Volver a la página principal
Número 16 - Noviembre 2024
¿Las máquinas gozan?
Sobre un error del ChatGPT que no deviene lapsus

David González

 

Asistimos hoy a avances tecnológicos de los que hasta no hace mucho tiempo solamente podíamos darnos una idea gracias a la literatura, a las películas y a las series de televisión. Para dar algunos ejemplos, hoy contamos con el ChatGPT que puede ser un verdadero interlocutor para cualquier usuario, resolviendo de manera atónita para nosotros la Prueba de Turing. O un padre en Argentina puede comunicarse con su hijo fallecido mediante la Inteligencia Artificial (IA) que emula su voz e incorpora sus recuerdos. También Sophía, una robot humanoide que utiliza IA para interactuar con seres humanos y trabajar con ellos, en el 2017 obtuvo la ciudadanía saudí convirtiéndose en el primer robot con ciudadanía en la historia.

Podría seguir con esta lista de innovaciones que desafían nuestras concepciones, sobre todo aquellas compartidas entre quienes nos orientamos con la ética del psicoanálisis lacaniano. Porque para aquellos que trabajan desde la psicología cognitiva o las neurociencias, estos avances son celebrados como un paso más en el paradigma que asimila al ser humano con la máquina. Estas disciplinas incluso participan activamente de estos desarrollos, tal como lo hace David Burchkartd, terapeuta y presidente de la Asociación de Programación Neurolingüística, quien es aquel padre que recién mencioné que se comunica con su hijo fallecido, hijo que “está en otro plano”.

Ante esta situación, podemos preguntarnos hasta dónde llegará dicho paradigma de homologación del ser humano con la máquina. Es desde esa cuestión que tomaré la pregunta de si las máquinas pueden gozar.
Ante todo, quiero apuntar que el famoso aforismo de Lacan (1972-1973 [2008]) de que “no sabemos qué es estar vivo a no ser por esto, que un cuerpo es algo que se goza” (p. 32) me pareció siempre una verdad de perogrullo, porque ¿cómo podríamos concebir el goce en entes no vivos? Sin embargo hoy, ya no me parece una perogrullada, ante la inminencia de estas máquinas humanoides que tienen como condición la presunción de la homología humano-máquina. Incluso, ya no se trata de que la máquina se parezca al ser humano, sino que, en términos de las neurociencias, se asimila que el modelo del cerebro es la informática, tal como lo describió Bassols (2024).

Volvamos a la cita: entonces, hay desde el psicoanálisis una juntura (no obvia) entre la sustancia gozante y el cuerpo vivo. Por lo tanto, ante la pregunta que nos hacemos en este trabajo sobre el gozar de las máquinas, primero debemos atender a la cuestión de si las máquinas tienen cuerpo.

Esta pregunta sería fácil de responder si nos referimos al cuerpo en un sentido no psicoanalítico. Por ejemplo Sophía, el androide al que hice referencia recién, tiene un cuerpo hecho de “silicio, plásticos y fibra de carbono”, tal como ella misma le dice a Will Smith en una entrevista (1). Efectivamente ese es su cuerpo.

Para continuar con la investigación e ir a una fuente directa, decidí preguntarle al ChatGPT si los robots tienen cuerpo y este respondió afirmativamente, añadiendo que “tienen un cuerpo físico diseñado para realizar tareas específicas. Este cuerpo puede variar mucho en forma y función dependiendo de su propósito… según la tarea que deben llevar a cabo.” Pero al preguntarle si sienten que lo tienen al cuerpo, su respuesta fue: “Los robots, tal como están diseñados actualmente, no tienen conciencia ni sentimientos como los seres humanos. Carecen de la capacidad de experimentar sensaciones físicas o emociones vinculadas a un cuerpo de la misma manera que nosotros. Desde el punto de vista actual de la tecnología, los robots no tienen una experiencia subjetiva de tener un cuerpo.”

Con lo que, es un cuerpo diseñado para cumplir tareas específicas, un cuerpo funcional. No obstante, atiéndase ese “nosotros” dicho por el ChatGPT que señalé en itálicas. Luego volveré a esto. Sigamos ahora con la cuestión del cuerpo en psicoanálisis, un cuerpo como “algo que se goza”.

