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Número 5 - Junio 2002
Son,idos : juegos
Jorge Fukelman

Les voy a comentar un poquitito de algo que me contaron en una supervisión hace poco. Sobre eso voy a tratar de comentar algo, por lo menos para tratar de decirles cómo pienso estas cosas de los chicos.

Se trata de un pibe que tiene 10 ú 11 años, que aparece como un chico atrasado , atrasado desde siempre, va a una escuela de estas para chicos con estas características, hace poco tiempo relativamente que ha aprendido a escribir algo, y tiene una característica ...dudo que yo se los pueda transmitir claramente, porque es un pibe que habla con voz cascada, como si hablara en falsete, constantemente. Salvo en una oportunidad, hace poco, que llega a una sesión y le dice al analista que lo atiende : hoy no tuvimos clase porque se murió un maestro. Esto lo dice, digamos, con una voz normal. Con una voz de la que se puede decir : es su voz.

La sesión de la que quiero contar algo es esta. Este chico llega a la sesión y escribe en una hoja : Jesús hijo de José, y después de hacer eso toma un paragüero que había por allí y lo tapa con un pequeño cesto de basura. Es decir lo tapa , digo yo, lo pone arriba del paragüero. El analista ubica esto como...o por lo menos es lo que siente como un algo más o menos desafiante, como que juega con cosas o toca cosas que no debiera tocar , una cosa por el estilo.

Lo que yo mínimamente voy a tratar de comentar es cómo podríamos articular este asunto de la voz con este asunto de la filiación – Jesús hijo de José – y con este asunto de algo dado.

Voy a comenzar entonces con este asunto de la voz. Lo que voy a decir está sin duda alguna muy influenciado por un libro, quizá mas que influenciado sea una especie de plagio repetitivo lo que voy a hacer, pero realmente es un libro que me sorprendió y se los recomiendo fervientemente. El libro se llama " El lenguaje y la muerte " , es de Giorgio Agamben, es absolutamente extraordinario. En este asunto de la voz, un punto de partida es recordar que nosotros los mortales hemos perdido la voz animal. Quiero decir: supongamos que nosotros escuchamos cantar un pajarito y decimos: tal otro pajarito escuchó y le responde. Con lo cual , lo que hacemos es estrictamente un buen ejemplo de proyección antropomórfica , porque el escuchar implica para nosotros una distancia entre la voz y el cuerpo. El canto del pajarito pertenece al cuerpo del pajarito. El escuchar no es más que la reacción entera de un cuerpo entero. El cantar, lo mismo: el cantar de un pajarito incluye la voz del pájaro en su cuerpo.

Esa voz animal, de la cual podríamos pensar añgo en relación al primerísimo laleo infantil, quiero decir, al laelo universal, al laleo anterior a la ubicación a la ubicación del laleo en una lengua ( hasta alrededor de los seis meses el laleo es universal). Los sonidos que nosotros escuchamos de un chico son iguales acá que en Japón; no son iguales, por supuesto, las orejas de quienes rodean a este chico. Alrededor del comienzo de la construcción de la imagen especular este laleo se particulariza, se hace laleo de una lengua.

Ahora, decía esto tratando de por lo menos hacer lo más aprehensible posible esto de la pérdida de la voz animal. Ahora, ¿qué ocupa el lugar de esta pérdida , de esto que es el habla?. Esto es una constante, a mi entender. Lo que viene a este lugar es una voz inaudible. Quiero decir, necesariamente hay un querer decir que no puede realizarse. El querer decir nunca puede llegar a lo dicho efectivamente. El querer decir es una potencia. Lo dicho, efectivamente es un acto realizado, vaciado de esa potencia. Este querer decir, esta voz inaudible, esta voz que puede ubicarse en relación al shifter, aunque sea un shifter en menos, es del lenguaje y la palabra.

