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Número 4 Agosto 2001
Historia pública. Secreto privado
Mercedes S. Minnicelli

En un escrito anterior "La novela social sobre la infancia desamparada" 2 reflexionaba "no es posible dirigir la niñez", en todo caso, "son las huellas de la niñez las que marcan la dirección de la vida de los sujetos" 3.

Las vicisitudes de esta historia, presenta particularidades que no son, precisamente, de las que podemos considerar propicias para ninguna vida humana. Sin embargo, no se trata de lo anecdótico del caso sino, exponer la constatación de que aquello que se presenta como inexorable destino está signado por la impronta de la negligencia de un sistema de "protección a la infancia" llevada a su más nítida expresión.

La historia de Román ingresa a mis reflexiones promoviendo diversas vías de análisis e investigación. La más significativa y contundente es comprobar que su locura no es más que producto y e xpresión de la locura de un sistema al cual, a pesar de todo, él apela.

El niño de esta historia evidencia la tenaz lucha de una subjetividad por no ser ejecutada.

Hilvanar un texto, partiendo de hilachas desparramadas, nos ha llevado a poner el énfasis en el análisis del contexto discursivo en el cual esta vida transita, quedando atrapada en un laberinto cuya única salida resulta paradojal, escapar para quedar cada vez más preso. En el intento por deshacerse de la filia ción a un filicidio, el niño defiende en "secreto" lo "público" de su "pasado" que no es tal, en tanto se actualiza en el presente, mostrándose de nuevo bajo la fo rma de lo siniestro (Freud, [1919] 1994)

Este escrito transita, entonces, el camino inverso al de la creación de ficción. La pregunta que compartimos con el lector es acerca de la posibilidad, para un frágil psiquismo infantil, de sortear las pruebas de un realismo superador de la ficción, que precipita insistentemente a lo siniestro en lo real dejando un margen sumamente acotado para la vehiculización de una operatoria simbólica.

Su título "historia pública" refiere a lo paradigmático y representativo que es este caso, respecto de un sin número de niños que hoy deambulan por las calles. Historia que se hace pública, en este caso, a partir de un fili cidio en y del cual, posteriormente, participan diversidad de "actores públicos" (Jueces de menores, secretarios, policía, profesionales, preceptores, funcionarios, docentes, etc) encarnando "personajes" que cobran vida siguiendo un guión propio a una sátira o novela. Guión de una historia cuyo argumento, por no ser una ficción ni dar lugar a la misma, nos atrevemos a calificar como obseno.

(...) Los teatros captan todos los sentidos en sus representaciones excitantes e incluso en artes plásticas se orientan con preferencia a lo feo, repugnante y excitante, sin espantarse a nuestros ojos con un repugnante realismo, lo más horrible que la realidad puede ofrecernos" (Freud, S. [1908]).

Invitamos al lector a participar de esta historia, que no es de teatro.

 

Acto I

Nuestro primer contacto con la historia de Román se produce por el relato de terceros a la "dirección de la niñez". Así se lo presenta:

Un niño "de la calle" es ingresado por decisión judicial a un hogar de admisión 4 en el verano del ´98. Tiene 12 años. Las intervenciones judiciales comenzaron hace siete años atrás. Su permanencia en el "hogar" es breve. Se fuga (ausenta sin consentimiento) 5 - una y otra vez. Durante esas ausencias deambula por las calles aunque no por cualquier lugar. Tiene "paradas". Una de ellas es Mc Donald´s. Pasa unas horas "cuidando autos" y con lo que junta se compra la "cajita feliz", nombre de una presentación de los productos de esa empresa para atraer a los niños felices...

Las tradicionales instituciones del Estado destinadas a la atención de "menores", centran su atención en la "satisfacción de necesidades"; un espacio físico donde recibir comida y un lugar donde dormir, preceptores a cargo de la atención de los niños. El precio que el "menor" debe pagar por ello es la adaptación a la arbitrariedad de normas establecidas por la tradición en minoridad. Su deber es agradecer lo que recibe y quedarse en el lugar que se le asigna.

