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Número 5 - Junio 2002
Patología psicosomática en niños
Beatriz Janin

Introducción

Es en una historia de vivencias no tramitadas que el afecto , como forma más elemental de registro pulsional, se "presenta" como estado somático sin representación psíquica.

Y es en un desencuentro entre la madre y el recién nacido que éste puede quedar situado "fuera de la historia". Y la relación con el otro puede quedar sustituída por un cuerpo sufriente.

Cuando el metabolizador externo falla, el niño se atraganta con sus propias pulsiones, siendo frecuentemente el tacho de basura de los desbordes emocionales de los adultos.

A partir de viñetas clínicas, desarrollaré estos temas y plantearé las características del tratamiento psicoanalítico con los niños con trastornos psicosomáticos y con sus padres.

Hace un tiempo leí un artículo en el que Jorge Baron Biza "hace ficción a partir de la agónica reconstrucción de la cara de su madre", desfigurada por el ácido. Y dice : " El ataque de Arón convertía todo el cuerpo de Eligia en una sola negación, sobre la que no era fácil construir sentidos figurados. La fertilidad del caos la abandonó. Sólo con el transcurso de los meses pude comprender esto en su acepción completa, y más adelante supe cómo la imposibilidad de ver metáforas en su carne se convertía para mí en imposibilidad de pensar metáforas para mis sentimientos."

El cuerpo materno como cuerpo imposible de ser metaforizado, como cuerpo en sí, el cuerpo como huesos y carne y piel, se aparece como ese soma , más allá de lo psíquico...

Pero para poder metaforizar el cuerpo materno, tiene que haber un semejante que pueda hacer metáforas allí donde aparece sólo el registro del dolor. El dolor como siderante, como marca que tiende hacia la desinvestidura, debe ser ligado a otras representaciones.

Cuerpo, metáfora, afecto...

Ante todo, considero imprescindible tener en cuenta que no se pueden pensar del mismo modo todos los niños que somatizan.

Por lo menos, se pueden diferenciar dos tipos de niños psicosomáticos :

1) niños que fallan en la investidura del mundo, en los que se produjo una regresión por la que el pensamiento quedó desatado del afecto pero también se desinvistió el objeto (son niños que presentan dificultades para aprender y conectarse con los otros)

2) niños que hicieron una regresión narcisista fallida y la investidura del mundo se fijó en objetos aprobados socialmente pero desexualizados (sobreadaptación, conformismo).

Intentaré, entonces, desarrollar en base a casos clínicos los elementos que considero importantes para pensar las somatizaciones en la infancia, si bien cada niño planteará cuestiones singulares.

Un niño con "manchas" :

Voy a relatar un fragmento de una primera entrevista con un niño y su madre en el Hospital de niños porque me parece que refleja claramente, casi en forma grotesca, esta dificultad para metaforizar, para armar una historia, este "fuera de la historia " en que puede quedar un niño, en un discurso literal de sangre y carne.

A. tiene 7 años. Es derivado por dermatología. Por psoriasis palmo-plantar.

El padre también se llama A. Tiene 46 años y está actualmente sin trabajo. Cuando trabaja, lo hace en "aseo y limpieza".

La madre, M., es empleada doméstica y tiene 43 años.

Vienen la mamá y el niño a la primera entrevista.

M : "El nene tiene "manchas". Es muy caprichoso. No le falta nada".

A. se queja : "Me dejan en la casa del vecino. Ella no sabe ni conectar el videíto. La plata del tacho es mía y no me deja usarla".

La madre dice que la psoriasis comenzó al iniciar el jardín. "Lo llevó la hermana una hora antes y tuvo que esperar solito".

(refiriéndose a la madre): "No me deja andar en bici, no me deja jugar a la pelota".

M : "Tengo miedo de que se abran las grietas".

es el único hijo varón. La madre tuvo tres maridos y un hijo de cada uno de ellos.

