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Número 16 - Noviembre 2024
"Close"
Cuerpo y cine

Elena Fabris

La última inocencia

Partir,
en cuerpo y alma
partir
Deshacerse de las miradas
Piedras opresoras
Que duermen en la garganta
.
He de partir
No más inercia bajo el sol

No más sangre anonadada
No más formar fila para morir
He de partir
¡Pero arremete, viajera!
                                Alejandra Pizarnik (1)

Podríamos abordar dos formas en lo concerniente al cine en cuanto a la relación entre éste y el cuerpo. He aquí: por un lado, el tratamiento que, desde lo fílmico de la representación del cuerpo humano, personajes de narraciones y relatos y por otro el cuerpo en su sentido estructural, lo que genera un cuerpo fílmico como estructura en constitución. Estaríamos implicando lo que lo conforma: sonidos, colores, planos, duración, tamaño y tiempo, montaje, en fin, la gramática intrínseca con la que se va constituyendo el material visual y auditivo que finalmente culmina en un film y su lenguaje cinematográfico.
Incursionemos en el tratamiento del cuerpo, de los cuerpos en un film particular, para poder valernos de ese cuerpo fílmico y de su lenguaje y jugar con las texturas, los colores, los sonidos, las perspectivas y tanto más que nos da el discurso fílmico, como un modo estético y analítico de aproximarnos al tema.
He aquí Close, su título, desde su nominación, inmediatamente introduce, nos anticipa lo que vendrá, ahondar lo íntimo. Toda relación íntima transporta inexorablemente a terrenos recónditos, entrañables, pasionales, plácidos, limítrofes.
Valiéndonos de la corporeidad fílmica de Close podremos pensar algunas cuestiones que se juegan entre los personajes y que se plasman en su despliegue de un modo sumamente sutil como evidente.
Como espectadores estaremos involucrados, inmersos en sensaciones intensas y sensibles, logrados por la riqueza estética y conceptual. Los personajes de los dos niños con una interpretación actoral impecable nos permiten observar como procesan sus vivencias a través de sus cuerpos en un vínculo de amor y la posterior transformación de este lazo en cada uno de estos a partir de un suceso que los dejará separados inevitablemente,
 Un film potente que convoca por el placer puro que produce su estética a involucrarnos en su relato.

“La última inocencia”, así nombra Alejandra Pizarnick uno de sus más nombrados versos, con escritura siempre transgresora, intensa en emociones, que logra exprimir sensaciones tan ambiguas y tan extremas. Versos pregnados de sentido y de sin sentido. Belleza cautivante y grito desesperado.
Aventuremos, juguemos, hagamos como que Lukas Dhont, director y guionista, cautivado por la poeta, dejó dar riendas a su inspiración, y en audaz paráfrasis, se abocó a plantear en un film, sin miramientos y si con especial sutileza, aquella diversidad de temáticas:  tanto el amor como la pubertad, tanto los cuerpos como la vida y la muerte.

Dhont en su anterior producción “Girl” ya había incursionado en la temática del cuerpo, en la controvertida temática de transgénero, indagando acerca de las diversas consecuencias que acarrea para un sujeto lidiar las duras batallas internas y con el entorno.
En Close, de manera tangencial pero potente, surge el interrogante a través del desarrollo de los personajes, sobre lo que acontece en la subjetividad, cuerpo y goce en relación al amor.
Tanto el principio como el final están conformados por el recurso de la pantalla fundida en negro - los que nos dice intencionalmente el director - que el relato del film está en un entre dos, es decir que lo que da pie a imaginar el antes y el después, la escansión, el corte que da pie a pensar el film como una etapa.
En el comienzo del despliegue de este film, nos encontramos con una precisa y acertada fotografía, natural, exquisita belleza de un campo de flores que nos introduce al mundo idílico en donde juegan los niños Léo y Remi.
En el intento de transmitir la transformación disímil de cada una de las sensaciones de los niños, juega al límite de la sensibilidad del espectador, y logra salir airoso evitando con elipsis y un montaje de pincel afinado, preservando los cambios de los personajes con meticulosidad, y tramitando con la experiencia visual y sonora de su narrativa, momentos cúlmines y agudos cadenciosamente.

La propuesta conceptual del director está en relación a la temática de la pubertad. Eje narrativo, realizativo y temático en consonancia.

