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Número 15 - Noviembre 2022
Pubertad.
¿Lo trans acontecimiento transitorio?

Liliana Donzis

El hombre piensa con -instrumento- su alma, o sea,…con los mecanismos supuestos que son soporte de su cuerpo.” (1)

El psicoanálisis nos enseña que el cuerpo es un hecho de discurso, que  ensambla y empalma   las dimensiones del lenguaje.
Asimismo es posible considerar el cuerpo del parletre  desde la perspectiva de la imagen  concerniente  a la representación mental que atañe a lo imaginario  anudado  con  lo simbólico y lo real. Esta  operación es estructurante y tambien  necesaria, es instituyente y  se conjuga con las identificaciones inaugurales que,  si las condiciones del deseo del Otro lo permiten,  se entraman con  la identificación especular, conocida como el estadio del espejo.

El cuerpo es soporte y presencia de la vida, Lacan dixit, su existencia es producto de  la entrada en el lenguaje por efecto de la   identificación primaria que, tal como mencione en el párrafo anterior, auspicia  la identificación al trazo y la identificación especular. En  tiempos instituyentes  se articula la imagen al trazo conjugada con el  asentimiento del Otro que propicia, según el ideal en juego, la precipitación de la imagen unificada y la declaración de sexo. La declaración de sexo acontecida  en la infancia no implica  aun la  asunción sexual (2).

El cuerpo es el lugar donde el significante se encarna, entre cuero y carne. Entre gritos y susurros, con los acordes melodiosos de la sonoridad que la voz promueve y que proviene  de los parientes próximos que transmiten la lengua. El cuerpo es tambien el  instrumento de lalengua y es por obra de la función  fálica, del falo, que  el cuerpo adviene   consistencia. El falo da cuerpo a lo imaginario.
 ¿Se trata del mismo cuerpo  aquel que se precipita como imagen en el espejo que el cuerpo cuya  estructura pende de la consistencia de lo imaginario?

Esta pregunta nos conduce a distinguir diferentes perspectivas para considerar la constitución subjetiva, por una parte esta  se instituye en  la operatoria edipica y en consecuencia da lugar a  la construcción del fantasma y por otra la estructura que se escribe en las tres dimensiones del lenguaje, RSI,  anudadas borromeanamente. Aun cuando cada una de estas operatorias  tiene una lógica diferente ambas apuntan al armado del cuerpo.

Es importante destacar que tanto  los efectos del fantasma en la subjetividad   como la estructura RSI conciernen al sujeto, pero es menester  situar que se asientan en lógicas diferentes y apuntan a operaciones distintas. La estructura se asienta en  escritura y sintaxis, mientras que el fantasma es producto del sujeto como efecto de la división por el lenguaje   articulado con el objeto a que se especifica en los objetos pulsionales.
Sintaxis y gramática implican  perspectivas a tener en cuenta en lo constituyente  del parletre, en su diferencia nos permiten situar  diversas problemáticas en la dirección de la cura, por ejemplo estructuras neuróticas o psicóticas y posiciones singulares en cada una de ellas. Situar la estructura y tambien la posición del sujeto es muy importante a la hora de puntualizar diagnósticos y tratamientos  en  el despertar puberal pues  a consecuencia de la irrupción pulsional y de la emergencia de renovados  goces se reelaboran las argumentaciones que en la infancia fueron escenas de juego y dibujo,  orillas del fantasma, asi como también el entramado de las dimensiones real, simbólica e imaginaria. 
En la clínica psicoanalítica con púberes abordamos tanto el desciframiento de la estructura como asi tambien los efectos de la pulsión en la subjetividad

¿Cuál es el cuerpo que nos interesa en la metamorfosis de la pubertad?  

Nos interesa situar tanto el cuerpo como gestalt de imagen y sus efectos en la constitución narcisistica como asi tambien el cuerpo como consistencia fálica. En la pubertad se metamorfosean  las vestimentas imaginarias producidas por el ideal que  atravesado por la falta  pone  en causa  el objeto a que  anima la imagen y al mismo tiempo  permite transformar  la perspectiva  del narcisismo  en una imagen atravesada por la castración asentada en la operatoria falo-castración.

