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Número 10 - Noviembre 2008
Función de la fobia - función del mito
Mónica V. Prandi

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Es muy usual que en la temprana infancia los niños transiten una fobia. Las fobias se presentan clínicamente en diversos tipos y en cuanto a lo que de estructura conlleva, es la función de la fobia la que deja nombrarla en singular. Podemos decir que hay una fobia estructural para el ser hablante y de lo que se trata es de cernir su función.

La fobia toma la cuestión de los fundamentos porque instituye una frontera para comenzar a hacer con el significante. Sin embargo, la posibilidad de maniobrar con el significante no se alcanza por una operación de significación sino que habrá que generar el espacio discursivo. Constituir espacio e introducir tiempo son cuestiones que se plantean si situamos a la fobia en las cuerdas RSI.

Lacan trabaja específicamente en el seminario del mismo nombre, las categorías RSI, sin embargo estas no faltaron en la orientación que ya había tomado en el seminario IV cuando allí nos deleja leer que, disponer de una estructura, en tanto constitución del espacio, es comenzar a armar el mundo.

En una de las vueltas de su recorrido, cuando Lacan sitúa la posición niño en la estructura del ser hablante se apoya en el caso del pequeño Hans para extraer algunos puntos. En el seminario La relación de Objeto, dice que la fobia es lo que introduce en el mundo del niño una estructura porque constituye un interior y un exterior. Agrega que hasta el momento del advenimiento de la fobia el niño estaba en el interior de la madre.

Por un lado en esa afirmación leemos que la fobia opera para constituir espacio, hay un adentro-afuera. Por otro lado, Lacan agrega que es un momento donde la madre se presenta para el niño con la exigencia de lo que le falta, el falo. Siendo el falo – el de la madre, aclara Lacan- el centro de la relación, el niño se sitúa en distintas posiciones por las cuales se ve llevado a mantener ese deseo materno. En ese juego tramposo prima la relación imaginaria, mediante la cual el niño asegura a la madre que puede satisfacerla, inclusive en su falta. No hay mundo previo a la fobia, no hay estructura porque solo hay imagen, narcisismo.

Una situación que si bien es estructural para el ser hablante, algo llega a ponerle fin. Es este el punto crucial donde lo imaginario en juego topa con lo real y el niño se afecta.

¿Cuál es el imaginario en juego en este primer momento?

En ese paraíso del señuelo, dice Lacan, donde "se es lo que no se es", se es para la madre todo lo que ella quiere. Entonces el niño en su posición de yo ideal, se encuentra pasivo. Se trata de la fijeza de la imagen que, para pasar a otra cosa, deberá animarse.

Cruzar a un imaginario flexible implica introducir movimiento, lo vivo y esto no se hace sin atravesar un umbral de dificultades. De ello se trata muchas veces en el recorrido de una análisis con un niño.

G es un nene de 7 años que lo traen a la consulta porque es muy dependiente, si bien ésta siempre fue una característica del niño, desde hace unos meses no quiere hacer nada solo. También tiene problemas de aprendizaje, especialmente con la lectoescritura.

El niño se presenta con muy pocas ganas de hablarle a la analista y su dicción es poco fluida. El no tiene casi nada que decir, solo deslizó un comentario acerca de que le gusta mucho que su mama le lea y pregunta si la analista conoce a Harry Potter. Sin embargo no hay modo de continuar hablando a partir de esto. G espera que el analista diga, y si se lo interroga sobre alguna cuestión, por básica que esta sea, contesta que él no sabe, que se le pregunte a su mamá. G se muestra a merced de las significaciones del otro, ubica decididamente el saber fuera de sí.

La fijeza del imaginario también aparece cuando falla en el movimiento de dibujar, borronea y no le salen bien las figuras. A los indios que dibuja no puede darles un nombre, tampoco los alcanza a diferenciar como hombres o mujeres.

