El conocimiento psicoanalitico sobre las fobias hasta hoy descansa esencialmente sobre la obra de Freud, especialmente, sobre al análisis de la fobia de un niño de cinco años inmortalizado por Freud llamado Hans cuyo aniversario celebramos y sobre las construcciones tanto anteriores como posteriores, en las cuales Freud estampó una y otra vez para nuestro asombro el sello de su genialidad.
A este conocimiento hay que agregarle, los desarrollos kleinianos surgidos del estudio de las fobias en niños muy pequeños, antes del transcurso de la hegemonía fálica investigados por ella en el marco analítico de la transferencia. Estas fobia están más ligadas a terrores paranoides infantiles, enteramente diversas de la psicosis paranoide, y que responden a la fantasía retaliativa de los objetos previamente gozados sin límite alguno y tambien atacados ferozmente por las vivencias de furia ligadas a la ausencia del objeto. Esta ausencia despierta la furia del abandonado y despierta al mismo tiempo la presencia del objeto malo terrorífico que se convertirá en el objeto de la fobia. Para protegerse del terror de quedar librado al objeto malo, el fóbico requiere al acompañante con lo cual logra el beneficio de anular la ausencia. Se tranquiliza si no está solo, lo que muestra la imposibilidad del fóbico de tolerar la separación, separación que convoca al objeto del terror. Hay una ligazón entre la aceptación del "Da", la aceptación de la ausencia y la neutralización de las ansiedades fóbicas. Mientras que el control del objeto se mantenga de un modo tiránico y el corte no sea facilitado, el terreno de la fobia se nutre.
A estas hipótesis hay que agregarle los desarrollos de Lacan, especialmente el Seminario sobre la Relación de Objeto en el que ubica el lugar que la fobia ocupa en la estructura, en cuanto suplencia del padre, en tanto este no ha desempeñado el papel de agente de la castración o no la ha podido ejercer de un modo adecuado, dejando al hijo capturado en el deseo materno. El objeto de la fobia viene a suplir esa carencia.
En la clínica de las fobias estas tres aproximaciones vin culadas al desplazamiento, la proyección y la suplencia encuentran una ubicación a medida que se hacen presentes en la dinámica del análisis.
A veces el síntoma toma sentido por el desplazamiento de alguna forma sobre la otra, otras como consecuencia de los temores de una retaliación y otras como un dato evidente de que está supliendo un poder de limitar, que en otro espacio el niño no respeta.
Como se sabe, la fenomenología de las fobias no se corresponde exactamente con la aparición cronológica de los miedos en la infancia. La fobia como síntoma, si bien puede aparecer como un miedo evolutivo tiende a permanecer en el tiempo y a extenderse a más y más objetos, por efecto del desplazamiento.
Me parece adecuado recordar lo que sabemos sobre los miedos en la infancia.
Según Anna Freud (1970) los estadios iníciales del desarrollo del Yo se correlacionan con los llamados miedos arcaicos del infante. La clasificación de Anna Freud que expondremos a continuación y que tiene la utilidad de ubicar los miedos normales de la infancia es una reelaboración de las hipótesis desarrolladas por Freud en "Inhibición, síntoma y angustia" (1926). Estas hipótesis se exponen claramente en el siguiente párrafo:"Los progresos del desarrollo yoico, es cierto , contribuyen a desvalorizar y empujar a un lado la anterior situación de peligro, de suerte que puede decirse que una determinada edad del desarrollo recibe, como si fuera la adecuada, cierta condición de angustia. El peligro del desvalimiento psíquico se adecua al periodo de la inmadurez del yo , así como el peligro de la pérdida de objeto a la falta de autonomía de los primeros años de la niñez, el peligro de castración a la fase fálica y la angustia frente al superyó al periodo de latencia" (pág. 134).
Sobre esta base Anna Freud desarrolla una visión general donde al estadio simbiótico le es pertinente el surgimiento de la angustia de separación y cuando los objetos parentales se tornan representantes de la demanda del control impulsivo (superyó esfinteriano) surge el miedo al rechazo por parte del objeto y por lo tanto el miedo a la pérdida de amor. Como se puede inferir de lo anterior una angustia de separación persistente indicaría la persistencia del vínculo simbiótico más allá de su necesariedad evolutiva. Asimismo la persistencia del miedo a la pérdida de amor y la instalación de la ambivalencia en el carácter se juntaría a la persistencia de un superyó esfinteriano frente al cual se juega el sometimiento o el oposicionismo. Muchos miedos al inodoro y a la defecación que emergen ene esa etapa pueden instalarse fuertemente si esa organización psíquica se mantiene.
