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Número 2 - Octubre 2000
Psicoanálisis y debilidad mental
Hasta qué punto un niño débil mental se puede beneficiar del psicoanálisis?
Sandra Seara Kruel

 

Sumario:

Lacan define a la debilidad mental como posición subjetiva frente a la castración. Cuál es la consecuencia de esta definición para la clínica psicoanalítica con los débiles mentales orgánicos? Es esto lo que el presente texto se propone a examinar haciendo un recorrido por la teoría con los datos de la clínica.

Términos: Debilidad mental – posición subjetiva – saber inconsciente

 

El título de este trabajo se refiere a una pregunta que frecuentemente me hacen alumnos y compañeros. A veces atienden niños débiles mentales en análisis y muchas veces, por razones burocráticas de las instituciones, no le ven mucho resultado a su trabajo.

La bibliografía psicoanalítica confirma la dificultad de hablar, en estos casos, de un sujeto del inconsciente. La holófrase impide el aparecimiento del sujeto. De igual manera, el lugar que el niño enfermo ocupa en la fantasmática de su madre, es el camino por donde los analistas han intentado trabajar y han conseguido muy buenos resultados. En este trabajo vamos a considerar directamente el análisis del niño afectado por un disturbio orgánico que desembocó en una debilidad mental.

La experiencia psicoanalítica es única para cada persona y exige el deseo del analista para lidar con los impases de cada proceso de cura. Por eso no podemos afirmar que todo individuo débil mental se podrá beneficiar del psicoanálisis. De modo que lo que decimos aquí, se refiere unicamente a lo que hemos podido obtener en nuestro trabajo de análisis con débiles mentales.

I – Preliminares

En el seminario 23, al definir el inconsciente como "saber inconsciente" (S2), Lacan distingue: "savoir-faire" (saber hacer) de "savoir y faire" (lidar con).

El inconsciente como saber implica el inconsciente estructurado como un lenguaje, que tiene, en las leyes de la combinatoria significante metafórica y metonímica, un trabajo, trabajo que "no piensa, no calcula, no juzga" (Télévision), pero que "deposita" sus efectos en el inconsciente (Radiophonie). El inconsciente es el sedimento que resulta de estos efectos. La combinatoria metafórica, sin conocer restricciones a no ser las de su propia estructura, al trabajar los recursos del lenguaje, significante y letra, crea, como efecto, el establecimiento, sin vuelta, de la barra que separa el significante del significado. La literalidad es algo que caracteriza a la propia lengua y al sedimento de las lenguas en el inconsciente vamos a llamarlo de "la lengua", diferente, por lo tanto, de lo que conocemos como lenguaje, objeto de estudio de la linguística.

El sujeto, al hablar y escribir, desconoce la estructura del lenguage. Sin embargo, la restricción propia de la estructura, implica en un "no-saber", un desconocimiento, mucho más radical, una vez que a esa estructura siempre le faltan recursos para captar lo vivido real del sujeto. Por paradoja y por definición, es esta misma falta de recursos que promueve y permite el trabajo de condensación inconsciente.

En este sentido, el saber inconsciente incuye en sí mismo y necesariamente, una falla en el saber, una falla de sgnificante designada como "A" barrado .

"Savoir y faire" con su sintoma es un marco del final de l análisis y exige un atravesar la debilidad mental originado por el hecho del ser que habla creer en lo que dice, negar los puntos de desconocimiento. Quien cree "savoir-faire", o en ingles: "know-how", repetidamente se enfrenta con el fracaso del saber, con la impotencia.

Por otro lado, quien, en un análisis, puede recorrer el inconsciente como el saber del fracaso, y tiene en cuenta lo imposible de decir, ciertamente tendrá más recursos para "savoir y faire" con su síntoma. "Savoir y faire" es operar, amarrar las tres dimensiones del lenguaje, real, simbólico e imaginario de un otro modo; exige el sujeto como operador. El mismo sujeto decidirá utilizar los recursos del lenguaje, aunque fallos, para escribir su "não-saber". Esto es indicado por S(A barrado), entendido, también, como "castración simbólica".

Es en esta perspectiva que nos gustaría introducir el tema de la clínica psicoanalítica de la debilidad mental, intentando huir del lugar común (discours courrant) sosteniendo el discurso psicoanalítico en este campo.

