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Número 5 - Junio 2002
Las intervenciones en el análisis con niños
Mirtha Benitez

¿QUE SE ENTIENDE POR INTERVENCION EN PSICOANALISIS?

¿QUE SE ENTIENDE POR INTERVENCION EN PSICOANALISIS CON NIÑOS?

¿Qué se entiende por intervención en psicoanálisis ?.

Si el psicoanálisis es la práctica de un discurso, las intervenciones en psicoanálisis son operaciones sobre el discurso.

La escansión, la puntuación, la interpretación son modos de intervención sobre el discurso, produciendo cortes en el mismo.

Si el diccionario dice que la intervención es tomar parte en algo, las intervenciones del analista toman parte con su presencia corpórea y su escucha, produciendo cortes, intentando desprender lo dicho, en el habla del analizante, demarcando así un decir en el habla.

La puntuación es esa intervención mínima del analista que puede consistir en una aprobación o en la emisión de un ruido cualquiera ( carraspea, mueve su silla, lanza un suspiro ). La puntuación despierta la atención del analizante sobre uno de sus decires e intenta provocar así un " efecto sujeto ", gracias a lo cual el sujeto puede interrogarse sobre lo que acaba de enunciar y puede presentir en ello un saber insabido, abriendo las puertas a la entrada en el dispositivo analítico. Las palabras empiezan a tomar otro peso en alguien que inicia entrevistas con un analista al encontrarse con la puntuación de su discurso.

La mera puntuación basta para situar el fantasma en transferencia. En efecto, es suficiente a veces y en el mejor de los casos, con que el analista intervenga del modo que sea, carraspeando, moviendo su silla, lanzando un suspiro, para que el analizante piense que estas manifestaciones están para puntuar algo de lo dicho..

La intervención del analista no consiste en nombrar lo innombrable, en el esfuerzo de dar significaciones, como si solo ponerle significantes a lo que no tiene nombre, aliviara. A veces, todo lo contrario, las palabras fijan ciertas significaciones.

La puntuación es la intervención mínima que denota la presencia de oyente en su propio decir. Todas estas emisiones sonoras que dan fe de nuestra escucha forman una puntuación, colocan comas, puntos, marcan los momentos de suspensión y también de interrogación.

El cuerpo viene a intercalarse en la palabra que se dirige a nosotros; nosotros somos la coma, el punto, la exclamación, otros tantos signos vacíos del escrito que encarnamos.Trabajo sobre el discurso nada fácil que despierta la atención del analizante sobre uno de sus decires y provoca en el mejor de los casos como decíamos, un efecto sujeto, gracias a lo cual el sujeto se interroga sobre lo que acaba de enunciar y presiente en ello un saber insabido, posibilitando así la entrada en el dispositivo.Allí las palabras tendrán otro peso, otro valor, como nos lo enseñó Freud.

La escansión: recorta la palabra que contraría la intención del que habla. Momento de una cita que anoticia al que habla de un decir, de la verdad del saber inconsciente. Se encuentra con una causa para lo que dice, en su propio decir, desconocida hasta el momento para él , que lo motiva y que descubre su existencia bajo transferencia. El analista recorta algo, interrumpe al analizante en cierto punto de tal modo de liberar una censura.Es un intento de liberar una significación nueva y equívoca. La escansión tiene un efecto de corte, que puede sorprender y desprende a la vez la letra del significante. La escansión puede o no recaer en el final de sesión.

" Por este acto, (Lacan: Sem. 6 "El deseo y su interpretación" ) el analista se compromete físicamente en una operación que presentifica el corte como tal y como dimensión temporal que no es el tiempo del reloj" Con este modo de intervención el analista muestra su disponibilidad a la palabra y apuesta a la enunciación, se regula según la distancia entre el decir y el dicho.