Lo que me interesa subrayar - por ahora – es que esta voz inaudible, en tanto inaudible carece de experiencia posible; o mejor dicho, una voz que no se escucha nos permite en todo caso construir la experiencia de aquello que no podemos experimentar. Esto es paralelo, como _Freud nos ha enseñado, a la experiencia de la propia muerte. Nosotros no tenemos la experiencia de la propia muerte, salvo la experiencia de no tener esa experiencia.

Entonces, lo que me interesa por el momento subrayar es la relación de esta voz inaudible , esto que queda en menos en nuestra experiencia , en el olvido, por ende que queda en menos en cualquier tipo de articulación inconsciente con la muerte.

Cuando yo leí esto me interesó y me llevó un cierto tiempo hasta que pude entender porqué me interesaba. Esto es un artículo que se llama " De los nombres divinos al vocabulario de la sabiduría" ( Clémence Ramnoux- Encyclopédie Philosophique Universale) el autor muestra que en el nombre de los dioses de la Grecia antigua, antes que hubiera sistemas numerales en Grecia , comienza a aparecer un ordenamiento aritmético – si se le puede decir así- práctico. Los nombres de los dioses comienzan a sufrir alteraciones y cambios que implican una cuenta, que va transformando estos nombres hasta llegar a los conceptos básicos de la filosofía griega presocrática.

¿Qué se cuenta?. Se cuenta el ritmo. Ahora, ¿qué es el ritmo, la melodía, con la que se habla en una lengua?. Quiero decir, estrictamente ¿ Cual es el valor semántico del ritmo, cual es el valor semántico de la música?. Primer punto.

Lo que se cuenta corresponde a fonemas, a sonidos. Fíjense que los sonidos vale por ser diferenciales, los fonemas no tienen una significación propia, salvo la significación que podamos encontrar en este ritmo, que transmite primero una memoria. Para que haya ritmo es menester que memoricemos un pasado, si no, no hay ritmo. Y en relación a esta memoria, una reiteración, una repetición, que nos da el ritmo y la melodía.

Si nosotros decimos ritmo, decimos también un cierto orden. En este sentido, lo importante del artículo mencionado es que muestra cómo se cuenta en la práctica, cómo se cuenta en el sonido mismo de aquello que se va hablando, de aquello que se va diciendo aparece escondido por un cierto ritmo.

Que se cuente implica todo lo que podamos reflexionar respecto al lugar del cero y a lugar del uno, es decir, que haya un orden numeral.

Ahora bien, esta voz que ahora tenemos produciendo un querer decir y produciendo un querer decir que diga en menos pero del que tenemos marca, este ritmo del que les estaba tratando de contar algo, cómo la ubicamos en relación al cuerpo. En relación al cuerpo desposeído de la voz, de la voz animal.

Acá hay varias vertientes. La que me interesa señalar en este momento es la vertiente de aquello que se ha planteado como los agujeros en el cuerpo. Ustedes recuerdan el ejemplo clásico que es el del que está agujereado pero que no le falta nada. Estos agujeros en el cuerpo, estos agujeros que el símbolo produce en el cuerpo tienen una característica, o por lo menos podemos plantear un agujero que tiene una característica: que es un agujero ligado a la filiación.

Antes entonces estaba planteando la experiencia de la no experiencia en relación a la muerte y en relación a la voz, y ahora lo que estoy tratando de plantear es el lugar agujereado en donde esto se aposenta. El lugar agujereado en que esto se aposenta atañe a la filiación, entiendo que la filiación nos plantea toda la problemática de la sexualidad en los mortales; es decir, nos plantea lo que la teoría analítica ubica en relación al falo y a la castración.

Esto es importante porque nosotros podemos escuchar en muchas oportunidades algo de este orden: alguien puede decir – y corresponde a una situación especialmente dolorosa- : yo siento, pero no puedo ni pensar ni decir lo que yo siento; no encuentro palabras que me permitan intercambiar con otras personas lo que yo siento. Esto no quiere decir que quien se queje de esta situación no hable, por supuesto que sí, pero mantiene una relación con su decir que aparece como de traición: no puedo decir realmente lo que siento, por ende, cada vez que digo, siento que algo estoy traicionando.

