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Freud lo dijo antes que yo:
en un análisis hay que acoger todo
como si por otra parte nada estuviera establecido.
Lacan, J. (1973).Introducción:
Ciencia, ficción y clínica, fueron el trípode desde el cual floreció el siguiente trabajo. Fue la práctica clínica la que en primer lugar me interrogó, en virtud de un tratamiento, sobre cuestiones relativas la sexualidad en el ser hablante y sus vicisitudes. El caso “M”, presentado en las XVII jornadas de la Red, me tenía reservado nuevos rumbos. Por aquel entonces intentaba dar cuenta, entre otras cosas, de las dificultades de un joven en un contexto social y familiar nocivo, para darle un lugar a su deseo y orientación sexual. Sin embargo, había algo que iba más allá de su mera elección sexual y que aguardaba por nuevas configuraciones. En resumidas cuentas, M. comenzó gradualmente a usar atuendos femeninos, y así, con el tiempo, llegue a tener en análisis a un sujeto que se cruzó al vestir (2). Y como la clínica trasciende los muros del consultorio, el caso fue llevado no solo a control sino a mi propio análisis. Fue en este último espacio donde me mencionan una “ficción”. Sabido es que la industria del cine juega y nos deleita con la conjugación entre la ciencia, la ficción y la realidad. La chica danesa, es un film biográfico que relata la historia de la pintora danesa Lili Elbe la primera mujer transgénero en someterse a una cirugía de “resignación” y/o “cambio de sexo” (3).
Ciencia:
Con el objetivo de tal vez cierto impulso progresista, la ciencia (4) consiguió lo que muchos otros no han logrado, es decir encasillar y diagnosticar a la perversión polimorfa (Freud, S. 1905) que implica la sexualidad en el ser hablante. Aquella ha conseguido legitimar un saber, imponer una agenda, y por ello es lícito también dejar en manos de sus consumidores la valoración que puedan hacer sobre las cuestiones relativas a la sexualidad y sus transformaciones que la ciencia ha construido.
El travestismo, o el fetichismo transvestista, según el DSM IV (2002) – TR –, está incluido dentro de las Parafilias, término que sustituyó al de perversión y con el cual se hace referencia a “la presencia de repetidas e intensas fantasías sexuales… (…) que por lo general engloban: objetos no humanos, el sufrimiento o la humillación de uno mismo o de la pareja, etc. y que se presentan durante un período de al menos 6 meses”. Lo esencial del travestismo, según el manual, consiste en que un hombre se vista de mujer. Tomo algunas citas textuales: “Los fenómenos transvestistas comprenden desde llevar ropa femenina en solitario y de forma ocasional hasta una involucración extensa en la subcultura transvestista”. Continúa: “Aunque la preferencia básica es heterosexual, estas personas tienden a poseer pocos compañeros sexuales y en ocasión han realizado actos homosexuales”.
Para el diagnóstico diferencial, el DSM IV sugiere que se especifique si es con o sin disforia sexual, es decir, si el individuo presenta malestar con su papel o identidad sexual. El capítulo donde se abordan estas “afecciones” concluye con los “Trastornos sexuales y de la identidad sexual” con las características y criterios para el diagnóstico de esta entidad. No figura a lo largo de todo el océano de entretenimiento médico-psiquiátrico el término de transexualismo o transexualidad.
Ficción:
Lili Elbe nació el 28 de diciembre de 1882 en Dinamarca, con el nombre de Einar Mogens Wegener, fue la primera persona conocida en someterse a una cirugía de resignación de sexo. La historia de Einar fue llevada al cine bajo el nombre de “La chica danesa”.
Una “aventura” que comienza con un favor de Einar hacia su esposa Gerda, termina con una castración efectiva de su miembro viril en el año 1930 y un intento de cambio de sexo con varias operaciones entre 1930 y 1931. Esta transformación se da en la década del 30´ bajo la supervisión del Dr. Magnus Hirschfeld (Berlín 1868-1935). El film nos cautiva con la historia Einar Wegener, un destacado pintor, artista de considerable éxito y casado con Gerda Wegener en 1904. Cierta contingencia parece haber despertado un deseo latente de la futura Lili. Un buen día, en ocasión de la ausencia de una modelo de Gerda para una de sus pinturas, le demanda a Einar que vistiera medias y zapatos de mujer para que pudiera reemplazar a la modelo ausente, y a partir de allí se comienza a producir un quiebre en la vida de Einar, pues parece haber experimentado cierto desconcierto y satisfacción al mismo tiempo. Desde entonces comenzó a usar indumentaria femenina, hecho que se hizo cada vez más extensivo, hasta llegar a concurrir a diversos acontecimientos sociales vestido de mujer. Einar no solo se cruzó en relación a la vestimenta, también adopto un nombre femenino, Lili Elbe. Transformación que intento confirmar y rectificar, como se mencionó, en el quirófano.
