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Número 9 - Diciembre 2006
La primera entrevista en la observación de infantes
Un caso de inmersión abrupta
Liliana Ráez

"La maternidad destapa el lugar de las cosas salvajes"

Joan Raphael Leff

La intención del presente trabajo es compartir la hipótesis de que al igual que en la práctica clínica, en la experiencia de observación de infantes, la primera entrevista con la futura madre marca las características de lo que vamos a observar en el proceso y el rol que se nos será adjudicado en la trama familiar.

Desde ese primer encuentro podemos vislumbrar algunos indicadores pronósticos que luego veremos reflejados en el desarrollo del vínculo primario que observaremos a lo largo del año.

En nuestra experiencia, desde la primera entrevista se nos planteó un escenario particular.

Telma -la madre- parecía atreverse a dar sus primeros pasos como adulto, animada por su sentimiento de estar sostenida afectivamente por una nueva pareja, planeaba trabajar, crecer profesionalmente y recuperar a su primera hija, cuando la sorprendió la presencia de su bebe. Los miedos se destaparon y los fantasmas psíquicos se hicieron presentes, confundiendo y nublándole el panorama.

Lo que describiremos a continuación es la experiencia de observar a Telma y su bebe -Adriana- en su confusión y pérdida inicial , su necesidad de ser encontradas, su disposición a ser buscadas y, finalmente, un encuentro merecido.

Primer contacto con Telma: el desencuentro, el vacío y la búsqueda:

El día que conocí a Telma y le propuse ser observada con su bebe, accedió inmediatamente; me sorprendí al escuchar su respuesta, y pensé que me permitía entrar fácilmente a su mundo.

El día del encuentro, una voz me respondió que la señora no estaba y que regresaba a las tres de la tarde, nuestra cita era a las doce del día.

Me sentí entre confusa, y pensando que quizá se había desanimado; le pedí que me llame.

Telma me devolvió la llamada excusándose, pues había tenido que prolongar una cita en el colegio de su hija mayor, me confirmó que quería participar y acordamos una nueva fecha de encuentro.

En nuestra primera reunión, la empleada me hizo pasar a la cocina y me pidió que espere. La sala comedor estaba vacía, no tenía muebles, sólo cortinas.

Luego de unos diez minutos de espera, apareció ella , algo cansada y con una barriga bastante más grande de lo que yo recordaba. Me saludó excusándose por no tener muebles.

Le respondo diciéndole que no se preocupe por los muebles, y comento lo grande y bonita que está su barriga, como para entrar al tema que nos convoca. Telma se sienta y me mira esperando. Yo le vuelvo a explicar de lo que se trata la observación. Me responde que ella quiere participar porque le ha sido difícil este embarazo, a pesar de que emocionalmente se siente muy acompañada de su pareja. Le digo que me alegra mucho su decisión y que me comente sobre su bebe.

Responde a mi pregunta hablando de sí misma. Me cuenta que vino del sur a Lima a estudiar, que es relacionista pública y que había tenido que dejar a su hija mayor, durante dos años a cargo de su madre y eso había sido muy duro. Cuando finalmente había decidido traer a su hija a vivir con ella y estaba pensando en seguir una maestría, se había embarazado. Telma estaba muy triste. Prosiguió contándome que al principio había pensado en abortar al bebe, pero que luego conversando con su pareja, habían decidido tenerlo. Comento lo difícil que debe ser todo esto para ella.

Me cuenta que hasta el quinto mes de embarazo, todavía no había decidido qué hacer, hacía mucho ejercicio, cargaba a la niña mayor y limpiaba toda la casa. A raíz de esto le empezaron contracciones fuertes y seguidas, y su ginecólogo le había mandado reposo y unas pastillas.

