A Eduardo "Tato" Pavlovsky
La denuncia de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires sobre el sistemático asesinato de niños a manos de la policia y/o escuadrones de la muerte, nos recuerda un hecho semejante acaecido en 1993 , cuando precisamente, un escuadrón de la muerte asesinó un grupo de niños dormidos frente a la Iglesia de la Candelaria, en pleno centro de la ciudad de Río de Janeiro, infausto suceso que pasó a la historia con el nombre de Masacre de la Candelaria. Dos acontecimientos, dos ciudades, un mismo hilo conductor: el genocidio programado de niños a manos de fuerzas policiales o parapoliciales. Hoy la Masacre de la Candelaria es un hecho casi olvidado y reprimido por la sociedad brasilera, apenas recordado por aquellos batalladores incansables por lo derechos de los niños. De alguna manera, la masacre de niños en la Prov. de Buenos Aires debe ser considerada como un retorno de lo reprimido de aquello que un continente decidió olvidar , pero que aún olvidado continua ejerciendo sus efectos sin distinción de fronteras geográficas. El institucionalismo propone considerar estos hechos como "analizadores", o sea, aquellos emergentes espontáneos o artificiales que vuelven visible lo invisible de la estructura social-subjetiva y permiten encarar las formas de su resolución. Entonces, la Masacre de niños en la Prov. de Buenos Aires y la Masacre de Candelaria son analizadores , o sea que vuelven visible, lo invisible, a saber:
a) La existencia de una política genocida que abarca todo la niñez latinoamericana. Por un lado, corresponde al concepto de violencia como resultado de la pobreza o de las políticas de ajuste. El escaso valor por la vida humana lo podemos encontrar en todas las manifestaciones de injusticia social que nos asolan . Por otro lado se trata de la construcción imaginaria de ejércitos irregulares en donde los niños forman parte de los mismos y cuya liquidación sigue la lógica de la guerra. En este campo, la guerra no es una metáfora, es un realidad. Nada tiene de virtual, o mejor dicho existe una verdadera substancialización de lo virtual , en la medida de que un niño puede formar parte de un ejercito irregular ( banda, gang , barra brava , etc) o de un ejército regular. Siendo así, su vida se organiza en términos bélicos y su cuerpo libidinal es un cuerpo de combate y como un arma puede matar o ser aniquilado.
Lo que Winnicot nos anticipaba en su lúcido análisis de la adolescencia delincuente de que " lo que en la infancia son contenidos de muerte en la adolescencia son contenidos de asesinato" se refleja en la precocidad de los niños homicidas. Es mi doloroso deber decir lo que muchos de nosotros ya sabemos: en los próximos 10 años, la mayoría de los delitos serán cometidos por niños o adolescentes. Esto no se debe apenas a la pobreza, sino a la transformación de la representación de la infancia, en la cual el niño ha pasado a tener un carácter de híbrido adolescente , tanto como consumidor , como consumido por la megamáquina del mercado y por el discurso de los medios de comunicación. . Estos niños no están al margen del mercado, ellos son el propio mercado y sus cuerpos son los objetos de culto o desaparecimiento, a tal punto que mas que traficarse drogas o armas, podría decirse que lo verdaderamente traficado son los niños .
b) La metáfora de la vida postmoderna y globalizada no resulta ser en Latinoamérica la megalópolis con sus formas de vida ciudadana, sino , como sostiene Agamben, el campo, campo de concentración, campo de refugiados, campos. En estos campos, que en nada diferencian las villas miserias del conurbano bonaerense a las favelas del suburbio carioca, aparece el carácter de la vida desnuda y el estado de excepción en el cual se encuentran, lo que se refleja en el discurso de un niño-adolescente de no mas de 13 años: " si una madre tiene que llorar que sea la del otro". Lo particular es que estos campos no son excéntricos o marginales a la vida , sino que se encuentran en el mismo centro, coexistiendo los territorios existenciales marginales con los territorios centrales tanto en la arquitectura de la ciudad, como en la arquitectura del inconsciente, lo que delimita un real subjetivo bien parecido a un queso gruyere y donde un niño puede asesinar o ser asesinado en la puerta de nuestra casa, independiente de clase social o condición económica.
