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Número 3 - Abril 2001
La novela social sobre la infancia desamparada (*)
Mercedes S. Minnicelli

"Debo acentuar de nuevo
que estas reflexiones serían ociosas
si el sueño y la neurosis
no pertenecieran por sí mismos a la infancia"
Sigmund Freud

 

Introducción

Este escrito surge producto de iniciales preguntas en torno a una práctica de nóvel ejercicio: la función pública a cargo del "área de minoridad"1.

Una convocatoria que se expresa como "hacerse cargo de la Dirección de la niñez" puede ofrecer alternativas riesgosas: transformarse en el cargo" y/o creer que es posible dirigir la niñez". Ninguna de las dos resultan tentadoras por su afán de totalidad. Ambas merecen su revisión y consideraciones especiales.

Si bien sabemos que así se presenta la Política, en su pretensión de Saber sobre el Bien General, puede renunciarse a ello aún siendo parte del proyecto de una Secretaría de transformar los criterios de trabajo, las políticas municipales vinculadas a la niñez - en una ciudad de 600.000 habitantes- con la oferta de una gestión profesional sustentada en una convicción lograda a través del propio análisis y de la formación psicoanalítica: son las huellas de la niñez las que marcan la dirección de la vida de los sujetos.

La relación entre la Política y el Psicoanálisis compete a encrucijadas que merecerían un capítulo aparte. Apresuradamente afirmaríamos que, entre sí y en sí son incompatibles. Sin embargo, las enseñanzas del psicoanálisis no son incompatibles para pensar una práctica que, paulatinamente, intenta generar interrogantes donde antes sólo había certidumbres (¿o debería escribir certezas?). La escucha del discurso político, como la de cualquier otro, no es extrínseca al psicoanálisis. Tampoco la posibilidad para un analista de ejercitar una función que requiere de establecer claras diferencias en sus intervenciones si, para ello, establece como eje ese interés psicoanalítico por el discurso en juego en las situaciones en que interviene.2

La "Novela Social sobre la Infancia Desamparada"

Intento transmitir algunas reflexiones sobre lo que me atrevo a denominar "La Novela Social sobre la Infancia Desamparada"·.

Novela cargada de dramatismos, intrigas, críticas a la normativa legal, al sistema institucional. Novela con personajes fantásticos y fantasmáticos que escribe el discurso social utilizando para ello sus propias impresiones imaginarias. Novela que puede escribirse como las páginas de la prensa amarilla, cargando las tintas de las sensiblerías, avalando en ese caso la beneficencia que alimenta el narcisismo de quien se cataloga beneficente, dejando afuera al beneficiario quien, en el mejor de los casos, rechazará esa dádiva quedando del lado del "desagradecido".

En la novela social de la infancia desamparada, ingresan también inescrupulosos intereses de cierta "prensa" cuando, considerando que es el Estado quien protege a esos niños, se atribuyen el derecho de dar carácter de público a lo que, en sí mismo, pertenece a la intimidad de una vida carente de recursos para vivirse en el seno de un ámbito privado.

Los límites entre lo público y lo privado se desdibujan en las instituciones.

"Privado" en su diversos sentidos: de propiedad (que se pierde para compartir espacios, objetos y tiempos comunes y/o comunitarios); de privacidad la cual es limitada; la intimidad y la privacidad resultan un riesgo para el control que el sistema debe ejercer sobre los ritmos de los sujetos albergados. La organización pierde control cuando da lugar a las diferencias en los ritmos de los sujetos albergados y, deprivación: considerando la terminología utilizada por Winnicott ([1940] 1986: 81) para connotar al niño que es privado3 de sus lazos familiares.*

Se van constituyendo, así, identidades públicas, identificándose al nombre de una institución más que al nombre del padre. "Los chicos del hogar xx" "Los chicos de la calle" etc. A modo de ilustración de esta idea, recuerdo la ofuscación de unas nenas alojadas en un hogar de residencia permanente (internación) quienes, en función de una nota periodística publicada en un diario local, expresaron por escrito "no queremos que hablen de nosotros".

