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Número 10 - Noviembre 2008
La concepción del objeto en Jacques Lacan
Luis Carlos Restrepo

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Las faltas de objeto

En el seminario cuatro, Lacan está preocupado por la crítica a la teoría de relación de objeto y en el seminario cinco, se cuestiona a sí mismo por haber retrotraído su preocupación en relación con el objeto tal y como los post-freudianos lo consideran.

Lacan en los seminarios cuatro y cinco trabaja en el aspecto de preguntarse en ambos por lo que es el sujeto. Es decir, partiendo de que en el seminario cuatro muestra, un desarrollo exhaustivo de lo que es la madre, en el cinco introduce con todo su peso, la función paterna, a pesar de las dos vertientes, ellas están, cada una, igualmente destacadas en los dos seminarios. En los dos seminarios, el eje principal gira entorno a la dialéctica fálica. En el seminario cuatro "La relación de objeto" aporta cuestiones básicas que son las siguientes;

Para Jacques Lacan en el texto ''relación de objeto'', el autor define más precisamente el concepto de sujeto. Este sujeto que se hace objeto para el otro. Este es el lugar de la ley, del significante fálico, que marca la diferencia entre los sexos.

Es para Lacan y retomando a Freud en el seminario cuatro la manera de insistir en el concepto de objeto con relación a la falta, a lo perdido. Retomando precisamente ese concepto de la castración referido al falo, dentro de la obra de Freud.

El axioma freudiano en este texto de la ''relación de objeto'' es el objeto perdido. Y correlativamente a esto encontramos una aseveración: el objeto genital es la mujer. Esta frase es el pivote sobre la cual se organiza las formas de la falta, especialmente la que va a llamar aquí la falta fundamental, que es la privación. En este seminario cuatro estudia especialmente la frustración.

Introduce las tres formas de la falta de objeto y podemos ubicar una posición del sujeto con relación al objeto y considerar la posición del agente así como el lugar que el sujeto-objeto ocupa en el otro.

No se trata ya de otro sujeto como en el seminario dos, sino que le confiere al Otro el lugar del objeto, anticipando así el lugar del analista como el del objeto. Que le servirá posteriormente a Lacan para desarrollar el concepto del analista como objeto de deseo del paciente en análisis.

Lacan advierte en este texto el valor que tiene el niño como falo para la madre. Situación ésta que intenta generalizar, refiriéndose a M. Klein, tomando en cuenta los juegos, dibujos que los niños hacen y que ella no puede dejar de interpretar como simbología fálica, cuando el pene paterno es el objeto privilegiado entre los objetos internos. De esta forma, Lacan precisa los caminos para convalidar la premisa fundamental del falo freudiano y la función paterna que pone límites a esa relación madre-hijo.

En el seminario cuatro Lacan se dedica especialmente a describir esta primera relación con la madre que, como dice, transcurre "en el puro ruido de las pulsiones en el origen. Este "puro ruido pulsional" ira encontrando un orden por la introducción del falo que produce una nueva dimensión en lo imaginario a pesar de ser un objeto no especularizable. El falo pues, introduce un orden de lenguaje.

Las formas de la falta sitúan en el agente la posibilidad de encarnarse en los lugares de la estructura; la madre y el padre.

La primera de estas formas, analizadas por Lacan es la frustración, concepto que él modifica por la posición de algunos post-freudianos, la triada: frustración, agresión, regresión.

Tomando como punto de referencia el concepto de Freud sobre ''frustración'' en su acepción en alemán ''versagung'', Lacan considera la traducción ''ruptura de promesa, renuncia''.

Freud utilizó el término frustración en varias acepciones, a veces como bien lo destaca Lacan, homologándolo a privación.