Roman rechaza esa "ayuda". Huye. Se fuga. Sin embargo, cuando cae la noche, se ubica en lugares donde la policía o personal de prevención 6 puede hallarlo. Podemos decir que se ofrece a que lo encuentren. En cada una de esas ocasiones es reintegrado al hogar de admisión.

Sus actos son interpretados tal como lo señalara Winnicott "la opinión corriente es que, al encontrarse "libre" procede a disfrutar de esa situación. Esto está muy lejos de la verdad. Al ver destruido el marco de su vida, ya no se siente libre. Se torna ansioso, y si tiene esperanzas, comienza a buscar un marco fuera del hogar. (...) busca una estabilidad externa sin la cual puede perder la razón" (Winnicott, D. [1946]1998:139).

Este movimiento es repetitivo, institución (entrada) / rechazo – fuga (salida) / calles / búsqueda – encuentro... El juego del "gato y el ratón".

Integrantes del equipo técnico de la Casa de admisión observan que lleva siempre consigo una bolsita de plástico con juguetes. Cuando se va, siempre deja alguno en la Casa de admisión.

Comienza a sobrarle dinero de lo que recauda "cuidando a utos". Le pide al director que se lo guarde porque quiere juntar plata para comprarse un reloj. Dice que teme que los otros chicos se lo roben. La convivencia se hace realmente difícil. Roman no respeta ninguna pauta que lo contradiga. Se siente encerrado, se desborda y entra en crisis rompiendo en llanto con movimientos descontrolados si los preceptores intentan limitar sus escapadas. La propuesta fue habilitar la posibilidad (otorgando el permiso) para salir y regresar a una hora determinada. Para cumplimentarlo, primero debía aprender la hora. Algo dejaba en la Casa de admisión que le pertenecía y que volvería a buscar: sus "ahorros". Él firmaba en un papel que los entregaba y volvía a firmar si pedía el dinero. "Entraba y salía" dinero de su cuenta ($1; 1,50; 2), creándose un incipiente espacio intermediario que habilitara la posibilidad de otro escenario. Dice no saber dibujar ni escribir.

Roman permanentemente se diferencia de "los otros" chicos de la calle. Él dice "yo no robo ni fumo, yo no soy chorro" también repite "yo no soy como ellos". Su búsqueda por establecer diferencias es fallida.

Diversos agentes acompañaron el incansable y agotador movimiento del niño e intervinieron en diferentes circunstancias, tanto durante las breves estadías institucionales como en la calle, en momentos verdaderamente difíciles y críticos.

La sucesión de acontecimientos dispersos y difusos, paulatinamente comenzó a concentrarse, mediante la escucha e intentos de despeje de la demanda formulada por los profesionales, directores, operadores a cargo directamente del tratamiento del niño dirigidas "a la dirección". Vale aclarar que sólo en ocasiones, la supervisión del caso se realizó en reuniones y/o entrevistas programadas. La emergencia de la demanda se producía a cualquier hora, de día, de noche... mediante consultas telefónicas del personal (preceptores y operadores), o de los mismos profesionales a partir de conflictos que generara la estadía y/o fuga del niño en/de alguno de los hogares en los que se encontraba o, también por encontrarlo durmiendo en la calle.

En cualquiera de los casos, lo único que parecía posible era intentar reconstruir la sucesión de acontecimientos, buscando cierta lógica en la dispersión, en lo que se presentaba disgregado. Dicha reconstrucción, habilitó una nueva vía de análisis: aquella que nos permitiera interrogarnos sobre la repetición de los actos que se fueron sucediendo entre cada entrada y salida.

La "clave", quizás, estaba presente en los intervalos. Entrar y Salir, juego de presencia – ausencia en donde lo presente o ausente era "él mismo" sólo en apariencia, había un resto, aquello que dejaba "presente" en cada una de sus "ausencias": vidrios rotos, juguetes, ropa sucia, enojos y más tarde juegos sexuales... Qué se le hacía presente obligándolo a huir de manera compulsiva y fallida?.

