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Número 14 - Noviembre 2020
La tópica de lo imaginario en RSI (1° parte)
Sus incidencias clínicas

Verónica Guastella


¿Cómo y por qué Lacan empieza a hablar de lo imaginario?

Lacan que viene de la psiquiatría y de presentar el trabajo sobre la psicosis paranoica con el Caso Aimeé, aparece en 1936 en un congreso de la IPA en la ciudad de Marienbad (1) presentando el Estadio del Espejo -que toma de Henry Wallon, aunque no lo reconoce mucho esa autoría- es decir que viniendo de la psiquiatría y de patologías de psicóticos adultos, salta a una cuestión de lo constitutivo en el niño. Sucedió que a los 10 minutos de comenzar, Ernest Jones que era el que presidía el congreso lo  cortó (2).
Era la primera vez que Lacan iba a un Congreso dela IPA, Freud años antes, en 1914 -para la historia de una práctica que ya cumplió más de 100 años, digamos que no son tantos, estaba todo “muy fresquito” en términos de teoría- se ve llevado a introducir el Narcisismo, de alguna manera el estudio de las parafrenias y la esquizofrenia lo llevan a hablar de la constitución del narcisismo en el niño, tengamos en cuenta de que Freud tampoco era un psicoanalista de niños. Freud ya estaba enfermo en 1936 y se había quedado en Viena con su hija Anna. Había según dice Rudinesco una gran división, como dos familias enfrentadas al estilo europeo de los grandes blasones: por un lado Melanie Klein, que tenía su idea de que en el niño estaban las pulsiones como innatas, el objeto malo y el objeto bueno, la evolución del niño por fases esquizo-paranoide y depresiva, quería aplicar el psicoanálisis a niños. Por otro lado Anna Freud que consideraba al niño al estilo del pequeño hombrecito -a pesar de que su padre ya había escrito los “Tres Ensayos” hablando del polimorfismo perverso del niño- y decía que el niño necesitaba educación, cuidados, contención y que todo se desarrollaría “naturalmente” dándole curso a los mecanismos de defensas. Eran dos posturas antagónicas que reinaban en ese momento cuando Lacan quiere introducir el estadio del espejo como formador del yo.  

Melanie Klein que quería llevar al niño al consultorio y para eso se necesitaba una técnica distinta y aplicar materiales diversos como juguetes, tijeras, piolines, agua. Anna Freud sostenía intervenir en el niño a través de los padres, esto era bastante congruente con lo que había hecho su papá, Freud, con el pequeño Hans.

Tiempo después va a aparecer Winnicott en Inglaterra, con el objeto transicional hablando del ´entre´ el bebe y la madre, a quién Lacan si reconoce en tanto es uno en los que menciona para hablar de la constitución en la relación entre el sujeto y el Otro e introducir su objeto a. Como verán, no era fácil dar un salto del genetismo – evolucionismo – desarrollismo, a una teoría del sujeto como constituido a partir de su alienación simbólica e imaginaria al Otro.

El contexto era que el psicoanálisis era incipiente y la lectura de Freud ya estaba siendo sesgada, por eso Lacan formándose también en otras disciplinas como filosofía, matemática, antropología, topología, vuelve a leer a Freud y desde ahí surge el Estadio del Espejo. En ese momento Melanie Klein también había hecho una segunda lectura de la segunda tópica de Freud, que iba a contrapelo de todo lo que se estaba desarrollando de la mano de Anna Freud, la psicología del yo -imagínense que lo que ella dijera en esa época era de mucho peso, era la hija de Freud y él estaba del lado de su hija, obviamente. Consideraban al Yo como el producto de una diferenciación progresiva del Ello actuando como representante de la realidad y encargado de dominar las pulsiones, de ahí la lectura de la famosa frase Wo es war, soll Ich werde: donde el Ello estaba, el Yo debe advenir. Lacan volvía la espalda a toda la idea de un yo autónomo para estudiar su génesis en términos de identificación, propone en el Estadio del Espejo que el yo se constituye como una primera matriz imaginaria producto de una identificación a una imagen que se forma en el Otro. Haciendo la lectura de que donde el Ello estaba, el sujeto debe advenir.

El bebe puede reconocerse en un yo unificado y también reconocer el espacio por una matriz que se tiene que constituir en términos de imago, que es anticipatoria, incluso respecto de lo que puede sentir respecto de su propio cuerpo, incluso es exterior a él y va a determinar el devenir imaginario del Yo. El tema es que a Lacan lo interrumpe Jones diciendo que ya no había tiempo para seguir escuchándolo.