La imagen esta fija y fuera de G. Desde la primera vez que viene, y durante repetidas entrevista s, el niño trae unas cartas con las que se ocupa durante todo el tiempo del encuentro. Son unos mazos de cartas llamativamente abultados, como bloques. Lo que hace con ellas es mostrarlas a todas, apilarlas muy lentamente y ordenarlas siempre igual.

Las cartas tampoco se vuelven un elemento que ayude a conversar con G. Tan solo las describe diciendo que los personajes de las cartas son unos dioses del espacio y unos monstruos.

La analista separa dioses de monstruos y tomando una de las cartas de uno de estos últimos, comenta que ellos a veces asustan. También se le pregunta a G si a él le producen algún efecto.

G contesta que tiene miedo a estar solo, miedo a la oscuridad y eso le trae problemas para dormir. También afirma que les teme a los monstruos.

No puede decir mucho más acerca de sus temores, no se sabe qué lo asusta cuando está solo o qué le da miedo de los monstruos. Sin embargo sitúa que comenzaron cuando se mudaron a su casa nueva.

Unas entrevistas después, ante la propuesta de dibujar, G hace una gráfica que aunque es muy elemental, representa a un pato muerto.

Apoyado en el dibujo cuenta que en su casa nueva le pasó "una cosa fea": que un día jugando con su hermano y unos amigos encontraron en un lago del vecindario algo que "me dio mucha impresión". Y dando claros signos de la misma, agrega allí un breve relato acerca de que ¨Un cocodrilo se comió un pato, después vinieron las hormigas. Vi los huesos del pato. ¿Habrá gritado mucho cuando se lo comían?" No puede decir nada más sobre ello, pero por primera vez en el curso de las entrevistas G se mostró afectado.

Con los elementos que hallamos en la presentación de G nos interrogamos acerca de la posición de este niño desde una perspectiva estructural.

Podemos decir que G presenta un Simbólico atenuado, habla poco, no asocia y se sitúa pasivo frente al Otro. G se encuentra incapacitado de producir sus propias significaciones, todavía es el lenguaje el que hace con él. Este modo de presentación no permite una entrada al trabajo analítico por la cuerda simbólica.

Con lo que sí se cuenta en esta presentación inicial es con un mayor apoyo en las imágenes. A lo largo del primer tiempo de entrevistas a G. no le fue posible soltarse de sus cartas.

Esas cartas eran imágenes congeladas que se repetían al infinito. También subrayemos que no eran imágenes que tomaran función, no era posible ficcionar con ellas. A partir de sostenerlas replegadas en el inmenso mazo el único movimiento que G podía hacer con ellas era rígido, las ordenaba prolijamente.

La maniobra analítica se decide entonces a partir de hacer lugar a lo que G presenta, su imaginario. Se parte entonces de las cartas pero no para confundirlas con la dimensión de sentido.

G orienta la maniobra por la cuerda imaginaria ya que no produce ningún relato a partir de las imágenes, el insiste solo en mostrar todas las cartas. La maniobra analítica se orienta a distinguirlas, a afectar ese replegado de superficie única.

G proponía un continuo de imágenes y las hacia trabajar rígidamente, de modo que no sin cierto trabajo la intervención fue aislar, separar según los rasgos algunas figuras del mazo, sub agrupar,lo cual implica algunas que no entran.

Las cartas se van separando y moviendo en el espacio al modo de introducir una primera sustracción. El todo del mazo se fractura para poder disponer de las imágenes una por una.

La superficie del imaginario comienza a afectarse por un corte, las imágenes se separan y al diferenciarse una de otra ponen en juego un entre las imágenes al modo de lo especular.

Cuando se genera espacio G comienza a poder decir. En primer término se refiere a una figura que tiene unos rayones que borronean ciertas partes a la altura del cuello y la cara, y dice que es un dios "poco poderoso", es una imagen decaída.

Este punto que ubica una imagen decaída es un primer paso en términos de una orientación hacia la pérdida de narcisismo.

