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Número 4 Agosto 2001
Interrogando a Freud sobre la familia
María Cristina Olivares y Alicia Lo Giúdice

J. Lacan en su artículo "Los Complejos Familiares" de 1938 define a la familia como una institución, es una organización cuya función es la de transmisión de la cultura en tres vertientes: 1) la educación, 2) represión de los instintos y 3) adquisición de la lengua materna.

Partiremos de la pregunta ¿Qué es familia para S.Freud?.

Los textos elegidos son: "El Malestar en la Cultura" (1930), "Tótem y Tabú" (1913), "Moises y la religión monoteista" (1939), "Análisis de la fobia de un niño de cinco años" (1909), "Lo Siniestro" (1919) y "La novela familiar del neurótico" (1909).

El tema principal de "El Malestar en la Cultura" es la lucha entre las exigencias pulsionales y las restricciones impuestas por la cultura.

El interrogante freudiano es qué quiere alcanzar el ser humano, su respuesta es simple, la dicha, la felicidad.

Esta búsqueda tiene dos costados uno positivo y otro negativo, la ausencia de dolor y vivenciar intensos sentimientos de placer.

El sufrimiento amenaza desde el cuerpo, pues no puede prescindir de dolor, de la angustia como señal de alarma y desde el mundo exterior como destructivo los vínculos con otros seres humanos.

¿Qué elemento orienta al hombre a la realidad?, es el trabajo el elemento que le inserta de manera segura en un fragmento de realidad. En el trabajo se desplazan vínculos humanos, componentes libidinosos, narcisistas, agresivos, eróticos que lo afianzan y justifican su vida en sociedad.

Pero el trabajo es poco apreciado como vía hacia la felicidad, no se esfuerza hacia él como a otras posibilidades de satisfacción. ¿Por qué es dificil hallar la felicidad?, ¿De dónde provienen nuestras penas?, de la hiperpotencia de la naturaleza, de la fragilidad de nuestro cuerpo, de la insuficiencia de las normas que regulan los vínculos recíprocos entre los hombres en la familia, el estado y la sociedad.

Nuestra conducta ligada a lo social es variada. ¿Por qué las normas que nosotros hemos creado no nos protegen y nos benefician a todos?, ¿por qué el ser humano ha llegado a este punto de asombrosa hostilidad a la cultura?.

Hay varias respuestas para Freud:

1) el triunfo del cristianismo sobre otras religiones paganas.

2) el avance de la ciencia ha disminuído la mortalidad infantil pero nos obliga a la máxima reserva en la concepción de hijos.

3) logramos otra disponibilidad sobre el espacio y el tiempo, por ejemplo el teléfono, pero estos progresos no han hecho más feliz al hombre.

Hay otros rasgos que hacen a la cultura; como se reglan los vínculos recíprocos entre los seres humanos: vecinos, objeto sexual, miembros de una familia, de un estado. El poder de una comunidad se opone como "derecho" al poder del individuo, y este paso, esta sustitución del poder del individuo por el de la comunidad es el paso cultural decisivo.

La justicia, la seguridad de que el orden jurídico establecido no se quiebra para favorecer a un individuo, o sea que lo universal no da paso a lo particular.

Cuando el hombre descubre que está en sus manos mejorar su suerte sobre la tierra mediante el trabajo, no le fué indiferente que otro trabajara con él o contra él.

Desde la antiguedad, adquirió el hábito de formar familia, y la convivencia de los seres humanos tuvo un fundamento doble: la compulsión al trabajo y el poder del amor, pues el varón no quería estar privado de la mujer y ésta no quería separarse de su hijo.

Creemos entender lo que hace familia en Freud, en principio se trata del Eros, de un amor ligadoal goce sexual y la vía de la Ananké, de la obligación del trabajo, impuesta por las necesidades exteriores.

De este malestar, revela dos grandes instituciones: el matrimonio y la familia. Eros y Ananké se convirtieron en los padres de la cultura humana.

Una pequeña minoría puede hallar la dicha por el camino del amor. Se trata de un amor de meta inhibida. Ese amor que funda la familia sigue activo en la cultura. Pero hubo un descuido del lenguaje en la palabra amor, pues aunque se trate de un amor de meta inhibida, como la ternura, en el origen fué sensual y lo sigue siendo en el inconsciente de los seres humanos.

Amor sensual y el de meta inhibida desbordan a la familia y establecen nuevos lazos con extraños.

El amor genital lleva a la formación de nuevas familias y el de meta inhibida a fraternidades que alcanzan importancia cultural.

