Volver a la página principal
Número 6 - Junio 2003
Modulando
El musicoterapeuta ante la crisis en las instituciones
y la proyección en la comunidad
Paula Zettler - Desirée Flores - María Belen Saborit Calvo

"Tamborileaban los dedos y así ellos reconquistaban el negado derecho a la voz: a través del muro
se daban aliento y consuelo, discutían, compartían experiencias y delirios,
gentes y fantasmas, recuerdos y sueños.
Aquella música de tamborcitos, aquellos ruiditos humildes,
eran la mejor sinfonía de Beethoven, en ellos resonaba la
maravilla del Universo; prohibida la boca, hablaban los dedos.
Hablaban el lenguaje verdadero, que es el que nace de la necesidad de decir."
Eduardo Galeano

Cuando comenzamos a pensar en relación al título que nos convoca, sentimos la necesidad de conectarnos con los primeros deseos e ideales -por llamarlos de algún modo- que se pusieron en juego para la construcción del espacio institucional en el cual actualmente nos desempeñamos como musicoterapeutas. Pensábamos en aquel eje que actualmente opera como cimiento en el hacer terapéutico y permanece latente en cada uno de nosotros sin haberlo conocido.

El hecho de que la comunidad de profesionales del hospital se vaya renovando y actualizando posibilita nuevas articulaciones de la clínica y la teoría, modificando el hacer diario y manteniendo ciertos ideales originarios, adaptándonos como institución -en la medida de nuestras posibilidades y limitaciones- a la realidad social.

Por ejemplo, pensamos que se cuenta con vastos desarrollos en teorías de la enfermedad, pero advertimos que carecemos de una teoría de salud. "Esta situación potencia el fenómeno negativo de "medicalización" en la consideración, oportunidad y modo de encarar los problemas que plantea el proceso salud-enfermedad, empujando a los técnicos y a la sociedad toda a mirar y analizar lo que es un proceso como si fuera polaridad, tomando en cuenta el polo de lo patológico, de lo ya dañado. Esto se ve reforzado por ser la enfermedad la entidad dinamizante del modelo de mercado en que buscan rentabilidad lucrativa las corporaciones industriales, de servicios y de los profesionales que operan en el campo de la salud. Solo la enfermedad es rentable para los intereses privados corporativos; lo no dañado, la salud es tan solo rentable para la sociedad". 1 Como profesionales de la salud, desde nuestra sección de Musicoterapia nos vemos frente a la exigencia moral de evitar el sufrimiento, pero además nos vemos convocados a operar en el campo de la protección y promoción de la salud.

Esta es una de las modificaciones sucedidas en relación al concepto de salud con la cual nos sentimos identificados y apostamos a que esto ocurra; cabe también mencionar otros acontecimientos relacionadas al entorno económico y político de la sociedad.

A principios de los años 70, Argentina intentaba ingresar al mercado mundial y esto generaba modelos económicos que repercutían en la producción interna, en la baja de costos, de salarios, en la flexibilización de las condiciones de empleo y en la redistribución del ingreso en favor de los grandes productores. Estas principales transformaciones de la economía ya mostraban sus efectos en la distribución de ingresos de los diferentes sectores de la población y en sus niveles de urbanización.

Datos del INDEC revelan entre los años 85 y 96 un aumento en los porcentajes de integrantes correspondientes al sector de la clase baja y una disminución de su ingreso económico: "...Un reciente estudio del Banco Mundial señala que el deterioro en las condiciones de vida de la población ha implicado un crecimiento del porcentaje de población ubicada por debajo de la línea de pobreza: de un 27% en 1980, ascendió a un 32% en 1989." 2 Esta situación continúa incrementándose y ubicándose como una variable notable de investigación sobre la crisis actual.

A su vez, las políticas de ajuste se dirigieron al recorte de inversión pública, particularmente a aquella destinada a la esfera social. Se produce así una fuerte concentración de los efectos negativos de la crisis sobre los sectores más pobres de la población los cuales se constituyeron tradicionalmente en el objeto de las políticas sociales por ser los grupos de riesgo.

