El tema del cuerpo ha ganado protagonismo en las producciones psicoanalíticas. Este interés resulta beneficioso, ya que el psicoanálisis se aleja de la tradicional división mente/cuerpo heredada del cartesianismo, que ha tenido una influencia notable en nuestro campo. Sostener ese dualismo conlleva las dificultades de la sustancialización, que el par res extensa y res cogitans implica. Supone la idea de darle una consistencia a la cosa en términos de un a priori. Lo cual no indica que a posteriori o a fortiori nos sea necesaria trabajar con esa particular noción de sustancia para el psicoanálisis.
Una de las aristas para abordar el asunto del cuerpo y que veremos no lo agota, es la propuesta freudiana de la proyección de una superficie corporal cuando establece el yo del narcisismo. Interesa, dado que ponemos en cuestión el término sustancia, acentuar la idea de proyección de una superficie.
Si bien en Freud podemos inferir de su propuesta acerca del narcisismo, que el cuerpo no existe como unidad de entrada, tampoco podemos afirmar que exista en tiempos anteriores como fragmentación. Se trata en ambos casos de operaciones psíquicas de producción, y en todo caso su existencia está dada por la eficacia de dichas operaciones.
Como ya es sabido, es a partir del encuentro con lalengua que traumatiza que se produce un cuerpo posible. Es la eficacia de esa repercusión la que produce la posibilidad de existencia de un cuerpo.
Volviendo a Freud, podemos ubicar que el yo se funda en referencia al otro: ya sea el otro prehistórico, el otro primario de amor, el otro semejante, o el objeto como máxima alteridad.
Por su parte, Lacan en sus matemas, introduce la letra 'a', ya sea refiriéndose al otro o al objeto. El ideal del Otro (I(A)), la imagen especular (i’(a)) en relación al otro semejante, y la idea de que "el yo es otro" constituyendo una razón paranoica del yo, un estatuto fuera de sí “para noesis”, lo cual revela la paradoja de hablar de un sí mismo. Asimismo, la inscripción de la falta, lleva en sus paréntesis el A barrado, incluso la fórmula de la pulsión involucra la demanda, lo cual claramente alude a que el Otro está implicado.La Dimensión del Otro en el Autoerotismo
Cuando respecto de la pulsión suele recordarse la frasee los ecos en el cuerpo de un decir, se apunta al impacto traumático del decir. Traumático en la vía del troue, del agujero. Su repercusión instituye una alteración. El efecto de la Demanda del Otro primordial produce un cuerpo con alteraciones. Un orificio en la cabeza puede devenir una boca en un rostro, ilustrando cómo la pulsión da cuenta de la transformación de un orificio en una zona apta para la satisfacción autoerótica. La zona erótica es la alteración de una zona que la transforma en una fuente de satisfacción allende la necesidad y en ruptura con ella.
Podríamos preguntarnos si el autoerotismo es “auto”. Sostenidos en lo dicho anteriormente, el autoerotismo requiere del Otro y de algo otro, objeto altero, para que se produzca el trayecto de la pulsión, que no es anobjetal ni autoengendrado. Como mencionamos más arriba, la fórmula de la pulsión lo incluye.Agreguemos la acefalía de la pulsión. Como propone Lacan en el Seminario 11, en la vía de plantear una subjetivación acéfala de la pulsión y un sujeto agujereado por sus relaciones al significante,
-El objeto de la pulsión debe ser situado al nivel de lo que llamé metafóricamente una subjetivación acéfala una subjetivación sin sujeto, un hueso, una estructura, un trazo que representa una cara de la topología- La otra hace que un sujeto, por sus relaciones con el significante, sea un sujeto agujereado. Estos agujeros provienen de algún sitio. (Lacan 1964)
En el tiempo que Freud considera aún el sadismo como primario, leemos los tiempos de constitución de lo pulsional. Freud se sirve de la pulsión escópica, exhibicionismo-voyeurismo y del sadomasoquismo, martirizar-ser martirizado para ubicar el trazado de la pulsión. Ver/verse, pegar/pegarse. Esas voces activa y reflexiva dan cuenta de los destinos pulsionales, trastorno en lo contrario y vuelta sobre sí mismo que constituyen a la pulsión en su recorrido.
De aquí se ubican algunas cuestiones centrales: La pulsión se constituye en su trazado. No hay pulsiones por fuera de su recorrido. La pulsión se organiza en una gramática. Lo escópico ubica la mirada como objeto y en el caso del sadismo-masoquismo, la musculatura le es insuficiente a Freud para dar cuenta de ese par no complementario.Pero lo cierto es que para que algo del sujeto aparezca, Freud ubica que ese trazado pulsional requiere de una escena que se juega en el tercer tiempo. La voz gramatical pasiva hace surgir un nuevo sujeto. Pero ese nuevo sujeto es un agente. Ser visto o mejor hacerse mirar, ser pegado o hacerse pegar, responden a una voz o a una mirada. Sin embargo, la posición es de objeto, el nuevo sujeto es el Otro que oficia de agente.
