Sobre el desarrollo.¿Qué queremos decir cuando hablamos de desarrollo? Por el momento, en aras de la brevedad, respondemos que es un rebus (1), un acertijo, un enigma. Al menos tiene una forma muy similar a lo que Freud planteaba en el capítulo VI de La interpretación de los sueños: “...el sueño es un rebus de esa índole, y nuestros predecesores en el campo de la interpretación de los sueños cometieron el error de juzgar la pictografía como composición pictórica.” (1900, p. 286)
En ese sentido, aquellas personas a quienes nombramos adolescentes en lo cotidiano, nos ponen en la pista para suponerles una similitud entre el rebus del sueño y el rebus del desarrollo, y así proponemos en esta breve comunicación, ese supuesto para abordar la adolescencia, en relación con la clínica psicoanalítica y su articulación con el desarrollo.
La cuestión central está a la vista: “... a quienes nombramos adolescentes en lo cotidiano”, bastaría con transformar este enunciado en una interrogación: “¿A quiénes nombramos en lo cotidiano como adolescentes?
Cabe señalar que la seriedad con la que participamos del corpus teórico del psicoanálisis, nos constriñe a evitar la tentación del antropomorfismo en los términos que utilizamos, tal y como ocurre en otras disciplinas rigurosas. Asimismo, es bastante deseable que seamos cuidadosos en distinguir el ámbito figural, material (2), del ámbito formal, de este o estotro concepto, y al menos tomar noticia que cuando retomamos algún referente evidentemente figural o material de la cotidianidad, nos corresponde (pre) sentar (setzen) las bases para su articulación, sin que sea necesario agregar exclusivamente otros sentidos a estos términos. (3)
Para abordar la situación del desarrollo y del adolescente, hay que comenzar por articular algunos supuestos, y ¿por qué no? rastrear algo de lo inconsciente que se juega en esas formas pictóricas de la adolescencia. (4)
Lectura figural y lectura desde la referencia signante
Quienes hayan leído y estudiado el capítulo VI, “El trabajo del sueño” (traumarbeiten) de La interpretación de los sueños, con el que aperturamos nuestro texto, recordarán que desde el inicio Freud nos advertía que el sentido, valor, resignación (bedeuten) del sueño solamente puede apreciarse correctamente, cuando se reemplaza (erzetsen) cada figura (bilderwert) por una sílaba o palabra leyendo esto como referencia signante (zeichenbeziehung), es decir, de su relación de signo, para así encontrar las leyes de su articulación (fügungsgesetzung)(5). ¿Articulación de qué? Del sueño, y más precisamente de lo que se dice del sueño, de los signos, no tanto del sentido (bedeuten). Decidimos seguir la recomendación de Freud para abordar los acaeceres de la vida anímica no solo del adolescente, sino del desarrollo. Abordaje, como se leerá más adelante, no sin referentes a la enseñanza de Lacan. En específico nos referimos a aquel rebus freudiano, el sueño como vía regia para el conocimiento de lo inconsciente. En este caso, respecto de lo inconsciente en relación con el rebus del desarrollo y el rebus de la adolescencia.
Dos hilos
Si el valor, resignación, sentido (bedeuten) de los signos: niño, niña o adolescente, pueden ser susceptible de la apreciación correcta cuando reemplazamos el valor figural, material, por otro signo, en este caso, lingüístico, se emprende una lectura desde una referencia signante (zeichenbeziehung), es decir, la relación de un signo con otros signos. Entonces, ¿cuál será la referencia signante del signo adolescente? Y aunque no abordaremos por el momento el tema de las infancias o de la niñez, subrayamos la pertinencia de abordar también al niño y la niña en esa lectura de la referencia signante.
