Volver a la página principal
Número 10 - Noviembre 2008
"Juanito... el padre"
Silvia Fendrik

Imprimir página

En la primavera de 1922 Freud recibe la visita de un joven de diecinueve años que declara ser Juanito, el protagonista de la fobia infantil cuyo historial se había publicado en 1909. Los opositores del psicoanálisis –dice Freud- habían augurado toda clase de futuras desdichas a una criatura tan precozmen-te víctima del psicoanálisis. Pero resulta que Juanito mani-fiesta sentirse muy bien y no padecer ningún ti-po de trastornos. Sin embargo, aun cuando sostuviera que el análisis de los complejos infantiles no po-día perjudicar ni en el presente ni en el futuro al niño o a sus padres, sabemos que Juanito no condujo a Freud a pronunciarse en lo inmediato sobre la necesidad del análisis de la neurosis en la infancia y fue cauteloso en el alcan-ce y la generalización de la experiencia. ¿Será só-lo en 1922, testimonio del propio Juanito median-te, cuando podrá afirmar que en efecto los temo-res acerca del futuro del niño analizado eran absolutamente infundados? En este sentido. el «Apéndice" donde Freud consigna el encuentro con Juanito ya grande tuvo sin duda la fun-ción de impulsar el. desarrollo del análi-sis infantil, en un momento en que las cuestio-nes concernientes a la analizabilidad de los niños y al modo en que se podía llevar a cabo el análisis empezaban a ser objeto de ruidosas disputas en la comunidad analítica.

La sinrazón de los temores sobre las consecuencias del análisis infantil se basó sin embargo en una singular paradoja: cuando leyó su historial, Juanito no pudo reconocerse en él, todos los sucesos allí relatados, habían sucumbido a la amnesia. Juanito había olvidado completamente su análisis. Freud dice no tener para ello ninguna explicación, concluyendo, con cierta vaguedad poética, que el fenómeno puede equipararse a lo que ocurre con aquellos sueños que despiertan al soñante, quien logra analizados en el acto, pero que a la mañana siguiente, habrá completamente olvidado. Juanito había olvi-dado su análisis. ¿Pero a su vez, qué del análisis de Juanito había sido olvidado? ¿Cuál fue el destino de la validez y el alcance del análisis en la infancia? Más de 10 años transcurrieron desde la publicación del historial para que el asunto fuera retomado. ¿Qué ocurrió en esos años durante los cuales el psicoanálisis, sin embargo, no se olvidó de los niños? Por el contrario: estos siguieron siendo objeto de permanentes observaciones destinadas a corroborar "en vivo" hipótesis obtenidas en el tratamiento de pacientes adultos, y en consecuencia destinatarios de medidas educativas preventivas inspiradas en esos primeros descubrimientos. Pero no fueron considerados posibles "pacientes ", en manos de analistas "especializados en niños" ajenos al ámbito familiar. Y los casos del análisis "de los hijos pacientes" no fueron expuestos y debatidos en el seno de la comunidad analítica, en la mira de desplegar, debatir, y eventualmente cuestionar la "gran" afirmación de Freud concerniente al análisis de los niños. ¿También sucumbieron a la amnesia?

...................................................................................................................

En efecto, ¿por qué la indicación de ana-lizar a los niños no fue forzosamente la carta de la clínica psicoanalítica inmediatamente después de Juanito? ¿Por qué los niños no fueron los destinatarios "naturales " de innovadores tratamientos con fines preventivos y curativos? Melanie Klein no dejó de preguntárselo. Y en 1927 dio su explicación de las razo-nes por las cuales, a pesar del caso Juanito, el aná-lisis de niños no había prosperado ni enunciado con claridad sus fundamentos, en comparación con el análisis de adultos. Según Melanie Klein la razón principal era que no se lo había abordado con un espíritu libre y desprejuiciado, y en cambio, se mantuvo la inercia de pensar –prejuiciosamente- que los niños no eran aptos para el análi-sis. Fueron los prejuicios los que habrían impedido que en este terreno se produjera "nada que mereciera ser expuesto". La falta de "progreso" del análisis de niños, fruto de prejuicios diversos, exige para ella una única solución: emprender el análisis de un niño sin ninguna cla-se de inhibición, con la mente abierta para des-cubrir los caminos que conducirán a "explorar las profundidades más recónditas de la mente infan-til". Para Melanie Klein, los intentos de analizar niños fracasaban por la incapacidad de los analistas para profundizar lo suficiente en la mente infantil sin dejarse llevar por prejuicios o preconceptos educacionales. A pesar de Juanito, o quizás precisamente a partir de Juanito, el análisis de niños atraviesa una etapa de latencia marcada por la "inhibición" de los analistas. Sin la menor duda esta crítica, formulada por una Melanie Klein recién instalada en Inglaterra, se dirige a Anna Freud y a aquellos que "analizaban" niños en el continente, y que bajo influencia "freud-y-ana" aunaban el análisis a las medidas educativas. La historia oficial de hecho siempre situó los comienzos del análisis infantil en la virulenta querella de "principios" entre Melanie Klein y Anna Freud, en tanto dos métodos contrapuestos de anali-zar niños: el mix pedagógico/analítico y el analítico "puro". Juanito se mencionará siempre como un ilustre precedente...de la confirmación de la existencia de la sexualidad y la neurosis en la infancia.

