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Número 11 - Agosto 2014
Una cosa llamada Carta
Luis Carlos Restrepo

El texto de Edgar Allan Poe, nos da una referencia, de cómo la literatura, en este caso, el cuento como una narración corta, y el preámbulo de la novela, nos define como la poesía, lo que es la obra de arte como producción, partiendo del concepto de lo vació en Hiedegger. Es  aquello que posibilita que el arte, se configure como espacio donde se pueden hallar las relaciones con las cosas. Una forma de estar, la cosa. Y este estar con la cosa, hace que el arte como una producción, diga algo en relación a una verdad que concierne al sujeto. Pero a un sujeto, efecto de significación, sostenido en el lenguaje (1).

Es por ello que el relato, nos lleva a la relación de lo que el lenguaje nos abre en relación a lo oculto. Y en este caso, es el advenimiento de un mensaje, que en el transcurso mismo del cuento tiene que ver con eso, que se produce en un vacío. Cada uno de esos encuentros que están marcados por un  significante, en el relato, aparece un elemento que es heterogéneo, de la cuál, cada uno de los personajes que intervienen, están interrogados.
En este vacío (2), no es carencia, sino el advenimiento de una falta, que se representa por un objeto, que es la carta. De la cual sabemos algo. Pero no todo lo que ella encierra.
Los personajes que intervienen en el relato están marcados por unos roles que cada uno de ellos cumple. Y no es algo gratuito, todo obedece a una lógica del significante, como lo define el señor Lacan en su texto, cuando analiza, el relato, hay una serie de escenas, personajes, espacios donde el significante interviene, para representar al sujeto para otro significante.
De hecho el mismo texto de Lacan, no solo nos muestra el efecto que tiene el lenguaje, la repetición, que en ello tiene que ver. Porque la carta circula, como significante de una falta, y en cada uno de los personajes que interviene se repite, algo, ese algo es un resto no representado en el significante. Aquí los seres humanos no son cosas, sino significantes. La carta repite e insiste en cada uno de ellos, un resto, que posteriormente en la enseñanza psicoanalítica, es causa del deseo, nos referimos al objeto ´´a ´´.

La cosidad- su causa esta  más allá de las posibilidades de la representación de objeto- de lo que se pone en frente, la carta su hechura o fabricación no contiene la razón o causa, su cosidad. Solo es en la medida en que el sujeto cuando se le presenta como objeto podemos decir que lo determina y pone a actuar y eso es lo que en el cuento nos lo pone como un juego.
La carta esta vacía tanto el sobre, como el papel, pero en ella recibe y retiene algo, lo que se dice, lo que esta escrito y no escrito, hay un resto no dicho, algo se le escapa al sujeto, el objeto se pone en frente para ser descubierto. Y la carta tiene ese objetivo o la razón de ser, develar el contenido de ella. Descubrir lo que se esconde. Al igual que el fort-da. La carta esta en relación al sujeto por el efecto de significación.
Escanciar –colige. La razón de la cosa es su vacío para un fin.
El vino de la jarra es la celebración de los mortales con los inmortales, es la participación de lo finito con lo infinito.
Antigona es la cosa. Lo real certeza.

¨ La carta robada ´´ de Edgar Allan Poe, se constituye como la parte central de dicho texto, porque alrededor  de ella se mueven todos los personajes.
La carta como cosa en términos lacanianos, es algo que esta velado. Qué es lo velado? Su esencia, es lo que se oculta, lo no dicho, lo no escrito en aquella carta. Y es precisamente que en el desarrollo del cuento se trata de dilucidar  por parte del autor. Esta situación que aprovecha Lacan para definir la teoría del significante, en relación que un significante es lo que representa para un significante. La carta oculta algo, que es lo ocultado? La esencia misma que ella arrastra, lo no dicho, lo oculto, lo enigmático en relación a la reina, a su imagen, a la posición femenina, lo que se dice de ella y lo que se oculta de ella misma.
Si metaforizamos de que la carta es la cosa en la concepción psicoanalítica , la definimos la cosa vacía como lo velado. La cosa en términos que Lacan retoma de Heidegger del texto ´´La Cosa en si´´.
La cosa tiene la cualidad de lo vacío, porque en el interior de ella se deposita o se retiene algo, pero contrariamente de lo depositado en su interior, algo se revierte hacia fuera.
Para ello Lacan retoma a la cosa, en relación al arte, en ella afirma algo y deja algo no plasmado en dicha obra.
La jarra es jarra no por lo material, por lo que esta construido, sino de alguna manera producido por el artista, ya que cumple una función, más que una utilidad, por lo que se sirve el sujeto de ella.
´´Si la carta robada ´´  tiene algo de la cosa vacía, participa de su cosidad, esta en relación a la jarra. En ella algo retiene adentro, algo se dice, y algo no se da dentro, queda excluida de la misma.
La carta como cosa no se confunde con lo material o lo producido por alguien. No es por el tipo de letra o papel de que esta hecha, es por una causa o espíritu que la infunde como tal. La carta es continente y contenido, tiene un mensaje a decir, descifrar en relación a la reina y lo que ello implica en los demás personajes.