Al hablar de riesgo, nos referimos a una característica o circunstancia detectable en individuos o grupos, asociadas a un incremento de las posibilidades de experimentar un daño para la salud, a corto, mediano o largo plazo. Al pensar en los niños y adolescentes de los que hoy vamos a hablar, advertimos que su desarrollo ha sido enmarcado por constantes situaciones de riesgo, siendo sus principales exponentes la labilidad de las relaciones familiares, el hacinamiento, la violencia, la deficiente alimentación, la promiscuidad, la marginalidad, la ausencia de espacios de recreación y educación, las adicciones, la inestabilidad laboral y la insuficiencia de cobertura de servicios de atención primaria de la salud.

Cabe aquí mencionar, aquellos sectores sociales que constituyen claros ejemplos de lo relatado; se trata de la pobreza estructural y de la nueva pobreza, éstos son claros emergentes de este modelo social, político y económico que se ha venido repitiendo.

Entendemos por pobreza estructural, a la situación de aquellas personas que pertenecen a una clase socioeconómica baja , cuya capacidad de ascender socialmente a otros estratos resulta históricamente muy difícil; es producto de las condiciones políticas de un país , de su posición en el mundo, de su capacidad productiva, etc. Podemos pensar que el papel del estado puede modificarla -para mejor o para peor-, a través de los planes de empleo, de educación, de salud, de capacitación y desarrollo.

Por otra parte, la clase media se ha visto afectada por las mencionadas transformaciones de la economía dando a lugar a lo que hoy denominamos nueva pobreza; los despidos masivos, el cierre de las pymes, los nuevos grupos económicos y la redistribución de clientes e ingresos, son algunos de los factores que modifican abruptamente los hábitos, las pautas de consumo y las cosmovisiones de los integrantes de la clase media generando crisis en el universo simbólico y material, situación que erosiona la sociabilidad

Niños y adolescentes provenientes de estas familias constituyen la población de mayor demanda de atención y concurren al hospital en busca de tratamiento.

En su mayoría esta población corresponde a dos grandes grupos:

Como alternativa aparente, existe un camino indirecto a las actividades marginales; se trata de la institucionalización, lo cual opera negativamente debilitando el vínculo familiar.

Algunos términos que nos han resonado a través de la lectura de diferentes textos relacionados con esta problemática son: marginalidad, abandono y castigo. En muchos de los casos la agresión del abandono, la marginalidad, la falta de posibilidades en el futuro genera frustración y atenta contra el equilibrio psíquico.

Los chicos que sufren un proceso de socialización inadecuado y deformante no podrán insertarse espontáneamente en la sociedad, pasando a perpetuar su marginalidad en todos sus significados: social, económico, político y cultural. Sufren reiteradas veces el abandono: el inicial llevado a cabo en muchos casos por su familia, y luego esto se repite en la sociedad, en la escuela, en las instituciones, etc... Cuando la policía detiene a alguno de estos niños inicia un prontuario por vagancia y mendicidad, por lo cual se los castiga por su situación de haber sufrido abandono como si fuera un delito, y se los trata como delincuentes.

Sufren la violencia social transformándose en seres violentos cuya vida es una emergencia constante.

Cuando leemos estos conceptos y los relacionamos con nuestra clínica, nos surgen algunos interrogantes acerca de los tiempos de tratamiento de estos niños, los dispositivos que pueden contenerlos , los reingresos, el peligro de la institucionalización , la ruptura de sus vínculos primarios.

¿Que implica ser un niño con trastorno de conducta?, ¿quien ampara a estos niños?, ¿que debemos implementar para impedir esta ruptura con los vínculos primarios?, ¿como contribuir en el proceso de reinserción en la sociedad?, ¿cómo impedir que sea expulsado de la misma y logre ocupar un lugar reconocido en su grupo de pertenencia , que no pase por el delito , abuso sexual etc.?

En relación a lo mencionado anteriormente persiste la duda si esta situación socioeconómica por la que transitamos representa un factor lo suficientemente trascendente como para desencadenar esta problemática o existe algo más, tal vez se trate de una falta de conciencia social y de la necesidad de desarmar la barreras socioculturales que continúan delimitando las relaciones entre los miembros de la comunidad.

