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Número 10 - Noviembre 2008
Fobia: una ficción posible
Alicia Rozental

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El trabajo clínico con los pacientes nos sorprende conduciéndonos por caminos inexplorados, nos lleva por sendas sin desmalezar que es necesario ir marcando, abriendo. La construcción teórica es habitualmente escasa en relación con lo que la clínica nos presenta, cerca, nombra, circunda, pero nunca alcanza aquello de lo que se trata. Hay un resto inabordable. Vale la pena, sin embargo, valiéndonos de diferentes artificios (conceptuales, poéticos, o tomados de diferentes disciplinas), abordar las problemáticas clínicas que nos preocupan. Sabemos que son sólo aproximaciones.

Distintas preguntas me ocuparon a lo largo de mi práctica psicoanalítica. En una época me preguntaba por qué algunos niños no pueden dormir. Una de las modalidades en que me formulaba la pregunta era : ¿qué necesita un niño para poder dormir? ¿ Cuál es la condición necesaria para que el sueño sea posible? No estoy pensando en la causa del dormir, en la inducción al sueño sino en su condición de posibilidad, en la condición estructural que lo hace posible. Esta pregunta sugería otra referida a la posición requerida a un psicoanalista cuando se nos consulta en relación con esa problemática. ¿ Qué operatoria se podría generar en el análisis (como efecto de dicha posición) que le permitiera a un niño dormir?

Es Freud quien nos dice que es el sueño el que protege el dormir. Para poder dormir un niño tendrá, entonces, que poder soñar. Constaté que a la dificultad para constituir un ¨espacio onírico ¨ le correspondía una dificultad para constituir un espacio lúdico. A muchos niños por los que consultaban por no poder dormir les era difícil también armar una escena lúdica. Con lo cual podemos inferir que entre ambas escenas hay una relación. Para poder dormir habrá que poder, también jugar.

¿ Qué coordenadas sostienen el espacio lúdico? ¿Dónde se sostiene el ¨ espacio onírico ¨? Ambos espacios son sostenidos por los padres. Y esta posibilidad de sostenerlos o sus dificultades dan cuenta de la posición de cada uno de ellos respecto de diversas cuestiones de su propia sexualidad. Podemos decir que la construcción del espacio onírico o de su homólogo, el espacio lúdico atañe a la función paterna ( que podrá ser ejercida por el padre o por la madre) . Las canciones de cuna, los cuentos antes de dormir dan cuenta de algunos de los formatos que esas coordenadas toman para propiciar el sueño. El modo en que se despide a un niño, a veces acompañándolo un rato o hasta que se queda dormido toma muchas veces el carácter de un rito que se repite cada noche haciendo las veces de un elemento facilitador o posibilitador del dormir. En Por el camino de Swann hay un fragmento en el que Proust describe minuciosamente la importancia que para el personaje tenía cada noche el beso de su mamá. El niño en cuestión narra que en ese beso sus labios ¨beberían la presencia real de la madre ¨ y, al mismo tiempo¨ la posibilidad de dormir ¨ . Relata su necesidad de ¨ tener el tiempo suficiente y la libertad anímica necesaria para poner en el gesto de la despedida la atención de los maníacos, que se imponen no pensar en otra cosa cuando están cerrando la puerta, con el fin de que cuando vuelva la enfermiza incertidumbre poder oponerle victoriosamente el recuerdo del instante en que la cerraron.¨ Retener el momento del beso lo transformaría en una herramienta que le posibilitaría otra escena. Retener el momento del beso, entonces, cumpliría una función ¨ creadora ¨ de ficción.

Una noche, una visita deja al niño sin el beso de su madre, el narrador dice: ¨ me fui a mi habitación sin viático, subiendo cada escalón llevando la contra a mi corazón que quería volverse junto a mi madre porque ella no lo había autorizado a venirse conmigo como lo autorizaba todas las noches con cada beso.¨ El personaje decide enviar una carta a su madre, por intermedio de la mucama, reclamando su presencia (sus padres cenaban con el visitante). Con la carta decae su ansiedad, ya que ésta le permitiría, por su mediación, llegar hasta su madre y ganar su atención al leerla. Quizás también le permitiría liberar a su corazón, que había quedado prisionero. La madre no responde a su llamado, la angustia se acrecienta hasta que la decisión de esperarla despierto hasta que finalice la cena vuelve a ganarle a la angustia.. Allí dónde el niño construye un invento o genera una idea, la angustia es derrotada.

Estos niños que no pueden dormir, que tienen problemas para soñar y para jugar, padecen angustia. Jorge Fukelman en una conferencia (dictada en el Hospital Ramos Mejía) concluye que la angustia da cuenta del punto de falla en la operatoria lúdica. Hay angustia allí donde no se constituye la infancia. Si hay angustia no hubo juego, por lo tanto no hubo infancia. ¿ Podemos decir también que están angustiados esos niños que padecen encopresis , enuresis, u otras manifestaciones corporales? Muchas veces nos consultan por chicos cuando la angustia (en apariencia) les impide hacer algo de su vida cotidiana: ir al colegio, jugar con otros chicos, comer. A veces la angustia es manifiesta, otras veces la inferimos, o surge en el curso del tratamiento.

Las fobias están íntimamente ligadas a la angustia. Quisiera poner énfasis en este aspecto ( en este tiempo de la constitución de una fobia): la angustia . Juanito en un primer momento se angustiaba, y la angustia no lo dejaba salir a la calle.

