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Número 14 - Noviembre 2020
El ocaso del padre en la era digital:
su efecto para la generación Alpha y la cultura

Astrid Álvarez de la Roche

Índices esperanzadores ante un caos que insiste, sin reino.

A lo largo de nuestra vida, afrontamos diferentes situaciones, cada una por su consecuencia deja un resto de saber.

No hay patrones,  series establecidas o moldes que prefiguran la historia individual o colectiva.

Aunque fuimos concebidos en un campo de lenguaje bañado de afectos,  sin guión manifiesto, cerramos muchas jornadas con saldos bastante positivos,  no sin esfuerzo y trabajo. Al final,  ¿no es eso acaso la vida?

Ciertamente es una experiencia llena de preguntas,  respuestas y destellos de sorpresas.

El tema que hoy quisiera proponer parte de las cuestiones que nos plantean niños,  jóvenes y padres en épocas en que ya no contamos más con las clásicas figuras de autoridad,  aquellas que cumplían funciones claras y en gran modo contundentes, de ordenar y orientar el deseo y los proyectos de vida.

El trabajo clínico nos muestra síntomas y formas de sufrimiento inéditas,  sin configuración o estructura clara. Son fenómenos apalabrados, pleno de un goce patógeno, afectos y comportamientos desbordados, con pobres y limitados recursos simbólicos del lado del sujeto  para abordarlos y darles forma en un tratamiento.

Asumir este reto en el trabajo clínico e institucional implica la clara presencia del deseo del analista, el único que le permite abrir una posibilidad a cada sujeto con el fin de maniobrar de tal manera que se logre establecer una relación de transferencia.

En este lazo queda  alojada la queja, dando forma a una demanda de tratamiento por parte del sujeto, la cual recibimos,  constituyéndose en semilla de un compromiso en Verdad asumido.

Si esto existe y persiste, tendremos siempre la posibilidad efectiva y esperanzadora de promover escenarios en la consulta particular y organizacional que ofrezca tratamiento al malestar de esta cultura tan particular.

  1. Claves para entender las condiciones de la época actual
    1. Cambios y decadencia de la función del padre

Ya no contamos más con aquel padre autoritario que en épocas anteriores ponía firmes a los hijos ante un gesto, una mirada,  la sola presencia/aparición o la pronunciación de su nombre. Este fenómeno ha tenido sin duda efecto en las familias actuales y en la sociedad en general.

En particular,  podemos afirmar que es la autoridad simbólica aquella que ha eclipsado,  caída en picada, como silueta transparente e inoperante.

Así, tenemos padres para los cuales es cada vez más difícil educar,  disminuyendo el conflicto intergeneracional que de esto se desprende.  Es decir,  tenemos figuras que se ubican más como iguales y pares, compañías que en aparente armonía ("no problem") y equilibrio se posicionan en una coordenada imaginaria cuyo efecto de límite deviene ausente y que trae consecuencias graves en lo real. Estos progenitores buscan esquivar motivos de desigualdad para conservar una aparente armonía en el hogar que en el fondo es pura "tontería moral".

El problema es que los hijos carecen de claridad acerca de qué esperar de aquel que aunque es padre se comporta como hermano,  amigo, compañero. ¿En quién encontrar una figura para establecer como modelo de vida, referente,  ideal?

Las familias parecen cada vez más una empresa de organigrama horizontal en donde los lugares de jerarquía se han borrado. El padre como símbolo de la ley no es evidente.

Con ello, niños y adolescentes sostienen conductas desordenadas,  caóticas,  manifestaciones de angustia a veces desbordada en pánico, llamados en grito herido a un límite cuya respuesta no se encuentra porque el padre habla con voz en "off", inaudible aún en medio del silencio…

Al conducirse él mismo como infante,  contradice con su acto cualquier intento de regular,  legislar,  poner punto y coma a la biografía del hijo y familiar. 

Este padre tiende a su vez a confundirse con aquello propio de la figura materna: cuidado del cuerpo,  actividades de tiempo libre,  mundo emocional y afectivo.

Y no es que los papás no puedan estar viendo televisión con un hijo, o que ante una herida se hagan los ciegos. 