Cuando se nos derivan mucho de estos niños y adolescentes para ser atendidos en musicoterapia, en primer lugar consultamos las historias clínicas,

de algún modo tratamos de hacer un contacto con la realidad que involucra a nuestros pacientes. En las mismas hallamos datos, relatos de familiares, estudios médicos realizados, informes de profesionales, etc. Sabemos que esta realidad que se ve reflejada, puede llegar a ser relativa en tanto existan nuevos vínculos, y nuevas experiencias. Porque pensamos de este modo es que estas historias clínicas pasarán a un segundo plano en el momento en que tengamos el primer encuentro con el paciente.

A partir de aquí se habilita una nueva forma de conocimiento, aquella que el mismo niño o joven crea desde un presente, con ideas, imposibilidades, deseos , frustraciones, abandonos, afinidades, añoranzas, recuerdos, pérdidas, obstáculos, etc. Y cuando resuenan y se repiten casi continuamente estas experiencias, pensamos que no se trata solo de su realidad sino de nuestra realidad, que nos involucra como seres humanos, como profesionales, como musicoterapeutas de las instituciones públicas. Es desde este lugar que intentamos construir un espacio de experiencias favorables, que acompañe al paciente en pos de habilitarse, autorizarse, para descubrir sus posibilidades y poder de algún modo plasmarlas.

Claro que esto resulta sencillo y bastante breve en términos descriptivos, pero intenso, tedioso y contradictorio muchas veces desde la práctica real, desde la escasez de dispositivos que avalen esta postura., desde la escasez de recursos económicos que sostengan estos dispositivos y fundamentalmente desde nuestro lugar del pensar como profesionales musicoterapeutas.

Cuando pensamos en estos niños en sus dificultades para poder responder ,interactuar y permanecer en la sociedad, apostamos a un espacio donde puedan recrear algunas escenas y construir otras, un espacio de juego en un amplio sentido, donde puedan jugarse a ellos mismos con su historia, donde puedan jugarse sus obstáculos para establecer lazos, allí donde se pone en juego el caos y el desorden con sus propias leyes y sentidos. Y cuando hablamos de caos y desorden sabemos que estamos muy cerca de una gran parte del proceso grupal.

De este modo el pensar esta clínica desde lo grupal, nos lleva a dar otra vuelta en el hacer musicoterapéutico. Si aspiramos a que estos niños puedan comenzar a interactuar en un espacio común, durante un tiempo, con un objetivo, creemos que debemos plantearnos acerca del concepto de "grupo". La palabra grupo, etimológicamente proviene del italiano groppo cuyo sentido fue, "nudo" solo más tarde va a hacer alusión a conjunto .

"Para nosotros es algo más que una remisión a la historia de un vocablo. Si rescatamos esta imagen de nudo, es para el avance de la teorización de lo grupal Estamos aquí en presencia de nudos teóricos, anudados campos de problemática ,múltiples hilos de diferentes colores o intensidades forman un "nudo", pero son sus anudamientos los que constituyen su realidad. Si pensamos en el grupo, sabemos que lo efectivamente registrable no son los hilos sino el nudo. Si bien en su constitución están presentes los hilos deseantes, económicos, socio-históricos, políticos etc., nosotros no nos orientamos a encontrar el objeto teórico de los grupos sino los nudos problemáticos atravesados por las múltiples inscripciones que los constituyen. Es así que pensaremos a los grupos como espacios tácticos donde se da la producción de efectos singulares e inéditos. Los grupos no son islas, tienen siempre una inscripción institucional, sea dicha inscripción real o imaginaria. 3

Es a través de este recorrido que nos posicionamos en el trabajo grupal para la atención de determinados pacientes. Seguidamente detallaremos algunas escenas grupales donde se pone en juego lo mencionado anteriormente.

Primera Viñeta :

Estos jóvenes pertenecen al servicio de internación, muchos de ellos se encuentran en situación de pre-alta.

