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Número 14 - Noviembre 2020
Puntualizaciones sobre la metamorfosis de
la pubertad, las violencias y el cuerpo

Martín Sosa

 

El presente trabajo se propone realizar una breve puntualización sobre la metamorfosis de la pubertad, los avatares de dicha metamorfosis en torno al cuerpo y a las violencias. Para ello, me serviré de una breve viñeta que ilustra dicha cuestión.

Para comenzar, se podría decir que la metamorfosis de la pubertad y sus modos de presentación clínica, interpela al psicoanalista, y se vincula con la forma en que cada época vive la pulsión: el empuje constante, el consumo, las recetas rápidas, los gadgets. En la pubertad en particular la cuestión se complejiza por el hecho de estar atravesando un momento singular donde el sujeto se encuentra con la inconsistencia del Otro. Para Cocoz (2009) Freud compara la metamorfosis de la pubertad con la perforación de un túnel: un agujero que horada, por un lado, la autoridad, el saber, la consistencia del Otro, y en el otro extremo, perturba la vivencia íntima del cuerpo. Entonces, inconsistencia del Otro y perturbación del cuerpo podrían ser leídas como modos de presentación clínica frecuentes que, muchas veces, llegan al analista como urgencias. Brevemente, podríamos caracterizar a estas últimas como un modo de entrada en la consulta, pero también en su vertiente significante y de goce (real). En otras palabras, la urgencia implica una ruptura de la cadena significante, “ya que si el significante no se articula, el sujeto no puede representarse” (Sotelo, 2006). De igual modo, la urgencia es un acontecimiento que enfrenta al sujeto a un puro real.

Los episodios de violencias, las nuevas formas del lazo, marcadas muchas veces por el bullying, el acoso, y otros fenómenos frecuentes de la época actual, invitan a pensar cuál es su presentación en el análisis, y cuál es ese real en juego. En palabras de Stevens (1998): “Lo que evoluciona es la envoltura formal del síntoma, es decir, los semblantes, los significantes que evolucionan en el contexto cultural. Por el contrario la relación al goce, al objeto pulsional cambia mucho menos. Entonces, es la parte del síntoma que tiene que ver con la relación a la cultura la que se mueve junto con ella”. El acoso escolar, la violencia, no son nuevos, si no su puesta en forma en los síntomas, con su costado significante y pulsional, real.

Miller (2017) en “niños violentos” se pregunta si la violencia de los niños es un síntoma. Responde rápidamente que no, cuando es una mera expresión de la pulsión de muerte (no necesariamente se realiza en un síntoma). Sin embargo, “la violencia que habla”, dice, puede ser de orden paranoico como histérico. Cuando tenga valor de demanda de amor o de queja por la falta-en-ser, es decir cuando se sitúe en el registro de Eros. En el registro de Eros, la violencia del niño es el sustituto de la satisfacción no-advenida de la demanda de amor. Ahí, en efecto, la violencia es un síntoma, y, se puede decir, un mensaje invertido. Este último punto resulta central para el tema que se desarrolla en este escrito. Una viñeta clínica lo ilustrará.

Los padres de German, de 12 años, consultan porque desde la escuela le hicieron varios llamados de atención a su hijo. Desde la escuela les dicen que German tiene una dificultad para relacionarse con los otros, a partir de una pelea que tuvo con dos compañeros. Esto desborda a la madre. Cuando el analista pregunta por esta pelea el padre responde que lo venían cargando sistemáticamente, y German “estalló”: agarró una tijera y amenazó con cortar a uno de sus compañeros. “No sabe pelear” (interrumpe la madre) “por eso nos extrañó”.

Más allá de eso, refieren que les preocupa que su hijo sea “muy colgado” en cuanto a los pedagógico, cuestión a la que ellos responden con gran exigencia. La madre se angustia en este punto: “sobre todo yo”, dice. German llega al consultorio muy enojado, entra solo, angustiado, agarrándose la cabeza: “a mí me mandan a venir acá y yo no quiero venir”. El analista interviene diciendo: “¿y entonces para qué viniste?”. Se ríe con sarcasmo, contando diferentes situaciones en las que la madre lo obliga a estudiar, a sacarse mejores notas. Insiste con querer irse, a lo que se le responde que puede irse si quiere, que no es una obligación quedarse. Se angustia: “y… pero mi mama que me va a decir?”. Se queda hasta tranquilizarse. Vuelve a la siguiente entrevista mucho más aliviado y con un sueño de angustia: ve una mujer que lo persigue, que lo ataca. Corre desesperado, se esconde en un armario pero la mujer lo descubre. Al ser descubierto, se despierta.