Ficción y realidad:
Luego de varias consultas, derivaciones, y tratamientos – fallidos, cabe agregar – finalmente empieza el proceso de transformación efectiva, cirugías mediante, de Einar en Lili. Es en este punto donde comienza a tornarse atractiva la relación entre ciencia, ficción y digamos por el momento, realidad. El “cambio de sexo” tuvo lugar en 1930, y una de las primeras intervenciones quirúrgicas estuvo a cargo del Dr. Magnus Hirschfeld, psiquiatra y sexólogo alemán. Este médico, es el creador de la primera revista especializada en homosexualidad, el JAHRBUCH für SEXUELLE ZWISCHENSTUFEN unter besondere Berücksichtigung der Homosexualitäty es además uno de los fundadores de la Asociación Psicoanalítica en Berlín en 1908. Ahora bien, Magnus no fue solo un fundador, sino que tal vez sea además un inspirador de Freud en materia de sexualidad – al igual que H. Ellis y R. Krafft Ebing, entre otros –. Pues se trata de uno de los tantos autores leídos y citados por Freud, y a partir de los cuales seguramente fue posible una obra nuclear para el psicoanálisis, los “Tres ensayos de teoría sexual” (Freud, 1905). Otros datos interesantes de la historia es que Freud fue invitado a publicar en la revista fundada por Magnus. Pero esa relación entre colegas llego más lejos, ya que se sabe que han compartido al menos una cálida cena en casa de Freud – y seguramente una profunda charla sobre estos asuntos que los desvelaban –. En una de las correspondencias que Freud mantuvo con Mathilde, exactamente una del 26 de marzo de 1908 le escribe lo siguiente: últimamente algunas visitas interesantes, el domingo vino a cenar el Dr. Magnus Hirschfeld (Freud 1908; cartas).
Ahora bien, aunque pueda verse como “una locura” o un “error”, la intervención quirúrgica, en este caso, la extirpación del pene, lleva en sí misma como tal una suerte de condescendencia con el deseo, digamos, de un sujeto (Lili). Dicho esto, nada me impide presumir con la hipótesis de que el psicoanálisis haya influido al menos indirectamente en aquella transformación, pues la misma tuvo lugar luego de que la teoría creada por Freud estuviera ya constituida. Como indique antes, Freud leyó al Dr. Magnus, pero seguramente Magnus no haya creado una asociación de “profanos” en Berlín sin leer y aceptar los desarrollos freudianos. Nótese como, podríamos decir, la ciencia dio una vuelta sobre sí misma. Lejos de sofocar, aquí de la mano del Dr. Magnus, la ciencia, acepto que no todo lo tocante a la sexualidad se agotaría en ese modelo binario, aunque no haya sido más que para intentar y/o fantasear transitar de un molde (hombre) al otro (mujer).
Clínica:
Retomo brevemente el caso “M”, publicado en las XVII jornadas de la Red (5). Por aquel entonces intentaba dar cuenta de varias dificultades de un joven en un contexto pernicioso. Transcurre el análisis y comienza a irrumpir algo de otro orden; algo que no tenía que ver solo con la homosexualidad. En resumen, M. comenzó a usar maquillaje y ropas de mujer. No había indicios al inicio del tratamiento que hagan pensar en la posterior conversión al travestismo. Tal vez se podría trazar cierta analogía con el film mencionado, ya que M. comenzó como un juego con amigas a maquillarse, pintarse y sacarse fotos. Más adelante, el juego comenzó a incluir las prendas femeninas y las presentaciones en público.
Pasada la etapa de transferencia virulenta del inicio (6), hubo ocasión de realizar indagaciones que apuntaban al terreno de su cuerpo, su sentir y devenir sexual. Ya hacia el final del tratamiento – unos meses antes que abandone – frecuentaba la cultura y círculos transvestistas. Me dice en una oportunidad: “yo sé que estoy vestido de mujer, pero soy un hombre, por eso si me tengo que pelear es algo que tengo que considerar…”. Nunca manifestó la intención de modificar o remover algo de su cuerpo. No parecía tener algún órgano de la discordia, ni estar disconforme con su cuerpo y/o imagen corporal.
