Tras un año de actividades en el Hospital Narciso López, donde llevo adelante mi práctica como psicólogo, me enfrento a la obligación de escribir algo, de poner en palabras cierto recorrido, que es el mió claro y que no es otra cosa que la praxis del psicoanálisis. Y no está de más decir que es el psicoanálisis el camino que elijo ya que, dentro de la psicología, son varias las maneras de encarar el sufrimiento de los que consultan. Justamente, a eso voy. Cuando nos invitan a escribir algo sobre nuestra experiencia o nos alientan a desanudar alguna idea o cuestión, rápidamente pensé en mi corto paso por el dispositivo de admisión y sobre lo que allí sucede.
Este dispositivo hospitalario es el lugar de la primera consulta, del primer encuentro del sufriente o sus testigos con el psicólogo. Aquí no hay duda ni misterio. Ahora bien, Quien "Admite" y a quiénes Ad-mitimos? ¿Admitimos a todos? O alguien quedará por afuera? Por afuera de donde? Que hacemos con aquel que se admite? Cual será su recorrido por el hospital?
El término Admitir significa según el diccionario de la Real Academia Española.: "Aceptar voluntariamente, permitir o sufrir". El prefijo Ad le agrega un condimento interesante al término derivado del latín Admitiere y es que el Ad significa: Dirección. Uno podría jugar con la definición y pensar que, en un dispositivo de admisión, se acepta voluntariamente, se recibe al que sufre para luego dirigir ese padecer hacia algún lugar. Y esto es parte del dispositivo. Uno podría pensar en qué hacer con ese sufrimiento que trae el sujeto, porque es muy raro que alguien consulte cuando las cosas están bien no? Es en mayor medida la angustia, el dolor, el padecer, aquello que no funciona mas, lo que impulsa a que una familia nos traiga a un niño, o un padre a un adolescente o un sujeto adulto venga voluntariamente al hospital .Admitir y dar cierta dirección, marca hacia donde ira el que sufre y cuando digo esto, no me refiero solo a que el destino de quien consulta será ir a tal o cual dispositivo en una o dos semanas. Se trata de otra cosa. Si el que admite es un psicoanalista, si el que escucha lo hace desde la apuesta de Freud esas palabras que nos dice el que padece, sufrirán el giro necesario que harán de nuestra praxis un psicoanálisis y no otra cosa. Ser psicoanalistas es admitir al sujeto del inconsciente, es aceptar la existencia de otra escena donde se juega el contenido sexual del sujeto (que a todos oprime) y apostar a relanzar el discurso del sujeto instándolo a la formulación de alguna pregunta en relación a su padecer. (En caso de que se pueda) pero ciertamente no deja de ser la admisión de una apuesta y una dirección y cuando afirmo la dirección me refiero a que muchas psicoterapias "han surgido con la pretensión de superar al psicoanálisis en su eficacia, la corriente sistémica es una de ellas que evita largos rodeos por la historia del paciente" .Entonces, redondeando para continuar Podríamos decir que si es un psicoanalista el que ad- mite no hay otra dirección que hacia el inconsciente de quien nos habla y ya, el destino, la mala suerte y la sugestión ( entre algunas de las maniobras que desentienden al sujeto de su mal-estar, que es un estar maltrecho pero un estar al fin..) quedaran descartadas. Si soy analista y admito el padecimiento de alguien en un dispositivo de admisión, admito la realidad sexual del inconsciente y que la sexualidad siempre es problemática, "la relación del sujeto con su deseo siempre es problemática y no hay una relación sin conflictos". Esto es ya una apuesta y un horizonte. Impulsar al establecimiento de una pregunta es allanar el camino hacia el comienzo de una posible cura y una pregunta puede, en el mejor de los casos, comenzar armarse en una admisión por ciertos dichos del que escucha, siempre y cuando este apueste al saber del que consulta y no obture ahí con sentidos banales ni golpecitos en la espalda. Hay un texto interesante en lo que concierne a este punto ya que cuando hablamos del que consulta hablamos del que demanda.
En Psicoanálisis y Medicina, Lacan en una charla dirigida a los médicos el 16 de febrero de 1966 en el Colegio de Medicina en la Salpetrière se refiere a lo que un medico y un psicoanalista hacen con la demanda.. Un medico y un analista ocupan cierta posición y una vez mas repito el termino dirección del cual partí por el pre fijo Ad. El lugar que uno ocupe marca obvio una praxis y un camino. Desde ese lugar se abre o se cierra. En ese texto Lacan dice "Lo que indico al hablar de la posición que puede ocupar el psicoanalista, es que actualmente es la única desde donde el medico puede mantener la originalidad de siempre de su posición es decir, responder a una demanda del saber. Aunque solo se pueda hacerlo llevando al sujeto a dirigirse hacia el lado opuesto a las ideas que emite para presentar esa demanda" Un analista no se muestra desde el lugar del saber si no que se ofrece a ser tomado por la transferencia sostenido por un supuesto, el que consiste en que el paciente nos sabe poseedores de algo valioso, de un saber. Pero una cosa es sostener un lugar de supuesto saber y otro, como en la medicina (y porque no, algunos psicólogos en formación con vistas a convertirse en analistas) es responder desde el saber; El médico receta y sabe de lo que padece el que consulta y eso imposibilita toda apertura: Dicho desplegar depende por supuesto de la subjetividad de quien consulta y por otro, de la posibilidad de enlazar su demanda a ese analista para lo cual es fundamental la posición que este ocupe. Por suerte, hoy en día, muchos médicos interiorizados en las ideas del genio Vienés fecundan nuestra labor derivándonos pacientes o quizás abriendo cierta pregunta. Esta cita muestra claramente la apuesta del analista cuando escucha, sostener esa demanda sin responderla, sin taponarla, intentar que el sujeto pueda escucharse en eso que dice, en lo que padece. Y claro, una vez que se implica en sus decires ver que se hace con eso
Admitir es entonces recibir en una entrevista el padecer y la miseria del que viene sufriente. Recibir aquel que se ha extraviado de sus deseos. Utilicé dos términos que me gustan mucho. Freud habla de la miseria neurótica y Adriana Rubistein lo toma y con sus palabras dice "La neurosis intenta por un lado solucionar cierto padecimiento, es un refugio, un modo de escapar a situaciones traumáticas" . Lacan en el Seminario de la Ética dice: Cuando uno se pierde de sus deseos esta expuesto al máximo riesgo de catástrofes interiores y puede perderse de su realización como sujeto, así que vemos que esta cuestión del deseo orienta de alguna manera la política de psicoanálisis .
