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Número 5 - Junio 2002
Psicoanálisis de niños: razones de discurso
Graciela Berraute

En la actualidad de la teoría psicoanalítica, cuando el concepto de sujeto estableció su pertinencia donde la clínica define sus alcances, ¿qué lugar ocupa una categoría evolutiva como la que sugiere el significante "niño"?

En principio, tendríamos que hallar cuál es su sentido en el dicurso del psicoanálisis.

Podemos evocar la hist¢rica contienda sostenida por Ana Freud y Melanie Klein, que marcó los comienzos del psicoanálisis de niños, donde se debatía la existencia –en ese campo- de un sujeto de análisis.

También se puede decir, siguiendo el curso de esa contienda, que "Psicoanálisis de niños" es el nombre de una decisión que separa esta práctica de la Pedagogía, en tanto sitúa la dirección de la cura en otra vía que la domesticaci¢n del goce.

Otra posibilidad- particularmente interesante- es caracterizarlo por la funci¢n del juego en el análisis, que plantea una topología donde el desarrollo lúdico anuda simbólico, imaginario y real.

También es posible definirlo según la compleja situación transferencial creada por la intervenci¢n de terceros (habitualmente los padres) en el en el tratamiento; situación que pone por otra parte en evidencia la distancia que hay entre el pedido terapéutico y la demanda de análisis.

Cada una de estas observaciones merece un desarrollo puntual, y puede seguramente promover el debate. Pero en este trabajo voy a tomar otro punto de partida: considerar que en el psicoanálisis lo infantil no se reduce a una ubicación cronológica, en tanto su sentido está tramado en la construcción de los conceptos que lo fundamentan:

A) Uno de los modos en que el psicoanálisis revela su condición subversiva, es el cuestionamiento de la genitalidad de los adultos al descubrir el carácter infantil de la sexualidad humana.

Caracter infantil que Freud define en "Tres ensayos sobre una teoría sexual", donde el "inocente" niño de las nociones pre-freudianas va a encontrar su lugar en el nuevo paradigma como sexuado, perverso y polimorfo.

Sujeto infantil, encuentro con aquello que se quiere o se debe olvidar: el deseo incestuoso, la sexualidad perversa, la indefención frente al goce del Otro.

Niño del psicoanálisis, rescatado de la amnesia social por quien encontró en la amnesia de sus neuróticos, una razón para el síntoma.

Todo hace en la práctica analítica a la actualidad de un tiempo anterior, verdad histórica de un tiempo primero del sujeto; antecedencia creada en el aprés-coup del análisis que precipita el desciframiento del síntoma.

Verdad histórica que preserva la toría del trauma, allí donde la indefensión infantil se define por la anticipación de la sexualidad al sujeto como goce del Otro, y se inscribe en los dos tiempos cuyo intervalo Freud denomina período de latencia.

Carácter estructural de la condición traumática que hace de todo hombre un neurótico, y de todo neurótico un niño.

La clínica de la neurosis va al encuentro de este sujeto bajo el modo del recuerdo, la construcción o la repetición, en una temporalidad regida por la actualidad del trauma.

Va al encuentro en el sitio donde la transferencia se aloja entre la apertura y el cierre del inconsciente, habilitando en su misma función de clausura un presente al que no alcanza la función del olvido.

B) El discurso del psicoanálisis aloja el significante "niño", aún cuando el concepto de inconsciente instaura la dimensión estructural del sujeto.

Porque supone una temporalidad, un "estado de cosas", que deviene de la relación del sujeto al discurso: como construcción paradigmática, el niño del Fort-da, el que anuncia con esta emisión fonemática su propia división como sujeto. Una articulación fundada en la trama simbólica, que encuentra su eficacia en la alternancia de ausencia y presencia de la madre; en el horizonte donde se pierde para luego retornar en un llamado cuyo signo invertido, revela al Otro de la palabra.

Revela, asimismo, una estructura de la lógica freudiana: tal como en la vivencia de satisfacción, un acto mítico construye la dimensión de la falta en la nostalgia del objeto perdido.

C) El momento de estructuración del sujeto que Lacan desarrolla como estadío del espejo. Nuevo acto psíquico en el cual sitúa la organización inaugural del imaginario humano. Organización que ubica cronológicamente, pero le otorga- como Freud- el estatuto de acto.

Porque en esa escena donde la eficacia de la reflexión especular depende de la mirada de la madre, allí donde su deseo hace de este cuerpo desmadejado una imagen integrada y amable( el heredero del narcisismo de los padres), se perfila la dimensión del acto ligando la cronología a la estructura. Imaginario especular que cristaliza como fase, y subsiste como estructura.

D) La ligadura de la cronología a la estructura: Es inherente al discurso del psicoanálisis, y da la razón de la convivencia de un concepto estructural como el de "sujeto", con otro temporal como el de "niño".

Nos encontramos con "su majestad el bebé", el niño del narcisismo. Niño constituye también la variable de una ecuación simbólica, heces-bebé-regalo, que abre la vía donde la donación fálica cobra para la mujer el valor simbólico del don paterno.

Finalmente, la fundamental localización del niño como falo de la madre en el primer tiempo del edipo, que deviene posición estructural del sujeto fuera de toda cronología; fundamento de la "La organización genital infantil" donde Freud establece el complejo de castración como estructura simbólica que excede al desarrollo de las fases libidinales; función sustentada en el edipo, de cuya eficacia depende un destino neurótico, psicótico o perverso. Privilegio en la infancia de la fase fálica, que podría definirla por la trama mítica de las teorías sexuales infantiles: ellas expresan en su estructura de ficción la marca de la significación del falo.

Marca que resiste toda categoría evolutiva, en tanto designa a su portador como sujeto.

A modo de conclusión:

"Psicoanálisis de niños" es –a mi entender- un significante del discuso psicoanalítico, quizá un nombre del psicoanálisis.

No me detuve, en consecuencia, en el discernimiento que produce reemplazar la preposición "de" por la preposición "con". Queda dicho, creo, que si hay práctica analítica hay allí un sujeto; y agrego que considero realizable esa práctica en la infancia.

Respecto de la connotación evolutiva pregnante en el término "niño", sólo cabría destacar que el psicoanálisis propone otra temporalidad: en Freud está signada por el retorno al objeto; en Lacan por su antecedencia.

Un tiempo lógico que soslaya el adaptacionismo progresista del determinismo evolutivo, para asegurar su eficacia en cambio en la función de repetición por la cual el significante instala en el sujeto la dimensión del retorno. Dimensión que revela, antes que un movimiento temporal, la primacía de la pulsión de muerte.

 

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