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Número 15 - Noviembre 2022
El juego y la clínica con niños
Eduardo Gluj

A los efectos del desarrollo que me propongo hacer del juego en la practica con niños voy a empezar definiendo la Infancia como anterior a cualquier concepción del niño, lo que me permite articular el juego estrictamente al discurso del psicoanálisis. A partir de ahí se tratará de nuestro campo, campo de problema, de debate y de posicionamiento con las particularidades que surgen al tratarse de un tiempo de estructuración

Voy a definir la Infancia como aquello que permitirá ubicar al niño como el nombre del sujeto en ese dominio.  Defino Infancia como el campo donde se hace presente, se articula y se responde a la demanda parental soporte de ese campo. Demanda parental que deviene del Discurso Parental que es el que articula la falta estructural que conforma la pareja parental en el sentido más radical, por que atañe a la imposibilidad de escribir la relación sexual. En relación a ese lugar puede ubicarse un niño en el deseo de esa pareja, punto de partida de las demandas correlativas que atravesaran su existencia como niño en tanto repuesta a esas demandas. En otras palabras, las demandas que surgen en ese campo son singulares del padre y de la madre, siempre en resonancia a la falta estructural en cuestión. Estamos en la escena familiar constituida así por las demandas que rigen los lazos familiares, trátese de lo que se trate, y por la manera en que se articulan y regulan esas demandas, lo que involucra al cuerpo del infans en su dimensión simbólica imaginaria o real.

 La demanda parental involucra al niño embarcándolo en la estructura a partir de su cuerpo y lo conmina a responder. Se podrá responder en un campo de representación con el juego y si no estuvieran dadas las condiciones aun con el cuerpo involucrado 
Juego Estructura  

Según la manera de plantear la relación del juego con estructura surgen distintas maneras de pensar la práctica del psicoanálisis con niños, desde ignorar el papel estructural y estructurante del juego hasta ubicarlo en el centro de la práctica con niños
Es necesario advertir que las características del juego soportadas en la estructura no atañen exclusivamente al campo en que se estructura la subjetividad del niño, sino que se extienden en la superficie topológica de las estructuras parentales que dan soporte y determinan el lugar el reconocimiento y de la responsabilidad indispensables para su sostenimiento  

Planteamos inicialmente el juego como una escena de representación constituido a partir de cierta legalidad que como límite establece un dentro y un fuera de la escena, un borde que en tanto constreñimiento que delimita un campo regido por una red de constreñimientos y limitaciones que determinan sus propias lógicas imperantes. La particularidad de la escena de juego es que surge respondiendo a una falta, pero a vez se sostiene por algo correlativo a esa falta que queda fuera de la escena. Una particularidad de su dinámica es que al mismo tiempo de responder a esa falta la recrea, repetición. Si la escena de juego tiene estas particularidades es porque los electos estructurales comprometidos

El juego es inherente a la estructura del significante que romper con la idea de un significado univoco fijado en los significados de las palabras lo que implica la posibilidad de sumergirse en el campo del Otro y sus lógicas. Entonces hay pasaje de la escena de la Palabra a la escena de la Escritura a partir de una operación de borde pasaje de litoral como limite a literal como operación que establece como campo de operaciones del juego el campo de Otro
El juego como escena es equivalente a la escena teatral, que surge en la antigüedad como un reverso no simple de lo sagrado, que es aquello que articula plenamente la verdad de manera que la verdad sea lo real, mientras la escena teatral deja la verdad fuera de escena de manera que sus consecuencias son limitadas al valor de la obra misma.