Sabemos que los miedos asociados a la angustia de castración surgen en la fase fálica. Al igual que en las observaciones anteriores su permanencia indicaría que el pasaje por el Edipo se ha dificultado en el momento de la renuncia edípica y la consiguiente identificación con el padre. Para sobrepasarla se necesita de la identificación y la renuncia. Ninguna por si sola alcanza.
La latencia está marcada por el miedo a la desgracia social, la cual puede desencadenar las temidas fobias escolares y están revelando un superyó depositado en el grupo sobre el que sobreimprime las figuras de las cuales se teme perder el amor que se desplaza ahora de los padres a los pares. Si bien este desplazamiento significa un avance subjetivo porque debilita la unión simbiótica con los padres su dependencia del amor de los pares es tan extrema como lo fue la primera.
A partir de estos desarrollos Anna Freud hace una lista que nos aproxima a los miedos evolutivos esperables. Los recordaremos sucintamente: A los miedos arcaicos corresponden, fenoménicamente, el miedo a la oscuridad, al ruido, a los extraños, etc.
A la angustia de separación corresponden los miedos a la aniquilación, la inanición, la soledad, la impotencia, etc.
La angustia ante la pérdida de amor tiene como símbolo paradojal el miedo obsesivo a la muerte, y más abiertamente el miedo al abandono y al rechazo pero también la metáfora alcanza el temor frenético a los truenos, a los temblores de tierra, etc. Suficientemente alejados del contenido psíquico real como para que parezcan miedos a la naturaleza.
Más abierta es la significación de la angustia de castración que se expresa en el clásico miedo a los fantasmas que es claramente patognomónico de las fobias de la histeria de angustia, pero también a los ladrones, las operaciones, al médico, al dentista, y también como resistencia a nuestra intervención, la del psicoanalista, que es temido porque su mente, que se cree lee lo que el sujeto quiere ocultar, puede acceder a los deseos edípicos y al fantasma. De ahí que hemos colaborado con la invención de una nueva fobia: la fobia al psicoanalista.
Como dice Anna Freud, haciendo relativos sus hallazgos, en su totalidad "estos miedos son también intercambiables" cualquiera de estos miedos puede ser símbolo de cada una de las angustias evolutivas o de una fusión de ellas. Aun así tener algunos de estos indicadores nos permite distinguir normalidad-miedos normales, indicadores de un desarrollo en marcha- de patología, es decir, fobias que inhiben el desarrollo.
II
La aparición de las fobias no es un dato concluyente en cuanto a suponer que se está en presencia de una histeria de angustia, aunque se trate del cuadro más común tanto en la época de Freud, como en la actualidad, en la que se reinstaló con el nombre de ataque de pánico.. Pero hay numerosas fobias que no pertenecen a la histeria de angustia sino a otros cuadros, algunas muy específicas, como el miedo al contagio, a los microbios y a los instrumentos cortantes, de la neurosis obsesiva cuya dicriminación psicopatologica de la neurosis histérica hizo el propio Freud en 1895. Mientras que en la fobia se trata del desplazamiento y la evitación , en la neurosis obsesiva se trata del acto anulatorio, las fobias allí son más especificamente ligadas al impulso agresivo y a la contaminación anal. Por otra parte hay fobias bizarras que aparecen en los comienzos de psicosis esquizofrenicas y fobias paranoides algunas de las cuales responden a la psicosis paranoide y otras son, como dijimos anteriormente construcciones persecutorias infantiles ligadas sobre todo a las pulsiones oral canibalisticas, como las fobias a la masticación que pueden derivar en restricciones alimentarias como las anorexias infantiles o las clásicas fobias al dentista.
Me parece útil centrarme en este escrito en diferenciar las fobias instaladas en los niños en la histeria de conversión de aquellas instaladas en la histeria de angustia. Si bien el pequeño Hans padecía de una fobia no se podía pensar en él como un "chico fóbico", se trata más bien de una fobia ("análisis de una fobia ") instalada en un cáracter a todas luces histérico y con ciertos rasgos obsesivos, un chico muy desenvuelto en la transferencia, muy seductor, muy bien expresado que se detiene "ante portas", es decir, hay algo ahí en la calle que le impide penetrar en ese espacio; un caballo lo detiene. A ese costo, su relación idílica con el padre se puede mantener, es asimismo seductor con las pequeñas niñas de sus juegos infantiles. Nosotros hemos caracterizado a esos niños histéricos que padecen alguna fobia en nuestro libro ¨"Semiótica y Psicoanálisis de Niños" (1983) como "niños demostrativos" que generalmente presentan síntomas conversivos cercanos a las manifestaciones psicosomáticas o alguna fobia. Pero las fobias instaladas en la histeria de angustia, a los que hemos denominado niños con "estilo evitativo" a diferencia de las instaladas en una histeria de conversión toman toda la persona del niño. Y es ahí donde en los niños se puede hablar con más rigor de una neurosis fóbica, la cual es la que nos interesa delinear fenomenológicamente.