Es una historia del psicoanálisis es compleja, intrincada, de alianzas, de amores y de odios, de luchas por el poder, donde en el medio lo que estaba en juego es que se hacía una lectura sesgada de Freud. Hay una cuestión de política en el psicoanálisis como cuerpo teórico y como práctica del análisis, porque todo esto tiene también consecuencias en la dirección de la cura, o sea que si ésta se trata de un reforzamiento del yo y la identificación a la persona del analista hay un poder que se está ejerciendo ahí, y Lacan a pesar de su arrogancia, de la que lo acusaban, apunta a ubicar la cuestión en otro lugar (3) , donde no  hay poder de ningún yo de la persona del analista sobre ningún yo del paciente. El poder que tenemos en la dirección de la cura está limitado por la teoría del sujeto que la sostiene que es un sujeto esencialmente en falta y el primer punto de ubicación de esa falta es que, nacidos en estado de indefensión y desvalimiento, no tenemos ninguna posibilidad de autosostén, de autoabastecimiento, si no es por la intermediación de otro, y toda vez que ese otro puede ejercer su función de gran Otro porque lo habita un deseo, podemos constituir una primera matriz identificatoria que sostendrá operatorias futuras.

Lo que se juega es cómo advenir sujetos cuando se nace desvalido y desamparado en el campo del Otro, cuando nos constituimos en una matriz donde yo es otro, esta es como una punta de lanza con la que Lacan entra dividiendo aguas en el psicoanálisis. Este yo es otro en algún momento tiene que pasar a ser un si mismo, si no nos quedamos trabados en una tensión agresiva con el otro, especularizado, paranoizado, donde fallan de matrices identificatorias.

Primero la imago

La primera época de la enseñanza de Lacan gira entonces alrededor del tema de la imago. Su primer contribución original al campo de la constitución humana normativa es el Estadio el Espejo. A diferencia de tu tesis sobre la paranoia, que trata de casos decididamente psicóticos, el estadio del espejo es plateado como un mojón insalvable en  la constitución “normal” en tiempos fundantes del advenimiento subjetivo que trascurrirán en esos primeros encuentros entre el sujeto y el Otro, entre el bebe y quién se apresta a sostener la función materna.

La pregunta sería ¿por qué Lacan necesita hacer ese hincapié en el valor de la imago (4) aún teniendo ya plateados los tres registros: lo simbólico, lo imaginario y lo real? No sería sencillo parece que él pueda volver sobre lo que quiso presentar en aquel congreso de Marienband. Allí afirma que la capacidad de representarse en imágenes es un atributo humano por excelencia, no hay otro viviente de la especie mamífera que tenga necesidad de esa capacidad (5). En los animales la imago tiene función sólo en relación al instinto.

Luego de dos años de retorno a la lectura de los textos Freud, Lacan llega a “la idea cada vez más segura de que no hay aprehensión más total de la realidad humana que la que está constituida por la experiencia Freudiana, y que no podemos impedirnos retornar a las fuentes” (6) Era muy importante para Lacan sostener que lo que él introducía respondía a las fuentes Freudianas y que eso tenía efectos sobre la práctica del análisis. Desprendido de la lectura de los historiales freudianos dice Lacan: “la confrontación de esos tres registros que son precisamente los registros esenciales de la realidad humana, registros muy distintos y que se llaman: lo simbólico, lo imaginario y lo real” (7). No hay sustrato natural, instinto de la realidad humana sino eso que se puede articular a través de esos tres registros. Plantea que el psicoanálisis estaba en una situación de evitamiento de la cuestión de la palabra, al querer ver en los resortes del análisis modificar conductas, costumbres del sujeto, desembocamos en  dificultades e impases, donde todo quedaba en la tensión agresiva con el analista.

Los síntomas neuróticos implican una economía de las satisfacciones imaginarias, regidas por el principio de placer que dan equilibrio a su existencia, que nada tienen que ver con ritmos orgánicos ni instintuales. Es decir que la satisfacción que portan los síntomas neuróticos es de otro orden y también esto define una categoría conceptual “lo imaginario”. Este “orden de satisfacción imaginaria” es la “condición previa de la experiencia analítica”. Agrega también que los psicoanalistas nos servimos del concepto de “libido” para “expresar la noción de reversibilidad (es decir que los síntomas se puedan analizar) que implica un metabolismo de las imágenes” (8). Pero ¿esa imagen tiene el mismo valor que la imago de la que se sirven los biólogos para explicar los ciclos instintuales de los animales? Podemos decir que no es lo mismo una imago, que una imagen especular y menos aún, lo imaginario.