Aquella lectura desde una referencia signante sobre el rebus adolescente, nos permite aducir una metamorfosis, una umgestaltung (6), ahí donde se es irreconocible uno mismo ante la propia historia del desarrollo (entwicklungsgeschichte) (7). ¿No es ahí, en el momento en que un signo toma otro valor, resignación, sentido (bedeuten) por su relación con otros signos (zeichenbeziehung), que ocurre una transformación, una metamorfosis, un rediseño? ¿Será esto a lo que llamamos desarrollo desde una lectura de la referencia signante?Nos parece que la metamorfosis es un sustituto aceptable para el término desarrollo, toda vez que se haga referencia al desarrollo en su acepción formal, haciendo una lectura de la referencia signante (a sabiendas de que metamorfosis no coincide con la umgestaltung). El término metamorfosis (umgestaltung) lo entendemos a la manera de apuntalamiento sobre las transcripciones del aparato psíquico; vale decir, una función importante para la supervivencia. Requiere suponer un aparato psíquico y el supuesto de lo inconsciente, en sentido descriptivo (desarrollo en su acepción figural, material), no sabemos por qué ocurre, pero solemos generar una historia de por qué las cosas son como son. Una entwicklungsgeschichte, una historieta de por qué somos de la manera en que somos a la que asignamos una realidad fáctica, debido a su facilitación de investidura con la representación-palabra y el acceso a lo preconsciente, imaginario digamos. De ahí, a la consideración dinámica de lo inconsciente. Bien podría decir quien tenga un camino recorrido en la enseñanza de Lacan, que esto ya lo abordó Lacan, que lo primero remite al yo (moi) del estadio del espejo. Y tendría razón toda vez que se dé a la tarea de proseguir la lectura desde la referencia signante, que no es otra cosa, en mi lectura, que aquello que se juega en términos del yo (Je) en lo simbólico. Es la cuestión de la articulación lo que nos ha sido llamativo, pese a que en nuestra consideración varias de esas leyes de articulación fueron elucidadas, primero por Freud, luego por Lacan, a saber, un significante representa al sujeto para otro significante (Garrido, 2023), “la estructura del significante no coincide con la organización holofrástica” (Peusner, 2023, p. 164)
¿No es esto a lo que llamamos desarrollo en lo cotidiano, a una especie de lectura pictográfica? ¿Un bajo relieve escultórico que tomamos casi como una guía deontológica y al cual le adjudicamos sentido, valor (bedeuten)? Entonces ¿es menester renombrar al desarrollo como metamorfosis? No podemos alejarnos tanto de los términos cotidianos, de nada serviría comenzar a nombrar metamorfosis en lugar del término desarrollo, el riesgo de caer en la misma situación antropomórfica subsiste, como si alguien preguntara por qué una persona está de malas y se le respondiera que porque está en una metamorfosis. Simplemente las Metamorfosis de la pubertad de los Tres Ensayos de teoría sexual de Freud, las tomamos para ponerlas en relación con otros signos, e intentar una lectura de la referencia signante, como lo hace Freud con los sueños, específicamente el acertijo en figuras (1900, p. 285).La historia del desarrollo de uno mismo (entwicklungsgeschichte) es plausible de ser relatada con los elementos que uno tiene a su disposición, tal y como sucede con las teorías sexuales infantiles. Si mi entwicklungsgeschichte (en calidad de signo), -lo que digo de mí a otros-, no me devuelve esa imagen especular (yo ideal) que busco, no puedo ponerme en relación con otros signos (zeichenbeziehung), no podría articularla, en consecuencia, sin discernir las leyes que le articulen. La entwicklungsgeschichte es condición necesaria de articulación, mas nunca es suficiente.
Comentario sobre las metamorfosis
He podido encontrar esto que llamamos metamorfosis (umgestaltung) en ciertos momentos: en pacientes durante el embarazo, en pacientes durante un duelo, en pacientes durante el climaterio, en pacientes durante un período de transición (trans), en pacientes púberes o que llamamos adolescentes y en el mismo psicoanálisis. A veces se traslapan, i.e. un embarazo adolescente cercano a un duelo. O podemos verificar que se sustituye en algún momento de metamorfosis (umgestaltung) por un estado de intoxicación en el caso de una adicción. No toda transición, en el sentido en que lo usa Winnicott, implica una metamorfosis en una lectura desde la referencia signante, aunque toda metamorfosis conlleva una transición. Es una transformación, que deja los remanentes (rebús en su acepción de desperdicio, desecho) para articular la historia del desarrollo (entwicklungsgeschichte), en la que hay un antes y un después (una marca temporal, pero también formal), pues los referentes que se pusieron en juego, posibilitan otro relato de la historia de cómo llegamos a ser como somos, toda vez que puedan articularse.
Excede a los propósitos de esta comunicación abordar las especificidades de estas metamorfosis (umgestalten), sin embargo, puedo comunicar algo más respecto del rebus de quienes llamamos adolescentes, más precisamente eso que Freud planteaba en Las metamorfosis de la pubertad (1905), con el hilo de la psicopatología de la vida cotidiana, específicamente cuando aborda las acciones sintomáticas y casuales (1901).