Tomaré aquí el caso clínico que abordamos en el capítulo VI de "Semiótica y psicoanálisis de niños" para definir el estilo evitativo que caracteriza la conducta en la transferencia de estos niños. Veremos allí, en el caso S. algunas características de la estructura familiar, el comportamiento en la hora diagnóstica y los rasgos de la evolución de su tratamiento.
S. es un niño de siete años cuyos padres consultan por una serie de actitudes que evidencian que está organizando una fobia escolar. S. cursa segundo grado; al comenzar el primero había manifestado síntomas semejantes a los que vuelve a presentar ahora expresando disgusto por la escuela y una resistencia más o menos racionalizada a concurrir a ella. El día anterior a la consulta "tuvo una ataque" antes de entrar al colegio; se rompió el delantal y parecía desesperado; gritaba que no quería entrar. Al preguntarle la mamá que le pasaba con este colegio, se quejó de la maestra porque "grita todo el día y agarra a los chicos del cuello"
Sus antecedentes escolares tenían como dato que al primer año del jardín de infantes concurrió sólo por tres meses, hubo que r etirarlo a raíz del nacimiento prematuro de la hermana menor, dado que la madre " no podía con esas dos situaciones" ya que el período de adaptación se había extendido más de lo normal. Esta resistencia siguió en su segundo año de jardín aunque nunca llegó a los niveles actuales. Debemos aclarar que en el nivel académico su desempeño es excelente así como su conducta.
Según el relato que él le hizo a sus padres en una ocasión la maestra "le pegó una cachetada tan fuerte que lo hizo caer del banco" Los padres ya estaban muy disconformes con la escuela y ese relato termino de decidirlos a cambiarlo a otra. Esperaban siempre del cambio de escuela una solución a los problemas de S.
Actualmente, la maestra observa que, además de estar muy distraído, ha aparecido una regresión en las letras y en los números: .Los hace al revés, y se olvida de todo lo que tiene que llevar.
En su casa, los padres lo describen como un chico muy nervioso y muy ansioso. "No está tranquilo para crecer" dice la mamá. "Anda en auto y va en bicicleta como loco en su casa" Le gusta el movimiento en la casa, pero afuera es muy inhibido. Esta diferencia entre el movimiento adentro, donde todo está permitido, y afuera, donde nada está permitido, es un rasgo patognomónico de este estilo próximo a la neurosis fóbica, donde el espacio va a estar dividido según esté presente o no el agente de la castración.
Por ello mismo no invita amigos o compañeros a su casa, prefiere estar con un grupito de primos, conservando así una división entre un espacio familiar ,protector y un espacio ajeno, no familiar donde aparece el peligro del semejante que se le hace extraño. Con los extraños reaparece la condición de límite a su deseo de ser el dueño de todo el espacio - equiparado al espacio del cuerpo materno- y eso lo aterroriza ,pues no ha atravesado esa experiencia psíquica que implica la renuncia a ser el dueño del espacio interno del cuerpo de la madre.
En la escuela lo quieren mucho porque es muy bueno y muy tímido. Es un chico "super -obediente" dice la maestra: se le da la orden y la cumple al pie de la letra" (se ve allí la fuerza de la formación reactiva). Incluso pide a menudo que le corten el pelo, anticipándose a cualquier observación que le puedan hacer. Horrorizado por la amenaza de la castración, el pelo más largo le significaba mostrar sus propias erecciones y es por eso que necesitaba disimular cualquier sustituto metafórico de la pulsión genital de modo que no quede de ella ningún indicio.
En su casa, cuando viene alguien de afuera, incluso sus tíos se inhibe y se retrae." Pero, cuando no hay ningún extraño" dice la madre. "Hay muchas agresiones en casa; todo el día enloquece, pelea por cualquier cosa, cuando mira televisión, cuando come, cuando se tiene que ir a bañar. Es agresivo con todos, pero peor cuando llega el papá, con él es más agresivo que con ninguno"
Traen como dato que los preocupa algo que le contó un amigo de S que concurre a la misma escuela, y de la cual se resiste a hablar. Ese amigo contó que en días anteriores, tuvo que defenderlo de dos compañeritos que lo tenían acorralado en el recreo; S. estaba contra la pared con los ojos bajos y no hacía nada.
