Uno enseña al borde de su ignorancia, en el punto del desconocimiento
Eric LaurentPartiendo de la propuesta de des-construir una práctica común en psicología educacional, tomar como centro de investigación al sujeto que aprende, descuidando al otro sujeto, al que enseña y al objeto de conocimiento, es que les propongo reflexionar hoy, sobre este otro, el docente.
La transmisión del saber nunca es neutra, sujetos y objetos, son portadores de una gran carga afectiva y de significaciones múltiples que se transfieren entre sí.
Las demandas que la sociedad hace a los dos sujetos involucrados en el aprendizaje escolar, podrían resumirse:
Al sujeto que aprende
- 1-Debes ir a la escuela
- 2-Debes aprender y tener éxito
Al sujeto que enseña
- 1-Debes ir a la escuela
- 2- Debes enseñar y tener éxito
Ambas ordenes imperativas, los involucran más allá de las características individuales de cada uno.
Estas no son las únicas coincidencias, si consideramos la construcción del sujeto, como nódulo para el desarrollo del aprendizaje ¿ no tendríamos que preguntarnos cómo organizó su subjetividad ese otro, presente en el proceso.?
Tanto en uno como en otro, las exigencias exteriores, interactúan con las construcciones subjetivas.
Sin descuidar las variables que los atraviesan, en este trabajo trataré de interrogar a la tragedia de Edipo, sobre el lugar que le otorga a los que enseñan.
Esta metáfora va a permitirnos reflexionar, no sólo sobre la constitución de los sujetos que intervienen en el aprender (alumno y docente) sino sobre el lugar desde el cual se plantea la transmisión del conocimiento.
Desde esta postura intentaré identificar, los múltiples personajes que detectan el conocimiento, sus rituales y modalidades.
Desde el principio aparecen los dioses, figuras que ostentan el conocimiento, el saber y la verdad, poseedores de todas las respuestas certeras, investidos del poder de seleccionar lo que se puede conocer o prohibir, reservándose el privilegio de castigar a los que aspiren a revelarse.
En la tragedia de Sófocles, predomina el oráculo, cúmulo de respuestas que hacían los dioses a las preguntas que se le dirigían, enunciados ambiguos, que necesitaban ser descifrados, interpretados y transmitidos por otros hombres. Voluntad divina anunciada por los profetas. ¿Quién no puede ejemplificar docentes, que encarnan ese rol,? Hablan con tono sentencioso, ambiguo, retórico autoritario, su palabra representa la verdad absoluta, inamovible, constituyen un conocimiento que atrapa y, sólo permite acatar, cumplir, repetir.
Podríamos arriesgarnos a que establecen vínculos, que no dan lugar a la falla, ni al interrogante, no dan espacio para conocer, ni permiso.
Pobres de aquellos que intenten refutarlos, pueden tomar terrible venganza contra ellos.
Dice Ana Fernández, que si aparece un enseñante que se posiciona como aquel que tiene las respuestas para todas las fallas, impide la circulación del deseo de conocer, ya que no hay deseo de conocer sin contacto con el desconocimiento.
A su vez los privilegiados que descifraban los oráculos, exhibían su saber, deslumbraban, "encandilaban " desde su fama, pero también ellos manejaban la situación sin permitir que otros accedieran, ya que perderían su poder.
Este exhibir, no es para compartir el saber, sino para mostrarlo, ellos se ubican como si fuesen el conocimiento De ahí radicaba su fama. Sus mensajes se debían cumplir inexorablemente, y como sólo ellos detectaban las claves, sus interpretaciones era infalibles, sino se daban era por que los que lo recibían, no las obedecían convenientemente.
Podríamos traducirlos, "yo enseñé", no es mi problema si Ud no entendió, debe ser por algo "que le pasa", "carece de base",...
Por otra parte establecen una simbiosis entre ellos y el conocimiento, no se discriminan como portadores de un conocer. Son el conocimiento.
Podríamos leerlo también como la negación de la distancia entre el saber científico y el enseñado,(el mensaje y lo que se decía de él) ya que este está constituido por una trama de creencias, valores, ideas principios, reglas de actuación... es en realidad una construcción distinta de la que proviene.
