A partir de nuestra práctica profesional con niños y adolescentes en el Servicio Infanto Juvenil del Centro Salud Mental Nº 3, "Dr. A. Ameghino", ( Bs.As./ Argentina) comenzamos a interrogarnos acerca de varias cuestiones que hacen a la especificidad de la clínica con niños.
Cómo pensar y ubicar conceptos tales como transferencia, síntoma, interpretación, asociación libre, sujeto, fantasma, cuerpo, en relación al tratamiento
con niños. Lo que sucede cuando un niño- y el adulto que lo acompaña- ingresan al consultorio nos obliga a repensar estas cuestiones teniendo en cuenta lo que las diferencia cuando operan en la clínica con adultos.
Hemos elegido un caso de un niño-púber cuyo tratamiento es conducido por una de nosotras, para repensar algunas cuestiones en relación al cuerpo, al juego, y a la transferencia en el intento de dar cuenta de los diferentes modos en que estas nociones se pusieron en juego a lo largo del tratamiento.
Pedro (12) llega a consulta traído por su madre a partir de una doble derivación: en el colegio corre el riesgo de repetir el grado por segunda vez, está en quinto grado; tiene problemas de conducta, no presta atención en clase, no hace la tarea, motivos estos que hacen a la maestra sugerir tratamiento psicológico.
Por otro lado, cuando Pedro llega a la admisión estaba próximo a someterse a una intervención quirúrgica a raíz de un pectum, una malformación en el pecho, por lo cual el Servicio de Psicopatología del Hospital de Niños, donde Pedro es atendido, lo deriva al Ameghino ya que la madre no podía asistir a aquel servicio por cuestión de horarios.
En las primeras entrevistas con la madre el discurso médico parecía estar al orden del día, relata minuciosamente su odisea por distintos servicios y médicos a raíz de las enfermedades de Pedro, a los 7 años de edad le descubren una insuficiencia cardíaca motivo por el cual lo operan del corazón; pero, según lo que cuenta la madre, esta intervención "no queda bien" y el producto de esta "operación fallida" es un "pectum" del cual lo operan en abril del 2003, cinco años después. Esta ultima operación se complica por una infección razón por la cual es intervenido por tercera vez a los pocos meses.
Sufre también de una fibrosis pulmonar, lo cual le genera dificultades respiratorias y por eso tiene que estar medicado constantemente y sometiéndose a controles médicos varios. Además, tiene frecuentes crisis de asma y la lista de términos médicos parecía no tener fin .
La analista escucha, que Pedro, en el discurso de la madre queda alojado como cuerpo enfermo, traído y llevado de hospital en hospital, desvalido, imposibilitado de llevar a cabo muchas de las actividades que en general suelen realizar los chicos de su edad, por ejemplo jugar al fútbol y demás deportes, los cuales Pedro tenía prohibido ejercitar por indicación médica, ya que por su padecimiento corría riesgo.
Podríamos agregar que a nivel especular la devolución que sus pares le hacen de su propio cuerpo, lo transforman a su vez en un cuerpo objeto de burla. Por ejemplo, antes de ser operado del pectum, no asistía a las clases de natación ya que sus compañeros se reían de él a causa de la protuberancia en el pecho.
La madre se refiere a su hijo: "...está bien que esté enfermo, pero la tarea la tiene que hacer...", " a él no le interesa nada, no le gusta hacer nada ".
La analista interviene preguntando a Pedro qué le gusta hacer, a qué le gusta jugar, a lo cual Pedro responde: "jugar a la pelota".
Lo invita a traer el juego que él quisiera para la próxima entrevista y este dice que traería un "juego para pensar", así lo nombra él.
El juego que trae, denominado "Alto el fuego", se asemeja al tutti fruti: consiste en hacer girar una aguja como si fuera un reloj que tiene letras en vez de números, hay que escribir en un papel el mayor número de palabras que comiencen con esa letra en el menor tiempo posible; estas palabras deben estar relacionadas al tema que figura en el cartón que previamente elige cada jugador. Las reglas del juego eran respetadas, sin embargo cuando ya no se le ocurrían más palabras con determinada letra, no toleraba esperar a que alguna acudiera a la mente y enseguida hacia girar la aguja para comenzar con otra letra distinta.
Es aquí donde la analista nota que una pieza faltaba en el juego: no traía reloj de arena; cuando pregunta por esto, el paciente le explica que así se lo había regalado la patrona de la madre; se le sugiere entonces traer para la próxima este objeto que faltaba.
Así, siguen varias entrevistas jugando a este juego "para pensar", forma de denominación que llama la atención y que hace pensar en una dicotomía que se juega a nivel inconsciente entre este tipo de juegos, y otros, que hasta el momento no parecían tener nombre ni lugar en el tratamiento.