Un hilo suelto
En Psicopatología de la vida cotidiana Freud describió el caso de un chico (knabe) que no llegaba a los 12 años aquejado de histeria, respecto del cual nos comunicaba que esa acción sintomática de la miga de pan, en la que Freud parte de la premisa de que el chico (knabe) había tenido experiencias sexuales y por su edad, las preguntas le martirizaban (1901, p. 194).
Si tomamos la acción de la figurilla como un rebus, el valor, sentido (bedeuten) que adquiere al ponerlo en relación con otro signos (la historia de la acción del hijo de Tarquinio el soberbio), es decir, haciendo una lectura de la acción sintomática desde la referencia signante (zeichenbeziehung), es que Freud pudo interpretar (deuten) algo del orden de la sexualidad, facilitó entonces las aclaraciones respecto de lo sexual (otros signos) y al poco tiempo remitió su histeria. Freud no utilizó la palabra “kind” (niño), con la que nombra a Hans, ni tampoco “jung” (joven), sino “knabe” (chico) que es opuesto a “mädchen” (chica). No existen más datos de ese “knabe” que Freud atendió en 1901 según hace constar la nota a pie de página (1901, p.198), así como tampoco tenemos más información de la chica (mädchen) de 13 años que durante ese mismo tiempo le comunica a Fliess en la carta 249 (Freud-Fliess, 1986, pp.459). El hilo queda suelto, no hay otros referentes para poner en relación respecto de cómo es que Freud concebía a un niño o una niña. En otras palabras, no sabemos Que yo sepa, no se ha planteado la pregunta sobre si Freud concebía a los “knabe” y “mädchen”, como casos de púberes, niña o niño, en análisis; y en ese sentido por qué dicha pregunta no fue formulada por Melanie Reizes (Klein) o Anna Freud, o incluso posteriormente por quienes practican el psicoanálisis. ¿Qué sucedió en ese caso exitoso de curación de una histeria en el knabe de la acción sintomática? Por ahora, dejemos este hilo suelto…
Retomamos de la vasta cantidad de ejemplos en la literatura psicoanalítica, el cuestionamiento de Silvia Bleichmar sobre los orígenes del sujeto psíquico “¿Quién es mi paciente?” (2008, p.35) Respecto de la realidad históricamente constituida y su distinción de los constituyentes que la determinaron, del mito a la historia en los orígenes de ese sujeto del aparato psíquico.¿Qué se interpreta (deuten) el mito o la historia? ¿La estructura en sentido estricto o la manifestación singular histórica del sujeto? ¿Cómo abordar el complejo de Edipo, como historia (entwicklungsgeschichte) o como mito (estructura)? Respondemos: siguiendo la regla fundamental. No importa, en tanto que en algún momento hubiese una metamorfosis (más precisamente, aquello que implica los procesos de mezcla y desmezcla pulsional), del mito a la historia o de la historia al mito, suponiendo que algo del orden de lo inconsciente está en juego y que sea verificable en lo somático, donde el cuerpo se compromete. En otras palabras, es una bedeuten (resignación, valor, sentido), que se obtiene al hacer setzen (reemplazar) lo figural por la palabra o la sílaba; se pone así en zeichenbeziehung (relación con otros signos), y faltaría que sean articulados, procesados posteriormente (durcharbeiten, que entendemos como: a través del trabajo (arbeiten) en el sentido analítico), estableciendo así las leyes de dicha articulación (fügungsgesetzung), una metapsicología, esto último también excede esta comunicación. Respecto de la primera pregunta en esta sección, consideramos que la interpretación (deuten) es la que lleva a cabo el paciente, la lectura desde la referencia signante que hace de sus signos en relación con otros signos, y una vez articulados posibilitan esa otra entwicklungsgeschichte, como sucede en lo que llamamos adolescencia.