Si estas operaciones instituyentes se producen, si el anudamiento de los registros del lenguaje se tejió  y las argumentaciones lúdicas fueron entramando lo pulsional  el sujeto se encontrara  en las mejores condiciones para asumir los riesgos que la pubertad conlleva. No siempre es asi, la clínica nos interpela con las dificultades y problemáticas constitutivas del sujeto asi como tambien con las dificultades ocasionales.
Con el advenimiento de la pubertad, el cuerpo constituido en la infancia, tanto en su anudamiento estructural como en el tramado edipico subjetivante se pone en juego y el púber  debe afrontar  los avatares de   las transformaciones corporales,  que se ven acrecentadas por   el impacto pulsional. No se trata exclusivamente de la adquisición de los caracteres sexuales secundarios sino también de la reedición de las operaciones edipicas, asi como una nueva vuelta de las identificaciones imaginarias que confrontan  la imagen al ideal.

La pulsión ataca, impacta el cuerpo y transforma las respuestas del sujeto; el no pienso de la pulsión golpea la carne, destrona lo que hasta ayer fueron los pilares del niño. En la niñez el juego amortigua el recorrido del trayecto de la pulsión proponiendo una relación al objeto que como bien denomina Jacques Lacan sitúa un fantasma inofensivo en la medida que pone distancia al goce incestuoso  verificamos  los nombres del padre.
Hay algo que la pubertad desajusta respecto de la niñez, este desajuste  recae  precisamente en el redimensionamiento de la imagen especular y el lazo con el semejante poniendo en tensión  la estructura,  su entramado simbólico con significantes, imágenes y goces que le son opacos pero que al mismo tiempo  delinean los rumbos de su destino (3).

Me parece interesante distinguir la pubertad y la adolescencia como dos tiempos lógicos respecto del abroquelamiento  de la  pulsión con el  cuerpo y el lenguaje. Podemos situar la pubertad como la irrupción pulsional mientras que la adolescencia concernirá  al tiempo en el que el fantasma está consagrado en la estructura estabilizando  la posición sexual del sujeto en relación a la elección de  objeto (4). 

¿Trans- transitorio?

Es importante señalar que  la elección de objeto producida  en la pubertad no siempre coincide con  la puesta en escena de la asunción sexual definitiva. Advertimos en la clínica que pueden coexistir elecciones homo y heterosexuales. Asimismo en nuestra actualidad el cuerpo ha cobrado un lugar de dominio ilusorio, me refiero a las transiciones sexuales, en las que el cuerpo auto percibido, en sus variantes,  a veces irrumpe reclamando una identidad de acuerdo a la imagen autopercibida.

Me interesa aclarar y poner en debate lo  que la clínica con púberes pone de manifiesto que la elección de cuerpo transexual puede ser una decisión transitoria y no definitiva. El púber debate su sexo  a través de su cuerpo.

El tiempo lógico no es el cronológico, en algún momento  surge  para el sujeto, no sin dificultades y angustias,  esa zona de interrogantes  ante lo sexual en las que el púber esta apremiado por su puesta en juego con  el partenaire y tambien  esta apremiado  por el goce sexual y la decisión de sexo.  Quien se dice hombre o quien se dice mujer requieren estar soportados por el cuerpo sexuado.
Dicho de otro modo el sexo interroga al sujeto y es ese debate  lo trans puede surgir como una posición y asimismo ser transitorio.
Por lo tanto ante las transiciones que modifican  lo real del cuerpo requieren un compas de espera. Lo no binario, las transiciones corporales, los desafíos de la sexualidad que interpelan al púber son a trabajar, a tener en cuenta y tambien a leer como una manifestación no definitiva.
Es asi que la asunción sexual y de sexo se asentara en  una condición de goce o en  voluntad de goce o una certeza del cuerpo (5).
La imagen y la estructura asomaran como  núcleos subjetivos en  la pubertad que marca la orientación de  los pasos  del despertar  a lo real, lo imaginario y lo simbólico  del cuerpo y del sexo.

Cruces y cicatrices atraviesan la subjetividad, el púber  puede  apostar a la exogamia, salir airoso del grupo familiar y establecer lazos sociales,   aventurar en su acto y  con sus pares  sus  avances, obstáculos, conquistas  y  pérdidas.

Notas

(1) Jacques Lacan. Libro XX. Cap. Del Barroco. Sesión del 8 de mayo de 1973

(2) Liliana Donzis y Mara Musolino. Goces, sexualidad y sexo. Editorial Cascada de Letras. Pag 27. Año 2019

(3) Liliana Donzis. Pubertad en futuro imperfecto. En Jugar Dibujar Escribir. Psicoanálisis con niños. Tercera Edición. Editorial Escuela Freudiana de Buenos Aires. Pag.159. Año 2017

(4) Ibid 2

(5)Véase este tema de la economía de goces, condición, voluntad y certeza en El Cuerpo Barroco, texto de  Liliana Donzis. Publicado en el portal de ELsigma.com publicado en enero de 2022.

 

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