El desencadenamiento de los ciclos instintuales de los animales nos demuestran su dependencia de ciertas imagos sólo si coinciden con cierto momento particular del ciclo instintual y el desencadenamiento no tiene mediación: el tigre que está en la sabana en cierto período de su ciclo reproductivo, ante la imagen de la hembra se desencadena su instinto y eso no tiene mediación, si se cruza otro macho la lucha puede ser a muerte. No hay espera, duda, ni titubeo, el tigre no se pone a pensar si esa hembra le gusta tanto o no le gusta, se desencadena automáticamente el instinto de apareamiento. En cambio para un sujeto “un comportamiento puede ser imaginario cuando su orientación hacia las imágenes y su propio valor de imagen para otro sujeto lo vuelven susceptible de desplazamiento fuera del ciclo que asegura la satisfacción de una necesidad natural” (9), o sea el ser humano vive en un mundo de imágenes y del reconocimiento del valor de su imagen para el Otro, por fuera del ciclo de la satisfacción de una necesidad natural. Está en juego, una satisfacción de otro orden, libidinal, y con esto nos las tenemos que ver en el análisis, con esos fantasmas y sus satisfacciones.

Lacan se interroga qué sostienen esos fantasmas que los pacientes presentan, eso que en el análisis se juega como resistencia, que hace obstáculo a la palabra y que dice es “la tentativa por parte del sujeto de constituir hic et nunc, en la experiencia analítica, esta referencia imaginaria, lo que llamamos la tentativa del sujeto de hacer entrar al analista en su juego” (10) Freud lee en la cara de Ernst Lanzer, cuando relata el tormento de las ratas, el “horror de un goce ignorado”. La resistencia sin embargo se había convertido en una simple inercia opuesta al movimiento terapéutico, como agresión hacia el analista. No se leía el valor de goce, de satisfacción de otro orden que había en juego en los síntomas. Lacan ahí divide aguas y dice “Es algo que establece cierto lazo, que se opone como tal, como una acción humana, a la del terapeuta; pero con esta salvedad: que es preciso que el terapeuta no se engañe al respecto. No es a él, en tanto que realidad, que se oponen, es en la medida que, en su sitio, está realizada cierta imagen que el sujeto proyecta sobre él (…) -Es distinto pensar esto que hay una resistencia que se opone como fuerza de oposición al analista- las funciones completamente esenciales de estas relaciones imaginarias, tal como aparecen bajo la forma de resistencia, aparece otro registro, que está ligado nada menos que a la función propia que juega el yo, esa teoría del yo en la cual hoy no me adelantaré, y que es lo que hay que distinguir –esa teoría del yo que hace referencia es la que no le dejaron decir en Marienband- toda moción coherente y organizada del yo del análisis, a saber del yo como función imaginaria, del yo como unidad del sujeto alienado a él mismo, del yo como aquello en lo cual el sujeto no puede reconocerse en primer lugar más que alienándose (….) dimensión, muy distinta de la agresión que se llama en sí misma y en adelante: la agresividad” (11). O sea que si no salimos de esa instancia nos quedamos en la agresión sino, justamente como no hay instintos en el mundo humano, de agresividad como efecto de la constitución imaginaria del yo dependiendo de la alienación a la imagen en el Otro.

Es decir que tuvo que hacer grandes desarrollos y esfuerzos teóricos Lacan para hacer entrar el Estadio del Espejo en el medio analítico, tuvo que sostenerla no sólo en los textos de Freud –que vamos a ver en Introducción del Narcisismo y en el Proyecto- sino que también tenía que mostrar la resistencia y la dificultad que atravesaba el psicoanálisis en ese momento, al quedarse en la rivalidad imaginaria. Entonces al ofrecer esa teoría del yo hace una propuesta que va a tener consecuencias clínicas también. Además diciendo que no se trata solamente del registro de lo imaginario, sino que viene anudado a lo real y simbólico. Si hay un efecto de resistencia imaginaria, que es la que lee Freud en el hombre de las ratas cuando cuenta su tormento y le dice ‘her capitán’ es porque está poniendo en juego un goce ignorado e invita es al despliegue de la palabra, no a la interpretación imaginaria, de yo a yo.

