implica que el yo se comporta como si la angustia no proviniera de lo pulsional sino del objeto percibido como peligroso y ubicado en el mundo exterior. Subrayando la idea de barrera protectora que la fobia implica Freud en "Introducción al narcisismo", dirá: "Sabemos que esta angustia puede revelarse mediante una ulterior elaboración psíquica, a saber, mediante conversión, formación reactiva, formación protectora (fobia). En lugar de esto, en las parafrenias tenemos un intento de restitución, al que debemos las manifestaciones patológicas más llamativas."(26). El subrayado es nuestro y con él queremos enfatizar que vemos que la angustia con y en sus manifestaciones y consecuencias presenta para Freud la posibilidad de reencuadrar noseográficamente la fobia. Y esta ubicación y amplitud de las implicaciones de la fobia como sistema tiene toda su importancia. Destacada en textos posteriores como, por ejemplo, en "Tótem y Tabú" (27), donde Freud emparenta la fobia con la cuestión del animismo como sistema de pensamiento y como teoría sobre el universo, quedando así la fobia ligada a las cuestiones generacionales. Esto es lo que estará como sustrato bajo la idea o concepto de <<sistema>>, y ubica a las fobias como aquello que nos brinda (como en el sueño) las formaciones que gobiernan el cuadro clínico; la fobia misma presenta un reordenamiento del material psíquico pero dirigido hacia otro fin y cuya característica es que fuerza los elementos a fin de que parezca concebible bajo el punto de vista del sistema que ella misma representa. Freud será muy claro presentándonos un ejemplo de una señora cuya neurosis está dirigida a su esposo y que culmina en defensa frente a los deseos inconscientes de que él muera. Y nos dirá que cualquier elemento puede ser relacionado, ya que la fobia presente estaba referida a la muerte en general y en los hechos la buena señora cuidaba a su marido. Así ante un comentario del marido de que tendría que llevar a afilar su navaja de afeitar, la senora "pulsionada por una peculiar inquietud" recorre el camino hasta la tienda y descubre que junto a ella hay una funeraria. Esto basta para que ella le diga a su marido que la navaja ha entrado en relación indisoluble con la muerte pero, más precisamente, sería que ha entrado en relación a sus pensamientos de muerte, y la lleva a sostener ante el marido que éste tiene que descartar la navaja. Freud no deja de señalar en este ejemplo, que de no haber encontrado la funeraria, cualquier otro elemento casual hubiera servido de motivo. Y dice "La red de las condiciones era bien extensa para poder capturar su presa en cualquier caso". La causa real y efectiva -son los términos de Freud- de la prohibición de la navaja está en su renuncia a poner el acento placentero "sobre la representación de que su marido pudiera cortarse el cuello con la navaja afilada."

A esta altura del recorrido freudiano nos parece oportuno para el lector recordar una constante en Freud, se trata de su afan y su incansable búsqueda de la verdad y con una clara posición de transmisión con respecto a que el psicoanálisis sea conocido, enseñado y, por supuesto, aceptado. No nos parece aventurado destacar que para Freud el incremento de la autoridad del psicoanálisis implicaba un incremento de reconocimiento social y esto traía aparejado beneficios en los tratamientos. En esta línea se pueden ubicar e inscribir las dos series de lecciones introductorias, tanto las primeras realizadas en los años 1916-1917 como la segundas dadas por Freud en los años 1932-1936 (28). En ellas, en relación a nuestro tema, destacamos las conferencias donde Freud pone a punto sus desarrollos teóricos sobre el tema de la angustia, punto nodal en relación a las fobias. En las primeras lecciones Freud destaca que la angustia presenta una enorme y muy a menudo extraña diversidad. Sin embargo, esta notable diversidad y extrañeza, consecuencia de la multiplicidad de objetos o situaciones relacionados a los cuadros fóbicos y que llevan a la angustia, no implica que sea por el lado del objeto por donde debamos buscar la vía para desentrañar el tema, la cuestión no está en el tipo de objeto ligado al afecto, dado la diversidad de las cosas que pueden ser ubicadas allí, vale citar algunos ejemplos: oscuridad, aire libre, tormentas, espacios abiertos, bichos, sangre, espacios cerrados, animales, soledad, ferrocarriles y un largo etc. Sin embargo, Freud intentará agruparlos bajo una operación de reducción en tres grupos. El primero, agrupando a los que encierran un peligro, una dimensión de peligro evidente, así las fobias referidas a este tipo de objetos no se muestran como inconcebibles, pero, sin embargo, la exageración y la fuerza con que se presenta (como, por ejemplo, ante las vívoras) sigue llamando poderosamente la atención e indican un más allá del objeto referido. En segundo lugar encontramos los objetos agrupados, frente a los cuales la dimensión de peligro está minimizada. (ej. ferrocarril), pero lo que extraña a Freud en estas fobias no es tanto su contenido sino su intensidad "¡La angustia de las fobias es directamente abrumadora!" (29). Por último, ante el tercer grupo, Freud declara con todas las letras que las mismas están por fuera de nuestra comprensión y son aquellas en las que el objeto de la angustia tiene un carácter nimio de peligro (ejemplo un simple bichito). Así, el desarrollo basado en la recapitulación que hace Freud ubica que los tipos de angustias, la libre o flotante y la unida o enlazada a las fobias, son independientes entre sí pero pueden presentarse juntas. Debemos recordar que el marco donde se inscriben estas consideraciones es posterior al historial de Hans, que fuera catalogado como el primer examen prolongado de una histeria de angustia, así que, a esta altura, Freud intenta incluir las fobias en la histeria de angustia. Y recordemos que la ligazón entre histeria y angustia (tercera forma de angustia neurótica) hace perder de vista totalmente el lazo entre angustia y amenaza de peligro. La cuestión ya no está del lado del tipo de objeto o del peligro o no que presenta, sino de otro tipo de ligazón; se trata de la conexión entre libido y angustia. Es otro tipo de enlace y el mismo se refiere a la relación entre la instancia del yo y la libido. En esta conceptualización, el enlace implica que, en el intento de huida frente a un peligro exterior, el desarrollo de la angustia neurotica cede el paso a la formación de síntomas a los cuales se liga la angustia. Recomendamos al lector dirigirse, en este punto a las páginas 369 a 372 (ed. Amorrortu) de las primeras "Lecciones introductorias" para ubicar la cuestión de la angustia en los niños que aquí, por cuestiones de extensión, sólo resumimos junto a Freud, diciendo que él emparenta la angustia infantil con la angustia neurótica y muy poco con la angustia realista, en tanto la angustia neurótica se genera a partir de una libido no aplicada y sustituye al objeto de amor, el cual es echado de menos, y el cual es suplantado por un objeto externo o una situación. Así, en las fobias ocurre lo mismo que en la angustia infantil: la angustia producto de la libido no aplicada se trasmuta en una aparente angustia realista ligada a un peligro exterior, siendo esto la primera fase del proceso neurótico, es decir la fase de la represión y del transporte de la libido a la angustia. Mientras que una segunda fase implica la edificación, la construción, de los distintos reaseguros que están destinados a las conductas de evitación del contacto con el peligro que ya es considerado y percibido como externo. Por lo tanto, Freud concluye en esta primera recapitulación lo insuficiente de querer explicar las fobias por su contenido e interesarse sólo por su proveniencia, es decir, por la ligazón al objeto o situación, que la cuestión que el análisis de las fobias pone sobre el tapete, entre otras fundamentales, es la cuestión de la angustia y el enlace a lo pulsional y que el contenido manifiesto de la fobia implica una referencia simbólica. Por lo tanto, se trata de que el desarrollo de la angustia en las fobias se conecta con los destinos de la libido y con el sistema inconsciente. La angustia no es simplemente miedo y su correlato con un objeto que lo produce; la angustia es fundamentalmente constatación de ausencia y ante esta constatación la fobia es respuesta y construcción. El lector podrá constatar que esta conceptualización freudiana será mantenida, si bien con agregados, a lo largo del desarrollo freudiano y, para citar un ejemplo de esta afirmación, remitimos a un texto capital en la obra freudiana, nos referimos a el "Más alla del principio del placer" (30) donde Freud mantiene y sostiene que los procesos que sobrevienen en el desarrollo de una fobia no son más que una huida, el intento de huir frente a una satisfacción pulsional. Modelo para situar la angustia de castración, cuestión que se encuentra en concordancia con los desarrollos posteriores realizados en "Inhibición, síntoma y angustia" (31).

"Inhibición, síntoma y angustia".

El recorrido freudiano esta signado en su desarrollo con las formulaciones explicitadas por Freud en 1926, con su texto Inhibición, síntoma y angustia, donde la temática de la fobia tiene un papel central, ya que la misma esta en intima relación con la evolución conceptual de Freud que presenta un giro fundamental con respecto a su teoría de la represión y donde el análisis de la fobia es la vía de este replanteo metapsicologico. Así que podemos ubicar este texto como uno de los fundamentales de la revisión autocrítica de Freud sobre el tema ya que ve que su explicación del proceso metapsicológico de la transformación de la libido en angustia no es más que una descripción. Así, todo el capítulo IV del texto implica una reubicación de la fobia de Hans como un intento de solución de la conflictiva ambivalencia hacia el padre y que con la fobia que desarrolla el niño realiza una sustitución del padre por el caballo (lo que la convierte en neurosis), y cae bajo los efectos de la represión de los impulsos agresivos hacia el padre y amorosos a la madre. Pero justamente, lo que destaca Freud es que es la angustia que suscitan esos impulsos lo que produce la represión. "En Hans se trata –en mi paciente ruso es mucho menos nítido – de un proceso represivo que afecta a casi todos los componentes del complejo de Edipo, tanto a la moción hostil como a la tierna hacia el padre, y a la moción tierna respecto de la madre." (32). Pero el problema, la contradicción que señala Freud, es cómo armonizar esta fundamentación (derivada del analisis de las neurosis en general) con el resultado de que en las fobias (cuya angustia yoica nace en el yo), la angustia no es producida por la represión, sino que la provoca. Freud dice: "Parece una contradicción, y solucionarla no es cosa simple. No es fácil reducir esos dos orígenes de la angustia a uno solo". (33) (Cuestión que será tomada en este trabajo al ubicar los desarrollos de Freud en su segunda serie de conferencias introductorias al psicoanálisis.) Queda así planteado el problema como una aparente contradicción que expone, que presenta, en las neurosis la cuestión como debida a una transformación de la cantidad excesiva de libido, mientras que en las fobias no proviene del exceso libidinal, sino que lo suscitan. Y Freud concluirá su cuarto capítulo del texto con la famosa sentencia ¡Non liquet!, señalando que el problema persiste y todo su desarrollo sobre las fobias no puede ser relegado. Freud no lo hara y luego dará una respuesta a partir de una nueva ubicación de la angustia en relación a la combinación entre las instancias de su segunda tópica, el yo y el superyó. En síntesis con ¡ Non liquet ! , expresión de antiguo uso judicial que quiere decir "No es claro", Freud da su propio veredicto con respecto al estatuto de las fobias en su relación a la teoría de la angustia y también con sus concepciones sobre las inhibiciones y por supuesto en relación al estatuto mismo del síntoma. En tanto, si la angustia en la fobia no procede del proceso de la represión, tampoco encaja con la concepción de síntoma en tanto éste tiene como fin eludir la angustia. Sin embargo, estas dificultades para ubicar la fobia no le impiden Freud a afirmar con todas las letras que es el horror a la castración el motor de los procesos defensivos neuróticos. Cuestión que luego será subrayada por J.Lacan al situar el texto de Freud "Inhibición , síntoma y angustia" ubicando a la fobia como forma radical de la neurosis, como la piedra angular de la neurosis, éste es el punto donde gira el desarrollo freudiano del texto mencionado. La fobia es radical en su relación al deseo y la angustia y es piedra angular por lo que muestra del encuentro con la castración de la madre. (34) La "señal de angustia", es el desencadenante de la huida fóbica ante el peligro; de este, que si bien puede parecer, y lo es, externo, Freud no deja de sostener y relacionarlo con un peligro interno, pulsional.

