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Número 3 - Abril 2001
Intentando acotar la impulsividad suicida, ¿un imposible?
El SOS en la clínica
María Teresa Ferrari

El presente articulo corresponde a un capitulo del libro
"Suicidios: capitulaciones a la sombra del objeto
Autores: Gabriel Espiño, Roberto Fernández, Marité Ferrari, Mónica Fudin, Elena Jabif, Juan Carlos Nocetti, Gustavo Lespada, Manuel Rubio, Susana Salce y Alvaro Vives.
Ed. Letra Viva.

Una adolescente de diecinueve años viene a la sesión con unas ampollas pequeñas, en el dorso de su mano izquierda. Dice: me quemé con colillas de cigarrillos.

El acto de quemarse con colillas había tenido lugar después de una decepción amorosa. Y lo que apareció como material asociativo fue una quemadura grave en la piel cuando ella era muy pequeña. Eran tiempos en los que la mamá estaba embarazada de otro hijo, y la persona ocupada de cuidarla era una empleada que yo quería más que a mi mamá, porque me trataba bien, no me castigaba, me mimaba. La cuidaba bien, sin embargo fue estando con ella que la pequeña se había quemado .Y que además había debido ser internada.

El acto de quemarse con colillas había quedado en serie con el de haberse tirado una olla de agua hirviendo. De la primera quemadura no había cicatrices. De esta segunda vuelta sí había marcas- aunque era pensable que pudieran " borrarse".

Ella se había tirado encima la olla hirviendo justamente cuando estaba con la persona que más la quería, en un intento desesperado - de ingresar en la escena del Otro, en momentos en que vacilaba la posibilidad de cavar su falta. La madre la había decepcionado por elegir tener otro hijo. Había dejado entonces de " ser su falta". Quemarse significó quedar internada, tener algún lugar-aunque como enferma -dentro de la escena del Otro. En este punto se trataría de un acting out que denota el despliegue de la transferencia salvaje. Intento deseperado por no caerse de la escena, por quedar protegido por el marco de la ventana- aún dando consistencia a este papel de la niña quemada. También se denota algo de cierto fracaso del Otro para cuidarla. Si aún aquella persona que la amaba no impedía que se quemara, algo de la posición en la transferencia quedaba enunciado. Te demando que me cuides aunque no confío en que puedas sostenerme. Vacilación en la operación agalmática que instituye la transferencia. Eso de valioso que el Otro poseería no sería suficiente para apaciguar su demanda de amor, que en punto parece inconmensurable.

En la circunstancia actual, la doble vuelta de la repetición inscribía una diferencia importante. Se trataba de una repetición en transferencia , ahora de nuevo. Resignificar la quemadura anterior, la decepción, la posible caída de la escena ante la decepción amorosa- esta de que el amado se vaya con otro, y reenvíe al sujeto a su exclusión constitutiva. También quedar alojada en el campo del Otro.

Pero queda abierta la pregunta de porqué este intento de atraer la mirada del Otro poniendo en juego un goce masoquista. Esta de encontrar su lugar dentro de los desfiladeros del sufrimiento.

Hay algo en la estructura- que denota la posibilidad de un franqueamiento del borde que separa el acting out del pasaje al acto.

 

La paciente había llegado un año antes derivada por una colega que la había atendido a posteriori de un intento de suicidio fallido. Había tomado un frasco entero de medicación que había encontrado en la casa de la madre .De este hecho no hablaba.. Ese intento había tenido lugar antes de una despedida. . Terminados los estudios secundarios, debía mudarse de un pueblo del interior de la provincia hacia la Capital para poder estudiar .Ella se había venido a casa de familiares y la madre se había quedado con el hermano. Aparentemente esto la aliviaba, porque no soportaba los maltratos de la madre. Hasta rehuía toda comunicación con ella, porque hablarle me llena de odio. En rigor lo que más la descolocaba era la palabra del Otro. Cuando la madre hablaba se desnudaba la fragilidad de ciertas estabilizaciones fantasmáticas donde parecia a buen resguardo. Ese Otro del Goce arrasaba con lo que se había estabilizado. Siempre tengo que recomenzar.