Hora de Juego diagnóstica
Mi intención es describir el estilo con el cual se presenta a nosotros un niño fóbico, en ocasión de una hora de juego diagnóstica.
Al abrir la puerta del consultorio la analista se presentó y la madre dijo: "Este es S", él la miró sin hablar, haciendo una especie de saludo con los ojos. Al ser invitado a pasar, siguió a la analista en silencio. Entraron y se sentaron frente a la mesa donde estaban dispuestos los juguetes. No tocó ninguno de ellos. Se quedó callado, tomándose las manos y frotándolas permanentemente.
De vez en cuando, la analista le hacía alguna observación o alguna pregunta, del tipo de si estaba asustado porque no la conocía, o si no se le ocurría qué hacer. El no respondía; seguía retorciéndose en la silla y frotándose las manos. Miraba poco a la terapeuta que sin embargo se sentía muy pendiente de la conducta del niño, muy ansiosa, preguntándose qué pasaría, si él podría movilizarse? si podría tocar algún juguete? etc.
Fue pasando la hora, y al ver que el niño no variaba su conducta, la terapeuta le pidió que hiciera unos dibujos (los clásicos dibujos de una persona, un árbol, una casa, su familia) Una vez terminados, la analista le preguntó directamente si además del miedo al colegio había otra cosa que lo asustara. El contestó que había tenido dos sueños feos, en uno había dos brujas que lo metían en agua caliente para matarlo, en el otro, una víbora lo picaba y lo mataba. Al preguntarle si le pasaba algo después, él dijo: "No, me moría"; y así acababa el sueño. Hacía dos semanas los padres lo encontraron golpeando la cabeza contra el placar y gritando que "Lo comían los leones y lo picaban las víboras"
S. había dado muestras de una preocupación obsesiva por la muerte lo que implicaba una cierta tendencia a obsesionalizar la fobia: Tenía hacia la muerte una reacción rara, distante y fría. Hacía dos meses murió un niño amigo de la familia en un accidente. Una semana después, al ver un perro muerto en la calle, S. dijo: "Me da más lástima cuando muere un perro que una persona". Tampoco pareció asustado a raíz de un accidente que tuvo un primo suyo dos semanas antes de la entrevista, que era por otra parte su "primo ídolo". Cuando lo llevaban desmayado S. preguntó: " Ahora va estar bien?" " Ahora se murió?"
La muerte parecía para S. una forma de acceder al "Da", de desaparecer y conseguir así establecer un corte con el cuerpo y el deseo materno en el cual se sentía confinado.
Mencionaré ahora un rasgo de la entrevista familiar que completó la hora de juego diagnóstica. La expectativa de la analista era que la presencia de los padres lo tranquilizaría y que el niño podría jugar o hablar de alguna cosa que le interesara. Sucedió exactamente lo contrario; estuvo más callado todavía que la sesión anterior, lo único que hizo fue retorcer los botones de su delantal que había traído porque vino ala sesión después del colegio y terminó la hora arrancándoselos todos, uno por uno.
Su único movimiento fuera de la silla y del retorcer los botones consistió en meterse debajo de la mesa del consultorio para buscar algún botón que se le había caído. Los padres hablaban, le preguntaban cosas: "Si" y "No" contestaba, pero no llegó a decir ninguna oración completa. A medida que la hora pasaba, el clima de ansiedad crecía en la sesión, tanto en el niño como en la analista, pero ellos terminaron por hablar como si S. no estuviese presente. El conseguía desaparecer y que llegaran a hablar de él en tercera persona. Como todo buen fóbico terminaba quedándose afuera.
Análisis estilístico de estos materiales:
Este estilo lleva como sello la presencia simultanea de inhibición y ansiedad. Otra característica que salta inmediatamente a la vista es la dramaticidad de la percepción y de su propia conducta. En el relato que hace S. de la acción de la maestra describe un cuadro espectacular: una maestra que grita todo el día y agarra a los chicos por el cuello. Un personaje femenino desaforado y castrador. A la exageración anuda la fabricación de mentiras que es una característica de los pacientes histéricos que resbalan hacia la fabulación. Completa ese cuadro la descripción de la maestra del jardín que le pegó una cachetada y lo hizo caer del banco. Sin duda , es una descripción que contiene un alto grado de fantasía, lo que es común a la histeria- a la cual Freud dejo de creer en un momento de su experiencia clínica- pero simultáneamente alude a la vivencia de su propio esquema corporal que tiene el niño que padece una neurosis fóbica.