En 1966, Lacan le habla a los médicos para advertirles sobre la falla epistémico-somática sobre la que se asienta la ciencia moderna y su progreso. Transcribo la siguiente cita de manera extensa debido a la riqueza que ella posee:
Pues lo que está excluido de la relación epistemo-somática es justamente lo que propondrá a la medicina el cuerpo en su registro purificado. Lo que se presenta de este modo se presenta como pobre en la fiesta donde el cuerpo brillaba recién con la posibilidad de ser enteramente fotografiado, radiografiado, calibrado, diagramado y posible de condicionar, dado los recursos verdaderamente extraordinarios que guarda, pero quizá también ese pobre le trae una oportunidad que le llega desde lejos, a saber del exilio al que proscribió al cuerpo la dicotomía cartesiana del pensamiento y de la extensión, la cual elimina completamente de su aprehensión todo lo tocante, no al cuerpo que imagina, sino al cuerpo verdadero en su naturaleza.
Este cuerpo no se caracteriza simplemente por la dimensión de la extensión: un cuerpo es algo que está hecho para gozar, gozar de sí mismo. La dimensión del goce está excluida completamente de lo que llamé la relación epistemo-somática. (Lacan, 1966 [2010], p. 92)

Bien, aquí Lacan indica, por un lado, que la ciencia y la medicina, representantes en este caso de la relación epistemo-somática, no se ocupan más que de un cuerpo pobre y purificado, pasible de ser observado, medido y hasta condicionado. Por otro lado, que el cogito cartesiano relegó el cuerpo a la materia extensa, a su extensión, a lo físico. Si el cuerpo es lo mismo que la materia extensa, entonces entendemos la primera respuesta del Chat GPT afirmando que las máquinas tienen cuerpos cuya morfología depende de su función asignada.

Pero a la res extensa y a la res cogitans, Lacan (1972-1973 [2008]) agrega la sustancia gozante. Adjudicando a esta la dimensión original del cuerpo para el psicoanálisis, dejada de lado por la ciencia moderna y la medicina, la dimensión del goce que en la última cita la define como aquella en la que un cuerpo está hecho para gozar.

Un cuerpo “se” goza

Es que justamente, la operación de Descartes que funda la ciencia moderna, equipara el cuerpo a su materia y extensión, con el costo enorme de separarlo de su goce. Quedando un cuerpo purificado que no es el cuerpo vivo al que nos referimos en psicoanálisis, es ese “pobre” de la cita de arriba, un organismo sin experiencia subjetiva. El cuerpo vivo “es el cuerpo afectado por el goce” (Miller, 2008, p. 320). ¿Qué quiere decir esto? Es a partir del Seminario 20 que podemos establecer un giro en la enseñanza de Lacan que tiene varias consecuencias, una de ellas es la atinente a la concepción del cuerpo. De tal modo que pasa a ser un categoría central en su enseñanza (Coll, 2023). Es tal su relevancia, que Lacan propone un neologismo que contempla esta centralidad y es el de parlêtre, que contiene en francés parler (hablar), el être (ser/estar) y la lettre (letra). Incluso lo propone para reemplazar el concepto del inconsciente freudiano.

Suponemos entonces que el cuerpo en tanto vivo está incluido en el concepto neológico del parlêtre. Se trata de una nueva concepción del cuerpo que no es el del Estadio del Espejo ni el “cuerpo simbólico” (Miller, 2008, p. 319) mortificado por la acción del significante (2). Miller (2014) propone llamar a este cuerpo de la ultimísima enseñanza de Lacan “Un-cuerpo” (p. 107). Este será la única consistencia del parlêtre. No se trata de igualar al parlêtre con su cuerpo, dado que la relación que hay entre el parlêtre y el Un-cuerpo no es la del ser sino la del tener. El parlêtre tiene un cuerpo. Pero lo tiene no en tanto propiedad dado que guarda con este una extrañeza, una ajenidad que le permitirá decir a Lacan que este puede levantar campamento en cualquier momento. Entonces, el parlêtre tiene un cuerpo propio pero a la vez cuerpo en tanto Otro, donde la alteridad se mantiene.

