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La función paterna implica una organización simbólica fundamental en la constitución de un sujeto, puesto que esta función es la que da posibilidad de la instauración del falo como un significante simbólico. Esta operación del lenguaje permitiría una separación del sujeto en ciernes respecto a la captura por el deseo materno. Es decir, hay un pasaje fundante en la cría humana de objeto a sujeto, a partir de la castración, que instaura la falta en la subjetividad.
Este pasaje por la castración de cuya operación adviene un sujeto deseante, es pensado a propósito del historial clínico del pequeño Hans. Freud publicó este historial clínico en el año de 1909, bajo el título "Análisis de la fobia de un niño de cinco años" y se le puede considerar como el primer paso en la dirección de incluir al niño como sujeto de la clínica psicoanalítica. Freud en el momento del trabajo con Hans, ha realizado ya formulaciones importantes acerca de las formaciones del inconsciente, de la pulsión y acerca de la primera tópica del aparato psíquico (consciente-preconsciente-inconsciente). Se habían publicado ya "Tres Ensayos de Teoría Sexual" (1905) cuya tesis acerca de la existencia de la sexualidad infantil, y la descripción de los estadios libidinales son básicas para realizar la argumentación respecto al caso Hans.
Desde el trabajo clínico hasta entonces realizado, Freud dilucida algunas cuestiones respecto a la sexualidad infantil, a partir de la reconstrucción de las fantasías de sus pacientes adultos. Para dar cuenta de la etiología de las neurosis, ya desde los "Estudios sobre la histeria" (1895), Freud presuponía la existencia de un trauma sexual precoz ocurrido en la infancia. Si bien ya había descrito las zonas erógenas y las formas pregenitales de la excitación sexual en 1897, en momentos posteriores de su obra reconoció a la sexualidad infantil, implicándola en la constitución del psiquismo y como un eje central de la organización neurótica.
En "Tres ensayos de teoría sexual", Freud (1905) va a indicar que puesto que la fórmula según la cual los neuróticos han permanecido en el estado infantil de su sexualidad o han sido llevados a este estado, será de relevancia que se investigue la vida sexual del niño.
El historial clínico del pequeño Hans fue utilizado por Freud, fundamentalmente para corroborar los supuestos teóricos acerca de la sexualidad infantil, así como la dilucidación de la génesis de las fobias. Así se expresa el mismo Freud (1909) acerca de la relevancia de este texto:
"En cuanto al valor particular de esta observación, reside en lo siguiente: el médico que trata psicoanalíticamente a un neurótico adulto llega al fin, en virtud de su trabajo de descubrir estrato por estrato unas formaciones psíquicas, a ciertos supuestos acerca de la sexualidad infantil, en cuyos componentes cree haber hallado las fuerzas pulsionales de todos los síntomas neuróticos de la vida posterior. Presenté esos supuestos en mis Tres ensayos de teoría sexual, publicados en 1905" (p. 7)
A esto agrega que:
"Mi impresión es que la imagen de la vida sexual infantil tal como surge de la observación del pequeño Hans armoniza muy bien con la pintura que he esbozado en mis Tres ensayos de teoría sexual según indagaciones psicoanalíticas realizadas en adultos." (p. 84)
Freud comenta que el historial clínico sobre Hans no proviene de su observación, sino que él "solamente" se ha limitado a orientar el plan de tratamiento y con algunas intervenciones en ocasión de algunas pláticas con el niño. Aquí se señala que a partir de que Freud ocupo el lugar de sujeto supuesto saber para el padre de Hans es que quedó posibilitada la transferencia del mismo Hans con Freud, además se estableció un tercero que mediaba las intervenciones que realizó el padre de Hans con éste. Esto posibilitó una intervención clínica desde el psicoanálisis con un niño, hecho inédito hasta entonces.
La mayoría de las intervenciones son llevadas a cabo por el padre del Hans, quien le dio a Freud todas las anotaciones acerca de sus observaciones la conducta de su hijo así como de su discurso. Los primeros registros de ello datan del tiempo en que apenas Hans iba a cumplir tres años y terminan a la edad de 5.
Debido al recorte que aquí se hará del caso expuesto por Freud, en este texto se analizará en específico la función paterna, el complejo de castración y su relación con la fobia que desarrolla Hans hacia los 4 años.
La pregunta de qué se juega en el síntoma fóbico del pequeño Hans, es dilucidada a partir de la constitución subjetiva y sus momentos fundantes, con especificidad en el pasaje por el complejo de castración.
Los apartados de este documento son los siguientes: a) Planteamientos preeliminares acerca del caso Hans, b) La diferencia anatómica de los sexos y el complejo de intrusión, c) Condiciones que posibilitaron el síntoma fóbico en Hans, d) La castración, el padre real y su relación con el síntoma fóbico, y e)Conclusiones.
Planteamientos preeliminares acerca del caso Hans
Existen algunas cuestiones que serán centrales para realizar la lectura del caso Hans. Las mismas se encuentran ya de entrada, planteadas en la primera comunicación que hace el padre de Hans a Freud (1909) acerca de la fobia:
"Estimado profesor: Le envío otro pequeño fragmento sobre Hans, pero esta vez, desdichadamente, contribuciones para un historial clínico. Como lo leerá usted, en los últimos días se le ha desarrollado una perturbación nerviosa que nos tiene muy intranquilos a mi mujer y a mí porque no podemos hallar ningún medio para eliminarla. Me tomaré la libertad ( ... ) de visitarlo mañana, no obstante lo cual ( .) le anticipo por escrito el material disponible.
