Volver a la página principal
Número 10 - Noviembre 2008
Presentación del libro
"El niño en análisis
y el lugar de los padres
"
de Alba Flesler
por Cristina Sáenz

Imprimir página

Hacer click aquí para comprar el libro por internetQuisiera primero presentar a la autora de este libro que me invitó a presentar.

El viernes 20 de julio era el día del amigo, habíamos quedado con Alba en encontramos en un café de Buenos Aires, mi corazón y mi alma estaban nublados de tristeza y nostalgia, el día anterior había muerto el Negro Fontanarrosa, yo estaba allá y como nunca hubiera deseado estar acá. Sentada junto a la ventana la esperaba, ella tan puntual demoraba inusitadamente su llegada, yo seguía esperando, hasta que presurosamente arribó, en la mano un libro del Negro justificó su tardanza y selló su presencia, sabía de un dolor compartido. Esa presencia se pone en juego y en acto en cada letra de su libro. Ese mismo día me hizo el regalo de su recién nacida obra y del ofrecimiento de presentarlo en mi ciudad.

Nuevamente gracias. Para mí es un placer y un honor.

En su texto subrayo tres reconocimientos, "a mis padres, a mis maestros, a mis pacientes".

Subrayo la foto que eligió como tapa, foto de época, no es casual, la época hace historia, y al comienzo el niño sigue los pasos e imita los gestos de sus padres.

Subrayo el nombre con que nombra su libro, "El niño en análisis y el lugar de los padres". El objeto de la práctica es el niño como sujeto.

Podríamos preguntamos por qué no dice el niño en análisis y los padres, nombra a los padres como lugar, no da puntada sin hilo desde el comienzo, lugar, función, operación.

Subraya: "la condensada localización que viene a ocupar un niño en cualquier ser humano".

Me preguntaba si podemos hablar de analistas de niños o simplemente analistas. Dejo la pregunta en suspenso porque recorriendo el libro es más importante sostener la pregunta que aventurar respuestas, lógica a que nos invita Alba.

Y empiezan las preguntas:

¿Qué es un niño?

¿Qué es un niño para los psicoanalistas?

Si el objeto del psicoanálisis no es el niño, tampoco el adulto, entonces ¿cuál es?

Aventura una respuesta que sostiene la ética de nuestra práctica, "El psicoanálisis atiende al niño pero apunta al sujeto".

Continúa preguntando:

¿Q ué es el sujeto y cuáles son sus tiempos?

Jugada entre pérdidas y ganancias.

"La pérdida de un goce despierta el deseo, anticipando la elección del objeto. Pero se requiere de tiempos, tiempos de estructuración subjetiva, con sus operaciones para orientar el deseo en la realización del acto. El sujeto no tiene edad pero sí tiempos, tiempos de lo Real del goce, de lo Imaginario de las escenas y de lo Simbólico en los juegos de la palabra".

Nos va acercando su apuesta, atender un niño implica encontrarnos con los tiempos de un sujeto, tiempos que se anudan borromeanamente y que interrogan las intervenciones del analista.

Sosteniendo que el sujeto es RSI juega con el objeto a, habrá "recreación" si hay alternancia entre presencia y ausencia.

Sosteniendo su lógica, continúan las preguntas que hacen pregunta: "¿Qué eficacias muestra la alternancia del objeto para cada uno de los registros en los tiempos de la infancia?"

Ya no nos implica en la práctica con niños, sino que nos convoca a pensar los acontecimientos que determinan la estructura del sujeto. Cuando escuchamos a un adulto, ¿no vemos acaso bailar y jugar al objeto o quedarse petrificado, bien calzado en el goce?

Es un libro que nos promete. Es un libro que nos compromete. Es un libro que nos posibilita comprender en nuestra práctica los tiempos instituyentes de un sujeto y sus vicisitudes.

Nos ayuda a pensar la posición de descreimiento o de certeza absoluta, cuando falla la falta de objeto en el registro Imaginario, en la alternancia o fijeza de la representación. Cuando la representación opera, el niño juega, juega a ser, diferente a creer ser. Interesante observación para pensar nuestra práctica como analistas esta diferencia entre poder jugar a creérsela.