Ese cuidado propio de su función sostiene como resorte un punto de anclaje que articula el deseo a la ley, capaz de poner una barra para evitar que el Deseo materno devore en sus fauces al hijo.

En la práctica es claro cuando lo cuida sin infantilismo,  "mimo" de tinte, tono y aroma serio y que evita equívoco,  que puede ser cariño sin llenar por completo,  incluso crear cierta insatisfacción porque se distancia de una respuesta que colma la demanda de amor o el deseo.  Esto catapulta al sujeto a futuras búsquedas de  recursos en lo social.

Desafortunadamente el padre es ahora más un colega… próximo, demasiado parecido.

Así, lo que se nos avecina es cada vez más confuso con familias horizontales, planas y "democráticas", en donde todo se quiere acordar,  negociar,  dialogar. Este vacío paterno genera sin dudas ausencia de guía y referencia a posibles límites y orden. Hay más narcisismo,  seres caprichosos y a veces cínicos,  que exigen ser centros del mundo.

Con un padre incapaz de asumir aquellas responsabilidades que se atribuyen desde la horizontalidad,  el hijo es arropado por ideales de derechos que lo empoderan sin fundamento de juicio serio, frustrándose la educación y autoridad que ésta necesita.

Tratando de hacer un breve listado, es posible decir que éste fenómeno ocurriría por:

 

No es raro entonces la proliferación de esos nuevos síntomas, consecuencia de una hiper-modernidad que produce angustia y consumo compulsivo. Además de ser expresiones de sufrimiento subjetivo plagadas de pulsión de muerte,  se constituyen también como llamados fuertes por medio de los cuales el ser hablante clama la presencia de un tercero que funcione, una especie de  "árbitro" que regule los intercambios y pacifique modulando  goce y deseo.

Sin embargo,  y ante el desfallecimiento comentado, suelen terminar conflictos, malos entendidos y problemas,  en intervención de entes públicos, comisarios y trabajadores sociales, cuya efectividad puede o no hacer presencia, cuando el padre no tiene idea de qué hacer.

    1. La era digital y sus condiciones

Muchos de nosotros nacimos en una época en que algunos gadgets no existían o eran de uso masivo.

El transistor,  la máquina de escribir, la calculadora, el televisor de tubos, el walkman, el discman, el Nintendo, los beepers (buscapersonas), entre otros, hacen parte ya de una serie de artefactos que recordamos con cariño y añoranza, listos para coleccionistas y museos.

Antes se decía que el niño nacía con el “pan debajo del brazo” (referencia a la fortuna de una nueva vida, a la suerte que podría tener esta persona en su edad adulta o al hecho de que como nuevo miembro de la familia podía aportar a la economía y sostenimiento general de la familia). Ahora parece más bien que muchos niños nacen con el celular pegado al cuerpo como una especie de “nuevo órgano” del ser viviente.

Esto no implica que un nuevo niño haya dejado de considerarse algo positivo en sí mismo. Si bien los menores son seres que siguen siendo deseados, es cierto que la época actual no es la era industrial, la del ferrocarril, el barco de vapor y la construcción y crecimiento de fábricas, ciudades, carreteras, etc.

La producción se mueve a otra escala, la economía y la política, con sus relaciones y efectos sociales, han cambiado drásticamente, relacionándose sin duda con esa caída del padre. Cinismo, corrupciones, violencias,  fake news, son pan (triste) de cada día.

Hay también un panorama claro: el uso de la tecnología y la manipulación de la naturaleza, los sueños y proyectos que ya no hacen parte de películas de ciencia ficción futuristas han causado desarrollos y conquistas positivas pero al mismo tiempo las más impresionantes y paradójicas alteraciones en los sistemas humanos.

Las consecuencias no han tardado, develando el grado de insistencia de la pulsión de muerte y el empuje al goce desbrujulado, el cual insiste en expresarse con mayor fuerza, en la medida en que se trata de desalojar con puro tecnicismo, autoayudas y tratamientos deshumanizados del hombre por el hombre.

Sin duda, así como el desarrollo de sustancias anti-bacteriales ha creado seres patógenos cada vez más resistentes, lo mismo ha pasado con actos criminales y violencias. La finura e intromisión de los sistemas de control y vigilancia pretenden combatir el mal, pero más allá de buenas intenciones, terminan reproduciendo más de lo peor. Esto porque como se ve todos los días,  el crimen aprende también de ejemplo, y nada mejor que mantenerse a la moda para mejorar su hacer delictivo.