Si infancia es tiempo; si decir infancia es una forma de hablar de la condición psíquica de la especie humana en estado de desvalimiento, durante ese tiempo en el cual la subjetividad se encuentra constituyéndose; si la infancia se inscribe en un universo simbólico otorgado por el lenguaje ¿Qué sucede cuando ese universo simbólico se lo otorga un sistema, cuando un viviente ingresa al universo lingüístico dentro del discurso de "Minoridad"?

Notas sobre las nominaciones (I)

"Se amotinaron los bebés!!!"

En la nursery de un hogar de tránsito, se escuchan sonidos de sonajeros de una intensidad inusitada. Hay en la sala 12 bebés quienes, en ese momento, se encontraban en sus cunas luego de despertarse de la siesta.

Ante semejante "bochinche" el Jefe del área - que se encontraba en otra de las habitaciones- se dirige a la nursery y observa que, mientras las cuidadoras atendían el cambiado de pañales de dos niños, los otros bebés - aproximadamente entre 8 y 13 meses- estaban parados en sus cunitas golpeando el sonajero con fuerza contra la pared. Los adultos allí presentes se detuvieron a observar la escena comentando con un tono de humor, sorpresa, ternura y un toque de espanto: se amotinaron los bebés!!!!.

"Nuestra inteligencia lingüística se encuentra en su nivel más elevado a los dos años de edad. Sólo entonces, y a veces antes, mientras que nada podemos explicarnos metódicamente, empezamos a comprender el sentido de las palabras que escuchamos"4

"Como los presos en la cárcel" es la primera asociación que surgió en todos aquellos a los cuales hice partícipes de este relato. Esta escena comenzó a ser interrogada y analizada en los sucesivos días retornando una y otra vez en cuanto a cuál es el lugar que se otorga a esos niños por estar inmersos en el discurso de "minoridad".

Los términos que nombran los lazos sociales de la minoridad siguen la línea de los códigos carcelarios, señalando un destino inefable.

Fenómeno de lazo social y demanda colectiva a una edad demasiado temprana. ¿Cuáles son los efectos cuando los espejos en los que mirarse son múltiples miradas y no el retorno especular de la propia imagen sostenida en la mirada materna?

Significar ese acto como "motín" sospecho que no es sin consecuencias para su ubicación en el tejido de relaciones sociales. Las mamaderas no llegaban a tiempo. ¿Motín? o ¿Protesta expresada en un juego de imitación con el placer del sonido provocado? ¿Reacción especular? ¿Momento de creación de Personajes de la Novela Social de la Infancia desamparada?

 

Error de escritura...

La Dirección de la niñez tiene bajo su dependencia a dieciseis instituciones que atienden a "menores". Hasta hace unos años atrás, la denominación de ese "cargo" no era "Niñez" sino "Minoridad" y aún hoy, tanto los menores como la población en general, así identifica a una función del Estado (en este caso municipal) y, por consiguiente, a los funcionarios que se encuentran "a cargo" del desempeño de la misma. Función que se ejerce como auxiliar de la Justicia de Menores.

Minoridad - Justicia de menores se encuentran ligados tanto en las prácticas institucionales como en el discurso social y profesional.

Dos líneas de análisis y de posicionamiento ante el tema estaban escritas en un error de escritura en el organigrama que indica las dependencias a cargo de la Dirección de la niñez (me despierta curiosidad saber quién lo habría cometido, pero la burocracia es impersonal). En un lugar decía "Departamento de protección al menor" y en otra copia "Departamento de Protección del menor". Este aparente error demuestra no serlo cuando, al desplegarse la historia en el decir del personal aparece con claridad la doble cuestión: proteger al niño y protegerse del niño.

(Las marcas de la Niñez señalan la Dirección. ¿De qué niño se trata?)

En nombre de lo uno y lo otro, los unos y los otros encuentran modos de ubicarse en un lugar de Saber y de Poder sobre el objeto - niño quien, silenciado en su palabra, silenciado en su deseo en nombre de la protección, sólo puede encontrar como modo de escape la "fuga" o la actuación violenta o la conducta antisocial.