La cosidad de la cosa, como esencia, y a la vez lo presente y lo ausente, en dicha carta es un enigma. Es como la obra de arte, se parte de un vacío, para depositar algo o ´´llenarlo´´. En la jarra se vierte un liquido y llena su interior, lo retiene, pero lo contenido, se revierte afuera. Esto se configura porque la jarra es un instrumento, objeto que se hace para la celebración de algo, una fiesta, vgr la reunión de los mortales con  los inmortales. Las fiestas dionisiacas  tienen esa causa, o razón con respecto al vino de la jarra, que desborda al sujeto.
La carta robada excede en algo a los personajes del cuento. De que manera lo hace?

En relación a la reina, dice Lacan es la posición femenina, la carta de hecho hace relación directa no propiamente de la posición que ocupa en el trono, sino de una sexualidad, que de alguna manera la hace comprometer con el que le roba, o le sustrae la carta.

El ello como reservorio de lo instintivo, se convierte en pulsión en relación a una objetividad, un objeto, que no se confunde con la cosa. El objeto es lo que se pone delante nuestro, la imagen del otro, mi semejante, no el cuerpo biológico, sino el cuerpo como zona erógena investido libidinalmente, cactetizado (3).

´´ La carta robada ´´ tiene el sello pulsional que es un objeto, algo insiste en su interior, como causa en el mismo relato.
Heidegger  habla de sus espejos, sus imágenes en relación a la cosa, aquello que es representado, es decir vuelto a presentar, cuando hay un momento de iluminación de captura en medio de la oscuridad o ese vacío. Es el significante que retiene algo de la cosa, su cosidad.

El texto Edgar Allan Poe, que es un cuento donde se narra un drama, que tiene un final donde se resuelve desde sus inicios los roles de cada uno de los personajes que están jugándose algo en dicho relato. Es la perdida de un objeto, en este caso una carta, de la que de su escrito no tenemos noticias, solo unos indicios que nos permiten poder tener una referencia para distinguirla de otras cartas.
Para el psicoanálisis este relato, nos pone el acento en lo que es el significante, para el sujeto. Y hemos de repetir que un significante es lo que representa al sujeto para otro significante. Con esto nos introducimos en la importancia que dio Lacan al texto de la Carta robada de Edgar Allan Poe. Porque le permitió mostrar de una manera contextualizada y con el ejemplo como el sujeto esta determinado por ese significante que lo atraviesa.
En el texto se puede no solo ver la relación de cada uno de los personajes con ese significante que falta, que es la carta, sino una de las cualidades de lo inconsciente que es la repetición, el automatismo que para el psicoanálisis tiene una lógica, y es la que al final del seminario esta trazando con el cálculo de las probabilidades que pueden surgir en un determinado juego, vgr del par e impar, alternativas de posibles combinaciones o resultados. Esto no solo debe tener cierta inteligencia la persona sino la habilidad y la astucia de identificarse con el rival.

Como es lo que de alguna manera entablan en una de las escenas del cuento entre Dupin y el policía.
El cuento o drama, esta compuesto por algunas escenas, en las que intervienen algunos personajes importantes.
En primer lugar tenemos la pareja real – el rey y la reina – que simbolizan de entrada el pacto que une a un hombre y a una mujer, y que es símbolo mayor que representa el orden social.
Después, de los dos personajes reales, tenemos una carta, como tercer elemento, que pone en movimiento, que dinamiza a los personajes de esta fábula. Sin carta no habría cuento.
A la reina con respecto a la carta, le hace temblar, pero su función, nos dice Lacan,  no es poder temblar más allá de cierto límite.
El rey, respecto de la carta, no la ve. Es curioso, más que curioso es ingenioso que el prefecto de policía tampoco vea la carta, aunque la tenga delante, como el rey.
Luego está el ministro, en el que la relación con la carta transluce una peculiar relación consigo mismo. Hay, dice Lacan, una súbita feminización de la carta, pues aparentemente pasa a ser una carta escrita por una mujer; al mismo tiempo que entra en una relación narcisista, pues está dirigida a él  y con su propio sello, es como una carta de amor que se dirige a sí mismo. Pero además cuando es poseedor de la carta se calla. Es decir, se calla cuando es el portador de una carta que amenaza el fundamento del pacto.

