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Número 9 - Diciembre 2006
Entendiendo el autismo:
de Winnicott a la teoría del apego
y la intersubjetividad
Liliana Ráez

Con este trabajo buscamos compartir algunas ideas y aportes de Winnicott y de los hallazgos de la corriente intersubjetiva actual en el psicoanálisis, para intentar entender algo más sobre la característica principal de la estructura autista, cuya falla está referida a la incapacidad relacional y de comunicación con el otro.

La corriente intersubjetiva se desarrolla a partir de la observación de infantes y reconoce el modelo de relación bipersonal interno, no verbal, como elemento básico de la estructura psíquica y del establecimiento de la comunicación humana.

La intersubjetividad postula que entendemos mejor la naturaleza de lo mental a partir de la observación de las interacciones sociales, la interacción moldea nuestros estados mentales, y les da existencia; de esta manera entender e interpretar al otro es posible solo si creamos un territorio común entre él y nosotros. (Wittgenstein en Quintqnilla, 2005), en palabras de Winnicott un espacio u objeto transicional donde logren encontrarse los que interactúan.

Relaciones de afecto y conexión intersubjetiva

Gracias a investigaciones actuales sobre la relación temprana del niño y sus figuras parentales (Stern, 1985; 1995; Beebe y Lachman 1997; Fonagy y Target, 1998), sobre la trasmisión intergeneracional y estudios prospectivos sobre el apego (Main, Kaplan y Cassidy, 1985; Main y Goldwyn, 1994; Bailey y col. 1999), así como sobre la función reflexiva (Fonagy y col, 1991, 1998b, 1999; Waters y col., 1995). Se ha podido destacar el papel que desempeña el adulto cuidador y sus mensajes (Laplanche, 1987) y como estos repercuten en el inconsciente del niño (Lacan, 1966).

A partir de estos hallazgos es que intersubjetividad logra consolidarse como paradigma del origen y estructuración del psiquismo del niño.

Partimos de la premisa de que el afecto es el principal organizador de la vida relacional y de que el niño va integrándose afectivamente a partir de que sus adultos significativos reconozcan y lean sus sentimientos y estados internos. Gracias a este proceso es que el niño logrará establecer las raíces intersubjetivas de la comunicación humana. En palabras de Winnicott no existe bebe si no está inmerso en una relación con su madre.

La estructura de interacción temprana se forma a partir de las acciones biológicas que el bebe emite, sensaciones, y experiencias del funcionamiento del cuerpo; que la madre ira decodificando y semántizando, devolviéndoselas en palabras y acciones. En este interjuego cara a cara , encontraríamos el primer esbozo del vínculo humano que lleva a la simbolización.

Winnicott reconocía la importancia de la adaptación de la madre " suficientemente buena" a las necesidades del bebe y destacaba la manera como está llevaba a cabo el sostenimiento físico y emocional (holding) y la manipulación (handing) del mismo, como elemento fundamental para la estructuración del psiquismo.

Esos hallazgos de Winnicott a partir de su práctica clínica, tienen relación con la conexión intersubjetiva propuesta actualmente; donde la madre logra descifrar e interpretar los estados emocionales del bebe y sus acciones y darles sentido, a partir de que el bebe es reconocido como otra persona con deseos y necesidades propios y capaces de ser entendidos y descifrados desde el principio

Íntimamente ligado a la cualidad del vínculo que la madre logre establecer con su bebe, estudios actuales reconocen aspectos genéticamente heredados en el bebe en relación a la disposición, que muestra desde el inicio, a buscar comunicarse con un otro (Stolorow, Orange y Alwood, 1998) y también en relación a la importancia de un estado emocional en la madre que le permita adecuarse al bebe, reconocerlo y representarlo en ausencia de proyecciones y distorsiones personales (Stern, 1995) y sin la interferencia de "fantasmas intergeneracionales"que condicionen su rol materno. ( Selma Fraiberg, 1980). Sólo si es posible establecer una relación diádica que contemple estos principios , es que la madre podrá sentirse libre para ser espontánea y dedicarle su atención y escucha al bebe y ayudarlo a implementar el canal de comunicación adecuado, hacia el mundo exterior.

Ya Winnicott en 1966, al reflexionar sobre el autismo, daba cuenta de la importancia de la presencia, deseos y fantasías inconscientes de la madre como un elemento fundamental para permitir el desarrollo del niño.