Una idea cobraba fuerza, Román "enloquecía" a todos y el enfrentamiento imaginario se incrementaba entre los que de un modo u otro iban interviniendo en el "caso". El estallido institucional parecía inminente.

 

Acto II

El juez dispone el traslado 7 a La Plata para ubicarlo en un h ogar de internación de régimen cerrado. Se efectiviza el mismo y a los pocos días está nuevamente de regreso en Mar del Plata, deambulando por las calles. Se escapó antes de llegar a "movimiento y ubicación " en la ciudad de La Plata 8.

El mundo adulto responde y se impone. La intervención judicial apunta a "privarlo de libertad", encerrándolo en una comisaría o en un "instituto de régimen cerrado". Lejos de aceptar esa imposición y, a sabiendas de que allí no encontrará el amparo que le hace falta, se fuga, retornando a sus lugares conocidos donde ¿sabe? que alguien lo irá a buscar.

El encierro es "justificado". El padre de Román mató a la hija (12 años), su hermana, luego de violarla cuando él tenía 5 años 9. Se presume que presenció la escena. Este buen señor está condenado y preso. La madre no se hace cargo ni de Roman ni de sus otros ocho hijos.

Los efectos de la violencia simbólica (Bourdieu) que ejerce el discurso de minoridad, poseedor del saber sobre los hechos "reales" de la vida de los niños, segrega cualquier intento por hacer con esa "realidad" otra cosa.

Y el niño, como si fuera un adulto en miniatura, se las tiene que arreglar como puede para burlar las decisiones que jueces, instituciones, funcionarios, etc, detentores de un Saber Supremo, le imponen por la fuerza. Medidas de coerción y encierro, que desestiman, que no es delito ser portador de un horroroso padecer producto de un acto del cual él es (fue) testigo involuntario y no autor.

Sin embargo, Roman insiste y resiste, hasta hacer que se escuche, lea, interprete, responda a su grito de espanto; en definitiva bregando porque se transforme en demanda de Otro su llamado y otorgue soporte al desvalimiento subjetivo en que se precipita.

De las marcas de su historia familiar, truculenta por cierto, el niño fallidamente intenta deshacerse, fragmentando su mundo en pedazos que desparrama y deja en cada uno de los lugares de donde "entra" y "sale".

La fuga de Román de los intentos judiciales por encerrarlo, nos dio lugar a plantear una "intervención alternativa", fundamentada en la legalidad de la Convención internacional de los derechos del niño. Insistir en la posibilidad de operar acompañando, desde la misma Casa de admisión, ese movimiento rítmico de salir y regresar 10, creando "entre" la calle y la Casa de admisión, un espacio intermediario. Con pocas esperanzas, el Juez nos otorga el aval verbal para intentarlo.

"En esta seriedad, de la que está ausente la fantasía, el niño a su vez se halla inmerso y como cogido en una trampa. Y es entonces en lo real donde pone en juego su miedo y su violencia, a falta de otra escena, de un espacio de juego donde proyectar sus fantasmas y crear, "para reirse", monstruos, gigantes o enanos". (Mannoni, M. 1983:13)

Por un tiempo, Roman, si bien oficialmente estaba "internado" en la Casa de admisión, acepta la propuesta de concurrir a otro lugar, "La Parada" 11 donde encontraba a quienes él identificaba como "amigos", un equipo de trabajo ambulatorio conformado por operadores, psicólogos y una asistente social que lo conocían del tiempo en que estaba en la calle.