Telma comenta que se sentía culpable de recibir a su hija mayor, después de dos años de haberla dejado, con otro bebe en la barriga, sentía que estaba decepcionándola. últimamente la niña estaba llorona y de difícil carácter. "Tu eres psicóloga, ¿quizá puedas verla?", me pide. Le respondo que yo estaba allí para observar a su bebe . Me dice que quizá pueda recomendarle a alguien. Sonrío. Siento que el bebe de Telma todavía no tiene un espacio en su pensamiento, está confundido. Siento que aún no está segura de querer tenerlo, no logra enfocarse en él.

 

Para reanudar la conversación le pregunto si sabe qué va a ser su bebe y me dice que es mujer, con un gesto de tristeza. Le digo que quizá ella quería que fuese hombre. Me responde que sí, que quizá hubiera sido mejor para su hija mayor. "Una mujer igual que ella , va a ser más difícil", exclama. Pienso otra vez en lo culpable que se siente Telma y en lo confusa y mezclada que esta su mente .

Le pregunto cómo piensa llamar a la bebe? Me responde que Adriana o Mariella, que aún no lo han decidido.

Adriana pateando por encontrar un lugar:

Prosigo la conversación preguntándole a Telma cómo se imagina a la bebe. Me responde "es muy movida, es hiperactiva como su papá. Me imagino que va a ser del color de su padre, es rojo. Yo a veces sueño con ella, pero la veo más grande, como de dos años y la veo diferente a mi hija mayor y a mí."

¿De dos años?, pregunto. Me responde "sí, la veo ya grande; " y agrega "otra de las cosas por las cuales estoy nerviosa es que mi primer parto fue horrible. Mi bebe nació y la llevaron hacer un lavado gástrico, había tomado el agua verde de la fuente. Ya en mi casa, le acababa de dar de lactar y la dejé con mi madre. De repente, ella me dice muy calmada, como es ella , que mi hija se había muerto. Me desesperé y no lograba regresar de la cocina, no quería verla. Mi padre que es médico la revivió. La levantó de las piernas y mi hija vomitó un montón de cosas ,como gelatina blanca. Vivíamos frente a una clínica. La llevamos allí y nos dijeron que no la habían aspirado bien. Me quedé traumada, hasta se me cortó la leche y desde ese día no puedo darle el biberón a ningún bebe. Me da miedo ahogarlo y no se qué voy a hacer ahora que nazca el mío ." Una niñera y mi mamá criaron a mi hija mayor. Telma está muy afectada al contarme esto. Subrayo lo fuerte que debe haber sido ese momento y vislumbro sus temores de no ser buena madre.

Telma piensa unos minutos y me dice que ella quisiera darle de lactar a su bebe y que había escuchado que todos los partos son diferentes y que ahora, a sus 31 años, se da más cuenta de las cosas. Señalo a Telma cuántas cosas y temores pasan por la mente de las mamás embarazadas y que quizá, como ella dice, cada bebe es diferente . De pronto percibo que se mueve la bebe en la barriga, como si estuviera pateando fuerte, y se lo señalo. Telma comenta "se mueve mucho, todo el rato." Le respondo: como que supiera que estamos hablando de ella y recordándonos que está aquí.

Los días hasta el nacimiento:

Por teléfono Telma comenta que el día que nos vimos, por la tarde, había decidido pintar el cuarto de la bebe y le había empezado un fuerte zumbido en el oído. Piensa que el olor de la pintura o el ejercicio, podrían habérselo ocasionado. A raíz de esto, su médico le ha mandado otra ecografía y análisis de orina, para descartar que pudiera estar desarrollando pre-eclampsia. Me vuelve a pedir que la llame la próxima semana.

La siguiente semana, Telma me cuenta que ha perdido el oído en un 70%, debido a un infarto auditivo, algo que según el otorrino es súbito y le da a una en un millón."Justo me tenía que pasar a mi", señala y añade "le pedí al ginecólogo que me operara. Dijo que de ninguna manera, que la bebe aún no estaba lista."

Me dice también que se siente cansada, ya quiere que nazca la bebe, ya no puede ni caminar y todavía le falta cerca de un mes. Prosigue diciéndome que tiene la barriga bien baja y está bien ojerosa, y que eso en ella, es un índice de que la bebe esta pronta a nacer. Le señalo las ganas que tiene de tener a su bebe ya con ella. Telma se ríe y me pide que la llame la siguiente semana.

