Volver a la página principal
Número 7 - Abril 2004
Un niño llama a escena
Patricia Ramos

Cuando un niño llama a escena, un analista no puede sustraerse de jugar esa representación. Pero, ¿cuál es el modo particular en que un analista toma el texto de un niño? Mi hipótesis intenta situar una operatoria nodal en el análisis con niños.

Articulación nodal anudada borromeamente; es decir, situando tres dit-mensiones en el análisis de un niño: R.S.I. Por la cuerda de lo Real, la presencia de los padres en la escena del niño bordea un límite en la estructura del análisis. Pero, lejos de tomarlo como obstáculo a zanjar, prefiero referirlo a la estructura misma del análisis infantil.

Por el lado de lo Simbólico, la instauración del orden fálico - me refiero al Falo Simbólico - ordena y resitúa los avatares del Deseo y la Castración. El analista entonces, podrá relanzar la dramática del orden fálico allí donde se encontrara detenida.

Y por la consistencia Imaginaria, la pregnancia de la fantasía y la vertiente novelada de la transferencia que los padres involucran, anuda la intervención permitiendo dar color a la constitución subjetiva de un niño. Un analista en la dirección de la cura con un niño está llamado a actuar en las tres dit-mensiones.

Me valdré de una situación clínica que me servirá de excusa para desarrollar algunas de estas inquietudes que les propongo al modo de hipótesis de trabajo.

Tamara (5 años) concluye una vuelta de su análisis sosteniendo una pregunta por el padre 2. En esa primera vuelta, el análisis produce una operatoria de corte que detiene las sucesivas caídas reales de la pequeña, allí donde la caída de la madre no terminaba de precipitarse. Repetición de una caída que se detiene mediada por la separación de la analista: ahí, algo cae: ella, en una primera vuelta del Otro Primordial.

Queda lista para ofrecerse a que el padre la aloje en su deseo o en su contracara: en la ley. Queda ofrecida, en el sostenimiento de su pregunta a ser alojada por un deseo paterno - de su padre me refiero -. Pero, parece que la caída es caída de un cuerpo, separación del cuerpo del Otro. Posibilidad de restarse del cuerpo del Otro que no es una operatoria sin enredos ni traspiés.

Pocos meses después, la niña me llama por teléfono. Está con "bronco espasmos" y "en camita" desde hace dos días, cuando la llevaron al hospital de urgencia:

- ¿querés que te vaya a ver? - respondo.

- "¿y si se te lastiman tus piecitos?"

- ¿por qué pensás que se podrían lastimar mis pies?

-" Por caminar hasta mi casa.

La Alienación, como una de las operaciones fundantes de la relación del sujeto con el Otro, permite en el niño el juego de ida y vuelta entre el sujeto y el objeto. Lugo, en otro tiempo de la constitución del fantasma, las dos operaciones (alienación y separación) posibilitarán que el sujeto se sostenga en el objeto de su deseo con la fijeza pulsional característica del núcleo fantasmático.

Evidentemente se trataba de cuidar los pies de alguien. Llamada, en principio, a cuidar de sus pequeños pasos, me encamino a su casa. La madre no sabe que Tamara me había llamado por teléfono.

Encuentro a la pequeña paciente extremadamente delgada; había tenido, además, un episodio de cierta importancia, de espasmos bronquiales.

Sin embargo, no había ningún médico de cabecera que estuviera controlando el desarreglo clínico. Tampoco se había advertido de la conducta anorexígena que anticipaba su debut.

Tamara dice de su padre que no sabe lo que le pasa, que hace todo al revés: "cuando hay sol quiere que estemos adentro de la casa y cuando llueve quiere que salgamos..., está medio loco mi papá". Digamos, con la niña, que estaba todo "patas para arriba".

Procuro la intervención de un pediatra de mi confianza que toma a la niña entre sus manos - no entre sus pies - y, al cual, la madre mira detenidamente. La pequeña recupera el apetito, sube de peso y vuelve a jugar.

