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Tres fragmentos clínicos a modo de presentación del tema
1 - Primer caso
Concurren a mi consultorio el padre de un niño de cinco años llamado Nestor, junto a su pareja actual. Comentan que en el presente se hicieron cargo de su crianza, retirándolo del hogar materno, debido a que Nestor les hace referencia a un episodio que les hizo suponer riegos de abuso sexual o de haber participado en un acto sexual con su madre y una pareja ocasional actual de ella. Su madre es una joven, adicta a las drogas y de una vida algo promiscua, que ejerce la prostitución para sustentarse y seguir consumiendo. El niño desde pequeño les ha mencionado situaciones en las que su madre se droga y lo deja a solas largas horas. Utiliza palabras de índole sexual sumamente desacordes para su edad que son producto de experiencias vividas en el hogar materno. Sus síntomas más evidentes son pesadillas, una gran excitación motriz y enuresis diurna y nocturna. También suele hacer mención explícita a la sexualidad de su madre quien parece no haber tenido barreras con el niño en dicho aspecto.
En una ocasión, en un diálogo con la pareja del padre, Nestor le cuenta algunos detalles de modo algo confuso, de haber sido incitado por su madre y una pareja ocasional, a participar en un acto sexual, situación que finalmente , los decide a realizar la denuncia, alejarlo de su madre, y llevarlo a su propia casa para criarlo , decidiendo además traerlo a la consulta para que inicie tratamiento.
Luego de varias entrevistas el niño realiza el siguiente juego, que me interesa recortar y traer aquí en función del trabajo que deseo desarrollar en este escrito:
Juego
Un muñeco duerme plácidamente, pero un dinosaurio temible llega de pronto y hace unos ruidos que asustan mucho al durmiente.
Nestor realiza diversas onomatopeyas de ruidos muy extraños y terroríficos.
El juego avanza en intensidad y terror hasta que el niño parece asustarse de verdad, más allá del juego que realiza.
En este punto y en forma repentina, observo que se paraliza y detiene el juego por él creado. Bajo sus pies, veo un charco de pis y sus pantalones mojados.
Con una risa nerviosa me dice que se hizo pis encima "por el miedo".
A la sesión siguiente, repite un juego semejante:
Esta vez una muñeca duerme en su pieza y nuevamente un dinosaurio amenazante ronda el lugar.
Cerca de allí, un muñeco que representa , según sus palabras, "un niño que espía" , permanece escondido en una punta del lugar.
Entonces entra un hombre (muñeco Ken) y se tira arriba de la muñeca en una escena explícitamente sexual (los desviste).
De pronto Nestor sale del juego y me dice en forma directa: "¿sabés que mi mamá coge con Jorge? Mi mamá coge así", mostrándome el acto sexual, usando los muñecos y realizando los jadeos y expresiones de su madre, ( imita ) evidenciando de este modo y en sus dichos, haber presenciado el acto en muchas ocasiones.
Luego me dice "¿querés que lo dibuje?" y representa gráficamente la escena en la que se le observa una mezcla de miedo y excitación inmensa mientras la dibuja :
2 - Segundo caso
Llegan al Tribunal de Familia donde realizo tareas como perito psicológico dos hermanas de ocho y cinco años que relataron a su madre haber sido "tocadas" por el padre. Su madre luego de presentar la denuncia, solicita la interrupción del régimen de visitas con el padre. La menor de las niñas pide entrar acompañada por su hermana e ingresa abrazada a una gran jirafa de peluche a la que llama "Valentina", que le regaló su mamá.
Apenas entra, hace una broma y le muestra los genitales de la jirafa a su hermana , diciendole: "a la pompis se le dice vajina". Su hermana la reta y le responde: "no digas eso o lo cuento a mamá!!", agregando: "ella es grosera y dice malas palabras". Luego las niñas comentan entre risas que tienen una amiga que dice la palabra "poronga" pero ellas no saben que quiere decir.
En ese contexto y ya en confianza, la menor de las hermanas dice: "¿le contamos lo que hizo papá?". Entonces la niña dice: "papá me toqueteaba todos los días. Todos los días que iba a su casa lo hacía. Me acariciaba en todas partes y yo no decía nada por vergüenza o por miedo a que me pegue, porque me pegó un montón de veces. También me dijo que si lo contaba iba a matar a mamá. Ahora ya se lo conté a mi mamá y también a la psicóloga y ahora saben todo lo que pasó. Yo no lo quiero ver más a mi papá porque me pegaba y nos daba siempre fideos fríos".