Pienso que Telma necesita sentir que alguien la acompaña y comparte su difícil espera.

El esposo de Telma me comunicó por teléfono, que Adriana había nacido muy bien, parto natural, con peso y talla adecuados, y que me esperaban para empezar a observarla.

Los fantasmas: el encuentro inicial entre Telma y Adriana

Telma había logrado contener su cansancio y fatiga tanto física como emocional; para culminar con éxito la primera parte de su gran tarea de ser madre . Nació Adriana, con parto natural, sana y fuerte.

Adriana, se mostraba desde el nacimiento como una bebe, activa, intensa y con poca capacidad de espera. Telma asustada e interferida por sus fantasmas, no lograba acercarse y construir un vínculo adecuado con su bebe.

Frente a las demandas de Adriana, Telma entraba en pánico y se llenaba de ansiedad, temía ahogar a su bebe si la alimentaba, sentía no poder leer adecuadamente sus mensajes. En ocasiones se quedaba inmóvil, asustada y paralizada sin hacer ruido, intentando no despertar a su bebe, sobre todo cuando estaba sola con ella.

Adriana no lograba regularse adecuadamente, se despertaba casi todas las noches, lloraba sin parar y no se calmaba con el intento de contención de su madre. Telma se sentía impotente al extremo de llegar a sentir que Adriana la rechazaba.

En otras ocasiones Adriana lloraba de hambre y Telma la bañaba en manzanilla intentando tranquilizar su "mal carácter ".

Telma y Adriana no lograban encontrarse, estaban perdidas, confundidas y angustiadas; observar el desencuentro entre la díada resultaba doloroso y perturbador, ambas luchando por sintonizar y comunicarse, pero lo hacían a través de un canal de comunicación que parecía estar interferido por los habitantes de la mente de Telma..

Telma había necesitado en su fantasía adjudicarle mucha fuerza a su bebe, quizá para cuidarla de sus fantasmas de muerte. Adriana, sintiendo el alejamiento emocional de su madre, aprendió desde un inicio a llorar fuerte e intenso como asegurándose ser escuchada y pidiendo ser atendida y entendida; Lo que asustaba y frustraba mucho a Telma y la llevaba a confundir su miedo con sus fantasías de no poder contener a su bebe.

Frente al llanto intenso y desgarrador de Adriana ,Telma comentaba muy conmovida, textualmente:"soy una mala mamá o me ha tocado una hija loca, no se calma con nada. conmigo llora, no la entiendo".

Felizmente pasada algunas semanas, el ímpetu y fortaleza de Adriana, apoyados por la paciencia y calidez de su padre , lograron que Telma se animase a lactarla; aunque al hacerlo necesite ponerse "en automático". Ella ponía a Adriana en su pecho e inmediatamente prendía el televisor, como defensa para no ser consciente de la situación traumática. La bebe la miraba buscando contactarse con ella, Telma asustada y ansiosa no podía devolverle lo mismo.

La presencia y ayuda del padre, sin trabajo por esos días, fue indispensable y sirvió de contención y de modelo para permitir que Telma en algunos momentos pudiese empezar a contener a su bebe.

El padre había desarrollado una linda relación con Adriana, le daba el biberón, la cambiaba y la acompañaba en sus noches de llanto, Adriana disfrutaba plenamente la presencia de su padre, se miraban mutuamente, se enamoraban. Los ojos de Adriana se iluminaban, disfrutaba las palabras cariñosas de su padre y hacía esfuerzos por mostrarle sus competencias. El padre se sentía orgulloso y se mostraba feliz y cálido, en palabras de Stern bailaban acompasados.

Éramos testigos que en el interior de Telma se llevaba a cabo una lucha entre sus deseos de lactar y contener a su bebe, como veía hacer a su esposo y sus fantasmas internos que se lo dificultaban. Telma comentaba refiriéndose a su esposo, " él parece la mamá, yo quisiera poder hacerlo igual " frente a lo cual el padre respondía cálidamente:" pronto perderás el miedo, poco a poco lo estas logrando", dándole ánimo.