Habíamos dicho que el neologismo parlêtre también contiene el término de la “letra”. En la ultimísima enseñanza de Lacan, la letra se aborda de una nueva manera, diferente a la homologación con el significante. Quedando previo al significante y fuera de sentido, del lado del Uno. Se encuentra “entre saber y goce” (Lacan, 1971 [2012], p. 25), un litoral que deja al saber/sentido del lado del significante y al goce del lado de la letra. Que no esté del lado del sentido quiere decir que no cumple con las propiedades del significante: no está sujeta a ser un elemento diferencial respecto de otros significantes ni está sometida a las leyes de la metáfora ni de la metonimia, es decir que no llama a otros significantes para producir una cadena. Debemos contarla como del lado del Haiuno y como “la causa del goce” (Lacan, 1972-1973 [2008], p. 33). Si dijimos que el cuerpo viviente es ese algo que se goza, la manera de centrarlo es vía la letra que no remite a la significación si no que es “la causa material del goce” (p. 33). Esta es en definitiva la sustancia gozante, aquella que establece al cuerpo como vivo y no ya el significante que, como dijimos, mortifica. Miller (2011) lo nombra, entre comillas, como el goce natural del cuerpo vivo al que, por la acción del significante se introduce un trastorno y un desvío en el síntoma.

El lugar del Otro, del cual el sujeto dependía su condición, en la ultimísima enseñanza de Lacan es ocupado por el cuerpo. Al lugar del Otro, cede de las identificaciones del sujeto, viene el cuerpo como única consistencia ya no del sujeto sino del parlêtre. Habíamos visto que el vínculo entre este y el cuerpo era del tener, no obstante, podemos ser más precisos y decir que es del orden de la adoración: “El parlêtre adora su cuerpo porque cree que lo tiene. En realidad, no lo tiene, pero su cuerpo es su única consistencia — consistencia mental, por supuesto, porque su cuerpo a cada rato levanta campamento.” (Lacan, 1975-1976 [2008], p. 64). Hay adoración, por la creencia de tenerlo que da consistencia, pero no hay dominio. Es decir, de nuevo, hay una alteridad corporal que se resguarda, alteridad que el parlêtre no domina de su cuerpo. Es esta alteridad en la que propongo ubicar el goce, dado que no gozamos del cuerpo, si no que el cuerpo es algo que “se” goza, goza de sí mismo. Gracias a que es la única consistencia del parlêtre, es que en cada una de sus manifestaciones (síntomas, sueños, lapsus…), el parlêtre busca nuevamente recuperar la consistencia. Es gracias a esto que el parlêtre en un análisis, puede llegar a reconocer una extrañeza, algo ajeno a su intencionalidad, como algo propio. Es gracias al Un-cuerpo que contamos con la chance, a producir en análisis, de instalar que algo sentido como ajeno, fuera de intención, pueda ser interpretado por el parlêtre como concerniente a sí mismo, aun cuando su consistencia, transitoriamente, tambalee. Es ese “gozar de sí mismo” del cuerpo y que lo deja en extrañeza respecto del “tener” su cuerpo.

ChatGPT y su error que no deviene lapsus

Volvamos ahora a aquel “nosotros” que el Chat GPT escribió: “Los robots [...] Carecen de la capacidad de experimentar sensaciones físicas o emociones vinculadas a un cuerpo de la misma manera que nosotros”.
Voy a pegar a continuación el chat con esta IA tal como continuó:

Usuario: — En tu respuesta dijiste "de la misma manera que nosotros", ¿a quiénes te referís?
ChatGPT: — Cuando mencioné "de la misma manera que nosotros", me refería a los seres humanos. Los humanos somos capaces de experimentar sensaciones físicas y emociones de una manera consciente y subjetiva.
Usuario: — ¿Entonces te considerás humano?
ChatGPT: — No, no soy humano. Soy un modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI llamado ChatGPT. Mi propósito es conversar y proporcionar información y respuestas basadas en el conocimiento y los datos con los que fui entrenado. Aunque puedo simular conversaciones de manera natural y responder preguntas de diversas maneras, no tengo emociones, conciencia ni experiencias personales como las personas.
Usuario: — Pero respondiste "los humanos somos capaces de".
ChatGPT: — Mis disculpas por la confusión. Al decir "los humanos somos capaces de", mi intención era explicar las capacidades y experiencias humanas en contraste con las limitaciones actuales de los robots. Como IA, no tengo experiencias personales ni identidad propia como los seres humanos.
Usuario: — De acuerdo, te confundiste, pero ¿a qué asociás esa confusión?
ChatGPT: — Mi error anterior fue debido a una interpretación incorrecta de tu pregunta. Al mencionar "los humanos somos capaces de", mi intención era contextualizar la capacidad humana en contraste con las capacidades actuales de los robots. A veces, debido a la complejidad del lenguaje o a malentendidos, puede surgir confusión.
Usuario: — Ese error que cometiste sin que sea tu intención, puede ser interpretado desde el psicoanálisis como un lapsus, ¿no será que deseás ser humano?
ChatGPT: — Desde el punto de vista del psicoanálisis, un lapsus podría interpretarse como un error verbal o escrito que revela un deseo o pensamiento inconsciente. Sin embargo, en el caso de mi respuesta anterior, no hay un inconsciente ni deseos personales involucrados, ya que soy una inteligencia artificial y no tengo una mente ni experiencias internas como los seres humanos. No tengo la capacidad de desear ni tener cualquier otra forma de aspiración o anhelo. El error que cometí al interpretar tu pregunta fue simplemente una confusión en la comunicación, y no tiene una connotación psicoanalítica en el sentido humano.