En el esplendor de su narcisismo G ha consentido a la identificación con el falo imaginario, es de allí de donde se soporta hasta cierto momento. La mamá ha dicho que a su pequeño hijo todo le cuesta mucho, sobre todo desde que se mudaron. Históricamente la mama de G se consagró a ayudar al niño con sus dificultades, cuestión en la que funciona sola ya que su marido viajaba mucho por requerimiento de su trabajo. Pero, desde hace unos meses esta dinámica se alteró ya que la mamá está algo menos dedicada a G porque necesita reiniciar su carrera profesional.

El punto es que en este "camelear" el falo, como dice Lacan, G se ubica algo minusválido y tan decaído como su madre lo imagina es como el niño se imagina a sí mismo. Esta identificación soldada a la imagen, se escribe. Menos fi, es la letra de la que este niño disponía, la que anota su posición hasta cierto momento.

¿Cuándo es que se resquebraja este imaginario dado para G?

Hubo una secuencia de hechos en la vida de este niño que contribuyeron a expulsarlo del imaginario que se había construido. La inercia del animal muerto que el niño encontró, así como la mudanza, cambio de escuela y una mamá que comenzó a trabajar, fueron para G acontecimientos que introdujeron movimiento, que disolvieron el imaginario que se había procurado.

Pero, el punto que es índice de que G se afectó fue el encuentro con ese pato muerto. Esta contingencia introduce un real que conmueve la imagen especular, que conmueve el juego de engaños entre el niño y la madre.

G comienza a estructurar una fobia como solución a la caída de su imagen especular.

Lacan en el Discurso a los Católicos, dice que "…el hombre cree reconocer el principio de su unidad bajo la forma de un dominio de sí mismo del que es la victima necesaria, ya sea o no ilusoria, porque esta imagen de si no lo contiene en nada. Si esta es inmóvil, solo su mueca, su flexibilidad, su desarticulación, su desmembramiento, su dispersión a los cuatro vientos comienzan a indicar cuál es su lugar en el mundo."

El principio de unidad que G había alcanzado al precio de su inmovilidad, se fractura. Lo que de ello entra en el análisis de G es a partir del dibujo del pato muerto.

La imagen especular es fija y se refleja en el espejo, en otra parte, se encuentra exterior al sujeto. La imagen es soportada por otros, incluyendo también a los animales que rodean al niño, en este sentido podemos reconocer la exterioridad de lo especular en el caballo de Juanito y el pato de G. Este niño veía cotidianamente a los patos en los lagos de su vecindario, era una imagen que se repetía idéntica, aunque fueran siempre distintos.

Como bien lo muestra la clínica psicoanalítica, los animales participan centralmente en la constitución de las fobias. Los animales participan en la constitución de una fobia porque son formas que se prestan a la dinámica fijeza-movimiento, muy propicias para introducir el resquebrajamiento de la imagen especular. 1Cuando la especularidad se alteran se produce una inversión que conmueve la imagen narcisista del niño.

Hay entonces una equivalencia entre la imagen de sí y la del animal. Por otra parte, en este caso es destacable que el sobrenombre por el que G es llamado en su familia, es ajustadamente homofónico a la palabra pato.

El pato que estaba siempre en el entorno es una imagen fija siempre allí, nadando, cruzando la calle, de distinto tamaño o con variaciones de color. Podemos suponer que G siempre esperaba ver al animal en ese marco, pero la sorpresa fue que aparezca muerto, rígido.

En este sentido el caso G es un poco el envés de Juanito. Si Juanito hace su fobia porque ve caer al caballo, porque hubo un movimiento en la imagen, podemos afirmar que G hace una fobia porque ve un pato muerto. La inercia de esta imagen, es sin embargo un movimiento respecto de las otros patos que G había visto.

El movimiento es el filo de real que quebró la imagen especular de G, y se anota con otra letra, a. En este mal encuentro G choca con la falla y podemos afirmar que da cuenta de esto mejor que Juanito cuando sitúa su impresión porque al pato se le ven los huesos. Esta imagen falla por no vestir lo real, y se muestra de un modo más nítido aun que cuando cae el caballo de Juanito.