El miedo y el desencuentro generan una gran crisis:

Lamentablemente los pequeños logros obtenidos por Telma y Adriana en su acercamiento, se vieron interrumpidos . Una enfermedad terminal diagnosticada al padre de Telma, determinó la interrupción absoluta de la lactancia materna para Adriana.

Por esos días, y probablemente detonada por la noticia tan intensa, fuimos testigos de una escena que puso en acción el temor más fuerte de Telma:

Adriana lloraba de hambre. Telma lee el llanto de Adriana como mañosería, lectura que parece estar contaminada por su temor a darle el biberón. Adriana fue incrementando su tensión, llorando cada vez más desesperada, lo cual acrecentaba la ansiedad de Telma. La bebe lloró a un punto de desmayarse en los brazos de su madre. Telma en pánico me entregó a la bebe diciéndome "se ha muerto." Sentí que había llegado al extremo de lo soportable, pero sabía que debía contener a Telma. Sostuve a la bebe en mis brazos, acunándola. Telma y la nana me miraban paralizadas. Adriana estaba morada en un espasmo de llanto en mis brazos, mientras yo le decía "Adriana estas enojada, tienes hambre. " tratando de darme confianza y sostenerme a la vez. Poco a poco Adriana fue recuperándose. Telma muy asustada comentó lo fuerte que era Adriana y lo bien que sabía defenderse.

Afortunadamente , este intenso episodio fue el prólogo de un mejor encuentro entre Telma y Adriana. Telma quizá aprendiendo del espacio abierto por la observadora, Parecía haber perdido el miedo a la muerte, su ansiedad había disminuido e intentaba comprender mejor a su bebe; pero aún persistía la presencia de un segundo fantasma, el temor a ser dañada por su bebe. Telma comentaba; "esta bebe si sabe lo que quiere y se impone hasta conseguirlo, tiene el carácter de su padre , quiere que hagan lo que ella quiere y cuando ella quiere.

Descubrimos que su temor de quedar a merced de la bebe tenía relación con la cualidad de vínculo que establecía con su propia madre; a la cual describía como muy dominante y controladora. Comentaba que muchas veces sentía que debía posponer sus deseos e ideas para no molestar a la madre. Recuerda que su madre las asustaba recurrentemente cuando eran niñas, para que se durmieran rápido y la dejaran estar a solas con el padre. La abuela había decidido que Telma viniera a estudiar a Lima y que ella criaría a su hija mayor.

La presencia de la abuela era como un torbellino, con su mejor intención y orgullo trataba de mostrar las competencias de Adriana, sin tomar en cuenta si esto podía perturbar a la bebe, no parecía contemplar el estado emocional de su hija y su nieta.

El imago sano del padre:

Atravesamos juntos el dolor de la agonía y finalmente la muerte del abuelo, durante el primer semestre de vida de Adriana ;y nos dimos cuenta del significado tan grande que tenía en la vida de Telma. Luego de la muerte de su padre, Telma parecía regresionar; compartía conmigo sus deseos de regresar a su hija mayor a vivir con la abuela o de terminar su relación de pareja y regresar con su madre.

La pérdida de su padre, quién era muy cercano y cómplice de sus momentos mas difíciles, estaba dejándola sin piso, todo lo construido parecía venirse abajo. Esto apoyado por los deseos de la abuela materna de compensar la pérdida de su pareja, refugiándose en sus hijas.

Telma actúa sus deseos yéndose un fin de semana largo, con sus dos hijas y en compañía de su madre, como preámbulo de su supuesta separación. Esta experiencia fue muy dura para ella, no comía ni podía dormir bien, Adriana enfermó con diarrea y Milagros dándose cuenta del estado de su madre le pedía volver a casa diciéndole: "mamá ahora que tu ya no tienes papá , que tal si Pedro, refiriéndose a la pareja de Telma, es el papá de las Dos".