No le hace a la reina ningún reproche ni ninguna amenaza. Si no más bien entre él y la reina se establece un cierto espejismo, dentro del registro imaginario, de la relación narcisista.
Respecto de la carta toma la misma actitud que la reina: no habla de ella y no puede hacer otra cosa que dejársela quitar.
Dos notas sobre el personaje Dupin; primero, que  él cobra por rescatar la carta. Entre él y el prefecto, que se dirige a él cómo a un amigo, Dupin introduce un elemento claramente simbólico, el dinero. No se queda en el terreno de los favores, ni de lealtad a la reina, que serían ideales, del orden de lo imaginario.
Respecto de la carta Dupin la recupera, cobra y se la pasa a otro.
Dupin decide ir a hacer una visita al ministro, con gafas oscuras, para poder escudriñar bien el lugar, y como más adelante nos enteramos porque se lo cuenta a su amigo, al relator, que en esta primera visita ya ha detectado dónde está la carta, pues efectivamente la carta estaba a la vista, como la primera vez que es robada, pero disimulada, había cambiado el sobre dirigiéndose la carta a sí mismo con una letra menuda y femenina.
La estrategia de Dupin será coger el interior de la carta, dejar otro y volver a poner el sobre donde estaba.
Pero hay otra cosa que hace Dupin y es dejar otro texto y si algún día el ministro osa hacer uso de esta carta se encontrará con los siguientes versos:
...“Un destino tan funesto,
si no es digno de Atreo, es digno de Tieste.”

Bien: Atreo y Tieste son dos héroes, hermanos. Atreo posee el vellocino de oro que es el símbolo real que reafirmaba al soberano en su puesto. Tiestes seduciendo a su mujer se lo roba. Atreo mata a su hijo y se lo hace servir en un banquete. Cuando Tieste se entera le echa una maldición para su saga.
Y efectivamente Atreo lleva la maldición a su saga, pues es el padre de Agamenón que fue asesinado por su esposa y el amante de ésta.
De este matrimonio, de Agamenón y Clitemestra, nacieron tres hijos: Ifigenia, Orestes y Electra. Estos dos últimos con las manos de Orestes vengaron la muerte del padre, matando a su madre. Finalmente Apolo y Atenea absolverán a Orestes en el juicio que se le realiza en la ciudad, por considerar que el primer linaje que se ha de respetar es el linaje del padre.
Esto es el esquema, o la estructura en la que se mueve el cuento de la Carta robada de Edgar Allan Poe. Y donde prima lo simbólico sobre lo imaginario, como insiste Lacan en su seminario sobre la Carta robada.
Pero en el análisis del cuento podemos ver como se desarrolla desde el principio dicho drama.

En  encontramos en una de las primeras del cuento  a dos personas, en un otoño, en la que ellos se imaginan algo, que parece no sucede, o es producto de lo que hace poco ha sucedido, que es la de un asesinato que ha ocurrido tiempo atrás en una calle (4). Cuando se da un siniestro (5), en la que hay una victima,  surgen las posibilidades de quien cometió una falta y su causa. Como el mismo Edgar Allan Poe, lo describe de una manera magistral, poniendo en el escenario la actitud de los dos, en las que se puede deducir que están sumergidos en el mundo imaginario.

Pero esta relación desde su comienzo dura poco, porque entra en juego un tercer personaje que es el policía. Se puede creer que va en busca de averiguar algo, de lo recientemente ocurrido. Pero se trata de algo mucho más importante que el presunto accidente o asesinato que ha ocurrido. Es algo en relación al honor, la reputación y el poder de un personaje, ( la reina).
En este primer encuentro donde aparece ese tercero, como el gran Otro, que irrumpe una relación imaginaria,  va hacer el desencadenante de una comunicación que en el transcurso del mismo cuento produce unos efectos. Sabemos por el psicoanálisis que el objeto es un ´´reencuentro´´ de lo perdido. Aquí en este cuento decimos que el objeto carta es el objeto del deseo de un sujeto, la reina, y otros que se interesan por ella. Es este objeto con la característica de ser metonímico. Para Lacan este ejemplo de la literatura le permitió demostrar que en un primer momento que el objeto la carta, como ese pequeño ´´ a ´´, se ha sustraído de las miradas de los actores del cuento, y se busca, es un objetivo a cumplir. Entonces repito la carta es el desencadenante de un deseo.
Se ha sustraído una carta, que estaba en poder de la reina, que cuando la leía, en el momento de entrar el ministro D, la dejo cerca, a una mesa donde ella estaba sentada. Y el ministro muy hábilmente se la sustrajo en la misma presencia de la reina, la cual tuvo que callar. En esta escena, que es la segunda, vemos que la parte esencial del cuento empieza ya con lo principal la manera como se han sustraído una carta, un robo. Parece que el robo, aquí tiene el aspecto de una violencia, porque se sustrae algo que es intimo para la reina, lo que contiene esa carta, que no se sabe, pero decimos pertenece algo privado. El robo es con violencia, en la que la reina se siente irrespetada en su vida privada.
El policía va ha buscar a Dupin, para encontrar en él algún concejo de cómo encontrar la carta (6), ya que hemos dicho es de suma importancia, y en la que se trata de evitar que el ministro la utilice para sus intereses, esta en peligro la reputación de la corona, de la reina.