El juego en su relación a la verdad. El juego en tiempos de la infancia implica una puesta en suspenso de la función de la verdad de manera que o bien juego o bien verdad. Responde el juego, responde un montaje en la escena, en lugar de aquello que funciona como correlativo a la demanda parental alude a la verdad de su objeto. Para que el juego establezca un dominio la verdad debe quedar fuera de él 
Que la verdad quede fuera de escena hace que el juego no plante consecuencias más allá que en el juego mismo. Sin embargo, habrá que detenerse en las consecuencias que surgen en el juego mismo
Si bien el juego no es “de verdad” y las consecuencias son limitadas al juego mismo, la seriedad que implica el juego, el compromiso libidinal implicado, ubica su dimensión de real posibilitando esas consecuencias.  Algo de lo real está en juego en la escena mientras la verdad esta fuera. Esto tematiza el montaje de la pulsión que hace su recorrido alrededor de ese real que esta dentro de la escena, y que se corresponde con la cara pulsional de la demanda. Lo real que está siendo tramado en el juego no dispone de una relación efectiva con la verdad de manera que no conlleva consecuencias más allá del juego. Sin embargo, las consecuencias que surgen dentro de la escena de juego posibilitan que el juego pueda representar al sujeto como niño en el campo de la infancia  
 El significante, la verdad, lo real y la consecuencia, que como vimos articula el juego, nos permite pensarlo como equivalente al Acto, esa contingencia en la escena que pone en juego su límite real, el objeto en cuestión, inscribiéndolo como perdido.
Si entonces vemos surgir el juego en tiempo de la infancia como equivalente al acto analítico podemos pensar al juego como sosteniendo la practica analítica con los niños por los que somos consultados definiendo a partir de él el inicio del tratamiento, sus giros, su fin y correlativamente el deseo del analista operando en él.

Juego y Acto

Si el seminario del acto analítico es concebido por Lacan como correlativo al de la lógica del fantasma es porque éste tematiza un planteo del acto, una lógica que lo posibilite de manera que la verdad se demuestre en acto en disyunción excluyente con lo real. El planteo lógico que lacan desarrolla para ambos seminarios es el que se despliega a partir del semigrupo de Klein sobre el cual lacan vuelve a plantear la operación de alienación separación partiendo de una operación lógica de disyunción excluyente de la cual surgen dos vectores, el de la Alienación y el de Verdad. Alienación ubica la demanda, la pulsión, el objeto y la falta, mientras la Verdad el inconsciente y el $. Ambos vectores en tensión y una operación que articula ambos a partir de la diagonal del semigrupo (transferencia) en el que se cumple la operación de transformación de la falta en perdida hasta lo irreductible de esa falta a partir de lo cual el acto, como contingente, puede inscribir esa imposibilidad. Es en acto que al inconsciente demuestra no ocupar el lugar del sujeto dividido y sincrónicamente se demuestra que la verdad no ocupa el lugar de lo real.

 Podemos decir que si en el seminario de la lógica del fantasma este funciona como antesala del acto es porque el fantasma plantea el acto y la formula del fantasma es la estructura lógica de ese planteo. Sabemos por nuestra clínica que el neurótico puede pasarse la vida haciéndose planteos, el fantasma sostiene la estructura del planteo. Sin fantasma no habría acto, pero per se no lo desencadena en tanto este requiera de la disyunción de la verdad y lo real que es del orden de lo contingente, el acto lo verifica, el sujeto se entera después.

Podríamos decir que a nivel del juego en la infancia la verdad funciona como disyunta, y lo real implicado, lo real del cuerpo queda tramado en el recorrido del significante, tenemos la pulsión. El juego que se plantea como una respuesta a la demanda parental responde no con la verdad del objeto exigido por la demanda sino de una manera metafórica con algo que es propio del juego que es recrear la falta
Si hay una operación del juego esta consiste en plantear la relación verdad-real bajo la forma lógica de una disyunción excluyente algo que sostiene lógicamente la relación de la verdad con lo real bajo la forma la verdad queda afuera de manera que el juego se verifique como posible

Si el juego se establece esta disyunción excluyente verdad o juego como condición implícita a cualquier planteo de juego de la cual deviene una consecuencia significativa: el niño como nombre del sujeto en la infancia

A partir de aquí podemos empezar a pensar que el trabajo del análisis con los niños consiste en todo momento es plantear el juego y su despliegue lógico y estructural de manera que el niño surja allí donde no era

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