Fue esa misma noche que Telma sueña con su padre, en el sueño ella le contaba, llorando, su conflictiva entre separarse de su esposo y regresar a la casa materna o seguir con él.

Pensamos que este fue un momento clave. Telma estaba en una encrucijada que determinaría su regresión o su decisión de convertirse en adulto. Sueña que su padre le responde: "hija yo estoy bien, tu tienes que estar en tu casa con tu esposo y tus hijas".Al contarme el sueño Telma le adjudica un elemento sobrenatural, preguntándome si yo cría en los aparecidos.

En su sueño el padre le "daba permiso" y la ayudaba a reflexionar sobre su rol actual de mujer adulta, merecedora de su propia familia. Quizá Telma necesitaba recurrir a la imagen sana de su padre una vez más para asegurar su confianza y fortaleza. El padre la había sostenido durante su crisis de anorexia en la adolescencia.

Nos preguntamos si es a raíz de este sueño que Telma pudo encontrarse a si misma como mujer, esposa y empezar a ser madre.

Telma y Adriana fueron progresivamente encontrándose a sí mismas, conociéndose y tejiendo una relación entre ambas; su disposición a ser buscadas y su necesidad de ser encontradas había abierto una puerta de encuentro. Ambas lo intentaban apoyadas por el padre y por Milagros y quizá por el espacio abierto y la contención de la mirada de la observación.

Recuerdo como un momento esperanzador la última vez que nos vimos, Adriana me mandaba besos volados y Milagros me gritaba haciendo parodia "no te vayas, regresa otro día por favor". Pedro y Telma se sonreían, juntos observan el actuar de sus niñas . De pronto Adriana se para y camina sola, Pedro comenta ya camina, voltea a mirarme orgulloso y dice: "yo me preguntaba que observabas, pero ahora, nos damos cuenta que se puede observar un montón de cosas, los bebes también se comunican.

Reflexiones sobre la primera entrevista: Marcas y Adjudicaciones

La fuerte necesidad de Telma por compartir su vida emocional, cargada de temas sin resolver, me atrapó desde el inicio. Su confusión, fragilidad y miedo me generaban ganas de ayudarla como terapeuta; Sin embargo, reconocía que mi función allí era otra, para la cual se hacia indispensable la neutralidad y abstinencia.

De pronto formaba parte de esta historia ajena, pero a la vez cercana. La trama familiar me generaba sentimientos encontrados. Mi visión romántica del bebe tierno y dulce que es esperado y acogido por sus padres dispuestos y amorosos, se fue desdibujando para dar paso a la realidad, teñida de elementos humanos y ambivalencias.

Telma había compartido, sin mayor mediación reflexiva, sus más íntimas vivencias, las que parecían flotar y repetirse en su mente sin posibilidad de digerirlas. . Deseaba contenerla, digerir en parte sus angustias y devolverle algo que la ayude a encontrarse; pero surgía la pregunta de cómo hacerlo desde el rol de observador.

Su ambivalencia para aceptar la llegada de su bebe era comprensible, aunque dolorosa; pues cargaba fantasías inconscientes y temores y no resueltos, que le generaban miedo y sentimiento de no estar preparada para ser madre.

Me intrigaba cómo hasta el quinto mes de embarazo, Telma no había decidido si ser madre o no. Era como si el tiempo externo trascurriera, pero su tiempo interno se hubiese quedado suspendido, detenido por las vivencias no resueltas que se habían despertado en su mente, quizá precisamente a raíz de su estado de gestación. Pensamos que una parte de Telma, quizá la más sana, la había llevado a aceptar impulsivamente nuestra propuesta de observarla, como buscando alguien que la acompañe en su tarea, en la cual se sentía perdida y -en palabras de ella- "no entendía nada".