Ella tiene psoriasis desde los veinte años. "Hace un año me desapareció. Este lunes me apareció nuevamente frente a la noticia de que me tienen que vaciar por una mancha en el cuello del útero". "Del nene me desespera que es plantar".

M cuenta que A. tiene problemas con los chicos. "Tiene conductas criminales : se dedicó a poner chinches. Le dije que era una cosa criminal porque se entierra en la carne.... Se rasca hasta que le sangra. Cuando sangra, ya duele. Queda en carne viva."

" Yo no quería que fuera un varón. Largo y feo. No podía ser que fuera mi hijo. Se me complicó la vida..... Mamaba y mamaba. Siempre a upa. Todo el tiempo mamando."

Lo destetó a los 2 años y medio. Se pintó los pezones de rojo y le dijo que era sangre. Acota : "Yo no lo podía dejar sufrir". " Nunca puede esperar. Es chico, me da lástima."

En esta familia las manchas se repiten en su literalidad. Literalidad del cuerpo sin metáfora. La sangre, la carne, se muestran. Es otro código el que está en juego. Para eludir el sufrimiento aparece la sangre. No hay desprendimiento posible, ni juego en el desprendimiento, ni sustituciones... sino la separación por el horror. Horror de la sangre que viene a estar en lugar de la leche materna y sus sustitutos. Horror de la ausencia de palabras, de la presentificación del rechazo, del desencuentro. Piera Aulagnier nos dice que es en un desencuentro (o un traumatismo del encuentro) entre la madre y el recién nacido que éste puede quedar situado "fuera de la historia". Y que la relación con el otro puede quedar sustituída por un cuerpo sufriente. M dice "no podía ser que fuera mi hijo". El desencuentro está dado en la imposibilidad de reconocerse en el hijo.

Y en su literalidad aparece el rechazo al hijo varón : "largo y feo". Pero parece que a él "no le falta nada" (y no puede escuchar los reclamos del niño), mientras que a ella la tienen que vaciar. A la vez, las grietas la desesperan.

A. es un criminal para ella porque "mete en la carne" algo punzante.

Las manchas son manchas en la piel , es lo que no se puede limpiar, y es la piel roja la que marca la única distancia posible, que es la del espanto. Y sabemos que, así como en los versos :"No nos une el amor sino el espanto..." el espanto no ayuda a discriminar sino que impide la separación.

Quiero aclarar que he hecho un recorte en el material y he tomado sólo algunos puntos para teorizarlo, dejando de lado algunas cuestiones que reconozco insoslayables.

Las referencias permanentes a un cuerpo que se mete en otro, el rechazo al genital masculino, la desestimación de la castración, que retorna en forma de pintura roja en los pezones, siguiendo la ecuación pecho-pene.... ¿qué efectos producen en A. ?.

Es despojado de un pecho que supone propio, a través del horror a la castración. Pero ésta no puede aparecer desde el deseo de la madre, ni desde la fantasía. No hay posibilidad de metaforizarla. Está allí en la pintura roja de los pezones. Y está desmentida en el "largo y feo" del varón.

Las manchas aluden a la problemática anal, así como el "tacho" donde guarda aquello que la madre no le deja usar.

Pero este niño puede quejarse de la intromisión materna, de sus restricciones, de que ella "no sabe". Él intenta recuperar el poder sobre sus heces y sobre sus movimientos. Nos podríamos preguntar :¿Cómo se ha constituído en A. el registro de las diferencias y como puede ubicarse como varón si la intrusión está sancionada?. ¿Cómo rescata la posibilidad de moverse cuando toda actividad está prohibida?.

Laura y su abuela :

Voy a dar otro ejemplo : Laura. Es el pediatra y el jardín de infantes los que sugieren la consulta. La niña tiene tres años y se enferma permanentemente, sin que se encuentre causa válida para ello. Comenzó el jardín, pero con cierta frecuencia no quiere quedarse, reclama por la mamá, la que, a su vez, no la deja fácilmente, sino se queja de que la maestra no le presta suficiente atención y en muchas ocasiones, se queda en la puerta esperándola. Laura apenas habla, en absoluta media lengua.