Nuevamente parte del Otro y de algún modo vuelve al Otro por la vía de ubicarlo como agente. Entre el segundo tiempo y el tercero es el Padre lo que se introduce.
No hay un sujeto que pueda decir que esa satisfacción es suya. El narcisismo, superficie corporal unificada, con su desconocimiento y sus galas envuelve y encubre el cuerpo autoerótico. El autoerotismo es lo que persiste y resiste a la operación de la constitución de la superficie corporal. Sumemos a la dificultad de ubicar a algún propietario del autoerotismo, que éste, el autoerotismo, puede volverse perturbador y la satisfacción claramente valer como heteroerótica. Modo de decir que la satisfacción no hay quién la sienta como tal, sino como padecimiento. El yo, como unidad integrada, es una ficción ideal asintótica, con lo hetero o altero perturbador en su seno.
Entonces el cuerpo es una esfera agujereada, como una rueda. Puede tener la apariencia de esfera, pero la palabra clave es apariencia. Es la esferidad de la ampulosidad del yo, de las galas narcisistas, como bien se verifica en los esquemas ópticos en la redondez del florero, mejor dicho, de su imagen virtual.Para que eso acontezca, para que esos agujeros se produzcan, y se velen, suele recordarse que las dos operaciones fundantes serán la alienación, la pérdida del ser bajo el impacto del significante y la separación en la que el niño se separa de una parte del sí mismo propio, que en realidad no hay, y sin embargo se separa, produciendo la posibilidad paradojal de la proyección de la superficie corporal como esfera
Ahora bien, es interesante que Lacan en el Seminario 10 retome el término anatomía dándole valor a la etimología que señala la función del corte. Hay una palabra que usa que es Separtición, una separación en el interior, no es que el niño se separa de la madre ni de algo, sino que se produce una partición en el interior de ningún mundo interno, por decirlo de alguna manera. Esa separtición como condición de la superficie corporal pero también, según lo propone Lacan, de lo que será la estructuración del deseoFreud nos dice: "La anatomía es el destino", Saben ustedes que en ciertos momentos pude alzarme contra esta fórmula por lo que puede tener de incompleto. Pero como ven, se torna verdadera si damos al término "anatomía" su sentido estricto y, por así decir, etimológico, el que pone de relieve —anatomía— la función del corte, por la cual todo lo que conocemos de la anatomía está ligado a la vivisección. En la medida en que tal despedazamiento es concebible, ese corte del cuerpo propio que allí es lugar de los momentos elegidos de funcionamiento, en esta medida el destino, es decir, la relación del hombre con la función llamada deseo, cobra toda su animación. La "separtición" ("sépartition") fundamental, no separación sino partición en el interior, he aquí lo que se encuentra, desde el origen y desde el nivel de la pulsión oral, inscripto en lo que será estructuración del deseo. (Lacan 1963)
El isomorfismo del polimorfo
Esa imagen corporal, esa ficción ideal, esa proyección de una superficie corporal, tiene entonces la apariencia topológica de una esfera, pero agujereada, los agujeros del polimorfismo. Si ubicamos que está en juego la repercusión traumática de la lengua, podríamos decir que la superficie corporal en su forma mínima es, una superficie corporal agujereada como zonas erógenas que son isomórficas al significante, los cortes de la anatomía son isomórficos al significante, condición del polimorfismo de la satisfacción pulsional. Como lo plantea Marc Darmon en Ensayos acerca de la topología lacaniana
Cuando el neurótico se refiere en lo imaginario a la esfera, a esa ampulosidad del yo, del moi, se trata de una esfera agujereada, una bolsa perforada con diferentes aberturas. “Punto de apoyo de la pulsión”. Puesto que los diferentes cortes son isomorfos al recorte del significante. (Darmon, 2008: 178)
“La imagen de la esfera no resume la topología de las neurosis sino más bien enmascara la verdadera estructura que reenvía al toro o al cross cap”. (Darmon, 2008: 178)Si las zonas erógenas entonces son isomórficas al significante, debemos tener en cuenta que “hay” dos agujeros que se solapan. Podemos ubicar esos dos agujeros situando sus modos, dos agujeros que no debemos reducir a uno, aunque son isomórficos.
Un modo es ubicable cuando hablamos de represión primaria y situamos la carencia de un significante que pueda nombrar en forma acabada y unitaria cualquier cosa, no hay un último significante, no hay la última palabra, no hay universo de discurso, no hay adecuación de la palabra a la cosa.