Así durante la primera entrevista, inconscientemente, tuvimos que recordarle a Telma constantemente el objeto perdido en su mente-su bebe. Ella caminaba medio perdida como paseando por su mente, presentándonos su dolor, miedos y sus historias no resueltas. Quizá como un intento de sacarlas afuera para poder compartirlas y mirarlas en compañía de alguien que le ayudase a entender, encontrar y preparar el lugar que ocuparía su hija.

Me encontré a mi misma tratando de convencerla de que su barriga estaba linda y que poseía un gran recipiente para contener a su bebe.

Sentía la necesidad de buscar a Adriana dentro de este cúmulo de objetos que no la dejaban ver, aún era muy pequeña en el vientre de su madre; tratábamos de rescatar los pocos elementos de vida y esperanza que encontrábamos, a los cuales nos aferrábamos para ir construyéndola de a poquitos .

Ella aún estaba en el vientre materno y yo ya sentía la necesidad de hacerle un seguimiento; pues temía que algo fatal interrumpiera mi labor, quizá impactada por las dudas de Telma de continuar su embarazo.

Por su parte Adriana también hacía lo suyo, haciéndose presente, logrando patear intensamente, ya desde la primera entrevista.

Habiendo sido testigos de vivencias tan intensas ligadas a fantasías de muerte, cuando nuestra tarea era -en aparente contradicción- observar el nacimiento de una vida, reconocemos lo complejo, inesperado y ambivalente que resulta la maternidad y el establecimiento de un vinculo temprano.

Apreciaciones finales:

Desde el primer encuentro con Telma intuimos que nos tocaría observar una historia de desencuentros, habíamos detectado algunos indicadores que anunciaban las características de la trama, sin embargo nos acompañaba la esperanza y la pregunta de cómo sería el desenlace.

La experiencia de observación de infantes requiere que uno aprenda a tolerar ansiedades, incertidumbres, displacer y en ocasiones permitirse ser llevado hasta el extremo de sentirse bombardeado emocionalmente.

Queda el sentimiento de haber comprendido lo observado desde lo interno de uno mismo y del otro.

Finalmente creemos que fue gracias a la presencia y contención del grupo de discusión semanal, al análisis personal y al acompañamiento de nuestra coordinadora de grupo, que logramos, en palabras de Bion "aprender desde la experiencia"

Quisiera terminar mi ponencia haciendo alusión a la presencia de la Dra Joan Raphael Leff ,parafraseando una profunda frase acuñada por ella "La maternidad destapa el lugar de las cosas salvajes".

 

Resumen

La autora presenta una experiencia de observación de infantes que muestra la manera como se va construyendo el vínculo padres bebe desde la gestación hasta el primer año de vida; poniendo especial énfasis en los aspectos primarios inconscientes que se despiertan en los padres, especialmente la madre durante este periodo. así como en las características particulares que trae el bebe . Y como ambos aspectos se van entretejiendo para dar forma a un tipo de relación específico, donde se puede observar la presencia de fantasmas., temores y ansiedades no resueltas que dificultan y a veces impiden la construcción de un vínculo suficientemente bueno y armónicamente engranado, pero a la vez la presencia de los aspectos más sanos que permiten poner en marcha el deseo de ser ayudado.

Para finalizar hace algunas reflexiones sobre la experiencia de observar un infante y la importancia de ésta en la adquisición de la escucha, la contención y el acompañamiento y la neutralidad como herramientas fundamentales en nuestra labor psicoterapéutica.

 

Referencias Bibliográficas

Raphael-Leff J.(1988)" El lugar de las cosas salvajes". En mujeres por mujeres Lima: Biblioteca Peruana de Psicoanálisis.

Raphael-Leff (2003) "Infant Parents Psychodynamics, wild things,mirrors and ghosts, (ed),London:Whurr pub lication (Wiley)

Stern, Daniel. (1995) "La constelación maternal".Barcelona; Paidos.

Fonagy,P y Target,M (1996) "Playing with reality I and II. International Journal of Psychoanalysis. (77) 217-459.

Winnicott, Donald (1956)"preocupación maternal primaria". Escritos de pediatria y psicoanálisis, Barcelona ;Laia 1979 Bion, W (1959)

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