Dos de las siete conferencias de Borges publicadas en el libro ¨ Siete noches ¨ me ofrecieron elementos para abordar esta temática:¨ La pesadilla ¨ y ¨ La poesía ¨.Entre la pesadilla y la poesía quisiera desarrollar la relación entre el no dormir y el sueño o la relación entre la angustia y la fobia.

Dice Borges en la primera conferencia: ¨ el sueño es una obra estética, la expresión estética más profunda ¨ . Borges se sirve de un poema de Góngora para decir que los sueños, la pesadilla incluida, son ficciones, creaciones literarias.

Indudablemente la palabra poética le da un alcance a los fenómenos de nuestra clínica mucho menos certero y taxativo que los conceptos teóricos y mucho más enriquecedor.

¨ El sueño es una representación que nos da idea de la excelencia del alma ¨ , continúa Borges, ¨ que cuando se libera del cuerpo juega y sueña ¨ La condición para que ¨ el autor de representaciones ¨ pueda producir ( y el dormir se posibilite) es que se suelte del cuerpo. ¨ El alma suelta del cuerpo puede imaginar con una facilidad que no puede tener en la vigilia ¨ , nos dice el poeta. ¨ El sueño es una invención, avanza Borges, citando a otros poetas y recordando sus propias pesadillas. Una invención que prepara, muchas veces lo que luego va a ocurrir. Es un relato, con independencia, con una legalidad propia, como en cualquier otro relato literario. Inventar y descubrir en latín son sinónimos, el poeta descubre al inventar, lo que escribe no está librado a su arbitrio, debe encontrar lo que está escondido, la legalidad del relato. ¨ Es por eso que cuando leemos un buen poema tenemos la sensación de que preexistía en nosotros, de que hubiéramos podido escribirlo.¨( Borges)

Borges está hablando de cierta verdad que el poema evidencia, en ese sentido el invento es relato ( ficcional ) de algún hecho supuestamente acontecido. Es también él quien mas adelante en el mismo texto nos dice que en la doctrina platónica inventar y descubrir, ambos verbos, indican el recuerdo.

Hay otra característica que Borges le adjudica a la pesadilla: el horror. Dice que el horror de la pesadilla no es el de la realidad, siguiendo con la idea de que la pesadilla es una creación estética. El infierno real según el autor es la cámara de gas, el infierno de Dante es una pesadilla. El infierno de la pesadilla es literario, ficcional. Borges se aventura a proponernos que las pesadillas son sobrenaturales, las llama ¨ grietas del infierno ¨. Se pregunta si acaso no podríamos estar (cuando soñamos) literalmente en el infierno. ¿La letra de la pesadilla nos conduciría al infierno?

Freud distingue entre el sueño de angustia y el sueño traumático. ( En su texto Mas allá del principio del placer). Este último tiene como función producir angustia, producción necesaria para ligar la energía traumática, para ¨ hacer ¨ con el desborde que produjo el trauma. Podemos conjeturar que el sueño traumático quizás no sea del todo una verdadera actividad creadora, un verdadero sueño. Podemos pensar que es un primer intento, un intento primario del aparato psíquico de soltarse del cuerpo. Reproduce casi con exactitud sin poder, en la repetición, crear una versión o sólo pudiendo hacerlo mínimamente. Todavía no cuenta con eso que Borges denomina ¨ el sabor de la pesadilla ¨ eso que la diferencia de la ¨ cámara de tortura ¨ ( del infierno real).

La angustia de Juanito, la que no lo dejaba salir a la calle, quizás está más cerca del sueño traumático. Está al servicio de ligar la energía desbordada, pero ¨ todavía ¨ no puede hacerlo. Es un intento de despegarse del cuerpo pero fallido. No hay distancia que permita una ficción, no hay versiones.

Mientras que la fobia de Juanito son las fantasías, los sueños, los juegos que se desarrollan en el análisis. La fobia de Juanito es el análisis.

Retomo la pregunta del inicio en relación con la posición de un analista.

Es nuestra tarea cuando se nos consulta desde la angustia posibilitar el ¨ trabajo¨ de la fobia,

su despliegue, y nunca sabremos con antelación hasta dónde es posible llegar. ¿Acaso no fue ese el efecto que produjo en Juanito el lugar que la presencia de Freud delimitó?

Somos llamados, entonces, a ese lugar que en este desarrollo ocupan los cuentos, las canciones de cuna, los intentos de un niño por crear objetos o ideas que al pasar a la palabra lo liberan de la angustia. Un lugar que posibilita la dimensión de invención que Borges le otorga al sueño. Ese lugar permite una distancia, un despegue, la creación de un vacío que en la teoría llamamos castración y que podemos leer en los fragmentos literarios mencionados anteriormente.

Para que haya poesía debe haber un lector, dice Borges en el libro antes citado. Un lector, que le suponga a la angustia la dimensión de un querer decir podría permitir el despliegue de la creación estética posible para cada niño.

Alicia Rozental

Referencias

Marcel Proust, En busca del tiempo perdido 1. Por el camino de Swann, Alianza Editorial, 2003

Jorge Luis Borges, Siete noches, Emece 2005

Jorge Fukelman, La angustia en niños y púberes, Seminario: La angustia .Su razón estructural y sus modalidades clínicas Hospital Ramos Mejía.

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