De entrada, los padres se muestran muy preocupados, muy dispuestos a trabajar y a colaborar en todo. Vienen a la primer entrevista con Laura diciendo que la nena se sentía mal y no pudieron dejarla con otra persona.

Si bien relatar una consulta con todos sus avatares es muy difícil, me centraré en un punto : todo lleva a pensar que estos padres (especialmente la madre) no puede separarse de la nena. Está muy pegada a la familia de origen, de la que se siente rescatada por su marido, y en la que un dato insiste como significativo. Con vergüienza, relata que su madre es adoptada, pero que esto es un secreto. Y que la madre adoptiva nunca terminó de aceptarla.

Historias que se anudan... La mamá de Laura (a la que llamaremos Marta) supone que le tiene que dar su hija a su madre...y a la vez que , al igual que su abuela, puede ser despojada de una hija. Pero... ¿cómo se inscribió ésto en el psiquismo de Laura? ¿Qué efectos tiene el temor materno, el sentimiento de Marta de que ella también ha sido una hija rechazada? Esta nena tiene una buena conexión gestual, es curiosa, se conecta a través de la mirada, pero... ¿hay un exceso... de amor-odio en juego que no le permite traducir en representaciones prec., pasar a palabras, aún en el modo más primitivo del lenguaje verbal, lo que la inunda? ¿Cómo decir "yo" si es la abuela, expulsada de los brazos de la madre? ¿Cómo irse de al lado de la madre si es ésta, con su presencia, la que le garantiza un representación unificada de sí? . Laura no sabe de la historia de su abuela... Pero sabe. El terror, la vergüenza, la desconfianza, le fueron transmitidos sin palabras. Después de varias entrevistas vinculares, decidimos continuar con entrevistas con la madre. A través del trabajo con ella se van desplegando las posibilidades de Laura. Comienza a hablar claramente , a quedarse sola en el jardín y deja de enfermarse. Con Marta nos queda por hacer un largo recorrido. Pero...¿qué ocurrió en la niña?. ¿Qué se posibilitó a partir de la consulta y de rememorar la historia de la madre? ¿Qué quedó "libre" en la niña a partir de que su mamá se hiciera cargo de su propia angustia ?. Modificaciones que considero hacen a la estructuración misma del aparato psíquico. Que posibilitan el armado narcisista y la des-fijación pulsional. La interpretación de los deseos hostiles de Marta hacia su madre, la imposibilidad de separarse de ella, la fantasía de que esta niña puede ser un regalo para su madre, pero que también puede matarla, ¿cómo incidieron en Laura?.

La enfermedad psicosomática como efecto de una falla en la tramitación del afecto.

En los primeros momentos de la vida, el bebé registra fundamentalmente las emociones maternas. Los avatares emocionales de la madre inciden directamente en él, en tanto la emocion pone a dos cuerpos en resonancia y les impone respuestas similares.

Si pensamos que lo primero es la emoción, algo así como el iceberg del afecto y sólo más tarde se constituyen sentimientos, el primer encuentro es un encuentro de emociones.

El bebé registra el placer y el displacer materno, pero sólo cobra conciencia de sus propias emociones a partir de la empatía materna. Es decir, para poder construir un "aparato para sentir los sentimientos" , el bebé necesita una madre que funcione empáticamente, que pueda hacer lo que Bion define como "reverie".( Este autor plantea que el amor se expresa a través del "ensueño". Y que "el reverie es aquel estado anímico que está abierto a la recepción de cualquier "objeto" del objeto amado y es por lo tanto capaz de recibir las identificaciones proyectivas del lactante, ya sean sentidas por el lactante como buenas o malas.")

La realidad humana sólo se aprehende por la vía de una actividad sensorial que sirve de selector. El cuerpo es el mediador. Un cuerpo que es urgencia, necesidad imperiosa, tensiones...que si no son procesadas por un otro, se tornan insoportables, imposibles de ser tramitadas por sí mismo.