Algunos meses después, es la mamá la que llama. Tamara transita por episodios de encopresis frecuentes. Cuando le pregunta si quiere venir a verme, la niña responde con otra pregunta: "¿quién es Patricia?". El análisis había devenido condición inconsciente.

Cuando efectivamente vuelve a venir a mi consultorio recuerda el hábitat y a la analista, pero no lo que en ese lugar había acontecido, no los avatares de su reciente análisis. Situación que se torna comprensible si pensamos que tanto el analista como el análisis mismo ocupan un lugar homólogo al de las Formaciones del Inconsciente. Y tal vez, particularmente para un niño.

Intervención significante mediante, la encopresis cede en el punto en que queda desarticulado el lugar en donde este padre reconoce a su pequeña hija: como una "cagona". Esta paciente sufría, por ese entonces, temores nocturnos y con este epíteto sanciona su padre el lugar del objeto: ser una cagona, literalmente.

Metaforizada su encopresis, anudada a sus temores (alguien puede sentirse cagada de miedo), ellos encuentran otro lugar ahora, en la escena del análisis. Recorta animales feroces: leones, tigres, osos... se asustan unos a otros porque se enojan:

- ¿Y vos, con quién estás enojada?

- "Con mi cabecita loca".

- ¿Qué anda pensando tu cabecita?

- "Y... que quiero incendiar mi casa... que quiero matar a mi papá... quiero matar a Nora 3... quiero matar a mi mamá".

- ¿Y esos pensamientos te asustan?

- "Sí".

- Bueno, podés pensarlo todo lo que quieras porque igual no lo vas a hacer.

Al abordar aquí, las fantasías de la pequeña paciente, quisiera aclarar que considero a las fantasías como una vía regia en el trabajo con un niño. He escrito aquí "fantasías " y no "fantasma" con toda intención. Distingo aquí, ambos términos castellanos para intentar señalar la diferencia entre lo que estamos habituados a nombrar como "Fantasma fundamental" y aquello que Freud nos invitó a reconocer como ensoñación diurna, más emparentada con lo

Imaginativo, lo ficcional, lo novelado, que con aquella escena que se sostiene en la fijeza de una gramática pulsional.

El término alemán no es unívoco y Freud mismo lo ha llevado por distintos andariveles a lo largo de sus textos. Algunos de ellos, nos proponen articulaciones sobre las cuales Lacan construirá el tan conocido matema del fantasma 4.

Pero hay otros lugares en la obra de Freud en donde utiliza phantasie más referido a una formación de compromiso, vehiculizando un Deseo. Incluso como articulador entre los procesos inconscientes, como un punto privilegiado para captar las vicisitudes de los procesos de Represión y de Retorno de lo Reprimido 5.

Es decir, que no voy a referirme aquí a phantasie en el sentido de Fantasma Fundamental sino, en tanto fantasías. Y en este sesgo entiendo que las fantasías de un niño nos sirven para pesquisar la posición de este niño en relación a sus padres.

Pensando el lugar de las fantasías de esta manera, las mismas se nos presentan - en el análisis con un niño - como un lugar privilegiado para la escucha analítica; ya que, sin necesidad de reducir "un niño" a "un hijo", me resulta difícil soslayar que el Otro real forma parte de la estructura del niño.

Algo de la verdad parental se relaciona con el síntoma que el niño trae a su análisis. Y otro dato clínico, que puede servirnos de referencia para escuchar esta relación entre el lugar en el que este niño es alojado y el síntoma que despliega - además de las fantasías del niño, a las que ya me referí -, es el relato discursivo de lo que para los padres consiste ese síntoma. Y si bien, este relato - la más de las veces - no coincide con el síntoma que le pequeño pone a jugar, me parece importante subrayar la pertinencia de escuchar a los padres, en tanto este Otro real hace nudo con las otras instancias del niño.

La abuela materna sufre una caída en la calle, lo cual impide que la traigan esa semana. Cuando la madre vuelve a llamar, se encuentra muy angustiada. Dice: "me parece que soy yo la que estoy loca".

Ya nos recuerda Lacan: la experiencia analítica demuestra que, cuando hay dos, la Castración que el sujeto descubre no podría ser sino la suya 6.