En el curso de su desarrollo, el nexo del amor con la cultura pierde su univocidad. Por una parte el amor se contrapone a los intereses de la cultura y por otro, la cultura amenaza al amor con sensibles limitaciones.

La familia no quiere desprenderse del inidividuo, cuanto más cohesionados están los miembros, tanto más y con mayor frecuencia se inclinan a segregarse de otros individuos. Así la familia es el reducto del Eros en discordia con la cultura.

Freud sitúa a las mujeres como las que representan los intereses de la vida privada en discordia con la vida pública; las mujeres encarnan en la familia el goce al que no se renuncia.

La cultura limita la vida sexual, pues la prohibición del incesto es la mutilación más tajante que han experimentado los seres humanos en su vida amorosa en el curso de las épocas.

Al hombre primitivo las cosas le iban mejor pues no conocía limitación alguna de lo pulsional. En la familia primordial sólo el jefe gozaba de la libertad pulsional, los otros vivían oprimidos como esclavos.

El hombre culto ha cambiado un trozo de posibilidad de dicha, por un trozo de seguridad.

Para Freud la familia transmite cultura y por otro renuncia a la satisfacción pulsional.

Para el superyó, en tanto heredero del Complejo de Edipo, la renuncia a lo pulsional no es suficiente, pues el deseo persiste y pese a la renuncia sobrevendrá un sentimiento de culpa.

Esta renuncia impueta desde afuera crea la conciencia moral que después reclama más y más renuncias.

El sentimiento de culpa es la expresión del conflicto de ambivalencia, de la lucha entre Eros y pulsión de muerte. Este conflicto se entabla toda vez que se le plantea al ser humano la tarea dela convivencia; mientras una comunidad sólo conoce la forma de la familia, áquel tiene queexteriorizarse en el Complejo de Edipo, introducir la conciencia moral, crear el primer sentimiento del culpa.

El padre en su versión del Complejo de Edipo es el que impone la ley y la enlaza al deseo, condición para que haya orden en el mundo. Distinta será la versión del padre de la horda primitiva que nos presenta en "Tótem y Tabú" y en "Moisés y la religión monoteista".

Para Freud el neurótico representa una pieza del infantilismopsíquico ya que las fijaciones incestuosas de la libido siguen desempeñando un papel principal en el inconsciente y el Complejo nuclear de las neurosis es el vínculo con los padres, gobernado por apetencias incestuosas, así se verá llevado a interrogar la psicología de los pueblos naturales, primitivos, salvajes, para compararlo con la psicología de los neuróticos.

Descubrirá vía el pequeño Hans y su fobia al caballo el retorno a ciertos rasgos del totemismo con sello negativo.

El niño teme al animal que antes le había despertado interés y en el análisis muestra que desplaza una parte de sus sentimientos desde el padre hacia el animal producto de un conflicto ambivalente, pero cuando resuelve su angustia se identifica con el animal temido: galopa y muerde al padre. Hay plena identificación con el animal totémico y actitud ambivalente de sentimientos hacia él.

Freud reemplazará al animal totémico por el padre ya que los primitivos designan al tótem como su antepasado y padre primordial.

Interrogando la función del padre y la prohibición del incesto investigará el origen del totemismo ya que sus principales mandamientos, preceptos-tabú, son: no matar al tótem y no usar sexualmente a ninguna mujer que pertenezca a él.

Esto coincide con los dos crímenes de Edipo, quien mató a su padre y tomó por mujer a su madre y con los deseos primordiales del niño, cuya represión insuficiente o cuyo nuevo despertar constituye el núcleo de las neurosis.

Toma las teorías de Darwin, de Atkinson y de Robersthon Smith para plantear que los hombres vivieron originariamente en hordas pequeñas bajo el dominio de un macho fuerte, amo y padre de la horda, que tenía poder ilimitado ya que se apropiaba de todos los hombres, mujeres e hijas erán de su propiedad y para su comercio sexual.

Dominaba y castigaba a los hijos varones y podían ser muertos, castrados o expulsados si excitaban sus celos.

Sólo los hijos menores tenían una posición excepcional ya que eran protegidos por el amor de la madre y dado la avanzada edad del padre, podían sustituirle tras su muerte.

Pero los hermanos expulsados que vivían en comunidades se organizaron y mataron al padre y lo devoraron crudo. Pero no sólo temían al padre sino que lo veneraban como arquetipo y cada uno de ellos deseaba ocupar su lugar.

Por medio del acto canibalístico se aseguraron la identificación con él por incorporación de una parte suya.

Al parricidio siguió una época en que los hermanos varones lucharon entre sí por la herencia paterna que cada uno quería retener para sí.