Grupo de adolescentes.

David-cuervo-Cristian- Gonzalo-Miguel-Rubén, trabajan juntos.

David siempre quiere tocar la guitarra y que todos canten con él.

Cuervo- no quiere tocar nada, sólo escuchar lo que hacen todos.

Cristian- le gusta cantar y a veces tocar la percusión pero no siempre se anima. Cuando David comienza a cantar Cristian no puede decir nada.

Gonzalo- también toca la guitarra cuando David no está o la comparte por momentos muy breves con él , también canta y cuando este lo hace Cristian ya no lo hace.

Miguel- tocaba todos los instrumentos y un día no quiso concurrir más-

Rubén- muchas veces no concurre y cuando lo hace no puede dejar de tocar el teclado .

Todas las intensidades se elevan y nadie se escucha, ellos se sienten incómodos pero no pueden hacer nada.

Un día llega Claudio. Está muy exaltado, no puede dejar de gritar para hablar, toca muy fuerte la percusión, canta con micrófono.

Todos se callan y le dejan este lugar a Claudio; por momentos lo tranquilizan y lo toleran.

En otra sesión Miguel pide volver al grupo, dice que quiere hacer algo nuevo, que sino se aburre, en el grupo no lo puede decir pero en un momento me dice, me gustaría aprender a tocar el piano. Mientras David toca unos acordes, le muestro a Miguel otros para que pueda repetirlos y acompañar con el piano, Cristian se dispone a cantar y el Cuervo observa. Tratan de inventar un tema juntos, Miguel me dice ahora está mejor.

A veces Cristian a través de chistes contradice a David o le pone algún límite desde este lugar.

Sus historias cínicas nos dicen que Gonzalo agrede a su padre, que Cristian es impulsivo y presenta heteroagresividad, que Miguel consumía drogas y se tornaba muy agresivo y que Rubén tiene ideas de muerte.

Claro que Cristian puede hacer un chiste ahora para decir que no está de acuerdo, o Miguel querer aprender piano y tener un rol en el grupo, mientras que Gonzalo puede cantar muy fuerte cuando no quiere escuchar algunas cosas.

"Un grupo desarrolla su máximo potencial creativo cuando cada individuo ha interiorizado el pensamiento común del grupo y además la singularidad de cada miembro individual, (la antiburocracia)".

No hay pensamiento más valioso que el que los individuos producen en grupo.

El grupo tiene que ser facilitador del potencial creativo individual de cada uno de sus miembros. Cuando el grupo oprime, la creatividad individual es síntoma institucional de burocratización.

Los procesos dinámicos que ocurren en un grupo humano, solo puede ser comprendidos y metabolizados por otro grupo. 4

Segunda Viñeta:

Oscar realiza un despliegue interesante en relación al sonido, se interesa por la exploración de instrumentos armónicos, por el uso simultáneo de la voz, se interesa por grabarse y volver a escucharse y evoca diferentes escenas de su cotidianeidad, contándome con palabras aquello que recuerda en sesión luego de escuchar o cantar música que elige .

Lo cruzo en los pasillos y demanda ser atendido o pregunta cuando voy a ir a buscarlo.

A medida que transcurren los primeros encuentros, observo que comienza a nombrar escenas relacionadas con otros pacientes (Oscar esta agrupado en otros espacios). Varía sus elecciones musicales cambiando la música de chiquititas por la cumbia, graba un cassette y se lo regala a una paciente que le gusta, y se repite la escena de pedirme que lo acompañe a diferentes espacios para saludar a algunas personas antes de subir al piso de internación.

Pensar esas variables hace que le proponga participar en un grupo en MT.

Aquí surge la dificultad de escucha ante sus pares, boicoteando sus elecciones sonoras y llegando a agredir corporalmente.

Este suma otro de los casos que convoca al equipo a pensar otras estrategias de abordaje.

Que ocurre con nuestra practica?, ¿Es lo mismo agrupar que convocar a participar de un grupo en musicoterapia?

Hasta hace unos años los espacios pensados como grupales y los criterios establecidos para estos, funcionaban como un engranaje más dentro del abordaje institucional.