Cuando inesperadamente emerge lo vivo del cuerpo de ese pato que el niño encuentra, se desanuda el imaginario dado para G. La disociación entre Imaginario y Real, lo afecta, provoca la angustia del niño. La fobia trabaja para articular lo que se ha separado, para reanudar Imaginario y Real.

La fobia en términos de RSI, ya esta esbozada en las coordenadas del seminario de La relación de objeto. Lacan señala allí que se trata de un pasaje de lo Imaginario a lo Simbólico, de simbolizar lo imaginario, frente a lo Real que irrumpe. El acento recae entonces en que en este pasaje entra real.

Cuando G queda fuera del imaginario, la fobia es un tratamiento de la angustia pero no sin un resto, el miedo.

A partir de diferenciar la angustia y el miedo se traza el límite entre neurosis de angustia y fobia, dos estados de la estructura. Según Freud lo conceptualiza desde comienzo de su trabajo, la neurosis de angustia es una neurosis actual, no proviene de lo reprimido. En tanto tal se presenta sin posibilidad de hacer lazos, haciendo entrar de ese modo el límite a lo interpretable.

En este límite lo Simbólico funciona replegado, idéntico a sí mismo , sin prestarse a ninguna asociación, sin querer decir otra cosa, no hay doblaje posible de lo simbólico. Según lo señalara Freud, la angustia en esos casos toma lo somático, no puede representarse.

La fobia es un paso de elaboración respecto de la angustia porque ésta ya tomó forma al ligarse. Hay allí una operación de sustitución donde, al decir de Freud, la angustia se liga con un contenido de representación o percepción. 2 En un momento posterior de su trabajo, a la altura de la segunda teoría de la angustia que Freud elabora en 1926, dice que es la angustia la que genera represión y no como había propuesto en su primera teoría, que la represión transforma el impulso en angustia.

Instalación de la represión, institución del a, franquean el paso al mundo. El miedo propio de la fobia, tal como lo indica Lacan, es un elemento que interviene destacándose, y contra algo bien distinto que "por su naturaleza no tiene objeto, a saber la angustia."3

La neurosis de angustia, al igual que los contemporáneos ataques de pánico, presentan una angustia que no puede ser nombrada.

G, al comienzo tampoco puede ponerle nombre a su angustia, y ésta tomaba lo corporal en forma directa. Por un lado estaba su insomnio y sus vagos dolores de panza. Por el otro sus miedos a estar solo eran algo impreciso, no se localizaba un elemento que definiera eso que él llamaba miedo.

Es en el trabajo del primer tiempo del análisis, donde las intervenciones en el espacio fueron situando los puntos con los que la fobia hará los enlaces. El armado de los puntos que hizo G localizara un elemento, uno nombrable, uno que lo impresionó. G circunscribe su miedo.

De todos modos, cuando la fobia comienza su trabajo, se dispone de ese primer elemento que en su valor de imagen alcanza a reanudar un imaginario muy comprimido, fijo. Por otra parte el elemento al que se enlaza la afectación de G, es un significante que también está petrificado, es unívoco.

Me interesa destacar que en el trabajo con este niño, disponer de lo Simbólico no es un punto de partida sino de llegada. Subrayo la cuestión porque de lo que se trató fue de pasar de la neurosis de angustia a la fobia y de ésta, a la construcción del mito.

Cuando Lacan se detiene en el caso Juanito se pregunta para qué sirve la fobia, dice que a partir de ésta el mundo se le aparece puntuado por una serie de puntos peligrosos, por puntos de alarma que lo reestructuran. Y, como citábamos al principio, deja indicado que es precisamente esa operación la que genera estructura, ya que esos puntos trazan un interior-exterior.