Jamás se abordó una cuestión fundamental: la transferencia, y por ende la convicción de Freud, enunciada al comienzo del historial de Juanito, de que este análisis sólo se hizo posible por la confluencia de la autoridad médica y la autoridad paterna en una sola persona, por la unión del interés científico con el interés familiar. Doble condición que para Freud habría permitido "dar al mé-todo analítico un empleo que hubiera sido inade-cuado de no mediar esta singular circunstancia». No es difícil imaginar que esta ro-tunda inadecuación/adecuación dicha por Freud, impulsó en cambio a algu-nos analistas o a algún "iniciado" en el conoci-miento de la teoría psicoanalítica -como lo era el padre de Juanito- a poner en práctica la sin-gular experiencia de analizar a sus propios hijos. De allí en más la inexistencia de testimonios que refieran ex-periencias similares a la de Juanito podría "explicar" la inhibición a la que alude Melanie Klein, que jamás reconoció oficialmente que éste había sido, precisamente, su caso, o mejor dicho, el caso de sus propios hijos: Erich, Melita, y Hans.

Más aún, la supuesta inhibición para avanzar sin prejuicios en el análisis de los niños, incluye dos hechos estrechamente relacionados con la unión afirmada por Freud: Entre 1919 y 1921, Melanie KIein emprendió, primero una educación analítica y luego "casi" un análisis de su hijo menor, Erich, al que llamó Fritz. El relato de ambas experiencias le valió el tí-tulo de analista en la Sociedad analítica de Budapest. Para la misma época Anna Freud hizo un análisis "didáctico" con su propio padre. ¿Se trata de circunstancias azarosas, meramente histórico-anecdóticas, o de algo que remite y precede los orígenes "fa-mi-llonarios" del análisis de niños como práctica institucionalizada? O dicho de otro modo, como nuevo espacio clínico que brin-dará la posibilidad de separar a los niños, como posibles pacientes, de sus padres-analistas. Pero cuando esto ocurra, es decir, cuando la comuni-dad analítica empiece a debatir cuestiones con-cernientes al análisis de niños y a tomar partido por Melanie Klein o por Anna Freud, nunca se hablará de la unión padre-analista como condición freudiana sinequanom del análisis infantil.

 

¿Tal vez fue necesario "olvidar", -variando a lo largo del tiempo los efectos de esta amnesia, según el olvido siga los caminos de la represión, la denegación, o la forclusión- este singular ideal freudiano para el análisis de un niño?

¿Qué in-decible subyace a los actos/as de guerra fundacionales?

Los dos modelos antagonistas en los que se modelaron los prin-cipios inaugurales del análisis con niños nunca mencionarán ese singular ideal de unión llamado "Juanito", en la misma persona del padre y el terapeuta, parte a su vez de la singular experiencia de aquellas a quie-nes la historia reconocerá como sus pioneras: Melanie Klein y Anna Freud. Las dos versiones separatistas del análisis infantil tal vez habrán sido el síntoma del ideal de unión que ambas compartieron –y luego "amnesiaron". Y serán antagónicas porque en el caso de Anna Freud el niño paciente será el heredero de una hija analizada por su propio padre, mientras que en el de Melanie provendrá de una madre que analizó a sus propios hijos. Así ambas habrán rendido, cada una a su manera, un singular tributo a Juanito...el padre.

Notas

Actualización del capítulo introductorio de "Psicoanálisis para niños/Ficción de sus orígenes" Amorrortu, 1989

Volver al sumario de Fort-Da 10

Volver a la página principal PsicoMundo - La red psi en internet