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Número 4 - Agosto 2001
"Otra infancia"
Ana María Salatino

 

"Que ignominioso es ser niño, ser tan pequeño que te puedan alzar en brazos y moverte según el capricho del otro. Que te alimenten o no. Que te higienicen o te dejen sucio. Que te den felicidad o te dejen llorando. Ciertamente es una indignidad tan profunda que no ha de sorprender que algunos de nosotros jamás nos recuperemos. Puesto que uno de los temores fundamentales es que nos traten como cosas, no como personas. Que nos manejen y nos empujen fuerzas impersonales, que los más poderosos y superiores nos consideren banales. Cada uno de nosotros podrá ser un diminuto átomo o un enorme universo, pero necesitamos saber que contamos, que nuestra individualidad requiere atención. El hecho de ser descartado como persona es una especia de muerte en vida contra la cual nos vemos obligados a luchar a brazo partido".

(Anthony Storr- El mundo de los Niños.)

"No hay una sola infancia sino dos: la de los niños y adolescentes que tienen total o parcialmente resueltas sus necesidades básicas, y el otro mundo, el de los marginados, los excluidos, que las leyes recogen con el nombre de Menores".

(Emilio García Méndez, asesor de U.N.I.C.E.F.)

 

Iniciamos este trabajo con esas dos frases que entendemos sintetizan la idea, que en general predomina, de que los niños y aún adolescentes pueden ser tratados como "cosas". Así, se los atiende, se lo dirige, y en el peor de los casos se los abandona o se los margina.

 

NIÑOS ABANDONADOS:

Abandono implica una actitud negativa, una despreocupación, un no ocuparse de los menores en lo moral y material.

Se distinguen dos tipos de abandono: físico y emocional, ambos implican algún grado de maltrato.

Abandono Físico:

Se trata de niños no atendidos en sus necesidades básicas. Hay un negligente desempeño del rol paterno que va desde la falta de su inscripción del nacimiento hasta la desnutrición, deserción escolar, etc.

Abandono emocional:

Se entiende por tal, la falta de presencia próxima al niño y de estimulación que permita desarrollar su intelecto, su aparato psíquico y también su desarrollo físico en cada uno de las etapas evolutivas.

Generalmente amabas clases de abandono van acompañados de formas de maltrato que van desde las injurias físicas, psíquicas y hasta abuso sexual.

La segunda especie de abandono, el emocional, no es vivido por la sociedad como tal, dado que el niño de hecho se encuentra con su familia, es en cierto sentido un "sutil" abandono. Los padres están pero no su función.

 

NUESTRA REALIDAD:

El abandono físico es el que trasciende, del que la sociedad se ocupa y se horroriza.

No hay nada que lo grafique más que la idea de un niño dejado en una plaza o en la puerta de una iglesia. Estos casos extremos se denominan "menores expuestos".

Según el diccionario de la Real Academia Española exponer es el acto de dejar un niño recién nacido en la puerta de una iglesia o casa o en otro paraje público; en cambio el abandono es definido más genéricamente como la acción de dejar o desamparar a una persona.

En los últimos tiempos el abandono de bebés en la vía pública ya no se da con frecuencia, sin embargo si se incrementó el abandono físico de menores, y en un grado aún mayor, pero menos visible, el abandono emocional.

El más notorio es el tema de los menores indigentes, todavía resuena aquello de "los niños pobres que tienen hambre", a los cuales actualmente no sólo se les ha incrementado el hambre, sino que se los margina.

Las Leyes proponen teóricas soluciones para evitar el abandono, sancionando a los padres que incurran en él, lamentablemente no se dan medios, trabajo o alternativas para, impedir el abandono.

El problema de la pobreza es grave. Actualmente pueden distinguirse al menos dos grupos, los que constituían, los sectores más desprotegidos históricamente: los pobres estructurales, y aquellos que han sufrido un deterioro en sus ingresos y quedaron marginados de la cobertura de los servicio sociales, los nuevos pobres.