Nosotros, dicho sea de paso, que tenemos alguna experiencia respecto a cómo la producción de Lacan puede tender a transformarse en una lengua – hay que hablar en lacaniano porque si no, dónde vamos a parar – nosotros que tenemos alguna experiencia con esto, no carecemos de la experiencia que gente que puede escribir importantes - por ahí muy bien hechos – trabajos sobre psicoanálisis , pero que carecen de esta dimensión del querer decir.

Esos trabajos que son ordenamientos de citas de Lacan pero que nadie vaya a preguntar a quién le importa todo esto. Porque para que importe, la voz, aunque sea como ausente, tiene que ubicarse en un agujero que atañe, desde lo profundo, que atañe también al imaginario del sujeto.

Entonces, el imaginario, todo esto que cotidianamente imaginamos, que sentimos, forma un nexo importante en relación a cómo se ubica nuestro cuerpo, el agujero en relación a la voz y en relación a la filiación, y algo más sobre lo que voy a hablar mas adelante.

El imaginario requiere de un lugar que por conversión podemos plantear como espejo, donde nuestro cuerpo queda reflejado. Queda reflejado en un campo, digamos, en un campo que atañe al lenguaje. El sujeto que puede ser visto como niño, y por ende puede ubicarse, quedar ubicado imaginariamente como niño, el espejo es el juego, y por lo menos a mi entender, el juego entonces es el espejo en el que un sujeto es visto como niño. Esta es la experiencia cotidiana que tiene cualquiera que se acerque a chicos. En el momento en que sus padres no pueden reconocer un juego, es decir, en el momento en que aquello que hace el chico es tomado como de verdad por los padres, es decir, en el momento en que aquello que hace el chico toca la problemática sintomática de los padres, para los padres el chico deja de ser chico.

Fíjense entonces que estoy planteando que no hay un chico que preeexista al juego sino que hay un juego que construye esto que nosotros planteamos como niñez. De hecho, si nos dedicamos además a atender chicos, lo que encontramos son las zonas en las que los padres no pueden reconocer esto, y entonces el chico se encuentra con un problema, que si lo quisiera ejemplificar groseramente, es el chico que se acerca a la mamá y le dice : me quiero casar con vos, y la mamá puede decir - disculpen la banalidad del ejemplo - : bueno, y vendrá una carroza...o la mamá puede sentir que no sabe muy bien pero empieza a juntar los muslos y siente alguna cosa humedecida por allí, y saca carpiendo...: cuando venga tu papá va a arreglar esto. Pero entonces el chico que está en tren de jugar a ser el papá – quién no ha jugado : vamos a jugar al papá y a la mamá -, el chico que estaba en tren de jugar a esto se encuentra que es despojado de la escena, de la escena lúdica en la cual podría reconocerse como chico.

El ejemplo que yo estaba tratando de comentar, tiene otra vertiente. Cuando la voz está aposentada en relación al agujero del cuerpo que nos liga con la filiación y por ende con la problemática falo-castración, cada vez que se habla se pierde, cada vez que hablamos perdemos objetos, perdemos lo que Freud nos enseñó a plantear como el objeto de la pulsión.

Esto es importante. ¿Por qué?. Porque cuando nosotros hablamos, y por ende nos ubicamos en la lengua, resulta ser que la lengua tiene infinitas e ilimitadas posibilidades de derivación.

Quiero decir, de cualquier elemento de la lengua podemos saltar a cualquier otro elemento de la lengua. Si partimos del elemento diferencial, o sea que cada elemento vale por su diferencia, no hay ninguna razón para que no – cómo podría decir – nos deslizáramos libre e infinitamente por los elementos de la lengua. Quiero decir que si ahora estamos en Perón ( Ex/ Cangallo ), en cualquier momento podemos estar en Videla, que, como elementos de la lengua, porque no uno, porqué no otro.