No intenta esconderse o escapar cuando está con ellos. Allí se queda durante el día a pesar de estar el lugar preparado para atender niños y no para albergarlos. Paulatinamente le van ofreciendo papel, marcadores y una caja con juguetes. Empieza a dibujar, pintar y a jugar. Insiste en que sus dibujos estén a la vista, pegados en una pared. Roman comienza a mostrar interesantes avances artísticos y solicita elementos que antes rechazaba. Se crea un nuevo escenario a fin de intentar otorgarle un lugar a aquello que lo enloquecía, y los momentos de la fuga, además de actos críticos, pasan a tener palabra. Participa de actividades sociales y culturales (obras de títeres, plástica, etc) y mejora la relación con otros chicos en espacios abiertos. Sin embargo, huye escapando de la Casa de admisión acusando a los chicos y preceptores de "violines" 12 disparado por la escena de un preceptor conversando amigablemente con otro chico en uno de los dormitorios. Por un tiempo allí no regresa aunque sí concurre cada mañana a "La Parada".

A raíz de una pelea callejera, en la cual recibió un brutal paliza que obligó a su hospitalización, el Juez dispone que sea "internado", nuevamente, en la casa de admisión 13, de donde se va a las pocas horas de haber ingresado y luego de protagonizar un episodio de enfrentamiento violento con los otros adolescentes alojados en la misma.

Si bien escapa de la Casa de admisión, se mantiene en el circuito institucional, concurre a la sede de la Secretaría de Calidad de vida Municipal, donde decidimos permitir que pernocte de manera transitoria. Allí funcionan diversas oficinas públicas, por lo tanto a la mañana temprano debía levantarse. Al despertarlo, ordenaba prolijamente su colchón, sus mantas y su ropa.

Se presenta una oportunidad para proponerle una entrevista, una conversación. Decido preguntarle qué piensa él sobre lo que le pasa, qué lo lleva a no quedarse en ningún lugar, menciono la golpiza recibida y la escena de violencia experimentada en la casa de admisión, a lo cual responde "ustedes no tienen un lugar para mí, no entendés?!, mí no me va ni el la casa de admisión ni el hogar X ni el K". Sí, es cierto lo que decís – le respondo - pero sos muy chiquito para creer que te podes arreglar solo, nadie se las arregla solo en la vida y si esos lugares no te van, como vos decís, tendremos que encontrar otro, un lugar donde puedas encontrarte a gusto... algún lugar seguramente puede haber para vos, siempre y cuando puedas aceptarlo".

Sus palabras, desafiantes y verdaderas, podemos leerlas casi a la letra "lo que ustedes me ofrecen a mi no me hace falta". Resuenan en las fibras íntimas de lo Político (poniendo en cuestión la eficacia del Estado para atender a la infancia deprivada) y del Psico análisis: No se trata del objeto, sino de la falta de objeto aquello que hace de un ser de necesidad un sujeto deseante. Una verdad afloraba. "La relación central de objeto, la que es dinámicamente creado ra, es la de la falta" (Lacan [5-12-1956]1994:54)

Sin embargo, se trataba de no caer en la trampa de dar crédito a su desafío sino de escuchar sus palabras y comenzar a operar con ellas. ¿Qué es lo que le hace falta? O, para ser más precisos ¿qué es lo que no le hace falta? Momento de pesquiza de los significantes que las acciones y dichos del niño ponían en juego.

Algo de la transferencia se instalaba en cada nuevo contacto, dejando "algo dicho" entre ese entrar y salir; dicho a partir del cual nos habilitaba a otra función: la de hacer decir.

 

Acto III

Roman encuentra albergue en casa de una mujer a quien se conoce por dejar entrar a chicos de la calle a comer, bañarse y dormir. Esta casa es algo así como un "albergue de transgresores" (sic). Permanece un tiempo allí aceptando mínimas condiciones de estabilidad que le permiten decir: tengo que pasar por todos lados para buscar mis cosas, las tengo todas desparramadas, en X tengo mis juguetes, en Y tengo mi ropa que la dejé para lavar, en J tengo los lápices que me regaló fulano, en K tengo las figuritas que me regalo Zutano para llevarlas a la casa de la tia..." Momento reparador el del reencuentro de y con sus "cosas" desparr amadas.