Es necesario que antes de todo precisemos el término " debilidad mental" que, para Lacan, a partir del Seminario 16, en nada se asemeja a la noción de déficit intelectual. Para tanto, vamos a buscarlo recorriendo los seminarios de Lacan siguiendo las indicaciones de Pierre Bruno en su texto: "À Côté de la Plaque". Se trata de una posición del sujeto frente a la falta de significante en el Otro del lenguaje, frente a la castración. Vamos, entonces, distinguir: la debilidad mental como posición subjetiva para cualquier sujeto que habla, de la debilidad mental como patología orgánica, mostrando aún la diferencia con la debilidad neurótica, seudo-debilidad, en la Psicopatología.

II – Recorrido

1 - La Quinta y última referencia indicada es por donde vamos a comenzar; es la Carta de Disolución de 1980: "pues en el intervalo entre la palabra que él desconoce y lo que él cree ser pensamiento, el hombre se confunde, y esto lo desanima. De modo que el hombre se piensa débil y tanto más débil cuanto más se irrita justamente por confundirse".

Lacan, en este texto, dice tener ventaja sobre el hombre débil por el hecho de saber que el hombre piensa porque habla y que pensamiento, aunque inconsciente, y palabra, son una única cosa. El inconsciente está estructurado como un lenguaje.

Por no tener la experiencia del inconsciente ordenada en discurso a través de un análisis personal (Télévision), el hombre se irrita y se desanima frente a los síntomas que lo incomodan. Sería débil todo hombre que se ausenta de las formaciones del inconsciente intentando desconocer las causas? O el hombre solamente intenta buscar las causas si por acaso presiente una forma de lidiar con ese desconocido? En este caso, es el método psicoanalítico. El psicoanálisis le indica la dirección a seguir frente a las formaciones del inconsciente con las que el hombre se incomoda y confunde.

La frase de Lacan se refiere, en general, al ser que habla. Consideremos el individuo cuy a capacidad cerebral se encuentra de algún modo comprometida por disturbios orgánicos permanentes. Sabemos que el defecto del funcionamiento nervioso puede restringirse apenas a funciones parciales, como por ejemplo el control sensomotor sin que afecte, por eso, la función de comprensión intelectual. Pero no es de eso que estamos tratando aquí.

Para cualquier Sujeto, la aprehensión del lenguaje se da por entero, como un sistema integrado, cerrado. La matriz simbólica está en la discriminación fonemática y no en la perfección fonética. El escandir alternativo de dos fonemas se asocia a la decisión de busca y rechazo del sujeto, en el movimiento inicial de aprehensión de la estructura del lenguaje. El sujeto orgánicamente débil, aun teniendo su capacidad de hablar y comprender comprometidas, también asimila el lenguaje por entero. Debilidad mental no significa incapacidad de aprender; al contrario, el individuo portador de debilidad mental está siempre aprendiendo; lo que pasa es que su modo de aprendizaje es específico. Es una gran sorpresa para los padres darse cuenta que su hijo deficiente piensa y entiende aunque no hable normalmente, lo que parece cambiar radicalmente el modo como lo tratan y consideran.

Hablando ahora del método psicoanalítico, cómo puede aplicarse a los individuos portadores de debilidad mental? Lo que podemos afirmar con toda seguridad es que la estructura del lenguaje habita en ellos como en cualquier otro individuo y que produce, ciertamente, innumerables efectos. Y estos sólo pueden ser considerados por un analista para, por ejemplo, un diagnóstico diferencial con la psicosis. Por lo tanto, el psicoanálisis está implicado también en la clínica del deficiente mental, tanto para el diagnóstico, como para el tratamiento, para la orientación de los padres, y en la interconsulta entre los profesionales que trabajan en equipo. De un otro lado, es por medio del tratamiento psicoanalítico con deficientes mentales que el psicoanálisis ve confirmadas algunas de sus hipótesis sobre la estructura del lenguaje. Se comprende, así, el interés, para el psicoanálisis en general, de estudiar los casos de individuos portadores de debilidad mental.

