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Número 15 - Noviembre 2022
Síntomas parentales y sus efectos en la subjetividad del niño.
Un relato clínico

Francisco Javier Herrera Amavizca

Mi propósito en este relato clínico es reflexionar acerca del goce materno y la ausencia del padre dentro de lo que configura el desarrollo del tratamiento de un niño que es llevado por el deseo de sus padres.
Dicho trabajo está dividido en cinco apartados que comprenden diferentes momentos del proceso que se fue dando a cabo en diferentes lapsos de tiempo que comprendieron el trabajo de comprensión e intervención, involucrando a los padres en el tratamiento, debido a que, mucho del material aquí expuesto fue clave para entender los síntomas de los padres y su efecto en la subjetividad del niño.

Llegar a ser padres

Antonio llega a mi consultorio por primera ocasión debido a que, según refirieron sus padres, estaba presentando una “regresión infantil”. Fue gracias a la recomendación de Ana, hermana menor de la madre de Antonio, quien les recomendó asistieran conmigo facilitándoles mis datos para poder ponerse en contacto y solicitar una cita.

-Ana y su esposo Mario algunos meses atrás estuvieron llevando a su hijo mayor Mario de 13 años de edad a mi espacio ya que presentaba (según el informe del departamento de psicopedagogía del colegio en el cual cursaba su educación secundaria), dificultad para socializar con sus compañeros, falta de interés, problemas de conducta y agresión física hacia sus compañeros de grupo. Menciono lo anterior ya que Mario cobrará dentro del desarrollo de este relato un papel relevante en la relación con Antonio ya que además de ser el único primo con quien compartía momentos de juego durante las reuniones familiares tenían el gusto y afición por los video juegos, consolas y dispositivos electrónicos.

-Antonio tenía 5 años de edad cuando estuvo asistiendo una vez por semana en compañía de sus padres a mi consultorio, con quienes después de atender a Antonio procedía a entrevistarlos o dar seguimiento siendo su mamá con quien en la mayoría de las veces obtuve mayor información que me permitió profundizar, conocer aspectos relacionados con su familia e ir tratando la situación de Antonio.
Por parte de su padre era más complicado que él asistiera ya que trabajaba por su cuenta para una firma importante de seguros a nivel nacional y pasaba mucho tiempo fuera de casa.
Señalo esto ya que fueron tres los momentos o tiempos diferentes en los que interrumpieron el tratamiento, debido a situaciones familiares que les impedían llevarlo a la consulta.

-Martha y Antonio de 38 y 40 años de edad respectivamente, durante la entrevista inicial compartieron lo difícil que fue el llegar a ser padres para ellos, ya que previo al embarazo y parto de Antonio, vivieron con la dificultad poder concebir el embarazo y una vez logrado su primer embarazo, este no llegó a termino por muerte fetal dentro del vientre materno debido a desprendimiento prematuro de placenta. Dos años después Martha logró embarazarse de nuevo siendo este un embarazo de alto riesgo y por recomendación de su ginecólogo particular se le pidió que permaneciera en cama y evitara hacer esfuerzos así como también actividad física, solo que al llegar el momento del alumbramiento y parto el bebé nació sin vida. Tal situación llevó a Martha a pasar meses en cama por su delicado estado de salud y tristeza, según refirió, ocasionada por la perdida de sus bebés e “imposibilidad de llegar a ser madre” (Sic).

Por su parte Antonio compartió que fue doloroso sobrellevar ambas perdidas, apoyar en las atenciones que requería el cuidado de su esposa, quien durante el periodo de recuperación estuvo tratada con psicofármacos sugeridos por el psiquiatra de la institución de seguridad social (IMSS, que por sus siglas en México significa: Instituto Mexicano del Seguro Social), en la cual ella laboraba como nutrióloga  encargada del departamento de alimentos y dietas dentro de dicha institución de salud pública.
Un año después decidieron intentarlo de nuevo logrando que ella pudiera embarazarse y conseguir posteriormente bajo muchos cuidados que requirieron el cuidado por parte de su madre, hermanas y familia el que Antonio naciera con buen estado de salud. Refiere Martha que ese periodo de tiempo lo vivió con mucho miedo a perder de nuevo a su bebé y que lidió con la culpa por haber perdido a sus bebés aunado a ello el duelo entre cada uno de sus embarazos.

