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Número 9 - Diciembre 2006
¿Qué se juega en el análisis con niños?
Rita Martinez

Y marcaste mi cuerpo: probé con tu boca,
sentí con tu piel, ví a través de tus ojos,
oí tu melodía y me perdí en tu aroma.

Mara-Is.

A modo de introducción

Tanto para el caso de niños y adultos, la experiencia analítica implica la puesta en marcha del inconciente como suposición. La transferencia la soporta el sujeto supuesto saber, y el analista con su acto, ofrece garantías a este. Se trata a mi entender, de producir un sujeto en relación con el saber. Saber en dirección a su deseo, lo cual justifica la intervención de un analista en tanto ‘‘portador’’ de ese saber supuesto.

En la clínica con niños quienes consultan primeramente son los padres. Ellos no solo traen al niño sino que además nos hablan de él. Resulta vital para el sostenimiento de la situación analítica intervenir en relación al niño y al mismo tiempo sostener una posición transferencial con los padres. ‘‘En transferencia, un sujeto que sufre desea comunicar a otro que ejerce la función de analista, su padecer. Dentro de esa relación transferencial, todo lo que un sujeto dice, está determinado por sus complejos inconscientes. Freud llamaba a esto determinación psíquica, y creía ciegamente en ello’’ 1. Las palabras conforman más que una mera información sobre el niño o sobre los padres mismos. El juego manifiesta esta dinámica inconciente y es mi intención elaborar un breve recorrido sobre estas cuestiones.

 

Desarrollo

Me dijeron que en el Reino del Revés 
cabe un oso en una nuez,
que usan barbas y bigotes los bebés 
y que un año dura un mes.

María Elena Walsh –El reino del revés

‘‘El psicoanálisis se juega en la transferencia, con los niños se juega en transferencia y si bien todo paciente trae a sus padres simbólica e inconscientemente al espacio analítico, en el caso de los niños el análisis no es sin los padres y esa es su condición. El niño por estructura y para avanzar en su estructuración, necesita de los adultos y muchas veces estos trastabillan en sus funciones, por ese motivo en el análisis, el niño le hablará a sus padres a través de su analista’’. 2

En su origen las palabras son constitutivas y no hablan de las cosas sino que hacen cosas. Continuando por la vía de los padres y tal como sostiene Lacan: ‘‘El síntoma del niño esta en posición de responder a lo que hay de sintomático en la estructura familiar. El síntoma puede representar la verdad de la pareja familiar’’. Un sujeto comienza a verse con los ojos de la madre, su cuerpo y su ser son bañados por esas palabras.

Michel Silvestre afirma: ‘‘El niño con su juego formula una pregunta en la que aquellos que nos vienen a consultar, sus padres, se han mostrado desfallecientes en el momento de responder’’.

Me orienta aquello que sostiene Francoise Dolto; que el rol del psicoanalista consiste en ‘una presencia humana que escucha’, ya desde la primer entrevista, se ponen en evidencia la intrincación de las fuerzas inconcientes entre progenitores, ascendientes y descendientes.

¿Qué se juega en el juego? 3

En "Más alla del principio de placer" Freud incluye al juego en las series de las formaciones inconcientes. El juego le permite al niño expresar sus experiencias más profundas y subjetivas; nos va a aportar datos sobre sus relaciones, su visión sobre el mundo adulto, nos va a dar cuenta acerca de su forma de expresarse, su creatividad y el desenvolvimiento frente a distintas situaciones del mundo real manifestadas por medio de lo lúdico. El juego se presenta como una sustitución y al igual que la palabra, funciona acotando o transformando la relación del sujeto con lo real.

Aunque Freud no realiza específicamente una teoría sobre el juego, descubre aquello que lo determina y de lo que es efecto. Por esto en el juego se despliegan: fantasías, compulsión a la repetición, identificaciones, poder mágico de palabras y actos, posibilidad de sustitución, omnipotencia y sublimación, todos componentes que dan cuenta del funcionamiento psíquico del niño.4

Tanto el juego como el análisis poseen fuertes coincidencias. En ambos existe un efecto metafórico del lenguaje, esto se juega por ejemplo en el: dale que?...propuesta conocida por los niños como así también en los fallidos, sueños o recuerdos que por su poca nitidez trasforman la realidad en los adultos.

El jugar infantil tiende a tramitar, elaborar aquello que insiste, lo que incluso es atemporal. En el armado de una historia, por medio de un dibujo o en una dramatización le permiten al niño repetir una escena que puede referir al conflicto o trauma infantil.