"Si los padres se ocupan de todas las minucias del cuidado de un bebe- lo cual a menudo incluye no hacer nada más que estar junto a él- es muchísimo lo que ocurre en términos del desarrollo emocional del bebe: ..... el proceso de integración que lo lleva a ser autónomo, la capacidad de avenirse a su propio cuerpo y los primeros pasos del bebe en las relaciones objetales se verán favorecidas". (1966)

Actualmente se hace hincapié en el encuentro primario, el cual se da dentro de patrones de relación no verbales, localizados en registros corporales y afectivos, coreográficos (movimientos) y sobre todo cinestésicos (experiencia del self de estar con el otro); que sirve como pilar para que el niño logre desarrollar más tarde las formas verbales simbólicas de comunicación, que tienen que ver con el lenguaje y la inmersión al mundo social.

En palabras de Meltzoff este es el origen de la intersubjetividad presimbólica. Aquel estado en que se está intentando coincidir de forma intencional. Hay un proceso mutuo entre la mamá y el bebé que permite nacer a una mente: la sensación de que el otro es similar a uno mismo, y que otros tiene estados similares al propio. .

El establecimiento del lenguaje y la comunicación por lo tanto parece ser esencialmente intersubjetivo e interactivo y el significado parece constituirse a partir de una respuesta frente a la acción del bebe, en el marco de la interacción con su madre .

La constitución del triángulo adulto-niño-objeto, en sentido de solicitar la acción del otro, así como de dejarlo intervenir, son modalidades de compartir intenciones y significados de la actividad, lo cual favorece el despliegue de la conexión intersubjetiva (Trevarthen 1977).

De la no integración a la integración

Para Winnicott el bebe muestra una tendencia innata a la integración,-que parte de la experiencia psicosomática, y las fuerzas inherentes al desarrollo y al crecimiento individual se van desplegando y es la capacidad de la madre de responder a la percatación del bebe de sus experiencias subjetivas lo que le va permitiendo estructurarse en un andamiaje sólido y armónico, para construir su self.

La mirada de Winnicott estaba dirigida sobre la interrelación con una madre suficientemente buena, que sostiene la estructuración yoíca del bebe, y el niño con un yo fortalecido gracias al apoyo de la madre, se convierte desde temprano en un sí mismo auténtico.

El niño ira reconociendo gradualmente su mundo, su pertenencia e ira sintiéndose acogido en su procesos internos que incluyen separación, individuación y diferenciación de la madre. Todo esto dentro de una relación armónica y emocionalmente equitativa, como el baile acompasado planteado por Daniel Stern.

El ambiente suficientemente bueno posibilita que el bebe desarrolle el "gesto espontáneo" para ir descubriendo y redescubriendo su mundo primero a través de la motilidad y luego de la simbolización: el juego y el lenguaje.

La motilidad para Winnicott sería una pulsión de amor y odio, que caracteriza la experiencia de estar vivo, desde esta perspectiva quizá los movimientos estereotipados de los niños autistas pudieran leerse como un intento de entender algo inentendible con la esperanza de encontrar a alguien que logre nombrarlos para poder ser integrados .

Las pulsiones irán surgiendo e integrándose adecuadamente, si la madre logra contenerlas; ella es la persona con quien el bebe puede vivir la experiencia pulsional como no persecutoria, y en presencia de una respuesta adecuada, el bebe podrá integrar sus pulsiones de amor y odio a su self , regularlas y lograr la integración de la personalidad en una unidad.

Este logro de integración hace posible que el otro sea reconocido como una persona total y permite desarrollar la capacidad de preocupación por el otro. El reconocimiento del otro esta acompañado por una necesidad de dependencia, que la madre respetará en un principio y posteriormente se encargará de convertir gradualmente y en el tiempo adecuado, en una necesidad de independencia y diferenciación en el niño. la madre sabrá cuando ilusionar y frustrar a su bebe, presentándole paulatinamente la realidad.

El reconocimiento del otro sea quizá la tarea más difícil de lograr, y comienza desde la actitud que toma el adulto en su primer encuentro con el bebe y es un elemento fundamental para la constitución de un self saludable. El primer encuentro estaría caracterizado por las subjetividades del adulto y del bebe relacionándose en un encuentro intersubjetivo donde los dos reconocen un tercer objeto común frente al cual reaccionan y tienen creencias, el mundo objetivo; que en un inicio sería el espacio transicional planteado por Winnicott.

