Si bien con este titulo hacemos referencia a una expresión vinculada a lo comercial y que define prácticamente un rubro, no es del libre juego mercantil de la oferta y demanda que nos ocuparemos, aunque si intentaremos abrir alguna pregunta sobre un juego, en donde tomando la sabiduría popular podemos decir que lo barato sale caro.
Tomemos en principio, para introducirnos en el terreno del juego y de los niños una nota a pie de pagina del Capitulo II "Mas allá del principio del placer", texto en que describe Freud el juego del Fort-Da, nos dice:
"...un día que la madre había estado ausente muchas horas, fue saludada a su regreso con esta comunicación "¡ Bebe, o, o, o!!, primero esto resulto incomprensible, pero pronto se pudo comprobar que durante esa larga soledad, el niño había encontrado un medio para hacerse desaparecer a sí mismo.
Descubrió su imagen en el espejo del vestuario que llegaba casi hasta el suelo y luego le hurto el cuerpo de manera tal que la imagen del espejo "se fue".Recordemos que en la traducción de este juego el o-o, remite al Fort, "se fue" y el Da, "aquí esta".
Aquí el lugar del niño va a ser el del objeto a. El niño identificado al carretel juega a que es él quien desaparece para el Otro. Es el primer objeto que ofrece para recubrir la carencia del Otro, nos dice Lacan en el Seminario XI.
Juego este, que queda inscripto en la dialéctica de la relación con la madre, cuya significación aporta una respuesta a la ineludible pregunta del
¿ Puedes perderme?.
Cabe situar aquí que para el ser hablante, su muerte es ante todo una falta que acontece en el lugar del Otro. Huella que puede rastrearse en el verbo fallecer, que derivado del verbo latino fallere se empleo inicialmente con el sentido general de faltar y solo mas tarde fue utilizado con la aceptación de morir.
Si bien puede decirse que el niño no es un adulto, podrá entonces suponerse que para que halla un adulto debió haber habido un niño. En este terreno de las diferencias entre el niño y el adulto podemos situar ese tiempo histórico en el que se juegan ciertas operaciones fundantes. Tiempo constitutivos donde cobra valor el juego evidenciando este movimiento entre el sujeto y el Otro, sirviendo para tejer el nudo de lo real, lo simbólica y lo imaginario, siendo a la vez operador y consecuencia del anudamiento de la estructura.
Tomando las palabras de Liliana Donzis, diremos que: "El psicoanálisis nos invita a considerar la niñez como un tiempo de escritura, cuyas letras edifican en una arquitectura borromea RSI el andamiaje en el que advendrá el sujeto"
Queda así determinado ese lugar de la infancia donde se inscribe una historia que puede ser leída y elaborada a posteriori.
A partir de lo dicho, podemos plantear el juego al menos en dos vertientes, por un lado como de un trabajo de la presencia y la ausencia, y en otro momento como retorno de lo reprimido marcado por la castración.
Y diremos también que es menester que a veces en el análisis, otras en la vida cotidiana, los niños rescriban con palabras y juegos sus marcas de origen. Modalidad a través de la cual se apropian en lo imaginario de su cuerpo, siempre enajenado a los oficios del Otro.
Detengamos ahora a observar el siguiente juego:
" El sol del mediodía pega fuerte en los andenes de retiro. Raro en un día de agosto. Ismael y Ramón no tienen apuro intentan agarrar una paloma de voleo. El pitazo anuncia que un tren tiene entrada a la estación. Los chicos no hablan , se miran y se lanzan al medio de las vías. Con las piernas abiertas, bien firmes mirando la maquina, esperan. El maquinista vuelve a sonar el silbato, saca la cabeza por la ventanilla. Los de la seguridad privada, que están en los andenes aledaños, se mueven. Salen los trabajadores de las casetas Todos miran, nadie grita, ni hace señas, nada.
El tren esta mas cerca y los pibes siguen ahí: "Salí", grita Ismael y salta hacia la derecha.
Un segundo mas tarde, Ramón elige la izquierda y lanza la carcajada, aunque después dirá que a veces recuerda a Walter, un amigo que hace tres años no salto a tiempo.
Pasa el tren, el viento se lleva las puteadas del maquinista y todo el mundo vuelve a los suyo, no paso nada. Ismael y Ramón forman parte de la legión de pibes que están en las calle y viven alrededor de una estación del ferrocarril. La mayoría practica este juego (para algunos sin nombre, para otros "Te doy todo por dos pesos) en el que arriesgan la vida. Se juegan las monedas que tienen o lo hacen porque sí, según el día. Ramón ya no recuerda cuando fue la primera vez ni a quien se le ocurrió, pero sí Que el maquinista los puteaba. "Te mandaban una desde el día en que naciste"
"¿Lo que sentía? No, el corazón, nada, pero se te fruncen hasta las piernas"
¿Y por que les resultaba divertido?
"Te cagaban a pedos?"El juego era parte de la rutina diaria y la gente de la estación, ya los conocía.
Pero un día, cuenta Ramón, Walter quiso aguantar mas que los otros, y el "tren le paso por arriba.
Vinieron los bomberos y la policía. Ahí los de la estación nos echaron, nos dijeron que no apareciéramos mas"
Cuando los chicos de la calle juegan al "Te doy todo por dos pesos", no simbolizan. Es literalmente así, todo incluye nada mas y nada menos que la propia vida.
A veces es el juego de los trenes, otras es la temeridad de inyectarse con agujas de alguien que ya esta infectado. Y todo parecen hacerlo sin dramatismo, riéndose.