Al despedirse realiza un dibujo y me lo deja "de regalo":
Aclaraciones sobre el dibujo :
- Acerca de la jirafa y la mirada, asocia que el padre "miraba raro, como pensando" cuando la acariciaba.
- "Un duende y un sapito" . ( abajo).
- "Una bruja en una escoba" . La hermana bromea diciéndole que la escoba que dibujó "está al revés". ( Observar el formato fálico que representa la escoba dibujada "al revés" y sobre el cual las niñas rien , advirtiendo la representacion fallida y simbólica de la misma.).
3 - Tercer Caso
Por último presento un pequeño fragmento de un tratamiento que condujo la analista Analía García y que fuera presentado en un debate clínico en "Freudianas" ( Bs.As.- Argentina). donde tuve que realizar un comentario acerca del material- ( Presento aquí breve viñeta).
Macarena, de siete años, es traída a la consulta porque "se duerme en el colegio" y está muy distraída allí. Es en la escuela donde detectan ese extraño síntoma de dormirse en el aula y por eso le piden a la madre que consulte y así lo hace. La madre está separada del padre de su hija quien tenía una conducta violenta y la continúa agrediendo o amenazando con frecuencia. La niña relata a su analista acerca de los enojos de su padre y comenta que "nada lo satisface, ni nada lo pone contento". En sus juegos durante el tratamiento propone escribir un "diario de pistas" en colaboración con la analista.
Escriben así una serie de "pistas" en las que ella y su analista deben atravesar muchos lugares peligrosos y situaciones de riesgo, entre los que se destacan principalmente "un volcán en erupción, siempre a punto de estallar". En una de dichas sesiones, la madre pide hablar con la analista y le comenta angustiada que su hija "le confesó" que hacía mucho tiempo que su papá estaba abusando de ella, tocándola e incluso penetrándola, hecho que fue constatado por los médicos que la revisaron.
En forma muy escueta, e incitada por su madre, Macarena le relata algo de lo ocurrido a su terapeuta, pero acompaña sus dichos haciendo un gesto en su boca y con la frase: "te cuento esto pero boca cerrada, ¿eh?", refiriendo luego que había sido amenazada por su padre para que no transmitiera lo ocurrido.
En el transcurso del tratamiento el padre fue denunciado por la madre, posteriormente detenido y al mometo de la consulta continuaba preso.
Intervención del Analista
Abuso sexual y síntoma
"¿Cómo ha llegado a tus manos mi diario?
Por suerte registré mis memorias en algo más duradero que la tinta.
Siempre supe que habría gente que no querría que mi diario fuera leído".- Referencia al diario de pistas de tinta invisible del libro
"Harry Potter y la Cámara Secreta".
-Tal como afirma el psicoanalista Luis Camargo en su artículo sobre este tema titulado " Los ( ab)usos del niño y la niñez", es posible observar que cuando se habla de abuso sexual infantil la condena social y moral es inmediata y nadie duda en calificar de aberrante esa incursión de la sexualidad adulta en el espacio de la niñez.
Tampoco nadie duda en calificar al victimario, tal como suele nominárselo en algunos ámbitos, como "enfermo", "perverso" o "delincuente" ,en la serie de adjetivos adosados a la condena moral y quizás no esté mal que así ocurra a nivel social general.
Además la gran mayoría no dudará en suponer que el "niño víctima" de tal aberración tendrá como pronóstico asegurado importantes desajustes o anomalías en su psiquismo.
Coincido tambien con su afirmacion respecto de que todos estos supuestos remiten a juicios de índole general y participan muchas veces de un prejuicio, en el sentido literal de emitir un juicio previo o a priori que suele ser expresado sin interrogación al guna y apelando a una idea preconcebida que prescinde de lo individual y de la experiencia particular.
La función del analista supone la inclusión de una forma de escucha que ponga en suspenso estos juicios a priori y promueva la interrogación del caso por caso, más allá, más acá o bien en lo que subyace en las obviedades.
En lo personal, al momento de escuchar y pensar este tipo de consultas, en un intento abordarlos desde el discurso del psicoanálisis, un sinfín de interrogantes se me han ido ocurriendo de un modo algo desordenado y pensé que una buena contribucion podria ser escribirlas aquí , con el anhelo de que resulten de algún aporte que permita orientar cierto debate sobre el abordaje de este tema tan complejo.