Sin duda ha sido una hiperexcitación sexual por ternura de la madre, pero no sé indicar el excitador de la perturbación. El miedo de que un caballo lo muerda por la calle parece entramado de alguna manera con el hecho de que le asusta un pene grande. Como usted lo sabe por una nota anterior, en su momento él reparó ya en el pene grande del caballo, y entonces sacó la conclusión de que la mamá, puesto que es tan grande, por fuerza ha de tener un hace-pipí como el de un caballo.
No atino a hallar nada pertinente. ¿Habrá visto en alguna parte a un exhibicionista? ¿0 el todo se anuda solamente a la madre? No nos resulta agradable que desde ahora empiece a plantear enigmas. Salvo el miedo de andar por la calle, y su desazón al atardecer, sigue siendo el mismo, divertido, alegre." (p. 21)
De aquí se resalta lo siguiente:
La perturbación nerviosa a la que se alude, de la que posteriormente se implica una fobia; implica el miedo a que un caballo lo muerda por la calle.
El malestar que esto provoca no nada más al niño sino a los padres que expresan aparte de su preocupación, que "No nos resulta agradable que desde ahora empiece a plantear enigmas" (ibidem). Evidentemente este enigma está en relación a ellos. Se puede pensar aquí al síntoma de Hans como denunciante de la verdad parental.
Que en la búsqueda de un origen de la fobia de Hans, y de una explicación de ella, el padre expresa: "sin duda ha sido una hiperexcitación sexual por ternura de la madre, pero no sé indicar el excitador de la perturbación " " No atino a hallar nada pertinente. ¿Habrá visto en alguna parte a un exhibicionista? ¿0 el todo se anuda solamente a la madre?" (ibidem).
Que Hans haya reparado en el pene grande del caballo, y que haya sacado la conclusión de que la mamá, puesto que es tan grande, ha de tener un hace-pipí como el de un caballo.
Aunque no aparece en el texto explícitamente, si se encuentra la postura del padre, como alguien que más bien toma nota de lo que acontece con Hans, e indaga, se pregunta cosas. Este padre va a hacer un llamado a un tercero, que es Freud implicándolo en esta trama familiar, en donde su mujer y su hijo aparecen, pero él y su postura respecto a intervenir o no en ello directamente, quedan fuera.
Conforme se va desarrollando el historial quedan explicadas estas cuestiones. Para realizar planteamientos preeliminares del caso se destaca lo concerniente a la función materna, encarnada primordialmente en la madre de Hans. La hiperexcitación sexual por la ternura de la madre de Hans implica una situación de armonía fálica en la que el pequeño Hans y su madre están relacionados dialécticamente en relación al falo en lo imaginario. Debido a esta situación es que Hans tiene una representación de su madre, como omnipotente, fálica, grandiosa. Este niño se encuentra cautivado con esta imagen del espejo, referente imaginario desde donde el apuntala su propia identidad. Al buscar una salida de ello es que surge el síntoma fóbico.
Habría además que apuntar acerca del miedo a los caballos lo siguiente: que Hans "reparó en el pene grande del caballo, y que haya sacado la conclusión de que la mamá, puesto que es tan grande, ha de tener un hace-pipí como el de un caballo" (ibidem). Ello implica que existe una representación de su madre expresada en el caballo, además de que en un primer momento "el miedo de que un caballo lo muerda por la calle" (ibidem), involucra varios aspectos, por un lado lo relacionado a la castración, pero por el otro, miedo a la devoración, a la captura por parte del deseo materno. La cuestión de que el caballo lo muerda por la calle, implica además una espacialidad, una construcción entre un adentro y un afuera, la casa y la calle, la búsqueda de una salida, de un nuevo lugar en donde habitar que no sea ocupar el lugar del falo de la madre, con la angustia que todo ello acarreará.
Respecto al excitador de la perturbación, habría que señalar que existieron varias condiciones significantes que posibilitaron la emergencia de la fobia en Hans. Las principales van a tener que ver con que el pene como parte del cuerpo en lo real, le implicó a Hans varias preguntas, y de la imposibilidad de que en este primer momento pudiera hacer una elaboración simbólica de ello. Por otra parte existió una ruptura en la dialéctica imaginaria de completud entre Hans y su madre, debido al nacimiento de Hanna, su hermana.
Aunado a todo esto, existe un padre muy permisivo respecto al juego incestuoso entre Hans y su madre. Se trata un padre existente en lo imaginario, pero en cuanto a la función paterna, expresada en el padre castrador no hay registro. Este lugar va a ser ocupado por Freud, posibilitado por la transferencia del padre de Hans.
Tras esta discusión preeliminar del caso, se desarrollarán de manera más precisa, mediante argumentaciones teóricas específicas lo previamente señalado. El punto de partida serán las condiciones significantes que posibilitaron que el pequeño Hans desarrollara la fobia. Se pueden ubicar dos condiciones significantes que rompen esta armonía fálica que reinaba entre el pequeño Hans y su madre. Una sería en referencia a la diferencia anatómica de los sexos y el otro al complejo de intrusión.
La diferencia anatómica de los sexos y el complejo de intrusión, condiciones que posibilitaron la emergencia del síntoma fóbico en Hans
Para comenzar a dilucidar esta cuestión se resaltan las preguntas que se hace el pequeño Hans respecto al falo, o como él lo denomina el "hace-pipí". Como pequeña acotación se menciona que para Freud (1909) "apetito de saber y curiosidad sexual parecen ser inseparables entre sí" (p. 10), y que las indagaciones que realiza Hans corroboran esto, se habla de una pulsión epistemofílica o pulsión de saber.