Dupin lo que hace en relación con el policía, es interrogarlo, en la manera como ha buscado la carta. Y el mismo le relata cada uno de los pormenores de la manera tan exhaustiva en la consecución de la misma. Dupin le esta diciendo que no ha buscado donde debería buscar. El alude, de que no se puede pensar, que el enemigo en este caso, el ministro la ha escondido donde cree el policía, ha de estar en otro lugar y en el menos inesperado.
En ello lo que le invita a pensar al policía es que cambie de estrategia, que no se puede hacer siempre lo mismo cuando se pierde algo. Hay que pensar y calcular, con la astucia y lo que es el rival, en este caso el ladrón (7). Como se dice, el delincuente, va más allá de la ley, sabe como la viola. Y lo que tiene que hacer el policía es no ser tan riguroso en unas practicas que no le dan resultado, y de las que esta convencido.
El policía en relación a Dupin lo que esta mostrando es la estupidez, en una investigación. No se puede pensar con los mismos argumentos, o razones de las que no va a llegar a ningún lado. Esto es importante analizar posteriormente, porque con respecto al juego y a las posibilidades de que aparezca la carta, tienen cierta lógica, que rebasa mucho en cálculos racionales. Es decir en el juego las posibilidades y la lógica rebasan al sujeto. O sea , no siempre lo que piensa es posible, en un momento determinado ha de fallar. Y en eso es lo que esta insistiendo Dupin, de que no de por asegurado que sus pensamientos o razonamientos de encontrar la carta son los acertados. Debe buscarse en lo más superficial, donde aparece y parece no ser captado por la mirada del prefecto o el rey.

Dupin entonces asume el papel de interrogarlo y de decirle que la carta esta en el sitio, más fácil del que el se pueda imaginar. Y es importante que para esconder algo, no solo es dejarlo, donde no se note, es decir, guardarlo en algún sitio, vgr un cajón con llaves, pero la apariencia es lo que engaña, y disfraza un objeto. En este caso, la carta esta en el lugar visible, de acuerdo con la mirada del otro.
Dupin pregunta por las características de la carta, y le da alguna información de ella, de un sello y un tipo de letra. De la carta en su contenido no tenemos la más mínima información, sabemos que esta extraviada, no llega al destino de la persona. Y es precisamente eso que se excluye, la que es el eje principal del cuento.

En el cuento se gira entorno de la carta, de algo escrito que la reina parece saber, pero que no sabe las consecuencias de lo contenido y de la posible utilización de ella. Podemos decir que el ministro con esta carta, busca algo, y es en relación al poder, o algo sentimental?
Se puede decir que en el relato lo del poder parece ser una excusa, y se dice porque acaece en un lugar donde esta la corona, habitan los reyes, y en ese lugar sucede.
Robo de la carta. No parece jugarse algo del poder, parece más bien algo de lo personal, de la imagen o el rol que puede jugar allí la reina (8).

En esos significantes representan la situación del policía, es en la que hace énfasis el señor Dupin, en la medida que eso pasado interrogado vuelve a hablar, y lo que habla es lo no sabido, la verdad, que es una verdad dicha a medias. Las indicaciones del policía llevan a Dupin a dar con el lugar del objeto extraviado.
En el relato, el mismo policía se queda estupefacto cuando le dice que la carta es esta.
Como llega, a ella, se pregunta? Y el mismo Dupin le explica la manera o forma como la recupera, muestra la astucia y la habilidad del mismo. Dice que hay que tener en cuenta la psicología del otro, saber sus movimientos y qué hace, porque en algunos de esos movimientos, puede levantar sospecha. Y no como lo concebía el policía.
Si el ministro tuvo la habilidad frente a la Corona de sustraerse una carta, la misma fue la que tuvo el prefecto Dupin, en relación al ministro, donde este llega a tener más astucia, malicia, habilidad para hacerse de nuevo a la carta y entregarla al que estaba interesado en tenerla.
Cuando se entrega la carta, recibe por este trabajo un pago, ya que estaba fijado una cantidad de dinero al que la encontrará. Dupin exige el pago a cambio de entregar la carta.