El punto, los puntos de anclaje, corresponden a la relación que el cuerpo en el cual se ubica el sujeto pierde sus objetos de pulsión. Los objetos de pulsión, los objetos perdidos, nos anclan en ciertos puntos de la lengua, nos dan fijeza. Es decir, se establece una relación entre el real de la lengua y el universo simbólico en el cual - digamos entre comillas lo del universo – nos movemos y aseguramos que la libertad no sea infinita.

Esto es algo, dicho sea de paso, esta relación entre el real de la lengua y el símbolo, esto es una relación que en una primera instancia aparece sostenida, soportada, por los padres. Los padres son - somos – quienes se hacen cargo de esto que en su momento será relevado por la problemática de la castración. Es la problemática fálica la que asegura una relación entre lo real y lo simbólico. Pero para que la problemática fálica asegure esta relación, se requiere la imagen del cuerpo. Se requiere la imagen del cuerpo – lo puedo decir así brevemente – para que esto me importe.

Ahora, si la voz no se ubica en este agujero no hay pérdida de este objeto parcial queme atañe, entonces quedo a la deriva. El taponamiento del paragüero con ese pequeño tachito de basura, a mi entender plantea en este fragmentito esta dificultad de una voz para ubicarse, digamos así, porque el agujero estaba tapado. Ustedes podrán rememorar las situaciones en que por ejemplo ensueños, los (en) sueños del neurótico, cualquiera de nosotros, aparece algo del orden del taponamiento: hay una cañería tapada, se desborda todo y no encuentra lugar de salida.

Ahora, : ¿qué hace un analista con un chico en una situación así?. ¿qué se puede hacer?. Por lo pronto – y creo que este es un punto muy importante -, se le plantea al analista que está allí cómo puede hacerse cargo de este taponamiento.

¿Qué quiere decir?. Cómo puede transformar el taponamiento y ubicarlo en una escena lúdica. Y es menester que lo pueda ubicar en una escena lúdica para que allí pueda ubicarse un chico. Y es menester que allí pueda ubicarse un chico para que la voz inaudible, esto que implica la muerte, la filiación y algún tipo de normativización en relación al sexo, se ubique en su lugar.

Cuando el analista que les comentaba, siente que el chico lo está desafiando, lo que falta es plantear el desafío en relación a este sentimiento de no tener cómo incidir. Lo que quiero decir: no siempre es así, pero en esta situación, ¿qué le puedo decir a este que está hinchando las bolas acá, y que aparentemente no nos da ninguna pelota, qué puedo hacer, eso que empieza a constreñirnos, por ahí....qué nos hubiera dicho Lacan de cómo ver esto...a ver, me acuerdo cuando me analizaba, una vez mi analista me hubiera dicho que...eso, ese taponamiento, es lo que el analista tiene que poder ubicar en ( jugando ). En la medida, supongamos que el analista se hubiera puesto a gritar desesperado y a darse la cabeza contra las paredes, cosa que atañe a los momentos en que carecemos del artefacto simbólico al que podamos dirigirnos y entonces intentamos dirigirnos a lo real, le gritamos a la pared, nos golpeamos contra la pared. En estas épocas de elecciones, podemos fácilmente tener la experiencia de lo que es la ausencia de artefactos simbólicos adónde poder dirigirnos.

Si el analista logra en este momento reconstruir el espacio lúdico, reconstruir este espejo, se acrecientan las posibilidades de la reubicación de una voz. Es decir que lo que se pone también en juego allí es la relación del analista con esta experiencia de lo que no tenemos posibilidad de tener experiencia. Lo que se pone en juego es la relación del analista con la muerte y con la falta. Por eso es que fácilmente podemos pensar en qué diría Lacan ; es decir, que lo ponemos a Lacan en el lugar difícil de falta nuestra. ¿De falta de qué?. De falta ligada a la potencia del querer decir, del querer decir que porta significación. La significación ocupa el lugar faltante del querer decir que no se realiza.