Los cuestionamientos que se plantea Hans se refieren no sólo a su propio hace-pipí, sino a los de los seres vivos particularmente los adultos, siendo privilegiados en esta indagación su madre y su padre. En el historial clínico consta que:
"A través de diversos dichos y preguntas, exteriorizaba ya entonces un interés particularmente vivo por la parte de su cuerpo que tenía la costumbre de designar como «hace-pipí» {«Wiwi-macher»}.
Así, cierta vez hizo esta pregunta a su madre:
Hans: «Mamá, ¿tú también tienes un hace-pipí?».
Mamá: «Desde luego. ¿Por qué?».
Hans: «Por nada; se me ocurrió»." (p. 8).Desde aquí, se piensa que en el siguiente diálogo hay un enigma que Hans busca resolver: ¿quién tiene el falo, su padre, o su madre? ¿Quién está privado de él?:
"Hans, a los 3 3/4 años: «Papá, ¿tú también tienes un hace-pipí?».
Padre: «Sí, naturalmente».
Hans: «Pero si nunca te lo he visto cuando te desvestías».
Otra vez, tenso, ve cómo su madre se desviste para meterse en cama. Ella pregunta: «Pues, ¿por qué miras así?».
Hans: «Sólo para ver sí tú también tienes un hace-pipí».
Mamá: «Naturalmente. ¿No lo sabías?».
Hans: «No; pensé que como eres tan grande tendrías un hace-pipí como el de un caballo»." (p. 10).Siguiendo en sus deducciones Hans muestra en el último diálogo que si su madre tiene un hace-pipí como ella afirma, en su opinión eso se tendría que ver, mirar. Desde esta dialéctica imaginaria entre Hans y su madre se puede pensar que:
"No se trata siempre y esencialmente de esconder el objeto, sino también de esconder la falta de objeto. Es una simple aplicación, en el caso de la dialéctica imaginaria, de algo que demasiado a menudo se olvida, a saber, la presencia y la función de la falta de objeto. "(Lacan, 1956-57: 168).
En un primer momento, previo a la fobia, la respuesta de quién tiene el falo, será que es su madre. Hay un juego, que Lacan (1956-57) denomina de señuelo, en el que Hans está capturado por su madre y todo lo que hasta ese momento se desarrolla en relación a la cuestión fálica está el registro de lo imaginario.
Se destaca que en la estructuración subyacente de la relación de Hans con su madre, éste es tomado como una metonimia del deseo del falo, es decir que se encuentra puesto como objeto "en una relación en la que fundamentalmente es imaginado, y su estado es de pura pasividad" (Lacan, 1956-57:244-5). Queda así Hans, atrapado como objeto del deseo de la madre.
Cabe mencionar que esta alienación al deseo materno es constituyente de la subjetividad, sin embargo, tras esta alienación, el sujeto de discrimina como objeto, adviniendo como sujeto deseante:
"La madre es la madre simbólica, primer elemento de la realidad simbolizado por el niño, en la medida en que puede estar ausente o presente. Cuando ella rehúsa el amor, la compensación se encuentra en el pecho real .. ( .). En efecto, en la misma medida en que el pecho se convierte en una compensación, se convierte al mismo tiempo en el don simbólico, mientras que la madre se convierte en un elemento real, es decir, omnipotente.
El progreso de la situación con la madre consiste en esto, en que el niño ha de descubrir, más allá de la madre, lo que ella ama. El elemento imaginario no es el niño, sino el i, es decir, el deseo del falo de la madre." (1956-57, 360-1).
En estos momentos incipientes de la separación es que Hans se encontraba antes del surgimiento de la angustia de castración y la organización de la fobia. Como ya se mencionó, las indagaciones que realiza Hans respecto al hace-pipí de su padre y su madre acontecen antes de la aparición de la fobia. La pregunta que hace a su padre es tras haber observado a un león y su hace-pipí de manera jubilosa:
"El interroga a su padre y a su madre con la mayor libertad acerca de la presencia o la ausencia del hacepipí, les dice que ha ido al zoo, donde ha visto a un león dotado de un gran hacepipí. El hacepipí juega un papel que tiende a aparecer por toda clase de razones, no del todo explicitadas al principio de la observación, pero se ponen de manifiesto a posteriori. ( .) Se destaca la ayuda aportada en este sentido por su padre o su madre en lo que se refiere a sacárselo, que juega el papel más importante en la instauración de sus órganos como un elemento de interés, con el que cautiva alegremente la atención, incluso las caricias, de cierto número de personas de su entorno. "(ibidem, 241).
A través del historial queda evidenciado como la pulsión escópica en los juegos de mirar y ser mirado tiene un papel determinante en lo que acontece en la vida del niño:
" exhibirse le produce al niño un gran placer, lo demuestran algunos de sus juegos. El carácter esencialmente simbólico del hacepipí se manifiesta cuando va a exhibirse en la oscuridadlo muestra, pero como objeto oculto. Se sirve de él igualmente como de un elemento intermedio en sus relaciones con los objetos de su interés, es decir, las niñas a quienes solicita ayuda y les deja mirar. "(ibidem).
En este mismo registro de lo imaginario, se desarrolla la lógica comparativa de Hans, por ej: un perro y un caballo tienen un hace-pipí; una mesa y un sillón, no, o pensar de su mamá que es grande tendría un hace-pipí como el de un caballo, etc. Lacan (1956-57) comenta que esta operación más que de comparación sería de "perecuación", ya que hay una perspectiva falicista imaginaria, la misma implica un esfuerzo de perecuación entre una especie de objeto absoluto: el falo, y su puesta a prueba por lo real.
