“Aún cuando haya un decir del niño sin
palabras, éste está estructurado como un decir”
Eric LaurentDesde la concepción lacaniana, el hecho de que un niño no hable, o hable poco, no le impide estar ubicado en el lenguaje como tal.
Realizaré una breve reseña sobre el caso Dick de Melanie Klein para señalar la importancia de lo simbólico en la estructuración subjetiva y en el diagnóstico diferencial en la infancia. Luego, tomando ejemplos de mi práctica, haré un recorrido por algunos conceptos de Freud y de Lacan, situando cuál es la posición del analista frente a niños que se presentan con dificultades en dicha estructuración. Posición que no estaría condicionada por un diagnóstico.Lo que Dick nos enseña
Dick es un niño de 4 años con un empobrecimiento de vocabulario y un desarrollo intelectual detenido. Según M. Klein, no logra hacerse entender, no se angustia, se presenta desafectivizado, el desarrollo del yo está frenado y la falta de lazo al Otro, la lleva a pensar en una psicosis.
A este niño, sólo le interesaban los trenes, las estaciones y las puertas. Debido a la dificultad que encuentra para acercarse al niño, M.Klein realiza la siguiente intervención: “Tomé entonces un tren grande, lo coloqué junto a uno más pequeño y los designé como Tren papá y Tren Dick. Entonces, él tomó el tren llamado Dick, lo hizo correr hasta la ventana y dijo: estación". Momento en el cual le indica al pequeño: “La estación es mamita, Dick está entrando en mamita”.
A propósito de esta intervención, Lacan menciona en el Seminario 1 que más allá de lo intrusiva que pudiera parecer, opera en el niño algún efecto, a partir del cual comienza a decir nuevas palabras.
Podemos subrayar que si bien M. Klein hace hincapié en el desarrollo del yo para la formación simbólica, no es en los mismos términos que para Lacan en aquel Seminario.Los objetos por los cuales Dick se interesa son algo para él, pero no los puede nombrar. Él está frente a la realidad pero no hay ni otro ni yo.
Freud, con el juego del carretel, demuestra que el objeto es transformado al pasar al plano del lenguaje. Cuando emerge, la palabra, será más importante que el objeto. Así, la palabra destruye la cosa y es por oposición ausencia-presencia (fort-da) que el niño entra en lo simbólico.Respecto del carretel Lacan formulará que ”el niño empieza a adentrarse en el sistema del lenguaje concreto del ambiente, reproduciendo en su fort y da, los vocablos que recibe de él(...)Es esta experiencia la que da nacimiento al universo de sentido de una lengua donde el universo de las cosas vendrá a ordenarse” Introduce los conceptos de alienación y separación como operaciones lógicas y primordiales que deben acontecer entre un niño y su madre, donde se pierde el objeto para recuperarse en el objeto del fantasma (fort da). En Dick hay una falla en la separación.
Con su interpretación. M.Klein aporta simbolización, Lacan lo llamará “enchapado del mito edípico”. Hasta ese momento lo imaginario y lo real son lo mismo.
Lacan va a decir que Dick no dirige un llamado al Otro pero tiene un sistema de lenguaje. El niño está en el lenguaje pero no habla.
Entonces tenemos, un niño que no habla, una analista que aporta verbalizaciones, una realidad limitada a ciertos objetos y la imposibilidad de diferenciar el yo de los otros.
Para analizar a Dick, M.Klein parte de su teoría de que el sujeto neurótico reúne todas sus formas fragmentadas conformando un yo integrado. En este análisis sostiene que el desarrollo del yo y la relación con la realidad dependen del grado de capacidad para tolerar la presión de las primeras situaciones de angustia. Este niño es, para M.Klein, un niño psicótico.
Para Lacan, el problema reside en el anudamiento de los tres registros, real, simbólico e imaginario. En el Seminario 3, al hablar del significante del NdP, señalará que cuando hay forclusión de dicho significante, no hay punto de anudamiento de todas las significaciones. Entonces, ese sujeto que no puede hacerse entender, se acomoda en el lenguaje pero de una manera particular.Trabajo de hormiguita
¿Qué ocurre cuando una niña no habla y tiene además un compromiso orgánico?