Y entonces: puede un individuo débil mental someterse al proceso analítico? Qué resultados pueden esperarse? Seguramente que no se espera acabar con su debilidad mental (aunque sí puede aumentar su capacidad de aprender), pero algunos resultados positivos pueden conseguirse, tal y cual el hombre de que habla Lacan y al cual nos referimos al comienzo: que no se desanime ni se enfurezca tanto con los contratiempos que le crea su debilidad mental o con los síntomas que por acaso pueda desarrollar. Es exactamente sobre esto que trataremos en este trabajo.

 

2. La cuarta referencia de Lacan a la debilidad mental puede suscitar otros problemas con relación a la clínica de que estamos tratando. En el Seminario 23, "L’insu que sait de l’une bévue, s’aile à mourre", título que se presta a equívocos, Lacan, entre otras citaciones que se refieren al tema, dice en la lección del 11 de enero de 1977: "L’homme ne sait pas ‘faire avec’ le savoir. C’est ce qu’on apelle sa débilité mental dont je dois dire que je ne m’excepte pas- parce que j’ai à affaire au même matériel que tout le monde à ce matériel qui nous habite. Avec ce matériel, on ne sait pas y faire(...) Savoir y faire est autre chose que de savoir faire –ça veut dire ‘se débrouiller’, mais cet ‘y faire’ indique qu’on ne prend pas vraiment la chose en concept."

"El hombre no sabe lidiar con el saber. Es a esto que se llama debilidad mental, de la cual –debo decirlo- yo no me excluyo, porque lidio con el mismo material, con el mismo material que todo el mundo, ese material que nos habita. Con ese material no sabemos lidiar (...) Lidiar es otra cosa distinta de no saber como hacer – o sea, "lidiar", pero ese "hacer con eso" significa que, verdaderamente, no tomamos la cosa como un concepto" (traducción libre)

El objetivo de un análisis es el de recorrer el lenguaje en su dimensión de dicho y decir que se puede llegar al punto, en que , si me permiten nuevamente el juego, podamos tener acceso a lo que acaba de ser escrito.

En el Seminario 23, Lacan termina la lección del día 11 diciendo que el ser que habla no tiene otra opción para enmascarar o desconsiderar ese punto de barra de S de A barrado, a no ser por medio de la debilidad mental o de la psicosis.

En el caso de la psicosis este punto es forcluido. Y en el caso de la debilidad mental? Es necesario el diagnóstico diferencial. Puede el débil mental no desconocer este punto? Dos interpretaciones son posibles aquí: se trata solamente de individuos portadores de una estructura psicótica o de individuos con debilidad orgánica?, o se trata, también, del ser que habla, en general? Responderemos a esta pregunta solamente desde el punto de vista de la debilidad mental. Lo que sabemos es que, de un modo general, el ser que habla tiende a desconocer ese punto creyendo que no existe límite a lo que se pueda hablar o escribir. Es en este sentido que ninguno de nosotros puede ser excluido de la debilidad mental. También podríamos preguntar en este momento si se puede hablar de debilidad mental generalizada así como se habla de forclusión generalizada. Vamos a ver.

Cuando no se trate ni de debilidad mental ni de psicosis, el ser que habla, desarrollaría en forma de discurso lo que del inconsciente es no-saber radical, fragilidad del significante. En este caso el discurso podría convertirse en "decir que socorre", o, en un juego de palabras en la lengua de Lacan, "dire-qui-secourt" (homofonía con discours – discurso), donde la énfasis no está en lo que es dicho sino en el decir que se lee en las entrelíneas de lo que se dice.

Pasemos ahora a otras referencias de Lacan que pueden ilustrarnos un poco más esta cuestión que estamos tratando Podemos observar que, para que el sujeto pueda lidiar con el lenguaje que trae en sí una falla, debe considerar cualquier coyuntura lógica posible. Ejemplos de esto serían el significante, la letra y el número, del mismo modo que los intervalos vacíos entre los significantes. Las formaciones del inconsciente, bien como los síntomas, serían otros ejemplos. El arte y la obra otros ejemplos. La matemática y los esquemas gráficos están incluidos en el número y en la letra. La construcción de máquinas y cualquier artefacto se incluyen en la obra.. Y mucho más...

3- Es en la lección de 10/12/74, la primera lección del seminario R.S.I.: "Hay algo que hace con que el ser que habla se muestre destinado a la debilidad mental. Y esto resulta solamente de la noción de Imaginario, en que el punto de partida es la referencia al cuerpo y al hecho de que su respresentación, todo aquello que por él se representa, no es nada más que el reflejo de su organismo. Es la menor de las suposiciones implicadas por el cuerpo."