David, 7 años. Vive con una señora que tiene su guarda provisoria desde hace aproximadamente un año. El convivía con su madre, padrastro y 3 hermanos, 2 mayores que él y otro menor, de 3 años. Llega derivado del servicio de dermatología por una especie de ‘‘sarna’’ que a pesar de manifestarse como un simple síntoma, no cede ante jabones y cremas. Hace casi un mes se encuentra así, con picazón, manchas y se lastima al rascarse.

Vanesa (tutora actual del niño) vive sola, era vecina de la familia de David y luego se muda a unas cuadras, David pasaba largas horas en su casa. La mujer cuenta que David esta con ella porque se escapo de la casa, luego de una golpiza que recibe de parte de su madre, David le ruega a Vanesa que le permita quedarse con ella, que ya no soportaba los golpes. Los golpes, insultos y malos tratos eran moneda corriente en el seno de la familia de David. La última vez su madre vio al niño le dijo: - a vos no te quiero más ni como hijo ni como nada y a vos Vanesa, te lo regalo!!!

David (fragmentos de diferentes sesiones): [mi madre me ha hecho mucho mal, es una mala mujer]...[yo estoy así por ella, quiero salvar a mi hermanito que esta ahí todavía pero Vanesa me dice que no puede tenernos a los dos todavía, yo la quiero mucho a Vanesa]...[me porto mal pero no puedo controlarlo]...[mi mamá es una perra]...[esta marca en el brazo me la hizo ella con una soga que me pegaba, y esta en la pierna también][tengo sarna parece pero bah...no me pica tanto ya]

Durante la 3º sesión David agarra de la caja de juegos una hoja y lápiz, comienza a hacer un dibujo. Lo que David dibuja es un perro dentro de una caja. Al interrogar comenta: [ahhh..me acuerdo de algo...sabes que enfrente de mi casa, en un baldío dejaron un perrito dentro de una caja, lo abandonaron, yo me lo lleve a casa, lo escondí en mi pieza y lo acosté en mi cama pero con un trapo para no ensuciar. A la mañana cuando me levanto Vanesa y lo vio..huyyyy...me reto porque me dijo que era un perro de la calle y que podía estar sarnoso y lo saco afuera!!!!!]...[pobrecito, estaba lastimado]...[Yo le dije a Vanesa que si el perro se quedaba afuera, yo también. ¿el perro puede quedarse afuera siendo chiquito? Vanesa me dijo que los perros pueden dormir afuera pero yo soy una persona y no puedo, las personas duermen en la casa]

Este relato pone de manifiesto el peso de la pulsión sobre el cuerpo y su relación con el significante. Una madre que David nombra como ‘perra’, tiene por ende hijos perros y los trata como tal. Su síntoma, la sarna cobra dos vertientes trabajadas en el análisis: por un lado la identificación de David con este perro abandonado y por otro el perro como su hermano al que intenta salvar llevandolo con él a la casa. ¿Las palabras de Vanesa resignífican algo de estas identificaciones?...si un perro de la calle ‘hijo de una perra’ puede estar sarnoso...él también podía estarlo. Nunca Vanesa (según me dijo) hablo de que se podía contagiar, sin embargo David se contagio y lo más raro es que el síntoma no desaparecía. Algo de esa marca en el cuerpo se desplazo a la hoja y permitió poner en palabras este síntoma que denunciaba un malestar al mismo tiempo de encontrar en el ‘cierta acomodación’ (satisfacción) bajo un padecer que después de todo: no molesta tanto. El otro materno (madre biológica) invade a David con sus cinco sentidos, dar al niño un trato cruel es negarlo como sujeto. La recomendación que le da la médica tratante y su tutora al traerlo iluminan un pasaje del hacer al decir que le permite al niño dejar de ser objeto y vislumbrar un sujeto. Después de todo, el perro puede dormir afuera, yo no porque soy una persona...no un perro.

La sarna remitió tan pronto como se pudo trabajar por medio de la palabras estos significantes y su relación con el sujeto. El niño paso de juegos agresivos, conducta de acción a la posibilidad de hablar y dibujar. Durante el último mes de tratamiento (8 meses) se le ocurre crear un cuento utilizando hojas, revistas, colores. Este cuento trataba de un niño y un perro, describía situaciones de cada uno no integrándolos aún el uno al otro, en último momento incorpora a un hada. Las particularidades de la historia eran situaciones cotidianas de cada uno, sencillas. Cuando finaliza le propongo ponerle un titulo a su cuento y lo denomina: La historia de David, Vanesa, su compañera madre; y su amigo el perro.

El análisis y este juego en particular le permite a David diferenciarse del perro, él no es el perro sino que el animal es su amigo. Al hada la crea para asociarla y distanciarla al mismo tiempo de la madre biológica, recurre a la ficción para nombrarla como ‘mágicamente distinta’, hizo posible crear otro objeto lo ‘suficientemente bueno’ para sostenerlo y acompañarlo en la vida.