A las instituciones se las presenta como teniendo entidad y existencia propia, ajena a quienes las conforman en algunos casos desde hace más de 20 años, quienes en nombre del cumplimiento de su obligación, vienen sosteniendo la oscuridad y el silencio de incipientes - aunque complejas y traumáticas- historias de vida infantil destinadas a quedar en un impasse - como si parte de la vida pudiera ponerse entre paréntesis - mientras estén internados y no residiendo o viviendo- en ese lugar.

La vida de estos niños, signada por el antes de entrar y el cuando salgas, invadida por la concepción de que ese tiempo de vida (tiempo en que la constitución subjetiva no puede ponerse entre paréntesis) sea justamente eso: un tiempo vital y constitutivo.

Me detengo y busco en la biblioteca el libro de Maud Mannoni "Un lugar para vivir". La lectura se dirige a una frase que ha retornado en varias oportunidades. Allí expresa "Este libro deja a la locura decir una verdad". Parafraseando a Mannoni escribo "las instituciones de menores dejan a la locura de la sociedad encerrada". Su apertura no refiere a que las puertas tengan o no llave sino a la visualización de aquello que se pretende ocultar haciendo responsables a los niños de delitos no cometidos por ellos.

 

Juegos peligrosos; Juegos al fin.

La policía encuentra a un grupo de niños y adolescentes durmiendo en la playa. Son "levantados" y esposados. Así los traen a "minoridad". Entrevistamos a cada uno de ellos espantados por el trato que habían recibido estos peligrosos sujetos. No son niños residentes en la ciudad sino que vinieron "de turistas". Su edad oscila entre los 10 y los 13 años. Cuentan que "no conocían el mar" y que "vinieron a conocerlo". Confirmamos luego que sus familiares desconocían su paradero. Se las arreglan solos. Mientras eran entrevistados iban cambiando de actitud, empezaban a sentirse en un ambiente protegido y con buen trato. El clima de desconfianza y temor inicial fue transformándose paulatinamente. Estaban agotados por el cansancio y la experiencia de la mañana temprano. Mientras esperaban en el hall de la dependencia municipal escucho que se ríen. Voy a ver qué hacen y - con asombro- observo que estaban jugando a ser esposados y a escapar de la policía.

Freud se interesó por el enigma de la repetición, el juego del Fort! Da! donde el niño repite una situación desagradable para hacerse luego con el control sobre ella. "Freud muestra entonces el modo en que la dramatización escénica introduce una ´ligazón de la pulsión de muerte con la pulsión de vida´. En el transcurso del juego el sujeto efectúa un trabajo que torna posible la elaboración psíquica de la pérdida del objeto" (Mannoni, M. 1994: 23)

La policía levantó "menores". Cotidianamente se "esconden" en lugares en donde ¿saben? que la policía podrá encontrarlos. Juegan a las escondidas con los lugares "secretos" preestablecidos. Sin embargo, este juego - tradicional en la infancia- no se despliega en el patio de una escuela o entre los amigos del barrio sino, con la policía "de verdad", en la calle "de verdad" y el descubrirlos y esposarlos no responde a una ficción. En ese acto y en ese juego con (juguetes?) de la realidad despliegan su mundo, esperando encontrarse con adultos que puedan descubrirle el juego para poder ubicarlos como niños.

Sin embargo son menores y, es importante la dificultad para que se los piense y aborde como niños. Ellos tampoco se dejan con facilidad.

Esta distinción no es puro juego semántico. Implica un trato y un tratamiento diferente.

Vienen escapando de escenas familiares nefastas con ellas a cuestas, escapan para llegar a encontrarse con otras experiencias que reafirman su repetición. Las experiencias traumáticas se encuentran con pocas posibilidades de opción para elaboración de las mismas.

