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Número 6 - Junio 2003
Desórdenes en el funcionamiento de la función alimentaria
Mónica Beatriz Rodriguez

Introducción

Esta Introducción tiene la particularidad de estar siendo escrita en un tiempo posterior al acontecimiento de la jornada para la que fue escrita ( 8* Jornadas de psicoanálisis con niños y adolescente . Niños,Púberes y Adolescentes: Tiempos de Pasaje / Octubre 2002/ Trazo . Bs.As. ). Momento en el que al releer el título que dio motivo al encuentro, descubro que mi escritura se ubica en los bordes, no sólo del Psicoanálisis, sino también en los bordes del tiempo lógico que constituye la niñez.

El material clínico que voy a compartir me ha convocado a hacer algunas reflexiones acerca de los lactantes y la lactancia. Entiendo a la lactancia como primera vía que liga al recién nacido con su madre en el camino de la humanización y, simultáneamente primera vía que liga al recién nacido con su cuerpo.

El psicólogo catalán Frances Tosquelles, al hablar de los primeros intercambios entre la madre y el hijo durante la gestación, los sitúa en torno a una ruta que denomina "vía de sangre" a través de la cual el bebé recibe dentro del seno materno todo lo que necesita para subsistir: los envíos de oxígeno, de alimento y de mensajes hormonales, cumpliendo para ello un rol fundamental la placenta y el cordón umbilical. Pero este camino se interrumpe con el nacimiento, habilitándose una nueva ruta de intercambio, "la vía de leche", que se encuentra casi totalmente en la parte externa del cuerpo materno. Winnicott llamó a esta acción de la madre sobre el bebé: "función de holding". El holding articula el sostén de brazos, el contacto, la mirada, la voz, el rostro materno en el acto de mamar conjuntamente con la acomodación recíproca tónico-postural (al decir del Dr. Ajuriaguerra). Acciones entre la madre y su hijo con valor significante.

Tiempo inaugural de la imbricación somatopsíquica a través de los cuidados y significación materna. Tiempo de la puesta en acto del lenguaje en el cuerpo.

I Sobre los lactantes. Tiempo de los orígenes del cuerpo

Según el diccionario, lactante, es la cualidad que se le aplica al niño que lacta. Y "lactar" significa a su vez "amamantar", extendiéndose su significado tanto al acto de criar al niño con la propia leche, como a su vez tomar leche para nutrirse. O sea que la misma palabra da cuenta de un hecho que envuelve al niño y a su madre, alguien que dona el alimento y otro que lo recibe y se lo apropia: se trata de un hecho "entre dos", intercambios entre una madre y un hijo en donde placer y objeto de satisfacción se confunde en la primigenia del gesto. Durante el amamantamiento el bebé pone en juego los engramas constitucionales (campo tónico postural, reflejos arcaicos –en especial el reflejo de succión- sensorialidad , sensaciones intero y propioceptivas) mientras su madre convocada por su deseo e inspirada en lo que le vuelve del hijo, hace hipótesis, anticipa, imagina una escena respecto de la alimentación y la satisfacción y espera que acontezca; da sentidos al accionar de su bebé pero también recibe para sí y vuelve a lanzar, permitiendo la construcción del cuerpo y la autonomía de las funciones.

¿Qué función cumple el cuerpo en la relación con el otro? Es a través de la puesta en juego de las funciones del cuerpo que se gestiona la relación con otro, decimos entonces que las funciones corporales (alimentaria, respiratoria, motriz, tónica) se ponen en funcionamiento a partir de la calidad del equipo biológico atravesado por el deseo que captura al cuerpo del bebé desde el ejercicio de la función materna,. Acá nos encontramos con que existe una articulación esencial entre la necesidad y el placer que permite comprender el funcionamiento de las funciones, estando la necesidad del lado del niño y el placer del lado de la madre (Dr. Bergès, 1995).