La dimensión imaginaria del lenguaje busca darle sentido aún a lo que resiste al sentido (A barrado) haciendo equivalencias que anulan la diversidad. Es por eso que el ser humano consigue creer, por ejemplo, que la palabra equivale al objeto que designa. El imaginario es como el reservorio de donde nos viene la goma que nos hace pegar una cosa con otra. La palabra latina para mente, para intelecto, es mens-mentis. La palabra intelligere nos pone en la pista de lo que Hegel señaló como efecto de las palabras sobre las cosas (la palabra es el asesinato de la cosa) y que incluye el vacío de sentido. "Intelligere", discernimiento, inteligencia, significa literalmente, leer entre las líneas. Se trata de la dimensión simbólica de la estructura del lenguaje, donde el sujeto podría encontrar recursos posibles para escribir S de A barrado.

Pero Lacan señala las dos dimensiones del lenguaje, imaginaria y simbólica, identificando la debilidad mental a la dimensión imaginaria. La dimensión simbólica implica en la equivocidad del lenguaje, en que, por ejemplo, una misma palabra designa dos cosas completamente distintas una de la otra. "Mango" es una fruta, "mango" es también una parte del cuchillo u objeto cortante; a cuál de los dos nos referimos cuando decimos: "voy a llevar un mango"?(Sandra: mudei o exemplo da "manga de camisa", pois em espanhol a fruta é "mango"(masculino) e não daria sentido traduzi-lo ao português‘ipsis litteris’; ao colocar ‘mango’ significando também o cabo da faca, o exemplo mantem o que você quer dizer da possibilidade de uma variedade de significados com a mesma palavra)

De igual modo el equívoco puede ser escrito, como en el título del seminario en que las iniciales de Real, Simbólico e Imaginario (R.S.I.) hacen homofonía con la palabra francesa "heresie", en portugués: "heresia" y en español "herejía" (isto fui eu quem acrescentou)

Tener en cuenta el equívoco: en síntesis, es esta la capacidad que le falta al débil mental, al débil mental lacaniano. No suponer el error, no calcular el vacío, lidiar con lo parcial en vez de lidiar con lo real, son todas estas capacidades que tenemos y que si no las usamos estamos destinados a la debilidad mental. El débil mental sería aquella persona que no usa la capacidad que tiene, por desconocer sistem áticamente que es la falla en el lenguaje lo que nos lleva a usar esas capacidades. El débil mental se apega al sentido y esto lo hace desconocer otras dimensiones del lenguaje.

Tenemos, pues, que considerar una tercera posibilidad: la de que un débil mental orgánico asuma subjetivamente delante del A barrado la postura de debilidad mental en el sentido lacaniano. Por causa de su debilidad mental orgánica no sería mucho más fácil para este individuo no desconocer el A barrado justo por estar siempre en contacto con límites impuestos?, o, antes, aprovecharía para utilizar recursos poco comunes? El débil mental orgánico sería capturado más fácilmente por el aspecto del sentido del lenguaje, o se colocaría de modo a ver a través de esa postura ilusoria? Estaría él destinado a tener apenas esa postura subjetiva? O podrá alguna vez considerar la equivocidad del lenguaje?. Será que un análisis podrá quebrar esa postura subjetiva delante de la castración (A barrado)? Es justamente esto que se espera de toda y cualquier análisis.

El lenguaje contiene indecidibles y el sujeto es obligado a participar de la lengua teniendo que decidir. Es esa la operación sujeto, decidir delante de lo indecidible. Es "mango" fruta o "mango" de cuchillo? Cómo se escribe la herejía? Y más aún, el sujeto se encuentra delante de la lengua teniendo que decidir si va a aceptarla de modo general (y no sólo a determinada palabra) como equívoca o no.