El Estadio del Espejo:

Lacan lo introduce en el Seminario 1, Los escritos técnicos de Freud, para dar cuenta de la “articulación de lo simbólico e imaginario en la constitución de lo real”. Si habla de la constitución de lo real es porque a él no accedemos directamente, dice que “no es simplemente un momento del desarrollo. Cumple también una función ejemplar porque nos revela algunas de las relaciones del sujeto con su imagen en tanto Urbild del yo” (12) (arquetipo del yo) “Todo lo que sucede entre la percepción y la conciencia motriz del yo…. Está en una localidad psíquica que corresponderá a un lugar situado en el interior del aparato, en que surge uno de los grados preliminares de la imagen” acá Lacan cita a Freud en la interpretación delos sueños (13).
Con la experiencia del ramillete invertido (unos capítulos más adelante va a poner el florero debajo de la caja) propone que imaginemos un espejo cóncavo -como un cucharón con la superficie interior pulida- que tiene la capacidad de refractar imágenes en su interior, también una caja frente a él que tiene un florero pegado en su interior por su base, o sea que está al revés, y que arriba de la caja hay un ramillete de flores que se puede sostener por si mismo; suponemos también que hay un ojo que está mirando, que es el lugar donde está el sujeto. Por una serie de reflexiones de los ases de luces –esto es tema de óptica- se forma una imagen que se llama imagen real i (a), una ilusión de cuerpo donde no lo hay pero que es un cuerpo vasijado, es un cuerpo vacío, agujerado, no sólo en su interior hay un vacío, sino que tiene borde donde están las flores y cada flor representa a cada una de las pulsiones. Dice Lacan: “la sola visión de la forma total del cuerpo humano brinda al sujeto un dominio imaginario de su cuerpo, prematuro respecto del cuerpo real”… “es esta la aventura imaginaria por la cual el hombre, por primera vez experimenta que él se ve, se refleja y se concibe como distinto, otro de lo que él es: dimensión esencial de lo humano que estructura el conjunto de su vida fantasmática” (14). En esa primer idea de cuerpo el sujeto no siente tener un cuerpo, es pre subjetiva, es la posibilidad de crear una imagen donde no hay un cuerpo en el espacio, ese es el valor de anticipación que tiene la imagen y “para que se constituya ante el ojo que mira, un mundo donde lo imaginario pueda incluir lo real y, a la vez, formularlo… el ojo debe ocupar cierta posición en el interior del cono… si está fuera del cono ya no verá ya lo que es imaginario… verá las cosas tal como son, en su estado real, al desnudo… un pobre florero vacío o bien unas desoladas flores” (15).

Lo que queda escondido en la caja representa el cuerpo somático, lo real en tanto biológico que una vez que es tomado en la captura imaginaria se pierde. El ojo es el símbolo del sujeto, que ubicado ahí “significa que entre lo imaginario y lo real, y en la constitución del mundo que de ella resulta, todo depende de la situación del sujeto – del lugar e ese ojo que mira- (…) caracterizada esencialmente por su lugar en el mundo simbólico; dicho de otro modo en el mundo de la palabra. De ese lugar depende que el sujeto tenga derecho o no a llamarse Pedro.” (16)

Voy a tomar unas viñetas clínicas. Una se trata del caso de una mujer que consulta desbastada porque con un embarazo a término va al hospital, le hacen una cesárea, le sacan al bebé, ella no lo ve y le dicen que nació muerto. Su marido si tuvo la oportunidad de ver el bebe muerto. Además de lo dramático que es que nazca muerto, el acta de defunción lleva el nombre de ella, la madre, es decir que por alguna norma, ella no le pudieron poner el nombre que le habían elegido, como nació muerto parece que no es un sujeto. El análisis se tratará de la posible elaboración de un duelo por una hija que no tuvo estatuto jurídico, que no fue reconocido legalmente bajo las leyes del código civil, ella es como una Antígona que tuvo una hija que tiene un nombre para ella, que significaba algo para esa madre y familia: era la tercera hija en una familia que ya estaba constituida con dos niños anteriores, era “la” hermanita que esos niños esperaban, es decir que le esperaba un mundo simbólico, tenía existencia. Para esa mujer no era un feto que le sacaron muerto, para ella es una hija que nació muerta, el soma ya estaba perdido desde antes de que muriera y el cuerpo de ese bebe como imagen estaba constituido para esta mamá antes que se produzca esa cesárea.