En posteriores entrevistas y seguimiento pude rescatar que durante los primeros meses Antonio lloraba constantemente, tomó leche materna poco tiempo ya que esta le producía vomito y reflujo, presentaba problemas para conciliar el sueño, enfermaba de los bronquios trayendo consigo infecciones respiratorios lo cual llevó a su madre a pedir cambio de turno para poder cuidarlo durante las mañanas y por las tardes su esposo, quien decidía llevarlo a casa de su madre (abuela paterna), quien tenía un negocio de comida casera facilitando así la alimentación y cuidados que el niño requería. Transcurrieron de esta forma los primeros 4 años de vida de Antonio bajo estas  atenciones en donde por un lado en casa con su mamá se negaba a probar alimentos siendo tan sólo el biberón que era lo único que aceptaba, orillando a Martha a buscar alternativas para hacer más variada la alimentación mezclando frutas, verduras y carnes licuadas a manera de papillas para introducirlos entre los alimentos favoritos de Antonio, que en su mayoría eran derivados de lácteos, en ocasiones pizza sin ningún tipo de embutidos, caldos con elote tierno cocido y tortillas de maíz.

De está forma “engañando”, el paladar de Antonio, refirió su madre, podía asegurarse como nutrióloga que estuviera comiendo lo necesario para su crecimiento y desarrollo. En cambio en casa de su abuela paterna, le exigían comer a la fuerza lo que le daban para comer, buscando que introdujera en sus hábitos alimenticios alimentos sólidos preparados y servidos de manera tradicional, es decir, sin ser estos licuados. Antonio me compartió que pedía que se le mostraran previo a ser servidos los alimentos ya que pedía verlos y olerlos. Dichos alimentos le ocasionaba vomitarlos, aspecto el cual comenzó a preocupar ya que después de una revisión por parte de un médico gastroenterólogo encontraron que su esófago se encontraba constreñido provocando así dicho órgano el rechazo y expulsión de los alimentos solidos o que le desagradaban tanto al gusto u olfato. Fue poco después de ese diagnóstico que al comentarlo en casa de la familia materna donde les sugirieron que su malestar era psicológico, sugerencia que también señaló como probable causa el médico especialista que además les propuso un estudio más profundo el cual requería realizar una endoscopía para observar en su interior y poder así descartar o aprobar afecciones del esófago, estómago o intestino, estudio el cual conllevaba un riesgo por la edad del niño, por lo cual sus padres rechazaron la opción y continuaron con las formas antes señaladas para alimentarlo. Por un lado su madre se esforzaba en brindar todas las atenciones y cuidados y por el otro su padre recurría a las amenazas, retiro de juguetes, alimentos predilectos, (yogurth, natillas de leche, chocomilk y cereales que acompañaba con leche) así como también ver caricaturas en la televisión o Ipad. Tal situación generaba riñas entre los padres y cuestionamientos por parte de la familia paterna hacia Martha acerca de la “sobreprotección”, que en repetidas ocasiones señalaba su esposo que daba ella hacia el niño, aspecto el cual entre lagrimas Martha comentó que lo hacia por temor a que Antonio enfermara o que empeorara la reacción que tenía hacia el rechazo de alimentos. Es ahí donde también comentaban esa llamada regresión infantil ya que tendía a pedir por las noches un biberón con leche, usar pañal durante la noche y llanto tras exigir ir a dormir a la cama de los padres, solicitudes que por parte del padre reclamaba a Martha no debían continuar.