La alternancia del objeto en el registro Simbólico, posibilita el juego de palabras, de la metonimia a la metáfora, juego que, digo, encontramos o no, en sujetos adultos donde observamos esa relación de plasticidad o rigidez con la palabra y su sentido.

Y por último el juego del objeto en lo Real interviene en la economía de los goces, ya sea en la búsqueda de nuevos objetos o en el aburrimiento por la fijeza a un goce continuo.

¿Estamos hablando de los niños?, o ¿es la clínica con la que nos encontramos más allá de la edad del sujeto que atendemos?

Libro de eficacia clínica nos muestra desde sus inicios los tiempos en que un sujeto se constituye.

La dureza narcisística, la palabra como signo, y la ausencia de alternancia, muestran la ausencia de juego del objeto para cada uno de los registros.

Y si hablamos de tiempos, Alba juega una carta fuerte, dirá "el tiempo del sujeto es un tiempo recreativo", sustituye estado del sujeto por tiempo del sujeto, alternancia, juego, entre lo estático y lo dinámico, lo recreativo como juego, algo se re crea, posibilitando la creación.

Y pasamos del niño en análisis al lugar de los padres en la estructura.

Y si lo primero que pensamos es que el niño nace en medio del deseo de los padres, Alba no deja de hacer pregunta, "¿A qué llamamos deseo de los padres?".

Si lo habremos repetido, hasta parece que lo sabemos, entonces, por qué la pregunta, pregunta que, jugando, me dan ganas de decirles: No se pierdan el capitulo dos, es imperdible. Los dejo con las ganas para recrear las ganas. Ganas que me lanzaban a seguir leyendo cada vez que Alba insistía abriendo nuevas preguntas que suspenden el goce del saber, rompen la creencia de saberlo, y perdiendo el objeto de saber nos lanza a nuevas búsquedas.

En el texto mismo el objeto hace su juego.

Nos guiará por la función operatoria de anticipación materna, y tomando las equivalencias freudianas, ¡tan sabidas!, niño = falo, emerge nuevamente la pregunta, "¿es lo mismo igual que equivalente?"....

Además lo va respondiendo en la lógica RSI. Y para no asustarlos y a la vez entusiasmarlos, solo les diré que además lo dice sencillo, entendible, la lógica va haciendo su surco y nos lleva de la mano, apaciblemente, como es la autora misma cuando habla de su clínica, o cuando, en muchas charlas ante lo complicado del dilema que le planteaba, me lo hacía tan sencillo y apaciguador.

Así es su libro.

Y de la función materna enlaza a la función paterna, al deseo del padre como motor de la operatoria nominante. No sin interrogar por "¿Qué es un padre?".

Qué enlace efectúa la nominación, qué quiere decir lugar nombrante del padre. Respondiendo con una impecable lógica que el lugar de un padre se hace dependiente del nombre. Un sujeto es padre por ser nombrado como tal. Nombrado y nombrante.

Nos dice: "Para cada tiempo del sujeto ha de reiterarse la anticipación y la nominación de los padres", "Los vericuetos del recorrido se diagraman en un laberinto que incluye también sin-salidas. Los tramos que el sujeto deberá andar pueden hacerse con pies de plomo, tomar alas y vuelo, caminar paso a paso, o empantanarse en arenas movedizas hasta ahogarse en el trago amargo de alguna tragedia".

Del lado del sujeto Alba nombra una operación que llama "operación escritural", el sujeto ha de concretar la operación de escriturar la falta.

Nos propone otro concepto de su autoría, la "consistencia necesaria del Otro". El desfallecimiento anticipado del Otro puede dejar estragos en el sujeto de la estructura.

Así nos brinda tres versiones de la impotencia del padre, el padre teórico de Juanito, el padre colérico de la joven homosexual y el padre desresponsabilizado de Dora, dando una vuelta más, a esos tres historiales tan sabidos!!. Resulta refrescante, aireado, y al mismo tiempo sorprendente dar esa nueva vuelta por estos tres historiales.