El Otro caso se trata de mujer que había nacido en el seno de una pareja y su mamá había muerto siendo ella muy chiquita. Su papá volvió a formar pareja con otra mujer a la que llama mama Gloria, que era muy mala con ella: le pegaba, la castigaba, la aislaba, le exigía y no le reconocía nada, también era objeto de maltratos por parte de su papá. Consulta desde esa posición masoquista de ser siempre objeto entregado al Otro. Luego de casi un  año de tratamiento dice por primera vez algo que implica una diferencia entre el Yo y una instancia ideal: “lo que pasa es que yo siento que  no me merezco ser feliz”. Freud establece una diferencia entre el superyó y  Ideal del Yo y esta mujer tiene un ideal del yo superyoico que le dice “vos no te mereces ser feliz”, pero cuando en análisis logra decir esa frase produce un desdoblamiento, una distancia entre el Yo que piensa y dice lo que pensó y el lugar ideal donde se ve: la que no merece ser feliz. La analista la interroga y la paciente cuenta que siendo muy jovencita quedó embarazada y le daba tanto terror contarle a mamá Gloria y lo único que pudo hacer fue fajarse bien apretada. Es decir, ella no reconocía eso como embarazo, era una situación biológica del cuerpo lo que estaba viviendo, hasta que un día siente un fuerte dolor, se acuesta en la cama y se sale, se desprende de su cuerpo, un feto muerto. Relata que se asustó muchísimo, puso todo en una caja y lo enterró. Dice “yo era muy ignorante, no sabía lo que hacía, ahora necesito contarlo porque creo que por esto yo no me merezco ser feliz”. O sea, eso era para ella una cosa que le estaba creciendo que no representaba un hijo, era un estado orgánico, biológico del cuerpo, no había ninguna significación en relación a  eso que se estaba gestando. Porque podía no desear tener un hijo, pero podría pensar en querer darlo. No había ninguna posibilidad de que armara un mínimo necesario para ingresar al bebe a ese esquema, una primera  matriz imaginaria que signifique de alguna manera que ese conjunto de masa orgánica, de huesos, músculos y órganos, pueda llegar a ser, como mínimo, un  bebe, que luego podrá llegar a ser un bebe abandonado o un bebe regalado o un bebe dado en adopción.

Una paciente con aspecto de ‘pobre florero vacío’ decía que según el relato de su madre había sido una hija “no deseada pero si querida”.

Estos son diferentes aspectos de cuando no se puede producir el enlace entre lo imaginario y lo real dependiendo de la posición del ojo: es decir que aun antes de nacer un niño tiene un lugar en el Otro, en la familia, en la economía de los goces.
Lacan con el Esquema de los dos espejos ubica que se necesita un espejo plano, en este caso, que refleje esa primer matriz imaginaria anticipadora, en otra imagen unificadora y exterior a lo que es cuerpo pulsional en ese momento, un sujeto acéfalo de la pulsión. Porque lo que hay es un conjunto de pulsiones desintrincadas, tomadas en un cuerpo real, pero que todavía el sujeto no podrá ver, podrá haber un sujeto si se producen otras operaciones sobre el espejo plano.
Para el niño del primer ejemplo ya estaba preparado un espejo plano donde está el Otro, ya había algo más que esa primer imago de sujeto acéfalo de la pulsión, porque tenía un nombre, una identidad, incluso una identidad sexual, la hermana mujer menor, la hermanita de.., la tercera hija, una historia que la precedía y ciertos ideales puestos en juego en ella. Más aún, ya estaba preparado un lugar donde después poder dirigir la mirada y poder reconocerse en i’ (a), imagen virtual de una imagen real que forma el espejo cóncavo. Este cuerpo que se forma, la imagen real i (a), el que hace que el soma esté perdido para siempre, el que constituye el cuerpo real, morceleé, cuerpo feteado de la pulsión, es el que podemos ubicar a nivel del córtex dice Lacan. Ese cuerpo primero tiene erogeneidad pulsional, entones es un cuerpo propioceptivo del bebe, por ejemplo es oral, por eso los bebes chupan todo, la vista está sin direccionalidad pero una vez que es capturada por el espejo plano se fija la mirada.
Imaginemos si pudiéramos hacer, más allá de la rigidez que tenemos por los años, los movimientos descoordinados y asimétricos que hace un bebe: un brazo va para un lado, el otro para el otro mientras que la pierna va para arriba. No nos posible eso porque una vez que estamos capturados en el espejo plano perdemos el cuerpo real.