Freud en los textos "Sobre un caso de paranoia descripto autobiográficamente", y "Tres ensayos de una teoría sexual", dice: "Cada estadio de desarrollo de la psicosexualidad, ofrece una posibilidad de "fijación" y, así, un lugar de predisposición. Personas que no se han soltado por completo del estadio del narcisismo vale decir que poseen (besitzen) allí una fijación, fijación que puede tener el efecto de una predisposición patológica, están expuestas al peligro de que una marea alta de libido que no encuentre otro decurso, someta sus pulsiones sociales a la sexualización y de este modo deshaga las sublimaciones que había adquirido en su desarrollo. A semejante resultado puede llevar todo cuanto provoque una corriente retrocedente de la libido (regresión): tanto por un lado, un refuerzo colateral por desengaño de la mujer, una retroestasis directa por fracasos en los vínculos sociales con el hombre - casos ambos de "frustración", como, por otro lado, un acrecentamiento general de la libido, demasiado violenta para que pueda hallar, tramitación por los canales ya abiertos; y que por eso rompe el dique en el punto más endeble del edificio'' .(2).

En 1911, en Schreber, Freud(3) sitúa la frustración con relación a la falta, diciendo que proviene de enlazar una fantasía de deseo con una frustración, una privación en la vida real y objetiva: él, Schreber, esta privado de hijos, frustrado, no puede tenerlos.

Este concepto de frustración se apunta con relación a un objeto en tanto que falta: falta de.... , en este caso, hijos. Pero Freud toma el concepto de frustración en la acepción no a un objeto sino a la misma condición inherente interna del ser humano, cuando habla de la fijación libidinal misma como hecho de estructura. Esta frustración de la fijación tiene que ver con un objeto libidinal.

En "Los que fracasan cuando triunfan", destaca que no se trata de la frustración como frustración de un deseo sino de la frustración "como interior a un deseo". En este punto diferencia lo que es la frustración externa referida a un objeto de la frustración interior que tiene que ver con el objeto libidinal.

Lacan sitúa como agente de la frustración a la madre, colocándola en lo simbólico con anterioridad lógica en el lenguaje, siendo el objeto real el pecho: luego invertirá su lugar diciendo que el objeto se tornará simbólico y el agente será real, la madre. Hay dos tiempos o momentos para Lacan correspondientes a lo que él va a llamar de un lado frustración de goce y por otro lado frustración de amor. Ubicada en el centro de todas las faltas, es la más palpable por su acción imaginaria.

Para Lacan la madre, como agente simbólico, es el Otro, fuente de todas las motivaciones morales y ejecutor de la asistencia ajena, necesaria para la acción especifica. El objeto como real, el pecho, manteniendo lo real, como aquello excluido de toda relación imaginaria.

Lacan sostiene con respecto a la frustración de goce que el objeto real ha producido su influencia antes de haber sido percibido como objeto.

Lo que aparece bajo esta forma de falta es la importancia del agente en la dialéctica presencia-ausencia de la madre, juegos de repetición que producen las primeras marcas constitutivas del sujeto.

A la vez se otorga a los objetos el don de su amor y allí deviene real como agente, como segundo momento lógico: la madre como objeto se pierde apareciendo la llamada frustración de amor. Esto objetos, por ejemplo, el carretel adquieren el don que es testimonio de la potencia del agente todo poderoso. Se destaca que este todo poder u omnipotencia es patrimonio en primer lugar a la madre, poder que viene del Otro. En esa relación dialéctica es donde circulan esos objetos que el niño le atribuyen provenientes del Otro. La relación imaginaria es lo característico de esa dialéctica como lo define Lacan en la fase del espejo.

El problema de la frustración como falta, del objeto imaginario no se reduce a plantear las relaciones primitivas del niño sino que marca una vivencia subjetiva de esta forma de falta, que asigna la clínica del sujeto.

La dialéctica de estas dos formas de frustración se estudia con relación a la posición del sujeto en el síntoma. Ambas formas sostendrán el circuito de la demanda y el rehusamiento (rejet) del don de amor.