Toda la relación con la madre pasó a primer plano en el trabajo analítico. Y a medida que iban apareciendo fragmentos de recuerdos infantiles donde aparecía maltratada por su madre – incluso golpeada- se iba perfilando un pensamiento que ahora se atrevía a decir Me quiero matar...Voy a terminar pegándome un tiro un día de estos...Tengo que morirme y nacer de nuevo" ¿Morirse para nacer de nuevo? Claramente en su idea de suicidio existía cierta consistencia imaginaria- propia de la melancolía- donde se proyecta sin velo ninguna la creencia en la inmortalidad del Yo. Es posible morir- para sustraerse al Goce supuesto del Otro- y volver a nacer- encontrando un lugar donde no se manifieste la exclusión del sujeto. Quiere escapar del la posición alienada- que le produce horror por la obscenidad gozosa del superyo que hace consistir en la figura de la madre- muriendo, pero pretendiendo sortear la operatoria de la castración, naciendo a otra vida sin falta. Una vida plena, nueva, donde no haya alienación, no haya castración , no haya sexuación. Es decir un imposible. De allí la dificultad en salirse de las fauces de ese Otro devorador , que le aparece en sueños demandándole todo. Hay alguna ingesta exagerada de relajantes musculares. Se interviene exigiendo que traiga toda la medicación al consultorio, para evitarle tentaciones. Le digo que voy a tirarlas a la basura. A posteriori puede pensarse que ese modo de de intervenir no pertenece al campo de la interpretación, que había resultado hasta entonces insuficiente . En cambio procura una sustracción en lo real. Si se sustraen los medicamentos de esa casa entonces esa casa ya no es la de la madre .Porque en ella faltan los remedios, esos que siempre hay allí en exceso, expuestos a su mirada, apetecibles para su boca. ¿Una interpretación en acto, que permitiera hacer algún corte entre ella y el deseo de la madre? También el consultorio aparece como un lugar despojado . Eso tan tentador ha ido a parar a la basura.

A partir de entonces- ¿precisamente por haber restado el objeto?- las ideas suicidas dan paso a un episodio anoréxico. Como dice mi mamá me siento una gorda de circo. El peso de estas palabras – que son más representaciones de cosa que de palabra si lo pensáramos freudianamente - la llevan a cargar con una gordura imaginaria, idéntica a la de la madre que siempre terminaba fracasando en sus intentos de adelgazar. Siente alivio importante en eludir tanto la comida como la mirada envidiosa de la madre. Deja de menstruar, deja de ser acosada por la demanda sexual de los hombres. Recuerda entonces su angustia ante los cambios corporales de la pubertad y aparecen ciertos episodios donde aparece como objeto de alguna escena de seducción. . Eligiendo la nada del objeto oral pretende sustraerse a la alienación en el deseo del Otro, al desarrollo de angustia ante la pregunta por el ¿ qué me quiere? Y las decepciones amorosas concomitantes. Los trastornos anoréxicos parecían en principio transitar por el andarivel del acting- por su cualidad mostrativa . Sin embargo, lo excesivo del ayuno la habia llevado a una pérdida de peso peligrosa para su salud. . Podía en efecto, dejar de comer hasta morirse.

Llegado a este borde, leída a la letra - vía interpretación- esto que podía suponer un franqueamiento del borde, comenzó lentamente a volver a comer. Aunque acosada por cierta impulsión bulímica, que la llevaba a organizar un ritual en relación al acto de comer. El síntoma- el ritual obsesivo- había reemplazado la deriva muda de la pulsión.

Ella rechaza este síntoma,en el punto en que denota su alienación. . ¿Entonces de mi locura por la comida no voy a curarme nunca? ¿Puede el sujeto curarse de su alienación constitutiva, de su síntoma? El melancólico cree que sí, por eso rechaza la lógica del inconciente- el olvido del Nombre Propio, eligiendo el Nombre . La intolerancia ante el síntoma , es el rechazo de la castración, el desconocimiento radical de la alienación constitutiva del sujeto. De ahí el matar la alienación renaciendo en un universo sin falta. Morir para nacer de nuevo. Naciendo sin falta, sin tener que pagar con la libra de carne el precio de la castración.

La posibilidad del pasaje al acto estaba todo el tiempo en el horizonte de la dirección de la cura. Después de un trabajo de varios años, la paciente pidió ser derivada a otro analista por no ver modificaciones en ciertos síntomas. Demanda a la que se accedió , pensando que quizá era necesario producir un corte parta permitir un relanzamiento de la transferencia positiva. Parecía más peligroso– dada la pregnancia de goce del objeto invocante- dar consistencia a Otro que insiste con perpetuar sus padecimientos. No obstante , la fragilidad de la organización fantasmática , lo fallido de la operatoria paterna, indican la necesidad de un trabajo donde " recomenzar cada vez", toda vez que la impulsividad reaparezca.

La angustia había quedado por fin, de su lado, atravesada por la esquizia que todo síntoma comporta.Aposté a que esto la reinstalara en otro análisis.