Una vez dilucidada toda la trama de la perdida, y la manera como le devuelve al policía, su mensaje de una manera invertida, hace que el señor Dupin finalice la investigación, la sesión con el pago por un trabajo, de la que el cobra, no solo por una recompensa que había de por medio, sino que es por un trabajo realizado, en la que surge un producto, y este es lo que posibilita que dicho producto sea un objeto al que parece se ´´encuentra´´ pero no en las condiciones iniciales, el mismo Dupin dice que la carta tenia un aspecto diferente, y estaba al revés, como si la parte de adentro de un guante se sacara y se mostrase. Esto nos dice que los objetos no solo se corrompen o se acaban por el uso, sino que en relación a lo afectivo tiene ya otra apariencia o imagen.
 El cobro se significa como una deuda simbólica que se paga, en este caso al analista.
Es importante hacer intervenir que en la repetición (9), del drama, que hace que una serie de significantes circulen, esta puesto en acto por una relación de transferencia, aquella cualidad que posibilita que ese otro le otorgue al otro un saber sabido. Y en la carta robada, en su cuento ese saber es sabido en acto, hay una verdad dicha a medias. Algo queda faltando, lo real no habla. Y si habla es por medio de lo simbólico.

Freud en un texto que habla sobre la repetición, alude que es propio de la estructura de lo inconsciente, de una cualidad de este en relación a lo reprimido, claro que no todo lo reprimido es inconsciente. Se repite porque para Lacan, dicha repetición es efecto de una falta. La repetición es algo que ocurre dentro de la repetición, es inherente a la estructura y hace que una estructura sea una estructura. Más certeramente, la sobredeterminación es una estructura.
En el seminario once, el de los Cuatro conceptos fundamentales, en el capitulo sobre el Automaton y la Tyche, conceptos que toma del texto de la Física en Aristóteles, hace relación a la repetición, y al concepto de transferencia, en el psicoanálisis, donde se deben diferenciar. Dice que el Automatón, esta en relación al yo, al principio del placer, y la tyche, al proceso primario, donde esta en relación al deseo, cuando aparece la falta, la pulsión de muerte.
Se repite para no recordar. Recordar algo en relación al vacio, la muerte, donde aparece la cosa. Dice Lacan que la repetición es el encuentro con lo real, con aquello que es heterogéneo al sujeto (10).
Lacan siempre en sus desarrollo teóricos y clínicos conjuga o relacionan elementos no comunes, heterogéneos, como vgra necesidad, demanda, objeto a, significante o la misma formula del fantasma.
Hay algo del deseo que pasa por el significante, pero hay un resto, ese que es inasimilable, que no pasa por la representación palabra, y no cesa de no ser representado.

En las escenas de este cuento, nos vemos reflejados por la determinación de un objeto, en las que las cualidades de la misma, no son estables a medida que transcurre el dialogo entre los protagonistas. Lacan , plantea que los sujetos están determinados por el significante falico, por un menos uno, de una cadena de significantes que circulan en el entorno. Falta uno y ese uno que es algo indeterminado es la carta sustraída.
Los seres humanos, somos  marcados en la falta, en la castración simbólica, que quiere decir que la palabra dice lo que es la verdad de la subjetividad, como una consecuencia psíquica de algo perdido.
En la misma situación de los actores en sus respectivos roles, vemos de qué manera cada uno se juega a la desaparición de una carta y sus posibilidades o conjeturas que se puedan hacer para su aparición.
En el juego, y en la representación de este cuento o de un drama, el sujeto es jugado, hay un exceso que le lleva a actuar de una manera inesperada, no calculada por él. Este exceso como lo dice Freud, en más allá del principio del placer, es lo que hace que se repita una situación, hay algo que se da como resto o residuo, que vuelve e insiste una y otra vez.
La repetición es que algo no se satisface, y esto en relación a la pulsión es que no tiene un objeto definido, ni mucho menos la meta se confunde con el objeto. Como dijo Lacan en el seminario de la
Ética, donde la sublimación si bien es cambio de destino de la libido, no deja de ser en la obra de arte, la religión, o la ciencia, un cierto recubrimiento de ese objeto perdido. Es cambio de objeto, de lo que la cultura valida, pero es algo también valido que tiene que ver la sublimación con algo de eso perdido, de un vació que trata de ´´llenarse´´ (11).