Sobre la articulación
Podemos apreciar respecto del concepto de articulación (que permite el reemplazo en sentido de ersetzen), una otra aportación del psicoanálisis hispanoparlante, al menos en regiones relacionadas a México, España y Argentina, (ignoro si ocurre en personas de otros países), tal y como se averigua fácilmente y frecuentemente en la clínica y en la vida cotidiana con quienes llamamos adolescentes: la importancia de la articulación, un remanente de los procesos de transcripción (8), jugados en sentido inconsciente ad hominem en la consciencia por personas durante una metamorfosis (umgestalten). Quienes tejen su camino en el mundo (tomando noticia de ser signo ante otros signos) anteponiendo a sus seres cercanos un artículo, principalmente al nombre propio o un apodo, posibilitando la relación de signo: el Mike, la Mari, y más tarde, en una metamorfosis (umgestalten) posterior, se tornará en La canción (con mayúscula), El (con mayúscula) deportista, Lo (con mayúscula) inconsciente (9). Desmintiendo (verleugnen) así ser tomado como signo para otro. Tomamos también noticia de ello en lo cotidiano, cuando una persona aprende el español como segunda lengua, y con el paso de años o décadas domina el acento y los modismos del idioma, pese a lo cual, sigue diciendo: uno taco, la carro, un cigarros (10). Cuestión que en ocasiones se plantea como discriminación, pero que sostiene la lectura figural. Los artículos no asignan nada más un género gramatical o una cantidad (determinada o indeterminada), no solamente son para publicarse en una revista, permiten poner en relación con otros signos lingüísticos (no habrá que confundirse con la ubicación de los mismos, como en las conjunciones y preposiciones). ¿Será ese elemento signante (significante) mediante el cual Lacan retomó el estudio del signo lingüístico y el silabario estableciendo las leyes de articulación? En la clínica psicoanalítica, habremos de continuar escuchando, trabajando (arbeit), tarea nada sencilla.
Un ligamento de tafetán
Mucho queda por confeccionar en el tejido del corpus teórico del psicoanálisis, hemos dejado algunos hilos sueltos (11), sin embargo era nuestra intención poner sobre la mesa un tema confuso, enigmático (o muy claro, por desgracia) para continuar la discusión y la revistación. Al menos presentamos un hilar simple, de dos hilos, en este artículo para re-vista, al cual le aspiramos el inicio de un trabajo (arbeit) de enhebrar, de tejer, de bordar, y cuya metamorfosis (umgestaltung) ignoramos pues como sucede en todo proceso, solamente puede apreciarse con posterioridad (nahcträglich), en aquello que se puede apreciar en un esbozo de huipil, de rebozo, de hamaca, etc, y que ocurre después de una sección en el tiempo (el antes y el después), un corte, una pausa. Entonces ya no solamente es un conjunto de hilos. Ahora toca destejer (“unravel” conlleva la noción del desciframiento, de la decodificación), y desenmarañar. Por ahora, dejemos en este punto.
Notas al pie.
Cada una de las notas siguientes requerirían ciertas puntualizaciones, no todos quienes practicamos el psicoanálisis tenemos la misma lectura. Decidimos no poner notas de las notas, pero sí anotamos algunos referentes bibliográficos, y queda abierta la invitación para revisarlos, quizá articularlos, solo se puede no todo.
(1) En el capítulo VI de la Interpretación de los sueños, Freud planteaba al sueño como un rebus. No es una palabra de uso común en el español. Remite más bien en la antigüedad, el rebus representaba otras cosas no solamente la imagen, como en la escritura no reflexiva de los jeroglifos de los egipcios, y agregaríamos los códices de los antiguos mexicanos.
(2) En el análisis lógico de Carnap, no es lo mismo la conceptualización material que la formalización. Como puede apreciarse diferimos de algunos puntos de vista de Carnap, nuestros hallazgos proceden de la clínica. Suscribimos que un metalenguaje es inconsistente.
(3) Setzen, también entendido como asumir una postura (como cuando estamos prestos a sentarnos) Contamos con varios ejemplos: siguiendo la vieja usanza de Freud con el sueño; de Lacan con el objeto @, de Melanie Reizes (a quien la conocemos por Klein) con la envidia primaria, de Winnicott con los fenómenos transicionales, de Anna Freud con las líneas de desarrollo, de Bion con el aparato para pensar pensamientos, de Green con la posición fóbica central, y muchos otros ejemplos de aquellas personas que tomaron un acaecer de la vida anímica, sentaron (setzen) sus bases, lo articularon con otros conceptos, y pudieron formalizar sus elementos, es decir, trabajaron metapsicológicamente. Que no es lo mismo decir que aumentaron el vocabulario del psicoanálisis, de lo cual también hay muchos ejemplos.
(4) Por formas pictóricas (bilderschrift) remitimos a la imagen (bilderwert) que tenemos de un adolescente como alguien rebelde, hormonal, que se enoja, se entristece, modifica su forma de vestir, hace adecuaciones respecto de su cuerpo; el estereotipo de adolescente, cuando en realidad nos aparece como un acertijo (bilderrätsel), un enigma.