La escansión recae sobre lo dicho. – Lacan Seminario 6 clase 27,dice: " El corte es sin duda el modo más eficaz de la intervención y de la interpretación analítica. Es un corte que hacemos mecánico, que hacemos limitado a un tiempo prefabricado".

Habla Lacan aquí de intervención y de intervención interpretativa, haciendo una diferencia entre intervenciones e intervenciones interpretativas.

La interpretación, para Lacan es muy de otro orden.

- No es darle significación al contenido manifiesto de una formación del inconsciente, como puede pensarse de los primeros escritos freudianos.

No es la reconstrucción de una historia.

No hay muchas interpretaciones a lo largo de un análisis, hay muy pocas.

La interpretación (Lacan: Sem.17 "El revés del psicoanálisis" ) es una cita, consiste en citar una de las secuencias del fantasma en el momento en que se enuncia la otra. Es también una cita que constituirá un enigma, porque el sujeto no puede percibir su fantasma en su totalidad, sin reconocer al mismo tiempo su relación con la castración. Por eso Lacan en el Seminario 17 dice que conviene situar la interpretación entre el enigma y la cita.

La interpretación recae sobre la causa el deseo y la causa del deseo está en relación directa al armado del fantasma.

Entonces, resumiendo :

La escansión: es una puntuación que indica al analizante que algo se le escapa de su decir, que está sujeto en este mismo desconocimiento. El analista se ubica como la causa de esta operación, ya que es necesaria su presencia,aún al situar la relevancia en el decir del analizante. El está en una posición de semblante de objeto causa del deseo. El analizante sigue estándole alienado en esa separación, en ese corte.

La interpretación: en ella, el analizante se encuentra con la causa de su deseo, sin que el analista se constituya en su semblante; el analista sólo cita un decir, hace que el Sujeto Supuesto al Saber caiga del lado del analizante, del lado de su propio discurso y no del lado del analista.

 

 

En cuanto al psicoanálisis con niños: El psicoanálisis con niños es también la práctica de un discurso, la práctica de una escucha.

¿Qué se entiende por intervención en psicoanálisis con niños?

Ahora, cuando decimos psicoanálisis con niños: Q ué particularidad se pone en juego cuando se nos convoca como analistas a escuchar a un sujeto en el devenir de su constitución?.

Allí en ese tiempo donde la neurosis infantil de la que nos habla Freud está siendo cocinada, o en el momento donde la resignificación de la pubertad clave, como nos lo enseña Freud no ha acontecido aún.

Recordemos que la sexualidad se organiza en dos tiempos: antes y después de la pubertad. La pubertad es la que permite la reedición de lo que pasó en el primer tiempo de la infancia.

Según Freud hay una neurosis infantil que se organiza con síntomas luego del tránsito por el Edipo, que está vertebrado por el Complejo de castración. Según cómo se realice ese encuentro con la castración, con la castración del Otro, con los avatares respecto del deseo del Otro encarnado en los padres, que son el Otro de los niños, será la solución neurótica que el niño encontrará.

La solución neurótica sintomática se irá constituyendo, forjando en distintos tiempos. De la neurosis no se escapa ningún niño, en el mejor de los casos. ¿ Las operaciones que se hacen según el discurso son las mismas en el niño de los tiempos instituyentes que el de las operaciones fundantes que el niño del tiempo de la latencia, entendida desde Freud como cicatriz del Edipo?.

¿Es el mismo niño el que está empezando a apropiarse del lenguaje que el niño de la entrada al colegio en el apredizaje de la lecto-escritura?. Es claro que no. Son momentos diferentes de un tiempo lógico que es la niñez. En la niñez se estructura la sexualidad infantil, sostenida en el Nombre del Padre, Complejo de castración, que la recorre y anuda.

La niñez es el camino que se recorre entre el recorrido de la pulsión y la escena fantasmática que se empieza a desplegar en la latencia, luego del pasaje por la angustia.Podríamos decirlo de la siguiente manera:

Recorrido de la pulsión oral, anal, invocante y escópica, anudadas a la demanda materna.