O se juegan la vida en asaltos, cada vez más peligrosos, buscando deliberadamente que haya policía cerca " si me matan ¿ qué pierdo? suelen preguntar."
El juego es algo que, desde sus formas más simples, hasta las mas elaboradas, se presentan como la sustitución de la dialéctica, en sus tres términos, de una simplificación que, en primer lugar lo instituye en sistema cerrado.
Lo propio del juego es siempre, aun cuando esta enmascarada, una regla.
La apuesta es, de algún modo lo que enmascara el riesgo. "La verdadera apuesta del asunto- nos dice Lacan- es este jugador, sujeto dividido de ese pequeño objeto, de ese residuo. Si él es algo que soporta toda la actividad del juego, es ese algo que se produce en el reencuentro del sujeto dividido, en tanto es sujeto, con ese algo por el cual el jugador se sabe, el mismo, el deyecto en otra parte, otra parte a todo riesgo, otra parte desde donde el ha caído, del deseo de sus padres."
En "Dos Notas sobre el niño", Lacan nos dice.-"La función de residuo que sostiene (y a un tiempo mantiene) la familia conyugal en la evolución de las sociedades, resalta lo irreducible de una transmisión (...) que es la de una constitución subjetiva, que implica la relación con un deseo que no sea anónimo."
Las funciones del padre y de la madre se juzgan según una tal condición. "La de la madre, en tanto sus cuidados, están signados por un interés particularizado, así sea por la vía de las propias carencias. La del Padre, en tanto que su nombre es un vector de una encarnación, de la Ley en el deseo"
Así Lacan señala la dependencia estructural del sujeto humano de la organización familiar, la cual transmite la posibilidad de la constitución subjetiva, ya que implica para el niño, la relación con un deseo que no sea anónimo, sino, que este encarnado.
¿Qué paso entonces con los sujetos implicados en el relato propuesto? ¿Se trata de un juego?
Juego de niños que ya Freud homologa con la fantasía de los adultos "escena que subiendo y bajando el telón, hace girar el escenario de la escena real a la Otra escena".
Aquí mas bien parece tratarse de una mostracion, cuyo sentido permanece opaco e incomprendido para el sujeto, de un llamado al Otro a fin de que vuelva a ocupar el lugar de sostener la palabra, ya que cuando no hay nadie que la sostenga, cuando no hay Otro que escuche, que lea, que interprete los significantes del sujeto - ¿Tiene sentido hablar? o ¿se hace necesario apelar al acting?
Acting-out, out, fuera de lo simbólico. El acting out es una suplencia bajo la forma actuada a una falta de Behajung, de reconocimiento simbólico de la palabra. El acting-out es un llamado que exige ser retomado.
Aquello que la lectura no descifro aparece en la puesta en escena. Esa definición del proceso del acting-out toma su lugar en el transcurso de los primeros años, del retorno de Lacan a Freud, en una formula mas general. "Lo que no ha llegado a luz del simbólico aparece en el real, real actuado en el acting-out."
Y se lo define como una mostracion, como una llamada de atención, es esto lo que sitúa el cronista cuando relata que mientras los chicos se lanzan al medio de las vías y esperan, mirando la maquina que se acerca, los de seguridad privada, los trabajadores: "Todos miran, nadie grita ni hace señas, nada". Solo el maquinista desde su lugar de testigo obligado responde primero con silbato ante la escena que se le propone y luego con "las puteadas", sancionando de alguna manera este acto de los chicos.
Pero frente a la posibilidad de pensar este "¿juego?" como un acting-out, nos encontramos con un limite que de franquearlo lleva al desgarramiento de la escena mostrada, el sujeto se arroja fuera de la misma a la manera de un pasaje al acto.
Acting out y pasaje al acto tienen que ver con borde, el franqueamiento, el pasar él limite (extralimitarse) que ellos representan solidifica ese borde.
El pasaje al acto efectúa lo que el acting out inhibe.
Nos preguntamos ¿Será posible regresar el terreno de los simbólico?
Aquí parecen abrirse dos vías posibles.
Por un lado (cuando el mensaje no llega a destino), el pasaje al acto logrado de Walter, quien "no salto a tiempo" y a quien "el tren le paso por arriba"
Pasaje al acto logrado en el que la escena mostrada se desgarra y el sujeto se arroja fuera de la misma.
Donde el Otro será convocado a hacerse cargo del cuerpo como resto, como despojo. Esta escena que tomamos de un articulo periodístico, describe un juego de características siniestras, cuyo mecanismo es simple y donde sus reglas indican que gana quien ultimo salta de las vías, es decir gana aquel que más se enfrenta a perder.
El precio es su propia vida, precio que vale como ultimo modo de interrogar al Otro. Otro instituyente que ha desfallecido, no permitiéndole un lugar donde alojarse y el Otro de lo social no aparece como facilitador de dicho alojamiento.
Si retomamos nuestro punto de partida, donde planteábamos en los cimientos del jugar con los niños encontramos el juego de sustraerse al Otro, ejemplificado por el Fort Da, aquí nos enfrentamos con otra dimensión en donde el juego se desliza, a " Te doy todo por dos Pesos", en la medida en que es el cuerpo del Otro que no ha hecho mismidad, el que se expone a riesgo de perder la vida, en esta apuesta expresado por el "Te doy todo por dos pesos".
Cuatro chicos de la calle, cuentan y representan este juego, con una fotonovela presentada en una exposición en el centro Cultural Recoleta a la que se dio en llamar a su vez "Chicos de la calle"
Dada esta producción cabe preguntarse ¿Habrá operado algún cambio de vía que propicie la simbolización allí donde algo se pudo novelar para ellos?
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