El cuerpo es aquello con lo que la madre se encuentra. Pero si no puede decodificar sus mensajes o si sus respuestas son inadecuadas, puede haber una sustitucion permanente del otro, de la relación con el otro, por el cuerpo. En el caso de A. esto se manifiesta en ese lenguaje corporal que usa la madre. Son los cuerpos, las manchas las que se presentifican como señales de lo que no puede ser pensado.

Así, la decodificación puede darse sólo con el cuerpo. O el sujeto puede, como dice Piera Aulagnier, "recusar cualquier función relacional al estado de sufrimiento y al estado de placer experimentados por su cuerpo".

Placer o sufrimiento son el existente psíquico que anticipa y preanuncia al objeto-madre.

Una experiencia de nuestro cuerpo ocupa el lugar que después ocupará la madre : al yo anticipado le hace pareja una madre anticipada por una experiencia del cuerpo.

Pero el bebé puede ser ubicado por su madre como extensión de sí o como absolutamente extraño a sí. En ambos casos, lo que queda desestimado es el bebé en su propia realidad.

A veces, la madre queda atrapada en sus propios conflictos lo que le impide la relación empática con el niño. No puede registrar sus procesos internos.

Fain plantea que "si las circunstancias ambientales no permiten que este equilibrio económico se establezca mediante una realización alucinatoria del deseo - que constituye el primer mecanismo de autorregulación mental - puede instalarse en el bebé una disposición a reaccionar somáticamente." Es fallida la alucinación, el chupeteo en el aire, la apertura al autoerotismo.

 

Una familia que somatiza :

B. tiene 7 años.

Tuvo a lo largo de su vida diferentes episodios psicosomáticos.

Tiene dos hermanos : una nena de 9 años, con megacolon funcional.

Un varón de 3 años, que presentó un síndrome urémico-hemolítico. Cuando lo internan, B. comienza con pérdida de pelo. No quiere ir a ver al hermano internado.

Desde los cuatro años tiene problemas de despegue. Le cuesta separarse de la mamá.

A los 8 meses (¿en lugar de la angustia de los 8 meses ?) presentó trastornos intestinales severos que cedieron a los diez meses.

Al primer año, hace una recaída cuando la madre decide volver a trabajar. Ella opta por renunciar al trabajo.

Cuando tiene casi 2 años la madre pierde un embarazo y la hermana se accidenta. B. presenta un eczema en la piel.

"Enseguida trajimos un perrito para que se crie con él. Parecían dos cachorritos."

A los seis años, se produce la internación del hermano. La madre se interna con él. B comienza con alopecía.

El padre sufre de úlcera. Ahora tiene vómitos nerviosos. Lo único que lo calma es tomar leche.

Los tres chicos son alérgicos.

Cuando lo alimentaba, la madre tuvo grietas en los pechos : dice de él que era un tragón.

"Siempre está "en otro planeta". Se aísla del mundo en sus juegos. Mira mucha televisión. " (¿Aislamiento ?. ¿Estado de somnolencia ? ¿Televisión como estímulo hipnótico ?.)

M : "Yo ya elaboré el tema de renunciar a mi profesión".

Padre : "Mi mamá no se acuerda de mí cuando era chico. Tengo un hermano esquizofrénico que vive con mi madre. Mi mamá trataba de encerrarnos a todos."

Sabemos que el psiquismo se constituye en base a vivencias. Pero la historia de este chico parece una historia de acontecimientos traumáticos. Accidentes, abortos, enfermedades... y frente a cada suceso... una somatización.

Mientras que las vivencias de placer facilitan la futura representación de un cuerpo unificado, las vivencias de dolor o terror llevan a la huída, a la oposición al poder irradiante del sufrimiento, a la representación fragmentada del espacio somático.