Cito a la madre de Tamara. Interrogada por la caída de su propia madre, narra que cuando su hija tenía tres meses sufrió un traumatismo de cráneo, efecto de una caída que tuvo ella mismo con la beba: se enredó los pies en las sábanas de la cuna, al pararse. Todavía, hoy, siente temor de caerse cuando toma un bebé en brazos.

Esta pequeña paciente invita a su analista a entrar en escena en tanto se encuentra preocupada por aquello que enreda los pies al Otro: "las sábanas", en un caso, "patas para arriba", en otro. Efectivamente, su llamado nos ubica en la posición en que se encuentra y desde donde solicita la intervención: en su dedicación a sostener al Otro que se cae, en transferencia, preocupada por mis pies.

En otro escrito 7, había situado la función del analista con un niño en el lugar de la Novela Familiar, en el sentido que no-vele las relaciones entre sus padres y él mismo. De modo tal que, recién en el tiempo en que cierta caída se hubiera producido, puede aparecer en el relato de la madre la repetición de su propia caída como madre, justo en el tiempo en que su propia madre es caída.

La posibilidad de una inscripción simbólica en el Otro se nos presenta en la cura como la otra cara de la Resta del Otro. Para ello, el Otro debe contarlo en su Falta.

Retomo, por un momento, las fantasías de esta niña para intentar situar entonces, el lugar en el que advienen. Es decir, me sirven para la hipótesis que intento desarrollar.

Es en el lugar de la ausencia del significante del sexo femenino que la niña responde con su cuerpo mismo a la demanda de amor materno. Identificada así, al falo; la Castración de la madre implicaría que ella misma desapareciera. De modo tal que, le resulta imposible percibir la Falta en el Otro sin temer a la muerte del Otro. Castración y muerte quedan así, asociadas en las fantasías y no sólo de los niños.

Sabemos que el síntoma viene a anudarse en el lugar de un agujero en el saber que deja intacto al objeto. ¿Qué sabe la mamá de Tamara sobre la caída de la

madre, sobre su propia caída cuando adviene madre? Este era el lugar en el cual, la niña llegaba por primera vez a mi consultorio, lugar sintomático. Es en el segundo tiempo de su análisis que esta madre puede verse interrogada por su propia caída.

Entiendo entonces, cierta especificidad en el análisis con niños, anudando un lazo que permita relanzar en el escenario - donde se juega en acto la estructura de la ficción - la demanda de un niño. Darle curso a la demanda de un niño.

Los padres, en el campo de la Neurosis, consultan cuando han caído - momentáneamente - como soporte de la demanda de ese niño, caídos como sujetos a los que se les supone saber. Es ahí que un analista es llamado a entrar en escena. Se tratará entonces, de relanzar su demanda - la del niño - al Otro Real con el que tenga que constituirse.

El niño tiene acceso, en la experiencia analítica, al sujeto del Inconsciente. El niño tiene palabra, por lo tanto, tiene la posibilidad de formular alguna demanda, dirigir la pregunta a otro, poner a funcionar su Deseo.

Pregunta que intenta una respuesta frente a la Castración. Esa es la demanda de un niño: que le permitan instalarse en el campo de la Neurosis, que tenga lugar la Castración del Otro. Y es la demanda de un niño la que nos invita a incluirnos en una escena. Escena que no podría ser más que edípica.

La cura con un niño se escribe a medida que avanza, se desarrolla la trama. Escena dirigida a alguien que hace lugar a su representación y que, además, va entrando y saliendo del escenario, siguiendo la letra del texto, del guión. Es entonces, que el analista forma parte de la escena edípica, en acto, en presente.

Podría jugar aquí con la metáfora que la medicina nos ofrece de las enzimas: si no fuera por estas particulares proteínas, el organismo demoraría días en digerir un bocado.

Del mismo modo, y aún con la imperfección de la metáfora, el analista podría pensarse como un catalizador enzimático en el sentido de precipitar un proceso, relanzarlo donde se encontrara detenido. El analista, en este lugar, posibilita una escritura.