Encontrando la consistencia en "algún padre, que siendo Real, ofrezca a su vez consistencia para anudar RSI, enlace de los Nombres del Padre, que les permite encontrar su límite".

No es casual que para encontrar límite al goce el texto continúe con el erotismo, el deseo de los padres entre ellos, y la articulación del par significante, padre-mujer. No padre-madre. Pregunta por el deseo de los padres y su relación con la castración, posibilitando la recreación de los tiempos del sujeto.

Tiempos del sujeto, en un claro y hasta breve capítulo, que despliega la articulación de lo que Freud y Lacan nos enseñara, poniéndolos en relación con los registros RSI. Tiempos donde se juega el destino del sujeto por venir, su acceso al saber y sus posibilidades de juego, trama que se va entramando con viñetas clínicas, interrogando los problemas de aprendizaje, encomillados, que subrayan la interrogación de la autora a estos rótulos que rotulan al niño y lo clasifican, tiempos donde el sujeto se efectúa como respuesta.

Reitera una y otra vez esa operación que llama deseo de los padres, pudiendo o no, anticipar y nominar al sujeto.

Y en esos tiempos recrea los tiempos de la angustia y la fobia en la infancia.

Emergen nuevamente las preguntas que nos hacen pregunta, ¿cuándo la fobia es un síntoma que merece atención?, ¿es síntoma o estructura?, ¿qué es la fobia?, ¿es un tiempo instituyente o un precipitado estructural?

Y como se trata de presentarles en sociedad este libro, dejo las preguntas como causa, anticipando que las reflexiones sobre el caso Juanito y el Hombre de los lobos son de gran valor clínico, subrayo una frase, "al narrar la historia se crea el pasado".

Pasamos a los tiempos del juego, donde subraya en primer término el papel esencial que cumple en la construcción del fantasma. Juego, fantasma, demanda del Otro. Nos dirá: "Si todo anda bien, la relación entre el niño y el Otro se incomodará". "Los niños romperán los esquemas previstos introduciendo como respuesta al Otro una marca diferencial, emergencia de un trazo distintivo del sujeto".

Propone considerar que el fantasma se construye en tiempos. Juega con el matema del fantasma, juega con el losange, y nos va llevando a pensar el modo de pérdida y redistribución de goces en los tiempos del fantasma.

En el juego hace su apuesta, nos dice que en los tiempos de la escena lúdica el sujeto recrea su ausencia constituyendo un operador, el semblant, al que define como la cobertura imaginaria de un trozo de real anudado simbólicamente. En el contrapunto entre imagen especular y semblant, ubica los dos tiempos del objeto

.

"Desde el juego de la infancia hasta el juego del amor y los juegos amorosos, el juego se juega toda la vida".

Y ¿cuál es la función del juego en la escena analítica? Haciendo semblant de que juega pro-mueve el juego. Siendo juguetón pondrá en juego el deseo del analista.

Y del juego a los tiempos del dibujo nos dirá que el dibujo de un niño es índice de un tiempo estructural, revelador de los tiempos del sujeto. Y nos interrogará sobre su función. ¿Qué escribe el dibujo? ¿Cuál es su eficacia? Nos dirá que muestra la escritura de un no, escritura de una ausencia. Por lo tanto, en transferencia, invitan a una lectura, abriendo la puerta para que el sujeto escriba una diferencia. Apelando a la verdad del sujeto en la pregunta, ¿qué dibujaste?, fuera del sentido aplastante que lo obvio de la imagen pudiera dar lugar.

Tránsito de la infancia y por la infancia que no se genera por causalidad espontánea, lo que lleva a la autora a preguntarse cómo se realiza el pasaje de los padres reales de la infancia actual, a los padres de lo infantil fantasmático, hace juego con la metáfora paterna sustituyendo lugares, haciendo metáfora.

Nos invita a un paseo por la transferencia, ubicando nuevamente sus tiempos.

La transferencia depende de una serie de operaciones que abarcan tiempos de tránsito que van de lo actual de la infancia a lo infantil fantasmático del adulto.