Se analiza que el acto de comparación no permite una salida del plano imaginario, es decir Hans se encuentra alienado al deseo materno, en un juego denominado de señuelo, "aquel juego en el que se es lo que no se es, se es para la madre todo lo que la madre quiere" (1956-57: 228). Se trata de una relación de imaginaria completud, y que ante la imposibilidad de hallar un nuevo posicionamiento respecto al falo, emerge la angustia que organiza la fobia del pequeño Hans.
Este niño en lugar de ser ubicado en la línea metafórica, lo cuál implicaría "hacer presente la privación materna" nos dice Víctor Novoa (1992:86), es capturado en el deseo materno como una manera de obturar la falta en un nivel imaginario por parte de su madre. Según Lacan el niño se va a tomar a la madre como quien puede ocupar el lugar del falo en lo imaginario:
"Puede identificarse con la madre, identificarse con el falo, identificarse con la madre como portadora del falo, o presentarse como portador del falo. Hay aquí un alto grado, no de abstracción, sino de generalización de la relación imaginaria que llamo tramposa, mediante la cual el niño le asegura a la madre que puede colmarla, no sólo como niño, sino también en cuanto al deseo y, por decirlo todo, en cuanto a lo que le falta." (1956-57: 226).
La caída en cuanto a ocupar el lugar del falo en la madre, implica la elaboración de la falta en el objeto materno. Es decir, se alude a la operación de la privación. En este sentido se rescata lo dicho por Lacan (1956-57):
"La privación, es la privación de la perdiz. Se trata especialmente del hecho de que la mujer no tiene pene, está privada de él". ( ) La castración que tratamos de definir, toma como base la aprehensión en lo real de la ausencia de pene en la mujer." (p. 200).
Es decir, que la privación corresponde al registro de lo real, y como dice Lacan en su seminario X " La angustia" (1962-63), dicha falta es simbólica:
"( .) la privación es algo que corresponde a lo real. Está claro que una mujer no tiene pene. Pero si no simbolizan al pene como el elemento esencial que se ha de tener o no, ella nada sabrá de esa privación. La falta le es simbólica. "(p. 150).
Esto en relación a la diferencia anatómica de los sexos, implicaría que para que se pueda dar cuenta de que a una mujer no tiene pene tendría que haber una elaboración simbólica de ello. Esto nos permite comprender el porque de la "llegada de la crisis por la intervención del pene real" (p. 242), y lo constitutivo que fue para el pequeño Hans, pues esto posibilitó que se cuestionara acerca de la diferencia de los sexos.
Aunado a esto, se encuentran los tocamientos que la madre realizaba al pene de Hans mientras lo aseaba, y además respecto a las masturbaciones que él llevaba a cabo. Esto acarreó además cierta búsqueda de simbolizar el pene no únicamente respecto a quién de sus padres lo tiene y quién no, sino respecto a él mismo:
"Sobre esta base se concibe toda nueva hiancia de cualquier clase, toda reapertura de la pregunta y, especialmente, la que surge con la maduración genital real, es decir, en el niño, con la introducción de la masturbación, cuando entra en juego su goce real con su propio pene real. No hay forma de entender nada, salvo en base a esta constelación de partida, en la que se introducen los elementos críticos cuyos resultados diversos constituyen un complejo de Edipo con una resolución normal". (Lacan, 1956-57: 243)
En este sentido es que se recorta lo que Freud relata en el historia clínico de Hans:
"Su interés por el hace-pipí no es, sin embargo, meramente teórico; como cabía conjeturar, ese interés lo estimula también a tocarse el miembro. A la edad de 3 1/2 años, su madre lo encuentra con la mano en el pene. Ella lo amenaza: «Si haces eso, llamaré al doctor A., que te corte el hace-pipí. Y entonces, ¿con qué harías pipí?». Hans: «Con la cola {Popo}». "(1905, 9).
Desde aquí es que Víctor Novoa (1992) comenta que "no es lo mismo adecuarse al objeto que la madre dice necesitar que ser atravesado por la pulsión sexual, y Juanito después de haber decorado fálicamente su mundo infantil, se encuentra con su pene " (p. 86).
Es decir, si en un primer momento se trataba de que "el falo no estaba donde uno lo busca, nunca estaba dónde uno lo encuentra", -como si se tratara de un todo o un nada-, en este segundo momento para Hans de lo que "se trata es de saber donde está verdaderamente" (Lacan, 1956-57, 208).
El pequeño Hans de manera incipiente está tratando de simbolizar su pene, elaborarlo, y para tener tal posibilidad, ha de caer de su lugar de falo de la madre, es decir dilucidar la falta en el deseo materno.
La otra condición significante que rompió con la armonía fálica entre Hans y su madre, fue el nacimiento de su hermana Hanna, cuando él tenía 3 años y medio. La llegada de una bebé a la familia, descentró la relación que había entre él y su madre. El niño se mostró muy celoso con su hermana recién nacida. Consta en el historial clínico que los primeros días quedó muy relegado de las atenciones de sus padres y que de pronto contrajo anginas. En medio de la fiebre se le oyó decir: "¡Pero si yo no quiero tener ninguna hermanita!" (1905:11).
Al respecto de esto, además podría interpretarse el siguiente sueño:
"Más o menos a la misma edad, de 33/4 años, Hans brinda el primer relato de un sueño. «Hoy, cuando estaba dormido, he creído yo estoy en Gmunden con MariedI». MariedI es la hija del propietario de la casa; tiene 13 años y ha jugado a menudo con él.