 

Tu cuerpo y mi cuerpo

Intimos, Remi y Leo son dos amigos de trece años, prontos a iniciarse en la escuela secundaria, otra etapa.  Aún de vacaciones disfrutan de sus juegos de uno y el otro todo el tiempo, su entorno los acompaña, los aloja, los celebra. Nada más que ir y venir, jugar, reír, sentir. Hasta que ese entorno y ese tiempo idílico, cae, casi abruptamente para los niños y los empuja hacia otros de modo disímil.
Son otros, y cada uno vivencia de manera diferente lo nuevo, cada uno puede o no puede transformar o transformarse en ese inevitable tránsito de la infancia hacia otros paisajes.
Los cuerpos se entrecruzan de múltiples modos en los niños, en el comienzo se los muestra frescos y fluidos, se acarician y se miman, se tocan con los juegos y con las palabras se apaciguan y se encienden. Corriendo sin parar entre medio de las flores y calmos en la cama susurrando cuentos. “Tu mano en mi mano, tus ojos en mis ojos” (2).

Van de una casa a la otra compartiendo meriendas, corridas, paseos. Se expresan dando lugar a expresiones de afecto y cariño en donde los gestos de sus cuerpos se entremezclan y entrecruzan con gran ternura y disfrute. El contacto es parte esencial del lazo que los une.
Remi tiene una sensibilidad particular, toca el oboe y en su timidez y delicadeza se deja llevar por la melodía. Afectuoso y aniñado, su apego a Leo y su incondicionalidad a la relación con su amigo se ve evidente.
Leo es más permeable a lo que sucede en su entorno, es curioso, ávido y a diferencia de Remi, registra los escenarios donde circulan. Sueña, planea, su recurso a la palabra le permite tranquilizar a Remi cuando este tiene miedo.
Esto se vuelve crucial a la hora de entrar en la secundaria, donde sus nuevos compañeros con sus comentarios hacen que se cuestionen la modalidad de su relación. La reacción de ambos niños es muy diversa y es a partir de esto que el mundo de ambos se conmueve inevitablemente.
“El amor es impotente aunque sea recíproco, ignora que no es más que el deseo de ser uno, nos conduce a la imposibilidad de establecer relación entre ellos.”(3)

A Leo, las palabras de su entorno le funcionan como límite, lo atraviesan rápidamente, y comienza a sentir la ajenidad en relación a su amigo, al contacto con su amigo. Lo que era puro afecto y cercanía para Leo se convierte en molesto, incómodo, necesita alejarlo, se convierte en una sensación de rechazo. La relación del sujeto a su cuerpo tiene que ver con el goce, la aparición de un significante que lo toca, lo transforma.
Para los niños, el trazo de sus cuerpos ya no será el mismo. Para Leo lo doloroso de la separación, para Remi la imposibilidad de procesarla y lo pulsional que lo desborda.
La imposibilidad del goce del cuerpo del Otro. El límite es el cuerpo propio.

Mientras Leo dibuja el rostro de su amigo en una hoja y se va armando de contornos y bordes que le dan marco a su deseo, Remi está sumido y embelesado en su música. Se perturba y tiene miedos. No sueña como Leo en lo que vendrá. Es así que poco a poco se abren a caminos disímiles
 Hay en los niños una relación particular en lo que respecta a sus cuerpos. Las imágenes del film muestran acertadamente el modo en que se entrelazan o más bien en el que armonizan perfectamente, cálidos e ingenuos. Tiernos y solícitos el uno con el otro, plácidos y risueños, se muestran en planos coloridos y estéticamente bellos. Nada parece que pueda inquietarlos en su mundo de juego.
Hasta que se es atravesado por la mirada de sus nuevos compañeros, que introducen un sentido que trastoca, que les es ajeno y que sorprende y alerta, en este caso a Leo. Una niña risueña y curiosa pregunta: “¿Son novios?...”

Primer plano de Leo, y el gesto sorprendido y adusto, la mirada punzante ante el sablazo disruptivo que la pregunta instala.
“Cuando se ama no es asunto de sexo” (4)

 

Tu cuerpo y mi cuerpo. Ya no es lo mismo. Ni lo será en adelante. El Otro es el cuerpo. Allí donde habitaban ya no podrán hacerlo. De todas maneras, Leo asomaba algo de ese orden, y a partir de allí se construye un claro hueco, límite que pone distancia, rechazo y huida, que los separa inexorablemente. Articulación, cuerpo, goce, lenguaje.

Leo definitivamente ya no puede evitar rechazar todo contacto cuerpo a cuerpo con Remi. No hay vuelta atrás en sus sentimientos, la distancia y el temor al rechazo de su entorno ya han trastocado cualquier tipo de acercamiento afectivo con su amigo, ayer entrañable.
Remi está confundido, es el mismo y no. No entiende que está pasando. Insiste en su amor, resiste, enloquece, se angustia. No hay cuerpo que resista si se está devastado.