Finalmente se unieron ya quye la hazaña lograda en común había creado sentimientos y recuerdo compartidos y porque reconocen lo infructuoso de continuar la lucha. Pactan así un contrato, primera forma de organización social con renuncia de los pulsional, reconocimiento de obligaciones mutuas, erección de instituciones sagradas que no podía ser violadas. Son los comienzos de la moral y del derecho. Cada uno renunciaba al ideal de conquistar para sí la la posición del padre y renunciaba a la posesión de la madre y hermanas, por cuya causa habían dado muerte al padre. Se establece el tabú del incesto y el mantenimiento de la exogamia.

Ante el quebrantamiento del poder paterno, las familias se organizaron sobre el derecho materno. Pero la memoria del padre persistió y se instituyó un animal como tótem al que se consideraba antepasado y espíritu protector y estaba prohibido dañarlo o matarlo. También se instituye un ceremonial anual "banquete totémico" en que la comunidad despedazaba y devoraba al animal totémico en conmemoración del asesinato del padre primordial y del triunfo de los hijos varones.

Un tabú ampara la vida del animal totémico y aparece como el primer ensayo de religión. El animal se ofrece como sustituto del padre y con su veneración se logró calmar el intenso sentimiento de culpa y así reconciliarse con el padre.

El sistema totémico fué un contrato con el padre quien prometía amparo, providencia e indulgencia si honraban su vida y si renunciaban a repetir la hazaña en que lo mataron. Con la obediencia de efecto retardado intentan calmar el sentimiento de culpa y de apaciguar al padre.

En la comunidad de hermanos se respeta la santidad de la sangre común, se realza la solidaridad entre los que pertenecen al mismo clan y se preservan la vida unos a otros así no se repite lo actuado con el padre.

Una prohibición religiosa indica que está prohibido matar al tótem y una social prohibe matar al hermano, con el tiempo se convertirá en "no matarás".

El clan de los hermanos reeemplaza la horda paterna que se reasegura mediante el lazo de sangre. La sociedad se apoya en la culpa compartida por el crimen realizado en común; la religión en la conciencia de culpa y la eticidad en parte de las necesidades objetivas de esta sociedad y en las expiaciones exigidas por la conciencia de culpa.

A lo largo de los años cede el enojo contra el padre que los había forzado a matarlo y crece la añoranza por él, hace así como ideal en tanto el padre primordial poseía un poder ilimitado.

Así enaltecido el padre, otrora asesinado, fué elevado a la condición de Dios. Este cambio en relación al padre trajo consecuencias en lo religioso y en la organización social ya que al introducirse las divinidades paternas, la sociedad matriarcal se transformó en la sociedad patriarcal.

La familia fué una restauración de la antigua horda primordial y devolvió a los padres parte de sus antiguos derechos aunque se conservó las conquistas sociales del clan fraterno y hubo suficiente distancia con el irrestricto padre primordial de la horda y se pudo preservar la necesidad religiosa y la insaciada añoranza del padre.

En esta versión del padre, tras su asesinato, los hijos descubren que siempre les estará prohibido el goce. Lacan dirá que es por el hecho de que el padre está muerto que el hombre no goza de lo que tiene que gozar. Como si este padre muerto monopolizara para siempre el goce que faltará en lo sucesivo.

Lacan se preguntará por qué Freud recurre al mito y se contestará que para que subsita algún padre, el único padre, ha de haber estado antes de la historia y ha de ser el padre muerto, más aún el padre asesinado. Si los hijos le dan muerte es para prohibirse ellos mismos lo que se trataba de arrebatarle, lo mataron para demostrar que era imposible matarlo.

Lo mítico es la caracterización de una forma de lo imposible: la eternización de un sólo padre en el origen, que fué asesinado.

Nos interesa situar la operación que hace Freud cuando introduce al pequeño Hans en el mito edípico. En el "Análisis de la fobia de un niño de cinco años" Freud señala que el 30 de marzo Hans y su padre lo visitan. La visita fué breve y habló el padre. Pero Freud intervendrá y en tono de broma le revela al niño que tenía miedo a su padre porque quería tanto a su madre. El niño supondría entonces que el padre le tendría rabia. Freud le dirá que nos es cierto que el padre le tiene cariño y que podía confesarle todo sin miedo. "Hacía mucho tiempo, antes que él viniera al mundo, yo sabía ya que llegaría un pequeño Hans que querría mucho a su madre y por eso se vería obligado a tener miedo al padre".