Cuando el padre le cuenta a la madre su sueño en presencia de él, Hans le observa, rectificándolo: «No con MariedI; yo totalmente solo con MariedI»." (1905: 12).
De este relato, se resalta el "yo totalmente solo con Mariedl", es decir, el pequeño situado en una situación alienante, de tu a tu, con su madre, pensando que su amiga Mariedl es un sustituto materno ( Lacan, 1956-57). Si el sueño es un cumplimiento de deseo, siguiendo a Freud (1900), se puede pensar que lo jugado aquí es la añoranza de Hans respecto a un momento anterior, cuando entre él y su madre no había intrusos:
"( ) Luego, cuando el padre le cuenta el sueño a la madre en su presencia y dice que Juanito ha soñado que estaba con la niña, el le hace una rectificación preciosaNo solamente con Mariedl, completamente sólo con Mariedl, ganz allein mit der Mariedl. ( .). Esta réplica únicamente es concebible en la di aléctica imaginaria que, como les he mostrado, era la situación de partida de las relaciones del niño con la madre.
( .) Si bien la intrusión real del otro niño en la relación del niño con la madre es en verdad adecuada para precipitar determinado momento crítico, determinada angustia decisiva "(Lacan, 1956-57: 242).
Lacan (1956-57: 229) nos dice "¿A qué se enfrenta Juanito? Está metido en el punto de encuentro entre la pulsión real y el juego imaginario del señuelo, y esto en relación con su madre.". Para tener posibilidad de poder ubicarse en otro espacio fuera de esta dialéctica imaginaria con el deseo materno, el pequeño Hans ha de discriminarse de su lugar de objeto de deseo de la madre:
"Todo el progreso que puede conocer la relación aparentemente dual del niño con la madre se encuentra, en efecto, marcado por ese elemento esencial confirmado por la experiencia del análisis de los sujetos femeninos, ( ..) el niño no interviene sino como sustituto, como compensación, en suma, en una referencia, sea cual sea, a lo que le falta esencialmente a la mujer. ( .) La madre se sitúa, y así va conociéndola poco a poco el niño, como marcada por esa falta fundamental que ella misma trata de colmar, y con respecto a la cual el niño le aporta tan sólo una satisfacción que podemos llamar, provisionalmente, sustitutiva. "(p. 243).
A partir de estas condiciones significantes relacionadas con la diferencia de los sexos y el complejo de intrusión, se produce un corto en el circuito pulsional del pequeño Hans, derivando en un síntoma fóbico. Lacan al respecto de ello dice "¿Qué se produce entonces, dado que hay una neurosis? No les sorprenderá saber que se produce una regresión." (1957: 229).
La regresión de la que se habla se produce cuando el pequeño Hans ya no alcanza a dar lo que hay que dar y su insuficiencia para obturar la falta materna deriva en angustia:
"Se produce el mismo cortocircuito con el que se satisface la frustración primitiva, que lleva al niño a apoderarse del seno para dar por cerrados todos los problemas, es decir, la hiancia abierta frente a él, la de ser devorado por la madre." (p.230).
El pequeño Hans se encuentra entonces atrapado en el deseo materno, en una relación alienante de tu a tu con su madre, que ahora había tomado un matiz persecutorio, en el sentido de temer ser devorado por ella:
"Este es el primer aspecto que adquiere la fobia ( .) Todo caballo objeto de la fobia es sin duda también un caballo que muerde. El tema de la devoración, siempre puede encontrarse por algún lado en la estructura de la fobia." (p. 230).
En palabras de Freud (1925-26) las zoofobias infantiles tienen como conflicto central que "El yo debe proceder aquí contra una investidura de objeto libidinosa del ello (ya sea la del complejo de Edipo positivo o negativo), porque ha comprendido que ceder a ella aparejaría el peligro de la castración." (p. 103).
La castración, el padre real y su relación con el síntoma fóbico
En apartados anteriores de este texto, se revisó cómo es que en el pequeño Hans paralelamente a la castración de su madre acaeció lo irreductible de la genitalidad, que se resistió a la simbolización y que como una posibilidad de elaboración de ello, advino entonces un significante, que intentó dar salida a estos traumas psíquicos. Se habla del trauma en el sentido de que desbordaron las defensas y el orden de la estructura subjetiva de Hans. El significante aludido es el caballo, puesto como objeto fóbico. Lacan (1956-57) al respecto va a señalar que:
"Si hay algo cierto, es que los objetos de la fobia, que son en particular animales, se distinguen de entrada para el observador más superficial por este rasgo, el de ser objetos pertenecientes en su esencia al orden simbólico. ( )El caballo se sitúa aquí en un límite extremadamente preciso, que demuestra como estos objetos se toman prestados de una categoría de significantes homogéneos, de la misma naturaleza, que los que hallamos en la heráldica. No es otro el motivo de la analogía entre el padre y el tótem, en la construcción de Tótem y tabú. En efecto, estos objetos tienen una función muy especial, que es la de suplir al significante del padre simbólico. "(p. 230)
Lacan (ibidem) va a proponer que el síntoma fóbico es una tentativa de solución frente a la castración materna y que el objeto fóbico tiene una función significante misma que supliría cierta falla a nivel simbólico del padre real.
Desde el análisis de las condiciones significantes que posibilitaron la irrupción de la fobia en Hans, se destaca que en un primer momento se presentó una angustia indiferenciada, que dio cuenta de un agujero en lo real y que se ligó posteriormente a un objeto fóbico.
La fobia quedó así instaurada en el lugar de la castración y le permitió al pequeño Hans una incipiente elaboración respecto a la privación de la madre, al mismo tiempo que hacer un llamado al padre castrador, para que lo separase del deseo materno e instaurase la prohibición al incesto.