Ahora bien, me pregunto si Freud hablaba del "Dispositivo de Admisión". Estimo que no. El Dispositivo de Admisión es una construcción hospitalaria pero Freud también se encontraba por vez primera con sus pacientes y estos encuentros era sumamente importantes pero ¿Por que? Porque entre otras cosas, Sigmund Ad-mitia. En su texto "Sobre la iniciación del tratamiento de 1913" Freud explica y da ciertos consejos a los que intenten practicar el psicoanálisis y aclara que no son reglas obligatorias a seguir, pero recordemos que Freud ya estaba advertido de la psicosis y que su "dispositivo" no hacia mas que empeorar las cosas en ese terreno. Vemos aquí, que estos primeros encuentros con sus pacientes tenían una función de admitir y dar dirección y esto no es otra cosa que intentar establecer un diagnóstico. Es necesario remarcar el verbo "intentar" ya que muchas veces, en las palabras de Freud no se podía hacer en estos primeros encuentros. El llama Sondeo a estos primeros espacios, "ensayo de puesta de prueba" y agrega también que "si uno interrumpe dentro de ese lapso, le ahorra al enfermo la impresión penosa de un intento de curación infortunado, uno solo ha emprendido un sondeo a fin de tomar conocimiento del caso y decidir si es apto para el psicoanálisis". Pero aclara que esto ya es un psicoanálisis.
Pero que ocurre cuando esa admisión la hace un psicoanalista en un hospital o institución, allí las cosas no son las mismas y el tema conforma uno de los tantos debates abiertos aún. Entonces, es posible un psicoanálisis en un Hospital o jugando con el termino del cual partí..Admite un Hospital la inclusión del psicoanálisis? El psicoanalista se deja admitir allí? Son dos preguntas entre las varias que uno podría hacerse. La primera muestra que seria la Institución quien decide, quien permite o obstaculiza, ya en la segunda, es el mismo analista quien puede quedarse por afuera por limitaciones propias o de la misma praxis. Es un debate. Pero viene al caso y es pertinente refrescarlo y tomar posición. Ya el mismo Freud en 1930 a los 10 años de la creación del instituto de Berlín afirmaba que a l instituto le cabían tres funciones: la de acercar el psicoanálisis a los que no pudieran pagarlo y contar con un lugar para investigar y enseñar. De alguna manera vemos la apuesta Freudiana de extender la praxis por fuera del consultorio. Lacan dice algo precedido en el Seminario 17:
"Quedarse sentado en el sillón no es seguramente la mejor posición para cernir lo imposible .
Para aquellos que se expresan por su imposibilidad argumentan con las normativas de tiempo y dinero, ya que en un hospital la gratuidad se instala como también el fin de sesiones. Es decir, se atiende al paciente por un lapso de seis meses según cada hospital o institución pero ahí allí un limite, un punto de final. Hablar de final nos hace hablar de tiempo, de la duración del tratamiento, la duración de las sesiones. El dinero, la paga, emerge como un punto a favor de los que piensan que un psicoanálisis es imposible en una institución. "No hay psicoanálisis sin paga"-dicen ya que lo relacionan con la cesión de goce. En la paga se cede goce, pero los que discuten este punto argumentan que pueden existir otras formas de cesión de goce sin que intermedie la paga de dinero y eso es ponerle la lupa al caso por caso Adriana Rubistein en otro articulo llamado "Lo que no se sabe del psicoanálisis en la institución: Ante lo imposible, inventar" dice: Es cierto que el dinero es un significante privilegiado en tanto se articula estrechamente con la economía de goce pero el modo en que esto se produce debe ser tomado en la singularidad de cada caso y no puede considerarse una imposibilidad a priori. Para ella es fundamental la instalación de la transferencia y el comienzo del trabajo analítico
Aun así, entre idas y vueltas la discusión continúa y no se agota. En relación a mi posición y respetando a mis colegas que hace años trabajan en hospitales e instituciones y respetando la mía propia claro, sostengo mi posición de analista y la posibilidad de su praxis en otros medios por fuera del consultorio. Sostengo también que este ejercicio psicoanalítico serà distinto claro, pero psicoanálisis al fin.
Cada vez que escucho a un paciente o juego con ellos, o admito la pregunta de quien viene angustiado, apesadumbrado lo hago porque admito que el inconciente puede advenir en sus innumerables producciones, buscando que esa dimensión distinta del sujeto que Freud llama inconsciente se deje escuchar, mas allá que le pese a otras corrientes que imponen una caricia al yo evitando preguntas profundas.
Hay un hecho que es indiscutible: Son muchos los analistas que cumplimos funciones en salitas, hospitales, centros de salud. La presencia de los psicoanalistas es algo indiscutido.
Como es indiscutible que cada vez que un analista juegue su deseo la escena será otra.
Y eso hay que admitirlo