Entre la no integración y la integración, se da la transicionalidad, que sería el espacio intersubjetivo, el espacio potencial, en donde tiene lugar el juego y donde surgirá el objeto transicional que acompañará y hará más llevadera la separación y la diferenciación con el mundo.

Sería un espacio potencial - intersubjetivo, donde aún las reglas del lenguaje social propiamente dichas se disipan para dar cuenta del encuentro en un lenguaje pre verbal , predominando lo intuitivo y lo sintónico, intentando dar cabida a lo armónico y cuidando no irrumpir el momento del encuentro con elementos externos, para permitir conectar los sistemas motivacionales del bebe y la capacidad para conectar intersubjetivamente con el otro, característica de la cual carecen los niños del espectro autista.

Es reconocido el valor del juego y la capacidad de jugar, como elementos fundamentales para que el bebe logre el tránsito a la diferenciación; y para que pueda crear y recrear el objeto hasta incorporarlo y aceptarlo como parte del mundo externo y así construir un self verdadero; es frecuente ver juegos de aguús y gorgogeos entre mamás y niños de cuna.

En el niño con características autistas, pensamos que habría distorsión en la creación del vínculo primario. La falla en el inicio le impide reconocerse a sí mismo como persona y construirse como sujeto integrado, sintiente y pensante, y el niño en soledad, queda dominado únicamente por las sensaciones, sin poder nombrarlas ni acceder a lo simbólico y representacional de la comunicación relacional.

.Para los intersubjetivistas, la integración sensorial y táctil sería entonces el primer peldaño para la estructuración del psiquismo, luego vendría la regulación de estos elementos, y posteriormente la integración de lo motor; donde el desarrollo perceptivo sensorial es inseparable del desarrollo de la motricidad, de la acción.

Pero el logro de esta integración es posible solo, si paralelamente a este proceso y como elemento contenedo r, se da el desarrollo de la comunicación intersubjetiva pre-verbal, antes descrita, para servir como base al desarrollo del habla.

 

Entendiendo la estructura autista

Esto nos remonta a la pregunta planteada por Cesar Estrella en su ponencia: ¿Qué pasa con el niño del espectro autista?; ¿ con su capacidad para vincularse con el mundo?;¿con su evolución comunicativa? Y asimismo, ¿cómo influye lo anteriormente planteado en la interacción con la madre y en la estructuración de su psiquismo?

En el intento de entender las dificultades de contacto y la sensación de extrañeza que muestran los niños autistas en su relación con el mundo, quisiéramos dar énfasis al aporte de la corriente intersubjetiva, en términos del desarrollo del vínculo, la cual subraya que en los niños autistas se ven afectados los sistemas motivacionales y la capacidad para conectar intersubjetivamente con las personas..

Los intersubjetivistas coinciden con Winnicott en que al margen de las causas médicas o heredadas, hay que tener en cuenta cómo el bebe se inserta en el mundo, en un contexto histórico parental y vivencial, Cómo lo experiencia desde el principio?. Conocer esto es fundamental para entender el sistema de interpretación más primitiva que usa el bebe para relacionarse con el mundo. Y dar cuenta de esto implica el encuentro con otro capaz de sentirse un agente que reconoce que hay una manera particular como el mundo se presenta para cada bebe, y a partir de esa premisa conectarse con él, observarlo, dar sentido a sus vivencias, e invitarlo afectuosamente a tomar parte del mundo real y así ir creando una historia en el tiempo que lo lleven al niño a tener un yo.

La madre "suficientemente buena", conoce del bebe desde su capacidad de sentirlo, una experiencia que no puede ser sometida solo a la forma de pensar; de igual manera el bebe reconoce el mundo y se inserta en él de acuerdo a como la madre se lo vaya presentando. Entendiendo este sentirlo como una capacidad de conectarse desde lo sensorial y confiando en su propia intuición y espontaneidad.

Desde esta perspectiva el conocer al otro para el niño deja de ser sólo un acto de inteligencia, como un intento de apropiación del objeto, y pasa a ser una cuestión de acercamiento, de presencia, de acción ,de amor.