Ofrecer a David un espacio de confianza y honestidad afectiva donde primeramente hubo que soportar juguetes por el aire y dejar manifestar su odio haciendo activo lo que padeció pasivamente fue propiciar una experiencia que lo alojará en un lugar distinto de aquel festín familiar caníbal donde él ofrecía su cuerpo como plato principal.

El juego deja de ser juego cuando cae en estereotipo, cuando se ofrece siempre de la misma manera. Es el momento en que el analista deberá intervenir y dentro del mismo espacio de juego.

El analista en juego

¿Jugamos a que este palo es un caballo?...¿Dale que estas sillas son un colectivo?...Hagamos de cuenta que yo soy tu mamá, si?...Voy a dibujar una nena con su papá y su mamá...

Este tipo de propuestas muchísimas veces formuladas por los niños constituyen para el análisis la posibilidad de compartir un espacio de juego e ilusión. Para que este ‘como si’ se despliegue exige el acuerdo y aprobación de otro, la presencia de un otro real o imaginario. Mientras el juego se manifiesta el analista sostiene el espacio, esta ahí para soportar esa transformación que el niño produce mientras como sostiene Freud: ‘va situando las cosas de su mundo en un orden nuevo, grato para él’.

Al ‘esto es así’ de los dichos primeros que le vienen al niño del discurso del Otro y es así porque aún no se puede responder ante ello, es un mero ‘oigo’ y por ello su carácter traumático. Permitir un ‘como sí’ donde se juegue voz, mirada y palabra es la posibilidad de rememoración, repetición y elaboración de esa inscripción significante.

Refiriéndose al juego del Fort-da, dice Freud: ‘‘fue una observación hecha de pasada’’(...) ‘‘pasó bastante tiempo hasta que esa acción enigmática y repetida de continuo me revelase su sentido’’. Esta observación le permite a Freud concebir la compulsión a la repetición y el ‘da’, la resolución fantasmática a esa situación traumática.

El Fort-da se convierte en la primera realidad que el niño pone en juego, constituye un espacio entre él y la madre donde poder situar los objetos. El juego le permite al niño una satisfacción pulsional en ausencia de la madre.

Lo que Winnicott llama saber jugar del analista, no se trata a mi entender de saber el juego, ni siquiera las reglas sino más bien de no estropear el juego con un saber que le quite al mismo creatividad y espontaneidad. El psicoanálisis le da crédito al decir más alla de lo dicho y reintroduce la dimensión lúdica de la palabra, como? Dándole lugar a los sueños, al lapsus, acto fallido, chistes y síntomas, entre otras manifestaciones inconcientes.

Freud sostiene algo muy interesante: ‘‘A los efectos del juego no importa saber si el juego lo invento él (su nieto) ó le fue dado desde afuera’’. Esta observación que también retoma Winnicott cuando nos habla del objeto transicional, en tanto no nos preguntaremos si el mismo fue concebido por el niño o le fue presentado desde afuera. Esta consideración clínica compartida por ambos autores nos orienta en pensar que el análisis tampoco se manifiesta entre el mundo interno enfrentado con el externo, estaremos abocados a observar e intervenir sobre el las relaciones del sujeto con la realidad, en el entramado significante que se manifiesta justo en esa frontera, que no es ni dentro ni afuera, zona intermedia donde se desenvolverá el juego infantil y la creación artística. Esto es valido para el análisis de niños y adultos.

 

Conclusión

‘‘...ese constante hacer un alguien de algo...’’

C. Granda

A modo de síntesis y delineando lo antes expuesto, considero que valiéndonos de la transferencia en juego intervendremos como analistas en ir permitiéndole al analizante (niño ó adulto) la experiencia de separación entre el cuerpo propio y el goce 5 del Otro. Vale mencionar la importancia del deseo del analista frente a los pacientes ofreciendo, en un espacio transferencial, que el sujeto retome la capacidad de amar y crear. Siguiendo a Lacan, en términos lógicos, es la función del deseo en el analista aquella que le permite operar a partir de su presencia. Considero, la presencia del analista, una condición importante. Se trataría simbólicamente de cierto objeto que presentifica al analizado el goce y la amenaza de su pérdida.