Algunas Preguntas:
¿Todo sujeto que atraviesa una experiencia sin duda difícil como la de estos niños, sufre necesariamente y en forma inevitable un daño psíquico?
¿El acontecimiento real traumatizante vivido alcanza en sí mismo para constituirse en un trauma en el sentido que el psicoanálisis da a este concepto?
En cuyo caso, ¿cuáles son los medios de elaboración posibles con los que se cuenta en la niñez?
¿El juego, tal como lo vemos desarrollarse en el tercer caso, el de la niña nombrada como Macarena, es el modo más idóneo y la herramienta principal con la que contaría un sujeto en la infancia para tramitar los efectos psíquicos de esa experiencia?
¿Qué función ha de cumplir? ¿Y qué valor tendrá en el momento de constitución de la subjetividad en la que se encuentra?
Macarena inventa una ficción lúdica, muy creativa por cierto, en la que ella y su analista deben atravesar, siguiendo ciertas pistas, misiones peligrosas, haciendo activo su pasaje por situaciones de riesgo extremo y de terror...(en este caso vemos ciertamente una eficacia elaborativa en su juego).
Ahora me pregunto ... ¿qué lugar darle a la palabra, más allá de lo lúdico, en una situación como la que ella ha atravesado?
En un sentido técnico en la dirección de la cura, ¿convendría incentivar a Macarena a hablar en forma más directa acerca de lo que ha padecido con su padre?
Del fragmento clínico presentado, se desprende que ella eligió hablar con su madre al respecto ... ¿será necesario también a los fines del tratamiento que hable en el interior del dispositivo analítico?
Y en dicho sentido, ¿la analista debería esperar a que sus dichos emerjan espontáneamente o debería intentar lograr que la niña hable necesariamente allí , a los fines elaborativos?
Sabemos que existen dispositivos terapeúticos que desde cierta posición "especializada" en el tratamiento del abuso sexual, propician activamente la representación lúdica del hecho vivido (a través de los denominados muñecos anatómicos correctos, MAC) ó proponen la revivencia textual de los sucesos a través del relato detallado, y en este punto me pregunto:
- ¿Ese tipo de tratamientos conducen a una elaboración adecuada del padecimiento o producen una fijación del traumatismo que resulta más nocivo aún para el niño?
Ahora bien, pensada un poco más la cuestión respecto de lo dicho o no dicho, y el uso de la palabra del lado de Macarena ... ¿qué habrá generado que callara tanto tiempo lo que le ocurría?. Y en un sentido más favorable, ¿qué coordenadas del tratamiento analítico iniciado habrán promovido "su confesión" a la madre?
Pero al mismo tiempo ¿por qué pedir "boca cerrada" a su analista?. Y respecto de este pedido, ¿debe cerrar la boca la analista?
Con relación a cuestiones estructurales me surgen otras preguntas:
- ¿Qué decir del estatuto de la función paterna en este caso o en casos similares?
- ¿Hay padre allí? ¿Hay padre posible cuando un hombre abusa sexualmente de su hija?
- ¿Qué consecuencia estructural en la subjetividad podrá gestarse en un caso en el que, tal como señala Gerard Pommier, "el padre cae absolutamente de su lugar"? ( Gerard Pommier- "La transferencia y la estructuras clínicas" ).
- ¿Qué estatuto diferencial habrá de ubicarse entre el fantasma de seducción por parte de un padre (o su sustituto), fantasma imaginado por la histérica y un hecho realmente acontecido, es decir el abuso efectivamente ocurrido tal como evidencia el caso de Macarena?
- ¿Será idéntico para lo psíquico la ficción y la realidad efectiva en un caso así?
- Respecto de las derivaciones legales que el relato de este material menciona, me pregunto : ¿qué función ha de cumplir la ley (en el sentido de la intervención de la justicia) en una situación como la de Macarena?
- ¿Tendrá algún valor que favorezca cierta elaboración de lo vivido la realización de la denuncia por parte de la madre y la condena concreta para el padre?
- ¿Pueden ser nocivas en algún sentido las pericias y revisaciones médicas que la niña debió atravesar?... No plantea acaso un dilema dificil de resolver y una enorme incompatibilidad, la necesidad de pruebas por parte la justicia, con el efecto traumatizante que representa para un sujeto el sometimiento a las pericias que proveen esas pruebas ?