Emma es una niña que, tal como Dick, llega a la consulta sin poder hacerse entender con palabras. Pero a diferencia de éste, se presenta angustiada y enojada, llora, le pega a los otros y a veces a sí misma. Curiosamente, entiende lo que los demás le dicen. Los padres han consultado con neurólogo quien dice que a la niña le faltan límites. Sugiere que agregue tratamiento psicológico a los que ya viene haciendo (fonoaudiología, psicopedagogía,etc)En los primeros encuentros, la niña ingresa sin dificultades al consultorio expresándose a través de sonidos de animales que acompaña de gestos con su cara y sus manos. Así aparecen en la sesión, un león, un perro, una vaca. Le respondo con gestos o sonidos parecidos y preguntando: ¿quién es? A lo que la niña responde con la última sílaba de cada animal. Todas las sesiones transcurren en un intento de hablar pero sin hacerse entender. En una sesión, la pequeña recorre con sus dedos mi brazo, acción que suele realizar con los compañeritos de sala del jardín. Le señalo a Emma: “La hormiguita viene caminando y se divierte haciendo cosquillas en mi brazo”. Esta acción se repite en varias ocasiones produciendo carcajadas en la niña.
Luego de unos meses, la hormiguita hace el intento de llamar, esta vez, con golpecitos en el brazo. Intervengo preguntando: ¿Quién es? y empieza a decir su nombre y el mío, señalando a la una y a la otra. En la siguiente sesión, pregunto quién es, cuando suena el timbre del consultorio y la niña responde: “Mm-ma”, remarcando la última sílaba de su nombre. Tiempo en el cual comienza a incorporar varias palabras esperando el festejo de su interlocutora ante cada descubrimiento.
La preocupación de los adultos sigue siendo que la niña se angustia ante algunas situaciones desconocidas o se enoja cuando no quiere o no puede realizar algo.Se sugiere que se interprete el enojo realizando preguntas ante posibles causas del mismo, a lo que la niña comienza a responder: “Si” e incorporando de a poco el “No”, cuando algo le desagrada o no tiene ganas.
Tal como fue expresado antes, en relación al juego del carretel, éste ofrece un simbolismo primordial ya que sitúa la emergencia en relación a un objeto como perdido. De la ausencia, de la falta, emerge el símbolo, efecto de significación que da sentido. Así la paciente comienza a dejar de lado los sonidos de animales, y asiste a la sesión con algún animal de juguete, me lo ofrece y toma otro animal de juguete del consultorio. Ambas empezamos a hacer un recorrido por la sala, jugando a arrojar los objetos (animales) de un tobogán realizado con almohadones y a hacerlos desaparecer y aparecer. Luego de un año de tratamiento la niña puede tomar tres muñecos del consultorio a quienes nombra “mamá, papá, nena” y pide jugar. Ya no se enoja con tanta frecuencia.Piedra libre: salir del escondite
Los padres consultan cuando Martín tiene casi 6 años. En el momento de la consulta están finalizando los trámites para que lleve el apellido de la familia. Habrían consultado a psicólogos y psicopedagogas abandonando las consultas en un corto plazo. En la primera entrevista, los padres comentan que le han realizado al niño diferentes estudios por creer que padecía algún trastorno neurológico y por desconocer la historia genética de sus padres biológicos. La madre asegura con objetividad saber lo que al niño le sucedía, con un relato que parecía estar previamente escrito: “tiene retraso madurativo, es un chico que se aísla, no comparte actividades con sus pares, le teme a lo nuevo”. El padre, se presenta entre asustado y preocupado, angustiado y al mismo tiempo magnificando los síntomas del niño. Dice que el niño no para de hablar incoherencias.
Martín se presenta muy introvertido y al principio le costaba separarse de quien lo traía al consultorio. Su lenguaje era muy pobre y aniñado, cuando no hablaba, mantenía su lengua fuera de la boca. El contenido de las pocas frases que expresaba era confuso. A las preguntas respondía con alguna palabra y a continuación las frases “nada más” o “no sé”. El único juego que le interesaba era el de las escondidas al que jugaba con su padre.
La apuesta al tratamiento no fue muy alentadora por aquellos tiempos; más que detenerme en el diagnóstico pensé en qué pronóstico para ese niño. Insistí en la importancia de un mayor compromiso por parte de la familia para la continuidad del tratamiento, ya que la sensación era que esperaban algo de este niño, pero se excluían de toda responsabilidad. Sugerí al padre la presencia de una actitud más relajada, marcando el juego de posiciones que sostenía frente al niño, entre angustiado y cansado. A la madre que pudiera referirse a él sin tanta objetividad.Pasaron unos meses del inicio y los temas recurrentes seguían siendo el juego de las escondidas y el “no sé”. A partir de una intervención: “vos sabes, sólo que no podés decirlo”, a la que el niño responde con asombro, es que pude articular por los efectos, a través de una construcción en el análisis. Martín modelaba masa sin darle forma alguna. En una sesión da forma a lo que él llama una torre y dice que en esa torre hay un niño llamado Martín, y que ese niño es el hijo del padre. Le digo que entonces “ese niño es un Torre” siendo éste un significante alusivo a lo familiar. Al finalizar la sesión comenta que hay dos chicos llamados Martín en esa torre. Agrego que sería una buena oportunidad para que uno de los dos se esconda.