Regresando a su casa el pequeño Hans le preguntará al padre, "¿acaso habla el Profesor con el buen Dios, pues puede saberlo todo desde antes?".

Freud señalará que su comunicación no lo librará repentinamente de su angustia pero se demostró que ahora le era dada su posibilidad de presentar sus producciones inconscientes y desovillar su fobia.

Lacan planteará que Freud implica aquí al Edipo en una operación que pone al descubierto su carácter fundamentalmente mítico, es un mito de los orígenes y es así como se dá, porque se da fé de la orientación, de la estructura que determina como avenida por la palabra en el sujeto que es su depositario. Lo que está en juego es su función de creación de la verdad. La verdad tiene una estructura de ficción.

Los mitos, tal como se presentan en su ficción, siempre apuntan al origen, la creación del hombre, las génesis de sus relaciones nutricias fundamentales, la invención de los grandes recursos humanos, el fuego, la agricultura, la domesticación de los animales. Vemos también como se plantea constantemente, la relación del hombre con una fuerza santa, maléfica o benéfica, pero esencialmente caracterizada por lo que tiene de sagrado.

Un mito es siempre una tentativa de articular la solución de un problema. Se trata de pasar de cierta forma de explicación de la relación con el mundo del sujeto, o de la sociedad en cuestión, a otra, lo que requiere la transformación es la aparición de elementos distintos, nuevos, que entran en contradicción con la primera formulación y exige de alguna forma un paso de por sí imposible, un salto. Esto es lo que da al mito su estructura.

Para Lacan la intervención de Freud es una incitación, se trata pues de implantar otro cristal en la significación inacabada que en ese momento presentaba el pequeño Hans. Tenemos lo que Hans ha producido por sí sólo, la fobia y también lo que Freud aporta, lo que debe ser su culminación. Freud espera que la fobia se desarrolle y le traza las vías de lo que Lacan llama el desarrollo del cristal significante.

Ubicamos en Freud una operación que abre el camino, que le permite al pequeño Hans desarrolar su fobia.

En ese sentido, del caso presentado en la reunión pasada, pensamos en la operación que realiza el Juez en el momento de la restitución, que a través de un corte, produce una restructuración simbólica que parece incitar a la niña a nuevos caminos.

Luego de la restitución, la institución "Abuelas" le ofrece un espacio terapéutico, pero esta niña se autoriza a no continuar. No lo hace sola, la acompañan sus materiales, sus muñecas, insertando las cosas de su mundo en un nuevo orden, en este nuevo orden toma muy en serio sus juegos. Este no a esto la deja a la espera de otra alternativa.

Le llega ofertado por quien será su analista un "se puede esperar". Esta espera, expectante.

expectativa, le ofrecerá la posibilidad de poder pedir. Pide y en su primer producción deja una parte de la hoja en blanco esperando ser ocupada.

En sus primeras producciones hay una versión de como se aleja de su familia para tomar a una extraña haciéndola familiar, cuando "recuerda" regresa a la propia y espera ser perdonada.

Esto nos llevó a interrogar el artículo de Freud "Lo Siniestro " que comienza interrogando la estética.

La estética se la asocia a la ciencia de lo bello. El psicoanálisis decide ocuparse por un determinado aspecto de la estética hasta ahora descuidado, lo ominoso. Pertenece al orden de lo terrorífico, produce horror y se encuentra en un borde dificil de diferenciar entre algo ominoso, dentro de lo angustioso.

Las exposiciones de la estética siempre aparecen ligado a lo bello, grandioso, atractivo y no lo repulsivo y penoso.

Pueden emprenderse dos caminos: revisar el significado que el desarrollo de la lengua depositó a lo largo del tiempo en la palabra ominoso o agrupar todo aquello que en personas, cosas, impresiones, vivencias, despierta en nosotros el sentimiento de lo ominoso. Ambos caminos llevan al mismo resultado: lo ominoso es una variedad de lo terrorífico que se remonta a lo antiguo, familiar y desde hace tiempo.

¿Cómo es posible que lo familiar venga ominoso, terrorífico y en qué condiciones ocurre?.

La palabra alemana unheimlich (hay que tener en cuenta que el prefijo un es negación) es lo opuesto a heimlich, íntimo, doméstico, familiar, puede decirse que es terrorífico porque no es reconocido como familiar. No todo lo nuevo y familiar es terrorífico. Lo novedoso se vueve facilmente terrorífico y ominoso, algo de lo novedoso es ominoso pero no todo. Debe a lo nuevo y no familiar agregársele algo que lo vuelva ominoso.