Estos niños parecen no sentir que hay una ley de la gravedad que los ata al suelo. Son frágiles y prácticamente cualquier cosa los hace volar. Uno de nuestros pacientes, cada vez que estornudaba salía despedido hacia atrás y se caía, como si hubiese disparado un proyectil y sufriera el impacto de la reacción.
Los trastornos del movimiento en el espacio y la manera especial que estos niños viven su esquema corporal están muy ligados a las características de la personalidad materna y paterna que suelen devolver la ansiedad del niño con un incremento producto de sus propios temores. A lo largo de todo su relato, la madre de S. permanentemente está diciendo que dentro del niño ocurre algo peligroso y bastante malo, pero que es un peligro difícil de localizar.
La restricción fóbica, por otra parte, incrementa la irritabilidad del carácter. Son niños que se irritan a causa de la misma pasividad a la que se ven reducidos por la inhibición, viven el espacio externo como un gran espacio claustrofóbico y despliegan una actividad peleadora y ansiosa dentro de la casa donde dan rienda suelta a su continua frustración. La restricción fóbica termina conduciendo a la depresión de modo que los niños, como S. llegan a la consulta irritados y deprimidos.
Es muy común que se los describa como "traviesos, irritables y sometidos afuera y tranquilos, sometidos y tímidos afuera" .El nivel de simbolización es alto y son como radares que se conectan con todas las pequeñas turbulencias del ambiente. Lo central del estilo del carácter en esta organización neurótica es el miedo a la agresión que siguiendo la teoría de las fijaciones de Freud remite a la presencia constante de la amenaza de la castración de la cual se defienden con la inhibición.. Cuando estos niños son invadidos por la ansiedad (ataque de pánico) se lleva a cabo una desorganización de loas niveles superiores de integración. Esto explica la confusión de letras y números que apareció en el segundo grado de S. cuando la fobia la escuela- de allí la desintegración de sus contenidos (letras y números)- llegó a su ápice. En un ataque de pánico el sujeto tiene la sensación de estar padeciendo una desintegración de su personalidad y lo mismo experimenta el que lo observa, pero se trata de desorganizaciones que pasan con mucha rapidez y se reorganizan con facilidad, a diferencia de una verdadera regresión psicótica. Una salida patológica de estos ataques de pánico es la organización de una fobia que es lo que le estaba ocurriendo a S.
Si bien no mostraremos los dibujos, señalaremos que en el dibujo de la casa que se le pidió realizar, la puerta está ubicada en la pared del costado y no en su lugar habitual, la pared que da al frente. Corresponde en el código pictórico, a lo que en el sintagma verbal sería la actitud de "no dar la cara" o "no ir de frente" Como criterio diferencial respecto a un niño autista o esquizoide, estos últimos dibujarían la casa sin puertas. S., como es común en la neurosis fóbica necesita y admite el mundo externo, pero cuando debe conectarse con él, nunca lo hace de frente.
Este rasgo de carácter, en niños y adolescentes, despierta en sus compañeros de escuela un sentimiento de rabia, que los hace objeto de comentarios denigratorios, siendo los más ofensivos: "Sos un maricón, sos un cagón, sos un cobarde" según se enfatice una pauta homosexual, anal o fálica. Siempre está presente en sus relatos el tema de las "piñas" o los "sopapos" y de la agresión deseada y temida.
En el dibujo de la familia, a la cual dibujo todos en una fila en la parte superior de la hoja como si estuviesen suspendidos en el aire, lo central es la angustia ante la diferencia de sexos que se evidencia en un notorio sombreado en la zona genital de los varones y en una borradura en la zona genital en la figura del padre. La figura de la madre ha sido borroneada y vuelta a dibujar; las piernas exageradamente abiertas de ella condensan la castración y el embarazo que le resultó tan traumático porque allí fue donde sintió que la madre no le pertenecía. El embarazo de la madre rompió el vínculo simbiótico que tenía con ella y que el padre no podía romper. El padre, que parece un chico más grande, es visto por S. como padeciendo también de fobias lo cual es muy habitual en esa neurosis. La gran distancia entre todas las figuras de la familia denotan la fobia al contacto, que también se manifestó en la hora de juego y en la entrevista familiar. En los ojos de las figuras femeninas aparece la nota paranoide que acompaña la fobia y que también va a estar presentes en las pe sadillas que él experimenta.