Y en ese momento en que nos faltan las certidumbres, porque la potencia es potencia de ser y es potencia de no ser; es al mismo tiempo potencia de hacer y potencia de no hacer; en ese lugar que algunas antiguas religiones planteaban así la creación del mundo que era el efecto de Dios que es sumergiéndose en su propio no ser. La posibilidad de sumergirse en el no ser es la posibilidad para el caso, de ayudar a reconstruir una cierta significación.

Fíjense que si hablamos de significación, hablamos necesariamente de imagen especular , de voz y de muerte, muerte ligada a la sexualidad.

Algunas preguntas y algunas respuestas.

P.- ¿Qué lugar tendría para vos, en esta manera de entender una intervención posible del analista, la interpretación del juego, y si junto con esto habría una especie de vieja construcción o axioma o casi certidumbre analítica de que cuando la interpretación era aceptada el niño cambiaba de juego?.

R.- Algo que a mí, hace ya bastante tiempo, me sorprendió cuando encontraba los trabajos de los analistas que presentaban situaciones con chicos, era la fuerte pregnancia docente de esas intervenciones. Se les explicaba a los chicos qué les estaba pasando a ese chico o a esa chica. Cosa que, totalmente de rebote, en lugar de sorprender a los chicos, por supuesto, me sorprendía a mí, porque me preguntaba cómo es posible que hagan tantas elucubraciones sobre el valor de sorpresa, la verdad que nos sorprende, qué sé yo, y cuando vienen las intervenciones se les explica.

Primer punto: para que haya interpretación es menester que haya un deseo, una obviedad, pero para que haya un deseo, este deseo para un niño debe estar ubicado en un juego, para que sea un chico deseante. Digamos, el planteo freudiano sería: deseante de ser grande. Y a mi entender, esto sigue siendo válido.

Yo recuerdo, y por ahí contesto, que un chico que yo comencé a ver hace ya un tiempo, y que muy de comienzo primero no quería que la madre se fuera. Entonces, un buen día, una buena tarde, la mamá me comenta: no quiere bajar en ascensor. Yo tengo el consultorio en un primer piso, no era un problema serio, pero bueno, la madre me comenta eso. Cuando lo vino a buscar al chico, entonces yo le digo – no sé si esto es una interpretación - : si cuando estás frente al ascensor te das cuenta que el ascensor es una boca enorme que puede cerrase y agarrarte, no entres al ascensor. Entonces me pregunta el chico: ¿porqué?. Porque si el ascensor te traga, te voy a tener que ir a buscar y ahora no tengo ganas. Entonces el chico se fue. Un instante después, toca el timbre el chico : ¿era de verdad?. Entonces le digo: andá y fijáte. Subió al ascensor.

Quiero decir: yo lo que hice fue tratar, respecto a lo que yo suponía que era algo que le estaba ocurriendo, tratar de plantearlo en un borde de jugando pero que resonara. ¿ Es de jugando o no es de jugando?. Ese es el lugar que yo creo de la intervención.

¿Cómo ubicar la frase en la que la voz aparece no cascada y no en falsete?.

Esto tiene una historia, y la historia mínimamente es la siguiente : resulta que quien atiende a este chico, en este momento del tratamiento , modifico’ en un punto su relacion con la muerte.

Y el analista – creo – logró hacer algo, en las sesiones por lo menos con sus ansiedades . Desde ese punto yo creo que se ubica esta frase donde el contacto con la muerte sea ( el contacto y el no contacto). Podía permitir que allí se ubicara una cierta voz, una voz inaudible, la voz de querer decir algo, por ejemplo, se murió..