En el análisis de un niño, la presencia de los padres insiste en la escena del análisis bajo diversas formas y son modalidades descifrables como dimensiones transferenciales.

La presencia de los padres es entonces, un efecto de estructura que, en principio, nos remite a la cuerda de Lo Real. Presencia de los padres de la cual el niño no puede sustraerse. Sólo puede ubicarse frente a ella reformulando una pregunta por la Castración y el Deseo.

Es así que, los movimientos que los padres realizan respecto del análisis - o del analista - de su hijo / hija (reclamos, preguntas, etc.) se dejan leer como marcas, señales de momentos transferenciales. Movimientos que también pueden leerse como de apertura y cierre del Inconsciente.

Sortear la transferencia imaginaria para que devenga simbólica es parte del savoir faire del analista, sin olvidar que la modalidad imaginaria de la transferencia también es una modalidad de estructura. Es decir, que con relación al análisis de un niño, convendría estar medianamente advertido de la transferencia y sus modalidades con los padres; ya que ésta es también la que posibilita la instauración del Sujeto Supuesto Saber.

La presencia de los padres en la escena del análisis (obviamente, no me refiero a que estén necesariamente sentados en el consultorio) es un efecto de estructura porque la pregunta por la Castración del Otro y por la del sujeto (del infantil sujeto), el niño la dirige al deseo parental. Pregunta planteada paradigmáticamente bajo el modo del: "¿puedes perderme?"

Se propone a sí mismo en esta pregunta como objeto del deseo del Otro y, jugando con su Falta, con su muerte, le vuelve desde el Otro fallado, el retorno de cierta evidencia de su propia Castración.

Lic. Patricia Ramos

Notas

1 Trabajo publicado en Cuadernos Sigmund Freud Nº 17. Ed. Escuela Freudiana de Buenos Aires. 1994.

2 Ramos, Patricia. A ver si de acá hacemos un padre. Actas de las III Jornadas de Carteles de la Escuela Freudiana de buenos Aires. 1992.

3 Nora era la esposa del padre.

4 Freud, Sigmund. Fantasías Inconscientes y su relación con la bisexualidad, Pegan a un niño, y otros. Obras Completas. Ed. Biblioteca Nueva.

5 Freud, Sigmund. La Represión, La Interpretación de los Sueños, y otros. Obras Completas. Ed. Biblioteca Nueva

6 Lacan, Jacques. Discurso de clausura de las Jornadas sobre Psicosis Infantil. Ed. Correo Paradiso, pág. 155

7 Ver nota al pié, pág. 1

Bibliografía de consulta:

* FREUD, SIGMUND. Obras Completas. Ed. Biblioteca Nueva.

* LACAN, JACQUES. Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis. Ed. Paidós.

* LACAN, JACQUES. Discurso de Clausura de las Jornadas sobre Psicosis Infantil. 1969. En Anaticón. Publicación del Campo Freudiano. Ed. Correo Paradiso. 1987. Traducción: A. Vincent.

* LACAN, JACQUES. Dos Notas sobre el Niño. 1969. En Intervenciones y Textos II. Ed. Manantial.

* LACAN, JACQUES. R.S.I. - Seminario inédito. Traducción de la E.F.B.A.

* FRYD, ADELA y otros. "Niños en Psicoanálisis". Ed. Manantial.

* POMMIER, GERARD. "La Excepción Femenina". Ed. Alianza Estudio.

* PORGE, ERIK. "La Transferencia a al Cantonade". En Revista "Litoral" nº10.

* RODRIGUEZ PONTE, RICARDO. "El Retorno Borromeo". Seminario dictado en la E.F.B.A.

* WAINSZTEIN, SILVIA; MILLAN, ENRIQUE. "Interpretar la Pubertad". En Notas de la Escuela Freudiana III. 1979.

* WAINSZTEIN, SILVIA; MILLAN, ENRIQUE. "Interpretar la Metamorfosis de la Pubertad". Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis. Montevideo. 1991.

Volver al sumario de Fort-Da 7

Volver a la página principal PsicoMundo - La red psi en internet