Los compañeros y una madre que lo “persiguen” aparecen en serie. Se comienza a recortar, ya en análisis, lo que para él es su gran problema: la exigencia de su madre, y de su lado, el tratar de cumplirlas a cualquier costo. German trae videos que descarga en el celular “sin que mamá se entere”. El análisis se convierte en otro lugar para dar tratamiento a su forma particular de gozar, y a inventarse una solución ante el goce materno desmedido, y para él, enloquecedor. Ante la exigencia materna, responde comprometiendo su cuerpo: pegando y enojándose, o con angustia.

Dos preguntas se desprenden de este fragmento clínico. La primera, si la violencia es para este adolescente un síntoma. La segunda, ¿qué estatuto tiene el cuerpo en este caso?.
Respecto a la primera, podríamos decir que la violencia para este adolescente, tiene el valor de una queja, que vía un acting, pone en juego en el ámbito escolar. A esto le suceden episodios de bullying previos, que lo hacen estallar. La madre, sin embargo, es quien “desborda” en primer lugar ante el llamado de la escuela, y Germán ingresa a la consulta del mismo modo: desbordado, enojado. El trabajo del análisis apunta a armar un borde posible, a partir de inconsistir a ese otro que le exige hacer lo que él no quiere. El analista al correrse de la serie de los que lo obligan, opta por dejar la decisión de su lado: puede elegir irse y no quedarse allí por obligación. Se angustia pensando en qué va a decir su madre, sin embargo, no sólo se queda sino que vuelve. Responsabilidad e implicación subjetiva, es la primera operación a la que apunta el analista en este primer movimiento.

Respecto a la segunda pregunta planteada, es necesario considerar brevemente qué entendemos por cuerpo. En “El inconsciente y el cuerpo hablante” Miller (2014) plantea que para Lacan lo imaginario es el cuerpo. El cuerpo es la imagen en el espejo que, en tanto ilusoria, da una consistencia, una unidad. Dirá: “el cuerpo condiciona todo aquello que el registro imaginario aloja de representaciones: significado, sentido y significación, y la propia imagen del mundo. Es en el cuerpo imaginario donde las palabras de la lengua hacen entrar las representaciones, que nos constituyen un mundo ilusorio a partir del modelo de la unidad del cuerpo”.

Asimismo, si tomamos la metáfora planteada al comienzo según la cual el adolescente se encuentra con la perforación de un túnel donde se unen inconsistencia del Otro y perturbaciones del cuerpo, ¿qué oferta el análisis?.
La operación analítica apuntaría a reducir el síntoma a su fórmula inicial, es decir al encuentro material de un significante y del cuerpo, al choque puro del lenguaje sobre el cuerpo (Miller, 2011). Entonces, se tratará en transferencia de una operación que apunte a dar un tratamiento posible a la opacidad de lo real.

Para finalizar, se podría decir que cuerpo, adolescencias y violencias constituyen una serie que debe ser leída con los interrogantes que ofrece nuestra época, sin perder de vista las singulares soluciones a las que el dispositivo analítico intenta dar lugar.

Referencias bibliográficas

Cocoz, V. (2009). La clínica de las adolescencias: entradas y salidas del túnel. En https://nucep.com/wp-content/uploads/2012/09/Vilma-Cocoz_LA-CLINICA-DE-LAS-ADOLESCENCIAS.pdf
Miller, J.A. (2011). Leer un síntoma. En https://ampblog2006.blogspot.com/2011/07/leer-un-sintoma-por-jacques-alain.html
Miller, J.A. (2014). El inconsciente y el cuerpo hablante. En https://www.wapol.org/es/articulos/Template.asp?intTipoPagina=4&intPublicacion=13&intEdicion=9&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=2742&intIdiomaArticulo=1
Miller, J.A. (2017). Niños violentos. Intervención de clausura de la 4ta Jornada del Instituto del Niño. En https://violenciaestudioslacanianos.blogspot.com/2018/11/psicoanalaisis-lacaniano-jacques-alain.html
Sotelo, I. (Comp.). Tiempos de urgencia. Estrategias del sujeto, estrategias del analista. Bs. As.: JCE Ediciones.
Stevens, A. (2001). Nuevos síntomas en la adolescencia. En http://blog.elp.org.es/698/nuevos_sintomas_en_la_adolescencia_alexa/

 

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