.P.-( pregunta inaudible).

R.- Sí, con una salvedad a ver cómo puedo decir : a mí me parece que una intervención no tiene porqué ser descortés. Puede ser sorprendente y no saber de dónde viene, sin que sea descortés. Con un adulto en el que la relación con la sexualidad y la muerte ha dado ciertos pasos lógicos, yo por ahí tendría una cierta aprehensión a que una intervención digamos calcada a la del ascensor fuera descortés, descortés en el sentido de: lo trato como tonto o como si fuera un chico. Todos seguimos siendo chicos, pero no nos gusta que eso se tome para la risa. Entonces sí tratando de que no tenga ninguna veta burlona.

P.- (pregunta inaudible).

R.- Por ejemplo, hace no mucho tiempo una situación, no la del ascensor, pero sí la de la inundación. Mientras estaba comentando la inundación, se comentó que eso era en un lugar, digamos en un baño que no tenía rejilla. Y yo lo único que pude hacer fue decir si no tendría una rejilla tapada. Y entonces: ah sí, debe haber una rejilla pero como ese lugar se había hecho....se había puesto qué sé yo qué en el.....no había rejilla. No, había una tapada. La rejilla ahí lo que plantea es la posibilidad de algo que descarga y todo eso ligado a la pulsión.

P.- (pregunta inaudible).

R.- yo no sé si puedo responder bien, pero la idea es que el análisis es de un sujeto, y sobre esto podríamos extendernos por supuesto muchísimo. Ese sujeto puede tener ciertas características, de acuerdo a la ubicación lógica de esto. Yo sobre lo que me he ocupado – o preocupado, no sé – es de tratar de pensar cómo para mí habría que ubicar a un sujeto niño. Es decir, para el cual debe existir una cierta barrera en relación a la sexualidad y a la muerte.

¿Qué me ha dado la práctica con niños en relación a mi práctica con adultos?. Si lo tengo que pensar por algún lado, alguna – creo yo – facilitación para ubicarme en relación a la ubicación fantasmática del adulto. Lo que en la práctica con chicos es el intento de reconstrucción de la escena lúdica, me ha facilitado algo por dónde anda, primera aproximación, esta ubicación fantasmática.

A propósito de esto entonces, hay algo que también me sorprende: en general, no es común encontrar algo que refiera a ubicaciones fantasmáticas en la latencia, en relación a los adultos en análisis. Ubicaciones fantasmáticas, ubicaciones en relación a cierto tipo de cuentos, ubicaciones que, claro, nosotros podemos decir corresponden básicamente al imaginario materno, pero que a mi entender puede contribuir a deshacernos de esta ubicación fantasmática.

Quiero decir, cuántas veces escuchamos algo que atañe a la pobre Cenicienta, qué joven histérica no es una pobre Cenicienta, y cuándo vendrá el príncipe....Ese tipo de fantasmagoría de la latencia, yo creo que la práctica con chicos me ha facilitado para recuperar mis ubicaciones fantasmáticas de la latencia, algunas.

P.-¿ El pacientito este tenía algún taponamiento en relación a la filiación?.

R.- No. El padre de este paciente tenía una problemática muy seria en relación a la filiación. A mi entender, esto era lo que se presentificaba para el pibito como un agujero en lo real, que lo podía tragar en cualquier momento.

Por lo menos en mi experiencia y creo que en la de otros también, es bastante común encontrar chicos con muchos problemas de aprendizaje, muchos problemas de aprendizaje podrían tener que ver con el taponamiento de la filiación.

P.- (pregunta inaudible).

R.- Mi experiencia es escasa al respecto, pero lo que yo he encontrado son las dificultades para establecer algún tipo de nexo entre dos filiaciones. Claro, como si dijéramos : yo nací aquí o aquí. Ahora, cómo se puede hacer una relación allí, seguramente depende mucho de los padres adoptivos y depende por supuesto en relación a la neurosis de cómo se metabolice esto en relación a la castración. Más por ahí, por lo menos, lo que yo he visto es más la problemática de los padres , la que yo he encontrado en chicos con este tipo de situaciones.

