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Número 14 - Noviembre 2020
Niños en psicoanálisis
Liliana Donzis


Leer y releer  los textos que nos legó Jacques Lacan nos sorprenden cada vez.

En 1967  nos  advierte  sobre la  proliferación de los gadgets y sus consecuencias en lo tecnológico y cultural,  el  triunfo de la religión a la que agrego las políticas de mercado. Respecto de esta última situó su incidencia en el saber, representado por “la reacción de precursores en relación a lo que se irá desarrollando como consecuencia del reordenamiento de las agrupaciones sociales por la ciencia y, principalmente, de la universalización que introduce en ellas.”(1) Produciendo efectos de segregación que, según Lacan,  se expandirán por las condiciones del mercado.

Unos años antes planteo, “Decir que el sujeto sobre el que operamos en psicoanálisis no puede ser sino el sujeto de la ciencia puede parecer paradoja...”(2)

El sujeto al cual nos dirigimos en un psicoanálisis es concordante con  el sujeto de la ciencia?  ¿Las consecuencias en el lazo social y sus efectos políticos son similares?
Y.. aun es diferente el estatuto del sujeto para el psicoanálisis y el sujeto que es objeto de  las aplicaciones de las ciencias de la vida , como las neurociencias?
En este último caso, la farmacología y sus aplicaciones biomédicas pueden considerarse como una de las ramas de la neurociencias y como uno de los   últimos eslabones de las investigación  científica y  de su eventual comercialización.
El fármaco y sus usos constituyen uno de puntos  finales de un proceso que se inicia en la investigación básica que siguiendo métodos científicos aceptados  culminan con  su verificación definitiva. Por ejemplo, ante una pandemia como la que  atravesamos (3) se requiere de la puesta en marcha de investigaciones y producción en varios niveles de investigación y pruebas. Desde los espacios científicos hasta la población en general hemos esperado la producción de vacunas que puedan proteger del Covid 19. Somos testigos de la necesidad de  sus aportes fundamentales. Ahora bien, a partir de las primeras inferencias hasta su  implementación  es menester  realizar   una  compleja trayectoria que no es ajena ni a los procedimientos científicos, ni a los diferentes sistemas jurídicos que deben avalarlo como asimismo a lo establecido por las regulaciones de cada país.

Los resultados  antes de llegar a su aplicación, si de ciencias de la vida se trata, pasan por importantes modelos y pruebas diversa índole, también de laboratorio, presentaciones en la comunidad de experiencia científica de la que se trate y finalmente  su prueba, verificación  y aplicación. Es en esta última fase que  la industria está habilitada para producir en forma masiva  un producto o subproducto comercializable,  a esa altura puede estar  alejado de la investigación básica que le dio origen  e incluso puede ocurrir que en este camino el producto se  haya degradado  respecto  lo que fue el objetivo  que lo motivo.

Advertimos que es necesario diferenciar la ciencia, su desarrollo y su importancia  de  aquellas  aplicaciones que pueden afectar negativamente.

*****
La ciencia moderna  surge a partir de  la ruptura filosófica propuesta por Descartes quien  inaugura con el Cogito ergo Sum un nuevo sujeto, el sujeto de la razón, partiendo de la crítica del sujeto  como  criatura divina. El nuevo  sujeto  permitió la entrada  de la ciencia moderna  partiendo  aguas en la filosofía de occidente. Es desde esta perspectiva que surgen nuevos horizontes en el pensamiento y las búsquedas científicas, es asi  que más tarde Sigmund Freud revela el sujeto del inconsciente y subvierte al mismo tiempo el sujeto puesto a prueba por Descartes. Desde este sesgo  Lacan nos transmite que el psicoanálisis es hijo de la ciencia. 

La emergencia del sujeto que le interesa al psicoanálisis  surge de la experiencia del inconsciente y a este  nos dirigimos. No hay experimento de laboratorio que pueda efectuarse para demostrar al sujeto. Lacan trato de formalizar la experiencia analítica intentando varias  vías  como  la lingüística, las matemáticas y las lógicas a fin de  presentar matemas para su transmisión.  

Del matemático alemán Félix Klein al igual que Jean Piaget toma el cuadrángulo ofrecido por Klein  que  asimismo le permitió a Piaget formalizar las operaciones cognoscitivas. Lacan toma el cuadrángulo para articular inconsciente y pulsión proponiendo que aunque los escritos de Piaget sean  muy precisos se equivoca en suponer un sujeto transparente a la consciencia y el conocimiento. Es así que en el seminario de 1967  Lacan plantea que el sujeto al que le habla no existe, sino que se trata del inconsciente cuya tela y su condición de posibilidad es el lenguaje. Avanza por este camino para proponer que el sujeto del psicoanálisis  no es sin estar enganchado, enlazado, a la estructura del significante y del objeto y “este no es aprensible sino por medio de una matriz lógica que denomino objeto a que “ (4),  solo es aprehensible en las especies de la pulsión  que se le adosan y que  son el carril  por el queda religado al cuerpo.