Muchos docentes aún no perciben esta carga de significados sobre el objeto de conocimiento, que constituye un contenido de saber que ha sido designado como saber a enseñar, y que sufre un conjunto de transformaciones adaptativas que van a hacerlo apto para ocupar un lugar, como objeto de enseñanza. Proceso al que Chevallard denomina transposición didáctica
Aparece también la Esfinge, enviada por Hera aTebas, imponía acertijos imposibles de resolver a los viajeros, devorándolos sí no lo hacían, esta esfinge "administraba la inteligencia," sancionaba, decidía quien pasaba o no, quien era apto o no.
Además de la similitud que podemos encontrar con ciertos docentes, lo interesante es lo que pasó cuando Edipo resolvió ambos enigmas, según cuenta la leyenda, la Esfinge despechada y vencida, según las versiones se suicida o es atravesada por Edipo. Si aceptamos la primera, su narcisismo no toleró que alguien ostentara su saber. Si nos inclinamos por lo segundo, es fácil asimilar con la rivalidad que posibilita asumirse diferente para no quedar atrapado o devorado, y que implica matar simbólicamente al rival.
¿Cómo viven los cuestionamientos, la competencia, el saber del otro los que enseñan?
¿ Se sienten heridos ante las respuestas de sus alumnos, anulados, como afrontan las críticas, los fracasos.?
Si bien es cierto que en la escuela actual no se los devorarían, existen otras agresiones más sutiles, otras descalificaciones más ocultas, pero igual de peligrosas.
Bleger destacaba que los sujetos con estructuras yoicas frágiles, dependen más del sistema, de ser reconocidos, ya que se identifican no como personas, sino que se definen por su rol, (soy maestro).
Para algunos profesores su saber pedagógico toma aires de verdad absoluta, si los alumnos superan su conocimiento, lo enfrentan con otros saberes, tienden a descalificar, o a pensar en una transgresión, no toleran que los alumnos pueden elegir, disentir, acordar, superar.
A su vez, cuando Edipo interroga a Creonte, porque no "investigaron," la muerte de Layo, ¿que se los impidió,? La respuesta es "La Esfinge, cuyos sutiles cantos nos exhortaban a fijarnos en lo que teníamos a nuestros pies, sin preocuparnos de los oscuro" Aparece así otra faceta de sometimiento, cuantos cantos seductores velan el conocer.?
Distraer la atención, acapararla, impedir que se piense, que se interrogue, es otra manera encubierta de someter, las ordenes son negativas porque coartan, o generan destrucción, pero los "mecanismos de seducción o manipulación," ni siquiera producen reacción. "Poder reconocerse un derecho a pensar implica renunciar a encontrar en la escena de la realidad una voz que garantice lo verdadero y lo falso, presupone el duelo de la certeza perdida. Tener que pensar, tener que dudar de lo pensado, tener que verificarlo, tales son las exigencias que el yo no puede esquivar Todo pensamiento sobre todo si tiene cierto valor - hace que mucha gente se precipite a él para no tener que seguir pensando."(Piera Aulagnier)
Algunos docentes, a imagen de las pitonisas y los profetas, quedan atrapados en una conducta infantil de dependencia hacia una instancia de poder (palabra de dioses o sistema educativo) que le dicta su conducta, lo remunera, lo premia o lo castiga, y al que le puede achacar toda la responsabilidad.
Están también los mensajeros, que en la tragedia, informan, sin hacerse cargo de lo que transmiten, al ser interrogados por Edipo sobre si había sido abandonado o no por sus padres, su respuesta remite a otro que puede saberlo.
Son los que invocan otras instancias, como si su decir les fuese ajeno, "así es el programa" ",yo aplico Emilia Ferreiro",...repiten discursos vacíos, de los cuales tampoco se han apropiado.
Transmiten, hablan sin saber, creyendo que saben.
Lo pienso, de igual manera que lo plantea Oscar Zack, como necesidad de diferenciar enseñar y transmitir, en el sentido de que este último es un saber no constituido. Lo que se transmite no necesita ser entendido, ¿Cuántos personajes conocen que hacen circular discursos burocráticos, palabras vacías de textos muertos.?
Se puede repetir: aprendizaje constructivo, respeto por la diferencia... pero frente a un problema, cómo se actúa.?
Siguiendo con los personajes, aparece Tiresias,(ciego ) de quien se decía "que ve más allá", pero que se diferencia de lo otros profetas a los que ya aludí, porque siente el saber como carga, castigo, como desgracia para sí "Ay, ay que terrible es saber algo, cuando ello no puede ayudar al que lo sabe " ,esta postura considera que la verdad es penosa, que resulta mejor , ignorar.
