En la adolescencia el cuerpo es interpelado poniéndose a prueba el lazo contingente que se pueda sostener entre ese cuerpo y algunos otros; en lo relativo al cuerpo, al decir de los presentadores de una popular serie, se vuelve incómodo, con maniobras para arreglar esto, esconder aquello, y la sexualidad a esa edad no tiene sentido, es viscosa y desconcertante.
En cuanto a contingencia, abrirá a la posibilidad del encuentro, de la relación amorosa.Las invenciones residirán en servirse de alguna presentación posible para portar el cuerpo sexuado, un modo de nombrarse, el servirse de alguna mascarada, o un semblante en el mejor de los casos, para poder circular entre otros.
En la clínica con adolescentes, se tratará de situar en cada caso si en esos encuentros está presente y de qué modo el uso del fantasma, así como saber reconocer -para darle lugar en la cura- a los recursos de que se vale el sujeto. Ya que como dice Lacan en el prefacio al Despertar de la Primavera (2), si el fantasma indica que hay una relación del sentido con el goce, será la experiencia la que dé cuenta de que este goce esté anclado en el goce fálico, cuestión que se verificará en la posibilidad de vivificación del cuerpo entre otras cuestiones no menores.Dos escritos de Lacan nos orientan especialmente en relación a lo que está en juego en la adolescencia: El Prefacio a Despertar de la Primavera de Wedekind, (recién nombrado) y las clases sobre Hamlet del Seminario 6, en las que aislará en el joven lo que llama vacilación fantasmática en relación a la presencia de la madre como deseante.
En el primero, condiciona el encuentro sexual a lo que llama “el despertar de los sueños”, es decir a la reactivación del fantasma, agregando a su función orientadora, el que “esto se malogra para cada uno”, es decir, bajo el principio de la falta de proporción sexual, esto se inscribirá sintomáticamente para cada uno. Recordemos que en el Seminario 14 Lacan caracterizaba la pubertad como un momento de prematuración, “de llamado hecho al cuerpo en dirección al lugar del acto […] Dado que el acto sexual es el punto central de dificultad cuyo subproducto es el sujeto, ese empujón lo conduce hasta la dificultad misma” (3).
El concepto de fantasma en la obra de Lacan fue adquiriendo distintos niveles de complejidad: parte de una primera concepción como matriz imaginaria no en el sentido especular, sino en tanto que se articula con lo pulsional; pasando por la versión del seminario 6 en donde a la vez que construye el grafo del deseo, lo sitúa del lado de las respuestas del sujeto al deseo del Otro, destacando una dimensión simbólica del fantasma articulada a la gramática pulsional freudiana; hasta ubicarlo a la altura de los Seminarios 10 y 11, en el punto de articulación entre deseo y goce, en relación a las dos vertientes del objeto: como causa o como resto.
El fantasma tendrá un lugar de axioma de goce para el sujeto, a la vez que en sus ficciones sostiene un lazo al Otro. Se reactivará como respuesta frente a la renovación de la pregunta por el deseo del Otro, ya que la realidad de la pulsión está en la demanda, presente en la relación del sujeto al Otro.Si en la infancia se pueden situar tanto la elección de objeto, como escenificaciones del fantasma, será con la pubertad que se introduce la dimensión del acto. Laurent (4) dirá que también se producirá el consentimiento respecto a la posición de goce en el fantasma, ya que está subordinada al uso del mismo.
En ese sentido nos preguntamos, si frente al Real que introduce la pubertad, en donde las certezas de la niñez ya no sostienen al sujeto, y con la irrupción de un goce éxtimo para el que el adolescente no tiene respuestas, no habría una oscilación entre vacilación y realización fantasmática.
Recordemos que en las clases sobre Hamlet, Lacan sitúa el estado de extravío y de despersonalización frente al impacto de ver a su madre como mujer, como deseante, lo que provoca en él un desdibujamiento imaginario (5). Sumaría a esto una característica de la época que es la falta o escasa metaforización del deseo materno, que pasa a tener un carácter ordenador rígido, dificultando seriamente en los hijos la separación necesaria para tener una posición deseante.
En lo que hace a la realización fantasmática, estamos en una época que empuja al acto y también a las pasiones identificatorias, que crean la ilusión de que el acto da una identidad. La misma estaría más del lado de la realización de su estructura, iría en la vertiente de identificación al objeto, incluyendo la posibilidad de pasaje al acto, aplastamiento subjetivo, y quizás explicaría, algunos episodios que se presentan en forma de celos hacia el partenaire, muy comunes en las parejas de adolescentes y jóvenes.
El fantasma tiene una función nodal, que permite cernir los registros, y le da a un sujeto una representación posible, frente a la pregunta por el deseo del Otro. A nivel del guión del fantasma el sujeto se situará en una escena imaginaria, que le da marco a su realidad, permitiendo la inscripción en el circuito del deseo.La dificultad que la época nos presenta, y por lo cual la clínica con adolescentes está atravesada por el rasgo de la urgencia, es la de la serie de casos en los que hay irrupciones de goce no enmarcadas en un fantasma, que se presentan como ineludibles para el sujeto y cerrados a la intervención del otro.
Tampoco se escuchan relatos ficcionales en los encuentros amorosos, que suelen tener un estilo de fijeza.
En general la demanda de tratamiento se da a partir de un acontecimiento disruptivo, y con su resolución se resuelve la consulta. Aunque algunos tratamientos sean breves, tienen valor como descubrimiento de un espacio en donde la palabra puede ser relanzada, y ofician a menudo como un relevo que permita la separación del Otro. De nuestro lado, la localización del sujeto en el fantasma, o la detección de la presencia del objeto en lo Real, orientarán la cura.