5- (Sandra: no texto faltou o número 4!) Veamos, entonces, la segunda referencia de Lacan a la debilidad mental, en la lección de 15/03/72 del seminario ‘...Ou Pior’: "J’appelle débilité mentale, le fait qu’un être, un ête parlant, ne soit pas solidement installé dans un discours. C’est ce que fait le prix du débile. Il n’a aucune autre définition qu’on puisse lui donner, sinon d’être ce qu’on appelle un peu à côté de la plaque, c’est-à-dire qu’entre deux discours il flotte. Pour être solidement installé comme sujet, il faut s’en tenir à un ou alors bien savoir ce qu’on fait. Mais c’est pas parce qu’on est en marge qu’on sait ce qu’on dit."

[ Yo llamo debilidad mental al hecho de que un ser que habla no esté sólidamente instalado en el discurso. Es este el precio del débil mental. No existe otra definición que se le pueda dar a no ser la de que está un poco desfocalizado, o sea, que fluctúa como que entre dos discursos. Para que esté sólidamente instalado como sujeto es necesario que se atenga a uno de los discursos sabiendo bien lo que hace; pero no es porque se está como que a la margen que se sabe lo que se dice] (Traducción libre)

Lacan, en esa lección, califica a Platón de ‘débil mental’ por estar entre dos discursos (distanciados siglos entre si). Platón dice, en "Parménides": que la esencia del maestro y la escencia del esclavo no tienen la misma relación entre sí que el maestro con el esclavo. Por causa de esta afirmación Platón no se decide entre dos discursos. Él se ubica entre el discurso de la fraternidad del judaísmo y el discurso de la fenomenología del espíritu, de la lucha por el puro prestigio de la dialéctica de Hegel. Sin comentarios!

Si el inconsciente se organiza en discurso durante un análisis, cuál la definición de discurso aquí para Lacan? En el uso escolástico clásico, discurso se opone a intuición y consiste en una operación del pensamiento que alcanza el objetivo para el que tiende por medio de una serie de operaciones parciales intermediarias. Para el psicoanálisis el discurso es un decir-la-estructura (decir diferente de dicho), y que sólo se consigue al ponerle (escribirle) la barra al goce. S de A barrado como la escritura de lo imposible del goce, de castración, es un punto que, si logrado en el análisis, impide al sujeto volver al discurso corriente (ridiculizado por Lacan en la escrita homofónica ‘disque-ours-courrant,’, disque-urso-corrente (Sandra, não sei como traduzir isto por não saber o que é!).

Para la clínica psicoanalítica de la debilidad mental que, de un modo general, se inscribe en la clínica de la neurosis histérica, tendríamos dos dimensiones de análisis: una, la de sostener un habla y otra, la de reunir los efectos de lo escrito. En "...ou pior", Lacan pone la debilidad mental como ocultación de la impotencia ( s barrado sobre menos phi) mientras que una entrada en análisis acontece por el reconocimiento de menos phi. La entrada en el discurso analítico ocurriría en el momento en que el débil mental se colocara como sujeto al problematizar su debilidad mental o algún otro síntoma como siendo de la orden de la minusvalía (castración imaginaria). Pero nada impide un tiempo preliminar para que pueda haber un análisis. En la experiencia analítica con débiles mentales, el entrar en análisis marca un profundo cambio de postura muchas veces considerado por otros profesionales del equipo de trabajo como fin de análisis. A la pregunta que se hace tantas veces si el débil mental sabe de su debilidad, respondemos que sí.

Pero si el débil mental consigue entrar en análisis, puede, eve ntualmente, llegar hasta el fin? Es una cuestión a ser investigada a partir del modo como pueden colectarse los efectos de la escritura en un análisis con el débil mental. Es en el habla que puede surgir el sujeto del inconsciente; pero en la escritura, quien escribe está en el lugar de Otro. E. Laurent nos llama la atención respecto la capacidad del débil mental para los cálculos, pero la distingue del decifrador, pues este último haría una contabilidad de la distribución del goce. Y sólo se puede considerar la distribución d el goce cuando se considere el cero, el conjunto vacío.

El débil mental calcula evitando considerar el cero. En mi experiencia, el deseo del analista puede llevar el sujeto a considerar el cero , pero el débil mental no se instala ahí sólidamente. Permanece la cuestión de la responsabilidad del débil mental por su propio goce, dejando de lado las explicaciones tan solicitadas sobre su sexualidad. El débil mental, como lo indica su nombre, en ese terreno no tiene firmeza. Por lo que respecta al final del análisis, tal vez el débil mental se quede también, como dice Lacan, "à côté de la plaque", medio desfocado, medio aquí medio allá, como al margen del objetivo a ser conseguido.