En el texto de la Carta robada, Lacan insiste en que realmente es un juego del significante. Y para ello hace en el mismo seminario con una serie de ejemplos, de las probabilidades o posibilidades en que una situación se da, y de que manera se da? Esto para ejemplificar que el síntoma, no es algo que se da caprichosamente, sino que es el resultado o el compromiso de dos instancias psíquicas como lo definió Freud en sus comienzos, como la sustitución de algo oculto, e inconsciente.
Esto se puede ejemplificar en el intercambio miradas entre el ministro y la reina, hablo de la especularidad que se pone en juego en estos dos personajes, lo que  tiene que ver con el cruce de miradas respecto a un objeto como es la carta, ambos ven. La reina ve que el ministro cambia una carta por otra, y la relación en la que la reina y el ministro quedan con respecto a la carta tiene que ver con esa mirada, y con lo que ella contiene, donde lo importante es que se sepa que el otro sabe, si no, dicha carta no tiene ningún valor. La posesión de la carta no tiene ningún valor, si el dueño no sabe. El dueño tiene que saber, el ladrón tiene que saber que el dueño sabe que él es el ladrón, para de esa manera poder ejercer la presión, que es sobre la reina en este caso.
En el cuento de mismo Edgar Allan Poe, podemos tomar otro ejemplo de lo que es el juego, y definiéndole como una relación de objeto. Se establece entre el prefecto y  Dupin, acerca del ministro. El  prefecto, ¿por qué subestima al ministro en cuanto a su capacidad e ingenio? ¿Dónde piensa que está la debilidad del ministro? En el hecho de que el ministro es poeta. Pero el ministro es además matemático. Dupin opta por el ministro poeta y el prefecto por el ministro matemático, y el ejemplo que da Poe es el que pone Dupin: matemáticamente la carta podría encontrarse, pero ‘matemáticamente’ aquí da la impresión de equivaler a una geometría de la medida. Como si Dupin dijera lo que efectivamente ocurre en un espacio concebido euclidianamente, pero la carta no puede ser encontrada porque está en un espacio no métrico, en un espacio topológico, en un espacio que es un efecto de superficie.

¿Qué es un efecto de superficie en el sentido más banal del término? Habrán visto que Lacan menciona una frase de Gide que dice ‘No hay nada más profundo que lo superficial’ (12). Y es de eso de lo que se trata, no de lo profundo sino de lo evidente, lo superficial, que es lo que no se ve, lo que se oculta a la mirada y tiene una relación con la verdad. Entonces, dice Dupin, es ese espacio no métrico, no euclidiano, que no es medible, que no es cuadriculable, por más que se busque no se va a encontrar lo que sin embargo esta ahí a la vista, escondido a plena luz. Es por evidente que se sustrae a la mirada, que es exactamente la forma en que funciona el significante.
Entonces, Dupin dice que es en tanto poeta que el ministro pudo ser tan sutil y forjar toda su estrategia respecto de esconder la carta en la evidencia. Es lo que le permite a Dupin utilizar un método que no pasa por la mirada. Está en la superficie y se trata de ver, no obstante, Dupin tiene anteojos oscuros, porque no es escudriñando el espacio que la encontrará y vencerá al ministro (13).

Desde todo punto de vista, la cuestión del símbolo se plantea con respecto al juego, el juego se plantea con respecto al símbolo (14). Y cuando se trata del símbolo se pone en juego esta dimensión relativa a la apuesta, al apostar, apostar contra el símbolo. Lacan lo considera así, y es muy importante, apostar al juego como una espera respecto del saber. Una apuesta y una espera respecto del saber. Se trata de saber, y se trata de que se apuesta sin saber, y no se sabe hasta el momento en que el resultado aparece. Pero se trata de un juego, y ese saber del que se trata es un saber respecto de lo imposible, lo imposible de la propia posición o la propia situación del sujeto respecto del símbolo, de su propia situación en la cadena. Es como apostar a saber cual es mi lugar en la cadena, es lo imposible que está en juego en la apuesta.
Pero lo que no es imposible, y que se plantea en el juego, es lo que Lacan llama el aislamiento de un deseo. Lacan da un ejemplo que lo ilustra, me interesa incluirlo porque es un ejemplo no formalizado y nos permite precisar una idea respecto de lo que es la relación del hombre al símbolo: lo que se llama el homo ludens, lo lúdico, el hombre en tanto lúdico. El homo ludens, el homo sapiens, o el homo faber. El símbolo tiene que ver con la subjetivización y con la humanización. Es lo que podemos ver desde el punto de vista de la concepción lúdica del juego tal como está desarrollada por Huizinga. Y el ejemplo que da Lacan.
Es claro entonces que algunas cosas son imposibles. Por ejemplo, que el 1 le suceda al 3 es imposible. Hay interdicciones, prohibiciones, es así. Escribamos como escribamos los signos, el ordenamiento va a responder a estas interdicciones, que son propias de la estructura del juego. Se imponen como reglas del juego, no hay alguien que las imponga. No se trata del superyó, que dice lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer. No es una cuestión moral, y lo misma se espera que ocurra en el análisis, es decir, que lo que se puede, se puede, y lo que no se puede, no se puede; porque no puede ocurrir lo que no puede no ocurrir, y no puede no ocurrir lo que no puede no ocurrir. Es la regla del juego la que define lo que se puede y lo que no se puede. Cuando se dice que la práctica del análisis responde a las constricciones que plantea el discurso del analista, se está hablando de esto. El discurso permite que ciertas cosas pasen, e impide otras.