La guerra sostiene los sistemas para la paz y la no violencia...es así, blanco y negro no son el Uno sin Otro… el tema es cómo salir de semejante nudo y parar toda manipulación humana.

¿Es usted uno de esos profesionales o funcionarios que evitan resolver un problema o acaso multiplica una dificultad para cobrar o ganar más? ¿Sobre - diagnostica con el fin de vender más?

Las catástrofes y pandemias son crudas caras y realidades que nosotros mismos nos hemos creado. El virus que enfrentamos ahora ha traído además el uso cotidiano de tapabocas para muchas poblaciones. ¿Cómo explicar el mundo antes y después a las generaciones que recién están naciendo?

Cada bebé parecerá nacer no con un pan debajo del brazo, o un celular solo en la mano sino una mascarilla adicional “cosida” a la cara.

Caminamos por las calles y vemos ojos, no hay nariz, no hay boca. Muchas veces ni sabemos de quién se trata ese con el que podemos cruzarnos o ni siquiera cruzamos… o de pronto reconocemos miradas.

Poesía o no la "vida entre vistas y ojeadas", es un cambio con consecuencias para profundizar.

  1. Generación Alpha

Ya no estamos ante la generación Z, la de ahora es la generación alpha o T, entendida como aquella cuyo mundo está centrado en lo táctil. De esta manera, se trata de personas que usan de manera novedosa el internet como una herramienta de utilidad mayormente social y de colaboraciones.

Google, Facebook y Twitter fueron creadas luego de 2000 y se hicieron populares después. A su vez, la geo localización, los dispositivos táctiles, la portabilidad de dispositivos, la conexión en todo momento y lugar, la generación compartida de contenidos y su socialización son elementos clave en la vida cotidiana de estos jóvenes. En la medida en que estas tecnologías y tendencias, con sus concepciones de mundo, reciben a los nuevos bebés, podría decirse que aún un pequeño desde sus primeros años ya habita el mundo virtual. Tiene, de hecho, algún tipo de presencia en Internet al cumplir los seis meses de edad.

Diferente a la tecnología digital está la analógica, que se considera más “atrasada”. La analógica puede tomar infinitos valores en continuos. Ocurre por ejemplo para la temperatura (tomada por termómetros tradicionales), la energía.

Lo digital sólo toma dos valores, 0 o 1, es discreta, no es continua. Pensemos en un termómetro digital, o en un símbolo de encender aparatos, en donde sólo hay ON y OFF.

Al nacer, la generación táctil lo hace con la tecnología digital desarrollada. Esto quiere decir que no tienen referencia en el mundo analógico para muchas de sus actividades diarias.

Al crecer con tecnologías digitales de información y comunicación, el esfuerzo de adaptación es mayor cuando tienen que realizar tareas cotidianas sin conexión a internet (por ejemplo).

Las implicaciones en su conducta serían varias:

Para padres, maestros y clínicos estos seres "alpha" son todo un reto. Lo mismo ocurre en ambientes de trabajo. Aquel que quiera estar a su altura, comunicarse, ha de aprender el uso y el sentido de la tecnología en sus vidas y mundos.
La realidad de estos niños no se verá (tal vez) gravemente afectada (traumatizada) por el uso de desinfectantes, caretas, mascarillas. Han nacido o van a nacer en un universo con seres que tal vez usen siempre guantes y mascarilla en espacios públicos, en donde el distanciamiento implique cambios para actividades de reuniones masivas o espectáculos.

Al estar su realidad fundamentalmente generada en las pantallas, los órganos del cuerpo que usan son diferentes a los de otras generaciones en el sentido del imperio de lo visual y táctil. La sexualidad cambia, también, la familia, se generan nuevas maneras de estar con otros, de habitar y alojar experiencias.

Con el Internet y los desarrollos, ¿serían en efecto un futuro para el planeta? O cabe más bien preguntarse si acaso justamente este crecimiento hace trampa a la humanidad por producir, por ejemplo, excesos y acumulaciones, contaminación y plagas.