c) En este contexto bélico, un verdadero Truman Show al revés; la sociedad pierde un cierto " sentido de la realidad" por lo cual termina creyendo que los niños son peligrosos, dándoles el carácter de victimarios por lo que deben ser castigados juridico-policialmente y en otros casos adhiriendo a una ideología microfascista que propone su exterminio como si fuesen una plaga. En ese marco se inscribe la tendencia , cada vez mas creciente en el mundo de bajar la edad de imputabilidad de los adolescentes, derrumbando muchas de las conquistas logradas en el siglo pasado con la Declaración de Derechos del niño , que aún hoy sigue sin ser firmada por un solo país en el planeta: los Estados Unidos. Precisamente , las masacres referidas sirven para sacudir la conciencia de la sociedad, y devolver "ese sentido de la realidad" que permite discriminar que los niños son las victimas y no los victimarios del sistema. De cualquier manera, nos estamos refiriendo a la " buena conciencia" de la opinión publica, ya que cuando examinamos a los niños de clases mas desfavorecidas, practicamente todos tienen en su familia algún pariente muerto o preso por la policía , escuadrón de la muerte o banda delictiva.
d) Finalmente, estas masacres permiten visibilizar la debilidad del Estado y de la Sociedad civil en producir políticas de protección de derechos. En efecto, el Estado ha perdido su función asistencial - paternalista en manos del mercado y pretende seguir controlando lo incontrolable a través de Organizaciones de la Sociedad Civil (ONG´s) en las cuales no confía. A su vez, las Organizaciones de la Sociedad Civil, viven de la limosna del Estado o instituciones internacionales , transvestidos de funcionarios del estado "bis" y teniendo que falsificar la mayor parte de sus utopías para poder recibir un cierto financiamiento en lo que fue denominado por Remis Hess y Authier como principio de falsificación. Sin embargo, si existe algún tipo de política viable en este tiempo de masacre, es el de dotar a las OSC del poder necesario para crear y gestionar acciones públicas y privadas, comunitarias , de carácter autogestivas y cogestivas. Es que todavía existe una ética de la vida y la dignidad humanas que el imperio no ha conseguido abatir
En realidad, se trata de abordar la principal debilidad estructural referida al estatuto del niño como sujeto de derecho y todas las dificultades para garantizar esta definición de la infancia. En efecto, en este siglo, nunca los niños tuvieron tantos derechos a ser reconocidos y al mismo tiempo nunca estuvieron tan próximos a su exterminio. De alguna manera , el mercado con sus efectos globalizantes nos ha enseñado que los niños, pudiendo tener todo, al final terminan sin tener nada, ni siquiera la vida.
Todos estos elementos forman parte de lo que se denomina en el análisis institucional , el establecimiento de un campo de análisis, imprescindible para poder comprender los campos de intervención, como son los programas destinados a diagnosticar, prever y tratar la violencia y el abuso sexual contra niños y adolescentes.
Estos programas, sean desde la órbita del estado, como de la Organizaciones de la Sociedad Civil, tienen un obstáculo común: el default social del estado a respecto de la infancia, aún cuando, sea la Argentina uno de los países donde es mas extensa la red de voluntariado solidario comparado con otras naciones de latinoamérica.
II
Sin embargo en esta oportunidad, deseaba llamar la atención de Uds a un operador central del trabajo referido , consistente en la implicación de los agentes sociales ( psicólogos, asistentes sociales, educadores, médicos etc) y como esto repercute en el fantasma de revictimización de los niños que tanto preocupa a quienes transitan en este campo. Esta implicación, un derivado del concepto de contratransferencia en el psicoanálisis, es inconsciente y tiende a reproducir la violencia que se intenta tan noblemente combatir. Ahora bien , la implicación de los profesionales que forman parte de los programas de Maltrato y Abuso no deja de presentar los mismos problemas que la de todos los profesionales e intelectuales al poder. El primer problema es la necesidad de operar dentro de la diferencia sujeto-objeto, lo que lleva indefectiblemente a definir la subjetividad por oposición a la objetividad. Esta dualidad, que no resulta ser mas que un límite imaginario del Yo, impide situar al profesional en la autogestión en la medida que este tipo de práctica siempre amenaza ese límite.