P.- ¿ Podés hacer algún comentario respecto de eso que dijiste del paciente que aparecía como un chico atrasado, que iba a una escuela para chicos con estas características, un comentario, digamos, a partir de este análisis?.

R:- Como no es un chico que yo haya tratado, no tengo todos los elementos. En principio, la idea mía es desde dónde yo me puedo acercar...Un chico que los padres cuentan que es un chico con retardo en la maduración, y lo que yo me planteo es : ¿ de qué la está jugando...?.

Yo lo que puedo intentar es plantearme lo que cuentan que sucede en relación a qué escena de juego transcurre conmigo, de hecho entonces de qué la está jugando él y de qué la estoy jugando yo. Si yo puedo ahí incidir, yo presumo que lo que contaban que aparece como retardo ahí se produciría modificación. No es mi interés, tampoco me desintereso, supongo que eso vendrá en plus.

P.- Una pregunta sería, vos...cuando los padres no pueden seguir la metáfora del juego que hace un chico, corta el juego y deja de ser niño, o sea, le corta el juego al niño, en donde vemos que hay un pedido de análisis, pasa algo, le pasa algo al chico....Le pasa así porque no tiene el lenguaje, cómo usa el lenguaje....los educamos en esta cosa animalista del vivir, en esta cosa de lo animal, y en un momento se va incorporando a la otra lengua, a un lenguaje. ----hay que tratar de enseñar un soporte, cuando no hay ese soporte....hay un juego en el vacío o deja de jugar el pibe y se enfrenta a lo real. Entonces, en ese momento de análisis , el analista o uno se cuestiona: qué estoy haciendo acá, sería el análisis o esa posibilidad de seguir imaginerías del juego o hacer esto del ejemplo que vos dabas, decirle ese ascensor te tragó, hacer toda esa cuestión de imaginerías en la posibilidad de elegir cosas, un lenguaje que no esté muerto sino que permita deslizarse y cómo se va a unir. ¿Ese lugar del analista sería un lugar de soporte en lugar de los padres? ¿ la relación del analista con estos padres que no pueden hacer de soporte de ¿...La pregunta sería : ¿ cómo se va relacionando la función del análisis del niño con la función del analista con los padres?.

R.- nosotros, por supuesto, no lo sabemos de entrada, y generalmente pasa mucho tiempo para que lo sepamos y a veces no lo sabemos nunca. Pero cuando los padres nos consultan, entre otras cosas que pasan, pasa que nos pasan alguna ubicación simbólica a nosotros. Nosotros – insisto – en general no sabemos de entrada cual es. Lo que eventualmente podemos hacer, lo que tratamos de hacer, es metabolizar esta ubicación de modo tal que la relación con ese punto en el que se perdía la categoría chico, se restablezca.

Esto con una pequeña aclaración. Que son situaciones muy distintas a la de Jesús hijo de José. En este sentido no seríamos tanto soporte de los padres, sino que soportamos ciertos elementos que básicamente tuvo que soportar el chico en cuestión.

A ver si lo puedo decir...Hace muchos años, en un grupo de estudio una persona comenta: Viene este pibe y me dice : vamos a jugar a la pelota, y se pasa toda la sesión jugando a la pelota, una sesión tras otra, una sesión tras otra. Entonces me comenta: yo ya estoy, no sé, siento vergüenza, ¿ yo les cobro a los viejos para jugar a la pelota...?.

Este es un momento en que la ubicación de pelota, que es mandada de un lado para el otro lado, claramente pasó del chico en cuestión al analista que lo estaba tratando. Momento en donde entonces, sí se puede hacer alguna modificación. Si somos soporte por ahí andamos.

 

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