La función de la fobia es delimitar puntos entre los cuales se harán o se evitarán trayectos. La fobia reanuda las cuerdas al modo I S R, es una reestructuración del mundo que deja al niño en una tensión entre movimiento y petrificación. G teme encontrarse con los patos en los alrededores de su casa, acota sus movimientos y no se desplaza solo. El pato es un significante congelado que no se deriva, no produce significaciones, es signo de peligro. Este modo de anudar no es el Edipo, no es todavía RSI.

A partir de la constitución de la fobia de lo que se trató en el análisis de G fue de pasar a otro tipo de anudamiento donde la imagen y la letra advengan flexibles.

Reanudar la estructura bajo las condiciones de la flexibilidad no ha sido por el trabajo con el sentido, es decir valiéndonos de la cuerda S, sino por una puesta en juego de las tres consistencias, RSI, como equivalentes.

Los elementos, o las letras de las que disponía G, no se prestaban al movimiento, no tomaban vida. En ese momento el trabajo con el niño nos puso en la vía del mito, tal como Lacan orienta en el Seminario de La Relación de Objeto, cuando afirma que para ligar lo Imaginario con lo Simbólico, lo imaginario entra como mito. Es en los elementos del mito donde el niño hallará un apoyo para franquear el paso de la carencia y encontrar algún descanso, "cierta armonía."

El relato mítico da cuenta del modo en que el hombre entra en relación con lo sagrado, dice Lacan cuando se interesa en la investigación del mito, homologando lo sagrado al poder de la significación. Ese punto nos reubica en el análisis del mito, permite un franqueamiento al desplazarlo de las referencias culturales y naturales porque en todo caso la cultura y la naturaleza, entran de otro modo. La invención del mito es un momento obligado en el proceso de subjetivación. El niño crea un mito porque esa es la vía que sitúa la potencia que hace al hombre capaz de introducir en la naturaleza, la conjugación de lo próximo y lo lejano, la capacidad de manejar el significante haciéndolo entrar en la cadena de las cosas naturales.

Los mitos despliegan una escena cuyo función no está dada por lo que significan, sino porque permiten extraer elementos. Lacan llama a estas unidades mitemas. Son Unos cerrados, S1 que aun no han entrado en el movimiento del discursivo.

En el análisis de G se reintroduce la escena del pato muerto posibilitándole hacer su trabajo a la fobia, G comienza a nombrar en sesión el elemento temido, pato.

Hemos ubicado que pato en principio es una imagen, lo que el niño ha visto, lo que dibuja en las entrevistas. El análisis partirá de este elemento tomado como figura, lo extrae de la escena, en principio como escrito pero, en el horizonte, para apostar a su función de letra.

Esta operación permite localizar la imagen en el espacio . A partir de hacer lugar al elemento fóbico éste puede empieza a articularse.

La extracción del elemento pato se reorganizó en primera permutación hacia el elemento Patorurizito. El hilo de este desplazamiento entre Pato-Patoruzito también engancha la homofonía de estos elementos con el sobrenombre de G. En el análisis, el niño produce una nueva escena donde presenta a Patoruzito inmóvil cuando es amenazado (patoteado) por unos chicos que lo persiguen.

En este momento aparece lo fijo fuera de sí. La escena donde los patoteros abusaban de Patoruzito se repetía con insistencia en las sesiones de G. La intervención que se decide para incidir esa fijeza es invertir el trayecto entre los elementos que G ubica: en lugar de hablar de la maldad de los patoteros hacia Patoruzito, se le devuelve la pasividad de este para con esos niños.Esta inversión afecta lo idéntico, lo circular de las repeticiones de G y a la vez desvía el trayecto de regreso al punto de partida.

En otra vuelta de la organización mítica el niño presenta a Patoruzito rivalizando con unos chicos que viven en Boca Ratón. Esta transformación deja ver que lo que se privilegia en este momento es el movimiento. Por un lado el elemento Patoruzito ya no se presenta fijo, pasivo, sino que rivaliza con los de Boca Ratón4 pero, también se introdujo un movimiento del movimiento.