El descubrimiento del espacio intersubjetivo reflexivo, dentro de una relación afectuosa, le permite en el bebe un emergente sentimiento de seguridad en la continuidad del propio self y sobre la fiabilidad del mundo de los objetos.

Winnicott postulaba que el bebe asumía los estados emocionales no reflexivos de los padres y se identificaba con ellos como reflejo de los propios, en una experiencia de sentirse humano como el otro. Para los teóricos intersubjetivistas, la sensación del niño de reconocerse como sujeto sintiente en la mirada del otro lo ayuda en el proceso de integración . (Arrieta Slade, 2000). Un ejemplo de ello en el caso de Marcos es la manera como la terapeuta sintiendo logra descifrar sus necesidades.

"...Cuando se agitaba y deambulaba se cansaba pronto y prefería esta echado en la alfombra o en el sofá mostrando una gran distensión corporal, dando la impresión de haber perdido la poca sensación de cohesión corporal. Estas emociones y sentimientos se expresaban directamente a través de su sensorialidad y aunque aún no podía expresarse verbalmente y tampoco en el juego, comunicaba su sentir ."

Otro de los hallazgos intersubjetivos fundamentales para lograr entender la mente autista es la capacidad de mentalizar, que parece estar ausente en los niños con dificultades de interrelación social. la cual es entendida como la posibilidad de darle sentido a los propios sentimientos y conductas y darle sentido a las conductas de los otros y sus motivaciones, esto como una manera para lograr regular nuestra experiencia afectiva y llegar a conocer lo que pasa en la mente del otro (Fonagy, 1995). La capacidad reflexiva implicaría el reconocimiento y respeto del otro como alguien diferente, auténtico y real. Así el describir nuestros estados mentales y la propia capacidad de tener estados mentales se constituyen en nuestra habilidad para interpretar a los otros y para ser interpretados.

El niño necesita de un adulto de referencia que no perfore su autenticidad, sino que la facilite, lo acompañe y le provea un ambiente seguro. Sin embargo cuando esto no sucede se convierte, en un ser encapsulado, omnipotente e indefenso, o esto lo conduce a la construcción de un falso existir.

En la intrusión, en vez de experiencias individuales que permitan la integración, se dan reacciones defensivas frente a la invasión y lo único posible es construir una defensa frente al mundo, un bloqueo, un falso ser, imposibilitando la integración corporal y la fusión pulsional con el odio, el cual queda escindido, flotando e intentando proyectarse afuera o interfiriendo el propio sentir y el pensar.

Desde la intersubjetividad, cuando el bebe se ve sometido a aceptar los estados emocionales del adulto cuidador o a inocular sus traumas generacionales como propios, sin ningún reconocimiento y consideración a sus estados internos, llega a sentir estos estados ajenos como la única forma de contacto, anulando su propio ser.

En palabras de Winnicott, propiciaría el desarrollo de la organización de un falso self. Donde no hay diferenciación entre el yo y el objeto, y más bien hay una asignación coercitiva de los estados mentales intolerables o insoportables de ser pensados del adulto, al bebe.

En opinión de Fonagy, la conciencia que el niño tiene de la intrusión , sobre todo de elementos agresivos de parte del cuidador es excesiva para ser tolerada, y hace que inhiba la capacidad de reflexionar sobre los estados mentales de sí mismo y del otro, lo que a su vez dará lugar a representaciones no integradas e inconsistentes de las relaciones importantes, e interferirá el canal de comunicación (Fonagy, 1991).

Winnicott nos recuerda que cuando la función materna se ve interferida en el holding, provoca una intensa angustia en el niño, incrementando su sensación de desintegración, y su sentimiento de que la realidad externa no puede usarse como reaseguración; y cuando la falla se da en el handing interfiere la capacidad del niño para disfrutar de la experiencia del funcionamiento corporal y de la experiencia de ser.

Ambas posturas parecen confluir en una verdad, las fallas en el vínculo primario relacional, no permitirá en el niño el reconocerse como humano sintiente; e interferirá la integración del sí mismo, como unidad coherente y única, que es la verdadera experiencia de sentirse persona, vital y con un sentido para la vida; bloqueando el impulso que trae el niño al nacer, de relacionarse con el mundo.