Del retorno a la menesterosidad originaria del sujeto

El grado de dificultad en la dirección de la cura en estos casos de impulsividad suicida está en relación con las vicisitudes de la estabilización fantasmática. La constitución del marco que encuadre la escena donde el sujeto pueda responder a aquello que ubica como demanda del Otro. Demanda que tapona lo insondable del deseo. Si el fantasma vacila, aparece la angustia., porque esta estrategia de " hacerse demandar " fracasa y el sujeto se encuentra con su más descarnada posición de objeto frente al deseo del Otro. Un modo ejecutivo de " salvarse" del desarrollo de angustia-que esquizia al sujeto, lo enfrenta con su desconocimiento más radical-, es la transferencia de angustia que comporta todo acto. Tanto en el acting , como en el pasaje al acto, la angustia se transfiere al partenaire, queda del lado del otro. El que queda dividido es el partenaire, quien debe alojar entonces esa demanda " loca"- en acto , del sujeto. Transferencia salvaje porque ha fracasado la posibilidad de la articulación real, simbólico, imaginario.. Si lo tradujéramos al esquema freudiano de "La interpretación de los sueños", ha fracasado el acceso a la motilidad de los pensamientos inconcientes- eso que sostiene la posibilidad de soñar- el despliegue imaginario, el cumplimiento alucinatorio del deseo. Lo que en el sueño aparece cerrado para garantizar el dormir , en el acting o en el pasaje al acto aparece posibilitado. El deseo puede hacerse acto ., pasa a desplegarse en la motricidad, en lo real del cuerpo. ¿Pero es un deseo lo que está en juego en el acto suicida? En el acto suidida, ¿hay un deseo inconciente que es llevado al acto hasta sus últimas consecuencias, o más bien se trata de una impulsión, algo que no está apresado entre las cuerdas de lo imaginario y lo simbólico, y que por esto mismo no hace de malla de contención para la suspensión del deseo como imposible, como prevenido o como insatisfecho?. Esos tres destinos que nos indican la necesariedad de la suspensión del deseo como condición para la existencia misma del sujeto. Si el deseo se realiza- pasa a lo real, al acto, entonces es porque ha quedado desanudada de él la pulsión , esa que lo tracciona. Si tracciona articulada a lo simbólico- imaginario,entonces será pulsión de vida. Cuando se desanuda, entonces denota la verdad de la pulsión como pulsión de muerte.. Esa que reenvía al sujeto a su condición primitiva de objeto caído, a la menesterosidad inicial que demanda en el grito el sostenimiento del Otro, en términos de Ideal, para prevenirse de la obscenidad del Superyo- a las pesadillas de la posición esquizo-paranoide kleiniana. Es en este punto que se atraviesa el marco del fantasma, porque el marco es este sostenimiento del deseo inconciente - como " cerrado"- freudianamente hablando –a su puesta en acto en lo real del impulso ,anudándode las cuerdas de lo real, lo simbólico y lo imaginario.. El acto no deja de ser significante- en la medida en que el sujeto lo es del Lenguaje, y por esto su acto no puede sino estar condenado a decir algo- a portar siempre un mensaje dirigido al Otro. Pero no se trata de lo mismo cuando el sujeto puede apostar al acting, que cuando ha quedado devorado por la lógica propia del pasaje al acto- esa que lo conduce a la muerte.

Si hay acting hay todavía demanda. Demanda no articulada a la palabra, pero al menos escenificada ante la mirada o la escucha de Otro para que sea posible alojar al sujeto en algún lugar. El acting porta siempre la cualidad del "grito" freudiano.

En el pasaje al accto, en cambio, somos testigos del accionar mudo de la pulisón, esa que desanudada del deseo actúa según la lógica de lo real. Es el punto máximo de la des- subjetivación, la identificación del sujeto con el objeto caído de la escena progresa desde la faceta imaginaria a la real. Ahora " es" el objeto, por lo cual deja de " existir" como sujeto..La condición de la existencia era ese tener que dejar de" ser"- para acceder al tener , castración mediante. En el pasaje al acto aparece sustraído a las cuestiones del tener y parece condenado a las aporías del ser, donde el destino es la inexistencia.

 

El suicidio en los jóvenes

Daniela es una adolescente de 17 años que debe ser internada en el hospital por una ingesta de raticida. Cuando la visita una analista del Servicio de Salud Mental- que había sido convocada desde Interconsulta-dice haberse sentido presionada ante la necesidad de rendir unas materias para pasar de año."Decepcioné a mamá, que me había pagado un profesor"

El intento fallido de suicidio quedaba articulado con un significante, este de la decepción, que aparecía en una versión activa: haber decepcionado a la madre. Por qué esto de decepcionar a otro – más allá de la experiencia del fracaso propio- había permutado en impulsión suicida?