Y finalmente me pregunto :
- ¿Cuál es el tratamiento posible que el psicoanálisis podría propiciar en un caso en el que esté involucrado un niño o niña que ha padecido alguna forma de abuso sexual?
- ¿Existiría la posibilidad de imaginar un dispositivo especializado y específico de tratamiento de niños que han padecido abuso sexual, pensado desde el psicoanálisis?
En mi opinión, ciertamente no, en tanto no es posible pensar una "especializacion" de ninguna clase desde el psicoanalisis.
Pero entonces:
- · ¿Qué es lo tratable en el dispositivo analítico en una situación así?
- · ¿Lo tratable es el abuso sexual, sus efectos, o el síntoma con el que el sujeto responde?
- · ¿Qué es lo tratable en el psicoanálisis con niños?
En un sentido amplio es posible pensar que la manera de abordar ciertas cuestiones tratables en la infancia no estarán del todo desconectadas de la conceptualización de niñez que se tenga (en el discurso de la época).
En el trabajo referido de Luis Camargo es posible encontrar una reseña interesante respecto del concepto de niño en su vínculación con el abuso sexual y el poder , que me interesa aquí señalar. Indica por ejemplo que ciertamente en la Grecia antigua no cabría ocuparse del abuso sexual como lo pensamos hoy, muchos autores e investigadores de la concepcion de niñez a lo largo de la historia han señalado la misma cuestión tanto de dicha cultura como de otras en la antigüedad.
Evidentemente la asociación niñez-poder, tal como lo describen tambien Michel Foucault o Philipe Aries , parece una constante a lo largo de la historia y puede rastrearse en los orígenes de la cultura occidental.
Basta observar la noción de patria potestad para que esto se haga evidente. El padre de la familia del Derecho Romano podía disponer de la vida y la muerte de sus hijos a su antojo y en forma absolutamente arbitraria. Y en la sociedad romana no había cuestionamiento alguno a dicha forma de poder.
Varios siglos, y psicoanalisis mediante, habran de pasar para que algo de ese derecho absoluto se modifique o se acote y los mecanismos de poder se transformen y se organicen nuevos discursos en torno a la infancia. ¿qué es lo que introduce el pensamiento freudiano en la cultura occidental respecto del modo de pensar la niñez? Y en que ha contribuido a que el tema del abuso se haya tornado un problema tratable en el sentido terapeutico?
Básicamente Freud introduce a comienzos del siglo XX la idea de que la sexualidad es constitutiva del sujeto humano y en particular que las huellas que ésta deja en la infancia serán las marcas perdurables que configurarán las bases del psiquismo adulto y de toda formación de síntoma neurótico.
El cristianismo promovió la idea gestada en la Edad Media del niño sede de un ángel o hábitat de los demonios, con el psicoanálisis asistimos al pasaje a la concepción del niño sexuado de nuestra sociedad contemporánea.
Pero ¿qué es un niño para el psicoanálisis?
En la teorización freudiana niño es una ecuación simbólica correspondiente a una sustitución imaginaria del pene. Esa ecuación simbólica es nombrada: NIÑO = FALO. En este sentido niño es una representación con la que el inconciente trabaja.
Niño es una suposición que está en relación al deseo y al narcisismo de los padres que se vincula al Complejo de Castración, es decir a la relación que tengan los mismos a la falta.
En síntesis, y esto es lo central, niño para el psicoanálisis más que nombrar una etapa de la vida, es un concepto y como tal tendrá una variabilidad de usos según la lógica del proceso en juego.
- · Será pene-niño, en el deseo materno vinculado a su falta y al penis neid.
- · Será caca-niño según la lógica anal o regalo-niño en relación a la donación simbólica.
Pero la subjetividad estará atravesada por la representación de niño que los padres en su deseo hagan del hijo.
Será Lacan quien advertirá que además hay tres respuestas posibles a tres situaciones de demanda diversa por parte de los padres y a lugares en que puede ser ubicado un sujeto en tanto NIÑO.
- Al deseo materno responde como falo.
- Al conflicto parental como síntoma de la pareja.
- Al fantasma materno como objeto (tal como ocurriría particularmente en la psicosis).
Ahora bien, considerando las múltiples significaciones aquí mencionadas, que pueden abarcar al niño como concepto en la dinámica del inconciente humano podríamos preguntarnos :
- · ¿Qué equivalencias estarán en juego en las determinaciones inconcientes de quien ejerce abuso sexual infantil?