Conclusiones:

Entonces ¿qué pasa con el niño autista?, que pasa en la construcción de esta membrana limitante que le permite discriminar un adentro y un afuera de sí mismo?; ¿que pasa con la distinción progresiva de un yo y un no-yo?; ¿que pasa con la posibilidad de distinguir fantasía de realidad y de relacionar lo interno con lo externo hasta la constitución de un aparato psicológico que le permita ordenar de manera cada vez más sofisticada un intercambio simbólico consigo mismo y con el otro?. Entendiendo como simbólico la concepción del espacio intermedio de Winnicott, como un espacio que no es ni dentro ni fuera; ni realidad ni fantasía y sin embargo es todo al mismo tiempo. ¿qué pasa con su capacidad de leer la mente del otro, de inferir sus propios estados psicológicos y poder relacionarse y comunicarse empática y afectivamente?.

Aunque no tengamos la respuesta absoluta a esta interrogante en términos de proceso, nos queda claro, siguiendo las enseñanzas de Winnicott y a partir de la posición intersubjetiva, la intención activa del bebe y el deseo de relacionarse y de buscar de una manera espontánea una respuesta externa, que le permita la entrada al mundo humano. A la espera de un encuentro afectuoso y de comunicación , que lo decodifique , lo mentalice y dispare la motivación y el hilo de su desarrollo como persona humana.

Pensamos que es en este primer encuentro, teñido de elementos pre verbales, sensoriales y táctiles, una cualidad intuitiva, espontánea de la madre suficientemente buena, donde se encontraría la clave de la construcción del canal de comunicación personal y social, tan difícil de implementar para los niños con transtornos del desarrollo.

En el caso presentado por Martha Bercello, Marcos fue encontrado por la terapeuta en un estado que parecía aún estar integrando sus sensaciones y expresando sus necesidades de ser entendido y su deseo de poder comunicarse aún a través del lenguaje pre-verbal. El vínculo con la terapeuta que entiende su sentir y su funcionar y lo acompañe desde donde se encuentre decodificando sus sensaciones corporales, su sentir emocional, sus temores y fantasías le permitió desarrollar sus ganas de entrar al mundo de las relaciones comunicacionales. La descripción de la siguiente viñeta de Marcos es una muestra de esto:

"Daba vueltas sobre sí mismo a la vez que se trasladaba haciendo círculos concéntricos en el ambiente, el movimiento del niño produjo en mi imágenes contratransferenciales: viéndolo moverse pensé en el movimiento de rotación de la tierra sobre su propio eje y a la vez en el movimiento de traslación alrededor del eje del sol. También atrapaban mi atención su respiración agitada e intensa, y sus manos. Agitaba sus dedos en un movimiento rápido, intenso y dirigido hacia su carita, movimientos que terminaron en una autoestimulación sexual.

Luego continúo explorando y reconociéndo el ambiente, miraba a la terapeuta por el rabillo del ojo, le señalé su deseo de saber donde estaba y de mirar qué cosas habían aquí y cómo era este lugar. Señalé también su deseo de mirarme, de saber quién era yo. Mi comentario produjo una sensación de alivio a su agitación y ansiedad y permitió un contacto emocional más tranquilo.

Thevarten (1998) nos habla de una comunicación entre dos participantes, de mentes mutuamente sensibles. Una comunicación pre-verbal y un motivo primordial para comunicar. Un lenguaje en doble vía antes del lenguaje: Las protoconversaciones; caracterizadas por la sincronización rítmica y la equivalencia del movimiento.

Daniel Stern nos explica lo importante que es el ritmo en esta sincronización donde hay un acoplamiento en el movimiento; donde el tiempo, la forma y la intensidad son elementos importantes en esta coordinación intersubejtiva y donde los dos participantes van dando respuestas frente a algo que surge en el espacio intermedio. Dentro un proceso bidireccional en el que uno cambia con el otro; llamando a estos momentos de acoplamiento mutuo el proceso de entonamiento afectivo.

Nos preguntábamos si de esto se trata también nuestra labor como terapeutas en el trabajo con niños de espectro autista, que quizá se encuentren detenidos en el camino de su desarrollo y a la espera de sintonizar con alguien en una frecuencia que les permita entender de que se trata esto de las interrelaciones humanas, partiendo desde lo presimbólico e intentando construir juntos, paciente y terapeuta, dentro de un espacio potencial a lo largo de todo el proceso, los elementos que lleven a la integración de un ser verdadero.

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