Román comienza a concurrir a una Casa del niño, institución de régimen diurno a fin de participar de actividades sociales y educativas. Este es un momento que sorprende. Expresa deseos por concurrir a esta institución y por aprender a leer, escribir y hacer cálculos en un cuaderno que lleva y trae. Se maneja en colectivo. Llega a horario. Deja de vagabundear. Desea higienizarse a diario y estar "lindo". También concurre a "La Parada".

 

Acto IV

Recibe una carta, en vísperas del "día de la madre" - probablemente se la entregó uno de sus hermanos – en la cual su madre le escribe "hijo, te quiero mucho. Lamento que no quieras vivir conmigo y que prefieras a otros". Roman se escapa de la casa de la Sra. Z. dejando la carta sobre la mesa. (¿No sabía leer?) Se lleva una bicicleta y todos conjeturamos el regreso a su casa, lo cual, constataríamos luego, no se produjo. Abandona la concurrencia a la Casa del niño y vuelve a deambular por las calles.

(La madre, estaría intentanto "juntar" a sus " hijos" desparramados por ahí?).

 

Acto V

La policía lo encuentra durmiendo en la plaza frente al Municipio y lo lleva a la comisaría. Coincide este momento con cambios en el personal policial, los nuevos agentes no lo conocían. Informan al Juez, averiguan sus "antecedentes" y registran la "entrada" por la carátula de su "causa" en el Tribunal de menores, cuya letra dice "homicidio". Su "entrada" es registrada por "homicidio" 14(sic) pasando a ser considerado inmediatamente un menor peligroso. Desde el Tribunal se comunican con la Dirección de la niñez para avisar que estaba en la comisaría ordenando su internación en la Casa de admisión hasta su traslado a La Plata.

La asistente social del equipo ambulatorio ("amigo") va a visitarlo a la comisaría. Está desgreñado, cansado y muy enojado. Durante días deambuló por ahí. Su enojo lo refiere a "éstos buchones no me creen que no soy homicida, yo no maté a nadie". La causa de homicidio es del padre. Sólo fue testigo de esa aberración cuando tenía 5 años. Sin embargo ésta es su insignia, su vergüenza y su condena. Tal como él nos lo dirá posteriormente, su secreto.

Una vez más, aquello que se ofrece como amparo material, como contexto, exterioridad a la cual el niño apela, abrigando quizás alguna esperanza para que su propia "realidad" en tanto Real pueda inscribirse simbólicamente, sólo lo precipita a un mayor desamparo, el de la alienación que lo identifica al significante "homicida", inscribiéndolo en el linaje de los actos del padre y no de su nombre.

Eso dicho se resignificaba après-coup denotando el desparramo de migajas de su propio mundo, marcado por experiencias miserables para cualquier ser humano, signadas para Roman por el horror de la imagen de la escena protagonizada por su padre y su hermana, de violación y muerte, escapando del circuito de legitimación (Bourdieu) que lo reconoce, identificándolo a los significantes violador y homicida.

Los rastros de su padecer los fue dejando en cada una de las instituciones por las que fuera transitando, bajo formas diversas - cuya repetición (Nasio, 1994:23) nos otorgó alguna pista orientadora. Paulatinamente fue creándose una hiancia, un espacio intermedio, la hoja de papel, donde dejar sus dibujos – intentos de inscripción sim bólica - y más tarde sus palabras que expresaron el padecer del niño alienado sin juego de separación a la identificación a la causa de su padre, homicidio. Alienación enajenante, activada y reactivada en las sucesivas intervenciones oficiales.

Las verdaderas y ocultas miserias del discurso de minoridad se hicieron patéticas. La causa de su padre había sido la que diera motivo al Estado para intervenir. Cómo no escapar! si el niño de aquello de lo que intentaba protegerse era del horror del acto de filicidio, de incesto y muerte.

Su inscripción en el universo lingüístico de la legalidad social, su " legajo", carta de presentación social del niño bajo tutela judicial, signa el nombre con que se lo nombra "homicida ". Y los sucesivos agentes que han ido interviniendo en su corta vida, lo han identificado al nombre y confundido con la causa judicial de su padre.