Los primeros enfrenan problemas de vivienda, infraestructura social y de acceso a servicios. Corresponden a áreas marginales del territorio nacional o son habitantes de villas o asentamientos. Los nuevos pobres han perdido su trabajo. Esta situación afecta especialmente a los niños. en 1968 – dato del I.N.D.E.C. – el 69.9% de los niños del cono urbano pertenecían a hogares pobres estructurales, hoy. Núcleos cada vez más numerosos, de los que alguna vez fueron clase media, se suman a los más recientes cuentapropistas dando un nuevo perfil a la pobreza. Es por ello que la problemática del abandono se manifiesta con mayor intensidad en todos sus grados, desde el físico y evidente hasta el sutil emocional.

Sabemos que no es la pobreza la única causa del abandono pero sí que es un factor importante del fenómeno, el Estado debería por tanto actuar en tal sentido cumpliendo él mismo sus leyes y tratados como la convención de los Derechos del Niño que escribió; asegurando a los éstos su derecho a una formación integral.

En algunos casos el Estado deberá suplir a los padres cuando éstos no pueden o no quieren ocuparse, con una acción prevista y en su caso, reparadora; pero sólo en casos extremos. En verdad, lo positivo sería que el Estado no "reeplazara" padres, sino que los "acompañara" en su difícil función.

 

NIÑOS DE LA CALLE – MENORES MARGINADOS

El tema de minoridad, especialmente indigente y marginada, ha ocupado mucho espacio en el discurso político pero muy poco en los hechos.

Si realmente queremos hablar del tema de la minoridad, tenemos que tomar un aspecto amplio que comprenda nuestra actual realidad social.

En nuestro país la polémica se inicia al sancionarse la primera ley con relación al tema la Nº 10903, o la ley de Patronato de 1925. dicha Ley prohibía "a los menores de 18 años... dedicarse a la venta o distribución de diarios, periódicos y otras publicaciones, objetos o avisos en la vía pública o al ejercicio de oficios lejos de la vigilancia de sus padre..." Como se ve, el problema de los menores necesitado de trabajar ha variado notablemente desde aquella vieja Ley, todavía vigente, y la triste realidad de nuestros días.

Es más, la proliferación de niños mendigando, vendiendo estampitas, limpiando parabrisas de autos y aún robando, no sólo conmueve sino que asusta por sus dimensiones y consecuencias. Nos preguntamos ¿dónde está la protección de los padres y del Estado? ¿quiénes son los responsables". Lo trágico es que esta irresponsabilidad contrasta con actos de increíbles dureza por parte de las autoridades. Recordamos el caso Bulacio, detenido por fuerzas policiales en un recital de rock, que terminó muriendo horas después, los extremos son malos.

Dice Alfredo Moffat, creador del centro " EL Bancadero:, que trabaja, entre otros marginados, con niños de la calle "...los jóvenes copian los modelos que han absorbido desde niños..." Según él las patotas son alumnas del sistema social que vivimos. ¿Por qué? ... "porque hay una madre que toma psicifármacos para dormir, un padre que los ingiere para mejorar su rendimiento en el trabajo y películas y series en las cuales la droga y la violencia son protagonistas. ("Las patotas no cuestionan el sistema, son sus alumnas", diario Clarín 29/10/89).

Nuestra realidad socioeconómica, el notorio problema del desempleo y la ineficacia de los programas de contención y asistencia social, sustentan y agravan la cuestión de los menores marginales y niños de la calle.

No es casualidad que los institutos de menores estén poblados de niños que vienen de los estrados sociales más bajos. Ellos representan aquella parte de la realidad que la sociedad no quiere ver. Pero ellos existen y están en la calle que, a su manera, los une y los contiene. Se agrupan, reúnen y en cierta forma protegen supliendo el abandono de los padres.

En cuanto al tema de las drogas en estos chicos, afirma Moffat en el artículo periodístico, señalado "...pasa entender por qué el chico se quiere drogar. Buscar una sensación distinta que lo haga evadir su realidad..."

El niño expulsado por el sistema quiere olvidar esta verdad. A su vez comienza a ser estimulado para el consumo por la misma sociedad que ante esto, vuelve a expulsarlo. Parece que nos encontramos ante un círculo vicioso, sin salida.

Sin embargo, no podemos, ni debemos aceptarlo. Creemos que sólo la educación de toda la sociedad en actitud y con conciencia solidaria, será la vía que nos permita alcanzar alguna solución.