Al principio, la hipótesis clínica que se planteaba consistía en trabajar apuntando a libidinizar el pensamiento, tomando este significante "para pensar" que trae el paciente mismo. Sin embargo, esta apuesta conllevaba el riesgo de que desaparezca el cuerpo de escena, lo cual no haría más que reafirmar el lugar del cuerpo que tanto el discurso médico como el parental sostenían a partir de las numerosas enfermedades.
Ahora bien, lo que sostenía esta apuesta -y esto es una lectura que sólo se puede realizar apres coup - era sobre todo la angustia que había generado en la analista la condición de "enfermo" de Pedro, como si hubiera quedado "pegada" por un momento al discurso médico y materno, pensando que no sería posible trabajar con otra cosa que no sea con la "cabeza", algo así como "que piense .porque con el cuerpo no se puede hacer nada ".
Se hacía necesario entonces, para poder operar en la clínica, que la angustia se transfiriera hacia los padres, ya que quedando del lado del analista no hacia más que ubicarla en la misma serie que venia dándose: madre-médico-psicóloga .lo cual quedaba aún determinado desde el nombramiento, dado que la madre del paciente la llamaba "Dra.", lo cual, más allá de ser algo común en el clínica, tomaba otra connotación en este caso.
En determinada sesión - en la que cabe aclarar que el paciente no trae ningún juego- mientras conversa con la analista, Pedro comienza a borrar con el dedo, la figura de un niño dibujada sobre la pizarra ubicada a su lado.
Iba borrando parte por parte el dibujo a lo largo de la sesión hasta que al finalizar la misma, sólo quedaba la cabeza en la pizarra; el cuerpo había desaparecido.
El riesgo de aquella apuesta inicial se estaba haciendo presente.
Al querer indagar el por qué de esta acción, no se obtuvo respuesta alguna.
Esto fue tomado por la analista como una indicación de que el rumbo del tratamiento tenia que modificarse hacia otra dirección. Es el paciente mismo quien, a partir de este des-dibujo, pareciera estar señalando otro camino posible.
¿Qué es lo que se estaba jugando en este borramiento? Desde lo inconsciente, esa representación, ese dibujo de un otro, se le presentó como un campo propicio donde dejar marca de lo que padece a nivel corporal.
¿Podríamos pensar este "acto" de desdibujamiento en relación a lo que Marta Beisim denomina a partir de la lectura del Seminario XI de Lacan, esquizo, es decir aquello que en la realidad, apareciendo en forma accidental, repite lo real?
Como si en el mismo momento y en otro plano distinto en que transcurría la sesión, produce una otra representación dejando sólo la cabeza, a la vez que algo de lo real del cuerpo, insiste, se repite.
Podríamos pensar a manera de hipótesis cierta falla en la constitución del cuerpo libidinal, de un cuerpo del cual se pueda obtener satisfacción, placer, descarga, a través del juego, a través de distintas actividades que para él, estaban prohibidas. Esto mismo, está en estrecha relación con la constitución de un cuerpo que desde lo real de la enfermedad y los significantes del Otro (madre, médicos) lo determinan en tanto "cuerpo enfermo".
Será tarea del análisis ofrecerle un espacio y un tiempo que posibiliten una otra significación del cuerpo, que este no quede anclado en ese lugar mortífero desde donde quedaba determinado; una operación se hacía necesaria, pero ya no en lo real del cuerpo, sobre el organismo, sino en el plano simbólico separándose de los significantes que lo nombran como "cuerpo enfermo", "propenso a enfermarse..", "imposibilitado de "
Retomando lo que sucedió en el marco de aquella sesión nos parece importante destacar el valor clínico que toma este acto ya que a partir de aquí el cuerpo logra ponerse en juego de otra forma:
En relación al juego que más le gusta, el fútbol, cuenta que es elogiado por sus pares en relación al armado de las pelotas de papel: " Dicen que soy el que mejor hace las pelotas con papel de diario, al que mejor le salen porque no se desarman y se puede jugar bien...." Teniendo en cuenta esto último la analista le propone traer papel de diario y cinta para armarlas en sesión la próxima. Así lo hacen.
Desde ese momento y durante gran parte del tratamiento se instala un juego con las pelotas por él armadas, que en su repetición, sesión tras sesión, fue tomando distintas variantes. Lo importante es que estos objetos comienzan a entrar en circulación.
Desde el armado, pasando por ir tirando las pelotas con la mano mientras charlaban, luego pateando y tratando de hacerle un gol al otro, hasta haciendo jueguitos para ver quién pateaba más cantidad de veces la pelota sin que toque el piso, las sesiones transcurrían en un ambiente "futbolístico" tanto en la acción como desde la palabra, ya que mientras se jugaba el paciente iba relatando distintas anécdotas en relación a partidos; habla de los distintos equipos, nombres de jugadores, e incluso explica términos de fútbol a la analista quien demostraba su ignorancia frente a las reglas de este deporte.