"Nadie me cree que yo no soy asesino, yo no maté a nadie". Cómo no intentar huir de todos y cada uno de los posibles representantes (paternos) del asesino. Su desconfianza es legítima, no se da crédito a sus palabras.

Luego de este paso por la comisaría, el Juez vuelve a disp oner su internación en la Casa de admisión, donde otros adolescen tes también residentes transitorios en la misma, lo encuentran escondido tratando de realizar juegos sexuales con un niño pequeño, de aproximadamente cinco años – la misma edad que él tenía cuando presenció la violación y homicidio de su hermana - avisando inmediatamente a los preceptores. Este episodio promovió su expulsión, sin mediación de palabra alguna, escapando del intento de linchamiento por parte de los adolescentes alojados en la casa que lo descubrieron en el intento.

La carta de la madre, la repetición de sucesivas entradas y salidas, la nominación de homicida, rebelarse contra esa asociación, el juego sexual que había protagonizado...

Nos preguntamos: ¿la reacción de los otros chicos diciendo "eso no se admite", operaría como acto vehiculizador de la interdicción de la Ley?.

Acto VI

Nuevamente la policía lo encuentra pero esta vez lo llevan a la sede de Calidad de Vida. El Juez dispone un nuevo traslado a la comisaría para ser llevado a La Plata. La policía se niega a trasladarlo contra su voluntad. Acepto la responsabilidad de dar la noticia a Roman.

Considero oportuno trabajar con él la decisión judicial.

Durante la entrevista juega con elementos del escritorio y realiza dibujos en diversas hojas que me entrega como "regalo". Está inquieto, sale del despacho y entra en otra oficina donde encuentra una bolsa con juguetes y un manojo de figuritas. Acude a mí para exigir que se las regale. Ante su sorpresa, le digo que no. Insiste. Le propongo entonces que las juguemos. Si él me gana se las lleva, si pierde, me las quedo yo. Acepta inmediatamente y expresa "bueno, juguemos a la tapadita".

"En ese sentido, debemos aceptar que el síntoma dominante en la infancia actual es la marginalidad. El principal desafío de la sociedad actual ha sido descubrir y controlar el momento preciso de pasaje de la vulnerabilidad social a la marginalidad definitiva de un niño" (Volnovich, Jorge; 1999:34)

De la comisaría ¿se fuga? antes de hacerse efectivo el traslado dispuesto por el Juez. Por varios días se desconoce su paradero. Se escabulle y ya no elige lugares conocidos. Recibe una paliza en la calle que renueva la intervención policial, la asistencia en el hospital y la orden de traslado del Juez. Lo llevan a la sede de la Secretaría donde, a poco de llegar estalla en una crisis de llanto y patadas a quien se le acercara atrayendo la atención del público presente. Intenta por todos los medios quitarse el yeso que han colocado en su muñeca.

En todas y cada una de las oficinas había rastros de su paso por el lugar. Pedazos de yeso, dibujos, juguetes tirados, figuritas desparramadas por el suelo, los escritorios, el pasillo.

Sin embargo esta vez el desparramo estaba concentrado bajo un mismo techo y ya no en diversos establecimientos institucionales como antes relatamos. Algo estaba sucediendo aunque no podíamos dar cuenta de qué se trataba. Pernoctó en la sede de la secretaría. Al día siguiente, cerca del mediodía pide hablar conmigo. Lo hago esperar sin ocultarle que desaprobaba su desparramo del día anterior.

Roman se sienta y ante la pregunta sobre qué quería hablar responde (mientras juega con unos avioncitos de plástico) "mi papá está en el infierno". En aparente desentendimiento le pregunto:

- ¿dónde queda?

* qué no sabés donde queda?

– No, insisto (se enrosca en la silla, se levanta, busca los avioncitos que antes había arrojado por el aire) Vuelvo a preguntar ¿dónde queda el infierno? (hace que no escucha, insisto hasta que responde exaltado "en la cárcel, ahí está, ése es el infierno o no sabías!!!???