¿Es este modo de vida lo que ahora hace al planeta gritar en alarma con los virus y bacterias?

Si estos jóvenes dependen de lo tecnológico para existir…. ¿qué futuro entonces? ¿Cómo imaginar los paisajes, las ciudades, los hogares?

  1. Neo-melancolías y  neo-tristezas

Las nuevas melancolías (neo-melancolías) y  tristezas implican una grave pérdida de la motivación, la pasión, el deseo y la capacidad de juego.

Los avances científicos y tecnológicos de nuestros días han afectado sin duda la salud mental de muchos ciudadanos. Con deseos ilimitados, necesidad de saturar apetencias con objetos, servicios y relaciones instantáneas que ofrece el mercado virtual y tradicional, vemos sujetos desbrujulados, sin horizontes claros.

Las personas parecen vivir solo para divertirse, inmersos en una cultura del entretenimiento, como si tuviéramos existencia en un parque recreativo.

Incapaces de experimentar la soledad y el silencio por la presencia permanente e invasiva de estímulos, habitan realidades de limitados símbolos con poca capacidad para edificar significados subjetivos.

Se tiende a reproducir y compartir por redes más de lo mismo. El efímero regocijo logrado en trabajos y actividades diarias se evapora, escapa rápidamente por sostenerse en un campo virtual e imaginario eminentemente.

El padre tiene acá el campo abierto,  porque justamente su ausencia en la cultura implica una gran necesidad operar para reorganizar el deseo y que la ley atempere la ferocidad del deseo materno cuando la faz pareciera querer devorar al niño como objeto.

Las nuevas melancolías y tristezas implican una ausencia de capacidad para el duelo por carencia simbólica.  Por ello nos vemos invadidos por depresiones y afectos de profunda pesadumbre o manías extremas en reacción, sin experiencias colectivas que ayuden a reorganizar el mundo y la vida luego de pérdidas,  cambios y faltas.

  1. Recursos simbólicos, duelos y  resiliencias.

Todo duelo y elaboración de pérdidas requiere recursos psíquicos simbólicos mínimos. Se necesitan ceremonias, palabras, expresiones de afecto. La reconstrucción de aquello roto y que ya no está más no viene bien hacerla en soledad, por ello son importantes los ritos como actividades colectivas necesarias en las culturas. Esto desafortunadamente no existe en suficiente proporción ahora.

Ante las tecnologías, parecemos en cierto modo destinados a esa única y aparente relación con pantallas y gadgets.

¿Cómo considerar muerta a una persona cuando sigue viva y activa en Facebook?

¿De qué manera concebir la pérdida cuando hay tecnología para reencontrarnos con aquel que no está en la realidad virtual o con una versión tipo androide? ¿Ayudaría esto en cierta manera a concebir la ausencia del ser querido cuando hay, por ejemplo, desaparición del cuerpo o no?

¿Tendríamos que redefinir el trabajo de duelo en la medida en que un robot de duelo (griefbots) trabaja a partir de huellas digitales dejadas por la persona ausente y no desde su huella mnémica inconsciente? El objeto parece sin duda diferente...

Grandes interrogantes, es así, y cuyas respuestas tendremos seguro que ir construyendo y recogiendo entre varios.¿

  1. Esperanzas y alternativas.

 ¿Cómo crear un ambiente en donde convivan varias generaciones diferentes en medio de avances tecnológicos y gran necesidad de reencontrarnos con figuras de autoridad operantes en verdad?

Parte del desafío está en saber delegar las diferentes actividades, encargar tareas, atribuir funciones, confianza en el otro. Esto permite aprovechar las fortalezas de cada una de las personas de familias, grupos e instituciones.

También es importante capacitarse o aprender, teniendo experiencia y conocimiento sobre el uso de la tecnología, sus avances, beneficios y aspectos problemáticos.

Es clave que el sujeto trabaje para tomar nuevas posiciones,  saber sobre su inconsciente y aquellas determinaciones de historia y configuración que lo han dibujado y escrito.  Esto idealmente en el contexto de una relación transferencial con un analista que sirva para acoger la demanda subjetiva y el síntoma analítico.