Si atiborramos al paciente de sentidos le quitamos posibilidad a lo espontáneo, a la palabra sorpresiva , que conforman ese espacio donde las cosas valen más por lo que metamorfosean que por lo que son en sí mismas. El juego como obra y como creación, en todos sus sentidos funciona como un refugio del ser y conforma una relación distinta al tan sentido ‘que se quiere de mi’ que esclaviza y angustia al sujeto y que muy bien fue descrito por Lacan. El acto creador lejos de dividir ó aislar, reúne porque posibilita un espacio de creación donde la ilusión es siempre compartida. Ciertamente el mundo no es sin otros pero el acto creador abre la posibilidad a una satisfacción que no exige nada a nadie y que pone en juego un objeto, que tomado de las profundidades de nuestro ser, nos relaciona con lo desconocido, con un más alla de lo familiar, de lo ya dado, deja un lugar vacante para el propio deseo y abre la posibilidad a que advenga algo nuevo.

Lo contrario al acto creador y la imposibilidad de jugar nos muestra en la clínica sujetos dormidos y acomodados en un goce que los devasta, los aliena y cuya defensa es una enajenación de toda fuente de placer, coraza que sustituye al cuerpo pulsional sea esto por el consumo de tóxicos en adolescentes y adultos, niños brillantes dedicados solo a estudiar y portarse bien ó aquellos sujetos atados a normas, obligaciones. Sujetos que sólo responden desde lo que se espera de ellos, reduciendo lazos sociales a puras formalidades, un deseo en desuso por el que pagan un costo muy alto, lo hacen sacrificando su propia vida en un todo por el todo sin mediación. ‘‘El sujeto ha caído en las mas grandes de las trampas, las satisfacciones del padecer. El sujeto constituido en el lenguaje tiene una pasión, la pasión de ser, y con tal de ser logra hasta lo que daña.’’ 6

Cada analista deberá crear una forma que en la dirección de la cura y en el dispositivo mismo apueste a ese jugar creativo que al tiempo que detiene la compulsión a la repetición posibilita un acto creador que conmueva posiciones alienantes y modifiquen relaciones del sujeto con el goce. Si nuestras intervenciones como analistas son felices, abrirán la posibilidad de algo más, iluminaran un nuevo recorrido asociativo y nuevas producciones dándole al sujeto la posibilidad de encontrarse con lo inédito, nuevo, fresco en su propia historia.

Una apuesta como analistas es ‘abrir el juego’ y darle al paciente la posibilidad de jugar su Fort-da, aquel que separe su cuerpo del otro de la constitución para permitir reconocerse él y al Otro, poner un coto al goce y cuando el deseo retorne a su ser al fin le abra la puerta para salir a jugar.

Lic. Martinez, Rita

Rita@Martinez-Merlo.com.ar

Notas

1 Lic. Diego Soubiate en Dibujos: ¿un grafico de la pulsión?.

2 Lic. Pablo Diego Melicchio en ¿Que es un niño para el psicoanálisis?

3 Cuando me refiero a juego lo hago en todas las formas que puede hacerlo un niño, a saber, sensoriales, motores, de imaginación ó sociales. Estos no son excluyente para los adultos.

4 Lic. Laura M. Ledesma. Lic. Sandra Sohaido Roca en artículo Juego.

5 Goce en sentido Lacaniano, como lo que esta más alla del principio de placer, donde comienza el dolor. Lo que pertenece al orden de la tensión.

6 Imbriano, Amelia y Colaboradores. ‘Testimonios de una praxis I, Los conceptos’. Fundación Praxis Freudiana. Pág. 126

 

Bibliografía

Freud. S. Más alla del principio de placer en Obras completas., Tomo I, Biblioteca Nueva, 1967

Freud. S. El poeta y la fantasía en Obras completas., Tomo II, Biblioteca Nueva, 1968

Hartmann, A. Aún los niños, Psicoanálisis y subjetividad del niño en nuestra época. Ed. Letra Viva, 2º edición-2005-Buenos Aires- Argentina

Lacan, J: "Dos notas sobre el niño". En Intervenciones y Textos II. Manantial. 1991. Pág. 55

Mannoni, M. Prefacio por Francoise Dolto en La primer entrevista con el psicoanalista

Miguelez, l.V. Jugar la palabra, presencias de la transferencia. Ed. Letra Viva. 2003- Argentina

N. Abalo, A. Farinatti, M. Grosso, A.A. Nemaric, D. Nizcaner, N. Piotte. El Juego: una a-puesta en Desarrollo y estructura en la dirección de la Cura. Ed. Atuel. 1993- Buenos Aires-Argentina

Silvestre, M. La neurosis infantil según Freud en Mañana el Psicoanálisis. Ed. Manantial. Argentina. 1988

Soubiate, D. Dibujo ¿Un grafico de la pulsión? En Clase Nº 15- Buenos Aires- Argentina

Winnicott, D. El juego en Realidad y juego. Cap. I y V, Gedisa, 1979

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