La entrada a preescolar

Es en este periodo en donde Antonio se destacaba en las actividades relacionadas con las matemáticas, el aprendizaje de la escritura y una facilidad que sorprendió a sus padres con respecto a su habilidad para leer así como un gran interés por escuchar cuentos, adquirir libros, revistas infantiles, comics de super héroes y revistas especializadas en videojuegos que comenzó a conocer viendo tutoriales por youtube en donde seguía a jugadores que subían sus sesiones de juegos. Estas actividades lo mantenían entretenido por horas durante la tarde, lo cual favorecía a su papá ya que le permitía trabajar desde casa o ir a visitar clientes mientras Antonio se entretenía viendo tutoriales desde su Ipad o teléfono celular de su padre.
Hablaba durante las sesiones con mucho entusiasmo sobre los videojuegos, me mostraba sus revistas y libros así como el buscar representar a dichos personajes tomando del consultorio hojas de papel para dibujarlos colorear o en ocasiones modelar con plastilina o armar con piezas de lego escenarios de Minecraft, videojuego de moda en ese momento. Su habilidad para expresar oralmente sus ideas y pensamientos permitía que el desarrollo de la sesión transcurriera fluidamente lo cual favoreció el que hablara sobre lo que ocurría en casa y en su escuela, mas el hablar sobre el tema de la comida era algo del cual prefería no hablar y ello se reflejaba cuando al recibirlo su padre o madre me decían de forma acusatoria que no estaba comiendo alimentos sólidos o que había vomitado, aspecto el cual al iniciar la sesión lo hacia estar molesto.

Dentro del consultorio contaba con una caja de juguetes y materiales a los cuales podía él recurrir y mientras que jugabamos generaba una conversación en donde platicaba sobre lo que hacían sus padres para hacerlo comer “cosas que me dan asco”, referiendo que no les gustaban por su textura, es decir la sensación que le provocaban en su boca y garganta en especial aquellos que eran “duros” o que necesitaban ser masticados muchas veces refiriendose particularmente a la carne de res, pollo o pescado pero que los debía comer porque sino su papá le pegaba con el cinto o le quitaban su consola de videojuegos recién adquirida por haber obtenido “buenas calificaciones”, ir a jugar beisbol (deporte predilecto de su papá), o ir a natación con su mamá. Es en este lapso de tiempo que su madre reconoce que la relación entre padre e hijo había mejorado y que estaba aceptando comer alimentos que mencionaba le daban asco en pequeñas porciones a cambio de permisos a casa de su primo Mario para hacer pijamadas, jugar videojuegos y aprender estrategias de juegos que en su mayoría contenían exceso de violencia y con advertencia de solo para mayores de 18 años debido a el uso explícito de vocabulario, uso de armas en donde en especial destacaba en él una gran fascinación por el uso del cuchillo por parte de un personaje llamado Fredy, el cual era un personaje del que debía huir dentro de un restaurant de hamburguesas el cual contenía muchos pasillos por los cuales se podía desplazar en busqueda de una salida mientras transcurría la noche. Después de la sesión con Antonio su mamá me comentó que dejarían de asistir por un tiempo ya que su hermana mayor que vivía en la Ciudad de México le habían diagnósticado cáncer de colón en estado avanzado que tanto ella como sus hermanas y madre estarían a cargo de los cuidados y de sus hijos.