Sin embargo, esta posición es preferible a la que enmascara la no relación sexual, fundamento del psicoanálisis, en una reducción imaginaria de la misma al coito.

Este sería el sentido a darse a la próxima referencia de Lacan (primera y última en nuestro caso), la eterna creencia de que es por la boca del débil mental que saldrán todas las verdades sobre el ser humano.

6- Se trata del seminario 16, lección del 12/02/69. Lacan distingue saber y verdad como desunidos, separados. Considera que todas las veces en que se quiere tomar algo como verdad por entero, quien promete decir toda la verdad acaba siempre en mentira. Pregunta Lacan: "Irais-je à dire que la perle du mensonge est la sécrétion de la vérité?" [Llegaría yo a decir que la perla de la mentira es la secreción de la verdad?] (traducción libre).

Igual que pasa en "El Idiota" de Dostoievsky, Lacan pregunta si el débil mental sería astuto? El débil mental evita la equivocidad del lenguaje tomando siempre al Otro por verdad absoluta, intentando evitar tomar decisiones equivocadas. Y así, sin querer, confecciona "perlas" de enunciados que denuncian las mentiras contenidas en lo que él quiere creer como verdad.

Por eso la gran confusión que pueden causar en la familia algunas revelaciones hechas por débiles mentales. Por ejemplo, si todos en casa están preocupados con el coqueteo de la hija, el débil mental anuncia en voz alta su futuro embarazo. Esta actitud no significa un amor a la verdad y sí una gran dificultad de mantener abiertas las entrelíneas de un enunciado. La ansiedad que esa apertura, ese acceso (A barrado) provoca, precipita el débil mental en un pase al acto en el que se encierra la significación, o sea, termina la charla porque todos se quedan perplejos con lo que fue revelado por el débil mental.

Otro fenómeno que respecta a la dificultad del débil mental en mantener el lenguaje abierto a la polisemia y que provoca en el medio un efecto de débil mental astuto es la reducción de un enunciado a la literalidad. Todos conocen el chiste que los niños le echan a sus padres cuando quieren escapar a las demandas.

Por ejemplo: la madre le ordena al niño que salude a su tía y él le contesta "buenos días ‘su tía’", o si le pide para que ponga su ropa en el armario, el niño le contesta que quien pone es gallina, etc., etc., Ya el débil mental se apega a lo literal, no para provocar el conflicto, sino justo para evitar el conflicto y así consigue afectar al Otro en la separación del saber y de la verdad, muchas veces de modo genial.

Esto nos lleva al diagnóstico diferencial de la debilidad neurótic a, prácticamente el opuesto de la debilidad verdadera en que el disturbio del aprendizaje ocurre justamente porque el niño juega con los equívocos como una forma de inquirir, investigar, su lugar en el deseo del Otro. Se trata de una seudodebilidad, en que el síntoma es una formación del inconsciente cuyo núcleo es una verdad.

III- Conclusión

Se nos imponen tres conclusiones:

La posición subjetiva que corresponde a una debilidad mental sería la elección que hace el sujeto de identificarse con el significante, supuesto soporte del deseo materno, para, con eso, mantener el Otro del significante en lugar de verdad. En términos de fenómeno, la relación madre e hijo tiende a ser particularmente alienante. Es lo que Maud Mannoni ya nos había enseñado.

Para Bruno, el débil mental quiere mantener a l Otro como verdad absoluta porque sufre con dudas a respecto del Otro de la ley. Verdaderamente que éste es un punto clave. No hay instabilidad mayor ni secreto más bien guardado que la indecisión, la falta de firmeza total del débil mental frente a lo que es cierto o errado. El psicoanálisis debe tocar en éste punto para que el débil mental pueda progresar en el análisis. Es justamente ahí que se torna más notable su dependencia de la palabra del Otro.

De la misma forma con que el débil mental no consigue decidir en lo que respecta a la equivocidad del lenguaje, es terriblemente inquieto para tomar decisiones. No sabe lo que una palabra significa, pero no pregunta, observa cómo la palabra es usada por otros que supuestamente la saben usar; la usa en varios contextos. Es cuando hace análisis que muchas veces resuelve preguntar tornando así patente su debilidad.