Al incrementarse la demanda de niños y púberes con características similares a las de "Oscar", surgen dificultades en la inserción de estos a un grupo.

Un primer criterio a seguir fue agruparlos según su modalidad de relación con el otro.

Notamos que de esta manera se veía interrumpida la dinámica de escucha y expresión, generándose situaciones de agresión constantes en las cuales el rol de los musicoterapeutas coordinadores se tornaba insuficiente. Surgían a nuestro criterio grandes dificultades , a nivel de la coordinación .

¿Como intervenir frente a estos chicos?, ¿Como pensar en un espacio que logre continuarse en el afuera , sin ocupar un lugar de marginación?, ¿Como crear un espacio para ellos, en el cual los vínculos con los otros estén basados en el "juego" , en el intercambio, en la creación?.

Posteriormente a esto, empezamos a escucharnos entre los integrantes del equipo planteando diferentes dificultades para coordinar estos grupos. Había algo que no nos posibilitaba operar. Las quejas tenían que ver con el cansancio, con el caos, con la no producción grupal, con los tiempos. A partir de aquí surge como interrogante, la dinámica que acontecía en estos encuentros y nuestro rol como coordinadores.

Cuando pensamos el abordaje de un proceso terapéutico en psicosis, estamos hablando de tiempos prolongados y de una fina y minuciosa espera, sostén y acompañamiento hacia ese niño, para que de a poco puedan ir surgiendo esbozos e intentos de reconocimiento de un otro. Entonces, estamos hablando aquí de una intervención sobre la estructura. Intervención que apunta a esos primeros momentos donde algo sucedió para que este niño quede ubicado en un lugar interferido hacia un otro.

Creo que este, fue uno de los primeros puntos de obstáculo para diferenciar en el trabajo con estos otros niños, que si bien tienen una problemática importante y se encuentran en situación de riesgo, su estructura no es del campo de las psicosis.

Y ahí volvemos al dispositivo. La institución fue y es pensada para, en este sentido, otro tipo de problemática. Lo interesante es, que si bien, estamos en camino de reformulación y modificación en cuanto al dispositivo, la estructura es tan imponente, que manejamos supuestos tales como: "no hay diagnóstico para estos chicos" o " no hay medicación para ellos". Sabemos que tanto el DSM IV como el CIE 10 incluyen la categoría de Trastorno Disocial. Dos modalidades de clasificación Psiquiátrica con las que la institución se maneja a diario y desde hace mucho tiempo.

Entonces, ¿Qué es lo qué ocurre para que nos neguemos a ver a estos chicos que actualmente ocupan un número relevante y significativo de camas en internación o mejor dicho, cómo los estamos viendo?.

Nos preguntamos sobre el tipo de espacio, y es ahí que surge la idea de una dinámica de taller. Taller como un espacio para jugar, aprender y hacer con otros afianzando la propia identidad. 5 Y porque seguimos pensando que la mayor riqueza para la elaboración de las diferentes problemáticas que puede presentar un niño que es víctima de quiebres inherentes al sistema y al contexto social, es desde la producción grupal.

" (...) Es dar lugar a la creatividad como forma posible de expresión de la subjetividad. Es posibilitar que un niño, un adolescente, pueda decir de sí, a su Nombre. Es promover la creación de lazos sociales distintos a los que promueve la masa, para construir desde sí con otros. Será entonces salir del lugar de todos, del lugar común, del espacio anónimo a un espacio donde decir lo propio como unidad en la comunidad (...)" 6.

Instituir un espacio para que en lugar de un acto impensado, haya un acto que posibilite el cambio.

Siguiendo esta línea, se nos dificulta pensar los espacios sólo desde adentro. Las re-internaciones están tomando una frecuencia significativa, lo cual nos lleva a pensar si lo que podemos ofrecer en este momento es suficiente y a esto se suma el encierro al cual estos chicos son sometidos, para luego volver a repetir el circuito institucional, una vez que son derivados a otras instituciones o previas fugas, volver a ingresar al hospital, y así.