(5) Se puede apreciar que no es lo mismo realizar una lectura pictográfica, que llevar a cabo una lectura desde la referencia signante. De lo figural, a la sílaba o a la palabra. El movimiento es muy similar a lo que posteriormente Carnap, influenciado por Tarski, denomina como modos de emplear el lenguaje en 1934, en el ámbito material y formal, sin embargo, no coinciden enteramente. Para el psicoanálisis, usamos la referencia signante.
(6) Umgestaltung es un término utilizado por Freud en el tercero de los Tres ensayos sobre teoría sexual, cuya traducción al español en la versión de Etcheverri fue el término metamorfosis, sin embargo, nos parece que el término en alemán (de principios del siglo pasado) está mucho más cerca de un rediseño, una reconfiguración.
(7) Entwicklungsgeschichte se puede entender como la historia del desarrollo, que al ser puesta en palabras o sílabas, implica la historia de uno mismo o de cómo llegamos a ser como somos. No es solamente las fases de organización libidinal.
(8) De la percepción al signo perceptivo, del signo perceptivo a la huella mnémica, de la conciencia al yo. Se pueden rastrear estos elementos en los textos de Freud del Proyecto de psicología, la carta 52 a Fliess y en Lo inconsciente. Hace poco encontramos una forma a nuestro parecer didáctica, aunque no coincidimos por entero con la lectura que hacen de las transcripciones, para entrar al tema en cuestión. http://www.psi.uba.ar/investigaciones/revistas/psicoanalisis/trabajos_completos/revista16/algaze.pdf
(9) Amplificamos el sonido que enfatiza, como si llevara tilde, el artículo “El”, “La”, “Lo”, pero que en la grafía cuando lleva tilde, remite a un pronombre personal. En inglés existe la articulación “A, An, The” para enfatizar un elemento similar a lo que sucede en español. Sin embargo, es poco frecuente escuchar, The Mike o The Mary. Asimismo, agregamos el uso de mayúsculas, como un intento de fonetizar la escritura, como si la persona estuviese gritando.
(10) En otros idiomas y en otros países existen elementos como el acento (la “correcta” pronunciación), el timbre, el ceceo, los modos (subjuntivo, imperativo, indicativo), la gramática (sujeto, verbo, predicado), el voceo del sheísmo y yeísmo, los modismos, localismos, lenguaje local, argot, jerga, los shibbóleth que remiten, articulan, un lugar de procedencia. En lo inconsciente apostamos por una lectura signante, serían susceptibles de interpretación.
(11) Como a veces sucede en la vida, pero en México es una práctica frecuente. Los hilos sueltos en las prendas de ropa suelen quemarse, para que no se deshilache (que no se corra por completo el hilo), cuando en realidad falta algún punto, o en las figurillas de plástico cuando un borde irregular de un fragmento no lijado o la argamasa restante que deja bordes irregulares en las paredes de ladrillos, se dice que quedan con rebaba. Acá intentamos discernir articular esos hilos sueltos (esos apéndices con bordes irregulares), de esas rebabas de nuestro trabajo clínico.Referencias bibliográficas
Anda, N. El tiempo no existe: prisión y detención subjetiva. en “El tiempo de la erótica en la Sociedad pornográfica”. Arellano, Correa y Valdivia [comp]. UAZ, UGTO, México: Intempestivas, 2021.
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Freud, S. (2000) Psicopatología de la vida cotidiana. (J.L. Etcheverri, Tr.) En Obras Completas de Sigmund Freud. Tomo VII. Amorrortu. (Original publicado en 1901).
Freud, S. (2000) Tres ensayos de teoría sexual. (J.L. Etcheverri, Tr.) En Obras Completas de Sigmund Freud. Tomo VII. Amorrortu. (Original publicado en 1905).
Gregoret, B. Adolescencia: el cuerpo y su metamorfosis. https://www.revistavirtualia.com/articulos/815/lecturas-de-lo-contemporaneo-actualidad-de-la-clinica/adolescencia-el-cuerpo-y-su-metamorfosis
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Olmos, E. Lo online y offline del adolescente. Revista Fort-Da: 14. Noviembre, 2020 https://www.fort-da.org/fort-da14/olmos.htm
Sosa, L. Un texto nunca (h)a sido. México. Esquizia. Año 3, #2, 2018
Torpey, JP. (2015) Intersecciones entre el desarrollo libidinal y la clínica psicoanalítica: la Primavera de Vivaldi. Revista de Psicoanálisis de Guadalajara: Año 9, Núm. 9, julio.