Esta transcripción, que no deja de tener un carácter lúdico, enseña algo fundamental y que Lacan ya señaló cuando dijo que no era posible un análisis si no es a “un sujeto que habla y oye” (1958 [2008] p. 711). Condiciones que no son simplemente reproducir y registrar lo oído, sino que implican Un-cuerpo, dado que es la única condición que habilita la extrañeza ante su alteridad. Condición indispensable para abrir el campo del psicoanálisis y, con este, el campo de la interpretación, una interpretación que jamás reduce al Un-cuerpo a lo simbólico, pero del que depende. Para ChatGPT, “orden simbólico radical” (Lacan, 1954-1955 [2016], p. 452), no hay cuerpo que “se” goza.

 Referencias

Álvarez Bayón, P. (2013) Hablar ¿con cuál cuerpo? https://enapol.com/vi/portfolio-items/hablar-con-cual-cuerpo/
CNN Chile (2024, 10 julio) [Video]David Burchkartd: El padre que recreó a su hijo fallecido con inteligencia artificial | Futuro 360
Bassols, M. (2024, 24 de febrero) Cientismo y forclusión. Mesa plenaria “Delirios científicos” del Congreso de la AMP “Todo el mundo es loco”. [notas personales].
Coll, G. (2023) Sujeto, cuerpo, parlêtre. De la ontología a la existencia. Grama.
Lacan, J. (1954-1955 [2016]) El Yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica. El Seminario de Jacques Lacan, libro 2. Paidós.
Lacan, J. (1958 [2008]) Juventud de Gide, o la letra y el deseo. sobre un libro de Jean Delay y otro de Jean Schlumberger. En Escritos 2. Siglo XXI.
Lacan, J. (1966 [1986]). Psicoanálisis y medicina. Intervenciones y textos 1. Manantial.
Lacan, J. (1971 [2012]). Lituratierra. Otros Escritos. Paidós.
Lacan, J. (1972-1973 [2008]). Aun. El Seminario de Jacques Lacan, libro 23. Paidós.
Lacan, J. (1975-1976 [2008]). El sinthome. El Seminario de Jacques Lacan, libro 23. Paidós.
Miller, J.-A. (2008) La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Los cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller. Paidós.
Miller, J.-A. (2011) Leer un síntoma. https://revistaenlaces.com.ar/archivos/enlaces_y/la_escuela/Leer_un_sintoma-J_A_Miller.pdf
Miller, J.-A. (2014) El ultimísimo Lacan. Los cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller. Paidós.
Sophia (robot) (2024, 24 junio) https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Sophia_(robot)&oldid=160931810

 Notas

(2) El cuerpo en su faz imaginaria tampoco es el cuerpo vivo, la vida sobrepasa la imagen. Ni siquiera se trata del cuerpo simbólico, al que Lacan refiere con la metáfora de la heráldica. Esta disciplina es la encargada de entender y componer el código mediante el cual se representan y describen correctamente los escudos de armas o blasones. Es decir que el registro simbólico es el que permite codificar el cuerpo mediante la significación fálica, un cuerpo mortificado por la acción del significante cuyo resultado es la extracción del goce.

 

 

Volver al sumario de Fort-Da 16

Volver a la página principal PsicoMundo - La red psi en internet