Esta afirmación lógica entre significante y pulsión da otro estatuto  al cuerpo. La práctica del psicoanálisis es ajena  a las denominadas  políticas del cuerpo en las que por  el trazo unario y  la identificación  sitúan el cuerpo de cada uno  haciendo  grupo en  la masa, el  uno colectivizado al mismo tiempo facilita la segregación.  Cada uno, hombres, mujeres, niños y  niñas son  para esas posiciones políticas seres anónimos, participes  de un conjunto  que puede ser  concentracionario. Por ejemplo, cada niño singular se transforma en uno más de los ADD, Asperger, Tourette, TEA. Cada posición sexual, concerniente a lo más íntimo de cada quien, se lo intenta universalizar cuando se lo trata de modo  masificante, los gays, las lesbianas, los trans, etc. Es en esta perspectiva  que  el cuerpo  resulta apto para su desaparición subjetiva de modo que sean más sencillas  las regulaciones   sociales y del mercado. Para el psicoanálisis  el lugar del cuerpo remite  a la  singularidad del  sujeto. Nuestra praxis  hace juego con el significante, el  deseo, el amor y el goce.

La clínica con niños nos invita a preguntarnos  por algunas problemáticas  que han sido sobrediagnosticadas y también sobre medicadas, denominadas  disfunción cerebral, hiperkinesia, ADD/H, Asperger, TEA y otras. La nomenclatura de uso basada exclusivamente en lo fenoménico conlleva la omisión y el olvido de la singularidad de cada niño, tanto en aquellos con dificultades en sostener la atención como en los que manifiestan un exceso en la ejecución motriz. Los niños a quienes les cuesta sostener la palabra no necesariamente hay que etiquetarlos como autismos . Tal como lo exprese en otro trabajo (5) se diagnostican como   afecciones incurables que   responden exclusiva o  positivamente a la medicación. Si los fármacos son el último eslabón de la investigación científica, eslabón degradado por la industria, cuando no es necesario, lejos transformar el padecimiento deja al niño a merced de una interrupción de su proceso de subjetivación.  La medicación que mayormente se prescribe puede producir efectos adversos, y casi siempre acostumbramiento. “Esta estandarización comporta per-se cierto grado de iatrogenia y va en detrimento de lo singular de cada niño y de cada hijo en relación a sus padres .Pero no solo destaco esta arista sino también el hecho más que comprobado que por los carriles de la medicalización –las más de las veces innecesaria- un niño pierde o al menos sofoca la chance de viabilizar entre cuerpo y lenguaje las vicisitudes de su organización pulsional, es decir sexual” (6)

El fin no justifica los medios. Vale preguntarnos, cual es la pertinencia de la medicación en la infancia. ¿Su prescripción es de rigor? ¿Cuándo es para tranquilizar a los padres y maestros? O peor, se prescriben cumpliendo estándares y protocolos auspiciados por la industria?

He planteado que si las tecno ciencias estandarizan al niño  el psicoanálisis singulariza. Los niños inquietos, quienes se mueven constantemente llegando a no poder permanecer sentados, quienes tiran los objetos por el aire, pegan, insultan y patalean llegando en situaciones extremas a manifestar conductas erráticas, descontroladas e impredecibles dificultando la vida familiar, social y escolar pueden encontrar otro remedio. La clínica  me indica que la palabra tiene efecto en los niños y sus familias.
El trabajo psicoanalítico con estos niños y sus padres es  difícil y  de alta complejidad pero al mismo tiempo es el indicado y el que menor violencia acarrea en los niños y jóvenes.

En cada niño y en cada historia de infancia se teje  una escritura particular  con  las hebras de las tres dimensiones del lenguaje. La lengua materna y sus efectos nos invitan a  mantener la propuesta freudiana y lacaniana de la lengua enhebrada al inconsciente, aun con quienes  parecen no haber entrado del modo más propicio  en el lenguaje, en la escolarización y en los lazos sociales.

Es desde estas aristas que  vale tener en cuenta que  los niños y jóvenes en sus diversas presentaciones requieren del trato que conviene al  sujeto, a la estructura como acto del decir. 

Notas

(1) Jacques Lacan. Proposición del 9 de octubre de 1967. Versión Revista Ornicar.

(2) Jacques Lacan. Ciencia y Verdad. Escritos 1.  Editorial Siglo XXI

(3) Me refiero a la pandemia producida por el coronavirus- Covid 19 que afecto a nivel planetario en el año 2020.

(4) Jacques Lacan. Seminario XIV La Lógica del fantasma. Sesión 1era. 1967. Versión de la Biblioteca de la
Escuela Freudiana de Buenos Aires.

(5) Liliana Donzis. Locuras Infantiles. En Niños y Púberes. La Dirección de la Cura. Lugar Editorial. Año 2017. 1era Reimpresión. Buenos Aires

 

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