Es por esto que pensamos en espacios insertos en la comunidad, en interrelación con los espacios de la institución. Intentar armar puentes entre estos, con el fin de posibilitar la inserción de niños y adolescentes en espacios pertenecientes a la comunidad, con una estructura en red que permita más de una posibilidad u oferta y que nos garantice una continuidad en el tiempo.

Involucrarnos como agentes de salud en la creación y búsqueda de espacios posibles.

"A menudo vemos que nuestros intentos de arreglar las cosas sólo consiguen empeorarlas. Parte del problema es que al enfrentarnos con la red intrincadamente interconectada de la ecología global, nuestras facultades racionales y nuestras facultades sensibles son insuficientes para la tarea. La única capacidad de nuestra especie lo suficientemente poderosa como para sacarnos de este atolladero es nuestra imaginación de autorrealización. El único antídoto contra la destrucción es la creación" (...) Precisamente porque las posibilidades de una posteridad son tenues, ese arte es ahora más relevante que lo que jamás ha sido".7

Notas

1 "Epidemiología, Psicología y Sanitarismo". E. Saforcada. Pág. 37.

2 Minujin, Alberto en Educación y Situación de riesgo, SeDeBA, Cuadernillo 3, pág. 8, Sindicato de Educadores de Bs. As. Integrantes de la red nacional de participación y compromiso social.

3 " El dispositivo grupal". Ana María del Cueto y Ana María Fernández.

4 "Psicodrama Analítico. Su historia. Reflexiones sobre los movimientos franceses y argentinos ". Eduardo Pavlovsky.

5 "Textos del Alma Prevención y Psicoanálisis". Lic. Cecilia Lazzari. Fundación Catalina. www.fundacióncatalina.org.ar

6 Idem 5.

7 Free Play. La importancia de la improvisación en la vida y en el arte. Stephen Nachmanovich. Ed. Planeta. Bs. As.. 1991.

BIBLIOGRAFIA

* EDUCACION Y SITUACION DE RIESGO, Cuadernillos I, II y III. SeDeBA, Bs. As., 2001

* Anuario Clarín 98/97, tomado del INDEC, Encuesta Permanente de Hogares (en Educación y Situación de Riesgo, Cuadernillos I,II y III. SeDeBA, Bs.As., 2001)

* DSM IV, F91.8 TRASTORNO DISOCIAL (CONDUCT DISORDER) [312.8]

* SALUD MENTAL EN El MUNDO. Problemas y prioridades en poblaciones de bajos ingresos. Desjarlais, R., Einsenberg, L y otros. OPS, oficina regional de la OMS, 1997.

* Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina. Bs.As., Marzo, 1998, Vol. 44 Nº1.

* Manuscrito T. Dpto de Doc. e Investig., Asoc. de Profesionales, Año 5, Nº8, HTAL INFANTO-JUVENIL "DRA. CAROLINA TOBAR GARCÍA", Bs. As., OCTUBRE, 1999.

* LEY DE SALUD MENTAL, LEGISLATURA DE LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BS.AS., 27 DE JULIO DE 2000, INTERNET.

* LA TRANSPARENCIA DEL MAL, J. BAUDILLARD.

* EL "FACTOR HUMANO " EN LA SALUD PUBLICA. Una mirada psicológica dirigida hacia la salud. E. Saforcada y otros, Proa XXI, Bs.As., 1998.

* Salud Mental. Una propuesta de prevención permanente. M. Materazzi, Paidos, Bs.As., 1991.

* Free Play. La importancia de la improvisación en la vida y en el arte.  Stephen Nachmanovich. .

* Memorias del calabozo. Rosencof, M, Fernández Huidobro, E. Pazcuaro Editores. Argentina, 1998.  

* Revista del Hospital de Niños Nº 40. Buenos Aires. 1968.

* CIE 10

* Revista Salud Problema y Debate. Año 10. Nº 18. El niño y la tribu. Ana M. Fernández. Bs. As. 1998.

Volver al sumario de Fort-Da 6

Volver a la página principal PsicoMundo - La red psi en internet