Freud (1925-26) en el texto "Inhibición, síntoma y angustia" afirmó que el motor de la represión expresada en el síntoma fóbico de Hans, es la angustia frente a una castración inminente:
"Por la angustia de castración resigna el pequeño Hans la agresión hacia el padre; su angustia de que el caballo lo muerda puede completarse, sin forzar las cosas: que el caballo le arranque de un mordisco los genitales, lo castre ." (p. 103).
Asimismo, Freud comenta que la angustia de castración es previa a su represión, así como a la emergencia del síntoma fóbico:
"( .) el motor de la represión es la angustia frente a la castración; los contenidos angustiantes -ser mordido por el caballo son sustitutos desfigurados {dislocados} del contenido «ser castrado por el padre». ( ) Pero el afecto-angustia de la fobia, que constituye la esencia de esta última, no proviene del proceso represivo, de las investiduras libidinosas de las mociones reprimidas, sino de lo represor mismo; la angustia de la zoofobia es la angustia de castración inmutada, vale decir, una angustia realista, angustia frente a un peligro que amenaza efectivamente o es considerado real. Aquí la angustia crea a la represión y no -como yo opinaba antes- la represión a la angustia. "(p.103-4).
Lacan (1956-57) va decir que la angustia es angustia de castración. Al respecto se añade que el niño va a partir de "la teoría sexual sobre la universalidad del pene, para luego bajo el efecto combinado de la amenaza de castración proferida, aunada al hecho de la angustia provocada por la percepción del cuerpo femenino privado de pene; son interpretados como consecuencia de la castración. El eje a partir del cual el complejo de Edipo se organiza, culmina y se desanuda es la angustia; la angustia de castración, miedo de ser privado de esa parte del cuerpo que considera de gran estima, el pene. Esto marca la prohibición de la madre, y con ello la promesa de poder acceder a otras mujeres. "(Aranda Boyzo et al, 1999: 4).
La madre de Hans, además de seduc ir a su hijo, niega su castración, pensada como asumir que está privada de un pene, para que se produzca un hecho de esta índole es indudable que existe alguna particularidad respecto a la función del padre:
"El padre simbólico, es el nombre del padre. Es el elemento mediador esencial del mundo simbólico y de su estructuración. Es necesario para ese destete, más esencial que el destete primitivo, por el que el niño sale de su puro y simple acoplamiento con la omnipotencia materna. El nombre del padre le es esencial a toda articulación del lenguaje humano ." (Lacan:1956-57, 366).
La función paterna es pensada desde la asunción que la misma madre tenga respecto a la ley del no incesto, y de lo concerniente a su esposo, pues algo en éste parece desfallecer o por lo menos no anda bien, en la medida en que él mismo no logra convocar la castración de su mujer. La madre del pequeño Hans parece no poder mirar hacia otro lado--no puede mirar con deseo al padre-- su deseo parece agotarse en sus hijos.
Lacan (1957-58) en el seminario V "Las formaciones del inconsciente" comenta:
"recordemos al padre de Hans: presente, inteligente, amable y no obstante totalmente inoperante porque su palabra, ante la madre carece de valor. La posición del padre es cuestionada entonces, y esto es en definitiva lo que sujeta a Hans al deseo de la madre" (p 87).
Desde lo aquí desarrollado es que se puede dilucidar como la fobia al "caballo" es un grito de auxilio, una llamada al padre de la castración . Si el padre no es capaz de establecer la ley, el niño se inventa un padre apuntalado desde el registro del lo imaginario, puesto como un caballo terrible.
Al respecto se analiza cómo en un sueño relatado por Hans, el padre aparece colocado al mismo nivel de él, respecto a su interpelación por la ley:
"He estado contigo en Schonbrunn junto a los carneros, y entonces nos colamos por debajo de las cuerdas, y le hemos dicho eso al guardián a la entrada del jardín, y él nos ha atrapado" (p. 54).
En el caso del pequeño Hans, la fobia actúa como un intento de metaforización, supliendo a la función paterna. Existe un padre más allá del orden imaginario, es el padre real, el que apuntala la castración, en este lugar es que Hans trata de colocar a su padre:
"En cuanto al padre imaginario, es con él con quien siempre nos encontramos. A él se refiere muy a menudo toda dialéctica, la de la agresividad, la de la identificación, la de la idealización por la que el sujeto accede a la identificación con el padre. ( .) Si lo llamamos imaginario, es también porque está integrado en la relación imaginaria que constituye el soporte psicológico de las relaciones con el semejante " (Lacan, 1957: 222).
Aranda Boyzo et al (1999) comenta que el objeto fóbico tiene múltiples caras y que tiende, mediante una especie de difusión, a pluralizarse. Respecto del objeto fóbico del pequeño Hans se dice que se desplaza, pues no solamente es el caballo, sino que son caballos con carros; son también ciertas posiciones del caballo: el caballo cuando da vueltas, el caballo caído en el suelo.
Estos mismos autores hacen la precisión de que: "Pensando de este modo no es tan importante qué personaje es el caballo, sino la función del "caballo" como un significante que adquiere sentido en función de la cadena discursiva, sin lograr convertirse en una metáfora, o mejor dicho, es una metáfora fallida." (p. 7).