Pa modo de ilustración, un par de viñetas ilustran el modo de llegada a la consulta.Lila de 16 años, apela a sus derechos como modo de frenar y producir alguna separación posible del Otro materno. Se fue de su casa por unos días. La madre la hizo buscar por la policía, y luego el servicio local la envió a tratamiento: ella me dice que la madre le hablaba mal, también le decía que en esa casa las cosas se hacían como ella las había hecho. Lila, con astucia le hace saber que tuvo relaciones antes de lo fijado por ella, al irse de su casa, pero a su vez consigue la forma de mediar con el estilo materno ya que tiene derechos. Este acting en el que despliega una escena, logra un freno por lo real de la ley a la prepotencia materna, a la vez que pide ser mejor interpretada por ésta. Con las entrevistas surge un nuevo modo de relacionarse con la madre en el que puede descompletar un poco el destino que tiene armado para ella, al menos al momento.
En otros pacientes, se escuchan trazos fantasmáticos, casos en los que se tratará de separar los dichos del Otro, para que el sujeto pueda acceder a algo del amor, orientado por su posición de goce.
La madre de Zoe, vocifera y reclama que atiendan a su hija con más frecuencia, también cuestiona cada sesión. Zoe está angustiada, se cambió de colegio y no conoce a nadie. El relato de su historia está animado por la repetición de una misma frase con variaciones: me dejaron tirada, se olvidaron de mí, me dejaron sóla, lo mismo dice de su familia, que la dejó por las peleas que tenían con su madre y por estar ella en el medio. Si bien tiene un padre, ella no lo puede ni mirar, y él también la dejó de lado. Quiere profundamente a su mamá, su historia la conmueve: sufrió mucha violencia, cree que esa es la explicación de los ataques de ira que tiene. Ella también los tiene… (en ese punto se le pregunta si no será por eso que la gente se aleja). Se cambió de colegio por la ruptura con un chico del curso con el que estuvo un buen tiempo de novia, lo que pasó, me dice, es que -al estar tan sóla- lo necesitaba todo para mí, lo fue alejando de sus amigos. Al pelearse tomaron partido por él. La dejaron colgada… Este caso, denota la marca del estrago en la relación madre-hija y la repetición de una exigencia de amor loca, ilimitada a su partenaire.Por último y tomando en cuenta la pregunta que se hace Miller en relación a si el goce del cuerpo del Otro que supone la operación adolescente no se encarna en el grupo, mencionaré otros casos, en los que algunos jóvenes se enganchan en lo que se ha dado en llamar prácticas grupales, que han sido caracterizadas por M.H. Brousse como modos de hacer desaparecer el sufrimiento subjetivo.
¿Qué pasa cuando queda de manifiesto el goce singular de algún miembro de la pandilla, y lo grupal se revierte en términos de rechazo y expulsión a la velocidad de las redes? Inhibiciones, o fracasos del fantasma, velados en el “todos grupal” pueden desencadenar pasajes al acto, producto de lo que el escrache deja en evidencia. ¿Cómo proceder en estos casos para evitar que el sujeto no caiga del todo de la escena?
Bibliografía
Brousse, M. Hélene, en Adolescents, sujets de désordre, Jean-Noel Donnart, Ariane Oger, Marié- Christine Ségalen, contributeurs: Marié Héléne Brousse, Philippe Lacadée, Laure Naveau, Daniel Roy. Editions Michéle, Paris, 2016.
López, Guillermo, Adoles(seres), La orientación a lo real en la clínica psicoanalítica. Editorial Grama, 2020, Buenos Aires.
Fantasmas, fijaciones, mutaciones. XXVI Jornadas Anuales de la EOL, 2017. Textos de Orientación. http://www.jornadaseol.com/026/index.php?file=lecturas/textos-de-orientacion/escansiones-del-fantasma.html
LACAN, Jacques, El seminario, libro 6, El deseo y su interpretación, pág. 100, 1ª edición, 3ª reimpresión, 2016, Buenos Aires, ed. Paidós.
LACAN, Jacques. Prefacio a El despertar de la primavera, en Otros escritos, Ed. Paidós, 1ª ed. 2012, Buenos Aires, pp. 587, 590.
LACAN, Jacques, El Seminario. Libro 10. La angustia. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2012
MILLER, Jacques-Alain. Presentación del Seminario 6. 15 de diciembre de 2013. Inédito. http://www.latigolacaniano.com/assets/jam.pdf
Miller, Jacques-Alain. En dirección a la Adolescencia,
Miller, Jacques-Alain, Curso EL Ser y el Uno, clase del 9 de febrero de 2011, inédito.Notas
(1) El presente artículo está publicado con el título "Realizaciones del fantasma en la adolescencia", en el libro Invenciones en la sexuación. Del zoom al libro. Seminario de Enlaces 2020. Editorial Grama, Buenos Aires, 2021.
(2) LACAN, Jacques. Prefacio a El despertar de la primavera, en Otros escritos, Ed. Paidós, 1ª ed. 2012, Buenos Aires, pp. 587, 590.
(3) LACAN, Jacques. El Seminario. Libro 14. La lógica del fantasma. Paidós, Buenos Aires, 2023, pág. 310.
(4) LAURENT, Eric. El objeto en psicoanálisis con niños.
(5) Lacan, El Seminario. Libro 6, EL deseo y su interpretación. Pp. 259 – 394. Ed. Paidós, 2016. Bs As.