Lacan inicialmente sostiene el concepto de lo real como aquello excluido de toda relación analítica. Posteriormente refiriéndose a la regresión dice: ''Es el movimiento en el cual el objeto real viene a sustituir el objeto simbólico, con el cual este objeto real cobra un valor diferente para la teoría en relación con un primer momento lógico del sujeto´´. (4)

Lacan esta interesado en realidad dentro de su obra por la dimensión simbólica, significante del objeto. Resaltando esta dimensión de la frustración de goce que escapa a todo englobamiento de los objetos parciales en el narcisismo o teoría de la libido.

La privación es otra forma de la falta, cuyo término Lacan lo toma de E Jones, respecto de definir la mujer como privada del pene real. Lacan dirá que en lo real nada falta, entonces esta falta trata de un objeto que aporta el símbolo y por sus acciones sobre lo real es sostenida por un agente imaginario.

Esta forma de falta no es reducida a la ''privación real'' de Jones, sino también para el hombre, se trata, dado que se eleva el problema del falo a un nivel simbólico, de la forma fundamental de la falta en la estructura.

Si la madre, a través de su presencia-ausencia produce la frustración, la privación materna se instala en el valor simbólico fálico que el niño tiene en la estructura para la madre. El problema se define como un hecho de estructura que se da en el ser o no ser del objeto que colme dicha falta. La madre tiene deseo de falo, cuando el niño se pone en el lugar de simbolizar el objeto que ''colma'', ''satisface'' el deseo como falta: oscila entre el ser el objeto o no serlo.

La castración se articula con la privación. Lacan alude como la forma de la falta es el centro, o pivote de la crisis Edípica. La falta en lo real, del Otro, en la privación, es fundamental para la operación de la castración. El Otro materno sufre su falta en lo real que colmará con un objeto imaginario, por acción de la castración con el falo como objeto simbólico de la estructura deviene imaginario, o sea, produce la llamada significación fálica. El niño, trata de colmar el enigma del deseo materno, pasa por la acción simbólica de la castración que es siempre, como lo dice Freud, castración materna.

Con estas tres formas de la falta de objeto, el lugar del objeto alrededor del falo, sosteniendo el lugar de enigma, de falta en la estructura, en la relación con el mismo.

Para Lacan siguiendo el concepto de castración propuesto por Freud con relación a lo fálico, delimita el lugar de la acción simbólica que produce, el falo imaginario, con el que el sujeto paga su impuesto por estar inscrito en el linaje, impuesto que se paga con el cuerpo que queda perdido en su naturalidad atravesado por el significante. En la significación del falo, Lacan alude: "Esta pasión del significante se convierte entonces en una dimensión nueva de la condición humana".(5)

La condición del ser humano esta bajo la operación del significante, que marca la diferencia de lo que es la sexualidad. El sujeto del inconsciente esta bajo la operación del significante que produce un efecto de significación fálica.

Se sostiene así el lugar de apariencia o de disfrazamiento, engaño que arma la relación madre-hijo, taponando imaginariamente la falta que igual se mantiene en su referencia al tercero, el padre, por la acción de la privación, como falta primordial.

Disfrazamiento, engaño de taponar esa falta, en la relación imaginaria madre-hijo, en la que Lacan introduce allí lo especularizable del objeto en lo imaginario. Es el caso del relato que hace Freud del caso Juanito.

Él ''ser amado'' en la operación dialéctica sostenida por el ideal del yo, base o premisa sobre la cual se desarrolla la relación madre-hijo: ''circuito de la demanda'', es la base sobre la que se irán produciendo las fijaciones que circunscribirán las modalidades de la pulsión, modalidades que Lacan definirá siguiendo Freud como fijaciones perversas.

Lacan piensa que lo perverso es de tipo imaginario, cuando en el seminario uno alude a la fase del espejo. Pero en esa relación imaginaria articula el aspecto del falo, como producto de una operación metafórica. En el texto de ''Pegan aun niño'' de Freud dice Lacan para mostrar como esa relación dialéctica opera el significante fálico.

