“Detrás del nombre hay lo que no se nombra.”
Jorge Luis Borges
Como psicóloga de niños e integrante de un equipo interdisciplinario, presencié e intervine, en muchas discusiones, jornadas, seminarios, ateneos, congresos…en los que se exponían las distintas posturas teóricas sobre lesión cerebral mínima, disfunción cerebral mínima, hiperkinesia, déficit atencional, nombres que fueron variando a través del tiempo y los contextos .
Recuerdo haber visto salir de su consultorio a un neurólogo con un informe escolar en la mano, allá por el 73, lanzando improperios ante la audacia de un equipo que enviaba tal diagnóstico y solicitando EEG, frente a ciertos rasgos detectados en el Bender. Era el apogeo de este test, y las corrientes terapéuticas se dividían entre los defensores a ultranza del diagnóstico y los freudianos, lacanianos, kleinianos,…que pensábamos que otros abordajes eran posibles.
Dentro de estos últimos Luzuriaga ponía el acento, no en una carencia sino “en la presencia de una fuerza constante, organizada, contra sí mismo.”Sintetizando ya hacia alusión a la función materna, como esencial para la estructuración de la formación del pensamiento y para la conformación psíquica. Si bien incorporaba en una segunda instancia al padre, recalcaba más la primitiva díada madre- hijo.
Otros estudios me enriquecieron para continuar profundizando esta línea de abordaje, en la que se involucraba con tanto peso el compromiso de la función materna como paterna.
Realicé varias investigaciones y trabajos que intentaban rescatar esta construcción subjetiva, la historia familiar, los factores sociales,….ante la andanada demandante de padres, escuelas medios y artículos por Internet y periodísticos.
Recibí prepuberes tratados por años como disatencionales, que realmente presentaban serias fallas en su estructuración psíquica.
Ahora ya un poco afuera de las arduas discusiones, y sin idea de polemizar con los que ponen el peso en los neurotransmisores, voy a tratar de compartir con ustedes, algunas de las inquietudes que me hicieron interrogante, sobre este controvertido tema y que me siguen convocando a seguir pensando.El vocablo atender hace referencia al cuidado, al considerar al otro, a la atención imprescindible, a la díada madre-hijo, piedra fundamental en los primeros momentos de vida para ir construyendo el psiquismo infantil y el pensamiento.
Una de mis compañeras, la psicoanalista Lic Mónica Armanini en uno de los tantos trabajados realizados había involucrado las iniciales del síndrome, reformulándolo como SDA, S de sujeto, D de demanda A de otro (Autre).
¿Por qué realizo estos comentarios? Porque no puedo esquivar que frente a cada paciente tenía que elaborar hipótesis, verificarlas, dudar de ellas y volver a pensar, para no quedar atrapada en una idea cristalizada y por lo tanto muerta.
He ahí los desafíos de una práctica, las controversias y los enigmas que se encierran tras las descripciones de los síntomas de este síndrome, considero que cada uno y en cada niño, dan cuenta de fallas en distintos momentos del arduo devenir en la construcción de su subjetividad.Convertirse verdaderamente en humano, es asumir la propia subjetividad, supone separarse de las demandas del progenitor, introducir un margen en las relaciones significantes de la madre.
El sujeto se constituye como tal en el seno de la situación edípica, porque si el superyo y el carácter se forman como consecuencia de lo que pasa en ella, esta situación aparece entonces como condición estructurante del sujeto.
La función materna debe suministrar satisfacción pero también frustración al hijo, una separación de a ratos, para que la necesidad no adquiera un carácter desbordante, doloroso. Un tipo de estimulación de la cual el hijo pueda sustraerse, dando lugar a la representación.En la relación del niño y la familia no hay una acción unidireccional, sino recíproca, es decir hay un aparato psíquico en formación, como algo constitucional, y una serie de funciones ejercidas desde la familia que pueden dejar marcas en ese aparato psíquico.
Intentaré a través de viñetas describir, acotando las líneas de análisis desde las cuales se podría abordar cada caso, algunos aspectos que resignifican a los síntomas del síndrome.
G. llega a consulta derivado por el jardín al cual concurre, la psicopedagoga en su informe consideraba un déficit de atención e hiperkinesia.Lo describen como hiperactivo, siempre errático, interrumpiendo relatos con preguntas insólitas, En la primer entrevista la madre, relata que G. es adoptado legalmente, cuando el juez le avisó que pasara a retirarlo por el Hospital de niños en el que se encontraba, lo ve “de cara a la pared” “cuando lo levanté noté que realmente no miraba nada,”se angustia, llora, “pensé ¿cuanto tiempo había estado así?”.Al regreso y después de unos días G. empezó a buscar su mirada, a encontrarse con ella.
G. recuperó la relación idílica, altamente erótica entre ambos, ese juego ínter subjetivo imprescindible, se restableció la función materna.
Más tarde el padre realizó el intento de ejercer su función para romper esa relación erótica pero angustiante.
De acuerdo al relato funcionó hasta el preescolar ¿Qué pasó entonces?Una intervención quirúrgica de la madre, seguida de quimio, en la edad en que G. se iniciaba con todas las preguntas y la curiosidad sexual infantil, irrumpió y produjo efectos.