Fain y Soulé en : "El niño y su cuerpo", dicen : " ...la ruptura del sistema defensivo, que no permite separarse del objeto, constituye una pérdida narcisista. Ya no existe la posibilidad de efectuar una regresión narcisista, que contiene en sí misma la huella mnémica de una ligadura a un objeto primario". "...la libido pierde entonces su cualidad afectiva para convertirse en una excitación perturbadora que afecta al organismo, el cual se defiende en su nivel biológico".

Ruptura del sistema defensivo dado por el hecho de que ningún niño, solo, puede filtrar los embates de mundo y su propio embate pulsional. Si no hay un semejante que filtre, decodifique, metabolice la urgencia interno-externa, ésta aparecerá como pura excitación perturbadora sobre el organismo.

B. responde con su cuerpo a situaciones de separación de su madre. Él no puede armar el juego del fort-da. Se supone siendo arrojado por otro. Él es el carretel que la madre tira lejos, lo que lo deja inundado por una hostilidad imposible de tramitar. (Y en la literalidad de la situación regresiona sin juego y sin rostro, pura máscara, puro cuerpo).

Hay aquí un mecanismo desinscriptor que se transmite, en esta familia en la que todos somatizan.

El agujero representacional en el adulto (en cuanto a capacidad para tramitar afectos, para conectarse y decodificar las alteraciones internas del niño) se inscribe como blanco representacional en el niño.

Y la representación afecto no tramitada queda entonces como marca del vacío en el niño. Vacío de ser y de sentir.

Transmisión generacional que se da de abuelos a padres y de padres a hijos y que en estos últimos insiste a través de un cuerpo enfermo. La abuela paterna no puede darle una historia a su hijo y lo sume en el encierro, la madre "se encierra " con B. pero todos pierden : diarreas, vómitos, alopecía.

Afecto, trauma y estado somático :

El afecto es la forma más elemental de registro de la pulsión propia y ajena. Testimonia tanto la propia vitalidad pulsional como la vitalidad de un interlocutor.

Cuando no hay registro de la propia vitalidad, cuando el otro queda desbordado o anulado por la expresión indiferenciada del bebé y no posibilita la conciencia primaria de los afectos, el estado somático es la presentación del afecto, que carece en estos casos de representación psíquica. Así, dice Piera Aulagnier :"Frente a un ámbito sordo a las expresiones de su sufrimiento psíquico, el niño intentará servirse de un sufrimiento de fuente somática para obtener una respuesta."

El semejante funciona como :

La ruptura del sistema defensivo : lo traumático que deviene tóxico.

Si, por exceso o por ausencia, el niño queda sujeto a una pura cantidad no cualificada, no hay otro que cualifique, él queda como tacho de basura de los excesos pulsionales de los adultos, inundado por sus propios excesos.

Es un traumatismo que se vuelve tóxico (D. Maldavsky), en tanto el otro deja al niño librado a su propio funcionamiento pulsional en un estado de cerramiento sobre sí mismo.

Lo deja a merced de su propio poder autointoxicante, cuando :

1) se arrasa con la coraza antiestímulo.

2) el otro se retrae y no hay nadie a quien dirigirse.

Es por ésto que, a pesar de las enormes diferencias, el modelo de las neurosis actuales puede ser retomado.

Se trata de un proceso metabólico en el curso del cual la "toxina sexual" (por demasiado o demasido poca descarga) perturba tanto el equilibrio psíquico como el somático.

Hay, entonces, en estos niños, una dificultad para metabolizar situaciones.

Al no tener un metabolizador externo, el niño se "atraganta" con sus propios afectos. Las pulsiones, en vez de ser buscadoras de objetos, quedan entrampadas, intoxicando al organismo.

El dolor produce un estampida, pero cuando sobrepasa hasta la capacidad de huir puede producirse un efecto de "autoanestesia"  : no se siente.

Así, hay niños que no sienten el dolor, pero en los que se producen efectos químicos en el cuerpo.