Desde la concepción de Lacan (1956-57) se puede ubicar que la personificación del caballo, está implicada en el registro de lo imaginario como suplencia del significante fálico que otorga el padre simbólico. Además se señala que: "ninguno de los elementos significantes de la fobia tiene un sentido unívoco " (p. 286) y que el caballo antes de cumplir de forma terminal con una función metafórica o como intento de equivalencia a la función paterna, ha tenido papeles distintos:
"El significante sintomático está constituido de tal forma que por su naturaleza cubre, en el curso del desarrollo y de la evolución, múltiples significados, y de los más diversos. No sólo lo hace por su naturaleza, sino que es su función." (p. 288)
Víctor Novoa (1992) comenta que si el deseo de la madre quedara abierto para el pequeño Hans como enigma es indicio de que una operación de metáfora ha sido efectuada y que la instauración del padre simbólico en el niño se ha llevado a cabo. Este mismo autor resalta lo dicho por Lacan, diciendo que el complejo de castración marca la salida del niño del complejo de Edipo mismo que es vehiculizado cuando el padre real reúne un proceso en el que se consuma la particularidad de la alienación del sujeto al campo del Otro.
En este sentido, el complejo de castración traslada al registro de lo imaginario lo que se ve jug ado en relación al falo en momentos preedípicos, siendo que el pene real queda al margen de esta construcción. Cabría aquí añadir lo que Lacan (1956-57) nos señala del "padre real", que es el agente de la castración:
"La intervención del padre introduce aquí el orden simbólico con sus defensas, el reino de la ley, o sea que el asunto ya no está en manos del niño y, al mismo tiempo, se resuelve en otra parte. Con el padre no hay forma de ganar, salvo que se acepte tal cual es el reparto de papeles. El orden simbólico interviene precisamente en el plano imaginario. La castración afecta al falo imaginario pero de algún modo fuera de la pareja real, y eso tienen su razón de ser. Se establece así el orden interior del cual el niño podrá esperar la evolución de los acontecimientos."(p. 229).
En palabras de Lacan (1956-57) existe un padre simbólico jugándose en el caso Hans "y el padre de Juanito, que no es un insensato cree en él en seguida Freud es el buen Dios. Éste es para Juanito uno de los elementos esenciales en la instauración del equilibrio. "(p. 366). No obstante esto, habría que añadir que la presencia de este padre "no suple en absoluto la carencia del padre imaginario, del padre verdaderamente castrador " (p. 367).
Se destaca que para que el pasaje por el complejo de castración quede instaurado es fundamental la intervención del padre real y "asumir la función del padre castrador, la función del padre en su forma concreta, empírica ( .) En la medida en la que el padre como tal existe, cumple su función imaginaria en lo que tiene empíricamente de intolerable, incluso indignante cuando se deja sentir su incidencia castradora, sólo en esta perspectiva, se vive el complejo de castración."(Lacan, 1956-57: 367).
"Gracias a Freud, el padre se hace presente para Juanito" comenta Víctor Novoa (1992:88) y durante la vivencia del síntoma fóbico se introduce la identificación simbólica con el padre y la rivalidad por la madre. Para el niño se trata de recuperar la posesión de la madre para mayor irritación del padre. Esta cólera nunca se produce en lo real, el padre no se deja llevar por la cólera y Hans se lo señala que ha de enfadarse, de ponerse celoso (Freud, 1905), como explicándole el Edipo, nos dice Lacan (1956-57).
El pequeño Hans invoca literalmente a su padre para que desempeñe su papel "Desgraciadamente, el padre nunca está dispuesto a encarnar el dios del trueno" (ibidem, 264). Lacan (1956-57) va a comentar que el padre real por muy sostenido y respaldado que esté por el padre simbólico, participa en el complejo de castración y el pasaje por el complejo de Edipo del pequeño Hans "como un pobre hombre " (p. 232).
A través del historial clínico se ve la mudanza de lo imaginario a lo simbólico, constituyéndose una organización de lo imaginario y lo simbólico como mito. Hans va inventando teorías, fantasías donde se ponen en juego permutaciones significantes, se trata de pensar como el niño va a hacer una construcción, un anudamiento que permita representar su goce y ponerle un límite mas acá del principio del placer, y para ello se construye una ficción:
"La sucesión de los fantasmas de Juanito debe concebirse sin ninguna duda como un mito en desarrollo, un discurso. En la observación no se trata sino de una serie de reinvenciones de este mito con la ayuda de elementos imaginarios. Se trata de comprender la función de este progreso que va rotando ( .)lo que a un nivel profundo, representa para Juan la solución del problema, el de su posición en la existencia, en la medida que ha de situarse en relación con determinada verdad, determinado número de referencias de verdad con respecto a las cuales él debe ocupar un lugar." (Lacan, 1956-57: 359).
La resolución de la fobia está dada a partir de dos momentos según Lacan (1956-57): "la orgía imaginaria de Juanito y el advenimiento de la castración plenamente articulada, en forma de sustitución de lo que es real por algo que es más bonito y más grande. " y, "el alumbramiento de la castración que pone término a la fobia y además muestra, yo no diría su finalidad, sino qué es lo que suple." (p. 232).
El pequeño Hans inventa el fantasma del instalador y el mecánico donde se efectiviza en forma de mito, la operación de castración. Pareciera que a través de la construcción de estas ficciones Hans, fuera supliendo la función paterna encarnada en un destornillador, el cual puede venirse a jugar como agente de la castración. En un primer momento tuvo esta fantasía:
"Yo estoy en la bañera, entonces viene el mecánico y la destornilla. Entonces toma un gran taladro y me lo mete en la panza" (p. 55).