Se va anudando el texto, los tiempos lógicos, no cronológicos, se enhebran en los tiempos instituyentes, los tiempos del fantasma, los tiempos del juego y los tiempos de la transferencia, dependiente del deseo de los padres y su enlace a la castración.

El libro va juntando sus hilos, desplegando su lógica.

Diferencia cuando los padres suponen y buscan un saber en el analista, cuando no hay consulta pero sí demanda, o cuando, peor aún, no consultan, ni demandan, están molestos, dependerá que el síntoma del hijo genere en ellos enigma, o que solo hiera el narcisismo, o que ese síntoma del hijo ni siquiera los perturbe, costado simbólico, imaginario o real de la transferencia.

"Las preguntas de los niños atesoran en germen las futuras gemas transferenciales dependientes de las vicisitudes del saber en los tiempos de la infancia"

De los padres y la transferencia avanza hacia los destinos del saber en la infancia. Si emergen las preguntas es porque hubo despertar. Tiempo de las preguntas, abre una nueva pregunta: "¿todas las teorías son teorías sexuales infantiles?"

Preguntas que abren el surco de la causa. Causa que me causó su lectura.

Destinos y avatares del saber.

Saber que implica las intervenciones del ana lista donde nos subraya que "apuntan a un solo fin, que haya juego del objeto para que el sujeto pueda existir".

Y va desplegando las intervenciones desde cada uno de los registros ejemplificando con relatos clínicos. No deja de interrogar las intervenciones de Freud en Juanito, y en el caso de un púber relatado en Psicopatología de la vida cotidiana.

Quizás las preguntas que encontramos son las mismas que mil veces nos hacemos, cuándo dar comienzo al análisis de un niño, ubicando tiempos, destiempos, redistribución o fijación a un goce, pasaje por lo Real, Simbólico e Imaginario, enlace del amor, el deseo y el goce. "El sujeto nace en el campo del Otro pero luego ocupa su lugar". "El sujeto se efectúa cada vez que le dice si y no al Otro".

¿Cuándo finaliza la intervención del analista?

¿Cuál es la función del juego y de los juguetes? ¿Qué objetos ofrece el analista? Tiempos del objeto de deseo, de amor y de goce. Nos propone poner en juego el objeto, recrear el objeto.

No busquemos respuestas, acompañemos las reflexiones, sigamos la lógica del caso por caso, pensemos con ella desde cada recorte clínico. Mientras seguía su trama los vaivenes de la clínica me acompañaban, el niño en el consultorio, la niñez de los analizantes llamados adultos, el lugar que esa madre o padre daban a su pequeño hijo, iba danzando la clínica de nuestros días, la clínica que practicamos día a día.

Como señuelo engañador el libro se titula "el niño en análisis y el lugar de los padres", dice juguetes cuando en realidad se refiere a los objetos con que se goza.

Nos invita a la metáfora, nos propicia la reflexión, nos compromete como analistas a la pregunta sobre nuestra práctica.

Alba desde su libro hace semblant.

Si al comienzo me preguntaba si podemos hacer la distinción entre analistas de niños o analistas, si me preguntaba si podemos hablar de una especialidad en nuestra práctica, si la edad cronológica determinara el tiempo del sujeto, o el tiempo del fantasma, o los padres de la infancia, o los padres de lo infantil fantasmático, si la edad determinara tiempos o no tiempos del juego, si Juanito o la joven homosexual o Dora, o el Hombre de los lobos, con su presente sueño soñado a los 4 años, y que vez por vez son retomados por la autora, solo nos sirviera para pensar en un niño fóbico, en una joven homosexual, en una adolescente díscola, o en un joven obsesivo, entonces, diríamos este libro está solo dirigido a los analistas de niños.

Como bien sabemos Juanito, Dora, la joven homosexual, el hombre de los lobos, entran día a día a nuestro consultorio, de esta manera, podría decir, ha entrado este libro, con su letra, sus recortes clínicos, sus reflexiones, a nuestra práctica cotidiana.

Como a todo nacimiento, le damos la bienvenida.

 

Cristina Sáenz

Volver al sumario de Fort-Da 10

Volver a la página principal PsicoMundo - La red psi en internet