El segundo problema, consiste en percibir que toda implicación es creciente y colectiva o sea que es irreductible al profesional solitario por mas solo que este se encuentre En ese sentido la implicación corporativa ocupa un lugar central. Son abogados implicados a la corporación del derecho, así como psicólogos implicados a la corporación psi, psicoanalistas implicados a sus instituciones o sociedades o médicos implicados a la corporación médica, que se autolegitiman en el aforismo fundamental de la postmodernidad: " llamen a un especialista". Sea en los medios de comunicación, en las instituciones del derecho, de la psicología, de la medicina o del parentesco, se ha generado la idea en el imaginario social de que no se puede funcionar sin experts que, entre otras cosas , lo único que pueden hacer es reproducirse a si mismos.
Con esto , no abogo por la ignorancia en ciertos temas que hacen al quehacer propio del campo del maltrato y el abuso, apenas intento delimitar la implicación inconsciente de los agentes, de carácter paradigmático, a las corporaciones que los alojan en su seno. De cualquier manera, la autogestión es el mejor dispositivo que hace visible este tipo de implicación corporativa creciente llegando hasta la sobreimplicación y decreciente hasta acabar en la desimplicación. Esto es extremadamente importante, en especial en uno de los efectos mas importantes de la implicación de los profesionales y técnicos que trabajan en maltrato y abuso, como es el burn out , quema de los operadores sociales frente a las intensas y repetidas situaciones traumáticas que tienen que sobrellevar. Desde mi punto de vista, esto afecta profundamente las prácticas sociales en un tiempo de masacre como el que estamos viviendo, frente a un Estado camuflado como los peces , como diría el famoso etnólogo Michel de Certeau, donde todas las gestiones presuntamente modernas no son más que nuevas máscaras del paternalismo y el personalismo arcaico.
En síntesis, he aquí la situación instituida: profesionales y técnicos implicados corporativamente , llegando hasta el burn out, en ONG ´s, que operan desde el principio de falsificación frente a un estado camuflado.
Este es el verdadero nudo que es necesario desatar.
Sin embargo, cuando mas necesario se hace analizar estas prácticas percibiendo las transversalidades creativas capaces de generar nuevas alternativas, mas se buscan experts que terminan cristalizando la masacre en un acto mediático.
Cuanto más se hace necesario una práctica politicamente autogestiva, ideológicamente transdisciplinaria y filosóficamente transductiva, para tomar el término creado por Lefevre y Simondon , desarrollado en el socioanálisis por Renée Lourau, mas se empecinan los colectivos en establecer una política heterogestiva que hace eje en una interdisciplinareidad paralizada y paralizante. Mas aún, la realidad nos indica que como resultado de este tipo de implicación los profesionales cargan con varios códigos de ética en el bolsillo.
La ética que los implica al Estado, la ética que los implica a la corporación a la que pertenecen, la ética que hace al propio colectivo que integran y finalmente, la ética en defensa de los derechos de los niños y adolescentes y lo peor es que estas varias "éticas" suelen ser contradictorias entre si.
A ese respecto, quiero recordar que, como mencioné antes, es la perspectiva ética y no la técnica el trazo principal que le otorga un plus de valor a las acciones político-sociales de las Organizaciones de la Sociedad Civil.
Por ende, si el proyecto de todos los equipos de atención al maltrato es el de poner un freno al poder autoritario de los padres sobre los niños, así como su espejo en el poder autoritario de los niños sobre sus padres, la implicación corporativa no hace mas que perpetuar el mismo autoritarismo y la misma discriminación de genero presente en la situaciones de violencia y abuso
Mi propia experiencia en este campo, me indica que el análisis de esta implicación o de la sobreimplicación, a diferencia de un análisis convencional, solo puede gestionarse en forma franca, sincera y horizontal en el seno de los colectivos autogestivos. En ese sentido y como parte de mi propia implicación al psicoanálisis de niños argentino, permítanme que exprese en este foro colectivo mi reconocimiento a aquellos psicoanalistas que fueron pioneros en la ruptura política con el modelo corporativo-tecnocrático hegemónico representado en su momento por la IPA, especialmente a aquellos que se aventuraron en otros tipos de prácticas colectivas sosteniendo la autogestión, tal como lo enuncia Tomasseta, como forma de " conquistar una nueva moral social, como condición de nuevas relaciones sociales progresivas". Tal vez, esta autogestión colectiva de las prácticas , deseante, afectiva, inconsciente y productiva sea la única posibilidad de vida en este tiempo de masacre.
Dr. Jorge R. Volnovich .
Notas
* Conferencia dictada en el IV Congreso Iberoamericano de Psicodrama Buenos Aires Mayo de 2003