Por ejemplo, les propongo una abstracción, un juego: ¿cuál sería el número mínimo de sesiones requeridas para decir que algo es un análisis? Es algo que quizás podríamos plantear a partir de esto.

Luego del desarrollo a partir de la tirada simple de par e impar,

La simple connotación por (+) y (-) de una serie que juegue sobre la sola alternativa fundamental de la
presencia y de la ausencia permite demostrar cómo las más estrictas determinaciones simbólicas se acomodan a
una sucesión de tiradas cuya realidad se reparte estrictamente "al azar".
Basta en efecto simbolizar en la diacronía de una serie tal los grupos de tres que se concluyen a cada tirada
(nota(20)) definiéndolos sincrónicamente por ejemplo por la simetría de la constancia (+ + +, —--) anotada
con (1) o de la alternancia (+ -+, -+ -) anotada con (3), reservando la notación (2) a la disimetría revelada por
el impar"; bajo la forma del grupo de dos signos semejantes indiferentemente precedidos o seguidos
del signo contrario (+ --, -+ +, + + -, -+), para que aparezcan, en la nueva serie constituida por estas
notaciones, posibilidades e imposibilidades de sucesión que la red siguiente resume al mismo tiempo que
manifiesta la simetría concéntrica de que la tríada esta preñada -es decir, observémoslo, la estructura misma a
que debe referirse la cuestión

siempre replanteada por los antropólogos del carácter radical o aparente del dualismo de las organizaciones simbólicas (15).

Notas

(1) El ser del sujeto.

(2) Es creación

(3) véase la fase del espejo, en Lacan.

(4) En lo que a mí respecta, sin embargo, me encontraba discutiendo mentalmente ciertos temas que habían alimentado nuestra conversación en un período anterior de aquella tarde, aludo al asunto de la Rue Morgue, y al misterio que rodeaba el asesinato de Marie Roget. Me sonó pues a coincidencia que la puerta de nuestro departamento fuera abierta de súbito para dar paso a nuestro antiguo conocido, monsieur G., el prefecto de la policía de París. La Carta robada de Edgar Allan Poe.

(5) Lo siniestro para Freud, se constituye inicialmente para el sujeto como algo familiar y cotidiano, pasando después a ser algo prohibido, censurado.

(6) El cuento nos muestra que el policía, sabe que se ha equivocado en donde podía estar la carta. Es como el símil, que se hace cuando una persona va a donde el analista, algo falla, fracasa. Y él con el tiempo se convence de que miente en un momento determinado, asegurando que ha hecho todo lo que estaba a su alcance. Cuando en el cuento lo define Lacan, que lo simbólico prima sobre lo imaginario, esta mostrando la situación de dependencia del sujeto, con eso que dice, que lo representa el significante en una cadena.
Lo simbólico habla
Lo simbólico habla. Es la condición para que haya verdad, esta verdad que está rodeada de mentiras, esta verdad a la cual accedemos solo por la mentira, esta verdad que no es más que una especie de mentira puesto que es cambiante. En todo caso, existe la verdad cuando lo simbólico habla, hay esos relámpagos que iluminan la oscuridad. Los encuentros suceden en la oscuridad, en lo más intimo.  Mientras que lo real es mudo, inclusive el saber que incluye. Y con respecto al saber que incluye estamos en la oscuridad.
Es un saber absoluto. Absolutamente separado de él. Véase el mito de Antígona, en el seminrio VII La Ética de Lacan.