El exceso de dolor como la ausencia de contacto dejan un universo homogéneo, sin diferencias.

Sami Ali, en Pensar lo somático dice : "En esta patología de lo trivial, la somatización es el equivalente de la regresión, no tiene más sentido que el literal ni otro calificativo que el de neutra, y alcanza al cuerpo real en el nivel de su funcionamiento vital".

Las posibilidades para el niño cuando la madre no funciona como decodificador eficaz de sus afectos son :

que el niño se anticipe a comprender que hay una realidad y que intente facilitar la tarea del "decodificador" externo a través del hiperrealismo y la sobreadaptación.

Un "demasiado temprano" de la prueba de realidad que va a cumplirse a expensas de la autonomía psíquica.

Así, queda signado el cuerpo como lugar en que se juegan los afectos, mientras que predomina la exigencia psíquica de conformar a los otros. La investidura predominante es la investidura de órgano.

Que predomine la actividad autosensorial (como describe Tustin en los niños autistas).

Que se establezca una diferencia tajante entre satisfacción de la necesidad y vivencia de placer (anorexia, adicciones).

Que quede perturbado tanto el equilibrio psíquico como el somático.

Al fallar el intercambio con el resto del mundo, son investidos privilegiadamente los órganos internos, las sensaciones cenestésicas, etc. en desmedro de la constitución de las zonas erógenas. Se invisten los intercambios intracorporales. Predomina una modalidad de funcionamiento en circuito cerrado, con un bombardeo de cantidades pulsantes-excitantes que el niño no puede tramitar ni cualificar.

Es un funcionamiento por urgencias, con captación de frecuencias y ritmos, internos y externos, lo que los lleva a estar conectados con la respiración, los latidos cardíacos, los movimientos digestivos, de sí mismo y del otro.

La erogeneidad es fundamentalmente intrasomática.

El tipo de pensamiento y de juego que predomina en los niños psicosomáticos.

Al quedar desligado el afecto de la representación, (siendo derivado el afecto al plano somático) la representación pasa a ser una representación "sin cuerpo". Se pierde la dramática personal.

En muchos chicos psicosomáticos prevalece el pensamiento operatorio (Marty y M’Uzan) : una modalidad sobreadaptada sin correlato fantasmático : una fotocopia de la acción desligada del afecto.

Queda ausente el juego intelectual y, en definitiva, todo juego. Estos niños tienden a hacer juegos para complacer a otro, para llenar un vacío. Son juegos sin emoción.

Es decir, hay un pseudodesplazamiento : no hay metáfora. se pasa de un juego a otro, de una acción a otra sin solución de continuidad.

Kreisler, Fain y Soulé plantean, en El niño y su cuerpo, que :"La actividad práctica solitaria no implica (en estos niños) ningún placer erótico directo ni sublimado. La excitación de una zona erógena ha sido sustituída por una actividad social de aprendizaje cuyo valor afectivo es escaso. Se trata, en realidad, de una repetición automática que apunta al agotamiento energético y tiene valor social."

Es habitual que posean una memoria excelente pero carente de coloreo subjetivo.

Sobreadaptación y somatización :

Sergio tiene seis años en el momento de la consulta. Presenta un cuadro severo de asma, desde los seis meses. Tuvo dos internaciones por ese motivo. Los padres son jóvenes y la madre reitera una actitud de preocupación por su hijo. A lo largo de las entrevistas, vamos viendo que para ella jugar es algo imposible. Que se ocupa obsesivamente de todo lo que hace a la autoconservación pero que no siente ningún placer en la relación con el niño. No hay actividad alguna que le resulte placentera a ella. Así, si lo lleva al teatro es respondiendo a la exigencia cultural de lo que una madre debe hacer, pero ella no disfruta de la salida. Si van a la plaza, se siente trasladada al infierno, pero cumple con la obligación de madre. Cuando el niño tiene ataques, ella se descontrola, llama inmediatamente al pediatra y no puede contener a Sergio. El niño tiene buen rendimiento escolar, se porta bien, no trae problemas. La madre habla de él como si fuera un adulto que tiene que comprender todo.