- · ¿Cuál será su representación de niño y el lugar que tiene un hijo para dicho sujeto?
- · ¿Cómo habrá sido simbolizado su propio lugar de hijo en sus padres y la representación de niño en su entorno social?
Si seguimos las conceptualizaciones antes mencionadas podríamos decir que al hablar de abuso sexual, estamos en realidad nombrando el lugar de objeto de uso que ese niño tiene para ese sujeto, es decir abuso sexual constituye o correspondería a un uso sexual de un niño tomado como objeto de goce.
La pregunta sería entonces: ¿qué determinaciones conceptuales del niño anidarán en un sujeto para valerse de un menor, como uso de objeto sexual sin que medie prohibición ni barrera alguna?
Y pensado en consecuencia en los niños por los que nos consultan cabría preguntarse :
- ¿Qué recursos puede implementar un sujeto en la infancia para responder a esa objetalización en la que es ubicado?
O haciendo recaer de nuestro lado el peso de la pregunta en forma más precisa la cuestion a formularnos es: ¿Cuál es el dispositivo de tratamiento que desde el psicoanálisis podemos propiciar para esos niños?
Simplemente quiero decir a modo de aproximacion general a este planteo y para concluir, que , en mi opinion, la cuestión técnica y la estrategia terapeútica en situaciones tan traumatizantes como las de esta niña , requiere mas un abordaje ético que moral.
En muchas ocasiones advertimos el riesgo de que niñas como Macarena que han sido víctimas de abuso sexual, deben atravesar luego una serie de procesos, organizados en dispositivos institucionales a nivel legal, médico, escolar, que quizás resulten necesarios en algún sentido pero que terminan produciendo lo que los victimólogos denominan una "revictimización o victimización secundaria del niño" .
En nuestros términos, creo que tales intervenciones pueden constituirse en promotoras del segundo tiempo del trauma, y volverse, en consecuencia, traumatizante.
Mucho más grave aún en mi opinión son los dispositivos terapeúticos que en haras de una búsqueda de elaboración y de conocer la verdad de lo ocurrido, conducen a una fijación del sentido hipotecando la subjetividad futura de quien ha padecido una situación así.
Algunos de estos dispositivos son conducidos por personas que suelen valerse de un discurso perteneciente al orden de lo moral y siguiendo el precepto de "hacer el bien", implementan procedimientos generales para todo niño que ha padecido un posible traumatismo sexual.
Considero que a esa concepción moral general, podemos oponer una ética del respeto por lo singular de cada sujeto.
Adhiriendo una vez mas a la propuesta de Luis Camargo, y a la de muchos analistas que sostienen esta postura, pienso que podemos oponer al "hacer el bien" el "bien hacer" de cierta posición ética respecto de la niñez, que considere la subjetividad y la escucha de cada niño en cuestión.
Es la diferencia entre "ser un caso" en los dispositivos institucionales donde alguien puede pasar a "ser un abusado" y perder así su identidad, a ingresar en un dispositivo de tratamiento que permita hablar del padecimiento posible de un acontecimiento vivido que aunque traumatizante no deja de ser propio e individual, y su elaboracion dependera de la subjetividad de cada uno.
Hecho traumatizante al que, cuando ocurre en la infancia se podrá responder, en el mejor de los casos: jugando, hablando o bien, con la incipiente formación d e un síntoma como lo enseñan estos materiales ejemplares que he presentado en el inicio. En particular el tercer caso :
El síntoma de Macarena:
- · Ese extraño quedarse dormida en la escuela , enigmática señal de su diario de pistas, puesta esta vez en acto y a la vista de todos, en un lugar tan discordante como para que alguien que esté dispuesto a escucharla, lea allí su angustioso llamado silencioso y lo pueda descifrar...
- · Me pregunto para concluir: ¿no será ese curioso "decir con la boca cerrada" aquello que llamamos síntoma en psicoanálisis?
- · ¿No será acaso eso justamente lo único tratable en psicoanálisis con niños?
Diciembre 2006- Ariel Pernicone.
Bibliografía:
Luis Camargo. "Los ( ab)usos del niño y la niñez"
Gerard Pommier. " La transferencia y las estructuras clínicas"-
-Sigmund Freud - Obras Completas.
- Jacques Lacan Seminarios.
-Dos notas sobre el niño- Carta a Jenny Aubry.