El retorno y nacimiento de Cecilia

Cinco meses después, a principios de junio, Martha me avisa que estaban ya de vuelta en la ciudad y que Antonio retornaría a consulta. Los recibí de nueva cuenta con la noticia de la muerte de su hermana y sobre su embarazo de 5 meses que no habían querido comentar y prefirieron como pareja reservarse la noticia hasta que su ginecólogo les diera seguridad sobre los cuidados a seguir, noticia sobre la cual Antonio habló pocas ocasiones en sesión enfocándose en hablar de su tía fallecida refiriendo que había podido estar con ella y con sus primos mientras que su mamá la cuidaba porque estaba enferma. Evitaba hablar de su hermana, ya que sabía que iba a ser niña porque sus padres se lo habían anunciado, comenzó a mostrarse molesto y exigía que después de la sesión nadie tocara los juguetes que empleaba ni que desarmara las construcciones que hacia con las piezas de lego o tangram, en ocasiones llegó a decirles a los niños que estaban en la sala de espera con sus padres que no tocaran sus juguetes y/o “creaciones”, como él prefería llamarles.

Fue durante este periodo que su asistencia a las sesiones no fue regular, faltando a sesiones por los cuidados que requería el embarazo de su madre y por la promoción de un puesto que exigía a su padre pasar temporadas fuera de la ciudad quedando al cuidado de su abuela materna.

Interludio

“El ajedrez es el único juego que se aprende perdiendo”.

Esta fue una frase que le referí a Antonio después de que por accidente, en la sesión previa a la suya, había dejado sobre la mesa un tablero de ajedrez el cual llamó su atención y me pidió si podíamos jugar. Tras colocar las piezas revueltas sobre el tablero se negó a que le explicara cómo se jugaba y comenzó a instruirme en jugarlo como si fuese un juego de Battle Ship (Batalla Nava)l, en donde él ponía las reglas para después deshacerlas a su criterio. Así transcurrió el juego durante varias sesiones hasta que se mostró enfado y me pidió que le enseñara cómo se jugaba, fue entonces que las reglas del juego no le agradaban mostrando renuencia a seguirlas y a no admitir perder piezas, queriendo cambiar la forma de los movimientos de las piezas, anunciar jaque mate a diestra y siniestra sin que lo fuese, de tal forma que ya molesto me dijo: este juego no me gusta porque para todo quieren poner reglas. Lo cual propició que hablara a su vez sobre la llegada, nacimiento, de su hermana, que ella le trajo de regalo un minión y que tenía por nombre Cecilia y que ella si podía dormir en el cuarto de sus padres. En seguimiento con su papá me comentó que no tenía confianza en dejarlo a solas con la bebé porque le habían sorprendido picándole un ojo, lo cual había provocado en él un gran coraje pero que se contuvo de golpearle con la mano prefiriendo mejor hablar sobre lo que sentía por Cecilia así como también decirle que ella era muy frágil y delicada que era el hermano mayor y debía cuidarla para que lo admirara así como el admiraba a su primo Mario.

En posteriores sesiones acudían los cuatro en familia con Cecilia en brazos y Antonio mostrándose cariñoso con su hermana besandola en la frente y manos. Sus papás hablaban que ya estaba comiendo mucho mejor y que aceptaba comer carne de pescado. En la escuela aparecía dentro del cuadro de honor aunque destacaban que había en el colegio serias muestras de abuso hacia Antonio por parte de sus compañeros y que veían con agrado que el se defendiera a los golpes, llevando este tipo de conducta a suspensión de clases, reportes, notas por parte de los maestros (por su rebeldía), señalando que había dejado de ser como era antes. Hablaba sobre ello mientras jugabamos ajedrez, juego que (ya en ese momento) le gustaba jugar, aprendiendo a realizar jugadas y que practivaba en casa con su papá y su primo Mario que tomaba clases particulares de ajedrez. En casa pasaba más tiempo jugando videojuegos, señalando su mamá que no podía ya cuidar de él y de su pequeña hija a la vez y que la relación con su esposo era más tensa ya que pasaba mucho tiempo fuera de casa que estaba descuidando de su familia y que tan sólo se ocupaba de traer dinero a casa. Después de hablar sobre esta situación me dijo que ya no podría traerlo y esperaría estuviera más grande Cecilia para que se le facilitara traerlo por su propia cuenta sin depender del traslado por parte de su esposo.