Podemos concluir este apartado diciendo que la fobia ya no es concebida por Freud como un síntoma sino como parte integrante de cualquiera de las neurosis edípicas, con la diferencia de que en la fobia se confiesa la angustia de la castración. Mientras que, en la histeria, está ligada a la pérdida de amor por parte del objeto y en la obsesión, relacionada con las manifestaciones superyoicas, la angustia, en la fobia, aparece como angustia de castración. No nos parece aventurado leer en esta concepción los puntos de apoyo que Lacan tomará para ubicar la fobia como "placa giratoria" y qué será presentado más adelante en el presente trabajo

Angustia y vida pulsional.

Si bien el presente trabajo no desarrolla en extenso el tema de la angustia, el mismo, como venimos señalando, al tener una íntima conexión con la fobia, no puede estar ausente del desarrollo expuesto. Ya nos hemos referido a las series de las lecciones introductorias al psicoanálisis desarrolladas por Freud, aquí nos remitimos en particular al desarrollo que efectuará Freud en la segunda serie de conferencias cuyo tema está centrado en la angustia y la vida pulsional (35). Freud se introduce en el tema señalando que tiene novedosas concepciones sobre la angustia. Destaquemos la idea misma de concepciones, ya que esta misma implica introducir sobre el hacer y las observaciones (léase sobre la relación angustia-fobia), representaciones y abstracciones que posibilitan deducir orden y transparencia. Viejo anhelo freudiano ante el problema de a fobia. Desde este marco, las argumentaciones de Freud, quien hace un reconto del desarrollo teórico alcanzado sobre el tema de la angustia, giran en torno a la distinción entre la angustia realista (producida o efecto de un peligro real) y la neurótica a la cual le sigue dando un carácter enteramente enigmático. Así la angustia será ubicada bajo tres tipos de constelaciones, primero la angustia flotante o expectante dispuesta a enlazarse a cualquier constelación que aparezca (neurosis típica de angustia), la segunda constelación está ligada firmemente a determinados contenidos o representaciones, ubicamos aquí a las fobias, donde aparentemente la angustiaguarda relación con el peligro pero cuya magnitud es desmedida en relación con el objeto o situación y esto la hace altamente sospechosa. La tercera constelación ubica la angustia en la histeria. Tres constelaciones para situar las preguntas fundamentales sobre el miedo en la angustia neurótica. Las respuestas dadas por Freud giran en torno a la conexión descubierta en la experiencia clínica entre angustia y libido. Recordemos que la primera respuesta situaba que la libido insatisfecha se mudaba directamente en angustia, (concepción apoyada en la aparición de las fobias en la infancia), aunque no dejaba, por esto, de tener un carácter enigmático. Enigma que Freud se explicaba a través de la consideración de un yo débil en el niño y por lo tanto, la fobia, que implicaba una inhibición localizada, provocaba una limitación funcional del yo y esta era la vía para ahorrarse el ataque de angustia. Por lo tanto la deducción era que en realidad, aquello a lo cual se tiene miedo es a las manifestaciones de la libido, es decir que para Freud las fobias muestran claramente la conexión entre peligro exterior e interior, ya que este último se muda en una aparente angustia realista. Tenemos así, ubicada la fobia, dentro de una teoría de la angustia como desplazamiento. Sin embargo, el desarrollo freudiano se cuestiona a sí mismo diciendo que los resultados de la investigación sobre la angustia y las fobias, si bien no aparecen como una neta contradicción, no llegaban a tener una total compaginación. Ahora bien, ¿cúal es el elemento que hace girar a Freud en su orientación con respecto a la angustia?, se trata del pasaje de la primera a la segunda tópica, es decir desde el sistema conciencia-preconsciente y el inconsciente, a las instancias: ello, superyó, yo, donde el yo (desarrollado en "Inhibición,síntoma y angustia") queda como única sede de la angustia, y la angustia como señal queda en primer plano, perdiendo el interés puesto sobre el tipo de material que sostiene a la angustia así como a las relaciones entre angustia realista y neurótica. La indagación sobre las fobias desde esta perspectiva implica, en el desarrollo freudiano, que la represión esta destinada a las mociones de deseo provenientes del complejo de Edipo, en particular con relación al objeto-madre. Por lo tanto, la inversión fundamental que presenta Freud es que no se trata de que la represión genera la angustia, sino lo contrario, se trata de la angustia de castración, y, esta angustia frente a la castración (o su correlato angustia a la pérdida del amor en las mujeres) es el motor más frecuente y a su vez el más intenso de la represión y, por lo tanto, de la formación de la fobia. En síntesis, como dirá Freud "el peligro de la castración se conserva bajo la máscara de la fobia.". Pensamos que este recorrido puede interesar al lector en su continuación desde la perspectiva y reordenamiento que presenta J. Lacan con respecto a la angustia cuando la sitúa claramente como un afecto del sujeto, pero también siendo él afectado por ella (deseo del Otro). La angustia no engaña y esta es su función de señal. Señal que sobreviene en la circunstancia donde el sujeto ubicado en la trama edípica es cuestionado por algún tipo de acontecimiento contingente pero que podruce un cimbronazo en la trama edípica misma, en su desarrollo y su resolución. De esta manera volvemos a insistir en que, en el centro del problema de la fobia, esta la angustia.

Por último, para finalizar nuestra guía sobre el recorrido freudiano señalamos que en una de sus últimas producciones "Moisés y la religión monoteísta" (36) tenemos con respecto a la temática de la fobia, (si bien no desarrollado en extensión), la referencia que mantiene vivo el problema que la misma presenta al psicoanálisis. En particular la problemática está ligada a la cuestión del trauma con relación a las manifestaciones de los neuróticos. Así, Freud destaca que el vínculo implicado en el trauma puede ser revivido en parte con otra persona, y que estos empeños del neurotico por revivir ese vínculo, tal fijación al trauma, va de la mano de la compulsión a la repetición. En tanto la fijación del trauma que está bajo el signo de la evitación implica una repetición cuya meta es contrapuesta, es decir olvidar el trauma. Freud resume, este tipo de manidestaciones neuroticas, como reacciones de defensa y su estado máximo se alcanza en las inhibiciones y las fobias. En síntesis, la fobia implica una fijación al trauma pero de tendencia contrapuesta.

 

El retorno a Freud. Consideraciones desde la enseñanza de J.Lacan.

Nuestro título señalando el "Retorno a Freud" tiene por fin indicar que en ese peróodo de su enseñanza es donde se encuentran los desarrollos más extensos por parte de Lacan con respecto a la temática de la fobia (por supuesto, las referencias al tema no faltan ni antes ni después de este período). Además, con él titulo mismo del apartado también queremos señalar al lector que, a partir de 1953, la formulación de los tres registros de la realidad psíquica, (nos referimos a lo imaginario, lo simbólico y lo real), y su tesis del inconsciente estructurado como un lenguaje, serán los parámetros, -si así nos podemos expresar-, desde donde encuadrar los desarrollos de Lacan con respecto a la temática de la fobia.

Por lo tanto, la enseñanza de Jaiques Lacan con respecto a la fobia también nos muestra un camino, un recorrido, que implica en sus primeras consideraciones la idea de ubicarla como una entidad particular y diferenciada en el campo de las neurosis. Sin embargo este trayecto culminará precisando su carácter de placa giratoria, de bisagra, entre las neurosis (histeria y obsesión) y la perversión. Además, debemos también indicar al lector que en este recorrido no está ausente la consideración de Lacan de ubicar a la fobia como encubridora o como transición hacia la psicosis.

Un recorrido donde el estatuto de lo imaginario es una llave para considerar a la fobia; así como también se puede constatar y es importante considerar las consecuencias para el sujeto cuando el problema es que lo simbólico no sea el garante de lo imaginario. Estas consideraciones generales nos autorizan a plantear nuestra diferencia con los intentos de establecer una correlación fija entre la distinción realizada por Freud entre inhibición, síntoma y angustia, y los tres registros (imaginario, simbólico y real). Pensamos que dicha fijeza supone estrechar sus enseñanzas y nos parece más adecuado indicar al lector que se trata de ver cómo la fobia misma articula los tres registros así como las relaciones estructurantes que se presentan tanto en inhibiciones y síntomas ligados a la angustia, como lo expone el desarrollo freudiano mismo.