Entrevistas posteriores aclararon algunas cuestiones. El circuito del dinero adquiría cierto matiz imaginario a partir de extrañas tratativas que la madre sostenía con el padre- de quien se encontraba separada-para procurrse el dinero necesario para la manutención de la hija. La madre decía "Le permito a él que venga a visitarnos los fines de semana, a ver cómo se porta.Pero además, así nos da plata.Me siento una prostituta...Con Daniela hicimos un pacto. Que cuando se reciba trabaje , así nos alejamos de él"

Entonces este dinero, más que estar representando el cumplimiento de cierta deuda paterna hacia una hija ,significaba el pago por una prestación sexual. En el lugar del padre había un amante.

Era ese dinero el que había sido utilizado para pagar al profesor. Seguramente por eso, las clases estaban condenadas a fracasar. Sin saberlo, Daniela había encontrado un modo de sustraerse de ese circuito armado por el deseo de la madre, quien gozaba prostituyéndose para sostener a una hija. Pero era una sustracción en acto, nada de esto podía quedar enunciado, dicho, articulado a la palabra por parte de Daniela. Esta posibilidad orientaría eventualmente la dirección de la cura.

Si había reprobado era porque no había aprovechado esas clases que le procurara la madre. Y ese gesto tenía consecuencias graves: había quebrado el pacto con la madre. Si repetía el año, emtonces quedaba aplazada la promesa de trabajar para poder alejar al padre.

La impulsión suicida de Daniela transitó los andariveles del acting. Había tomado raticida el sábado, día de visita del padre. Las pruebas habían quedado a la vista y fue posible el lavado de estómago que le salvara la vida. Hubo entonces un llamado, por la vía de la exhibición del veneno ante la mirada del padre. Esto tuvo consecuencias . Hubo corte. La hospitalización le permitió alojarse en otra escena, donde terceros – la guardia, el servcio de interconsuilta, el de Salud Mental-podían intervenir operando un corte entre Daniela y su madre. Intervenciones efectuadas desde otro discurso- ese de la Salud Pública como discurso amo, o el analítico-que quebraban la lógica implícita en el discurso materno.

La gratuidad de la atención separaba todo lo que alí aconteciera de esos dineros extrañamente habidos por la madre. Se ofrecía un espacio para que esta vez Daniela pudiera tomar la palabra, en vez de presentar hechos consumados.

Cuando la joven tomó la palabra comenzó a articularse la encrucijada donde estaba apresada, y de la cual había intentando salirse por la vía del acting .Si cumplía con el pacto con la madre perdía la posibilidad de que el padre funcionara como tal- como tercero que prohibiera el goce incestuoso con la madre.Y que con esto la rescatara como sujeto, pudiendo escapar de la fauce devoradora del deseo materno. Pero si rehusaba cumplirlo se encontraría con la dimensión retaliativa del superyo. Pareciera no haber otro goce posible fuera del incestuoso. Si dejaba de ser todo para la madre , debía dejarse caer.

También hay en el acto suicida un mensaje. Puede decir bastante más tarde que " fue para él, como escarmiento. El hecho de suicidarme delante de él. ..Estaba mi papá, quería ver la reacción de él. Mi papá me lastimó mucho moralmente. Es todo por mi mamá. ..Mamá se tiene que acostar con él para que nos de plata. Habíamos hecho un pacto... A veces deseo que m papá desapareciera.. Como él no se iba a ir nunca, preferí irme yo".

Ser todo para la madre. Que la madre lo sea todo. Esas fueron las cuestiones que se pudieron comenzar a poner en juego.De esa sustracción de hecho, esa de quebrar el pacto y mostrale al padre su protesta, a poder articular una demanda para que actúe como tal y la rescate de ese Otro devorador, que no sabe cómo sacarse de encima. De ser todo para la madre, cavar una falta , escribir alguna diferencia Algo se escribe al ingresar a una sala de guardia. Un nombre , una historia clínica, un diagnóstico, una prescripción .El sujeto pasa a ser anotado en otro lugar. Otro produce una lectura de aquello que deja de ser signo para advenir significante. Y a partir de esta lectura , entonces, en el intervalo significante ,es posible alguna subjetivización.