En sus frases deja entrever que sabe, pero que va a callar, "No quiero hacerme daño, ni hacértelo a ti." "De mí no sabrás nada."
Quiere convencer a Edipo, de no saber, "mejor soportarías tu destino y yo el mío, si me haces caso."
Alude así, al ensañamiento con el que los dioses, van a hacer sentir no sólo con el rebelde Edipo, que intentó escapar a su destino prefijado, sino a los tormentos que van a descargar, igual que en el Génesis, sobre los que intenten develar, levantar la ignorancia, liberar.
¿Es por este motivo que Tiresias prefiere ocultar, negar , esconder?.
Teme caer víctima de sus propios oráculos, o no quiere admitir su responsabilidad por el drama que desató.
En realidad, le niega a Edipo su derecho a saber, y le obtura su deseo.
Quiénes serían los Tiresias actuales.? Aquellos que piensan que está todo dicho, que nada se puede transformar, que no se apasionan por los objetos de conocimiento con que ellos y sus alumnos se conectan, que no toleran el monto de angustia necesario frente a los nuevos descubrimientos.
Que consideran que la ignorancia protege, tranquiliza, evita el conflicto ¿Para que les va a servir. si no van a tener oportunidades, ? Ese sería el argumento.
Otra actitud que adopta Tiresias, es presuponer que el conocimiento va a llegar sólo "Aunque yo lo encubra con mi silencio, llegará por sí mismo." Esto estuvo de moda, el espontaneísmo sin intervención, una proposición laisser faire, que conduce al mismo resultado que las otras posturas autoritarias.
Edipo desea saber, interroga a los oráculos, a los mensajeros, a Tiresias, ninguno se anima a traspasar el secreto que lo cerca, ninguno tuvo la fortaleza necesaria para ayudarlo a zafar de los designios de los dioses, ninguno pudo articular las dudas que en él exist ían sobre su filiación, ni de posibilitarle que se apropiara de lo que era de él.
La revelación llega tarde.
Soy consciente que cuando ocupamos el rol de enseñar, confluyen en cada uno de nosotros esos personajes míticos, también acepto que blanquear esas posturas, o hacerlas notar, no van a producir cambios importantes, pero también estoy convencida que si no reflexionamos sobre ellos, e intentamos transformarlos, contribuimos a seguir dañando.
Otra línea de abordaje es que tanto Tiresias, como los profetas, estaban entre los dioses y los humanos, conocían menos que los dioses, pero más que los humanos, se despliega desde ahí todo lo relativo a la ostentación de poder del que enseña, que menoscabado o negado llega hasta nuestros días.
Espero que esta inquietud, esta otra lectura de la tragedia les haya despertado el cosquilleo de la duda y los impulse no sólo a indagar sobre lo que ya sabemos sino a dirigirse "cada vez al punto candente de no saber."
El verdadero poder del conocimiento está en cada uno.
Esta línea de trabajo es una propuesta abierta a la reflexión y a la búsqueda (como develamiento) de supuestos subyacentes, identificar rituales, analizar, operar, movilizar a los actores, que somos cada uno de nosotros, hacia la búsqueda de resolución de problema s, pero también al hacerse nuevas preguntas.
Abordar la complejidad de los fenómenos educativos desde una mirada que intente articular la multiplicidad de los aspectos que intervienen, no es sencillo.
Considerar aspectos no directamente observables enriquece el estudio de las problemáticas que se nos presentan, preguntarnos desde que lógica o modelo opera el docente, cual es el pensamiento o saber del alumno, si comparten el mismo significado, nos posibilitará comprender los cortocircuitos que se produ cen en la construcción e intercambio.
Estamos dispuestos también nosotros a desconstruir nuestros saberes?
Este es el desafío.
Bibliografía
Burgoyne Bernard y Mary Sullivan, Los diálogos sobre Klein-Lacan - Ed Paidós
Pierre Grimal, Diccionario de mitología Girega y Romana Ed.Paidós
Fernández Ana, La inteligencia atrapada Ed. Nueva Visión
Jacques-Alain Miller, Del Edipo a la sexuación Ed Paidós
Sofocles, Edipo Rey Ed Altamira
JeanPierre Vernant y Pierre Vidal-Naquet, Mito y Tragedia en la Grecia antigua, Volumen I, Ed Paidós