Son metas a alcanzar, el que pueda desarrollar fantasías y la capacidad de juzgar lo que es cierto o errado; que pueda decir ‘no’ a quien quiera influir en él de modo negativo.

En este punto surge la riqueza mental del débil mental. Sus fantasías, sus recuerdos, sus sueños, sus decepciones. Es posible que ocurran innumerables resignificaciones a partir de la organización de sus recuerdos en un análisis. Los puntos de opacidad, de rechazo, de evitación, de inhibición, de olvido quedan cada vez más nítidos como puntos en los cuales queda mayor la tensión en la relación analítica . Así el paciente puede recusar y criticar cualquier fantasía que el analista tenga a respecto de lo que es ser débil mental y proponer su propio camino (construcción de fantasías).

La posición del analista es la de que el Otro es barrado, el analista es barrado, y que todos estamos destinados, como él, a la debilidad mental. Es el mismo analizando que nos va a decir la mejor manera, para él, de lidiar con sus dificultades orgánicas.

La privación de una serie de funciones físicas tiene innumerables consecuencias psíquicas; citaremos tres: 1- la debilidad mental se vuelve un S1 que acompaña toda relación del sujeto al Otro. 2- El cuerpo se vuelve exceso de cuerpo, difícil de significar, cuerpo obsceno con exceso de goce. 3- La privación lleva a dificultades para sostener la palabra y el deseo delante del Otro.

Lacan, en el seminario 4, distingue tres formas de falta: privación (real), castración (simbólica) y frustración (imaginaria). La privación se refiere a la falta de un objeto simbólico, el falo en la mujer, falta esta que tiene efecto de encuentro con lo real. Es ese encuentro con lo real lo que promueve recomposiciones estructurales. La castración simbólica, que se refiere al falo imaginario, impide al sujeto de ser el falo de la madre; pasa a tener el falo, objeto de deseo de la madre; teniéndolo, puede perderlo, puede ser castrado, instalándose, así, la dialéctica del tener/no-tener, de la potencia/impotencia, en la que se inscriben los objetos de deseo.

La privación se ubica, para nosotros, en el registro de lo insoportable. Debemos excluir lo insoportable de nuestra convivencia como lo fueron en un tiempo los asilos para los enfermos mentales? No estaríamos siendo débiles mentales en el sentido lacaniano?

El débil mental es marcado por una pérdida real en su cuerpo. Su incapacidad física queda visible para aquellos con quienes se relaciona, aunque muchas veces no aparezca muy claramente al comienzo. Esa pérdida suscita un exceso de cuerpo, un cuerpo difícil de ser subjetivado. No sólo la incapacidad en sí, sino también, con frecuencia, los tratamientos físicos a que el sujeto enfermo se somete para corregir sus defectos físicos, le traen un exceso de consistencia al cuerpo.

El psicoanálisis no tiene nada que decir sobre este puro real biológico. Él trata del cuerpo subjetivado, del modo como el cuerpo es aprehendido por el sujeto, del modo como fue invertido libidinalmente, cuerpo pulsional reunido por la imagen corporal en el espacio especular. La subjetivación del cuerpo implica pérdida y no exceso de goce. Resulta en un cuerpo marcado por la pérdida, pero una pérdida estructural para el ser que habla y que se llama castración. Ya vimos cómo el sujeto débil mental se posiciona frente a la castración. Vimos antes la relación de la castración con el deseo. Por lo tanto, concluimos que la castración es el camino hacia el deseo.

Considerando el fenómeno: las actividades lúdicas, los juegos de espejo, el juego de esconderse, el de modulación del lenguaje, abren el campo imaginario para pasar del silencio del goce a los recursos del lenguaje.

El problema que se pone, entonces, es el de saber si un sujeto privado de una serie de funciones físicas puede sostener su palabra delante del Otro y, más todavía, si tiene cómo sostener un deseo o si debe ceder a las demandas, aunque bien intencionadas, del Otro. El sujeto débil mental, debe renunciar a su deseo? La consecuencia está en la regulación del goce.