Ni hablar de hacerlos soñar con otro mundo
en el que participarían como sujetos.
Así, no pudiendo dejarles esperanza,
se les transmite odio.
"Amor, Odio, Separación"

Maud Mannoni

Notas sobre las nominaciones (II)

"La minorancia"

Minoridad es llamado despectivamente por algunos ciudadanos como "minorancia". Si me permiten jugar con este término podríamos decir "menor (ig) norancia" o "la ignorancia del menor" o "el menor ignorado"... También surge en la asociación "mi (ig) norancia" sobre el tema "minoridad", objeción presentada ante nombramientos de profesionales y técnicos que integran el equipo - aún funcionarios- por no tener "experiencia en minoridad".

El lugar de la "ignorancia" puede resignificarse. El saber del cual se habla no es saber sino certeza (del statu quo). La pregunta interroga lo obvio y des-cubre la pérdida del sentido común.

Oponiendo saber a ignorancia, sobre estos niños todos saben demasiado. Nada se ignora sobre ellos. Sus legajos saben sobre ellos.

Cuando la pregunta carece de lugar, nos enfrenta a nuestra propia ignorancia. ¿O será que estos niños saben demasiado y hay que callarlos (castigos, sanciones, reprimendas...)? Se resignifica, entonces, el error de escritura: Protección del menor.

Si nos posicionamos interrogando el saber que encubre cada uno de esos actos, ofreciendo una escucha que habilite el despliegue discursivo, aparece el niño y... las instituciones "estallan". Allí lo que se descubre es que en esas instituciones no había ningún lugar para el conflicto. La rigidez de sus marcos sólo da lugar a la explosión. Al niño se le demanda adaptación en nombre del cumplimiento de normas arbitrarias organizadas en función de los requerimientos de un sistema que, a su vez, no contempla la impronta que tiene en un tiempo estructurante del psiquismo de ese mismo niño.

Sin embargo, el niño se protege, rechazando a la institución y/o a sus representantes cuando ésta no le da lugar siquiera para que ese rechazo sea posible. Repite sus experiencias previas de rechazo como demanda de amor.

Diferente ha sido la propuesta de Maud Mannoni: ofrecer una institución estallada, una institución que soporte ser rechazada, ni más ni menos que pensarlos en la posibilidad de hallar "un lugar para vivir".

Adaptación a las instituciones se opone a aprendizaje en las circunstancias de vida - institucional o no - que a cada quien le toque en suerte vivir.

Lejos de su tiempo fundacional, las instituciones de menores conservan el nombre de "reformatorios" o "internados" en el imaginario general. ¿Qué puede reformarse si aún no ha sido "formado"?.

El sujeto antes que ser ingresado en la legalidad - inexistente o fracturada ya en su familia de origen -, es aplastado por los marcos normativos, burocráticos, ideológicos, del "sistema" representado por cada una de las instancias institucionales que intervienen ante "su" situación, los cuales, se pretende "lo protejan".

No puedo ni es mi intención afiliarme a la "tradición" en minoridad. Sus rasgos culturales no me pertenecen.

Me interrogo, e intento abrir el debate y la reflexión con otros, sobre la influencia de tanto saber sobre los menores y sus consecuencias, cuando ese saber es prejuicio y está al servicio de la no interrogación sobre una práctica que, más allá de la disciplina desde la cual se la considere, es desafiada por cada niño que ingresa persistiendo sin egreso del sistema de minoridad y reclama - en su justo derecho- un lugar.

Los niños toman la palabra en acto cuando no son escuchados o cuando su decir supera el holding (Winnicott) que un adulto puede tolerar intentando "sacar de su lugar" al mismo.

Una hipótesis que se comprueba enuncia que, justamente, esperan encontrarse con el soporte de adultos que puedan detener (cortar) la vorágine pulsional que busca su descarga. El límite que el amor (el temor a perderlo) pone a la descarga pulsional no es fácil cuando, a una edad muy temprana, pareciera que "no hay nada que perder".

Reiterando lo antes dicho, si bien sus actos hablan por ellos, no obstante, la significación que se les otorga no responde al decir silenciado - aunque actuado- sino, a la significación que le otorgan los adultos responsables en ese momento de su crianza.