Es momento ahora de realizar un cruce entre ciencia y clínica. El término gender (género) en medicina surge en 1955 gracias a John Money, psicólogo y médico neozelandés especializado en sexología. Para este autor, el término define lo masculino y lo femenino desde lo cultural, más allá de la biología. Posteriormente, Robert Stoller (autor de “Sex and Gender” 1968) introduce la distinción entre sexo y género buscando una palabra que pueda diagnosticar a aquellas personas que, teniendo un cuerpo de hombre, se sentían mujeres, introduciendo el concepto de “identidad de género”. De ahí la distinción entre “sexo”, ligado a criterios biológicos y “género”, ligado a la convicción subjetiva de pertenencia. La formalización del transexualismo como entidad propia surge en 1950 con el Dr. Harry Benjamin, quien establece la diferencia del transexual respecto del travesti y del homosexual. El transexual no obtiene una satisfacción erótica del hecho de travestirse y siempre se siente como alguien perteneciente al otro sexo. Rechaza sus órganos genitales sin encontrar placer en ellos, a diferencia del travesti y el homosexual. Benjamin continuó refinando su comprensión, introduciendo el término 'transexual' en 1954 (acuñado allá por 1923 por Magnus Hirschfeld) (7).
Ahora, habiendo realizado estas aclaraciones de carácter más informativo que clínico, podremos tomar algunos comentarios de Lacan sobre el asunto en el seminario XVIII. Allí le recomienda a su audiencia el libro “Sex and Gender” de Robert Stoller. Y dice: “Resulta muy interesante de leer en primer lugar porque ofrece, sobre un tema importante que es el de los transexuales, cierto número de casos muy bien observados… (…) continúa Lacan, quizás sepan que el transexualismo consiste precisamente en un deseo muy enérgico de pasar por todos los medios al otro sexo, así sea operándose, cuando se está del lado masculino. Este libro les enseñara muchas cosas… tiene observaciones enteramente útiles. También aprenderán, sobre el carácter completamente inoperante del aparato dialéctico con el que el autor trata estas cuestiones, lo que hace que para explicar estos casos se tope con las mayores dificultades, que surgen ante él. … para sintetizar, Lacan le critica a Stoller que elude por completo la cara psicótica de estos casos, por carecer de toda orientación, por no haber escuchado nunca hablar de la forclusión lacaniana, que explica de inmediato y muy fácilmente la forma de estos casos” (Lacan 1971).
Para nuestra práctica, tiene sin lugar a dudas un significativo valor clínico, cuando aparece algo del orden de una intrusión en el cuerpo del sujeto, Miller grafica mejor lo que intento decir en su texto La invención psicótica, dice: “uno, tiene los órganos y después trata de ver para que sirven… (…) depende de cómo se articule en lo simbólico”. Es decir, cuando algo aparece como un “cuerpo extraño” dentro del propio cuerpo. Nótese que dije valor clínico y no diagnóstico.Como insinué antes, la ciencia logro lo que otros no: delimitar, diagnosticar, diferenciar. Debe quedar claro quién es “normal”, quien heterosexual, quien homosexual, quien es travesti y quien transexual. No hay por qué mezclar las aguas. Pero ni en la clínica, ni en la ficción parecería que realmente encontraríamos esa tranquilizadora delimitación y/u orden de las cosas. Cabe entonces preguntarse, luego de leer a la ciencia, y considerando la forclusión lacaniana, si es posible que un sujeto que comienza a usar ropa de mujer, puede devenir transexual como muestra la “ficción”, pero también si un homosexual luego de devenir travesti como muestra la clínica admitiría una tercera evolución y/o redirección, es decir hacia el transexualismo. Y si esto se consumara efectivamente ¿Siempre encontraremos la cara psicótica?
Dada el progreso de este análisis, que duró al menos 3 años, me surgió irremediablemente el interrogante por el diagnóstico diferencial, algo que tal vez no sea lo que más les apasiona a los psicoanalistas, pero tiene su valor a la hora de pensar en la dirección de un tratamiento, porque podría resultar, al decir de Lacan, por completo inoperante al menos no considerar una posible cara psicótica. Lo llamativo en estos casos son algunos relatos que suelen repetirse en sujetos llamados transexuales. “La biología, la naturaleza está equivocada en mí”; “Este cuerpo, éste órgano esta errado”. Sin embargo, también habría que dilucidar de que se trata en cada caso, habría que ver si es lo mismo la experiencia de sentir estar en el cuerpo equivocado, o que la naturaleza haya errado, a que se considere que se trata de un solo órgano – y no cualquiera, en este caso el pene – el que está de más, o no se condice con la experiencia subjetiva del sentir del sujeto que lo porta. ¿Es con un pasaje a lo real, es decir, cortando un órgano, el pene, que el sujeto reivindicaría el yerro natural? ¿Es a través de eso que el sujeto podría pasar al otro sexo? Hay una respuesta interesante de Lacan en la clase del 8 de diciembre de 1971 del seminario XIX, que nos despejaría las dudas sobre la supuesta preponderancia biológica o natural en estos asuntos, reivindicando el valor funda-mental del significante sobre la biología de los órganos y los cuerpos.