Hay un aspecto importante que Lacan puntualiza, en el seminario cuatro, refiriéndose al caso de Juanito, en esos múltiples "juegos perversos", en la relación con la madre y en la no-intervención de la figura del padre. Es el valor fálico que el niño representa para la madre, el mismo análisis que Freud hace es que en todos esos aspectos imaginarios esta en juego la falta. Ese recorrido que hace Juanito con relación a la madre como su objeto de amor esta regulado por un ideal del yo. Y es precisamente cuando Lacan apunta que en la intervención del análisis en todo este ''juego perverso'' de Juanito, es en la intervención de esos fantasmas de pasividad en una relación fantasmática con el padre, en la que Juanito se identifica con la madre.

Lacan dice que el ideal del yo, la ley, que encara la madre, regula retroactivamente la primera relación pre-edípica, como también la salida del sujeto a lo Edipico. Considera el valor fálico del niño para la madre, al igual que el de fetiche para ella como un momento constitutivo lógicamente, siendo esto una respuesta como lo es la fobia a la castración de la madre.

Lacan hace el planteamiento del objeto fóbico y del fetichista. Si el objeto fóbico marca una distancia con respecto a la madre, al sujetamiento de esta, el objeto fetichista es todo lo contrario obtura la falta en la madre, produciendo un plus de significante: el fetiche.

El fetiche, al ser definido como velo frente a una ausencia, puede tener el valor en la estructura de ser antecedente de objeto causa de deseo, o sea que podría considerarse como una forma de articulación entre "a" y el "más fi", sosteniendo la metonimia del deseo.

Lo problemático es tomar al niño en este lugar de "triunfo", en el deseo materno que será determinante en las consecuencias de la vida erótica posterior, a causa de esta imagen detenida, coagulada como posible origen, marca de fijaciones perversas si el niño ocupa el lugar de fetiche materno.

La otra situación esta en referencia a la fobia como distanciamiento al sujetamiento materno: la retención o coagulación se produce aquí a través de un objeto, el significante fóbico, forma metafórica del falo. Ambos procesos son constitutivos lógicos, considerándose la fobia como cierre de la neurosis infantil.

El engaño, en relación con el colmamiento del deseo materno, es sostenido desde distintas posiciones del sujeto, para los que Lacan se refiere distintas formas de identificación que tiene como base la introyección de la necesidad de amor constitutiva del ser de la identificación primaria freudiana. La madre como elemento primario del amor del niño.

Freud hace referencia a los padres, estando así el padre siempre presente en la estructura y, siendo el falo el eje del deseo materno, el niño ocupará distintas posiciones. 1- Con el falo. 2- Con el falo que le falta a la madre. 3- Con la madre como portadora del falo. 4- Presentarse a sí como portador del falo. Sobre estas identificaciones que asume el niño se determinará una particular escritura de la metáfora paterna. Lacan antes de definir la metáfora, introduce progresivamente el lugar del padre como significante diciendo que todas las respuestas frente a la castración, en relación con el mantenimiento del sujetamiento al deseo materno, responden a la insuficiente simbolización de esta relación tercera.

Notas

* Este articulo hace parte de un trabajo presentado por el mismo autor, sobre el tema El juego, relación de objeto, como monografía en la U de A. en Medellín Colombia.

1 Freud, Sigmund. ´´Pegan a un niño´´.O.C, t XVII, Amorrortou. 1979

2 Lacan, Jacques. Seminario 4. Relación de objeto. Editorial Paidos, Buenos Aires. 1992 p 57

3 Freud S. Un caso de paranoia descrito autobiográficamente. O.C. Amorrotou, t 12. Buenos Aires. 1979.

4 Idem

5 Lacan J, Escritos 2. Editorial siglo XXI. Mexico 1987. P 668.

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