Habilitar vías discursivas invitando al análisis de las situaciones actuadas por los niños y con los niños, si bien no es de fácil instrumentación en un medio donde las transferencias hostiles han signado la historia, tampoco es imposible.

Dar lugar para que la desconfianza no sea silenciada sino analizada, en el marco de una institución como la municipal, tiene sus riesgos para quien habilite - aunque más no sea ocasionalmente- esa posibilidad.

 

La historia oficial5 se escribe en "legajos"

"Hacer" de funcionario y no "ser" funcionario implica recuperar la posibilidad de "estar analista" en ciertas circunstancias reconociendo los límites que esta proposición implica.

Una vía discursiva importante está escrita bajo el nombre de burocracia, la cual corre el riesgo - como las instituciones- de aparecer con entidad propia, despojada de quien/es escribe/n las líneas de esos papeles llamados expedientes (municipales) o legajos (de los niños).

Cuando de legajos se trata, éstos conservan la historia según el parecer de sucesivos profesionales y jueces actuantes.

Lejos de la historia según cada quien la cuente, según cada quién la relate, según cada quien signifique su propia experiencia, esos legajos hablan de una causa judicial abierta que no cerrará hasta la mayoría de edad en la generalidad de los casos.

En portugués para nombrar a un niño, se dice "criança" término que, en español fonéticamente suena crianza, es decir, tiempo es que se va criando, gestando, desarrollando, acompañando el crecimiento en sus vicisitudes. Tiempo de crianza, sinónimo de infancia. Tiempo en que la dependencia del ser humano de Otro es constitutiva del psiquismo. Tiempo inicial que depara el porvenir de una historia que está por escribirse aunque las letras de esa partitura ya estén signadas.

La nominación de menor de edad implica la inscripción en el discurso jurídico el cual administra una legislación que pretende otorgar protección legal para esa franja de la sociedad.

Sin embargo, la paradoja se presenta cuando se confunde menor con niño, inscribiéndolo en ese acto, en el discurso de la minoridad desconociéndolo en su infancia. Me atrevo a afirmar que, donde hay menor no hay niñez, ni juego, ni lugar para la fantasía. No hay adulto que señale al niño que lo es.

Escuchar a "esos" chicos que viven decidiendo su propia vida, nos enfrenta a una infancia signada por la falacia de la ilusión de libertad encubriendo el desamparo que se nutre de actos en lo Real donde se suponía debía instalarse un lugar para que, mediante la instancia imaginaria del juego y la fantasía se posibiliten las operaciones simbólicas que lo inscriban como sujeto de su cultura.

Decir Infancia señala un tiempo. Tiempo olvidado o sólo recordado de manera encubierta. Tiempo de huellas. Tiempo de desarrollo. Tiempo de improntas "invisibles" de las cuales sólo sabemos por sus efectos ulteriores. Tiempo en que la crueldad puede expresarse desenfrenadamente - tal como lo investigó Freud y se confirma a pesar de sus detractores y omisiones actuales de ciertas psicologías- o puede encausarse por vías sublimatorias.

La infancia es, a su vez, un tiempo idealizado y desestimado - paradojalmente- por el discurso social que tanto no se advierte de la complejidad de emociones y vicisitudes que el mismo implica, como desconoce que se trata de las nuevas generaciones que requieren de adultos que asuman la responsabilidad de su crianza.

La inocencia de la infancia, ya la desestimó Freud a principios de siglo.

También se lo puede llamar niñez, aunque si bien refieren a lo mismo, no son la misma cosa.

Infancia, tiempo cronológico en que "ser niño" no se corresponde con los modos en que gentes de diversas épocas de la humanidad han dado un lugar a los mismos.

¿Cómo se nombra en español a los niños? Infantes, pequeños, criaturas, crios, crianza, mocosos, pendejos, enanos, niño, chicos, purrete...

Diferentes discursos disciplinares definen de distinto modo, a su vez, a qué nombran "niño".

El saber psicológico ha influido notoriamente en ciertos ámbitos expresando a modo de mandato cómo es la niñez, qué deben hacer los padres para que sus hijos crezcan sanos y saludables marcando diferentes tiempos o corrientes de pensamiento en torno a la infancia. Pareciera que en algunos casos cambian los criterios en torno a lo que se supone como infancia según la clase social de los infantes del caso.