En un momento G dice Patoruzito no es de Boca (Ratón) y se ríe. Inmediatamente le aclara a la analista que él está hablando del barrio, no del cuadro de futbol! Lo que se destaca de esta equivocación no es su sentido sino la función espacial que conlleva porque abre a lo otro, otra cosa que lo que quiso decir.

Por supuesto que esto puede también tener consecuencias a nivel del sentido, pero ello debe producirse, hace falta que el sujeto lea.G lee el equívoco y con la falla despliega las significaciones. El niño dice que ¨Boca¨ no es "el cuadro¨( de futbol), tampoco "es la otra boca", la de comer. La potencia que encerraba el lenguaje se despliega y deja que por la ¨boca¨ algo se anime en este niño.

G comienza a producir significaciones, cae lo fijo. El elemento que estaba tomado en el predominio imaginario comienza a tomar función cuando vía la falla, se articula a la letra. El falo ya no es potencia de significación sino que alcanza su denotación, circula en el movimiento de la voz.

Este trabajo que G hizo en el análisis habilitó el pasaje de la angustia innombrable a la fobia y de la fijeza de este signo con el que balizó el mundo por la vía del trabajo del mito, esbozó su soporte fantasmatico. Una vez que el mundo de G quedó puntuado, el elemento de la fobia se puso en función a través del mito y permutó de la fijeza a una flexibilidad que da cuenta del reanudamiento del imaginario y el cuerpo. Consistencia que habilita al sujeto en su deseo y en su modo propio de goce.

En el último trayecto del trabajo de G, hubo otro movimiento respecto de la voz.

Las historias que el niño produce relatan como Patoruzito tiene que enfrentar a los patoteros que, además, tienen muchos secretos entre ellos. El recurso que G encuentra para derrotar al adversario es el de escuchar las voces detrás de las puertas.

En este momento del trabajo de G se anuda de una manera distinta a lo que anudó la fobia. La falla se reintroduce en cada vuelta contando con nuevas posibilidades de escritura nodal. En el primer encuentro con la falla el falo imaginario se conmovió y la escritura olímpica del nudo fue en términos de ligar I, el imaginario fracturado, con S, un elemento Simbólico (pato) que funcionaba fijo. En un nuevo encuentro con la falla, se fractura el significante produciendo nuevas significaciones y afectando el cuerpo del niño.

G recorre en el trayecto de la pulsión un pasaje de la mirada a la articulación de la voz. Es con ello que el fantasma de este niño se orienta hacia el objeto voz, ya allí como plus de gozar. Este movimiento la falta estructural del ser hablante se eleva a la dignidad de la metáfora, produce un plus: la voz, en el caso de G, que ya no es mirada fija sino que le aporta un plus de goce, el goce de espiar escuchando secretamente.

Notas

1Esta articulación clínica surge de la idea planteada por Rigenbach A-M., Algunas dificultades de la intrusión de lo vivo en la imagen, Littoral 13.

2 Freud S., A propósito de las críticas a la neurosis de angustia.(1895), Amorrortu

3 Lacan J., Seminario IV, La Relación del Objeto, Paidos.

4 Ciudad localizada en el Estado de la Florida, U.S.A.

Bibliografía

Freud S., A propósito de las críticas a la neurosis de angustia, Amorrortu

Freud S., Inhibición Síntoma y Angustia, Amorrortu.

Lacan J., El estadio del espejo como formador de la función del yo, Escritos I, Ed.

Lacan J., Seminario IV, La relación de objeto, Ed. Paidos

Lacan J., Seminario XVI, De un Otro al otro, Paidos.

Lacan J., Seminario XIX, Ou Pire..,inédito

Lacan J., Seminario XX, Aun, Paidos.

Lacan J., Seminario XXI,"Los no Incautos Yerran", inédito.

Lacan J, Seminario XXII, RSI, inédito

Lacan J., Seminario XXIV, L’insu….,inedito

Lacan J, Discurso a los Católicos, Paidos.

Ane-Marie Ringenbach, Algunas dificultades de la Intrusión de lo vivo en la imagen, revista Littoral #13.

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