Desarrollo freudiano al cual Lacan retornará una y otra vez y, así, recomendamos para la ampliación y el estudio en profundidad del tema de las fobias, la lectura y el estudio de los seminarios "La relación de objeto" y "Las formaciones del inconsciente" (37) ya que los mismos presentan la dificultad de ubicar la fobia bajo el juego significante y, por lo tanto bajo, la elaboración de la metáfora paterna; es con relación a estas cuestiones donde se ubica la problemática de la fobia. Así, por ejemplo, en el desarrollo de lectura y comentario que Lacan realizará sobre el caso Hans, al buscar el motivo de desencadenamiento de la fobia, llega a la conclusión de que la misma no es efecto del nacimiento de la hermana, ni tampoco de la amenaza de castración en contra de la masturbación, y pondrá en primer lugar los efectos sobre Hans de su turgencia peniana. La fobia aparece como respuesta a estas sensaciones que ubican al pene como real y que generan la angustia. Discordancia con el deseo de la madre y ante las intervenciones del padre que implican para Hans la promoción fantasmática, el pequeño investigador, como vimos, recurre a una serie de mitos cuya función tiende a reorganizar lo imaginario y permitirleubicarse en el Edipo. Será particularmente en el seminario sobre "Las relaciones de objeto." donde Lacan parece inclinarse a darle un estatuto específico a la fobia como entidad a través del análisis del significante fóbico - el caballo en Hans. Sin embargo, este estatuto de generalización a partir del significante fóbico es lo que determina, tal como precisa Lacan, las series de significaciones que el historial presenta, es decir es el regulador de las relaciones del pequeño Hans con el mundo. Así, el caballo como metáfora organiza y distribuye y el niño simboliza desde él, supliendo en un sentido la función de transmisión de la castración por parte del padre. Cuestión que será básica para el desarrollo por parte de Lacan de las instancias imaginaria, real y simbólica de la función paterna. Además destaquemos que, en este período, Lacan subraya que la angustia de la fobia es la angustia de castración. Pero en particular con respecto a Hans, este desarrollo necesario en la constitución subjetiva - vía las identificaciones- se produce a través de la fobia con una identificación femenina que muestra, en un sentido, el fracaso de transmisión de la castración por parte del padre. Así la fobia aparece justo donde tendría que estar la identificación al padre del mismo sexo, constitución vía el ideal del yo. Por lo tanto, la fobia, más que un problema es una solución al paso por el Edipo y constituirá un modelo para el sujeto en sus futuras elecciones de objeto. De esta manera, la fobia como solución permite ubicar en torno a las fobias una cuestión crucial ya que las mismas implican una metamorfosis libidinal y ésta no necesariamente se corresponde a estadios de desarrollo sino a irrupciones de lo real sexual en las contingencias de la vida. Será todo un tema en los desarrollos de los postfreudianos, la cuestión de cómo ubicar las manifestaciones de la fobia con la temática pulsional. En estos desarrollos se destacan las observaciones hechas por Hélène Deutsch, quien conectaba la fobia con el odio y el amor a la madre, pero como extremos compensatorios de las pulsiones agresivas. Lacan no es ajeno a estos desarrollos que sintetizará ubicando la fobia, su aparición, en el juego imaginario del niño, de la madre y del falo, con relación al padre por la vía de la castración. Y, de esta manera, volverá a situar la problemática de las fobias, no en una relación dual del niño con la madre, sino planteando que la constitución del objeto de la fobia es una construcción y, su función será poner a distancia la angustia de castración.

Además, el acento puesto en que la problemática que implica la fobia no sólo está ligada a la cuestión de la función paterna sino también a la problemática fálica, no sólo retorna a los desarrollos freudianos, sino que además permite ser el sustento para relacionar y diferenciar la fobia de la perversión. Una cuestión esencial porque esta dirección permite ubicar que es mediante el Edipo que se toma al falo como significante y esto ya implica un modo de relación y de confrontación con la función paterna. Es decir que la fobia aparece ligado a Edipo-castración, pero en el punto mismo donde la función paterna no es suficiente para la transmisión de la castración y no ocupa –si así podemos expresarnos- un lugar central en la relación madre - niño - falo - padre. En resumen, se trata de un pasaje de la dialéctica imaginaria al orden simbólico con sus consecuencias en la constitución. Desde este marco Lacan dirá que para él, a pesar del excelente análisis del que el pequeño Hans fue objeto, vía el padre, por parte de Freud, el mismo no fue terminado plenamente y, para Lacan, la relación de objeto resultante no fue del todo satisfactoria (38) (Como veremos en el próximo apartado del presente trabajo).

Con relación a los puntos que Lacan destacara en su enseñanza desde el retorno a Freud, toman un relieve fundamental las apreciaciones con respecto al objeto y/o situación fóbica. En primer lugar el objeto o situación están en una relación de cadena con otros objetos o situaciones en las contingencias de vida del sujeto y por lo tanto pueden desplazarse en ellos la angustia o el miedo que la situación fóbica presenta. Segundo, a pesar de esta movilidad, se puede constatar la función principal de la fobia como instrumento para tapar la angustia fundamental del sujeto, que aparece como consecuencia de un real no mediatizado y para subrayar la cuestión, es decir el carácter totalmente aleatorio del tipo de objeto o situación en la fobia, Lacan sostiene que para calmar algo que no puede resolver mediante una simbolización, -el nivel de angustia intolerable-, el sujeto no tendrá otro recurso más que construirse un miedo a un tigre de papel. Un tigre de papel, metáfora del carácter relativo del objeto, en tanto el objeto fóbico vale como falo es decir "como significante universal para suplir la falta en del Otro" (39) Esta tesis de Lacan que sostiene la relación entre fobia y metáfora es de suma importancia para todo tratamiento posible de las fobias. Además estas consideraciones que extraemos del recorrido lacaniano nos permiten no sólo señalar el carácter de evitación y de desplazamiento que la fobia implica, sino que además, en este proceso el sujeto pondrá en juego toda su existencia y su cuerpo en verdaderas crisis de pánico. Lo que nos induce a sostener que el estatuto del cuerpo en el fóbico aparece reducido solamente a las funciones orgánicas como consecuencia de la caída de lo imaginario que sostiene al cuerpo del sujeto en su relación al mundo. Es decir que esto indica una manifiesta disolución a nivel del yo y en términos pulsionales un investimento libidinal del cuerpo, que muchas veces es vivido a nivel manifiesto como estando fuera de todo control.

Como indicación a destacar para el lector, sostenemos que, tal como señalan numerosos autores, hay una insistencia de significación en la enseñanza de Lacan con respecto a la fobia, como forma radical, como piedra angular, como preservación, primer paso frente al deseo del Otro, dominio precario de la angustia, insistencia que Lacan hasta casi fines de los sesenta. Insistencia que ubica la fobia con relación a la angustia vía el objeto fobico, señal de alarma, fuga ante el deseo. Huida hacia adelante, la fobia señala lo que no se satisface y ese rasgo sostiene la función de la falta.(40) A nuestro entender, esta línea de desarrollo teórico para ubicar la fobia encontrará en el Seminario "De Otro al otro" (1968-1969), un viraje que ubica la fobia como intermediario, y que tomaremos en el apartado destinado a los desarrollos de Lacan realizados con posterioridad a sus comentarios sobre el caso Hans.

Comentarios de Lacan sobre el historial del pequeño Hans.

Son numerosos los comentarios que Lacan efectuará a lo largo de su enseñanza sobre el historial Hans (el lector podrá guiarse en su búsqueda con el anexo que presentamos al final del presente trabajo), así como las referencias a la cuestión de las fobias y su estatuto. En este recorrido hemos preferido tomar principalmente los realizados a lo largo del seminario "La relación de objeto" (41). Las razones de nuestra elección se deben a que en dicho seminario Lacan analiza el caso extensamente y el mismo presenta las tesis fundamentales sobre la fobia del periodo de su enseñanza bajo el eje del retorno a Freud. Pero a pesar de nuestras intenciones, debido a la extensión del trabajo, no nos es posible comentar en su totalidad los desarrollos que Lacan precisa a lo largo de los años 1956 y 1957; sin embargo a manera de guía de lectura presentaremos la siguiente puntuación de la IV parte del Seminario, basándonos en las puntuaciones que J.A.Miller efectúa al establecer el seminario. Así, cada uno de los apartados que siguen se corresponden con los títulos de las clases del seminario señalado y entre paréntesis colocamos la paginación correspondiente para facilitar la lectura(41):

1.- Del complejo de Edipo:

º Destaquemos que es a través del mismo que el sujeto debe asumir su destino anatómico e implica, como punto de partida, la castración. Es en esta línea que Lacan demuestra y aporta las relaciones recíprocas entre el juego imaginario del ideal del yo y la intervención sancionadora de la castración, producto de la cual los elementos imaginarios adquieren una estabilidad en lo simbólico, allí se fija la constelación para el sujeto. (Página 214). Podemos ubicar la producción fóbica justamente en el juego de esa relación como corte de la constelación o mejor dicho dando la fobia misma una constelación, claro está que con sus costos.

2.- Del complejo de castración:

º La castración es el signo del drama del Edipo y su eje implícito (Página 218). Su eficacia en la génesis de toda neurosis no es producto de una castración real (en el sentido de que se produce en la realidad) sino que opera bajo la forma de un tipo de acción que está referida a un objeto imaginario (Página 221).

º Se ubica en la relación originaria del sujeto con la madre, pero no es sin la incidencia del padre real, tanto por su presencia como por su ausencia. En los niños se presenta sean cual sean las contingencias de la historia en la constatación de que la madre conserva el Penisneid, descubrimiento de la madre fálica y cómo queda el niño en relación (en el sentido de respuesta subjetiva) a la posición materna, el niño puede, por ejemplo, identificarse con la madre como portadora del falo o ser él mismo el falo. (Página 226)

º Para Lacan será el alumbramiento de la castración lo que Hans suple en la fobia desarrollada.

3.- El significante en lo real:

º En esta etapa de la enseñanza de Lacan la función del significante es considerada como el organizador por excelencia de la subjetividad, de la ley, de la ordenación posible para el sujeto. El niño mismo entra en juego en una relación significante en una relación de sustituto fálico con respecto a la sexualidad de la madre. Y es de suma importancia la constación por parte del niño de que la madre desea otra cosa aparte de él mismo. Así, Hans en su devenir, estará ubicado él mismo como objeto de satisfacción y será precisamente en ese momento donde aparece la angustia. La fobia misma introduce en el mundo del niño una posibilidad parcial de resolución a esta problemática, puesto que la fobia (caballos, ser mordido en la calle, etc.) permite dividir el mundo en un interior y un exterior, una serie de umbrales que se ponen a estructurar el mundo y donde él mismo se sitúa.(Página 247)

4.- Para qué sirve el mito:

ºEl punto edípico donde Hans se ve llevado a introducirse como tercero, a ubicarse entre el deseo de la madre y el objeto imaginario que es el falo (objeto imaginario de la castración), es donde se ubica la aparición de la angustia y la resolución fóbica. La misma implica una estructuración de mitos que viene a responder a las teorías sexuales infantiles y a la posibilidad de ubicarse en ellos y con ellos. Las elucubraciones de Hans son un claro ejemplo de esta cuestión. (Páginas 250-253). Nudo angustia de castración-fobia que origina la trama de los relatos del pequeño investigador que, por cierto, no olvidemos, responde a su Padre y al profesor Freud. La actividad mítica del niño se consagra a los temas de la vida y de la muerte, del sexo, de la existencia y la no existencia, de las relaciones parentales, del nacimiento, etc. Temas vinculados con la existencia del propio sujeto y a la subjetivación de su propio sexo, como decíamos antes, su destino anatómico. Lacan destaca que las construcciones de Hans son dependientes tanto de las intervenciones paternas y sus fallos, indicados por Freud a lo largo del historial, y esta interrelación se constata en la super productividad de los desarrollos de la fobia por parte del niño.