El significante decepcionar pasó a ser declinado en el pasivo. De haber decepcionado a la madre pasó a decir lo mucho que el padre la había decepcionado. "Papá era mi ídolo...Fue terrible enterarme de cosas...que era una porquería de persona, que tiene doble personalidad" Ha decepcionado a la madre pero también ha expresado su malestar por la decepción de la que ha sido objeto por parte del padre, quien tiene ciertamente una doble vida, ya que siempre ha vivido con otra mujer, con quien tiene hijos. Daniela es la hija de la " otra", de la prostituta, de la denigrada, la que se visita a veces. El fracaso en haberse constituido como destinataria del amor del padre parece condenarla a quedar retenida en el goce incestuoso de la madre. Esta hostilidad hacia el padre- como aquella hostilidad de la joven homosexual atendida por Freud- no es sin consecuencias para el destino del sujeto.

En el caso de la joven homosexual aparecía la ira por no haber recibido ese hijo del padre- testimonio del amor paterno dirigido a la madre. En este caso, ese amor del padre se orienta hacia la otra familia, la otra mujer, los otros hijos. Sin el amor del padre, el sujeto se eclipsa, queda retenido en su condición de objeto de deseo de la madre. Está, por así decirlo condenado a la caída, a la inexistencia. Este originario amor a padre funda la posibilidad de la inscripción simbólica, ese trazo identificatorio que va a permitirle al sujeto la posibilidad de verse amable en el espejo. El tramado simbólico-imaginario acota la perentoriedad pulsional, resguarda al sujeto del pasaje al acto. Si lo verdadero del sujeto es su primitiva posición de menesterosidad, su exclusión , su alienación constitutiva, la identificación le procura en sus vertientes simbólico-imaginaria un falso ser en el fantasma. De ese modo puede velar lo siniestro de la falta y soportar la dificultad de vivir.

Si los jovenes se suicidan es porque algo fracasa en esa armadura necesaria para que la vida se vuelva tolerable. El velamiento de lo real por las vías del recurso a la palabra y la función de señuelo del objeto a en el fantasma ha fracasado en el acto suicida.

Pensaríamos la adolescencia más en términos de estructura que en su veriente psico-social. Se trata de esta segunda vuelta de la pubertad, donde otra vez la urgencia pulsional vuelve a poner a prueba la posibilidad de anudamiento con que el sujeto cuenta . Lo real de la sexuación vuelve a poner a prueba la eficacia de la función paterna. Sin esa escritura el sujeto está condenado a la impulsión, a la muerte. En una exitosa película reciente " Todo sobre mi madre" aparece un joven que se arroja a cruzar la calle sin mirar, muy peligrosamente hasta que finalmente un auto lo lleva por delante y lo mata. Este joven , quien ocupa el lugar de " ser todo para la madre", una madre que no le ha contado nada sobre su padre. El día en que la madre va a hablarle del padre, en homenaje a su cumpleaños, el joven es atropellado. En el mismo momento en que la madre va a instalar un tercero, que seguramente la dejaría en falta, el hijo se suicida. Seguramente por no soportar que haya Otro. Demanda saber del padre , pero no puede soportar la pérdida de goce que su nombre comporta. Lo que reinstala el circuito de ir otra vez por el hombre que la provea de otro hijo que pueda ser todo para ella. Es interesante el papel " procreador " de un hombre que no es tal- se trata de un travesti- y que queda confinado a un papel bárbaro. Puro semental excluido de su papel civilizador, ese de " hacerse padre". Como señala Lacan, no se trata de que los pueblos primitivos fueran tan ignorantes para no establecer la relación entre la cópula y el nacimiento. Es que eran lo suficientemente cultos para entender que la paternidad era otra cosa, absolutamente escindida del hecho biológico .La barbarie postmoderna, los tropiezos en el sostenimiento de la función paterna, el aplanamiento de lo simbólico por lo imaginario, la dificultad en el recurso a la palabra, no está para nada desvinculada del incremento del suicidio entre los jóvenes.

María Teresa Ferrari

Referencias Bibliográficas

Seminario "La Angustia"- J. Lacan- versión inédita

Seminario "La identificación" J. Lacan versión inédita

Seminario "Problemas cruciales para el psicoanálisis" J. Lacan. Versión inédita

Seminario "Lógica del fantasma" J. Lacan. Versión inédita

"Psicologia de ñas masas y análisis del Yo" S. Freud. Ed. Amorrortu .

"El fantasma de suicidio" Sara Glassman- Revista Conjetural Ediciones Sitio

"Todo sobre mi madre y función paterna"López Frisia M. Cristina .Revista ""Encuentros " septiembre 2000.

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