En el dibujo de la familia kinética - cada uno de los miembros en una actividad,- dibujo una mesa con tres cubiertos servidos y cuatro sillas, de las cuales dejó tres vacías y , una, la que enfrentaba el televisor, estaba ocupada por la figura del centro. Dibujó le televisor y el auto que se veía dentro de él. Al preguntarle quién era esa persona del centro dijo : Un señor mirando la televisión, la analista insistió: Es el papá? Y él dijo "Ese es el Papá" al preguntarle Come sólo? Inmediatamente el niño comenzó a agregar otras dos figuras en el dibujo y dijo "Este es el hijo y esta es la hija" El hijo cercano al padre y la hija más alejada. Se nota en el dibujo una gran falta de perspectiva, los cuerpos de las personas aparecen metidos en las sillas, que semejan andadores, es como si para moverse necesitaran apoyarse en otros y también hace su figuración la angustia comprimida en el cuerpo, ya que aparecen como si tuviesen los brazos y piernas atados.
Tan revelador de la estructura de la neurosis como lo son los dibujos, también lo son las pesadillas. Estos niños tiene una poderosa y activa vida onírica ,pero de carácter tenebroso y siniestro lo que muestra el fracaso del sueño para controlar la angustia traumática que siempre lo supera. Pueden recordarlas y hasta les gusta contarlas con abundancia de detalles. Asustan a los padres con sus propios sueños, como cuando S. les contaba a sus padres que se lo comían los leones. Una buena sublimación para un fóbico será escribir novelas de suspenso o películas como lo hizo Alfred Hitchcock.
El primer sueño, del cual hicimos el relato anteriormente, en el cual dos brujas lo metían en agua caliente para matarlo es paradigmático de una organización centrada en la angustia creada por lo deseos fálicos incestuosos. Debemos allí usar una inversión en la interpretación: es él S. el que arroja agua-pis caliente sobre la madre y la hermana (con su síntoma enurético) con las que está en intensa excitación, ya que la orina condensa la significación simultanea de agua y fuego, se une la calentura con el impulso hostil de destruir al objeto con la fuerza quemante de la propia pulsión. Retaliativamente las dos mujeres, ahora brujas lo calientan a èl y lo matan consumando el castigo con las mismas armas con las que se produjo el ataque sexual. La escena del sueño muestra la tortura que significa el conflicto edípico positivo para estos niños. Las mujeres de su familia, su madre y su hermana, al erotizarlo, lo precipitan a una situación de calentura que para él es extraordinariamente riesgosa porque pone cerca de la realización la amenaza de castración. Por su ligazón con la pulsión agresiva y por su condición de castradas promueve una confección onírica de índole agresiva: las mujeres se vuelven feas, brujas : fantasmas, brujas ,ogros, monstruos, animales extraños son `producciones personales cuya base está en los relatos de terror dados por el ambiente y que en ellos adquiere una vivencia casi alucinatoria de seres reales. La vista casual de una deformidad física puede dejarlos abatatados de miedo por días enteros. La mutilación es signo de que la castración es posible.
En el segundo sueño llama la atención la similitud que éste tiene con el mito del paraíso perdido: la picadura de la víbora representa indudablemente la tentación y la muerte, el haber caído en al tentación. Es raro que él no le de importancia a la muerte, es casi como un estado deseado, como un volverse invisible, como un vacío que lo alivia. (Hay en S. un peligro de desinvestimiento como salida de las ansiedades fóbicas) Simultáneamente, en ese sueño y sus miedos a las víboras, está el castigo por su deseo de robar el gran pene del padre y la fobia finalmente lo deja reducido a un lugar femenino con lo cual elude la amenaza de castración. Detrás de su angustia está el deseo de tener ese pene grandioso robándolo. Tenerlo ya, sin resignarse a la espera de que le llegue. Muerte entonces es también un significante de la entrega pasiva al padre mostrada a través desmayo y el desvanecimiento. El lugar del muerto muestra el lugar de S. como ya no teniendo ningún deseo, librándose de aquello que él sabe que lo hace morir de angustia.