¿Qué pensar de los trastornos, desórdenes o inmadurez de la función alimentaria o digestiva? Siguiendo el pensamiento del Dr.Bergès, nos propone reflexionar..."será que la función está en "atraso porque no da ninguna satisfacción, o porque el órgano no soporta la función, y al no ser objeto de ninguna satisfacción, torna la función inmadura?

Decir que un niño come gustoso, que le da placer la alimentación y de hecho va armando autonomía respecto del otro, ¿cómo escucharlo independientemente del placer que experimenta su madre por ese funcionamiento en su propio cuerpo?

II Presentación de un caso clínico. Julián

Julián fue un bebé esperado, nacido a término por cesárea, debido a una arritmia que se le detecta en el último monitoreo, con bajo peso (2 kilos), y una severa cardiopatía (ductus y acortación de aorta) que requirió una primera intervención quirúrgica (a los 6 días). De aquí en más se sucedieron diversos cuadros que pusieron en cuestión tanto sus funciones corporales (respiratoria y digestiva) como la puesta en funcionamiento:

Al momento de la consulta (Julián, 1 año y 7 meses) presenta trastornos de la alimentación (se alimentaba por vía artificial y por vía oral), "le cuesta mucho comer", al decir de sus padres. Es derivado a Psicomotricidad por la enfermera que hace seguimiento y controles domiciliario, a posteriori de haber realizado sin resultados satisfactorios, tratamiento en estimulación oral, fonoaudiología y psicología.

Durante la primer entrevista los padres traen la angustia y preocupación por estos primeros meses de Julián, los desacuerdos entre el Pediatra y la Nutricionista, y la actual desilusión, esfuerzo y cansancio en torno a la alimentación. Dicen sus papás: ... "¡No sabés qué hacer!", ... "Por ahí no comió en el día y vas con rabia a darle la leche", ... "Yo pienso que no hay un problema pero hay. El problema es como un fantasma, es flaco pero gordo a la vez"... "Lo de la panza (por el botón gástrico) lo limita y nos limita a la vez, estamos cansados", ... "el nene comía más o menos pero con el gabagge dejó de comer", ... "Siempre alertas, muy asustados y tan diferente a lo imaginado!",... "en casa quedó ropa que no llegó a usar". Desde que le dieron el alta a los 6 meses su mamá debía llevar un registro escrito de lo que comía y tomaba Julián (alimento, cantidades y modo de ingesta). Además recibían diariamente la visita de la enfermera para control de la bomba, de la presión y la frecuencia cardíaca, de los aportes calóricos y nutricionales, y ayudar a la mamá en cuestiones de puericultura (cambio de pañales, baño).

Cuando conozco al niño me sorprende su aspecto regordete, rollizo aunque pálido; en verdad me había imaginado a un niño delgado con bajo peso, más ligado a lo "enfermo" o a las palabras que venía introduciendo el discurso médico y que sus padres –especialmente su mamá- repetían con un monto de angustia que les era propia. Julián es muy simpático y al ofrecerle un canasto con alimentos y utensillos de cocinar junto con un muñeco se dispone a jugar conmigo. Al muñeco que está sentado yo le ofrezco comida y él lo tira enérgicamente al piso: yo me apeno y me lamento por la caída, entonces Julián se levanta la remera y se toca la gasa en el lugar de la herida (botón gástrico), yo me lamento por lo que él ha debido padecer en su cuerpo . Luego él también juega a comer, le da de comer al muñeco y me da de comer a mí, repitiendo la escena de empujar y dejar caer al muñeco. En las entrevistas siguientes repite estos juegos que por iniciativa del niño se fueron desplazando a recipientes, pelotas, autos, bolos y escondites, a veces desparramándolos por el espacio del consultorio, pero pudiendo aceptar mi intervención cuando le voy limitando la cantidad.