Angustia.

Producción del fantasma y de los síntomas como respuesta a la castración en el Otro.

Volviendo a la pregunta: ¿ Qué particularidad se pone en juego cuando se nos convoca como analistas a ´ escuchar` a un sujeto en el devenir de su constitución?.

Sabemos que hay una dependencia del amor de los padres que es real. A nadie se le ocurriría que luego de una serie de encuentros con niños, sean estos muchos o pocos, un niño se independice del amor de sus padres y se ubique en relación a ellos en una posición de deseo y no de amor.

Esto sólo es posible luego de la pubertad. Es más aún: la transferencia está teñida del color de la transferencia de los padres hacia quien escucha a su hijo.

¿ Qué es lo que proporcionamos como analistas escuchando esta manera particular de presentación del discurso, en donde aparentemente hablan varios y transfieren varios?. Es el resultado que hay una metáfora en juego y que el significante Nombre del Padre está operando.

Resumiendo. Entonces, cuáles son los problemas con los que nos encontramos cuando escuchamos, nos proponemos escuchar padres que vienen " por un niño ".

En primer lugar, por un niño que no sabemos cual es: si es el fantasma de cada uno de ellos , del niño que habla en cada uno de ellos, de su hijo que ha detonado con sus actos y sus síntomas alguna pregunta, algún enigma respecto de la castración; los ha enfrentado entonces con la angustia en el mejor de los casos. Aquí entonces la escucha del discurso irá despuntando al Sujeto que habla en cada uno, y quizás luego viene el niño que tiene algo que decir, pero en el lugar en que los padres por su transferencia lo han designado, o quizás alguno de los padres articula una demanda de análisis al escucharse cuando habla, gracias a la escucha del analista que con su presencia hace recaer el peso en el discurso. posibilitando que un decir se desprenda de ese despliegue discursivo.

En segundo lugar, es claro que el niño está preso de su posición de dependencia de los padres y que esto no podrá ser de otra manera hasta luego de la pubertad.

Este segundo problema del trabajo analítico con los niños está en directa relación a la responsabilidad de un Sujeto respecto su discurso. El niño puede limitadamente hacerse responsable de sus actos y de su satisfacción pulsional. Tiene una responsabilidad limitada respecto de lo que se dice. Esto dificulta hablar de análisis de un niño en el sentido de la independencia del amor del Otro y la relación a una posición deseante. Por supuesto hay una posición deseante, pero ésta no excluye la presencia necesaria de los padres y la dependencia de amor de quienes y con quienes se está constituyendo, por lo cual la transferencia, el amor de transferencia al concluir los encuentros con un analista que se prestó al juego, vuelve a los padres, hasta que se advierte, al decir de Freud, el desasimiento de la autoridad parental en otro tiempo, que quizá sea el tiempo del inicio de un análisis que se abra con alguna pregunta propia, algún enigma, que se detona frente al encuentro con la castración que es la castración del Otro.

Entonces la intervención en psicoanálisis con niños incluirá la escucha a los padres para despuntar cual es el lugar del niño en el entramado que se constituye a partir de los fantasmas de cada uno de los padres y desentrañar cual es la demanda y quien demanda. Y además, el niño también puede ser convocado o el niño mismo convocarse a decir algo, a decirle algo a alguien que no son sus padres, terceridad entre los padres y él que da la dimensión de la palabra y el soporte de la presencia del analista.

Para concluir, voy a los ejemplos:

Juan, 6 años: " Me gusta venir acá porque vengo a jugar con vos y mi mamá no me habla. Más adelante, dice mientras juega: "Mi mamá es como una mosca que me hace ruido en la oreja; me habla y me habla.

Juan " dice", cuando me dice lo que dice, que le gusta venir a jugar porque la mamá no le habla por un rato. El dispositivo analítico entonces opera como corte, le presta, le sostiene una distancia con la ´mosca` con ese constante zumbido materno, en donde el hablar y hablar es un ruido de insistencia e insistencia que le impide jugar.