No, no sabía, creí que la cárcel era la cárcel y ¿por qué está en la cárcel? (comienzo a jugar con los mismos avioncitos que estaban sobre la mesa a pasárselos mientras él me los devuelve)

*Eso no te lo voy a decir porque es un secreto. (Me sorprende esta respuesta, pienso que me está ofreciendo algo clave)

Pero vos pediste que querías hablar conmigo, me querrás contar tu secreto?

*Tal vez... Qué!! ¿no sabés porqué lo llevaron a la cárcel, bah! Al infierno?

- Vos nunca me lo contaste. Qué es lo que tengo que saber?

*No lo sabés porque es un secreto (reitera y se rie burlonamente)

- Y, claro! (respondo en el su mismo tono) si es un secreto y vos no me lo contaste cómo lo voy a saber!!! Es tu secreto?

*Si.

- Me lo querés contar?

*Bueno!! Pero no se lo tenés que contar a nadie, eh!! (expresa con tono amenazante y el dedo instigador) tenés que guardar el secreto.

- Qué es lo que nunca contaste a nadie?

*Mi papá se la violó y después la mató a mi hermanita por eso está en la cárcel... siguiendo el relato con impactante conmoción (suya y mías) la escena en la cual escuchó el ruido del disparo que mató a su hermana, cómo salió corriendo presintiendo lo ocurrido, presenciando la escena una vez producido el crimen. "Este es mi secreto", agrega, no se lo conté nunca a nadie porque qué iban a pensar. Eso que hizo mi papá no se hace entendés! Es un boludo!!!!!

- Así es, lo que hizo tu papá no se hace y está en la cárcel por eso. Pero vos no sos tu papá. Vos me diste tu secreto. Ahora no es tan pesado para vos solito. Estás muy enojado con él?

*Sabés qué linda que era mi hermana!!!. (comienzan los recuerdos sobre juegos con su hermana y describe el lugar y el modo del entierro). Mi mamá no sabe que la quiero. Ella cree que no la quiero. Me pega!! Mi casa es un rancho.

- Querés contarme cómo es? (Su relato se detiene en las pertenencias, su cama, sus juguetes, su cuarto).

Es tu rancho, te parece que la plaza para dormir es mejor?

*Mi mamá me pega, pero los chicos en la calle también me pegan

- Tanto que hasta tuviste que quedar internado en el hospital y ahora tenes lastimada la muñeca.

*Quiero ir con mi mamá, le quiero decir que la quiero, nunca le dije que la quiero porque me pega, me llevas a mi casa con mi mamá?.

- No sé si puedo llevarte.

*Entonces, les decís que me lleven?

Nos hacemos eco de la pregunta que Francoise Dolto, formula en su libro "La dificultad de vivir":

¿Cuáles son, pues, las condiciones necesarias y suficientes en el ambiente de un niño, para que los conflictos inherentes al desarrollo de cada ser humano puedan resolverse para aquél en forma sana, es decir, creadora; para que el momento decisivo del Edipo y su resolución en la recomposición de los afectos, de las identificaciones y los deseos incestuosos, se abra paso una persona actuante y responsable; para que la angustia de castración ligada al complejo de Edipo desemboque en el abandono de las fantasías arcaicas o perversas, intrafamiliares, y conduzca al sujeto a su expresión en la vida social mixta y la vida cultural simbólica, aceptando sus leyes? (Dolto, F. [(1981), 1986:20].

Notas

*"Historia Pública. Secreto Privado" se encuentra publicado en "Estilos da Clínica. Revista sobre a Infância com Problemas". Año V Número 8. 2do semestre 2000. Instituto de Psicología. Universidade Sâo Paulo. Brasil.

2 "La novela social sobre la infancia desamparada" Estilos da clínica No. 6. 1999. USP, Brasil.

3 Escrito producto de un recorrido de preguntas e investigaciones en torno a una práctica: la función pública a cargo de la "Dirección de la niñez (área de minoridad) Subsecretaría del menor, familia, tercera edad y discapacitados, Secretaría de Calidad de vida. Municipio de Gral. Pueyrredón. Bs. As. Argentina.