Las sesiones con Julián transcurrieron en torno al jugar y al hacer: tirar, arrojar, poner, sacar, jugar a comer o cocinar, dejar caer el muñeco, juegos de escondidas entre él y yo y luego entre él y su mamá (pivoteando entre la angustia y la aceptación de la ausencia). Con sus padres e individualmente con su mamá el tratamiento se realizó a través de entrevistas en las que se pudiera historizar sobre el deseo de hijo, la enfermedad, los ritmos, la crianza y la posición materna. Teniendo en cuenta las imágenes de fragilidad, muerte y bebé que se deslizaban hacia y sobre Julián la propuesta se orientó a hacer circular las palabras ligadas a la maternidad, el padecimiento del hijo, el dolor por la pérdida, el lugar del tercero, la alimentación.

III Algunas reflexiones

La clínica con bebés o niños pequeños, nos convoca continuamente a reflexionar acerca de la posición de los profesionales, interviniendo en la doble escucha: al cuerpo del bebé y al cuerpo del que ejerce y despliega la función materna.

¿Qué dirección, qué valor, qué sentido le otorga la madre a las características del funcionamiento del cuerpo del niño?

¿Cómo nombra las acciones y el accionar de su hijo? ¿Cuáles son las palabras?, ¿O el dolor la enmudece y la hace desfallecer en su propio receptáculo corporal?

¿Qué quiere, qué muestra, qué hace o no hace el bebé, cómo despliega en transferencia sus modos de ser y de estar en su cuerpo y con el otro?

A nivel de la función alimentaria, ni necesidad, ni placer se hallaban presentes en Julián y su mamá; ni donación por parte de su mamá, ni apropiación por parte de Julián. La madre pendiente de medidas, pesos raciones y cantidad de ingesta , sin poder conectarse lúdica y placenteramente en el momento de la comida, Julián ajeno y pasivo frente a la alimentación (fuera vía artificial o vía oral): sin la imprescindible sensación de hambre y necesidad fisiológica, y sin la imprescindible libidinización y constitución de la cavidad bucal.

En varias oportunidades me pregunté sobre los efectos del saber médico que habiendo prolongado más allá de los tiempos necesarios un dispositivo artificial, estaba deshumanizando la función alimentaria, además de crear un circuito en el que mientras Julián siguiera recibiendo directamente en el estómago cierto volumen de leche, se tornaba muy dificultosa otra habilitación. Saber médico especializado (nutricionista) que invalidaba y desordenaba otros saberes y que ponía en cuestión ese primer circuito transferencial entre una madre y su hijo. Con resonancias en su subjetividad la madre se encontraba inhabilitada en su propio funcionamiento, no introducía lo simbólico en esa porción del cuerpo del hijo, no dando crédito a que el niño tomara para sí la alimentación, sin la anticipación y sostén de la función alimentaria para que ésta se inscribiera en el cuerpo.

¿Cuál fue la eficacia de la intervención en Psicomotricidad? Durante el tratamiento, (15 entrevistas) , fue significativo el cambio en la posición materna, más ligado a la oferta, el placer, la distensión y la confianza. Julián por su parte fue apropiándose del campo de la alimentación, con una posición más activa , con aumento de peso , por lo cual la nutricionista decide suspender el gabagge.

Creo que el acontecimiento más significativo, fue en la anteúltima entrevista, cuando su mamá me trae la carpeta con los folios donde desde hacía meses realizaba por escrito el registro diario de lo que comía Julián, escritura que concluyó a las dos semanas de comenzado el tratamiento, y me entrego como testigo de que el acto de escritura había comenzado a hacerse en otro lugar.

 

Octubre de 2002

 

BIBLIOGRAFÍA

AJURIAGUERRA, Julian

BERGES, Jean

MOLINER, María - "Diccionario de Uso del español", Ed Gredos, Madrid, 1998

TOSQUELES, Francesc "El maternaje terapéutico con deficientes mentales profundos", Hogar del Libro, España, 1982

WINNICOTT, Donald "Los bebés y sus madres", Buenos Aires, Paidós, 1990

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