Al decir de Juan, cuando hay juego no hay zumbido. La distancia se teje en ese decir, en ese decirle a ese Otro, encarnado en la persona del analista de esta infinitud del zumbido que el juego, y la escucha de Otro limitan, operando como corte en el goce compartido con su madre, en ese goce que lo envuelve y lo apresa.Por lo tanto la intervención se ubicará en la escena lúdica, dentro de la escena del juego, sosteniendo a este, al juego como límite al zumbido. Escenificar la mosca, jugar con ella, correrla, correr de ella, fueron distintos modos de presencia juguetona de este insecto molesto, insistente y a veces ensordecedor en su ingeniosa labor de acompañar a Juan sin descanso por largos momentos.Este despliegue no es sin el soporte del analista, sin su presencia corpórea, su escucha, digo, su participación real en el juego y sus intervenciones orientadas hacia la lógica que requiera el caso en cuestión. La lógica del caso es una orientación en la dirección del tratamiento del discurso en cada subjetividad y hace posible el sostenimiento de un marco en la escena del juego.

Intervenir aqui sobre el discurso de Juan, estará orientado hacia operaciones en relación a la castración materna, corte a la infinitización del ruido de la mosca, que no es otra cosa que el intento de reencontrar aquella potencia paterna que le permitió neurotisarse.

Otro ejemplo que da cuenta de un modo de intervención en psicoanálisis con niños.

Es el relato de una practicante del psicoanálisis (residente de un Hospital en el que superviso) quien me ha permitido tomarlo a los efectos de esta presentación.

La analista relata mas o menos, la siguiente secuencia:

Recibe a un niño con serias dificultades para comunicarse, habla de una manera particular. Lacan ubica este modo particular de hablar, como discurso metonímico: sucesión de palabras, frases, sin puntos, comas, puntuaciones que hagan recaer la significación en lo dicho. Sucesión de frases, las mas de las veces inconexas entre sí y sin un corte, como si se tratara de un ejercicio de repetición memorística de todas las palabras conocidas.

Preguntas estereotipadas que no esperan respuesta: ¿ Porqué se ensució la mesa?, ¿ porqué se ensució la mesa?, sucesivamente repetido, no esperando la respuesta que tantas veces se le había respondido. Y fue esa pregunta reiterada en cada encuentro y que él podía responder, pues había memorizado su respuesta.

La analista dice: " creo que no juega, creo que repite lo mismo como de memoria". ¿ Hay juego en esa repetición incesante?. Más bien hay un intento de inscripción de algo que no se inscribe. El niño en cuestión tiene muchas dificultades para decir "yo". Se refiere a sí en tercera persona– " el nene quiere"- Momento lógico en la constitución subjetiva en que el niño pone de manifiesto el ser hablado por el Otro, como si el Otro lo nombrara.

La analista tiene varios encuentros con el niño y cita a la madre (ya que el padre es inubicable ) en dos oportunidades y ella no va a la consulta, no avisa y refiere que fue a una cita con el odontólogo y que no llegó. Se reiteran las entrevistas a las que no concurre, pero no deja de llevar al niño a las consultas del niño hasta que la analista le dice que hasta que no concurra a una entrevista ella sin Miguel, ella no atenderá al niño. Se lo dice a la madre y se lo dice al niño. Vuelve a faltar a la entrevista y concurre con el niño en el horario que le corresponde al niño, y la analista hace cumplir lo que ha dicho. Le recuerda la consigna y le dice que no va a atender a Miguel ya que ella no concurrió a la entrevista, no se ajustó a la condición que la analista había puesto.

El niño llora, le habla al niño y le dice que no lo puede atender porque su madre no había venido a la entrevista. El niño sigue llorando y se muestra aparentemente muy enojado. No lo atiende y le da una nueva cita a la madre – a la que la madre concurre -.

