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El vasto campo de incumbencia de la psicomotricidad nos exige a los psicomotricistas ser cada vez más rigurosos al especificar los alcances y limitaciones en los diferentes ámbitos y especificidades. Al quedar asociada únicamente, la intervención temprana en Psicomotricidad a la Estimulación Temprana (como abordaje terapéutico con bebés con problemas del desarrollo), se pierde la diversidad de intervenciones sea en el ámbito terapéutico como educativo o en sus alcances en prevención primaria, secundaria o terciaria , tal cual intenta reflejarlo la conformación de esta mesa.
Si lo temprano en las intervenciones en Psicomotricidad nos ubica con relación a los primeros tiempos de la constructividad corporal, estos son los tiempos cuyo protagonista es el bebé. Pero al decir de Winnicott, " los bebés no existen", o mejor dicho no existen sin sus padres. Tampoco existe el cuerpo para el bebé si no es por la mediación y donación por parte de los padres. ¿Qué significa esto? Que la práctica psicomotriz con bebés nos obliga a tomar una posición teórico clínica que se refiere a la íntima imbricación entre lo biológico y lo psíquico, esto es, que no hay cuerpo sin ligazón al otro, sin ligazón al lenguaje. Sucede que en estos primeros tiempos el cuerpo del bebé bascula entre lo biológico -a través de los engramas constitucionales- y la instancia deseante encarnada en los padres (o quien esté a cargo del ejercicio de la función materna). Sin esta captura de lo orgánico por el placer y el deseo del Otro, no hay desarrollo psicomotor posible, no hay inscripción del cuerpo en el campo del lenguaje.
Sabemos que la mayor intrincación del cuerpo con el lenguaje se da en los primeros meses, así lo corroboran las observaciones de bebés y sus madres donde el bebé queda alienado a las posturas, a los gestos y a los decires de su mamá (como formas de alienación al campo simbólico), sostenido por la identificación de la madre con su hijo a partir de su historia y su vivencia corporal. Por estas vías es que el bebé se va anoticiando sobre su cuerpo y sobre cuál es su lugar, dónde se lo espera y para qué.
Entonces al vínculo dialéctico entre maduración de las estructuras y la evolución de las funciones es indispensable incluir la dimensión relacional (en lo que esta tiene de concreto y de simbólico), ya que la puesta en funcionamiento acontece bajo la mirada del otro, es decir que la realización tiene que ver no sólo con la calidad del equipo neurobiológico sino con el deseo del otro. Dicho de otro modo: para el bebé es tan fuerte la impronta de lo orgánico (lo pulsional como concepto límite entre lo somático y lo psíquico), como la impronta del lenguaje (el orden simbólico)
Convocada a participar en esta mesa redonda, me he propuesto compartir algunas ideas y reflexiones desde mi experiencia y práctica clínica dentro de un equipo de Estimulación Temprana y cuando la consulta está orientada por un diagnóstico de organicidad o retraso madurativo, en tanto una clínica particular con bebés o niños pequeños con trastornos en el desarrollo.
Me surge un primer interrogante acerca de las vicisitudes y características de este encuentro padres -bebé-cuerpo. Si en el devenir de ese encuentro se produce un sostenido desencuentro (rupturas, dificultades, desconocimiento, falta de decodificación de las señales corporales), sea por el lado de las estructuras biológicas del niño o por el lado de la estructura psíquica de los padres (especialmente con relación a la posición materna), algo puede no andar bien o retrasarse en el desarrollo en función de lo esperado para la edad. Estos "retrasos madurativos"... ¿dónde vamos a ubicarlos? ¿son retrasos en la maduración de las estructuras o las funciones? ¿ se trata de trastornos en la estructuración psicomotriz a nivel del funcionamiento? ¿son signos de la desorganización neurobiológica?
Estos retrasos madurativos que a veces son imposibles de diagnosticar o encuentran nombre y apellido en un síndrome estarían justificando la intervención temprana,... Y me pregunto: ¿en Psicomotricidad? ¿En Estimulación Temprana?.... ¿Por qué insiste esta confusión, o la necesidad de marcar claramente sus fronteras. ¿Se trata de un síntoma de la Psicomotricidad? ¿Qué de la historia se hace presente?