º En resumen, el progreso de lo imaginario a lo simbólico implica que lo imaginario se organice a través de los mitos, por lo tanto, será el mito lo que sirve al niño como construcción, como ordenación de las relaciones a los otros y cómo ubicarse en ellas (Página 267).

5.- Cómo se analiza el mito:

º Si la fobia se sitúa en una trama donde el niño debe cambiar las formas de su relación con el mundo con el fin de admitir (proceso para todo sujeto) que en el campo de sus semejantes hay sujetos que están privados realmente del falo imaginario (Página 273), los mitos vienen a ser parte de este proceso tanto para persistir en la negación del hecho como para posibilitarlo. Y lo que Lacan señala con notoriedad es que estos mitos son los que permiten las transformaciones, y Hans nos enseña de manera palmaria, a cielo abierto, la transición que hace pasar al niño, de la dialéctica imaginaria con la madre alrededor del falo, al juego de la castración en la relación con el padre. (Página 274). Las interpretaciones de Freud adquieren con relación a los mitos el carácter de una intervención desde el saber y señala un carácter netamente singular en el caso ya que nos permite observar casi en estado puro el funcionamiento de los fantasmas. Pero, a su vez, las intervenciones de Freud, permiten al niño pasar de los mitos fóbicos a los mitos freudianos, pasajes significantes, permutaciones que en un sentido analizan, en sí mismo, vía el mito la posición fóbica del niño. Así, la importancia del mito para Lacan no se reduce a su función de metáfora, sino que le da un valor técnico, creación de Hans que se va desarrollando en concordancia con las intervenciones paternas y las de Freud mismo, que estimulan las producciones del niño en concordancia con la construcción sintomática, es decir la fobia misma.

6.- El significante y el chiste:

º El caso de Hans, para ser dimencionado en toda su amplitud, para ser situado en las precisas coordenadas del desarrollo freudiano, no debe dejar de lado la distinción entre significante y significado, ya que leer el historial bajo esta óptica implica poder discernir que los elementos significantes de la fobia tienen un sentido unívoco, es decir, no implican una correspondencia a un significado único, valga por ejemplo la diversidad de significaciones y sentidos que giran y se transforman en torno al significante "caballo". A su vez , si leemos atentamente el historial notamos que por más que se ejerzan ciertas presiones sobre el niño para que confiese sus deseos, para que acepte el significado que se le propone bajo las coordenadas del mito edípico, éste ante las equivalencias y soluciones que le son propuestas, obtiene desde la posición de rechazo las repuestas evasivas dadas por Hans, las alusiones y los pretextos, que se corresponden a sus propios desarrollos significantes expresados por sus propias versiones míticas. Y Lacan no deja de señalar con respecto a esto que a veces se tiene incluso la impresión de que, en cierto modo, el niño se burla (Página 287). En esta dialéctica podemos considerar que el significante sintomático constituye y cubre el desarrollo y la evolución de múltiples significados, pero que es justamente esta su función (Página 288). Destaquemos que estas apreciaciones no sólo valen para el particular caso de Hans, sino que señalan una orientación muy precisa para toda intervención sobre los cuadros fóbicos. Y Lacan sostiene la siguiente regla: "ningún elemento significante, objeto, relación, acto sintomático, por ejemplo en la neurosis, puede considerarse dotado de una carácter unívoco. Y además ubica lo que el define como "regla de oro", la misma esta basada en que "nuestra noción de estructura de la actividad simbólica, los elementos significantes deben definirse de entrada por su articulación con los otros elementos significantes. Esto justifica la similitud que establecemos con la teoría reciente del mito." (Página 289). Por lo tanto, el mito tiene el carácter de articular la solución de un problema. Y al producir y aislar los significantes en su valor esencialmente combinatorio, lleva a la consecuencia de que permite estructurar en lo real una serie de nuevas relaciones y combinaciones. Por lo tanto la llave del significante nos permite ubicar el desarrollo sintomático bajo una coherencia sistemática en cada momento del desarrollo diacrónico y permite ubicar estos desarrollos en concordancia con el eje sincrónico de la castración. Así, presenta al neurótico una salida, ciertamente circular, pero no exenta de lograr que los puntos de partida si no son interrumpidos, sean puntos de llegada. En esta línea, conviene ubicar por ejemplo en Hans la relación entrampada con respecto al falo y su madre que llevará a un elemento nuevo de identificación con el objeto del amor materno. Así, es como el niño debe afrontar y asumir los diferentes momentos cruciales de su desarrollo infantil, sus fenómenos de crecimiento, principalmente, la cuestión de sus erecciones. Las diferencias que debe asumir a pesar de las constataciones, es decir, las comparaciones, es la de aceptar la existencia de un pene real, las diferencias y la aceptación de un pene que puede crecer o empequeñecer, y a la vez las comparaciones entre el pene de los niños y el de los mayores (Paginas 300-301). En esta línea, con respecto a Hans, Lacan ubica precisamente el problema de su desarrollo vinculándolo con la ausencia del pene mayor de todos, el del padre. Así, "La fobia se produce en la medida en que Juan debe afrontar su complejo de Edipo en una situación que exige una simbolización particularmente difícil." (Página 301)

º Con respecto a las fundamentales explicaciones y desarrollos entre el significante y el chiste , recomendamos al lector la lectura del Seminario Libro V, de J.Lacan "Las formaciones del inconsciente."

7.- Circuitos:

º A lo señalado en el apartado anterior, debemos agregar que la constelación significante se desarrolla y opera por medio de un sistema de circuitos con sus transformaciones, por lo tanto se trata de un sistema de rotaciones, sistema netamente dinámico. Así las formaciones míticas de los niños, y lo constatamos en Hans, es que en esta dinámica están implicadas, como elemento fundamental, las teorías infantiles de la sexualidad. Así, volviendo a la cuestión del caballo, como vimos en el historial, va más allá del propio caballo como objeto, y su carácter significante va agrupando el desarrollo de los circuitos que despliega en los mitos y que también organizan su espacio y tiempo. Y la apariencia difusa que señala, al respecto Freud, en el historial (algunos de cuales, confiesa Freud lo dejan aún sin explicación y sin interpretación) con respecto a la fobia, es que la misma se refiere al caballo, pero también a los coches, a las caídas de los caballos, a sus mordeduras, a las diferencias naturales y funciones de los mismos. Así el caballo queda designado como "complejo de los caballos", y sobre el cual, Freud, sostiene se presenta como adecuado a determinadas transferencias. Transferencias en lo que Lacan llamará "ensayos sucesivos" (Página 307), aplica al mundo el sistema significante caballo y el mismo va recubriendo los elementos principales del mundo del niño, su padre, su madre , la aparición de la hermana, sus compañeros de juego y de vacaciones, las niñas fantasmáticas y, en particular, él mismo. Y aunque entre en juego a posteriori de la aparición del caballo, la señal difusa de la angustia en Hans, esta aparición como objeto no borra la angustia. Y para situar a modo de ilustración, con respecto a la problemática señalada, es Hans quien en principio establece –como todo niño- las relaciones a la madre bajo las coordenadas de presencia y ausencia de la misma y sobre las cuales debe ubicarse. Luego tendrá que enfrentar las apreciaciones maternas sobre su "cosita-de-hacer-pipi", no sólo que está prohibido, sino que es ubicado como una marranada, algo repugnante que no debe ser manipulado, etc. Freud sitúa en su carácter de retroacción con respecto a los desarrollos del niño, y que deben ser ubicados en una temporalidad de retroacción no sólo a los hechos ocurridos con anterioridad, sino que sus incidencias no son inmediatas sino que aparecen luego de cierto tiempo. Como, por ejemplo, la cuestión del nacimiento de Ana, la hermana que será captada por Hans desde diversos puntos de asimilación, para luego ubicarla como un elemento que pone en cuestión las construcciones del pequeño.

º En cuanto a los circuitos y desplazamientos del pequeño Hans con relación a los lugares adonde es llevado y que rodean a la casa y son esenciales en los paseos que lleva adelante con la madre, con la niñera y con el padre, dejamos al lector que se ubique a través de los distintos gráficos que Lacan presenta en el desarrollo de su comentario, aquí solamente damos la lista de lugares y su ubicación en las clases correspondientes a través del número de página:

La lectura de los precisos comentarios e interpretaciones por parte de Lacan sobre las relaciones entre estos circuitos y las apariciones de los fantasmas y las respuestas y construcciones del niño son, para el lector interesado, una referencia insoslayable, que dejamos a su cargo. Solamente concluyamos este punto diciendo que estos circuitos señalan y ubican el nacimiento de la fobia y que esta nos enseña un proceso típico de la metonimia, es decir, los desplazamientos. También, en el desarrollo de las construcciones de Hans, se pone de manifiesto la asociación de tipo metafórica, que responde a sustituciones. Dirá Lacan y lo tomamos como indicación : "Estos dos tipos de asociaciones que se llaman la metáfora y la metonimia, las encuentro donde están, en el texto de ese baño de lenguaje donde Juan está sumergido. Ahí es donde encontró él la metonimia original aportada por el caballo, primer término alrededor del cual se reconstituirá todo su sistema. " Página 318).

8.- Permutaciones:

º Recordemos que en la dialéctica misma de la cura aparecerán los diferentes fantasmas y las respuestas, unas las construcciones propias de Hans y otras las respuestas paternas y sus interrogatorios. En esta dialéctica se le revelará al niño, por un lado, la privación fundamental con la que está marcada la imagen de la madre. Cuestión intolerable en tanto de ella depende que Hans aparezca amenazado por la castración de no poder colmar a su madre (Página 321). Además, esta dialéctica nos señala no sólo la aparición de la angustia sino también su ambigüedad, a la que Hans irá dando forma con sus sucesivos fantasmas, permutaciones en torno al circuito materno y paterno, sumados a la duplicación o triplicación de la función paterna encarnada en la figura del profesor Freud (ya hemos señalado algunas de las características que conectan a Freud con los padres de Hans). Por lo tanto, encontramos una serie sucesiva de permutaciones míticas que se producen y que se corresponden a la serie de fantasmas. Permutaciones sucesivas que en definitiva llevarán al sujeto a lo imposible mediante las articulaciones sucesivas de todas las formas de imposibilidad de encontrar una solución o mejor dicho cuya solución esta ligada a la castración. Un circuito de permutaciones que llevarán al sujeto a un tipo de respuesta con respecto a la pregunta de qué soy como ser mortal y sexuado que la trama edípica representa. En esta línea, Hans queda situado en una respuesta de tipo neurótica y no perversa. Permutaciones que recorren las soluciones posibles bajo los significantes escogidos que no están allí para dar significación sino para completar la hiancia fundamental del sujeto, el vacío estructurante. Pueden especificarse a manera de ejemplo los fantasmas referidos al coche de carga en el muelle, las cuestiones relativas al descenso fallido del tren, el de la partida con la abuela, el retorno al padre, el de la bañera, los ligados al fontanero y al instalador, etc. Con respecto al fantasma de la bañera, es allí donde se puede ubicar un punto crucial de las permutaciones que produce Hans ya que el mismo acaba asumiendo la falta en la madre, la cosa que no se puede mirar, que estaba bajo la negrura inaprhensible de la figura del caballo, precisamente donde muerde. Luego retomaremos esto con relación a las bragas de la madre. Sin embargo, estas permutaciones, -decíamos-, ubican la imposibilidad; ampliemos esta cuestión fundamental diciendo que, tal como señala Lacan, nada indica que al final Hans haya cumplido completamente el recorrido significante del complejo de castración (Página 334). Complejo de castración que remite a que si en alguna parte no hay (no todos tienen pene), el padre será capaz de dar otro. Cuestión fundamental en el proceso de simbolización para todo sujeto, ya que al orden simbólico le es necesario que el pene sea retirado y luego devuelto, pero el drama del complejo de castración es que puede ser devuelto sólo simbólicamente.