Dos cuestiones antes de ir finalizando, en primer lugar, es indudable que esto no es más que una introducción sobre el asunto, pero que ofreció a partir del entrecruzamiento de estos tres campos, la ciencia, la ficción y la clínica, la oportunidad de introducir interrogantes e interpelaciones, sobre cuestiones relativas al cuerpo, a la sexualidad y a las estructuras clínicas; y, en segundo lugar, tal vez no se le haya escapado al lector que el desarrollo haya dejado algunas lagunas respecto del título escogido, transexualidad y psicoanálisis, dado que presento un pequeño recorte clínico de conversión al travestismo y no un caso de transexualismo. Sin embargo, en este sentido, y lejos de la ciencia, la clínica analítica, no va en la dirección de cerrar y dar explicaciones definitivas, universales y satisfactorias para la clientela, pues de otro modo, no podría ser posible acoger todo como si nada estuviera establecido.
Bibliografía:
Ancla n° 1 (sep. 2007). Psicoanálisis y Psicopatología. “¿Género o sexuación?” Revista de la cátedra II de Psicopatología. Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires.
Ancla n° 2 (septiembre. 2008). Psicoanálisis y Psicopatología. “Encadenamientos y desencadenamientos I” Revista de la cátedra II de Psicopatología. Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires.
Freud, S. (1905) “Tres ensayos de teoría sexual”. En Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu editores. Tomo VII.
Freud, S. (2012) Cartas a sus hijos. 1°ed.- Buenos Aires, Paidós editores. Pag. 44-46.
Lacan, J. (1971) “El Seminario. Libro 18. De un discurso que no fuese del semblante. Clase del 20-01-71. Bs. As. Paidós editores.
Lacan, J. (1971) “El Seminario. Libro 19. “… O peor”. Clase del 8-12-71. Buenos Aires, Paidós editores.
Lacan, J. (1973). “Introducción a la edición alemana de un primer volumen de los escritos”. Traducción crítica de la Escuela Freudiana de Buenos Aires (inédita).
Diagnostic and Statistical Manual Of Mental Disorders DSM-VI – TR, publicada por la American Psychiatric Association, Washington (2002). Edición en español de la cuarta edición revisada de la obra original en inglés. Cap. “Trastornos sexuales y de la identidad sexual”. Pag. 599 - 645. Barcelona (España) 2002, Masson editores.
Mazzuca, R. y cols. (2001) “Las psicosis: fenómeno y estructura”. Buenos Aires, Berggasse 19 editores.
Mazzuca, R. (2001) “Las Perversiones”. De la psicophatia sexualis a la estructura perversa.
Miller, J. A. (2007) “La invención psicótica”. En Virtualia, Revista digital de la EOL, Buenos Aires Año VI n° 16. Formas contemporáneas de las psicosis.
Miller, J. A. y otros (1999) Seis fragmentos clínicos de psicosis, Buenos Aires, Tres Haches editores.
Álvarez, P. y cols. (2016). Transexualismo y travestismo desde la perspectiva del psicoanálisis. Recuperado En Virtualia.Notas
(1) Presentado en las XX Jornadas de la Red el día 2 de septiembre de 2017. Las jornadas de la Red es una actividad institucional que organiza el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires, distrito XII (Quilmes, Avellaneda, Berazategui, Florencio Varela) y se lleva a cabo todos los años en la Universidad Nacional de Quilmes. La jornada es un encuentro destinado a que los colegas expongan y presenten trabajos relacionados a su experiencia clínica. Es gratuita y abierta a todos los matriculados.(2) La palabra travestismo5 es una adaptación hispana de la palabra «transvestite» Etimológicamente, la palabra proviene del latín «trans», ‘cruzar’ o ‘sobrepasar’, y «vestite», «vestire» o «vestitus», ‘vestir’.
(3) Las expresiones “resignación” y “cambio de sexo” fueron tomadas textual de las fuentes desde donde obtuve información sobre la biografía de Lile Elbe. Una de esas fuentes es www.wikipedia.org
(4) El Con el término ciencia no se hace referencia al conjunto de la comunidad científica, sino solo un sector: las ciencias médicas y en particular la psiquiatría como especialidad de la medicina.
(5) El caso M fue presentado en las XVII jornadas de la Red organizadas por el Distrito XII del Colegio de Psicólogos de la provincia de Buenos Aires bajo el título: “¿Transitando los nuevos caminos de la terapia psicoanalítica?”. Trabajo posteriormente editado y publicado en el libro La subjetividad en la época: diferentes lecturas (2015), Ed. Letra Viva.
(6) Para más detalles del inicio de ese tratamiento ver: ¿Transitando los nuevos caminos de la terapia Psicoanalítica? (2015).
(7) Es posible encontrar diferencias en cuanto a usos, momentos y contextos de los conceptos de género y transexual dado que diversos campos y autores de distintas disciplinas lo han acuñado con fines, objetivos y propósitos disimiles.