Sergio acomoda los juguetes sobre el escritorio. Pone los soldados y me mira. Durante muchas sesiones cumple con la obligación de "hacer algo". Cuando le pido que dibuje, sólo copia lo que ve, desde el dibujo de la caja de lápices hasta los muebles del consultorio. Es educado, obediente. En la entrevista familiar se queda callado, participando cuando se le pide. De a poco, durante el tratamiento, vamos escenificando situaciones familiares hasta introducir personajes imaginarios, a la vez que vamos hablando de lo que siente...Con los padres, voy escuchando su sufrimiento y rescatando momentos de placer en el vínculo con el hijo, trabajando la fluctuación entre el " deber ser" y el estallido.

Como en Sergio, en los niños sobreadaptados encontramos :

La exigencia de funcionar sin fallas, el conformismo.

La ausencia de conflicto y, por consiguiente, la ausencia de relación con otro.

La construcción de un mundo irremediablemente cerrado y desertado por la subjetividad.

Lo trivial asimilado a lo literal : en lugar de las cosas vemos la definición de las cosas, lo " ideal".

Los sobreadaptados sobreinvisten el mundo sensorial pero es una sobreinvestidura restitutiva, o sea que hubo antes una crisis o un trauma. La investidura que hacen del mundo está desconectada de la fuente pulsional libidinal y lleva la marca de la ausencia de un fundamento libidinal.

Los niños con trastornos psicosomáticos que no han hecho una sobreadaptación hacen pensar en una sobreinvestidura restitutiva del mundo también ante un trauma, pero aquí la restitución es salida frente al vacío. Y la investidura misma, ya no solo carece de fundamento libidinal sino que es una pseudoinvestidura. Aislamiento, conexiones quebradas, sensaciones de vacío, predominan en ellos.

 

La clínica con los niños con patología psicosomática :

¿Cómo trabajar con los niños con trastornos psicosomáticos?.

a) Posibilitando el registro de sus propios afectos, nombrándolos. Es importante en este sentido el que el analista registre sus propios estados anímicos, en una conexión empática con el paciente.

b) Abriendo un mundo fantasmático, a través de un espacio lúdico en el que se puedan ir anudando metáforas. Facilitar el armado de juegos creativos.

En los niños sobreadaptados, promoviendo una mayor plasticidad, quebrando rigideces. En los niños psicosomáticos sin sobreadaptación, posibilitando una investidura gradual del mundo en conexión con sus afectos, a través de juegos, gráficos y otras formas expresivas.

¿Y con los padres ?.

Ocupar el lugar de filtro, escuchando el sufrimiento que los desborda, ayudarlos a mediatizar sus pasiones, a diferenciarse del niño y a registrarlo como persona que siente, es la meta en el trabajo con ellos.

Es decir, el analista será filtro de los excesos emocionales de los padres y posibilitador del registro de afectos y de la producción fantasmática en el niño.

En el acto por los cuatro años del estallido de la bomba en la AMIA, Laura Ginsberg hizo un discurso que es para mí uno de los modos de la elaboración de lo traumático : contó historias posibles, habló de futuros posibles, humanizó lo que la bomba había deshumanizado. Así, en el agujero que dejó la bomba, se tejieron redes afectivas. Ya no eran los cuerpos despedazados, sólo carne y huesos, sino que eran personas cuyas vidas habían quedado truncas...

La diferencia entre un cuerpo humano y un cuerpo cosa es la diferencia entre la posibilidad de expresar afectos, de metaforizar y de soñar y la realidad de un cuerpo enfermo, intoxicado con deshechos no procesados.

* Beatriz Janin es Directora de la Carrera de Especialización en Psicoanálisis con Niños de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (convenio con la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires). Miembro de la Sociedad Psicoanalítica del Sur. Directora de la Revista "Cuestiones de Infancia".

 

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