9.- Transformaciones:

º Que se expresan en el desarrollo significante cuyo centro enigmático es el término de "caballo" incluído en la fobia como "solución"; alrededor de él irán desarrollándose una serie de transformaciones del desarrollo mítico de Hans con los cuales él vive su Edipo, sobre el cual Lacan dirá que nada indica en la observación que debamos considerar sus resultados como plenamente satisfactorios. En esta línea se pueden ubicar las relaciones que Hans mantiene con las niñas, no se trata de su aspecto casi donjuanesco y seductor tiránico, sino que marcarán al sujeto en una relación imaginaria con ellas, son más bien sus hijas, y las amará pero signado por un tipo de vínculo donde estará en juego una relación de poder y, en este sentido, queda instalado un temor hacia ellas, las mujeres.

º Con respecto a la cuestión del falo, el padre le suguiere a Hans que su fobia es producto de que él se toca, le dice que su miedo es porque él se toca, se masturba, pero Hans le responderá en un principio que el falo no muerde como los caballos. Así, para Hans, lo que hasta entonces había sido el juego de mostrar o no mostrar el falo, se transforma en un juego donde está en juego el falo imaginario, es decir el de las relaciones con su madre y las niñas a través de las conductas de seducción por parte del pequeño, no sólo con la madre sino también con las niñas, juego, en donde a pesar de que él ya sabía que no tienen, sostendrá que aún así lo tienen, juego de alternancia está o no está, lo tendrán o no.

º A esta altura del historial encontramos esa intervención tan directa de Freud, quien le dice a Hans que él inventó una historia mucho antes de que el pequeño viniera al mundo, le dice que él sabía que un día iba a nacer un Hans que querría demasiado a su madre y que por esa razón rivalizaría con el padre. Mito construído de los orígenes y que viene a chocar directamente con las transformaciones que construía el propio Hans. Un resultado casi inmediato es que el niño, el día siguiente, va a buscar al padre y le dice que tiene miedo de que se vaya, mostrando una cristalización de la angustia. Esta interpretación de Freud, sin embargo, permite ubicar la angustia ante la posibilidad de ausencia del padre y transforma el soporte de la fobia que estaba ligada a la figura del caballo.

10.- Las bragas de la madre y la carencia del padre:

º Las cuestiones referidas (en el historial) a las dos bragas de la madre y cómo esto entra en el diálogo que Hans mantiene con su padre, muestran un profundo malentendido lleno de problemas, referidos a la función del vestido, del velo, tras el cual se esconde la ausencia negada del pene de la madre. Y que llevan, en el desarrollo del comentario realizado por Lacan, a que éste insista, -recordemos que el seminario es un contexto de enseñanza-, en la cuestión del complejo de Edipo, cuyo esquema fundamental implica las diversas relaciones entre los elementos constituyentes: el niño y la madre, el padre como elemento tercero y, como cuarto elemento, el falo. Lo que nos enseña la teoría psicoanalítica es que más allá del plano fisiológico, la irrupción de la sexualidad, le permita al sujeto conservar una presencia tanto en el mundo real como también en el orden simbólico, a través del movimiento de los términos que implican al pene del padre, la ausencia del mismo en la madre y las relaciones que el niño mantiene con su propio pene y, para lograr esto, se deberá pasar por el complejo de castración. De esta manera simple situamos un nudo central en la teoría psicoanalítica, el de las relaciones estructurantes entre Edipo-Falo-Castración. En particular, la clave del historial de Hans reside en que pueda encontrar una suplencia para ese padre que se obstina en no querer castrar. "Se trata de saber cómo va a poder soportar Juanito su pene real, precisamente porque no está amenazado. Aquí está el fundamento de la angustia." (Página 367).

11.- Ensayo de una lógica del caucho:

º Sería por nuestra parte irrespetuoso para el lector resumir el despliegue que realiza Lacan en esta lección de su seminario con respecto a la temática del padre y en particular, a la función de la metáfora paterna, que había sido presentada y desarrollada por Lacan en su seminario anterior "Las Psicosis" y aquí es retomada. Por lo tanto, nos limitaremos a señalar la solución que encuentra Hans al respecto. El dirá finalmente Ahora yo soy el papá, y su padre le preguntará que haría si es el padre y Hans responderá sin miramientos te llevaría todos los domingos a ver a la abuela. Anuda, así, su relación al padre, pero conviertiéndolo en abuelo. Freud dirá que es la elegante solución que encontró Hans a la cuestión edípica, pero sin embargo nada en el historial nos permite decir ni a Lacan ni al propio Freud que se trate de una solución típica del complejo de Edipo, en tanto también desdobla a la madre en la figura de la abuela. Sin embargo esto permite al niño encontrar un cierto equilibrio en una paternidad imaginaria. Hans sustituye a la madre y tiene niños imaginarios como ella los ha tenido, a él y a Ana, convirtiéndose , dice Lacan, en un personaje esencialmente poeta, creador en el orden imaginario. "Y así la figura de la mujer no será para él más que el fantasma de esas pequeñas hermanas-hijas en torno a las cuales habrá girado toda su crisis infantil." (Página387). Salida heterosexual del complejo de Edipo, pero con cierto matiz atípico, vinculado con la carencia del padre. Esto es lo que Lacan sitúa como una lógica nueva. Y que en el presente trabajo comentamos a través del artículo y comentario de J.A. Miller sobre este seminario.

12.- <<Me dará sin mujer descendencia>>:

º Recordemos que Freud dirá en sus términos que la verdad sobre Hans no llega a obtenerse por completo. En esta perspectiva creemos que la enseñanza de Lacan sobre el caso del pequeño Hans pone de relieve que la fobia se presenta a modo de modelo mental a partir del cual todo progreso ulterior puede ser consideraro una extensión, como, por ejemplo, tanto en la histeria como en la obsesión.

Así, Lacan sostiene que cuando uno se enfrenta a una fobia podrá advertir que el objeto de dicha fobia es siempre un significante, variabilidad en los objetos materiales o situaciones conectadas a la fobia, pero objetos puestos en función de significantes. Y la fobia declinará cuando Hans llegue a una solución de su ubicación genealógica, una explicación a las diferentes relaciones posibles de un niño con una madre y con un padre, lo que implica también la diferencia sexual. Y en esta línea, Hans construye una teoría sexual de lo más original, subrayada por Freud, ya que Hans llegará a la teoría de que los niños dan a luz a las niñas y las niñas dan luz a los niños. Una teoría que también tiene en cuenta la función paterna, que le permite una cierta ubicación genealógica y que le permite incluirse en el mundo de las diferencias, es decir en el orden simbólico. Cuestión que la fobia, como función metafórica, ponía en juego a través de significante caballo. Y Lacan concluye "Todo el progreso del análisis consiste en este caso en extraer, en poner de manifiesto, las virtualidades que nos ofrecen el uso, por parte del niño de ese significante esencial para remediar su crisis."(Página 402). A través de él, el niño construirá su neurosis, para afirmar su relación con lo simbólico. Así, la fobia es una manera de manejar el significante y sostiene un lugar que debería ser ocupado por el padre simbólico y es en este sentido que la fobia es metáfora de esta función.

º Por último diremos que las vueltas, circuitos, permutaciones, desarrollos míticos etc. muestran, e hicieron posible, el desvanecimiento progresivo de la fobia. O, dicho de otra manera, el recorrido de la fobia, tomando a ésta como una conjunción de lo imaginario y la angustia, nos plantea la transición que va de esa dialéctica imaginaria con la madre que gira en torno a la cuestión del falo, a la función de la castración que se reordena en una configuración simbólica que ya no es el cristal de la fobia. Fobia en Hans, que después de todo, como hemos subrayado, no deja de ser un llamado al padre.

Hasta aquí hemos presentado los comentarios de Lacan en su seminario oportunamente citado. Para finalizar este apartado solamente diremos que se desprende del desarrollo realizado por Lacan la equivalencia entre el mito , su función, y las diversas y prolíficas creaciones que denominamos teorías sexuales del niño. Pero será el propio Lacan quien precise el eje de su comentario sobre Hans, y lo dira en su escrito "La instancia de la letra": "Así es como, para colocarlos en el punto preciso en que se desarrolla actualmente en mi seminario mi comentario de Freud, el pequeño Hans, a los cinco años abandonado por las carencias de su medio simbólico ante el enigma actualizado de repente para él de su sexo y de su existencia, desarrolla, bajo la dirección de Freud y de su padre, discípulo de éste, alrededor del cristal significante de su fobia, bajo una forma mítica, todas las permutaciones posibles de un número limitado de significantes.

Operación en la que se demuestra que incluso en el nivel individual, la solución de lo imposible es aportada al hombre por el agotamiento de todas las formas posibles de imposibilidades encontradas al poner en una ecuación significante la solución. Demostración impresionante para iluminar el laberinto de una observación que hasta ahora sólo se ha utilizado para extraer de ella materiales de demolición. Y también para hacer captar que en la coextensividad del desarrollo del síntoma y de su resolución curativa se muestra la naturaleza de la neurosis: fóbica, histérica u obsesiva, la neurosis es una cuestión que el ser plantea para el sujeto <<desde allí donde estaba antes de que el sujeto viniese al mundo>> (esa subordinada es la propia frase que utiliza Freud al explicar al pequeño Hans el complejo de Edipo)." (42)

 

X) Comentarios sobre el historial del pequeño Hans ( segunda parte)

Si bien ya hemos presentado al lector los apartados referidos al historial de Hans hechos por Freud y luego por Lacan nos parece que el lector tendrá un panorama más amplio al sumar los comentarios efectuados por Jacques-Alain Miller (43), ya que los mismos permiten situar la elaboración de la cura del pequeño Hans desde el punto de vista lógico y así se puede ver a través de ellos no sólo una base más para situar la fobia teóricamente, sino además para ver los problemas y las maneras de tratarla clínicamente que cada caso nos presenta. Remitimos al lector al texto de Miller citado en la bibliografía , y aquí ubicamos en nuestro desarrollo una serie de puntos fundamentales:

1.- La relación entre las producciones fantasmáticas del sujeto y las posibilidades de formalización desde los conceptos.

