Tomando algunas definiciones de poesía intentamos arribar a cierta significación sobre la misma.
Aristóteles, en su Poética, la considera como a la madre de todas las artes escritas, funda en ese texto las bases para la literatura universal de occidente que llega hasta nuestros días.
Poesía que viene del término griego poiesis, significa creación, es un hacer, es producción y obedece a un saber hacer.Aldo Pellegrini, (Escritor y poeta argentino), nos dice: “La poesía trata de decir con palabras, lo que las palabras no pueden decir”
Liliana Bodoc, (escritora argentina) comenta que “La poesía es una conjetura acerca de lo inexplicable, tal vez el único modo de acercarse a las quimeras.” Y agrega, “Solamente el poeta acepta soñar lo imposible, vivir con lo imposible y caminar hacia lo imposible, éste es nuestro legado”
Desde el psicoanálisis y sobre la lectura de los recursos estilísticos que la poesía usa, encontramos que porta una metonimia, que va de un sentido a otro, haciendo una cadena con los significantes, y una metáfora donde el sentido está ubicado sobre un vacío.
Utiliza palabra que al decir de Lacan duerme, dado que es sentido, y más sentido que adormece ó induce al sueño; y palabra que sorprende, que despierta, dado que es una que toca lo real en juego, ese vacío que no puede decirse con significantes.
Entonces, podemos agregar que la poesía sorprende, despierta a quien la lee.Leemos ahora un pequeño poema de Marina Tsviétaiva, que dice así:
//“Tu alma y la mía son gemelas/como mis manos, la derecha y la izquierda/Tan cálidas y tiernas son unidas/como dos alas de un pájaro dormido/¡Por un ciclón quedamos separados/por un abismo, tu y yo, como dos alas”//
Escuchamos en ella, la palabra que respetando un corte en el sentido anterior y observando un ritmo, logra sorprender.
Este es un recurso compartido con la interpretación analítica, ésta ya sea por medio del corte de sesión o del toque de real que conlleva, despierta al sujeto, tal vez con la modalidad de dejarlo atónito o perplejo en principio, pero lo saca del letargo de lo cotidiano y lo enfrenta a su propia verdad.
También la interpretación psicoanalítica hace observancia del ritmo, de una musicalidad, tal como lo efectúa la poesía; le enrostra al analizante el eco de sus decires y lo enfrenta a la música de apertura y cierre de lo real de su goce, en relación a su objeto.
Respeta más lo sonoro que lo significante. Ambos poesía y psicoanálisis, encuentran su efecto en ello.Jacques Lacan (psicoanalista francés) nos dice en su Seminario 3 Las Psicosis; en relación a la poesía que es, “…creación de un sujeto que asume un nuevo orden de relación simbólica con el mundo” y en sus estudios sobre la poética, toma a ese saber hacer de la poesía, como a un saber hacer pero con el lenguaje.
Ésto es ubicado en la lógica de un análisis, donde un analizante logra una invención a su medida.
Ese nuevo orden de relación simbólica con el mundo le permite entablar un nuevo lazo con la realidad, y entonces aquel, comienza a ser otro para el sujeto.El poeta escribe, bordea un vacío que no puede ser alcanzado por la palabra, el analizante con su goce, su padecimieto, sus síntomas, hace otro tanto, circunscribe con las palabras y con sus actos ese punto de imposible que no puede ser dicho. En ese trayecto o camino reduce considerablemente su goce y así se inventa una nueva manera de vivir.
Nos preguntamos ¿Qué hacen los poetas con lo imposible de ser dicho, o asido? Lo que hacen es escribir…
Leo aquí una manera de hacer con ese punto de imposible de la vida misma, en un fragmento del poeta argentino Hugo Gola:
“Aquello que no se puede/aquello que no es posible/ Aquello que nadie puede/Precisamente/ Aquello que ya no puedo/Ni tú puedes/Ni él /Aquello/ Precisamente/Que no puede nadie/Ni hoy ni nunca/Precisamente aquello/Aquello es/
Precisamente, precisamente.”
Por más que intentemos arribar a conclusiones lo más exactas posibles sobre ella, nunca alcanzaremos su definición precisa. La poesía es inasible, y por propia estructura tiene un punto de imposible para ser descripta de una forma acabada.
Daremos vueltas y más vueltas con las palabras, caminaremos y escribiremos pero no podremos definir a la poesía en sí misma.Entonces hasta aquí, tenemos al poeta y al analizante, ambos ante lo imposible, ante un vacío en busca de encontrar una manera de poder hacer con ellos.
El poeta como bien encontramos en la poesía misma y su palabra, sabe hacer con ella hasta el punto de ubicar algo posible con eso que no lo es. Construye un nuevo lenguaje, escribe y poetiza contra la lengua. Así mismo, hace de esa escritura un mitigar para su angustia, su tristeza ó el tedio, entre otros afectos.El analizante ubica y circunscribe un goce mortificante, mortífero, que le obstaculiza la vida misma y através de la palabra puede con lo imposible inventarse una posibilidad entre tanta cuestión atascada ú opaca.
Miller (otro psicoanalista francés), nos dijo que el analizante para curarse hace un esfuerzo de poesía. Entonces la cura analítica en sí misma conlleva la invención de un saber hacer del parletre, o del analizante.
Hay que hacer un esfuerzo de poesía, en relación a construirse é inventarse un poema en tanto herramienta propia, singular para hacer con lo que no se puede hacer. Armarse un decir para poder hablar allí dónde la palabra no existe.
Digamos que el analizante inventa, el analista subraya esa invención; y el inconsciente interpreta.La interpretación cae justo en el lugar de la costura del analizante, en el empalme diríamos de su goce respecto del vacío de su objeto, que se muestra en el no poder. Lugar éste del analista en la cura.
La poesía hace lo que la interpretación sitúa. Allí donde hay que saber hacer con lo que no se sabe, se inventa una manera, con letras, con palabras, con poemas, con sentidos, ritmos o sonidos, al modo de poner en acto el uso de una bella herramienta.
Cecilia E. Collazo