La Convención internacional de los derechos del niño denota niño como aquel menor de 18 años. Esta denominación merecería una reflexión que excede los propósitos de este trabajo.

Cabe entonces preguntarse: De la infancia no se sabe, o se sabe demasiado?

Releo artículos de mediados de siglo escritos por Winnicott o por Francoise Dolto y me asombro por la vigencia de sus trabajos de atención a la infancia deprivada o a niños evacuados por la guerra. Estos trabajos sorprenden por su vigencia a pesar de no estar en tiempos de "guerra" (por lo menos de guerra armada) y pareciera que han sido olvidados de las curriculas universitarias actuales.

Cada nuevo niño atendido por el estado nos enfrenta a la misma pregunta ¿cuál es el niño del que se trata?

En 1913 Sigmund Freud extiende el interés del psicoanálisis hacia otras disciplinas. Específicamente en relación al Interés pedagógico expresa:

"El gran interés de la pedagogía por el psicoanálisis descansa en una tesis que se ha vuelto evidente. Sólo puede ser educador quien es capaz de compenetrarse por empatía con el alma infantil, y nosotros los adultos no comprendemos a los niños porque hemos dejado de comprender nuestra propia infancia" (Freud, 1993 [1913]: 191)

Los niños nos interpelan en ese saber sobre la infancia cuando ese Saber excluye al infante mismo, constituyendo(le) una vida paralela inscripta en un legajo que habla de la historia oficial de una causa judicial confundiendo a ésta con una historia de vida que no es historizada por su propietario. Se le constituye una historia sin atender a la constitución subjetiva cuando la Causa se nombra antes que al nombre de su dueño. Encontramos así "Causas judiciales" sin causa; con informes e informes de muchas gentes a lo largo de una corta vida, que hablan de las vicisitudes "oficiales" pero nada dice allí el sujeto del cual se trata.

Podríamos decir, entonces, que hay infancias e infancias. No será ocioso, en estos tiempos, reiterar que no solamente no hay una única manera de concebir la infancia sino cómo se ha olvidado que el sueño y la neurosis son inherentes a la infancia.

Si bien las vicisitudes de la infancia de cada quien, son diversas y diferentes para los cada sujetos, la perspectiva se complejiza cuando la tendencia de incluir en el análisis las condiciones socio-económicas de un niño, desplaza la perspectiva de análisis excluyendo aquello que, en sí mismo hace a los carriles por los que transita la infancia.

Uno de los riesgos será creer que se puede tomar un único punto de vista o el social o el psicológico. En todo caso podremos decir qué implicancias tiene para ese "sujeto" sus particulares circunstancias de vida aunque sean muchos los que encontremos en similares condiciones. Optimas condiciones socio-económicas no garantizan la felicidad. Las consecuencias de las actuales condiciones socio-económicas no tiene por qué pagarla la infancia de unos pocos.

Cuando esos niños, en plena infancia, en plena humanización hablan, sus palabras no siempre pueden ser escuchadas. Esas palabras denuncian desvalimientos primitivos que perduran más allá de los "tiempos" cronológicamente esperados. Ese desvalimiento suena violento a los oídos de quien escucha.

Hay infancias sostenidas ante el desvalimiento propio de la especie humana, por adultos que ejercen su función constituyéndose como Otro para el psiquismo infantil.

Hay infancias que se ocultan en su desvalimiento ofreciendo apariencia de libertad, desinterés y excesiva desconfianza mediante conductas antisociales.

Esas infancias nos interpelan. Invitan a la creatividad.

Notas

(*) "La Novela Social sobre la Infancia Desamparada" se encuentra publicado en: Estilos da Clínica. Revista sobre a Infância com Problemas. Año IV Número 6. 1er semestre 1999. Instituto de Psicología. Universidade Sâo Paulo. Brasil. Cuadernos de Pedagogía Rosario. No 6 Sept- Oct a99 Centro de Estudios en Pedagogía Crítica. Rosario Argentina.