El cuerpo como articulado a un deseo y al campo del goce, en ambos se trata de un lazo con otro que lo marca. “Tu cuerpo deviene la metáfora de mi goce” (5).

Espacio seguro en su mundo imaginario, relación íntima, lenguaje lúdico. Para la amistad los cuerpos se juntan, caminan de la mano, se abrazan. La cámara encuadra el rostro de Leo, se acerca a los ojos, estos escriben en la pantalla la admiración que siente hacia su amigo interpretando la partitura con el oboe.

Cuando sus mundos se perturban, los planos compuestos se transforman en individuales. Se muestra un cuerpo y después el otro, se divorcian los ritmos. Ya Leo no espera a Remi.
El escenario cambia diametralmente desde estar juntos deslizándose en un campo de flores, a mirarse a través de un vidrio blindado en una pista de hielo con cascos de hockey. Cuerpos que golpean en las paredes del estadio.
De los colores cálidos se pasa a los fríos.
Este film es un drama que posee un ritmo con una cadencia envolvente en su estructura, que plantea una temática acerca del amor, el desamor y sus expresiones, sus vaivenes sus rupturas y con una gran sensibilidad narrativa.

Como espectadores vamos entrando en la trama, nos mantiene inmersos desde el mundo idílico del comienzo, donde los cuerpos de los niños confluyen en abrazos hasta la transformación y paulatina separación de los personajes. La separación es contada fílmicamente de un modo sutil y a su vez crudo y claro produciendo sensaciones de una creciente conmoción, esa que produce el saber de los desencuentros.  Logra extasiarnos con las imágenes idílicas que producen las flores y sus colores estéticamente bellos.

El personaje de Leo se torna esquivo con su amigo del alma, ya no más la calidez del contacto. Se ve llevado a hacer otros amigos, con los que logra hacer lazo, pero acotando y limitando el contacto con su cuerpo, munido defensivamente ahora con casco y traje deportivo aislante.  

Leo tocado por los significantes de su entorno, va tomando otro recorrido que el de Rémi, recurre a lo que acontece en su nuevo mundo. No ha querido abandonar los juegos entonces ha buscado otros, unos en los que se sienta resguardado.
No hay goce sin cuerpo y no hay cuerpo sin la marca del significante.

Al comienzo hay un cuerpo, hay dos cuerpos, mi cuerpo y tu cuerpo. Juntos. Luego hay cuerpos en un encuentro que siempre será fugaz. Y luego se produce el desencuentro, vacilante y doloroso para Leo, tirano y fatal para Remi . Una sola forma de separarse, el aniquilamiento, el desaparecer. Partir. Nada media ese dolor.

El uso de color y la iluminación crean climas de mucha intimidad en las escenas entre los niños. Desde el punto de vista cinematográfico, el uso de planos cortos, primeros planos y la duración acentúan el privilegio de generar sensaciones y marcar las subjetividades de los personajes en particular.
Las miradas de Leo en primeros planos son las que guían el contexto sensible de su personaje. En el comienzo el amor y admiración hacia su amigo, que luego va mutando en rechazo, en culpa, en dolor.

No hay goce sin cuerpo. El cuerpo atravesado por los significantes para serlo. Se goza a través del cuerpo del otro, pero el goce es del cuerpo propio.   
Lo que hace que cambie la relación entre los cuerpos es el significante, que deja marca. La modalidad de los cuerpos de encontrarse ha cambiado. En el instante en que cambia el modo de posicionarse de Leo, algo se trastoca, y se presentifica en la escena de la pregunta de la niña.
Aún es el nombre propio de esa falla de donde en el Otro parte la demanda de amor.
En el film encontramos un giro de la focalización en relación a los personajes. Al comienzo es en ambos niños, identificados a un modo de relación al otro, de mutuo afecto. A partir del punto de inflexión, la focalización se centra en Leo, donde ya es inexorable la ruptura del vínculo idílico entre los niños.
Léo ya no será el mismo. Transitaremos con él la modificación de su personaje, desde su subjetividad, como el torrente de los sentimientos y las sensaciones que lo invaden.  Planos cortos, primeros planos.  Primeros planos que nos adentran en el gesto del rostro sorprendido. Incómodo. Como va transformándose, como va cambiando interiormente su situación emocional a partir de esta escena.
La caracterización de su personaje y el arco de transformación no se condice con el de su amigo. Remi no acusa cambios en la forma de querer a su amigo, más que enojo por el cambio de actitud de éste. El triste sabor del desamor y el agobio del descuido.
Del tratamiento de los cuerpos, de estos cuerpos que ya no se complotan para hacer uno, deviene la catástrofe.
Los desencuentros se plasman en los tiempos, en los planos individuales, en los colores más fríos que marcan la distancia y el retraimiento de Leo, y la impotencia de Remi.