Esta es una cuestión que se plantea especialmente en la Argentina ya que desde sus orígenes ambas disciplinas estuvieron emparentadas de la mano de la Dra. Lydia Coriat, quien se encargó con su equipo de desarrollar los ejes de la clínica de la Estimulación Temprana (desde la década del 60, en el Htal de Niños Dr R Gutiérrez) 1 a la vez que solicitaba a las autoridades educativas la necesidad de la existencia en la Universidad de Buenos Aires de la carrera de Psicomotricidad (aproximadamente en 1975) 2. Por su parte algunos miembros de su equipo fueron abriendo de manera fecunda el campo de la Clínica Psicomotriz. Hoy en día podemos decir que cada una de estas especificidades ha ganado un lugar dentro de las disciplinas teórico-clínicas; por ello frente a la demanda por un bebé o niño pequeño con trastornos en el desarrollo es necesario pensar las intervenciones tempranas en el campo de la interdisciplina, siendo enriquecedor para la reflexión y la práctica misma considerar tanto los aportes que la Psicomotricidad le ofrece a la Estimulación Temprana como los aportes que ésta le brinda a la primera.
-¿Cuál es la especificidad que deriva de la práctica psicomotriz cuando se trata de bebés con problemas en el desarrollo?
-¿Qué nos exige a los psicomotricistas esta intervención particular en el tiempo de los orígenes de la estructuración psicomotriz?
En principio diremos que se trata del cuerpo del bebé, pero también del bebé del cuerpo. El bebé aún sin conocer ni saber sobre lo propio del cuerpo, va accediendo a lo que violenta o silenciosamente le impone su soma. También va recibiendo las marcas, los trazos, las inscripciones de la presencia del cuerpo del otro en su cuerpo, destacando como esencial en este punto tanto la ligazón como la separación de los cuerpos (dialéctica de la presencia-ausencia). Desde esta perspectiva el cuerpo es receptáculo, pero también constituye el sitio o lugar donde se va gestionando, a partir de los engramas constitucionales y la puesta en funcionamiento de las funciones corporales la relación con el otro. La puesta en funcionamiento de las competencias tempranas de un sujeto es un hecho del "entre dos", o como lo expresa la Lic. González "del deseo de otro que imagina un suceder y que espera que suceda"... "no sólo se trata de que el niño se alimente (y podríamos agregar todos los hechos de crianza que acontecen entre la madre y el hijo),sino de que pueda escuchar en su cuerpo, a través del cuerpo del otro, un "aliméntate, mi hijo" " 3. Así el cuerpo se va constituyendo en el espacio donde circula y se conserva el placer y el deseo del otro en la transmisión del cuerpo y los objetos.
-¿Pero, cuáles son los instrumentos para que la escucha se vehiculice en el cuerpo? J de Ajuriaguerra se refería al "diálogo tónico", a la armonía de los ritmos (entre la madre y el niño) vividos en el campo tónico-postural, a través de la fluctuación tónica. Las formas corporales que manifiesta el bebé a través de las posturas y los estados de tensión o distensión (ligados al circuito de placer-displacer) se constituyen en signo, en un llamado al otro, que si lo convocan, si éste escucha y le responde provee las condiciones para que lo que es signo/forma se constituya en símbolo/contenido.
Se trata de diferentes operaciones: que la madre sea sensible y signifique el accionar de su hijo, que ponga en juego su saber, su gusto y su placer (para más adelante renunciar a ellos) y que el niño habilite su receptáculo corporal. Ahora bien, habitualmente nos encontramos con que el efecto del diagnóstico o la patología, en su doble dimensión real y fantasmática obtura ese primer circuito transferencial entre una madre y su hijo.
-¿Qué dirección, qué valor, qué sentido le otorga la madre a las características del funcionamiento del cuerpo del niño?
-¿cómo nombra las acciones y el accionar de su hijo? ¿cuáles son las palabras? ¿o el dolor por no reconocerlo como hijo y no reconocerse en él la enmudece y le hace desfallecer en su propio receptáculo corporal?
-¿Qué quiere, qué muestra, qué hace o no hace el bebé, cómo despliega en transferencia sus modos de ser y de estar en su cuerpo y con el otro?
¿Se trata de intervenir estimulando o creando las condiciones para que el cuerpo tenga un lugar? Lugar en el hacer, en el jugar, en el lenguaje. También lugar como ordenamiento, como legalidad, como acceso a lo simbólico, a la manera en que los actos de palabra se inscriben en lo orgánico donde lejos de hacer algún tipo de rehabilitación, lo que se pone en juego es la habilitación a las funciones y al funcionamiento.