1Directora de la niñez. Subsecretaría del Menor, la Familia, Tercera Edad y Discapacitados. Secretaría de Calidad de Vida de la Municipalidad del Partido de Gral Pueyrredón. Mar del Plata, Bs As. Argentina.

2La experiencia en la aplicación del dispositivo "escucha analítica en ámbitos colectivos" pasó a ser una herramienta fundamental en el trabajo tanto como la investigación en psicoanálisis y enseñanza desarrollada en los últimos años (Ver Stazzone, Roberto "O que deve fazer um psicoanalista na escola? Estilos da Clínica Ano II Nº 2. 2º. Semestre 1997).

· Parafraseando a Freud en su concepto "novela familiar del neurótico".

3Winnicott (1940) El niño y el mundo externo. Ediciones Hormé. Bs As 3ª. Edición 1986 "La madre deprivada" N. del T. (...) Deprivada debe entenderse como privada del afecto y contacto con sus hijos. A la inversa, niño privado del afecto y contacto con su madre.

* Abriríamos otro capítulo si consideramos privación, a su vez, en el sentido que Freud otorga al término en "El porvenir de una ilusión": "Con miras a emplear una terminología uniforme, llamaremos frustración [denegación·] al hecho de que una pulsión no pueda ser satisfecha; prohibición a la norma que la establece; y privación al estado producido por la prohibición". (Freud, 1927:10).

4 O. Mannoni, "Un Mallarmé pour les analystes", Un si vif étonnement, Seuil, 1988, pág 76. Citado por Maud Mannoni en "Amor, odio, separación. Reencontrarse con la lengua perdida de la infancia" Ediciones Nueva Visión. Bs As. 1994 pág 63.

5En nuestro país decir "historia oficial" remite a tiempos de la dictadura militar. La letra de una canción escrita por Lito Nebia dice "si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia quien quiera oir que oiga".

 

Bibliografía

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Jerusalinsky, Alfredo: "La educación ¿es terapéutica? Acerca de tres juegos constituyentes del sujeto I y II" Escritos de la Infancia. Publicación de F.E.P.I. No. 4 y 5 (1995)

Mannoni, Maud: "Lo que falta en la verdad para ser dicha" Edit. Nueva Visión 1era edición en español 1988

---------------------- "La educación imposible" Edit. Siglo Veintiuno Editores 1era edición en español 1979

---------------------- "Un Lugar para Vivir" Edit. Crítica, Grupo Editor Grijalbo Barcelona 1983

---------------------- (1994) "Amor, Odio, Separación" Ediciones Nueva Visión. Bs As. Argentina

---------------------- (1996) ¿Qué ha sido de nuestros niños locos? Ediciones Nueva Visión. Bs As Argentina

Minnicelli, Mercedes: (1997) "Estudios psicoanalíticos en la Universidad" (en prensa) Cosimi, Alfredo compilador. - Autores varios - Edit. Homo Sapiens - Rosario - Rep. Argentina. Parte III "Psicoanálisis en instituciones" Cap. 2/3/4/5

---------------------------- Informes finales Proyectos de investigación en Psicoanálisis y enseñanza: "Fenómenos transferenciales implicados en relaciones de enseñanza" (1995) "La subjetividad del enseñante en la relación de enseñanza" (1996) "Aproximación a la conceptualización psicoanalítica de procesos psíquicos implicados en relaciones de enseñanza" (1998) Facultad de Psicología UNMDP Rep. Argentina.

Stazzone, Roberto: (1997) "Estudios psicoanalíticos en la Universidad" (en prensa) Cosimi, Alfredo compilador. - Autores varios - Edit. Homo Sapiens - Rosario - Rep. Argentina. Parte III "Psicoanálisis en instituciones" Cap. 1/6/7/8

------------------- (1997) O que deve fazer um psicanalista na escola? en "Estilos da clínica" Ano II Número 2 segundo semestre´97 Edit. Instituto de Psicología - Universidad de San Pablo - Brasil

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