El cuerpo erógeno:

Circula por internet (17) un videíto ( https://youtu.be/W2ghm8rVFHQ ) donde un bebe, de aproximadamente 6 u 8 meses, tiene en una de sus manos un conito con helado que le dieron y con la otra agarró uno de sus pies, pasa entonces el conito con el helado por el pie y se lo chupa, vuelve a pasar el pie por el helado y lo chupa, una y otra vez extasiado. ¿Qué está disfrutando este bebé? ¿Que el helado es rico o que le gusta la sensación chuparse un pie? Ese bebé está en el tiempo pulsional de ser visto porque la madre lo está filmando muy cerca, podríamos decir que el ojo de la madre está bien ubicado en el cono porque hace coincidir las flores y el borde de la vasija: la mamá sostiene desde ahí que su hijo disfrute autoeróticamente de esa operación del helado-pie-boca. Es decir, le permite ese hacer/gozar con el vacío de su cuerpo porque no ‘educa’ a su hijo con que el pie no es para chupar o que el helado ensucia. Está sosteniendo hacer  coincidir el cuerpo vasijado con el ramillete pulsional y con eso permite que, del lado del sujeto, se vaya haciendo imbricación pulsional y con ello incorporación de lo real a través de la experiencia del vacío del objeto; reconociendo en eso, sin que lo sepa, un vacío fundante para ese hijo.

Solemos observar hay niños que cuando están saliendo de esa fase, de ese tiempo que es de una gramática  pulsional, van produciendo operatorias de reversiones pulsionales, por ejemplo ven a la madre con la cámara y se interesan en la cámara, son tiempos lógicos de operatoria fundante. Pero este bebe está ubicado en ese lugar, de necesario pasaje, de actividad autoerótica que va entramando las pulsiones: la prensión que va a derivar en la analidad (aplicar la fuerza controlada es preludio del control de esfínteres) articulada a la oralidad y la mirada, porque está disfrutando de chuparse el pie mientras está siendo filmado por su mama. Necesaria apetición (18) del niño por el deseo materno para poder constituir cuerpo imaginario que será a lo que va a derivar la imagen virtual, pasando de lo especular a la constitución de lo imaginario, que ya es poder prescindir de los espejos y del Otro, y el cuerpo como propio (19).

Notas

(1) Se puede consultar los entretelones de esa presentación en   Roudinesco, E.: LACAN: Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento. Cap. Marienbad  1993. Fondo de Cultura Económica.

(2) Lo que se llega a tener escrito son unas notas que Françoise Doltó tomó en ocasión de la presentación de un texto que Lacan hizo un tiempo antes en la Sociedad Psicoanalítica de Francia (filial de la IPA) y que luego incluye en una publicación bajo el nombre La Familia, artículo que le piden que escriba para la Enciclopedia de Psicoanálisis. También está publicado como un pequeño libro con ese nombre.

(3) Es muy interesante lo que desarrolla en 1958 Lacan en su importante texto “La dirección de la cura y los principios de poder”

(4) Es pertinente recordar que Lacan dicta una conferencia con ese título el 08/07/53, en la primera reunión científica de la recientemente fundada Sociedad Francesa de Psicoanálisis y preludio de lo que comenzará a ser el dictado de sus seminarios - el Seminario 1 es de 1953/54-

(5) Recalco que en esta ocasión nos estamos centrando en lo imaginario para ver luego su articulación en el nudo, pero que también está la importancia de lo simbólico, que Lacan introdujo a través de la metáfora paterna: como Nombre del Padre tiene una función ordenadora sobre el deseo de la madre, lo que anota el límite a lo simbólico a la vez que otorga significación fálica a ese deseo, o sea que escribe la castración en el Otro.

(6) J. Lacan: LO SIMBOLICO, LO IMAGINARIO Y LO REAL. (versión crítica) Traducción Ricardo Rodríguez Ponte para la Escuela Freudiana de Buenos Aires.

(7) Ídem pag. 6

(8) Ídem pag 7

(9) Ídem pag 9

(10) Ídem pag 15

(11) Ídem pag 16

(12) J. Lacan. Seminario 1. Paidós pag 121

(13) Ídem pag 122

(14) Idem pag. 128

(15) idem

(16) Ídem pag. 130

(17) Se lo puede ver en https://youtu.be/W2ghm8rVFHQ

(18) J. Lacan. Seminario 5. Paidós pág. 188

(19) Profundizar sobre la lógica del Estadio del Espejo, será motivo de otro escrito.

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