El padre dice: “No podía con él y sus preguntas. No coincidimos en nada, a él le gustan los jueguitos, dibujar, me reclamaba y yo no podía entenderlo.”
La angustia de separación se reavivó, G. no podía perder de vista nada, ni hacerse perder de vista por el sujeto que tenía que sostenerlo ante la ausencia real de la madre.
Las preguntas “insólitas,” recurrentes, siempre se enlazaban con el origen de las cosas, con desapariciones, por ejemplo en el triángulo de las Bermudas, o con la curiosidad de lo que él consideraba misterios, en realidad eran lógicas a través de su cadena de significados.
Si bien los padres se preocupaban por él y la mamá ejerció una adopción de contención, al ir avanzando las entrevistas noté que el que no había podido sostenerlo, al no identificarse con él, era el padre.
No podía verse reflejado en este niño, aparece de nuevo esa incógnita de la mirada, de pasar de una materna a otra paterna, un proceso inconcluso.
En los primeros momentos hubo una madre que se ofreció y con esfuerzo él se vio reflejado, pudo verse, pero al demandar la otra mirada, la paterna, esta no aparecía, sí actuaba como represión pero no como identificación.
G .buscaba ser reconocido, se le devolvía “no te conozco”.
G. dependía del padre para su filiación, en la trilogía familiar, el padre imaginario no se reconoció en él como padre, este anudamiento necesita darse más allá de lo biológicamente heredado;”la herencia biológica no garantiza este espejo escénico.”
¿Quién desatendía a quién?A. tiene 5 años, los padres se separaron poco tiempo antes de la consulta, vive con su madre y ve a su papá los domingos.
La derivan el jardín y la pediatra: por no quedarse quieta, hablar constantemente, no aceptar pautas ni órdenes, desafiar, burlar, interrumpir constantemente.
La pediatra solicitó consulta a neurología, la llevó, descartaron problemas, pero ante la insistencia de la médica, volvió a concurrir con igual resultado.
A sugerencia de su terapeuta realiza la consulta a psicología.El nacimiento de A. coincide con la muerte del tío materno, hecho traumático por el que inicia tratamiento por depresión. Dice “Esta nena fue malcriada, se convirtió en el centro, todo giraba alrededor de ella. No quiero hacerla llorar.”
“Duerme conmigo desde que me separé.”(Tiene armado su dormitorio pero no lo usa). “Me controla las llamadas, se mete en las conversaciones con mis amigas.”
El padre tiene 2 hijos mayores de su primer matrimonio, (20 y 21 años) relata “V es brava, caprichosa, consentida.Es una turra, explota toda situación en su beneficio.”
Él al separarse regresó a vivir con su madre, sólo comparte con V. unas horas los domingos, la lleva de compras. El resto del tiempo la deja con sus hermanos mayores o con su abuela paterna.
No se queda a dormir, ni preparó un lugar para ella. Si tienen su cuarto cada uno de los hermanos mayores.
A. pasa de un lugar a otro, de una escena a otra, sin detenerse en nada, de ser todo para una madre deprimida a la que tiene que alegrar e intervenir constantemente para que no sufría una ausencia, a no tener lugar para un padre-hijo que no cumplía su función. Quedaba ubicada como objeto, despojada de la intimidad creativa propia de su mundo infantil.A. parecía una preadolescente en un cuerpo de niña de 5, ojos con sombra, labios con brillo, pulseras, una onda modelo como ella decía. No jugaba, hablaba sin pausas, sobre como hacía para que todos, cumplieran sus caprichos. Era un discurso vacío. De pronto su voz se aniñaba y actuaba como un bebé, o era la súper seductora. Criticaba a todas sus compañeras del jardín, a las señoritas, por ser todos aburridos y“bolu…”en las propuestas de juegos o porque no aceptaban lo que ella decía.
Cuando pude interrumpir le dije que no entendía como alguien tan producido y súper, (usé sus palabras), durmiera con la mamá, no le gustaran los juegos de sus compañeras o no se aburriera de dar vueltas en el shopping. (No iba tampoco a los juegos.)
Acotando su parloteo y no sin esfuerzo pudo reconocer la angustia y culpa que le generó la separación, el estar solo un rato con el padre, tenía miedo a que la dejaran, a no ser querida. Su conducta inquieta, desafiante, era su defensa para no sucumbir.
Si algo aprendí en este trayecto profesional, es amar que me sorprendan. Soportar mi no saber e intentar un abordaje que los habilite a ir construyendo sus significaciones
Acompañar a desplegar sus escenas, “su versión sobre su padecimiento.”Bibliografía
André Jacques Los estados fronterizos Ed Nueva Visión
Assoun Paul-Laurent La mirada y la voz Ed Nueva Visión
Cardoso-Lamorgia Hechizos del tiempo Ed Letra Viva
Equipo Interdisciplinario CIDENyT ¿Está todo dicho sobre el síndrome disatencional?
Ed II Jornadas de la Red 1999
Freud “El sentido de los síntomas.”“La angustia”. “La Transferencia”. Vías de formación de síntomas.”
Levin Esteban. “La función del hijo” Ed Nueva Visión
Pernicone Ariel Función paterna, Investigación sobre Hans- Graf, Revista Fort-da