(7) Comprender un relato no es sólo seguir el desentrañarse de la historia, es también reconocer «estadios», proyectar los encadenamientos horizontales del «hilo» narrativo sobre un eje implícitamente vertical; leer (escuchar) un relato, no es sólo pasar de una palabra a otra, es también pasar de un nivel a otro. Permítaseme aquí una suerte de apólogo: en La Carta Robada, Poe analizó certeramente el fracaso del prefecto de policía, incapaz de recuperar la carta: sus investigaciones eran perfectas, dice, en la esfera de especialidad: el prefecto no omitía ningún lugar, «saturaba» por entero el nivel de la «pesquisa»; pero para encontrar la carta, protegida por su evidencia, había que pasar a otro nivel, sustituir la psicología del policía por la del encubridor. Del mismo modo, la «pesquisa» realizada sobre un conjunto horizontal de relaciones narrativas, por más completa que sea, para ser eficaz debe también dirigirse «verticalmente»: el sentido no está «al final del relato», sino que lo atraviesa; siendo tan evidente como La Carta
Robada, no escapa menos que ella a toda exploración unilateral. ROLAND BARHES, INTRODUCCIÓN AL ANALISIS DEL RELATO Fue publicado por primera vez en castellano por Editorial Tiempo Contemporáneo en el volumen Análisis estructural del relato. LETRA E. ESPAÑA

(8) De su narcisismo.

(9) Pero además, el seminario de la carta robada nos recuerda que la práctica analítica consiste esencialmente en la escucha de la repetición significante, y en la apuesta al sujeto que de ella resulta; un sujeto a leer.

(10) Lacan dice. Entre lo repetido y recordado no hay homogeneidad. El análisis puede avanzar por la vía del recuerdo, es decir la rememoración, pero hay un más allá.
Estando el sujeto en su lugar, la rememoración de la biografía es algo que anda, pero solo hasta ciertos limites. No solo porque, al menos en la neurosis, hay una imposibilidad estructural del olvido, de tal modo que si se olvida por una parte se sufre de reminiscencias por otro, en los síntomas , en los sueños, en los recuerdos encubridores, etc más allá del recuerdo, esta lo real, lo que no tiene palabra. Pero lo que no se nombra se nombra es palabra. La palabra define lo imposible, por eso la Tyche y el Automaton. Lo que no tiene palabra es un intervalo. Entre dos términos hay un vació, s1 y s2…
El automaton esta en relación al principio del placer, al yo, y la tyche es lo que se relaciona con la pulsión de muerte, en el proceso primario. La repetición es realmente el encuentro con lo real, como lo heterogéneo en relación con el significante. SOBRE «TYCHE» Y «AUTOMATON»
Ricardo E. Rodríguez Ponte
 (*) Intervención en la cuarta reunión del Seminario «Repetición y Pulsión», a cargo de Mariel Alderete de Weskamp y Eva Lerner. Red de Seminarios de la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Lunes 23 de Junio de 1997

(11) La sublimación en el fondo si es cambio de objeto, tiene que ver en el fondo con lo sexual. Como insiste Lacan en el seminario de la Ética cuando habla de la cosa. Y esto es lo real, lo que no habla, lo que siendo externo al sujeto esta en el centro de su subjetividad. Jacques Allan Miller alude en el texto de los Escritos de Lacan, que la cosa, siendo muda, posibilita que hable, por medio de un instrumento que es el cuerpo de una persona. Habla del chaman, como aquel que hace encantamiento de la cosa, la insita hablar, el pone algo de su cuerpo, para que esa cosa diga algo. la magia restablece la comunicación, Restablece una relación entre significantes. Lacan dice exactamente: "supone el significante que responde como tal al significado", ver en la página 871 de los Escritos de Lacan.
Lacan habla en el seminario de la Ética de la cosa, y tiene una estrecha relación con el filosofo Heidegger en relación al texto que tiene sobre la cosa. La carta robada, tiene relación con la cosa, desde un punto de vista como el filosófo define, y el mismo Lacan alude, que siendo la literatura una forma de sublimación tiene que ver con ella.

(12)   Es el caso cuando el analista le dice al paciente que diga todo lo que le pase por la mente, su superficie.
Vgr un acto fallido se puede pensar en términos de juego, lo más insignificante es lo menos inocente que hay en el sujeto, esos pequeños agujeros por donde se puede colar algo, dando a entender que algo se esconde, no es al azar, esta el deseo del sujeto, en juego.

(13) Diferencia entre ver y mirar, esto último esta en el orden del deseo.

(14)  Se refiere a los números, como también a la relación del reina y la reina, su compromiso con la Corona, Lacan dice que en el símbolo si juega la subjetividad.
Puesto que esta repetición es repetición simbólica, se muestra en ella que el orden del símbolo no puede ya concebirse como constituido por el hombre sino como constituyéndolo. Introducción al texto del seminario de la Carta robada, Lacan Escritos 1, Editorial Siglo XXI. Mexico.

(15) Introducción al seminario de la Carta robada de Lacan, en Escritos 1. Editorial Siglo XXI. México.
También véase el Seminario de Lacan. El yo en la teoría de Freud. Capítulos 15 y 16, sobre la Carta robada de Edgar Allan Poe. Editorial Paidos.

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