Entrevista familiar
Señalaremos algunas características salientes de la personalidad de los padres porque son comunes a este tipo de pacientes. Si bien su intención era ayudarlo a hablar, el tipo de intervención de ambos solo tuvo como efecto suscitar cada vez más ansiedad e irritación en S. que a lo largo de la sesión terminó rompiendo su delantal y resoplando, pero no habló. La voz cantante en ésta, como en otras entrevistas, la llevó la madre, que tenía, como ya lo señalamos, actitudes muy ansiosas que devolvían incrementada la ansiedad del niño. Se mostraba asimismo demasiado ambiciosa en cuanto al rendimiento de S. que debía igualar a su brillante hermana. La actitud del padre era la de quien habla forzadamente si su mujer lo incita a ello. Tenía en el día de la entrevista un malestar al que atribuyó su escasa participación, lo cual mostraba una incidencia de la angustia en el cuerpo que lo paralizaba. Toda su actitud era de tipo evitativo, como de "borrarse" cuando se le pedía una opinión o un acercamiento activo. Esta estructura paterna para un varón tiene la propiedad de incrementar la angustia de castración que su propio padre no supo como resolver. Es una cadena que quizás solo el análisis puede cortar.
Algunos comentarios finales
En "Semiótica y Psicoanálisis de niños" hemos hecho algunas puntualizaciones diagnósticas que me parece importante reproducir en este escrito por su pertinencia y el enriquecimiento que puede brindar del padecimiento que agobia a estos niños. Estas puntualizaciones arrojan una cierta diferencia con un afirmación hecha por Perrier y Conte en su trabajo "las neurosis fóbicas". Perrier y Conte afirman que "el síntoma fóbico se organiza en el adulto en torno a un cierto número de cuadros clínicos , que ilustran lo que Freud ha descripto como "fobia de situación" que se distingue de las "fobias de objeto" más particularmente fobia a animales, grandes y pequeños, que constituyen lo esencial de los momentos de la organización fóbica de un niño. Según nuestras observaciones, las "fobias de objeto" suelen incluirse tanto en el repertorio de los miedos evolutivos normales como en las fobias, pero en la organización infantil típicamente fóbica las "fobias de situación" son patognomónicas. Estos niños experimentan los siguientes temores, de los que no pueden dar un relato verbal: 1:Temor a ser absorbidos por el espacio y explotar en él.: Hay en esta vivencia ;a) un componente anal = lo explosivo , q ue corresponde a fantasías animísticas del espacio como proyección de sensaciones abdominales e intestinales; el espacio en sí mismo es vivido como un flato gigantesco que engloba al self ; y b) un componente de equilibrio, que está en relación al momento en el cual el niño aprende a pararse y caminar. Para que la bipedestación se integre, el cuerpo debe inscribirse como una masa apoyada (contacto) y pesada, inscripciones donde participan sensaciones propias en conjunción con las sensaciones de confianza que transmite el soporte humano que lo ayuda a emprender la marcha. El cuerpo, en el pararse y en el andar se va inscribiendo y percibiendo desde la planta de los pies, desde allí se va construyendo toda una inscripción que dota al caminante de un sentimiento de seguridad en su desplazamiento en el espacio exterior. Llamamos la atención sobre la coincidencia del comienzo de la bipedestación con la aparición de las primeras fobias. En sus primeras tentativas, cuando el chico se desprende de los brazos de la madre, se comporta en sus movimientos como un atáxico, camina a la manera de Frankestein, moviendo dos o tres articulaciones. Aunque produzca un efecto cómico en un adulto estas vivencias son para él dolorosas y por momentos de verdadero terror: acompaña al alejarse de la madre la inseguridad de un cuerpo aun no integrado neuromuscularmente. En ese momento, el arriba es probablemente vivenciado como algo que chupa, vivencia muy presente en las ansiedades agorafóbicas, al igual que el pánico a la lejanía. Esta situación se supera normalmente por el proceso de inscripción del cuerpo como masa pesada, ya que con anterioridad es diferente la percepción de la gravitación ya que es probable que las sensaciones de gravitación sean semejantes, antes de caminar, a las que se experimentan en un medio líquido.
En los niños fóbicos se detecta regularmente un tipo particular de escisión y apartamiento de las sensaciones que provienen de los receptores kinestésicos , acaecidos en el momento en el que adquieren la bipedestación y que dificulta la inscripción del cuerpo como masa pesada con las consiguientes perturbaciones de la imagen inconciente del cuerpo que les hace sentir elevarse y perder apoyo, lo cual es una experiencia común en el vértigo que es una fobia al espacio que les parece que chupa hacia abajo. Se trata de una imposibilidad de afirmarse con todo lo que esto implica. Este mecanismo también participa en la torpeza en la organización del movimiento corporal. Se mueven como Mr. Bean o el Inspector Clouzot con la punta de los pies.
