Es innegable que entre el psicoanálisis y la literatura hay múltiples enlaces. A pesar de ello, eso no suele ser un tema habitual de abordaje conceptual. Hacerlo, es una tarea vasta y difícil, que excede el marco de la presentación de ésta sección.
Pero tomemos, al menos, algunos tópicos: Freud recomendaba leer, para la formación de noveles psicoanalistas no solamente sobre psicoanálisis, sino a los grandes clásicos de la literatura, (consideraba que la cultura general formaba parte también de la formación de un analista); ya que atribuía a los poetas la facultad de revelar poéticamente, las verdades de la vida humana. (Recordemos que el solía citar en sus escritos, frases del Fausto de Goethe, su libro favorito de su autor favorito).
Como comentario personal considero que un escrito psicoanalítico, si además está bien escrito, es más interesante de ser leído (lamentablemente, esta costumbre abunda poco dentro del mundo de los psicoanalistas, en donde se suele poner más el acento en lo teórico-técnico que en lo estilístico). Siguiendo a Freud, también podemos ubicar a la literatura como un acto sublimatorio; es decir, uno de los posibles destinos de la pulsión (además de la transformación en lo contrario, la vuelta sobre la persona propia y la represión); que Freud prometió desarrollar en un artículo que jamás se conoció.
Sin embargo podemos reconstruir algo de su pensamiento respecto a la sublimación, a partir de otros escritos como "El moisés y la religión monoteísta", o "Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci" , entre otros. Es decir que por un lado tenemos a la literatura como un modo de ligar lo pulsional. También, la escritura toca el tema de la constitución subjetiva, en tanto las inscripciones lógicas necesarias que van propiciando los momentos instituyentes del sujeto. Ya desde una perspectiva más lacaniana, sabemos que el sujeto adviene en un universo significante. El sujeto del inconsciente se produce por efecto de la combinatoria significante y , por tanto, la lengua es la característica propia del parlêtre. Por otro lado, podemos tomar a la literatura en su valor ficcional, en tanto el recubrimiento o velo de la castración. Como vemos, a medida que hablamos de la cuestión, el tema se ramifica y diversifica, y su vastedad nos pone un límite a estas breves palabras.
Sin embargo este somero punteo de temas vaya como breve mención a algunod de los temas que tratan la mayoría de los artículos de la presente sección: salvo el de Rebeca Krasner "Taller literario, Una historia debida", que describe la experiencia de un taller literario en un hospital de día, y el de Elena Goldín "Proyecto para un taller literario con niños ciegos", que describe esta conmovedora experiencia (ambos trabajos están más cerca del concepto de sublimación anteriormente mencionado).
El artículo de Raquel de Maestri "La función del velo" trata, justamente la función del velo en tanto lo que recubre, y a la vez devela, la castración, articulándolo con el caso Juanito y con el cuento "Casa tomada" de Julio Cortázar.
Paula Levinsman aborda la temática de las fobias en relación a lo ficcional y los cuentos infantiles, en tanto como ella cita "construir una tentativa imaginaria contra lo terrible y lo indecible" en su artículo "El cuento, otro modo de decir". Temática similar trabaja Silvia Frattini en su escrito "La función de la pregunta o los ojos del dragón". Allí, un cuento de Stephen King le sirve de apoyo para hablar de la pesadilla y de lo siniestro, como aquello familiar que ha sido reprimido y retorna como extraño, no-familiar y atemorizante.
El trabajo de Vicente Battista "El viejo miedo que nos protege", recorre todas estas cuestiones, más desde una óptica literaria que desde el psicoanálisis, lo cual es una invitación a pensar y conceptualizar nosotros mismos tomando su escrito como disparador.
Entonces, amigos, los invito al placer de la lectura.
Diego Soubiate
Consejo de Redacción Fort-da.