Después tras las interpretaciones de su padre con respecto a que no quería que su hermana viniera al mundo y que una vez que nació el deseo que muriera, hay un avance en el dominio de la fobia, Hans relata la siguiente fantasía que cierra la serie:
"Escucha, me he pensado hoy una cosa, ha venido el instalador y con unas tenazas me ha quitado primero el trasero y después me ha dado otro, y después el hacé-pipí. El ha dicho: "Enseña el trasero", yo he tenido que darme vuelta y él lo ha quitado y luego ha dicho: "Enseña el hacé-pipí".
Padre: "El te ha dado un hacé-pipí más grande y un trasero más grande".
Juanito: "Sí".
Padre: "¿Como los de papi, porque te gustaría ser el papi?".
Juanito: "Sí y también me gustaría tener unos bigotes como los tuyos y ese pelo" (señala el del pecho)." (p.81).Lacan comenta que la curación llega cuando "se expresa con mayor claridad, en forma de una historia articulada, la castración propiamente dicha. O sea que el instalador, así llamado, viene se la desenrosca y le pone otra" (1957: 232). Además se señala que si la fobia termina en una cura "es porque intervino el padre real, que tan poco había intervenido hasta entonces, y por otra parte pudo intervenir únicamente porque detrás estaba el padre simbólico, que es Freud. "(p. 231). Asimismo este autor señala que la solución de la fobia estuvo vinculada a la orgía imaginaria que mediante las construcciones de los mitos realizó el pequeño Hans, la intervención del padre real y cómo esto posibilitó que se llevara a cabo la castración simbólica.
Para este artículo se sintetiza lo que se desarrolló acerca de la función paterna: ésta sólo adquiere su estatuto en la medida en que la metáfora paterna logra reprimir el deseo materno, y se establece con esto la declinación del complejo de Edipo. La función del padre simbólico como soporte de la ley al prohibir el incesto, posibilita el ingreso del sujeto al orden de la cultura y el orden simbólico, ya que quedan fijados las significaciones fundamentales del Nombre-del-Padre, y el lugar del sujeto respecto a un linaje de generación.
Esto nos dice la teoría si se le interpreta de la manera más ortodoxa, sin embargo el mismo Lacan (1956-57) nos señala en el seminario IV "La relación de objeto" que se está hablando de un ideal, un paradigma de lo que debería ser el complejo de Edipo y la función paterna, pero tal función siempre falla, siempre hay un reducto de goce que no puede simbolizarse. En este sentido podemos decir que ningún padre está a la altura:
"El único que podría responder absolutamente de la función de padre como padre simbólico, sería alguien que pudiera decir como Dios del monoteísmo-- yo soy el que soy--. Pero esta frase que encontramos en el texto sagrado no puede pronunciarla nadie literalmente" (p. 212).
Para Lacan según lo visto en el historial clínico del pequeño Hans "no hay padre real" (1956-57: 214), pues éste apenas se logra dibujar en la resolución del complejo de castración y el duelo por el falo imaginario y la simbolización de su órgano no se llevan a cabo. Es decir, Hans no asume su castración y en su lugar realiza lo que Lacan denomina un "franqueamiento", evitando así la pérdida en lo simbólico del pene, quedando identificado con el falo materno. "En lugar del padre real, el ideal materno viene a proteger de ese choque con la roca viva de la castración ..Edipo inacabado que no resuelve su salida por el lado del padre" (Novoa, 1992:89).
El síntoma fóbico le permite al pequeño Hans que se cuestione, que elabore mitos, preguntas frente a la privación materna, quedando abiertas las respuestas a este enigma. "Si Juanito se hubiera detenido en sus rodeos, si el se hubiera precipitado a clausurar el enigma, Juanito sería perverso y no neurótico según Lacan" (Novoa, 1992:88).
El pequeño Hans, no es un psicótico, pues la introducción del significante Nombre-del-Padre está presente en la manifestación de su fobia y en el desenlace de esta, sin embargo cabe puntualizar lo dicho por Lacan (1956-57) cuando nos habla de lo inacabado de la solución edípica así como del análisis del pequeño Hans, pues no se produce el encuentro con la imagen bruta del padre ni la consecuente condecoración con sus insignias.
REFERENCIAS
Aranda Boyzo, B. , Ochoa Bautista, F. Aguado Herrera, I., y Palomino Garibay, L. "La Función Paterna en la Clínica Psicoanalítica" Revista electrónica de Psicología Iztacala Vol. 2 No. 1 Febrero de 1999. Recuperado el 15 de febrero de 2007 en: http://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/numerotres/funcionpaterna.html
Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños. En S. Freud (2005), Obras Completas Vol. V Buenos Aires: Amorrortu
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Freud, S (1925-26). Inhibición, síntoma y angustia. En S. Freud (2005), Obras Completas Vol. XIX. Buenos Aires: Amorrortu
Lacan, J. (1957). Del complejo de castración. En. J. Lacan (2004) Seminario IV La relación de objeto. Buenos Aires: Paidos
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Lacan, J. (1957). El significante en lo real. En. J. Lacan (2004) Seminario IV La relación de objeto. Buenos Aires: Paidos
Lacan, J. (1957). El significante y el chiste. En. J. Lacan (2004) Seminario IV La relación de objeto. Buenos Aires: Paidos
Lacan, J. (1957). Las bragas de la madre y la carencia del padre. En. J. Lacan (2004) Seminario IV La relación de objeto. Buenos Aires: Paidos
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Lacan (1963). Clase 10. En J. Lacan (2006) Seminario X La angustia. Buenos Aires: Paidos
Novoa Cota, V.J. (1992). Otro equívoco: el amor. En N. Braunstein (comp.) La clínica del amor. México: Coloquios de la fundación