2.- La tentativa de Lacan de formalizar dinámicamente los elementos, el decir de Hans, de formalizar el proceso mismo y no solo la estructura.

3.- Dichos elementos implican las transformaciones, las permutaciones de una formación del inconsciente, desde el postulado de que para un sujeto hay un número limitado de significantes esenciales que permutan, y que cuando estas permutaciones han sido efectuadas, esto implica que tenemos el saldo de un cambio cualitativo. Y Lacan en su Escrito contemporáneo (con el cual cerramos el apartado anterior) al desarrollo del seminario afirma esta posibilidad diciendo: "el pequeño Hans desarrolla, bajo una forma mítica, todas las permutaciones posibles de un número limitado de significantes." Pasaje de lo imaginario a lo simbólico , que sitúa la cura de Hans como un proceso de simbolización, sobre un elemento fundamental el falo. Proceso que en Hans se había alterado produciendo la fobia, no sólo por la aparición de su hermana y la impotencia ante la diferencia sexual que ella presentaba ante sus ojos, sino que también -y creemos fundamentalmente-, porque el pequeño no podía simbolizar su goce fálico, las cuestiones con la erección. Y con Hans podemos hablar de una resolución curativa en tanto el síntoma fobico desaparece, pero además presenta todo su interés por que en que el desarrollo mismo de la cura, el desarrollo del análisis infantil (claro ejemplo para la práctica del psicoanálisis con niños) va de la mano de la construcción de la metáfora paterna, esta es la lectura de Lacan quien afirmará que esta construcción no será plena sino de una manera un poco desviada. Pero a pesar de esta desviación Hans puede elaborar un Nombre-del-Padre y podemos decir que gracias a esta elaboración es que desaparece la fobia que venía a cubrir la angustia de castración. Y también que esta elaboración pone -si así podemos expresarnos- un dique al deseo materno como insatisfacción radical constitutiva de toda mujer. Así que, con relación a las permutaciones que puede hacer Hans, recorre como un hilo invisible, un elemento fundamental: la relación oral a la madre, o dicho de otro modo, el problema de todo sujeto infantil de cómo saciar el deseo de la madre con respecto a su falta. Así, no falta en el desarrollo de Lacan la referencia a la ecuación freudiana niño igual falo, pero como sustitución con relación a la falta femenina. Pero el niño es un sustituto no suficiente, y en un sentido esta no suficiencia puede llevar al camino de la construcción de una fobia. Y J.A Miller subraya que Lacan ubica que Hans no sale del dominio de la madre, del imperio de la madre.

XI) Otros desarrollos sobre la fobia en la enseñanza de Lacan

Continuamos en este apartado con los desarrollos de J. Lacan con respecto a la ubicación de la fobia y será en 1969 que al desarrollar su seminario titulado "De un Otro al otro" (44), que será precisado por parte de Lacan el estatuto y función estructural de la fobia. Allí, en primer lugar, Lacan mismo, a pesar de haber desarrollado el comentario sobre Hans ligado al tema de la fobia extensamente, dirá en su clase del 30 de abril de 1969, que es necesario retomarlo, en tanto la transmisión de esos comentarios ha sido insuficiente. Además, en la misma clase señalará la relación entre perversión y fobia, para articular a su comentario la relación del neurótico al campo del Otro vía el significante, con la cuestión del deseo, campo dominado por el objeto a. En otros términos podemos precisar que en la fobia, para especificar en nuestro tema, se juegan los elementos del fantasma, es decir la división del sujeto por el significante y la cuestión de la pulsión implicada en la teoría del objeto a.

Pasamos ahora a situar los comentarios que el lector encontrará en la clase del 7 de mayo de 1969. Allí Lacan parte de recordar que la angustia no es sin objeto, dándole al "no sin", el carácter de señal para el sujeto, y que presupone en el sujeto el hecho de la falta, lo que ya supone instituido un orden simbólico. La cuestión que queremos subrayar del comentario de Lacan es que la fobia jugará con relación a los tres registros (real-simbólico-imaginario) y que en este momento Lacan, como ya hemos señalado relee su seminario de los años 56-57, destacando que en aquel momento no tenía, por así decirlo, a su disposición la concepción y elaboración sobre el estatuto del objeto a. Lacan considera su propio recorrido sobre el caso Hans, un tanto confuso debido a su aspecto laberíntico y presenta su intención de ir más allá del resultado o disolución de la fobia de Hans. Por lo tanto, cuando dice que su comentario sobre Hans ha sido insuficiente, esto se debe a que en él no había sido ubicada totalmente la fobia desde el punto de vista estructural. Pero esta ubicación no sólo persigue un afán teórico, sino también sus consecuencias para encarar la clínica de las fobias. Si bien la experiencia muestra que las fobias se curan también espontáneamente, la apuesta es el estudio sobre las fobias como investigación sobre las fronteras del límite entre lo imaginario y lo simbólico, es decir la función que en psicoanálisis se define como complejo de castración. Una encrucijada entre la conjunción de la determinación simbólica por vía del significante y su relación a la constitución de la imagen del cuerpo. Aquí remitimos como ejemplo al lector, al comentario que Lacan hace del caso de Hélèn Deutsch sobre el niño de las gallinas (45). Comentario que lleva a Lacan a precisar que en el pasaje del campo de la angustia que no es sin objeto, de lo que se trata es que ese objeto es la apuesta misma del sujeto y será en el campo del narcisismo en donde se devela la verdadera función de la fobia, que está en sustituir el objeto de la angustia por un significante que provoca temor. Y entonces tenemos que, a nivel de la angustia, de su enigma para el sujeto, la presencia del objeto fóbico como peligroso es tranquilizadora. Y Lacan concluye esa clase diciendo que a la fobia no la podemos ubicar como una entidad clínica, sino como una encrucijada algo a elucidar en tanto vira hacia los dos grandes órdenes de las neurosis (la histeria y la neurosis obsesiva), pero además, por su ubicación con relación a la estructuración del sujeto, la fobia puede virar hacia la perversión. En síntesis, Lacan responde a la cuestión del estatuto de la fobia diciendo que no podemos ver allí una entidad clínica específica, sino lo que él ubica como una placa giratoria, algo que debe ser elucidado en sus relaciones, con lo que gira comúnmente, a saber los dos grandes órdenes de la neurosis, la histeria y la obsesión, pero también en la unión que realiza con la perversión, por lo tanto la aparición de la fobia no implica algo aislable desde el punto de vista clínico sino más bien de una figura clínicamente ilustrada de una manera patente sin duda, pero en contextos manifiestamente diversos.

Nos parece fundamental subrayar esta precisión de placa giratoria enlazada a la idea de la fobia como retorno, en tanto se trata de sustituir el objeto de angustia a un significante que da miedo y en este movimiento, el giro no se limita a ser hacia la histeria o la obsesión, sino que también puede incluir a la perversión. Esta precisión se debe a que la fobia aparece ligada al nacimiento de un deseo, cuando el sujeto sexuado debe implicarse en la formulación fálica de la falta. Así Lacan, al diferenciar el objeto fóbico de la metáfora paterna (cuestión que había ubicado en sus desarrollos sobre Hans) ubica la fobia bajo la idea de retorno a una identificación primordial, que si bien está ligada a la paternidad, lo está con relación a los ancestros en el sentido de un primer ordenamiento del mundo. Por lo tanto, la fobia no es metáfora sino significación del Nombre del Padre.

Así, la idea de placa giratoria, sitúa a la fobia, -si así podemos expresarnos-, en un tiempo de estructuración subjetiva y por lo tanto lógicamente anterior a que se tome la vía perversa o la vía neurótica del deseo, es decir, se ubica lógicamente en la efectuación de la estructuración subjetiva. Cuestión que se verifica en la presencia de la fobia en los niños o por lo menos en su equivalente es decir el significante fálico que vale para todos los sexos. En esta línea podemos correlacionar fobia y división subjetiva, nudo a partir del cual el sujeto se amuralla con la fobia, donde aparece el fetiche o tomará el paso vacilante de la neurosis (46). Si se amuralla en la fobia es que el objeto de la angustia es sustituido por un significante que provoca temor y, por paradójico que parezca, ante la angustia, la fobia, con todos sus temores es tranquilizadora para el sujeto, por lo tanto, tiene el carácter mismo de defensa. Y a la vez al tener estatuto de significante permite en su función metafórica una articulación en la cadena significante (47).

XII) Otras conceptualizaciones.

Las características del presente trabajo, -creemos-, no pueden dejar de lado algunas consideraciones generales acerca de cómo es situada y enfocada la cuestión de la fobia en el DSM-IV (47). Es posible caracterizar las sucesivas ediciones del manual, bajo la óptica de presentar las diferentes particularidades sobre los trastornos mentales. Su primera edición apareció en 1952 y en ella el término de "reacción" reflejaba la influencia psicobiológica de Adolf Meyer quien descarta la categoría de Neurosis y en su lugar aparecerá la categoría de Trastorno para designar y agrupar con ella a los trastornos mentales como manifestaciones de reacciones de la personalidad frente a factores psicológicos, sociológicos y biológicos. Este pasaje implica, por un lado, clasificar y, por el otro, dejar de lado categorías clínicas -a nuestro entender fundamentales-, en tanto desconoce no sólo la categoría de Neurosis, sino también los fundamentos freudianos con respecto a las Psicosis y a la Perversión. Y con el afán de describir se llegará gradualmente a establecer una larga lista de afecciones clasificadas por las modalidades particulares, pero desde un punto de vista fenoménico, que si bien facilita las estadísticas, tiene que concluir necesariamente en la orientación psicofarmacólogica para los tratamientos. No desechamos los medicamentos, pero sí que éstos sean usados para excluir la dimensión fantasmática, la dimensión subjetiva propia del uno por uno.

Desde esta caracterización la fobia queda situada bajo los trastornos de ansiedad. Pero destaquemos que la ansiedad como término y como concepto engloba, para este tratado, a la angustia, se encuentre o no ligada a la agorafobia, a la fobia específica o a la fobia social. Es decir que la fobia es incluida como un trastorno dentro de los diferentes cuadros ligados a la ansiedad como por ejemplo, angustia (panic attac), agorafobia, trastornos obsesivos-compulsivos, trastornos por estrés postraumático, por estrés agudo, por efecto de enfermedades médicas, inducido por sustancias y, además, el trastorno de ansiedad no especificado. La única diferenciación con respecto al resto de los cuadros es ubicar a las fobias a partir de la ansiedad como efecto o respuesta a la exposición a objetos o situaciones temidos y que suele producir comportamientos de evitación; lo mismo para la fobia social, nada más que la diferencia está en que la misma se produce ante situaciones sociales en donde el individuo está implicado.