De-volver la llamada
Un día Domingo por la tarde recibo una llamada a mi teléfono celular, al contestar escucho la voz de Martha, con la voz entrecortada, diciéndome que Antonio, su hijo, había sido sorprendido con un cuchillo en sus manos y con la punta del mismo apuntando a su estómago, que su esposo lo había sorprendido y tras quitarle el cuchillo le pegó con su cinturón en repetidas ocasiones y que eso le había hecho sentir que habían fallado como padres, que Antonio estaba encerrado en una habitación mientras su papá averiguaba lo qué había acontecido ya que se encontraban en casa de Ana la hermana nenor de Martha.

Poco después me contó lo ocurrido tras haber descubierto su papá que Antonio estaba molesto porque sus primos Mario y Martín, hermano menor de Mario de 4 años de edad, sólo prestaban atención a Cecilia y que no querían jugar con él, que se fue a la cocina, tomó un cuchillo y que señaló con el a su hermana, luego de ser descubierto por su tía Ana, corrió a la cochera, lugar en donde su papá lo encontró y reprendió. Más tarde, ese mismo día, me volvió a hablar una vez que estuvieron en su casa comentando que habían decidido ocultar objetos punzocortantes, además de hablar con Antonio ya que se tranquilizara debido a que estaba llorando, pidiendo perdón y repitiendo que no sabía sobre lo ocurrido.

Me pidieron si podía ver a Antonio, dos días después ya en el consultorio Antonio llegó pidiendo hablar sobre lo que había pasado, que no recordaba hasta el momento cuando se vio con el cuchillo apuntando a su estómago, lloraba diciendo estar arrepentido, enseguida le pregunté acerca de lo que estaban jugando su hermana, Mario, Martín y él, a lo que me contestó que estaban jugando videojuegos y que después sus primos no quisieron jugar con él. Luego me pidió jugar una partida de ajedrez que quedó interrumpida al solicitarme que quería que sus papás pasaran con él para pedirles una disculpa. La solicitud fue escuchada por mi parte y enseguida le pregunté: ¿De qué te quieres disculpar con ellos?, a lo que me respondio: que porque no quería ver llorando a su mamá y para que su papá ya no estuviera enojado. Se levantó del sillón abrió la puerta y se fue a los brazos de su mamá.

No habló acerca de su hermana mientras se disculpaba con ellos, sus papás me comentaron después de entrar al consultorio que le darían tiempo a Antonio para que poco a poco fuera hablando sobre lo ocurrido que habían pedido a sus familiares que les permitieran a ellos tratar la situación. Acordaron asistir la próxima sesión ambos junto con Antonio, sesión a la cual no asistieron. Me comuniqué con ellos por teléfono sin recibir contestación alguna, envíe mensajes para saber sobre ellos una semana después, Martha me respondió que estaban mejor, que luego se pondrían de acuerdo conmigo devolviéndome la llamada.  

Esta experiencia personal de trabajo me hizo reflexionar acerca de los estragos que pueden llegar a causar dentro del desarrollo infantil y estadio infans el que la madre después de haber atravesado dos dolorosas perdidas no hubiese tenido un tipo de atención que le hubiese permitido llevar un posible tratamiento a su sufrimiento sin necesidad de que quedar tan solo supeditada a los efectos de los psicofármacos. Por otra parte, existe también una dura confrontación entre estilos de crianza en donde el choque de lo que cada uno en su configuración de hijo por venir se confrontaba con sus ideales atravesados por las injererencias e intromisiones de patrones de crianza que conformaron su complejo familiar y estructural quedando así interrumpido el tratamiento que le permitió a Antonio representar y simbólizar a través del juego su resistencia a seguir las reglas y normas controlando su cuerpo a través de somatizaciones que brindaban satisfaciones sustitutivas, aunado a ello el dejar de ser “su majestad, el bebé” de casa, exponiendo en acto su integridad física en esa rivalidad fraternal.

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