Buscar el éxito es importante sin que esto sea lo único en la vida, el proyecto individual en soledad conduce fácilmente al narcisismo, separación de la familia y los grupos por mantenernos hiperconectados con dispositivos que terminan generando alta fatiga y burnout en personas de todas las edades.

Por esto es bueno desconectarnos de vez en cuando para enlazar libidinalmente otros mundos, escenarios, sueños y fantasías. La realidad está más allá de las pantallas, así escapamos a compulsiones que implican grave maltrato si llegan a extremos. 

De otro lado, conocer los  grupos, a las personas, percibir y analizar, conocer fortalezas y debilidades, saber determinados aspectos de su historia, origen, cultura, preferencias, habilidades, respetando vidas privadas es primordial y deseable en instituciones y vida familiar.

Es importante que el padre asuma su rol, sin autoritarismos o tiranías y cinismo. Padres que no sean gerentes o empresarios de casa, que buscan metas y logro de objetivos.  Se espera sujetos que articulen a la ley, que se  sepan imperfectos y aún referentes válidos de unos hijos que son "prestados".

Este padre orienta sin ser compañero/colega/amigo asumiendo de manera responsable las consecuencias de sus actos, habitado también por un deseo genuino, lo cual le implica tener una vida propia sabiendo que los hijos están de paso para vivir ellos mismos sus experiencias en el mundo.

Corregir y regular es posible y deseable a partir de padres que hoy logren, en medio de las condiciones actuales,  organizar de tal modo que sirvan sin maltrato o desbordes de un goce que siempre quisiera más de lo peor.

Al final, y apostando por la Verdad y el Bien,  hay esperanza y fe en el tiempo que nos queda por vivir en por-venir.

 ………..

Fuentes y referencias consultadas:

Alter, L. (20 de julio 2020) Bring Back the Open Air School.  www.treehugger.com/bring-back-open-air-school-4847934

Charro, M. C. (29 de julio 20202) El secreto del hijo. De Edipo al hijo recobrado. ttps://www.nuevarevista.net/libros/massimo-recalcati-el-secreto-del-hijo-de-edipo-al-hijo-recobrado/

Freud, S. (1930) (Vol. XXI) El malestar en la cultura. Buenos Aires: Amorrortu

Freud, S. (1920) (Vol. XVIII) Más allá del principio del placer. Buenos Aires: Amorrortu

Gastesi, A. (Agosto 24 de 2020) De padre a colega, la pérdida de la autoridad paterna que siembra el caos y desconcierta a los hijos. https://www.lavanguardia.com/magazine/buena-vida/20200824/32752/declive-autoridad-paterna.html

L. N. C. (20 junio de 2020) Artistas y arquitectos reflexionan sobre el futuro de las ciudades tras la pandemia. https://www.lanuevacronica.com/artistas-y-arquitectos-reflexionan-sobre-el-futuro-de-las-ciudades-tras-la-pandemia
Pundik, J. (1999) ¡No quiero estudiar!, de la caída del deseo al fracaso escolar y a la dificultad laboral. Madrid: Filium

Recalcati, M. (2020) El secreto del hijo, de Edipo al hijo recobrado. Barcelona: Anagrama S.A.

Redacción “Mundo”. (24 junio de 2020) La casa, la oficina y la ciudad: cómo va a cambiar la arquitectura por el COVID-19. https://www.infobae.com/america/mundo/2020/06/24/la-casa-la-oficina-y-la-ciudad-como-va-a-cambiar-la-arquitectura-por-el-covid-19/

Recalcati, M. (2015) Ya no es como antes. Barcelona: Anagrama S.A.

Recalcati, M. (2014) El complejo de Telémaco, padres e hijos ante el ocaso del progenitor. Barcelona: Anagrama S.A.

Recalcati, M. (2003) Clínica del vacío: anorexias, dependencias, psicosis. Madrid: Síntesis

Ubieto, J. R. (25 de noviembre 2020)  ¿Cómo hemos pasado del Padre a las pantallas? https://theconversation.com/como-hemos-pasado-del-padre-a-las-pantallas-150618

Ubieto, J. R. (3 de diciembre 2020) ¿Hacer el duelo con un robot? https://www.lavanguardia.com/vida/20201203/49854264973/hacer-el-duelo-con-un-robot.html

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