Sin embargo, la angustia insiste y aunque quede inscripta bajo la formulación general de ansiedad, -es lo que por ejemplo caracteriza al panic attack-, la variabilidad fenoménica que se describe o engloba bajo este cuadro va desde palpitaciones, temblores, falta de aire, sensación de atragantarse, náuseas, etc. Y nos parece lícito preguntarnos si más allá de la variabilidad sintomática, esto no remite a una cuestión estructural, ya que en las descripciones de los enfermos no deja de estar presente la característica de un miedo intenso, de perdida de control, miedo a la muerte, etc. Además, el DSM-IV, si bien describe tres tipos característicos de crisis de angustia en relación a los estímulos situacionales (su presencia, su ausencia o que se encuentren más o menos presente los mismos), no deja de señalar que el diagnóstico diferencial de las crisis de angustia resulta muy dificultoso. A nuestro entender, la mirada sobre la situación de crisis y la caracterización de trastorno, sumado al desplazamiento de angustia por ansiedad, hace perder de vista un instrumento fundamental para su conceptualización y posible tratamiento. En este sentido planteamos que la fobia tal como es caracterizada por el psicoanálisis permite dar ese marco interpretativo a estos trastornos. A su vez, la cuestión de la angustia es tomada como cuadro bajo la nomenclatura de Panic disorder (Trastorno de angustia) definido por la característica principal de la presencia de crisis de angustia y donde se destaca que su aparición es sin motivo identificable. La angustia insiste, pero a su vez se relativiza bajo la idea de crisis y no como elemento fundamental de las relaciones de un sujeto consigo mismo y con el mundo, además de que es correlativa (como lo ha demostrado el psicoanálisis) a la castración, elemento fundamental de la constitución subjetiva. Cuestión que aparece en el orden fenomenológico y que el manual mismo describe al decir que los individuos con crisis de angustia se preocupan tanto por las implicaciones como por las consecuencias que la angustia puede tener en su vida. Además, también se señala que no se han identificado hallazgos de laboratorio que permitan diagnosticar con seguridad un trastorno de angustia.

Hemos preferido dedicar nuestro comentario a cómo es considerada por el DSM-IV la fobia específica, dejando de lado las variaciones que se señalan con respecto a la agorafobia (con o sin historia de trastornos de angustia) en tanto nos parece más pertinente para el recorrido presentado en este trabajo. La fobia específica es caracterizada esencialmente por el miedo intenso y persistente a objetos o situaciones claramente discernibles y circunscriptos. Ante el objeto, aparece la respuesta de ansiedad (nuevamente el desplazamiento de la angustia a la ansiedad) y llamamos la atención sobre el hecho de que se destaque que los que padecen de fobia reconocen que el miedo es excesivo e irracional, es decir, que no guarda una relación proporcional entre el efecto y el objeto que la produce, indicador de que hay un más allá del objeto en la producción del cuadro fóbico. De lo expuesto es nuestra consideración proponer al lector, parafraseando a Pascal, que la fobia tiene razones que la razón desconoce.

Sobre el ataque de pánico

Sobre él término mismo cabe recordar que deriva del nombre del dios griego Pan, dios de los campos, de los ganados y de los pastores, su aspecto al nacer, piernas cuernos y pelos de macho cabrío, espantó a su madre. En el Olimpo era burlado por todos los dioses y las ninfas lo adoptan, pasando a vivir en los bosques donde su gran diversión era asustar y causar por diversos medios terror a los viajeros que atravesaban los bosques. El sentido de la voz Pan es todo de manera que bajo su nombre se adoraba a la naturaleza toda. De esta voz surge el nombre de pánico. Pero el pánico no es fobia, no son sólo sus raíces etimológicas las que los diferencian, sino los efectos sobre el sujeto. Sin embargo, no dejan de tener elementos en común y esto parece que no se restringe a la cuestión de un objeto que aterra, como eran aterrados los viajeros. Freud en 1894, describía la crisis de pánico "...también puede irrumpir de pronto en la conciencia, sin ser evocado por el decurso de las representaciones, provocando un ataque de angustia. Un ataque tal puede consistir en el sentimiento de angustia solo, sin ninguna representación asociada, o bien mezclarse con la interpretación más espontánea, como la aniquilación de la vida, caer fulminado por un síncope, la amenaza de volverse loco o bien el sentimiento de angustia se contamina con una parestesia cualquiera" (49). Valga esta descripción para ubicar la diferencia con la fobia en tanto esta ya implica que el miedo está ligado a un objeto y esto ya implica una localización de la angustia, un desplazamiento, que es ya un recurso para el sujeto, mientras que en la crisis de pánico el sujeto se queda sin recursos; frente a su propia inermidad, abatido frente a la propia imprecisión de su malestar. Malestar que si lo tomamos por su costado descriptivo sólo se nos muestra en sus efectos, como por ejemplo, vacilaciones, temblores en el cuerpo, discurso entrecortado, apariciones en su propio decir de elementos que le pueden producir estremecimiento, respiración entrecortada, transpiración fría, desvanecimientos anunciados, quedar pendiente de su propia mirada esperando que suceda lo peor, esto y muchas otras manifestaciones de las cuales la lista podría ser casi interminable, consecuencia de una angustia sin límites, siendo la fobia justamente lo que pone límites al pánico incontrolable. Por lo tanto es imprescindible, cuando ante el pánico no se da la fobia, ligar la angustia del sujeto para su posible tratamiento. Tratamiento muy diferente al de una imposición terapéutica de los programas de recondicionamiento por parte de las terapias basada en algun tipo de imposición. Terapias que se presentan como un avance terapéutico que acompaña a la psiquiatría de finales del siglo XX y que basa su acción en cuestionarios de evaluación farmacológica. Y cuyos resultados son codificados y ordenados estadísticamente sin que estén sustentados en hipótesis semiológicas que puedan situar al clínico frente a las manifestaciones de la fobia, dejando al practicante sin un instrumento efectivo para su acción, es decir, sin poder apoyarse en las manifestaciones simbólicas . A nuestro entender, el psicoanálisis de la orientación lacaniana tiene mucho que decir al respecto, mucho a investigar y mucho a sistematizar, están en la evolución misma de los conceptos y en la riqueza clínica de su práctica los elementos como para poder enfrentar "el miedo al miedo" que la fobia nos presenta.

 

XIII) Consideraciones, problemas y perspectives

1) Jacques-Alain Miller ha planteado muy claramente que en la clínica hay un momento nominalista, es ese en el que recibimos al paciente en su singularidad, sin compararlo con nadie, como lo inclasificable por excelencia. Pero hay un segundo momento, el momento estructuralista, en que lo referimos a tipos de síntomas y a la existencia de la estructura (50). Esta referencia nos indica, no sólo diferentes tiempos, sino además que el psicoanálisis es posible cuando hay síntomas por analizar, y a partir de esta indicación podemos decir que a la fobia es posible recibirla en su singularidad, pero que será necesario, a manera de tratamiento preliminar al análisis, el pasaje del malestar situado con relación a un objeto o situación exterior, a la propia implicación subjetiva de aquel que la sufre. Por lo tanto, el psicoanálisis que no oferta un bien para todos como bien común, tampoco da un tratamiento igual para todos y puede tomar las manifestaciones de la fobia una por una, dándole su oportunidad al sujeto.

Por ello el Psicoanálisis no se oferta como una cosmovisión, no se lo ubica en un Para-Todos ya que son pocos los que deciden privilegiar su propia escucha. En el marco de esos silencios podrán escucharse los impasses del sujeto, las versiones de ese uno por uno en la historia de su caso. Fecundidad posible de nuestra orientación.

2 ) Una de las preguntas fundamentales del presente trabajo fue la de discernir el estatuto de la fobia, en cuanto se trata o no de una estructura específica; creemos haber presentado al lector los elementos suficientes para considérala como placa giratoria y como tiempo de estructuración. Cuestión que al tomar la manifestación fóbica como la expresión de la angustia, ella misma en su fenomenológía, se nos presenta como la expresión de un conflicto del orden imaginario que ordena el entorno del sujeto según los elementos de la fobia, y a su vez es también la detención cristalizada en el orden simbólico, nudo de un enigma a resolver, y que no deja de presentar (la clínica así lo enseña) un carácter de exterioridad para la persona que sufre, (hemos señalado con insistencia que para la persona, el objeto o situación fobigena, siempre es ubicado como elemento exterior a sí mismo). Pero esta exterioridad no impide considerar que también la fobia nos presenta un goce a nivel de lo real que se denuncia en la angustia que la fobia define. Por lo tanto, dar cuenta de la problemática que implica ubicar la fobia con relación a la estructura, desde lo expuesto nos indica la complejidad del dar cuenta del lugar que ocupa el sujeto con relación a la determinación significante y a las condiciones de goce que se articulan.