S1 califica al sujeto de débil. Él no puede evitar la mirada de decepción, rechazo y hasta horror que provoca en los otros. A nivel del fenómeno, el débil mental inventa las más diversas estrategias para evitar enfrentarse con el S1 del que no consigue huir. Solamente en el encadenamiento significante, S1-S2, surge el Sujeto como nunca, estando bajo un significante específico; surge en el intervalo para después entrar en fading bajo el significante siguiente. Es en la medida en que el analizando sostiene un lugar de habla, que él puede saber otra cosa que no apenas la etiqueta "débil mental" (S1).

Conclúyase la importancia fundamental que tiene para el débil mental el poder sostener, por medio de un análisis, un espacio de habla. Es la cuestión del Sujeto.

La cuestión del Sujeto en la debilidad mental, se queda también ‘à côté de la plaque’

En este punto, el psicoanálisis, aunque traiga beneficios concretos para el paciente, sólo consigue hacerlo si no se pone como uno entre otros tratamientos a los que está expuesto el débil mental, en el sentido de volverse un ‘objeto’ al que se aplican técnicas de rehabilitación independientemente de su voluntad o esfuerzo personal. Para el psicoanálisis no existe técnica sin ética.

Estas cuestiones se van profundizando para surgir otra: cuál es el estatuto del Sujeto del inconsciente en el débil mental?. La psicosis, la debilidad mental y la psicosomática le colocan esta cuestión al psicoanálisis. Lacan la trata en el seminario 11, de 1964, a partir del trabajo de Maud Mannoni. Sin embargo, sus concepciones posteriores, particularmente en lo que respecta a la psicosis, nos obligan a seguir insistiendo en ella.

La debilidad mental no se mide por la cantidad de conocimientos adquiridos ni por la capacidad de invención; se mide, sí, por el impase hecho en lo real.

Esto nos lleva a la cuestión de la producción mediocre del débil orgánico. Este resiste a tener que mostrarle al Otro lo que produjo cuando no resiste en producir inhibiéndose. La producción imaginaria de jugar, que no pasa necesariamente por el examen atento del Otro, es posible, constituyéndose en uno de los progresos del análisis, el hecho de que el débil mental organice sus juegos aprendiendo a jugar sólo. Pero esto no ejerce influencia positiva, como se podría suponer, en la producción general del débil mental, como por ejemplo, en su desempeño escolar. Correlativa a la inhibición delante de sus errores computados por el Otro (y por lo tanto también por él mismo) está la exigencia de perfección de este Otro. De ahí la posición subjetiva de tomar el significante del Otro por verdad como una de las fuentes de esa inhibición.

El Otro barrado, inconsciente, supone un límite al saber, el inconsciente justamente. Es sólo delante del no-saber que surge la posibilidad de la producción concreta.

Se comprende la importancia del equívoco que convoca al sujeto a que produzca su envolvimiento con el lenguaje. El tiempo de la decisión es el tiempo del acto que hace surgir al sujeto; contrasta con el tiempo del ceder, también un instante, ceder su deseo, dando margen al surgimiento de un goce regulado en un circuito pulsional incompleto, sin Sujeto. Será que el efecto de Sujeto le suministra coraje para la sustentación de su deseo por un poco más de tiempo?

Para concluir, entonces: puede un débil mental beneficiarse de un análisis? Sostener el habla, asumir un deseo, escribir la falla del Otro? Parece que vale la pena hacer el recorrido que nos llevaría a esta respuesta.

Recife, 19 de setiembre de 2000

 

Bibliografia:

1 - BRUNO, Pierre - A côté de la plaque,Ornicar?,no.37,1986,

2 - COIMBRA, Maria Lucia - Notas pessoais do seminario de Eduardo Vidal sobre o seminario R.S.I.

3 - Dicionario de Latim _ Inglês - Collins Gem,,1993

4 -JURANVILLE, Alain - Lacan e a Filosofia, JZE,1987

5 - LACAN, Jacques - Seminarios 4,11,16,19,22,24, LituraTerre,Television, Radiophonie

6 - LAURENT, Eric - "O Gozo do Debil"- Niños en Psicoanalisis,Manantial,19

7 - LIORET, Liesel - O mal-estar na psicanalise...no mal-estar do corpo do paciente,Caderno da 27Jornada da Bilblioteca Freudiana Brasileira,1991.

8- MANNONI, Maud - Educação Impossivel ,Zahar Editores,1986

9 - ROSEMBERG,Isabel - "La debilidade mentale", Niños en Psicoananlisis,Manantial

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