J.C. Milner en "La obra clara" en relación al término unheimlich dice que no es lo inverso de lo familiar, que la palabra familiar está llena de misterio e inquietud. Es lo familiar parasitado por una inquietud que lo dispersa.

Lo ominoso es algo dentro de lo cual uno no se orienta. Freud introduce el término orientación, siendo el resultado de la suspensión de las categorías témporo espaciales, de ahí que opine que mientras mejor esté orientado un hombre dentro de su medio más dificilmente recibirá de las cosas o sucesos que hay en él la impresión de lo ominoso.

Recurre a otras lenguas, latín, griego, inglés, francés, español, pero los diccionarios no nos dicen nada nuevo. No encuentra una palabra en estas lenguas que exprese este particular matiz de lo terrorífico.

Si la lengua crea el parentesco ¿será la manera freudiana de interrogar que parentesco se presentifica en lo ominoso?. Se trata de algo íntimo, de confianza, perteneciente a la casa, familiar. Mantener algo clandestino, oculto para que otros no sepan acerca de ello, esconderlo.

El negativo un, provoca horror, espectral, destinado a permanecer oculto y en secreto. Por lo tanto nos dirá que esta palabra heimlich no es unívoca, pertenece a dos círculos de representaciones que sin ser opuestos, son ajenos entre sí: lo familiar y agradable y lo clandestino y oculto.

Freud recurre a la literatura para interrogar si lo animado o inanimado de las muñecas produce o no el sentimiento de lo siniestro.

Responde que el niño en sus juegos no distingue de manera nítida entre lo animado y lo inanimado, y tiende a considerar a sus muñecas como seres vivos. En la muñeca no interviene la angustia, pues el niño no tuvo miedo a la animación de ellas y hasta lo deseó.

El motivo de lo siniestro lo deriva a la temprana infancia con la presencia del doble, sea la identificación con otra persona hasta el punto de equivocarse sobre el propio yo, duplicación, división, permutación del yo, el permanente retorno de lo igual. El doble se ha convertido en una figura terrorífica, se trata de un retroceso a épocas tempranas donde el yo no se había aún deslindado del mundo exterior, ni del Otro.

Todos atravezamos una fase correspondiente a cierto animismo de los primitivos, y que ninguno de nosotros hubiera pasado sin dejar como secuela restos, huellas, capaces de exteriorizarse. Todo lo que hoy nos resulta ominoso, cumple la condición de tocar esos restos de actividad animista, lo sacamos afuera. Hay dos señalamientos: 1) todo afecto, es angustia, por obra de la represión existe un grupo en que puede demostrarse que eso angustioso es algo reprimido que retorna; 2) esto siniestro no es algo nuevo o ajeno, sino antiguo a la vida anímica, enajenado por la represión.

Freud relata un ejemplo propio: "me encontraba solo en mi camarote cuando un sacudón del tren en que viajaba hizo que se abriera la puerta de comunicación con el toillette, aparece ante mí un anciano señor con ropa de cama y llevaba un gorro de viaje. Supuse que al salir del baño, situado entre dos camarotes alguien había equivocado la dirección y por error se introdujo en el mío, me puse de pié para advertírselo, pero me quedé atónito al darme cuenta de que el intruso era mi propia imagen, proyectada en el espejo sobre la puerta de comunicación".

"Aún recuerdo el profundo disgusto que la aparición me produjo, ¿y el disgusto no sería un resto de aquella reacción arcaica que siente al doble como algo ominoso?".

Lo siniestro de la ficción, de la fantasía, de los cuentos literarios, deben ser considerados aparte. El cuento profesa abiertamente la convicción animista, sea cumplimiento de deseo, omnipotencia de los pensamientos, animación de lo inanimado y esto no ejerce efecto siniestro alguno; pues para la génesis de este sentimiento se requiere de la perplejidad en el juicio y esto está excluído en los cuentos por completo.

Lo ominoso del vivenciar siempre se lo conduce a lo reprimido, familiar y antiguo.

Si en el secuestro de esta niña lo siniestro está presente porque lo familiar se le vuelve extraño y lo extraño familiar, ubicamos la restitución como necesaria pero no suficiente pues lo siniestro retorna.

Es a través de su recorrido analítico, en las escenas que arma y los interrogantes que surgen lo que le permitirá hacer de su nombre otra escritura y ubicar al apropiador como tal, cuando ante su presencia sorpresiva, como respuesta le "saca la lengua" y le permite hacer un corte con la posición de objeto al que era convocada.

Buenos Aires, 19 de setiembre de 1999.

María Cristina Olivares y Alicia Lo Giúdice

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