3) La clínica de las fobias nos enseña, por un lado que las cuestiones de imagen no resuelven las alteraciones de lo imaginario y que además tampoco resuelven la alteración que presenta la fobia, es decir la alteración fantasmática que produce, alteración que vela el objeto a. Además, la clínica nos muestra que la fobia aparece ante la angustia de castración, pero lo que angustia, tal como el recorrido freudiano muestra, presenta la complejidad de implicar la separación pero también la angustia de quedar atrapado en ello(51). Se trata de un tipo de llamado a la ley paterna y cuyo destino es separar al niño de la omnipotencia materna. La cuestión es como ligar esto con lo que se escucha en los sujetos fóbicos cuando nos narran sus problemas, ya que en la mayoría de los casos estos no ubican su queja con relación a temáticas explícitas sobre la sexualidad, ni tampoco en las relaciones a sus padres sino referidas a sí mismo. Cuestión que requiere por parte del analista una consideración, la de ubicar y de ubicarse: primero no retroceder ante la fobia, segundo, generar las condiciones de posibilidad a través de las entrevistas preliminares para que la queja pase al decir y que el sujeto se implique en el mismo. Condiciones que -a nuestro entender- (y que la clínica constata) posibilitan que se desplieguen las coordenadas que permitan articular al sujeto un saber sobre la verdad que la fobia presenta casi sin cuestionamientos. En este sentido, podemos decir que hay un tratamiento preliminar al análisis mismo, y este tratamiento posibilitará el giro que permite ubicar el análisis en el campo de la determinación fantasmática del sujeto. El desarrollo de la cura misma se podría resumir en el pasaje de la fobia al síntoma bajo trasferencia y que esto haga signo para el sujeto, lo que posibilitaría la articulación de los signos con la presencia misma del analista vía el síntoma analítico. En otras palabras podríamos decir que la dirección de la cura es asegurarle al sujeto fóbico la consistencia de una estructura neurótica. Basamos estas consideraciones siguiendo el trayecto presentado y tomando la idea de Lacan cuando señala que el fóbico está prevenido, pero ¿de qué?, de la fragilidad situada en lo simbólico, es decir que está prevenido de cómo se cuenta como sexuado y mortal con relación a su ascendencia a los otros y al Otro. Si para el sujeto el proceso de subjetivación quedó cristalizado en la fobia misma, dependerá de cómo alojarlo en el desplazamiento que el tratamiento analítico implica, la posibilidad de descritalizar vía el síntoma la posición del sujeto en la estructura, de generar un reanudamiento entre lo imaginario lo simbólico y lo real. Un nuevo anudamiento a través del análisis del complejo de Edipo y la temática de la castración, o, dicho en otros términos, cómo se organiza en la experiencia misma la relación del sujeto al goce y al deseo. De esta manera subrayamos que el enigma de la fobia constatado por Freud y por Lacan se presenta en cada caso y en ellos es donde debe resolverse, pero sin acondicionamientos sino posibilitando a la neurosis elemental constituirse para desarrollarse bajo transferencia. Posibilidad uno por uno pero que evidentemente no descarta al sujeto fóbico el encuentro con lo posible vía la determinación de las imposibilidades no desarrolladas y cristalizadas en la fobia. Si Lacan ha precisado con claridad que el deseo fóbico es un deseo prevenido, el análisis como posibilidad implicaría en un sentido un pasaje de la prevención a la palabra para circunscribir el deseo del sujeto y que su relación al mundo no sea la mirada ni el espacio que la fobia impone al sujeto.

Anexo I

Sobre el recorrido freudiano:

El lector puede completar el recorrido expuesto en el presente trabajo siguiendo el índice temático que se encuentra en el Volumen XXIV de Sigmund Freud, Obras Completas de Amorrortu editores.

Lo que presentamos aquí es una guía de lectura, elaborada por nosotros, sobre el historial "Análisis de la fobia de un niño de cinco años", el mismo indica una serie de temas que consideramos de importancia e interés, en su mayoría tomados en el presente trabajo, es, por lo tanto, una guía de lectura complementaria al comentario que presentamos en el recorrido freudiano expuesto en los apartados correspondientes. Al costado de cada tema se encuentra la paginación que se corresponde con el Volumen X de las Obras Completas.

Anexo II

Seminarios de Jacques Lacan

El lector encontrará a continuación un listado de referencias sobre las fobias en la enseñanza de Lacan, las mismas están ordenadas cronológicamente de acuerdo a sus seminarios; en los editados se remite al título de la clase y en los inéditos a la fecha de dictado. A su vez, se puede completar este listado siguiendo el índice temático elaborado por Jacques-Alain Miller que se encuentra al final de Los Escritos.

Lista de Seminarios:

º Libro 1. Los escritos técnicos de Freud.

º Libro 3. Las Psicosis

º Libro 4. Las relaciones de objeto

º Libro 5. Las formaciones del inconsciente

º Libro 6. El deseo y su interpretación

º Libro 7. La ética del psicoanálisis

º Libro 8. La transferencia

º Libro 9. La identificación

º Libro 10. La angustia.

º Los nombres del Padre.

º Libro 13. El objeto del psicoanálisis.

º Libro 14. La lógica del fantasma.

º Libro 16. De otro al otro.

º Libro 21. Los desengañados se engañan o los nombres del padre.

º Libro 22. R.S.I

Notas:

(1) Freud, S., (1909) "Análisis de la fobia de un niño de cinco años", Obras Completas,Buenos Aires, Amorrortu editores, Volumen X.

(2) El subrayado es nuestro.

(3) Esta observación ha sido tomada de Serge Vallon, El espacio y la fobia, Barcelona, Ediciones del Serbal. 1998.

(4) DSM-IV Manual de diagnóstico y estad ística de los trastornos mentales, Ed. Masson, Barcelona, Cuarta edición ,1995.

(5) Freud, S., (1892-93) "Un caso de curación por hipnosis", Op.Cit., Vol. I.

(6) Freud, S., (1887-88) "Extractos de las notas de Freud a su traducción de Charcot", Op.Cit., Vol. I.

(7) Freud, S., (1892-99) "Fragmentos de la correspondencia con Fliess", Op.Cit., Vol. I.

(8) Freud, S., (1894) "Las neuropsicosis de defensa", Op.Cit.,Vol. III.

(9) Ibid., página 53.

(10) Ibid., página 58, nota 26.

(11) Freud, S., (1895) "Obsesiones y fobias", Op.Cit., Vol. III.

(12) Freud, S., (1895) "Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad de <<neurosis de angustia>>", Op.Cit., Vol.III.

(13) Freud, S., (1877-1897) "Sumario de los trabajos científicos del docente adscripto Dr. Sigm.Freud", Op.Cit., Vol III.

(14) Freud, S., (1900) "La interpretación de los sueños", Op.Cit, Vol. IV-V.

(15) Ibid., página 17.

(16) Ibid., página 122.

(17) Ibid., página 254.

(18) Ibid., página 346.

(19) Ibid., página 601.

(20) Freud, S., (1910) "Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica", Op.Cit., Vol. XI.

(21) Freud, S., (1914) "Recordar, repetir y elaborar", Op.Cit., Vol. XII.

(22) Remitimos al lector al historial y aconsejamos la lectura del mismo en paralelo a estas notas, así como el resumen cronólogico que da James Strachey (páginas 4-5), Op.Cit., Vol.X.

(23) Freud, S., (1909) "Análisis de la fobia de un niño de cinco años", Op.Cit., Vol.X.

(24) Freud, S., (1905) "Tres ensayos de teoría sexual", Op.Cit.,Vol.VII.

(25) Freud, S., (1915) "La represión" , Op. Cit., Vol. XIV y Freud, S., (1915) "Lo inconsciente", Op.Cit., Vol.XIV.

(26) Freud, S., (1914) "Introducción al narcisismo", Op.Cit., Vol. XIV, página 83.

(27) Freud, S., (1913) "Tótem y tabú", Op.Cit., Vol. XIII, página 97.

(28) Freud, S., (1916-1917) "Conferencias de introducción al psicoanálisis", Op.Cit., Vol. XVI y Freud, S., (1932-1936) "Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis", Op.Cit., Vol. XXII.

(29) Freud, S., (1916-17) "Conferencias de introducción al psicoanálisis", Op. Cit., página 364.

(30) Freud, S., (1920) "Más allá del principio de placer", Op.Cit., Vol. XVIII, página 42.

(31 ) Freud, S., (1926) "Inhibición, síntoma y angustia", Op.Cit., Vol.XX.

(32) Ibid., página 103.

(33) Recomendamos para este punto el artículo de G. Musachi, "El tabú de la fobia". Citado en la bibliografia.

(34) Freud, S., (1932-1936) 32ª conferencia "Angustia y vida pulsional", Op.Cit., Vol. XXII.

(35) Freud, S., (1939) "Moisés y la religión monoteísta", Op.Cit., Vol. XXIII.

(36) Lacan, J., (1956-1957) El Seminario Libro 4 "La relación de objeto", Bs. As., ed. Paidós, y El Seminario Libro 5 (1957-1958) "Las formaciones del inconsciente", Op. Cit.

(37) Lacan, J., "Las relaciones de objeto", Op.Cit., página 279.

(38) Lacan, J., (1958) "La dirección de la cura y los principios de su poder", en Escritos II , Bs. As., Ed Siglo XXI, 1988.

(39) Musachi, G., "El tabú de la fobia", en Revista Descartes Número 4, Buenos Aires Editorial Anáfora, Julio 1988.

(41) Lacan, J., (1956-1957) "La relación de objeto", Op.Cit.

(42) Lacan, J., (1957) "La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud", Escritos II, Op.Cit., página 500.

(43) Miller, J.A., "Introducción a la lógica de la cura del pequeño Hans, según Lacan" en La lógica de la cura, Buenos Aires, Ed. Colección Orientación lacaniana, 1993.

(44) Lacan, J., "De un Otro al otro", Inédito.

(45) Recomendamos el artículo de Vicente Palomera, citado en la bibliografía.

(46) Lacan, J., (1966) "La ciencia y la verdad", Escritos II, Op.Cit.

(47) Recomendamos el artículo de Bernardino Horne "La fobia como plataforma giratoria".Citado en la bibliografía.

(48) DSM-IV Manual de diagnóstico y estadística de los trastornos mentales, Op. Cit.

(49) Freud, S., (1894) "Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome de neurosis de angustia", Op.Cit.

(50) Miller, J.A. y otros, Los inclasificables de la clínica psicoanalítica, Buenos Aires, Editorial Paidós, 1999.

(51) Imbriano, A., "Sobre la fobia", en Testimonios de trabajo, Buenos Aires, Editorial Leuka, 1993.

Bibliografía

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- López, S. y Godoy, C. "Los escenarios de Herbert Graf.", en El Caldero de la Escuela Nro. 41, Buenos Aires , Mayo 1996.

- Motta, C. G., "Consideraciones analíticas sobre la fobia y el ataque de pánico", en Marcas de la época: huellas del sujeto. Buenos Aires, Editores Contemporaneos, 2000.

- Musachi, G., "Jacques Lacan y la fobia: elección, solución, impasse.", en La lógica de la cura, Buenos Aires, Ediciones EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana), 1993..

- Musachi, G., "El tabú de la fobia" , en Revista Descartes Número 4, Buenos Aires, Editorial Anáfora, Julio 1988.

- Rizzo, F., Memorias de un hombre invisible -Herbert Graf recuerda medio siglo en el teatro- Reportaje realizado a Herbert Graf publicado en El Caldero de la Escuela Nros. 43 y 44, Julio y Agosto 1996.

- Palomera, V., "Una nota sobre la matriz de la fobia", en Acentos Número 16, Boletin de la EEP, España, Mayo 1998.

- Vallon, S., El espacio y la fobia. El miedo al miedo, Barcelona, Ediciones del Serbal, 1998.

- A.A:V.V., "Fobia", Revista de la Asociación Freudiana Internacional Número 1 Argentina, Editora UNR Universidad Nacional de Rosario, 1999.

- A.A:V.V., Jorge J.Sauri (compilador), Las fobias, Buenos Aires, Ed. Nueva Visión, 1984.

- Vitale. F., "Non Liquet" , en El Caldero de la Escuela, Publicación mensual de la Escuela de la Orientación Lacaniana Número 36, Buenos Aires, Octubre 1995.

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