 

Partir (1)

En la que será la última mirada, incómoda y triste, Leo ve a Remi, que se encuentra en el recreo sin que éste lo perciba. Está lejos. En el fondo de la imagen conversa apacible con otros niños.
La escena del bus y todos riendo entusiasmados, prontos a ir de paseo. El maestro va nombrando los niños, Remi no está en el conteo, hay un lugar vacío y Leo se inquieta, recorre con su mirada buscándolo. El paseo transcurre entre risas y juegos. El bus con los niños regresa y la noticia: Remi ya no está. Ya no hay cuerpo sufriente. La angustia no ha dado respiro.

                                              Partir
                                              en cuerpo y alma
                                              partir

Desolada la madre de Remi le dice a Leo “Busqué por todas partes…” ¿Es que hay algo que encontrar?  Algo, un objeto,  una palabra, un significante  que de cuerpo a Remi, que de cuerpo a la ausencia de Remi. Hay algo que perder.

                                             “Deshacerse de las miradas
                                               Piedras opresoras que duermen en la garganta…”

             
Abrazos, a-brazos

1-Rémi increpa: “Porque no me esperaste?”. No hay respuesta posible de parte Leo, excepto el dolor y la culpa por lo que siente. Ya no existe ese amor sentido en la unión del cuerpo a cuerpo para él, y no tiene palabras para decirlo. Solo percibir la impotencia del desencuentro.  Remi se violenta explosivamente y solo quiere ir sobre el cuerpo de
Leo, lo golpea para que reaccione, lo sacude en desesperada y frenética lucha que no acaba, no se detiene.
Su maestra lo alcanza y lo estrecha contra sí, lo nombra una y otra vez y le pide que se detenga. Remi está devastado. Brazos que no alcanzan a contornear, a anudar, a dar consistencia.
2-Leo solo atina a apartarse, triste y no sin culpa. El plano cercano lo muestra llorando junto a su hermano.  Que lo abraza.
3-Escena que resignifica aquella otra de Remi y su maestra. Leo llega, enojado, enloquecido de bronca e impotencia de la casa de Remi. Su madre le habla, lo nombra e intenta abrazarlo, poner límite a ese desbordado dolor y desesperación que se debate en su hijo.
4-Leo va al cuarto de su hermano y se acuesta junto a él, le dice “lo extraño”. Charly lo rodea con sus brazos con cariño, protegiéndolo.
5-La madre de Remi reacciona echando de su auto a Leo. Luego de escuchar al niño culparse por la muerte de su hijo, va en su búsqueda. Leo teme un castigo de parte de ésta y está defensivamente con un palo en la mano. Tensa imagen de crudo dolor que culmina en una madre que abraza a un hijo. Hueco insondable que logra hacer borde.

                                                                                               
                                    “No más inercia bajo el sol
                                      No más sangre anonadada
                                      No más fila para morir…”

Partir (2)

Leo lesiona su cuerpo en una caída brusca, su brazo tiene un yeso que le impide movilizar la herida para posibilitar recuperarla. Con el tiempo cura.  La cámara enfoca su rostro aliviado que sonríe viendo su lesión recuperada. El dolor de crecer, bordear abismos, aventurarse a andar, sentir en la piel el fervor de lo que puja, no sin ahondar lo recorrido, con el rabillo del ojo y con nostalgia, de esas que traen las despedidas.
Será la infancia que se va o será el amor, o la pérdida, pero será singularmente con sus aventuras y desventuras y con las punzadas que marcaron el cuerpo.

                                           He de partir
                                           Pero arremete viajera!

Notas

(1) Pizarnik , Alejandra- La última inocencia-Obras Completas
(2) Hardy, Francoise. Canción :Tous les garcons et les filles
(3) Lacan, Jacques- Seminario XX
(4) Lacan, Jacques. Seminario XX
(5) Lacan, Jacques- Seminario XIV

Ficha técnica

Título original: Close
Director: Lukas Dhont
Guión:  Lukas Dhont y Angelo Tijssens
Música: Valentín Hadjadj
Fotografía: Frank Van Der Eeden
Montaje: Alain Dessauvage
Protagonistas: Eden Dambrine, Gustav de Waele,
                        Emilie Dequenne, Léa Drucker
País: Bélgica, Francia, Países Bajos
Año: 2022
Género: Drama
Duración:105 minutos

 

 

 

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