Intervenciones en la doble vertiente lúdico-corporal, teniendo en cuenta el carácter originario que adquiere el campo tónico-postural (de donde emerge la motricidad y el hacer) y el campo lúdico (a partir del cual se constituye el sujeto) como espacios donde se producen las primeras inscripciones y donde se gestiona el encuentro con el Otro. No se trata de considerar al juego y al cuerpo como recurso, técnica o herramienta de trabajo. Las intervenciones apuntan a propiciar, habilitar, jugar, mirar y ser mirado, decir, tocar, sostener, escuchar. Poniendo en funcionamiento el propio receptáculo corporal para estar a la escucha del cuerpo del bebé (posibilidades, obstáculos, deseos, posturas, juego, intereses, lenguaje, presencia) y del cuerpo de los padres (disponibilidad corporal, deseos, dolor, angustias, obstáculos, posibilidades, fantasías, historia).
Esta clínica tan particular nos invita a reflexionar nuevamente sobre la posición del psicomotricista, interviniendo entonces en la doble escucha: al cuerpo del bebé (en su dimensión orgánica y psicomotriz) y al cuerpo del que ejerce y despliega la función materna. Sabemos que no todo lo que manifiesta el bebé tiene origen en la patología; nuestros pacientes nos han enseñado a descubrir y estar atentos a ciertos disfuncionamientos ligados a la estructura psicomotriz que obstaculizan o retrasan su desarrollo. Nos encontramos muchas veces con el interrogante: ¿no puede o no quiere? ¿Si el daño neurológico no es tan decisivo, por qué no dispone de su cuerpo para jugar y hacer?
Lamentablemente la palabra "estimulación" tiene estrechas ligazones con la psicología conductista y neoconductista....¿Se trata de estimulación o de "lenguaje"? (palabras, escucha, comunicación, diálogo tónico, contacto, mirada) Nos recuerda el Dr Berges que la madre no es la que hace la estimulación sino que habla de ella. 4 Como si el lenguaje fuera el organizador necesario para que entre el cuerpo de la madre y el cuerpo del hijo se instalen mucho más que manifestaciones biológicas y cuidados maternales, esto es, que se instale el proyecto de hijo y el proyecto de cuerpo.
Así es que en los tiempos de ser bebé el cuerpo va siendo tomado por la palabra y luego cuando pase a una posición de nene será su propia palabra la que irá tomando cuerpo.
Por otro lado, no se trata de una oferta terapéutica más, dentro de lo que sería un dispositivo multidisciplinario, sino de una posición clínica en transferencia, dispuesta a sostener e intervenir en las vicisitudes que al bebé se le van presentando en su desarrollo y la apropiación de los aspectos instrumentales, sea con relación a lo que le impone la patología o en el sostén de la función materna. Trabajo artesanal que nos exige las continuas interconsultas, haciendo trabajar la interdisciplinariedad de los diferentes discursos (neuropediátrico, kinésico, psicoanalítico, fonoaudiológico entre otros), siendo conveniente que sea un solo terapeuta el encargado de dirigir las intervenciones.
En este sentido pienso las intervenciones ligadas a la posición clínica, más que a la ostentación de un saber o de un dispositivo técnico. Se trata de una posición en la que vamos acompañando e interviniendo para que el desarrollo se vaya presentando con los modos particulares propios de cada bebé y su familia (a diferencia de la clínica psicomotriz con niños y adolescentes, donde vamos esperando la manera en que la cura se va presentando), donde las técnicas instrumentales necesarias para producir el despliegue lúdico-corporal se irán implementando acordes a la problemática y la singularidad de ese sujeto porvenir-viniendo.
Abril de 2001
Psmta Mónica Beatriz Rodríguez
Notas
* El presente escrito fue presentado en la Jornada "Psicomotricidad: El devenir de una disciplina", organizadas conjuntamente por la Universidad Nacional de Tres de febrero y la Asociación Argentina de Psicomotricidad , el 20 y 21 de abril de 2001
1 Coriat, Elsa, "Palabras de apertura" en Escritos de la infancia, N° 1, publicación de F.E.P.I
2 Levin Esteban, "La clínica psicomotriz", Ed Nueva Visión, 1991
3 González Leticia, "Intervención Temprana en Psicomotricidad"
4 Bergés Jean, Conferencia dictadaen Bs As en 1997