Cuando el niño vuelve a su horario se muestra enojado y le dice: " yo no te hice nada". La analista le dice que él es un niño y que ella tiene que hablar con los padres.

Se inicia a partir de allí una serie de escenas lúdicas en la que la protagonista es la comida, el objeto oral toma su presencia en la escena, comidas que se preparan, niños que esperan, que dicen que no, que se niegan, alimentos que se cocinan con carnes que se cortan en pedazos para repartir entre bocas que se abren y se cierran.

Entran en juego muñecos, distintos personajes – se abre la escena lúdica- que es el efecto de la ficción necesaria para ponerle una distancia con el goce materno- .

¿Qué estatuto tiene esa intervención?, ¿ qué efectos produce?. En este caso la intervención del analista como ACTO opera como Ley en tanto interdicta un Goce materno. Pone una ley y la hace cumplir.- No todo es posible -. Hay condiciones. La analista subraya la asimetría entre el niño y la madre. Es un acto que introduce una interdicción .un corte entre el niño y la madre. Marca la asimetría real y la dependencia natural de los niños a los padres y la anticipación del Otro encarnado en los padres. Interdicta el Goce de la madre de no considerarse citado en el lugar de madre y sanciona la responsabilidad del niño frente a sus decires, a su discurso. Paradógicamente el niño toma la palabra y dice "yo" y además: " yo no te hice nada", enunciación que lo hace caer de ese abrochamiento incestuoso a la madre y se desprende como decía, un decir del niño : " yo no te hice nada".

Se constata el efecto de esta intervención en la apertura de la escena lúdica. Aquí se produce un giro. Aquí la intervención recaerá sobre el discurso del niño, las palabras que acompañan al juego.

Es claro que niñez y juego van de la mano. El juego hace a la niñez.

El juego va tomando una dimensión diferente en función del momento lógico de la constitución subjetiva. La pregunta si juega o no juega un niño que tiene serias fallas en el armado de su subjetividad, da cuenta de que el juego está en directa relación a la entrada al lenguaje, a la posición de ser hablante.

Tanto Juan como Miguel testimonian de ello.

El juego es una ficción que se construye y va tomando distintas formas en el devenir de la niñez, construyendo herramientas ficcionales entre el Sujeto y el Otro.

El juego es pantalla que permite el despliegue de la fantasmagoría infantil, de las teorías sexuales infantiles que el niño recrea para darle una respuesta al enigma de la sexualidad de los padres.

El despliegue lúdico, le permite al niño protegerse de lo que no tiene respuesta, de la angustia, de la falta, armando una especie de " acolchonado " hasta el encuentro puberal.

La pubertad le dará la vuelta necesaria, lo encontrará con un reordenamiento pulsional, una nueva economía de goce, esto es, la resignificación de lo edípico, la revisión de su posición en el fantasma, en el encuentro con lo real del otro sexo.

Es una especie de acolchonado que el niño teje en el devenir de su subjetividad, que lo protege de la falta, de la castración del Otro.

Lacan dice en el Seminario 4 " Las relaciones de Objeto" (CLASE 24): " La mitificación infantil en el juego imaginario desencadenada por la intervención terapéutica, nos manifiesta un fenómeno cuya originalidad debe entenderse como un elemento escencial de la progresión analítica ".

Cuando atendemos niños, y, por último, si entendemos la ficción como necesaria para y como efecto a la vez de la distancia con el Goce de la madre, la intervención analítica en la niñez promoverá la ficcionalización de la verdad. La ficción le pone límite a lo real, al desvalimiento estructural que nos toca como Sujetos y que el niño decora, creando y recreando con sus juegos en un intento de dar respuestas a la verdad que como nos enseña Lacan tiene estructura de ficción ( Seminario 16,"De un Otro al otro"( Clase 22).

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