Otra fobia de situación se percibe en el temor al contacto físico en los juegos y en los deportes: Participan en esta fobia tres elementos : a)El miedo a destruir , por la fantasía omnipotente sobre el alcance de su agresión que desata una fuerza inhibitoria del movimiento b) falta de coordinación en los movimientos por la torpe inscripción de la masa pesada del cuerpo, literalmente, sus piernas se le vuelan c) el miedo al papelón por el mal desempeño ya que la vergüenza es la experiencia traumática más temida. De esas tres condiciones se crea esa conducta típica de los fóbicos de "no meter el cuerpo".
Otra fobia de situación que se da en estos niños es el temor a las caídas en público, hay un miedo a la desorganización del impacto estético y la irrupción de lo anal reprimido como lo antiestético, el miedo es el "caerse como un salame" "como un tonto". El matiz catastrófico de la vergüenza lo emparenta con la vivencia de fin de mundo que se experimenta en el ataque de pánico que siempre incluye el miedo a caerse, a desvanecerse y perder el control esfinteriano.
Otra fobia que se presenta en estos niños es el temor al desfondamiento: se teme no poder contener una masa pesada, las heces, dentro de los límites corporales. A veces estos niños muestran los glúteos pero no por un afán exhibicionista ni homosexual sino como un modo de tomar contacto, a través del que mira, con la parte trasera de su cuerpo para así superar el temor de no contener dentro de si el interior del cuerpo.
Resumen y conclusiones
Ya Freud había señalado la incidencia de la histeria de angustia en la vida infantil."(Freud 1909) (pag.95) "Las histerias de angustia son las que aparecen más temprano en al vida : son, directamente , las neurosis de la época infantil. Por ejemplo, si una madre refiere que su hijo es muy "nervioso" en nueve sobre diez casos se puede dar por sentado que el niño tiene alguna clase de angustia o muchos fenómenos angustiosos al mismo tiempo "
Estilísticamente, estos niños son los que menos espacio del consultorio usan, se quedan fijos en un lugar, apenas se mueven y temen aun despegar sus brazos muy lejos de su cuerpo. No se atreven a mirar a su alrededor, siendo una gran conquista terapéutica cuando sueltan su mirada y observan el entorno. Si el consultorio toma la significación de refugio, el paciente se siente cómodo y se instala en una situación regresiva, el analista corre el riesgo de cree que los miedos han desaparecido, cuando en realidad sólo han sido colocados en el exterior del espacio del consultorio. Cuando se sienten amenazados, estos pacientes viven el tiempo como detenido y experimentan en la sesión ansiedades claustrofóbicas que se detectan por las interminables preguntas que le formulan al analista sobre la hora. Son los niños que llegan tarde, demorándose para salir de su casa, tomar el colectivo, comprar algo antes de entrar a sesión, etc.
Estos niños presentan un alto grado de conexión aunque por sus miedos dan la impresión de estar socialmente desconectados. Es un dilema para ellos que, aunque tengan una muy buena identificación sexual, no pueden abandonar la actitud pasiva en cualquiera de los dos sexos, lo cual los aleja de ese ansiado contacto con el otro sexo tan necesario en el desarrollo de la sexualidad infantil que no se reduce a la masturbación ya que los juegos sexuales infantiles son parte muy importante de ella y los prepara a la sexualidad de la vida adolescente. Su rendimiento baja dramáticamente cuando son invadidos por la angustia, no organizan bien las frases al hablar o se hace muy telegráfico, sus dibujos son sorprendentemente pobres y feos y faltos de perspectiva. Se podría decir que hay tanta inhibición como síntoma. Existen trastornos importantes del dormir que se caracterizan por la abundancia de sueños tenebrosos y siniestros, la fantasía está exacerbada e invade al realidad y hace fracasar el sueño. .Este niño es un receptor de todos los miedos del ambiente y con sus miedos termina asustando a los demás creando un círculo vicioso. Si se encuentran con un adulto tranquilo toda la situación mejora y se estabiliza.
En el proceso de curación estos niños se van desembarazando del papel de mirones de estar con "la ñata frente al vidrio", se meten en el espacio exterior y desarrollan una conducta de auto afirmación usando la agresión en defensa propia, en esas situaciones donde antes se desarrollaba la huída. Todos estos signos indican que se está alejando progresivamente de la neurosis fóbica que permanecerá estructuralmente latente como una potencialidad que puede reinstalarse si las condiciones externas se tornan desfavorables.
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