Coincidimos con la Dra. Marta Oyhanarte cuando afirma que "entrar al siglo XX, más que liberar la economía es hacer una educación que nos integre solidariamente a un mundo donde los niños de la calle y jóvenes en general, no deban vivir "bajo sospecha".

 

CONCLUSIONES

Deseamos Culminar este trabajo transcribiendo un párrafo del libro. "El escondrijo de los espantacomepájaros – Una experiencia comunitaria con adolescentes marginales" de Marta Martínez y Luis Mamone – Grupo Editor Latinoamericano:

"El grupo se cierra. Firmemente, la vieja aguja tornasola estera para entrar en acción. Le toca al nuevo hoy. Alguien olvidó el frasco y lo trae. Le han preparado el brazo: pero finalmente deciden que será en la muñeca, entre las venas. Las venas se mueven porque el nuevo aprieta con fuerza las manos y , además, porque tiembla. Alguien pide que se hable en voz baja, porque pueden escuchar. Abren el frasco. El nuevo moja su frente de sudor y otros se ríen de lo que ocurre. Meten la aguja larga en el frasco Pelikan de cuatro puntas. Alguien denuncia que pronto el frasco quedará vació. El de siempre tendrá que robar uno nuevo, en lo posible sin usar. El líquido, impaciente, corre baboso en su viaje ahora urgente. Son dos los que sonríen nerviosamente y dan frases sin sentido. En la pared, los dioses del rock y las diosas del Eroticón parecen participar decididamente en sus miradas excitantes y provocativas.

Sin embargo, no hay desbordes. Existe una aparente profesionalidad en algo que se ha hecho tantas veces y de la misma forma. La aguja, con pulso caligráfico, ya ha roto la piel en dos centros simétricos, a ambos lados de la vena mayor, la más azulada. El que esgrime la aguja, sin darse cuenta, saca la lengua entre sus labios finitos tiene la virtud de no parpadear y la vocación de cirujano. Los otros, la ansiedad por terminar.

La muñeca sangra. Eso es bueno porque saca las porquerías, dice uno. Otro se acuerda del SIDA, pero explica que "si a la aguja la quemas con el fuego, no pasa nada".

El fuego es lo más, reflexionan en conjunto. Mata todos los bichos, por más fuertes que sean. El del SIDA también, que es uno de los más poderosos. Están por terminar y nadie se distrae. El nuevo deja de ser nuevo. Alguien lo bautiza con nombre de animal.

La obra está terminada. Son cinco puntos negros, dibujados como la cara de un dado en la muñeca izquierda. En cada una de las cinco cavidades se ha producido la santa comunión + entre sangre y tinta china. El de la aguja revela el significado al tatuado. Muchas veces serás el punto del medio, y te rodean cuatro canas, vos sos débil. Otras veces el cana es el medio y vos serás cuatro, sos fuerte. Nunca sos ni lo uno ni lo otro, siempre. Todo cambia. En la fortaleza hay debilidad. En la debilidad podes encontrar fortaleza.

Muestran todos sus tatuajes de cinco puntos y los estrechan en un contacto íntimo y fraterno de brazos con brazos. Se juramentan fidelidad absoluta entre todos. Con orgullo, el iniciado se mira embelesado su brazo. Ya es uno más. Finalmente, se van detrás de sus intereses. El grupo se abre".

¿Podemos permitir que la única forma de pertenencia de estos menores, sean estos cinco puntos?.

 

BIBLIOGRAFÍA

Novellino, Norberto José – "Maltrato y delito de menores y contra menores Ed. Pensamiento Jurídico Editora.

Diorio, Atilio – El Patronato de menores en la Pcia. de Buenos Aries – Ed. LA Rocca.

Hepp, Osvaldo Teodoro – La internación de menores y sus problemas sociales – Ed. Depalma.

Cafferata, José Ignacio – La guarda de menores – Ed. Astrea.

Derecho de familia. Rev. Interdisciplinaria. Ed. Abeledo Perrot.

Los derechos del Niño en la nueva constitución. Grupo nacional para la defensa de los derechos de la infancia y la adolescencia.

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