4 Se denomina "Casa de admisión y evaluación" a la institución que alberga transitoriamente a menores bajo tutela judicial hasta tanto se realiza una evaluación general de la cual se informa al Juez quien decide su "destino" (sic).

5 Roman fue uno de los primeros casos que invitó a revisar la denominación de "fuga" entendiendo que ese es un término carcelario y no clínico. Si bien se lo denominó "ausencia sin consentimiento", en el lenguaje cotidiano continuó hablándose de "fuga" . Como intentamos ilustrar, la lectura de estas ausencias y los regresos presenta para nosotros interés clínico.

6 Un servicio de vieja data en el municipio de Gral. Pueyrredón, conformado por agentes municipales que portan un carnet de "Inspector de minoridad", nominación que surge de la Ley 10067 en la cual se otorga a los municipios, la potestad de ejercer el poder de policía civil del menor - en tanto auxiliares de la Justicia de menores - Si bien su tradición ha sido de represión y contralor de la legislación vigente, el perfil del Inspector de minoridad se fue revisando aproximándose a la función de operador, excluyéndose explícitamente toda posibilidad de represión y castigo hacia los "menores". Un agente municipal, Inspector de muchos años de experiencia, confesó en una reunión de personal: "antes éramos la perrera de niños, los teníamos que "levantar" y meter en la combi para encerrarlos, porque si no lo hacíamos, nos sancionaban a nosotros, hoy las cosas han cambiado y eso es bueno pero tenemos que aprender cómo se hace de otra manera".

7 No es en vano insistir en modificar los modos de traslado de niños judicializados. Éste lo realiza personal policial uniformado en patrullero con las connotaciones de castigo que la policía, el patrullero y lo policial representan.

8 Lugar donde el Consejo Provincial del menor centraliza información y ubicación de menores en diferentes instituciones y/o Programas de la Pcia. De Bs As. Argentina

9 Ya desde ese momento y hasta nuestro contacto con él, comenzaron las intervenciones de múltiples profesionales del "sistema de protección".

10 Expresamente el caduco reglamento de estas Casas prohibe el reingreso si se produce una fuga.

11 Este lugar fue otrora la garita del guardabarreras, el municipio lo acondicionó y reinauguró con el nombre de "La Parada de los chicos". El equipo "amigo" integrado por profesionales y operadores gestores de una experiencia de tratamiento ambulatorio destinada a niños en situación de riesgo, particularmente chicos en situación de calle.

12 En la jerga carcelaria así nombran a los violadores.

13 A pesar de nuestra insistencia en que pudiera permanecer en el hospital por más tiempo a fin de intentar una evaluación más allá de lo social y se le brindara un tratamiento adecuado.

14 y no código 10 (vagancia) (Ley No. 10067 del Patronato del menor) como suele ser en estos casos.

 

Bibliografía citada

Bourdieu, Pierre "Meditaciones Pascalianas" Edit. Anagrama,1999.

Dolto, Francoise (1981) "La dificultad de vivir" Vol. II Edit. gedisa, 1986

Freud, Sigmund "Obras completas"

Lacan, Jacques Seminario 4 "La relación de objeto". Paidós, 1994

Mannoni, Maud (1976) "Un lugar para vivir" CRITICA, Grupo editorial Grijalbo, 1983.

--------------------- "Amor, Odio, Separación. Reencontrarse con la lengua perdida de la infancia". Nueva Visión, 1994.

Nasio, Juan David "El Magnífico Niño del Psicoanálisis" Edit. Gedisa, 1994

Volnovich, Jorge R. "Los cómplices del silencio. Infancia, subjetividad y prácticas institucionales". Lumen HVMANITAS, 1999.

Winnicott, Donald (1946) "Deprivación y delincuencia". Cap. "Algunos aspectos psicológicos de la delincuencia juvenil" Edit. Paidós, 1998.

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