A esta altura el padre comienza a involucrarse frente al niño, mostrando interés y ya no tan preocupado. El niño asiste a las sesiones alegre y comenta con coherencia episodios de él junto a su familia y sus amigos.
Comienza a relatar sueños, uno que lo angustia, en el cual se encuentra en lo alto de una montaña y siente temor de caerse, hasta que puede ver al padre, quien lo espera para agarrarlo. Así empieza a diferenciar. Dice que si las tareas le salían mal era porque no sabía hablar.Martín decide finalizar el análisis porque dice que ya aprendió a hablar y trae a una de las últimas sesiones una foto en la que están él cuando era bebé y su padre. Dice que le asombra el parecido que encuentra entre ambos.
Lo importante en la vida de este niño es haber establecido un lazo social. Dirigirse al Otro con palabras. LLevar el apellido del padre, esa operación de nominación asociada al Nombre del Padre le permite apropiarse e inscribirse en ese linaje. Quedará en el saber del niño, la búsqueda de una estrategia para mantenerse libre de aquello que lo atrapaba.El niño está sumergido en una realidad indiferenciada. A través de ese enchapado simbólico creará una influencia que va a permitir un imaginario para comenzar la construcción de su mundo.
Antes de escribir sobre las operaciones de alienación y separación, Lacan habla del “error piagético” cuando se refiere a la dimensión egocéntrica en el niño, en la cual no habría reciprocidad. Y dice que si bien no habría distinción entre el yo y el tú, tiene que haber otros allí y la estructuración de ese sujeto partirá de que al hablar se dirige a Otro.En el caso de Emma ¿Cómo pensar la estructuración subjetiva?
Es una niña que presenta un déficit en lo simbólico, ésto le complica poder expresar sus miedos, el displacer. La angustia se manifiesta ante esta dificultad de nombrar.
Los encargados de la educación de la niña quieren parar la angustia, lo pulsional, que por momentos aparece insoportable. La posición del analista no debe ser intrusiva, sino que, dejándose sorprender, deberá acomodarse a lo que el niño propone.
El diagnóstico neurológico muchas veces alivia a los padres, porque desresponsabiliza, el psicoanálisis no se detiene en el diagnóstico del niño, si no que avanza en la construcción social del padecimiento, más allá de su causa. Como dirá Lacan en La Conferencia de Ginebra, “el problema es que alguien pueda escucharlos, no ocuparse de ellos” Poder escucharlo, interpretar lo que está queriendo expresar, acompañar para que vaya armando algún enlace. El analista con su deseo, puede ofrecer a cada sujeto, un lugar, donde pueda tomar la palabra, su propia palabra. Lacan va a sostener que “escuchar forma parte de la palabra(…)la resonancia de la palabra es algo constitucional” y expresará que la función de la familia será simbólica si logra transmitir una subjetividad deseante, la de un deseo que no sea anónimo.Lacan manifiesta que el sujeto no está condenado a solo verse surgir en el campo del Otro, si no que está condenado por la alienación, a aparecer esa división en la cual por detrás del sentido que viene del Otro, está el Ser. En el sin sentido, en la intersección, podrá realizar la operación de separación.
“El sujeto encuentra una falta en el Otro, en la propia intimación que ejerce sobre él el Otro con su discurso. En los intervalos del discurso del Otro surge en la experiencia del niño algo que se puede detectar en ellos radicalmente(…)me dice eso, pero ¿qué quiere?” En ese intervalo entre significantes en eso que llama metonimia se desliza y escabulle el deseo.
Bibliografía:
-Melanie Klein, Psicoanálisis del desarrollo temprano, 1930. Ed. Horme
- Jacques Lacan, Seminario 1 Los escritos técnicos de Freud. Ed Paidos
- Sigmund Freud, Obras completas. Libro XIV: Lo inconsciente. apartado VII apéndice C. Palabra y Cosa. ED Ammorrortu
- Jacques Lacan, Escritos 1, Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis. Ed Siglo XXI
- Jacques Lacan, Seminario 3, Las psicosis. Ed Paidos
- Jacques Lacan, Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales. Ed Paidos
- Jacques Lacan, Intervenciones y textos II, Conferencia en Ginebra sobre el síntoma. Ed Manantial