Pero esa carencia funda un modo de recuperación, ese modo es el despliegue del saber inconciente, que al mismo tiempo es una recuperación de goce, saber como medio de goce.
Esa dimensión encuentra su límite en la inscripción de ese agujero particular que Freud nombra el ombligo del sueño. Dicha falta se inscribe y su escritura es el significante de la falta en el Otro.El otro modo indica que no hay un agujero que permita la satisfacción en el apareamiento, no hay apareamiento, no hay complementariedad, hay una repercusión significante que agujerea y altera el cuerpo que, siendo propio, produce una satisfacción que no es reconocible por el yo, una satisfacción fuera del cuerpo narcisista. Esa satisfacción es un modo de recuperación.
Agujeros y anudamientos, o no
Ahora bien, esa satisfacción puede entramarse como sueño, es decir entramarse como deseo, es lo que en el sueño aparece como realizado y cumplido. Agujeros con anudamientos que permiten que se enlacen y se liguen. Como decía Freud cuando trabaja el sueño de “las entradas al teatro”, la satisfacción de una pizca del placer de ver, que funciona como motor y realización del deseo en el sueño, cumpliendo el anhelo de “ver todo”, enlazando los agujeros y produciendo una recuperación, la imposibilidad de que pueda decirse la “Cosa sexual” que produce sustituciones, y el que da cuenta de la satisfacción pulsional escópica, esa pizca de placer.
En el marco del sueño se permite producir una recuperación regulada por la realización de deseoPero también puede exceder al sueño, el sueño es su velamiento, como dice Lacan el deseo ya es una interpretación, y cuando ese cubrimiento cae puede revelarse que la satisfacción funciona como un excedente que ocasiona dolor anímico.
El Sujeto de la Intervención Analítica
El sujeto de la intervención analítica, sujeto como tema asunto materia, es el sujeto de la división, del intervalo, entre el decir y el dicho, entre los dos pisos del grafo, entre el sujeto y el otro, entre la escena del mundo y la otra escena. En todo caso es al lugar al que el análisis debe apuntar.
La condición de ese sujeto es que se cuente, descontándose. Para graficarlo podemos tomar el famoso sueño de Ana Freud que está al principio del capítulo tres de la Interpretación de los sueños”. Anna tenía diecinueve meses, por una indigestión tenía que restringir lo que ingería por un día. A la noche, mientras duerme, Freud la oye expresar en voz alta: Ana Freud, fresas, frambuesas, bollos, papilla.
Para Freud los sueños infantiles son una simple realización de deseos, que la fruta aparezca repetida en este enunciado, es una protesta contra la restricción de comerla. Ya a sus diecinueve meses la interdicción tiene sus efectos. La verdad del deseo es de por sí una revuelta. Los objetos de los que se trata son objetos siempre prohibidos.Este sueño además al ser en voz alta durante el dormir verifica que se sueña con significantes, la satisfacción de la que se trata en el sueño es una satisfacción verbal, una satisfacción simbólica. En este sueño Ana Freud se anuncia, se nombra: "Ana Freud, frambuesas ...", etc.-, ella dice Ana Freud y las frutas, ella aparece inscripta en esa estructura significante. Esto es central ya que tiene valor diagnóstico.
En el hecho de nombrarse Ana Freud, eso indica que el sujeto no está aún constituido. Denota una dificultad para separar en el sueño las cadenas del enunciado y de la enunciación, y diferencia el sueño del niño y el sueño del adulto.
Ana Freud se cuenta en su enunciado, una frase del tipo "tengo tres hermanos: Pablo, Ernesto y yo"".Durante un tiempo, en la infancia se está tomado en las líneas grafo, entre el enunciado y la enunciación. Algo tiene que producirse para que pueda desengancharse, que se acceda a esta posibilidad es condicional a la estructura.
Implicaciones para el Análisis
Dejamos señalado cuando hablamos de agujeros, que no se trata de ninguna interioridad, recordemos que el inconciente es el discurso del Otro y que la fórmula de la pulsión implica a la demanda, es decir al Otro. No estamos hablando de ninguna categoría que se ordene bajo la idea de mundo interno mundo externo, lo mismo que de ninguna categoría que mantenga la idea de la división cuerpo mente.
Es menester acentuar que la intervención analítica apunta al sujeto. Esta dimensión implica la posibilidad de lo intervalar, que será el “lugar” al que el análisis debe apuntar. El intervalo donde los agujeros están en juego y sostienen los enunciados.
El análisis requiere considerar las intervenciones orientadas a que, si la estructura lo admite, el sujeto de lo intervalar acontezca. El acontecimiento en el dispositivo analítico por añadidura consiente a que el cuerpo, la superficie corporal se organice en torno a los agujeros para que el juego sea posible y quede sometido al ruido o condenado al silencio.