Podríamos decir que este juego se ha instalado como juego de transferencia en tanto "representa el paso de un juego trabado, sin posibilidad de ser jugado, y con la injerencia en la vida del niño sobre su cuerpo o su conducta... " 1
Siguiendo la vía de la transferencia podríamos decir que la analista fue tomada por el paciente como un par con quien poder jugar, para lo cual fue condición que aquella pusiera el cuerpo "en juego", que se preste como objeto para poder jugar.
El juego de transferencia posibilitó la inauguración de un otro tiempo, un tiempo de juego en relación al cuerpo con el que el sujeto no contaba en la realidad.
El "ser propenso a enfermarse" generaba en los padres un control excesivo sobre sus actividades cotidianas, no dándole libertad para realizar algunas salidas "por temor a..."; debía volver temprano, no andar demasiado en bici para no agitarse, etc. Este límite se traducía en una detención en su crecimiento, que lo hacía distanciarse de sus pares. Ante los inconvenientes en la escuela, como ser las repetidas faltas cuando se enfermaba o cuando debía hacerse estudios, la madre refiere haberle dicho a la maestra: "si tiene que repetir, que repita..."
Esto pone en evidencia cómo Pedro se encontraba detenido en el hogar, en la escuela, en lo físico, en su forma de comunicarse, como si se le impidiera crecer.
Así surge la pregunta acerca de aquello que permite nombrar a un sujeto como púber o niño ya que desde la edad cronológica ahora tiene 13- se podría afirmar que se trata de un púber; sin embargo por su actitud, aspecto físico y la forma en la que se presenta pareciera ser un niño ¿Qué del deseo de los padres se juega de forma tal que lo deja ubicado como un niño "detenido en el tiempo?" Es como si lo estuvieran invitando a "quedarse chiquito".
Durante la última parte del tratamiento, Pedro ya no juega, comienza a hablar sobre lo que le pasa en la escuela, sobre sus compañeros, dice que le gustaría estudiar electromecánica cuando termine la primaria, puede hablar de los distintos intereses que le surgen. Hay algo que llama la atención de la analista y esto es que cada sesión, lleva un reloj pulsera distinto; Al interrogarlo por estos relojes, dice que son regalos de distintas personas, del tío, de la patrona de la madre, etc; Surge esta vez la pregunta por la insistente aparición de este objeto en la escena analítica. ¿Qué es lo que se mostraba con estos relojes?
Evidentemente algo en relación al tiempo se estaba poniendo en juego, podríamos pensar que algo se produjo para que se de el pasaje desde la ausencia del reloj de arena en aquél primer juego, a la insistente presencia de los relojes que trae al consultorio más tarde. Ese "algo" seguramente tendrá que ver con el juego de transferencia que permitió jugar un tiempo necesario para Pedro, un tiempo y un juego que antes fueron rehusados.
Al decir de M Domínguez "... este juego por su carácter de rehusado no ha quedado disponible para el niño en sus juegos con pares, quedando por fuera la posibilidad de ser jugado. Este rechazo o rehusamiento señala el lugar del Otro, que no ha habilitado el juego, operando como interferencia en la posibilidad de que eso sea un juego que permita la derivación significante en una vía que lleve del adulto al niño y del niño al juego."2
Para finalizar y a modo de conclusión, nos parece importante resaltar la importancia de la instalación de este juego de transferencia a partir del cual se generó este pasaje: en relación al tiempo y al cuerpo, en tanto articulados, permitiendo justamente la instalación de un tiempo necesario para poner en "juego" su "cuerpo", generando una nueva significación, otorgándole cierta consistencia al tiempo, que permita el pasaje a la pubertad, que se instale la posibilidad de separación necesaria, en relación al Otro, en relación a la imago infantil y en relación a los significantes que lo determinan. Separación que lo instalará en una nueva posición desde donde dirigirá su pregunta.
NOTAS:
1) Domínguez, M "Transferencia en la clínica con niños", Clínica en la Infancia, Sociedad Porteña de Psicoanálisis
2) Domínguez, M. "Personajes en el juego", Clínica en la Infancia, Sociedad Porteña de Psicoanálisis.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:
-M. Dominguez, "Clínica en la Infancia: sobre la angustia en los padres". Rev. La Porteña N° 7
-S Freud, "Tres ensayos para una teoría sexual ", Cap. Metamorfosis de la pubertad
-M. Factorovich, "Sobre el juego" Sociedad Porteña de Psicoanálisis
-M. Beisim "Juego y fuera de juego". Hospital Español
-M. Beisim "Juego en personajes", Escritos en la Infancia N° 3
-M. Dominguez "Personajes en el juego", Clínica en la infancia, Sociedad Porteña de Psicoanálisis.
-M. Dominguez "Transferencia en la clínica con niños", Clínica en la infancia, Sociedad Porteña de Psicoanálisis.
-M. Beisim "Juego de transferencia. La personificación y el equívoco en el análisis de niños", Redes de la letra N° 7
-M. Beisim "Seminario sobre el cuerpo", Hospital Español.